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THOMAS L. WHIGHAM
  EL COMERCIO CORRENTINO: DESAFÍOS (Obra de THOMAS WHIGHAM)


EL COMERCIO CORRENTINO: DESAFÍOS (Obra de THOMAS WHIGHAM)

EL COMERCIO CORRENTINO: DESAFÍOS

Obra de THOMAS WHIGHAM


Corrientes aparentaba ser apenas una sombra de su vecino del norte. El Paraguay tenía una abundante fuerza laboral sedentaria. Al carecer de adecuada mano de obra, Corrientes no podía sostener un comercio en gran escala por sí misma y tenía que depender de los caprichos de los comerciantes de Buenos Aires y el Paraguay. Debido a esa posición desventajosa, Corrientes siempre dependió de las fluctuaciones del mercado en los puertos de río abajo. Todo eso explica porqué en Corrientes el comercio tomó un aspecto político tan intenso a fines de la primera década del siglo XIX.

Juan José Fernández Blanco era un líder dudoso de los intereses autonomistas de Corrientes. No obstante, este prudente gobernador tuvo un récord de éxitos dignos de emulación. Sus hábiles negociaciones con Francia abrieron el tráfico de Pilar. Convenios similares con otras provincias del litoral, especialmente el Tratado del Cuadrilátero de 1822, fijaron las bases de un comercio libre de obstáculos sobre el Paraná y permitieron restituir las propiedades correntinas que habían sido expropiadas por Ramírez.

Fernández Blanco actuó invariablemente a favor de la misma élite de comerciantes y terratenientes que dominaba la economía provincial desde tiempos coloniales; como ellos, él era un conservador que rechazaba muchos de los cambios habidos desde 1810. Aunque no pudo hacer nada para detenerla, repudiaba la progresiva militarización en las provincias del sur. No obstante, trató de mantener buenas relaciones con todos los grupos, especialmente con Buenos Aires. El suyo no era un régimen de facto y a pesar de poseer experiencia militar, tampoco era un caudillo. Fernández Blanco fijó un estilo de administración eficiente en Corrientes, que perduró hasta fines de la década del 1830, hasta mucho después que expirara su mandato de tres años.

En los asuntos comerciales, Fernández Blanco era casi tan mercantilista como Francia: prohibió las exportaciones de metálico a partir de 1823 e impuso severas multas a los contrabandistas. (Decreto de Juan José Fernández Blanco, Corrientes, 8 de mayo de 1823, AGPC-CO 1823, legajo 18.)

Sin embargo, la interpretación que el Gobernador tenía del mercantilismo era más laxa que la del Dictador. Siguiendo la tradición española, Francia apoyaba los monopolios del Estado (como el de las maderas de construcción) e imponía estrictos controles fiscales sobre todas las importaciones y exportaciones. La visión de Fernández Blanco estaba más orientada hacia el crecimiento, insistiendo en la protección a las industrias locales por medio de altos aranceles. Él afirmaba que, sin esa intervención, Corrientes tenía pocas posibilidades de enfrentar la competencia extranjera en los mercados de las provincias de abajo.

Fernández Blanco legó esta visión proteccionista a su sucesor, Pedro Ferré (1788-1867), quien a su vez la convirtió en piedra angular de su política de proteccionismo en el Plata. Hijo de inmigrantes catalanes, Ferré evitó el camino usual por medio de la milicia colonial- de llegar el poder. Ascendió gracias a la industria local de astilleros, contrajo un matrimonio ventajoso y hacia la década de 1820 compró uno de los astilleros más grandes del Alto Plata.

Su trabajo como maestro de ribera le permitió acceder a la élite de comerciantes de Corrientes, que lo reconocían como su influyente portavoz. También atrajo la atención de Fernández Blanco y gracias a su patrocinio, el congreso provincial eligió gobernador a Ferre en 1824. Finalmente logró gobernar durante tres períodos: 1824-1828, 1830-1833 y 1839-1842. A su vez, Ferré representaba los intereses de los comerciantes, ganaderos y artesanos de la provincia. Simbolizó la oposición del Litoral a la política de Buenos Aires. Sus esperanzas de alcanzar la modernización de Corrientes se expresaban curiosamente en una mezcla de elocuencia, irritabilidad y terquedad que rivalizaban con las del Dr. Francia. (Pedro Ferré, Memorias del brigadier general Pedro Ferré, octubre de 1821 a diciembre de 1842, 2 vols. (Buenos Aires, 1921) en pássim; Manuel Florencio Mantilla, Estudios biográficos sobre patriotas correntinos, (Corrientes, 1986, reimpresión), pp. 32-47.)

