¡TIEMPO AUSPICIOSO AQUEL... !
REPRESENTANTES DE LA SEGUNDA DÉCADA DEL SIGLO XX.
Por CARLOS R. CENTURIÓN
Tiempo auspicioso aquél de la segunda década del siglo XX. Desde 1912 la Nación vivía en paz. Reinaba la libertad dentro del orden. En 1918, en el Parlamento, comenzaba a perfilarse la vigorosa personalidad tribunicia de LISANDRO DÍAZ LEÓN.
Poco tiempo después, al lado de este joven orador, aparecieron dos émulos briosos, oradores también, escritores y hombres de cátedra: LUIS DE GÁSPERI y JUSTO PASTOR BENÍTEZ.
Los dos flamantes parlamentarios nombrados ocupaban sendas bancas al lado de JOSÉ P. GUGGIARI y MODESTO GUGGIARI, ENRIQUE BORDENAVE, MANUEL PEÑA, ROGELIO IBARRA, RODOLFO GONZÁLEZ, MANUEL RIQUELME, FEDERICO GARCÍA y otros, en el sector mayoritario del PARTIDO LIBERAL.
Dos o tres años antes habíanse iniciado en la prensa, en la tribuna o en la cátedra,
-. ANSELMO JÓVER PERALTA,
-. JUAN FRANCISCO RECALDE,
-. NARCISO MÉNDEZ BENÍTEZ,
-. JUSTO PRIETO,
-. RAMÓN V. MERNES,
-. FACUNDO RECALDE,
-. GUSTAVO M. CROVATO,
-. NÉSTOR EDUARDO RIVERO,
-. MIGUEL GONZÁLEZ MEDINA,
-. ROQUE A. GAONA,
-. GERARDO LAGUARDIA,
-. LUIS RUFFINELLI,
-. FRANCISCO RUFFINELLI,
-. DIONISIO BALBUENA,
-. PEDRO BRUNO GUGGIARI,
-. SATURNINO ROJAS,
-. FRANCISCO LUIS FERNÁNDEZ,
-. ALEJANDRO J. DÁVALOS,
-. ARILLO FRETES,
-. JULIO J. BAJAC,
-. NICOLÁS CÓPPULO y otros.
Como espíritus amables, florecían en este grupo
-. JOSEFINA SAPENA PASTOR,
-. SERVILIANA GUANES DE BRUGADA,
-. NATHALIE BRUEL,
-. ENRIQUETA GÓMEZ SÁNCHEZ y
-. FLORINDA VARGAS.
En el teatro ya había hecho sus primeras armas LEOPOLDO CENTURIÓN.
A éste le habrían de seguir
-. CARLOS FRUTOS,
-. PEDRO JUAN CABALLERO,
-. EUSEBIO A. LUGO,
-. JOSÉ MARÍA DE NESTOSA,
-. J. DEMETRIO MORÍNIGO,
-. FRANCISCO MARTÍN BARRIOS.
La enseñanza primaria se remozaba con la aparición de
-. VICTORIANO ARÁMBULO,
-. TEODOSIA RAMÍREZ,
-. J. ANTOLIANO GARCETE,
-. RAMONA ACOSTA DE MÉNDEZ BENÍTEZ,
-. EMILIANA BUTTELER DE YELSI,
-. PEDRO AGUILERA,
-. MARCELINO MACHUCA MARTÍNEZ y tantísimos más.
La docencia superior contaba con valores nuevos y selectos.
La novela tenía una joven figura en JUAN STEFANICH.
En el púlpito, sobresalía MANUEL GAMARRA.
La crítica la ejercía con autoridad, desde FÍGARO, ARSENIO LÓPEZ DECOUD.
En materia histórica comenzaban sus primeros ensayos BENJAMÍN VELILLA y J. NATALICIO GONZÁLEZ.
Cantaba la poesía lírica en el verso melódico de MANUEL ORTIZ GUERRERO y se escuchaba la admonición severa de LEOPOLDO RAMOS GIMÉNEZ en sus estancias doctrinarias.
