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"¡Yo no digo mi cantar sino a quien conmigo va!
Romance del Conde Amaldos
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1
¡Es tan sutil, tan quebradiza/ hebra fina, dorada,/ el amor que te llevo/ en las entrañas!/ Si es tan fuerte el amor/ como la muerte./ ¿Por qué no muero ya/ para que ame/ vívido para siempre?
2
Déjame estar contigo,/ déjame/ sólo un momento./ Quiero decirte/ que te quiero./ Una vez más,/ un susurro, un impulso:/ ¡que te quiero!/ Tú me dirás,/ espero en vilo,/ tú me dirás/ que sí -mi anhelo-/ Tú me dirás ¡que sí / y quedaremos/ ya juntos para siempre./ Juntos en el amor/ sin celos.
3
Acércate./ La hora de la aurora/ es el momento/ de emprender la jornada./ Tengo miedo:/ tú lo sabes./ Deseo unirme a ti./ Te doy todo lo mío./ Tú me aportas/ las grandes exigencias/ de tu vida entregada/ que me incita a ser más./ Los dos, con cuánto anhelo,/ andaremos la jornada./ En la noche, el cansancio,/ nos daremos la mano/ para esperar tranquilos/ la alborada.
4
Me voy, te llevo./ Tú quedas, me posees./ Unión incorporal, perenne./ Estar en otro sitio/ y vivir siempre allí,/ con la memoria enajenada/ por la alegre corriente/ del amor hacia ti.
5
Estás ahí, aquí, conmigo./ Estoy aquí, ahí, contigo./ Tú siempre./ Yo contigo./ ¡Qué dulcedumbre de presencia!/ ¡Qué hálito sutil de cercanía!
Aquí, ahí,/ por siempre./ Estar aquí, ahí, contigo./ Estar ahí, aquí, conmigo/ y dulcemente sentirlo.
6
Esta palabra amor;/ y yedra./ ¡Qué misterio!/ ¡Germen de vida/ y prometida floración!/ Y la insidiosa yedra oscurecida/ que brota de tu seno/ y sube y sube y te ahoga/ sin fin./ ¡Amor, mata la yedra!
7
Cuánto dolor encarna esta agonía,/ cuánto profundo abismo de tristeza./ Nunca sabrás por qué me muero solo:/ nunca llegaste hasta mi puerta./ Y yo la abría ansioso, te invitaba/ y tú pasabas, displicente, lejos.
Nunca sabrás por qué me muero solo./ Siempre tu andar de prisa, lejos./ Acumulando año tras año/ las distancias,/ de tu vacío muero.
8
Acércate ya a la puerta/ mira y pasa./ Siempre la tengo abierta/ y ya sabes que es tu casa./ Desde aquella tristeza/ ¿para qué cerrarla?
9
Alzate de la tumba de la angustia:/ ha pasado el invierno/ y el amor primavera te convida/ a gozar del buen tiempo./ Despójate del antifaz/ que oculta tus sentimientos./ Surja la savia/ que renueve el encuentro:
10
El camino que a ti me lleva/ es duro y empinado./ Tú lo sabes./ No es fácil para mí/ doblar la esquina de tanto impedimento./ Tú me trajiste al mar/ y yo no puedo nadar/ hasta tu puerto.
Por una rosa, un día,/ que se abrió en el alba,/ me destrozan los cardos/ y un día y otro día.
/ Yo sigo porque siento/ la atracción de tu ser que me convida/ a ser tu compañero.
Ese camino, tu camino, adelántalo tú, primero.
11
¿Qué deseas de mí si ya me tienes?/ ¿Qué fuerza en ti me dobla/ a la atracción de tu mirada? / ¡Ah! confundirme ya, no más,/ ahora,/ en ese mar de amor que me anonada!/ Ser tú,/ ya siempre.
12
Hecho de barro deleznable/ el fuego me ha fraguado/ y puedo/ saciar tu sed, humilde cántaro./ Puedo/ llenarme con fragancias/ y perfumar tu carne./ Puedo/ atesorar el vino/ de lagares cerrados./ Puedo/ conservar el amor de tu mirada/ en el cuenco del alma/ y derramar amor,/ cuando rebose,/ hacia vacíos cántaros.