Ferré adoptó una postura firme en favor del proteccionismo. Comprendió que Corrientes nunca podría contrarrestar las tremendas ventajas de Buenos Aires en el comercio de ultramar. Sin embargo, en el comercio de mediana distancia propuso una vía distinta: limitándose de algún modo la participación extranjera en el mercado porteño, Corrientes y las demás provincias del Litoral podrían proveer a Buenos Aires de mercaderías producidas localmente; pero tan importante cambio económico sólo podía realizarse por medio de aranceles agobiantes. Para aquellos consumidores que protestaban por la escasez y los precios altos debido a tales aranceles, Ferré tuvo una respuesta contundente:

Aunque indudablemente un corto número de hombres de fortuna padecerán, porque se privarán de tomar en sus mesas vinos y licores exquisitos [...] Las clases menos acomodadas no hallarán mucha diferencia entre los vinos y licores que actualmente beben, sino en el precio y disminuirán su consumo-, lo que no creo ser muy perjudicial. No se pondrán nuestros paisanos ponchos ingleses; no llevarán bolas y lazos hechos en Inglaterra; no vestiremos la ropa hecha en el extranjero y demás renglones, que podemos proporcionar; pero en cambio empezará a ser menos desgraciada la condición de pueblos enteros de argentinos, y no nos perseguirá la idea de espantosa miseria y sus consecuencias, a que hoy son condenados. (Pedro Ferré a José María Rojas y Patrón. Santa Fe, 25 de julio de 1830, citado en Ferré, Memorias, 1:374; ver también Ferré al Gobernador de Córdoba. Corrientes, 13 de abril de 1832, AGN X-5-7-2.).


Jamás calculó cuánto respaldo tendría este argumento en las provincias de abajo. Los comerciantes y ganaderos de Buenos Aires habían ganado mucho con la política de libre cambio de su gobierno, y pensaban que el alto costo de la producción haría insostenible el plan de Ferré; de todos modos, no debía abusarse del consumidor para promover el bienestar de los agricultores. Frente a esta oposición porteña, Ferré no pudo lograr el respaldo nacional a su posición y fue finalmente condenado al fracaso.

Debe recordarse que el proteccionismo definía el pensamiento económico en muchos países en ese tiempo, tanto en Francia como en Estados Unidos, y es poco sorprendente que un gobernador responsable como Ferré buscara soluciones similares. Los porteños aprobaron de mala gana las medidas proteccionistas en 1835 y 1837, diseñadas para ayudar a los artesanos de la ciudad porteña y que sólo marginalmente beneficiaron al Alto Plata. Indiferentes desde el principio, los porteños hicieron poca diferencia en la práctica.


El proteccionismo puede comprenderse mejor como la expresión económica del federalismo provincial. Ferré también sostuvo otros principios federalistas, como la libre navegación de los ríos y la nacionalización de los ingresos de la aduana, que hasta entonces había sido controlada solamente por Buenos Aires. Él se preguntó con toda justicia, si tales políticas servirían a los intereses nacionales. Los federalistas de Buenos Aires lo vieron de modo distinto y se negaron a cambiar políticas que pudieran debilitar sus propios privilegios.

Pese a sus esfuerzos, Ferré no pudo obligar a los porteños a que hicieran algo positivo al respecto. Siguió interviniendo en asuntos interprovinciales, y se unió cada vez más a los enemigos de Buenos Aires. Esto hizo que las élites de su provincia estuvieran en contacto regular con los liberales unitarios, individuos cuya decisión de promover el crecimiento orientado al exterior causó profunda impresión en los correntinos, quienes también comenzaron a pensar en términos de fronteras económicas ilimitadas.