La prensa, libre de ataduras dictatoriales, representada por EL DIARIO y EL LIBERAL, voceros del PARTIDO LIBERAL, gubernista; PATRIA, órgano del PARTIDO COLORADO, opositor; EL NACIONAL, diario de los liberales del llano, también opositor; LA TRIBUNA y LOS PRINCIPIOS, periódicos independientes y conservadores, ofrecían un espectáculo de lucha ciudadana, abierta y valiente. En las columnas de estos periódicos, en aquel tiempo, podían leerse nuevas firmas:
-. ANTONIO LÓPEZ CANALS,
-. ANTONIO ALONSO QUINTANA,
-. SILVIO A. VÁZQUEZ,
-. FAUSTO JIMÉNEZ PECCI,
-. CÉSAR LÓPEZ MOREIRA,
-. RAMIRO GONZÁLEZ,
-. SÉVER MARECOS,
-. JUAN S. CHAPARRO,
-. ISMAEL CANDIA,
-. JORGE BÁEZ,
-. RAMÓN P. MUÑOZ,
-. BLAS A. CABALLERO,
-. LUCIO Y RAÚL MENDONÇA,
-. F. ARTURO BORDÓN,
-. JOSÉ D. MIRANDA,
-. LUIS FELIPE DOMÍNGUEZ,
-. FERNANDO RIVAROLA.
Poco después de 1920, muchos de los citados habían de ingresar en el Parlamento, y otras figuras aparecerán en las tribunas populares, en la prensa y en la cátedra. Puede nombrarse entre los primeros a GERÓNIMO RIART, PASTOR GIMÉNEZ y TOMÁS SALOMONI, y entre los últimos a CELSO R. VELÁZQUEZ y JUAN VICENTE RAMÍREZ.
Entre los profesores normales deben ser citados también, con justísima razón, PEDRO AGUILERA, nacido en Itacurubí de las Cordilleras, y a quien se debe, además de las enseñanzas que prodigó a la niñez de su región natal, con abnegación, suficiencia y optimismo, el local de la escuela, que es su templo, y que debe ser bautizado algún día, por gratitud, con su nombre; RAMONA ACOSTA DE MÉNDEZ BENÍTEZ, oriunda de Pilar, educada en la Escuela Normal de la Asunción, y cuya dedicación a la cátedra no puede olvidarse como no la olvidarán quienes fueron sus alumnos; NATIVIDAD GALIANO DE FERNÁNDEZ, lambareña, cuya desaparición prematura restó a la cátedra un valor de positivos méritos; ISABEL LLAMOSAS DE ALVARENGA, de larga y proficua labor en la docencia, oradora magnífica, hoy radicada en Posadas; EMILIANA BUTTELER DE YELSI, asuncena, quien tiene en su haber treinta y cinco años de dedicación constante a los afanes escolares, y cuyo acendrado amor a la enseñanza debe servir de paradigma a las generaciones del porvenir; RAMÓN BOGARÍN, de Ypacaraí, director de la revista Ysoindy, MARCELINO MACHUCA MARTÍNEZ, profesor y poeta, que simboliza la voluntad puesta al servicio del bien, cualquiera sea el lugar y la época en que le quepa actuar; FEDERICO MEZA, apóstol de la docencia; ROSA VENTRE, incansable en la labor metódica y paciente de formar ciudadanos que puedan servir a la patria con dignidad y eficiencia; LUCÍA TAVAROZZI DE CODAS, noble obrera de la instrucción primaria, autora de compendios utilísimos para la enseñanza; CLOTILDE BORDÓN, guaireña, autora de textos escolares; LIDIA VELÁZQUEZ, CONCEPCIÓN GALIANO, ROSALÍA CANDIA DE VARGAS, JUANA CENTURIÓN DE MONGES, ELIDA UGARRIZA DE GAONA, son nombres que representan una larga tradición de labor ímproba y callada; AÍDA LEZCANO DE TRIGO BÁEZ, heredera del profesor Inocencio Lezcano por imperativo de la vocación y de la sangre, ocupa la cátedra de castellano; MARÍA RODIÑO, maestra por antonomasia; CLEMENTINA IRRAZÁBAL, la gran educadora encarnacena... ¡y tantos más! Pero pongamos punto final. En la silente y florida campiña paraguaya, cientos de maestros, diariamente, olvidados del mundo, cultivan las letras y preparan a los hombres del mañana. No es posible dar todos sus nombres en una obra como ésta. Mas, día llegará en que otros les rindan merecida justicia. Mientras llegue ese tiempo, sea este recuerdo en su homenaje.