13
Acógeme en el seno de tu amor,/ allá, en el centro/ inmaterial, ardiente/ de vivencias recónditas,/ apasionadamente./ Cierra en tus brazos ya/ mis posibles ausencias./ Ah, no dejarte más/ aunque me muera.
14
Yo recreo en mis ojos tu presencia./ Me deleita./ Y los cierro por dentro como un sueño./ Me sonríen./ Me aseguran que sí,/ que estás conmigo siempre,/ aunque en silencio.
15
Me desperté pensando en ti./ Llovía./ Y recogí unas gotas/ que pendían/ de aquel rosal que perfumó/ las breves horas de los pocos días.
¡Dios quiera que esas gotas/ hagan brotar otras rosas/ que duren toda la vida!
16
En el patio llovía./ En el jardín llovía./ El viento me arañaba/ la cara,/ más agrio cada vez./ Llovía./ Y me cayó la tarde/ sobre el jardín/ y sobre el patio./ Y en mi melancolía/ se introdujo la noche/ espesa, fría./ Y se incrustó en mi alma,/ sola, sin tu compañía./ ¡Qué larga es esta noche,/ que dura todavía!
17
Tu ausencia convidaba/ a mis desvíos./ Tu ausencia adormecía mis impulsos/ y hallé la rosa que ofrecía/ olorosa, el viandante./ Quise aspirar fragancias/ exóticas/ y me perdí./ Me hartó el perfume/ de mórbidas esencias.
Vengo a pedirte/ tu dulce, quieta, serena/ presencia.
18
Estar, así, contigo,/ en la penumbra de una tarde quieta./ Sosegado./ Decir tu nombre,/ modelar tu nombre/ y dejarlo en suspensos/ en cada sílaba./ Gozar de tu presencia/ en un suspiro sólo,/ inconfundible.
19
¿Qué puedes ofrecerme/ ya que así me convidas?/ ¿Y cómo despegar las señales antiguas?/ Me das tu vida entera y no la quiero./ Tu vida traspasada/ de la ansiedad de vida/ no me agrada./ Yo quiero ese minuto intenso,/ aunque, mañana,/ me dé vértigo el vacío./ Yo quiero... no sé si mi querer,/ al fin, será no querer que me quieras,/ que me dejas esclavo/ de quererte./ O vivir el vacío esclavizado,/ de la muerte.
20
Durante toda la noche/ surgió de la fuente el agua,/ surtidor de claridades./ Era en medio de la noche./ Toda el agua se esparcía;/ el agua se derramaba/ en un desierto infinito./ El sediento/ suspiraba por falsos espejismos./ El agua, el agua fluía./ Alguna cierva anhelante/ ha de abrevarse, un día.
21
De tu fuente fluían los suspiros./ Los ayes se perdían en hilillos sutiles/ por el musgo del soto,/ junto al sauce se iban./ El sauce, en su ramaje/ producía la queja inacabada/ de tu anhelo./ Yo lo oía./ Y quedaba distante,/ distraído/ en otra sinfonía.
22
Un día, no sé cómo,/ todo fue sin querer./ Tal vez algún acaso./ Un día,/ tal vez fuera un descuido./ -¿y si fuera queriendo?-/ Un día,/ -¡era tan frágil!-/ Un día se cayó./ Bajé los ojos/ y no quise mirarte./ Se cayó./ Y miré por el suelo/ los menudos despojos.
23
Rompe el hilo de tu amarra/ que te deja tendido/ en la playa./ ¡Al mar, a la alta mar,/ todo velamen desplegado al alba!/ Con el viento alegre,/ avanza, avanza./ Hasta dónde, no importa./ Por fin estarás solo/ y en silencio el alma./ Libre para el deliquio/ del amor que te llama.
24
Quédate ya conmigo,/ no te alejes./ Me ha herido el corazón/ tu larga ausencia./ Cura mi llaga, ahora,/ dulcemente,/ con demorada presencia.