La realidad fue bastante diferente. Corrientes todavía era una provincia pobre, con una población que llegaba sólo a 50.000 habitantes en 1828. (Manuel Florencio Mantilla, Crónica histórica de la provincia de Corrientes, 2 vols. (Buenos Aires, 1928-29), 1:226.)

El gobierno provincial nunca controló eficazmente las zonas rurales. Las frecuentes incursiones de los indígenas del Chaco; bandidos y desertores de varios ejércitos volvían precaria la presencia del gobierno en el campo. Por consiguiente, mientras que los mayores terratenientes vivían en la ciudad de Corrientes, los capataces y peones de sus haciendas vendían cueros, crines y sebo que entraban al mercado porteño de contrabando. Ni los ganaderos ni el fisco provincial se beneficiaban de esos procedimientos.

El resultado, como muestra la tabla 1.4, fue poco satisfactorio para Corrientes. A pesar de la regularidad del comercio de la provincia, Corrientes registraba cada año un balance negativo. La magnitud de este déficit puede ser explicada quizá por la alta incidencia de la re exportación al Paraguay, aunque los registros comerciales no indican esto. En cualquier caso, debido a que los déficits del comercio tenían que ser saldados en monedas de plata, había escasez de dinero metálico, lo que forzó a la economía de los distritos rurales a volver al trueque. (José Carlos Chiaramonte, "Finanzas públicas de las provincias del Litoral, 1821-1841", Anuario IEHS l (1986), pp. 159-197.)

Evidentemente ni la prohibición de la exportación de metálico ni la emisión de papel moneda hacían diferencia alguna.

Al igual que los consumidores de la provincia, el gobierno correntino resultó un claro perdedor en tales circunstancias. Los impuestos aduaneros solventaban casi el 70 por ciento de los gastos del aparato administrativo de la provincia y por eso interesaba a Ferré incrementar la exportación. Tanto él como sus asociados buscaron la solución en el proteccionismo.

Corrientes prohibió la importación de aguardiente (1829), prendas de vestir y calzados (1831), "mercaderías extranjeras", muebles (1832) y yerba mate (1833). (1) El gran volumen del contrabando pronto volvió ineficaces estas medidas; un año después de esta última prohibición, el gobierno correntino permitió otra vez la importación de yerba. (2) A la larga, el proteccionismo no funcionó en Corrientes, porque a diferencia del Paraguay, la provincia estaba en mayor contacto con el mundo exterior, y no se pudo prohibir la entrada de productos extranjeros.


Tampoco se pudo prohibir la permanencia de los comerciantes foráneos. De hecho, existía una considerable presencia extranjera en Corrientes. Cuando los hermanos Robertson establecieron sus negocios en Goya en 1810, sus actividades atrajeron considerable atención en toda la provincia. Dos décadas más tarde, los comerciantes extranjeros vivían en forma semi-permanente en algunos pequeños pueblos de Corrientes. (3)


(1) Registro Oficial de la Provincia de Corrientes (1821-1859), 8 vol. (Corrientes, 19291931) (ROPC) II: 358-359 (Ley del 20 de enero de 1830); III: 9-10 (Ley del 4 de enero de 1831). 105-106 (Ley del 29 de octubre de 1832); 187 (Decreto del l febrero de 1833).

(2) ROPC III: 223-224 (Ley del 20 de enero y 23 enero de 1834).

(3) Razones de efectos del inglés Diego Davison (vecino de Goya). 13 de enero de 1830, AGPC-EA 1830, legajo 28; el norteamericano John Hayes (vecino de Esquina). 17 de mayo 1831, y el inglés John King (también de Esquina). 28 de junio de 1831, AGPC-EA 1831, legajo 32. Cuatro franceses se hallaban viviendo en la minúscula Saladas en 1832 y otros tres aún en la más minúscula Mburucuyá. Estas dos aldeas ostentaban contar con comunidades extranjeras que incluían a portugueses, catalanes, paraguayos, santafecinos, ingleses y porteños. Ver Lista de Extranjeros residentes. Mburucuyá. 23 de julio de 1832. Saladas. 27 de julio de 1832. AGPC-EA 1832, legajo 35.