25
¿Por qué cerrar el camino?/ Quiero pasar adelante,/ llegar hasta tu casa/ y quedarme contigo./¡Déjame que adelante/ no lo impidas,/ porque debo llegar./ Yo quiero estar contigo?
26
Sigue tu puerta cerrada./ Yo rondaré tu casa./ No llamaré a tu puerta./ No quiero que al abrirla/ me la des en la cara.
Yo rondaré tu casa,/ atisbaré;/ y alguna vez, acaso,/ podré verte/ desde alguna ventana./ Alguna vez, espero,/ me encenderá tu cara.
27
En este invierno frío y dolorido,/ en que me hielo tristemente,/ déjame entrar,/ soy tu mendigo./ Atizaremos el fuego/ que se quedó dormido/ en la ceniza del tiempo./ Tengo frío./ Entre los dos, la llama,/ al calentar el pan,/ ahuyentará el olvido.
28
Era el atardecer./ Dulzura, paz, sosiego./ El silencio murmura./ Intimidad./ Fuera, ajetreo./ Así la vida fluye/ en amor deseado./ La imagen de ti mismo/ se agranda en el espejo,/ que ilumina las horas.
Cumplido ya el deseo,/ en el atardecer,/ si tú conmigo,/ quedo.
29
¡Amar a todos y quedar/ tan solo!/ Corazón desbordante./ Un pozo/ mana a raudales/ los tesoros/ de amor inagotable/ y ardoroso.
Indiferente, y a su vera,/ mi desidia/ se reseca./ ¡Tan distante el deseo,/ y el amor tan cerca!
30
Quiero darte el amor/ que me quema en las entrañas./ Mi vida para ti,/ cuando despunte el alba/ con la alondra./ Cuando caiga la tarde,/ lentamente,/ en silencio de pájaros,/ y en la noche de estrellas./ Sí, todo yo para ti./ Yo sólo en plenitud de entrega/ sin esperar ya nada/ en recompensa.
31
Dame un abrazo largo/ y silencioso./ Así podré seguir por el camino/ solo,/ aunque no cante el río./ Solo,/ por el camino oscuro, largo,/ solo, yo solo/ con tu abrazo.
Entonces se deshelarán/ los pájaros.
32
Estaba junto a ti,/ todo mi ser tendido,/ buscando tu sonrisa./ Siempre una noche aleve/ te ocultaba a mi vista.
33
La tarde está quieta/ con rizos de sol./ La tarde está quieta./ ¡Qué gusto los dos!/ Mi alma está quieta:/ reposa en amor./ ¡Qué bueno es amarte/ y el rosal en flor!/ El germen de vida/ que tú cultivaste/ me ha dado en silencio/ un tallo gigante./ - ¡Al huerto, hortelano/ que llegan hormigas/ por ocultos silos/ para hacerlo trizas!/ - ¡Estoy a tu lado,/ temeroso amigo!/ - Ah, ya, siempre, siempre/ quédate conmigo.
34
Estar aquí sentado/ y esperar./ ¿Qué espero?/ Tu presencia real, vivificante,/ tu tierna compañía,/ hecha más que de piel/ de sintonía./ Así los dos unidos,/ no sentir cómo el tiempo/ se aleja de nosotros/ y la flor se marchita./ Nos quedamos los dos/ llenándonos de vida.
35
Como cierva sedienta/ ¿correr y suspirar?/ ¿Y siempre así el anhelo/ descante?/ ¡Ya no, ya nunca más!/ Yo quiero ser./ Yo convertirme/ en la corriente misma/ que fluye de hontanar/ y a las honduras vuelve./ Manando vuelve,/ vuelve/ sin parar.
36
Ya nunca más correr./ ¡Beber!/ Estar ahí,/ en la embriaguez de la corriente,/ confundido en fluir./ Estar ya siendo para siempre/ el mismo borbotar/ sin fin.
37
¡Ah, cuándo será que pueda/ llegar a conocerte/ en la profunda esencia!/ Percibir hasta el último suspiro/ de la más fina punta/ en el hondón más tierno/ de tu alma./ Amarte, sí, amar tu yo,/ y reconocerlo/ en la dulce caricia de los ojos./ Descubrir tus caminos,/ tus vivencias,/ para alcanzar así tu ser entero/ y engolfarme en tu amor/ y allí perderme.
38
Ser tú, ser yo/ y no saber ya/ quién rige los destinos,/ el telar del ensueño./ Quedar así transido/ en una entrega que me da la vida./ La excitante aventura/ por los mares y puertos./ Cada mañana henchida/ de velamen de sedas./ Cada mañana/ renovados misterios.
39
Hoy vengo a ti/ vacío de mí mismo./ Nada tengo/ y te doy esa nada./ Llena tú el hueco de mi ser./ Llénalo de tu vida./ Así me quedaré ya siempre/ repleta el alma/ de tu riqueza trascendida.
40
Estar en la quietud de la penumbra,/ sentir el movimiento/ sutil de cercanía/ en aleteo diáfano./ Llegar y confundirse/ y vivir el silencio de la vida.
41
Ser ya quietud de arrobamiento,/ presencia perdurable./ Yo transido en el tiempo/ y tú perenne/ en fluir luminoso/ de estrellas siempre nuevas./ En ti ya siempre/ el abrazo que embriaga/ y me conmueve.
42
Te estoy buscando, amor./ Te busco/ y no te hallo./ ¿En dónde estás/ que no te encuentro?/ Quiero tenerte ya/ más que en la piel mudable/ en todo el entresijo/ de tu ser misterioso,/ apetecible./ Yo quiero el alma/ desde el hondón de ti mismo./ Quiero fluirme en ti/ entre riberas altas.
43
Esa corriente de amor/ que dimana siempre en ti,/ a veces soterrada,/ para hacerse buscar,/ yo la deseo/ y me sumerjo/ en anonadamiento/ por su cauce escondido./ Licuarme en ti,/ corriente quieta y abundosa,/ en oscuro silencio/ que me impulsa,/ riendo en las praderas/ con el sol luminoso.
44
Cuando toquen las doce/ debes partir./ No importa la raigambre,/ ni el gusto de seguir en la estacada,/ de seguir en el sueño./ ¡Hay que partir!/ Si amaneciera,/ ya sería muy tarde./ Hay un lucero aleve./ Con la aurora/ podrían sorprenderte./ Entonces vendrán todos los rayos/ a clavarte,/ y ya no nos veremos.
45
Para quien todo tuvo/ y nada tiene,/ ¿qué importa ya tener/ ni el mundo entre sus manos?/ La limpidez desnuda/ brilla,/ te posee y domina./ Rendido,/ nadie te puede asir/ más que tu alma./ ¡Si quieres, tú la das/ al amor!/ y cobras el aire/ de la vida,/ el de los altos álamos.
46
¡Qué misterioso es Amor!/ te mandé carta cifrada,/ y yo esperaba la tuya/ allá en el fondo del alma./ ¿Por qué caminos torcidos/ viene el amor? Es un hada/ que con su tenue varita
/ te toca el hombro y te llama.
Es el amor misterioso/ en una bella alborada/ que me invita a la aventura/ de una vida acompañada.
Los dos mirando a la vida,/ con una nueva mirada,/ los dos decirnos que sí,/ cantando a nueva jornada.
47
Me han dicho, Amor, que hoy no estás,/ que los desaires te aquejan,/ que recibes a diario./ Yo porfío en la llamada/ y ya ni siquiera contestas./ Aquí me quedo esperando/ que quieras abrir la puerta./ Si me consumo en amor,/ tuya será la pena.
48
Quiero que me juzguen loco,/ quiero lunático ser./ Por el amor que te llevo/ ¿qué me importa parecer?
Sin sol, sin luna, sin flores/ aunque no encuentre rendija/ estoy seguro que el sol/ lo tengo dentro y rebrilla.