TABLA 1.4

EL COMERCIO EN EL RÍO PARANÁ, PROVINCIA DE CORRIENTES, 1825-43


Año// N° de buques que entraban a la provincia// Exportación  (en pesos)// Importación (en pesos)//  Diferencia

1825// s/d//  357.624// 172.239// -185.385

1826// s/d// 391.074// 258.322// -132.752

1827// 216// 385.411// 286.879//  -98.532

1828// 153// 196.801// 206.549// 9.748

1829// 176//  626.448//  411.203// -215.245

1830// 159//  462.934//  241.967// -220.967

1831// 177//  349.008//  322.287// -26.721

1832// 179//  426.243// 332.324// -93.919

1833// 118//  407.146//  374.831// -32.315

1834// 107// 394.952// 223.733// -60.219

1835// 138//  540.279// 455.808// -84.471

1836// 149// 399.967// 435.386// 35.419

1837// 140// 502.510// 350.183// -152.327

1838// 121// 308.640// 213.088// -95.552

1839//  56// 96.778// 64.221// -21.557

1840//  52// 387.990// 202.987// -185.003

1841// 102/ 397.076 // 314.175// -82.901

1842// s/d// s/d//  s/d// s/d

1843// s/d// 529.818// 227.098// -302.720


FUENTES: Capital introducido y exportado de la provincia de Corrientes, AGPC Expedientes Administrativos 1830, legajo 28, 1832, legajos 32-36; 1834, legajo 41; 1836, legajo 49; 1837, legajo 52; 1839, legajo 59; 1840, legajo 61, legajo 63; 1842, legajo 65; 1844, legajo 71; Registro Oficial de la Provincia de Corrientes (ROPC) L429,11:220, 33. IIIA34-35.


En 1830 el gobierno provincial, deseoso de "incrementar el número de comerciantes" en las ciudades ribereñas del Paraná, autorizó el ingreso de extranjeros en varias de esas localidades, incluyendo Bella Vista, que había sido fundada pocos años antes. (104) A pesar de la legislación que restringía las importaciones, las condiciones para los comerciantes extranjeros en Corrientes se tornaron favorables a mediados de la década de 1830, y algunos empezaron a solicitar la ciudadanía argentina. (105)

A la muerte de Francia en 1840, las dos regiones del Alto Plata habían adoptado posturas muy diferentes hacia el comercio. Ferré fracasó en sus esfuerzos por defender y expandir la economía correntina por medio del proteccionismo y en cambio, su provincia promovió la presencia de los comerciantes extranjeros. Al ir integrándose más a la economía del sur, Corrientes perdió autosuficiencia y fue menos capaz de contrarrestar la desintegración causada por las guerras civiles.

Por su parte, el Paraguay había logrado su independencia, pero permaneció aislado y xenófobo. El país contaba con una pequeña comunidad mercantil extranjera únicamente en Itapúa y Pilar; la élite rural, aunque sobrevivía, no se desarrolló como otras élites criollas del Plata. El Paraguay contempló la posibilidad del comercio externo de un modo más dubitativo y continuó considerando el reconocimiento político un requisito necesario para un comercio más abierto. Sin embargo, la nueva década del 1840 trajo muchos cambios.


NOTAS:

(104) ROPC 11; 359-356 (Ley del 22 enero de 1830). Con relación al establecimiento de Bella Vista, ver Hernán F. Gómez; Fundación de Bella Vista 1825 (Corrientes, 1925).

(105) Ver petición de Juan Achinelli, Italiano. Noviembre 1832, AGPC-EA 1832, legajo 36; y José Lopétegui, Vasco. 17 de junio de 1834, AGPC-EA 1834, legajo 43.


Fuente:

LO QUE EL RÍO SE LLEVÓ

ESTADO Y COMERCIO EN PARAGUAY Y CORRIENTES,  1776-1870

Obra de THOMAS WHIGHAM

Biblioteca de Estudios Paraguayos - Volumen Nº 75

Director: JOSÉ ZANARDINI ,

Colección Bicentenario a cargo de IGNACIO TELESCA

Biblioteca de Estudios Paraguayos

CEADUC – CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS

DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA "NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN"

Página web: www.ceaduc.uca.edu.py

Asunción – Paraguay, 2009 (372 páginas).






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