49
Quiero mirarme por dentro,/ allá en el fondo del alma,/ allí donde te presiento./ Quiero sentir tu mirada/ velando sobre mi sueño,/ con una caricia de alas./ Podré decirte te quiero/ sin mentir en las palabras,/ hecho ya tu prisionero,/ bajo tus alas/ despierto.
50
Yo me perdí en el desierto./ Ya sin pan y ya sin agua./ Sólo arena, siempre arena/ calcinada.
/ Y de pronto lo vi, ágil, alegre./ - ¡Es él -corrí./ Pero pasaba./ - ¿A dónde vas? - le grité./ - Yo no me voy, yo vengo./ - ¡Yo creí que te marchabas!/ ¡Tanto busqué tu encuentro!/ - Vamos hasta el oasis./ - ¿Tan lejos?/ Para andar ese camino/ nada tengo./ - Si yo llevo en mi morral/ siempre buen alimento:/ pan y vino. En el oasis/ bajo palmas comeremos./ Y yo le dije tan sólo:/ - ¡Bueno!
51
El amor no busca el tiempo,/ es amor de cada día./ El amor no retacea/ y no hay metro que lo mida./ Puedo decir que te amo/ si empeño toda la vida./ Cada momento es eterno/ y goza el alma rendida,/ al confundirse en abrazo/ que más que abrazo es la vida/ que pasa del uno al otro/ en savia de amor fundida.
52
¿Qué pretendes de mí/ con tu silencio?/ Si también yo me callara/ te morirías por dentro. / Tú puedes darme un día/ todo lo que yo anhelo./ Bastará con que me digas:/ te quiero.
53
No tengo espinas en las manos;/ acércate ya sin miedo./ Ni mis dedos son garfios/ ni mis labios tienen veneno./ Guardas una congoja/ que te taladra el cuerpo/ ¿Por qué no me la cuentas,/ y te diré mis versos?/ Alégrate conmigo, vamos. / Conozco el vino y el perfume/ y la senda de los álamos/ en senderos de lumbre,/ cuando las hojas platean/ tenues de escalofrío.
54
No tengo amor de vaivén./ Yo te abro sin que llames/ y tú entras sin abrir./ Si te vas yo voy contigo;/ si me quedo tú no vas/ sin mí no puedes partir./ Y si alguna vez te escondes,/ sé que mi voz te persigue./ Y tu presencia lejana/ me estira en búsqueda ciega/ que llena de luz mi alma./ Y si yo no te hago caso,/ porque, a veces, soy así,/ como sé que tú me quieres/ sé que no has de partir,/ esperando mansamente/ que mi amor vuelva a surgir./ Tú me esperas anhelante/ apoyado en el pretil de ese pozo de mi alma/ hasta que vuelva a surgir.
55
- ¿A dónde vas tan de noche?/ - Voy a casa del amado./ - ¿Tienes que hacerte un reproche?/ - Sí, lo mucho que ha tardado./ - ¿Cómo vas con un barquito / para esa gran travesía?/ - Porque el amor es loquito/ y aun a nado llegaría./ - ¿Cómo te atreves a tanto?/ - Diré que estoy ya sin sueño,/ sin vida, con mil quebrantos/ y pues él es mi dueño/ bien me guarde entre sus brazos,/ - No temas, llega sin miedo,/ no temas, ¡si te he llamado!/ ya ves que te aguardo quedo. / ¡Más que tú lo he deseado!.
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Fuente: ANTOLOGÍA POÉTICA de
CÉSAR ALONSO DE LAS HERAS
COLECCION GRANDES POETAS PARAGUAYOS
© César Alonso de las Heras
© De esta edición: 1997, Editorial El Lector
Tapa: ROBERTO GOIRIZ
Armado: César W. Peralta Gaona
Tirada: 3.000 ejemplares
Hecho el depósito que marca la Ley 94
Impreso en el Paraguay
Asunción – Paraguay 1997
Amplio resumen de autores y obras
de la Literatura Paraguaya.
Poesía, Novela, Cuento, Ensayo, Teatro y mucho más.