Durante el gobierno del presidente Schaerer prodújose una subversión, el 1º de enero de 1915. Lo dirigieron Gomes y Luis Freire Esteves. El jefe militar fue el capitán Fidel Ferreira. El motín fue ahogado en sangre. Sus autores lograron escapar al extranjero.
El 15 de agosto de 1916, el presidente Schaerer hizo entrega del mando a Manuel Franco.
MANUEL FRANCO o el carácter, dice Justo Pastor Benítez, "podría titularse un capitulo de moral cívica para uso de nuestros institutos de enseñanza. Porque ese ciudadano, de llorada memoria, cultivó el carácter como la columna vertebral de su personalidad".
Nacido en Concepción, en el año 1871, educóse en el Colegio Nacional de la Asunción, donde fue alumno interno. En la Facultad de Derecho obtuvo el grado de doctor. Posteriormente dictó lecciones de moral y derecho usual en el Colegio Nacional y derecho civil en la universidad. "En su juventud cultivó con preferencia marcada la amistad de dos talentos: Blas Garay y Manuel Gondra, a los cuales permaneció siempre leal con la entereza un poco rocallosa de su carácter duro pero bueno.
"La dirección del Colegio Nacional dio relieve a su personalidad y la administración del Banco Agrícola reafirmó sus condiciones de hombre integérrimo y de funcionario capaz y honesto.
"Presentó en 1904 un meritorio trabajo que sirvió de base al actual plan de estudios del Colegio Nacional y que le tocó aplicar en sus comienzos. Paralelamente a este trabajo intelectual, el doctor Franco llevaba a nuestro primer centro formativa la verdadera disciplina, aquella que no se basa en el encierro ni en el castigo, sino en la alta alcurnia moral del dirigente y en la estricta justicia. El busto de Manuel Franco debe adornar las galerías del Colegio, en gratitud imperecedera de la institución a su mejor Director. Fue asimismo Rector de la Universidad Nacional. En el Banco Agrícola se desempeño con la honestidad proverbial de toda su vida.
"Después de esas actuaciones administrativas, el doctor Franco ingresa en la política activa. En 1908 fue Ministro de Instrucción Pública, miembro del Superior Tribunal de Justicia en 1910, senador desde 1912-1916, época en que ejercía al mismo tiempo la presidencia del Partido Radical.
"El ansia de cimentar la paz basada en la justicia, el deseo de una administración estricta y progresiva, la voluntad de imponer honesto manejo del dinero publico, y el alto prestigio moral y político de su nombre fueron las circunstancias que en realidad gestaron la candidatura presidencial del doctor Manuel Franco para el periodo 1916-20. Y en verdad que no defraudo las esperanzas de sus conciudadanos. Si bien su obra fue incompleta porque se vio interrumpida por el destino, dejo huellas profundas, iniciativas de aliento y el ejemplo de una magistratura ejercida con ejemplar dignidad. El doctor Franco fue el primer gobernante paraguayo que garantizo plenamente en la ley y en los hechos la libertad electoral".
La conflagración europea de 1914-1918 hallábase en aquel tiempo en su apogeo. Las consecuencias económicas de la misma empezaban a influir sobre la vida mundial. El Paraguay no podía constituir una excepción. La balanza de exportación favorecía a nuestro país. Cueros, lanas, artículos alimenticios, material para tejidos, tabaco, madera, etc., salían del Paraguay en cantidades apreciables. Este repunte momentáneo tonifico el tesoro público y elevo el nivel de vida ciudadano.
Con estas realidades auspiciosas, en un ambiente de paz, Manuel Franco – temperamento rudo, fuerte y rectilíneo, probidad sin sospechas, desinterés notorio y honestidad sin mácula –, hízose cargo de la primera magistratura de la Nación. Su gobierno fue una esperanza. Contó con el apoyo de la opinión pública. Se tuvo fe en su gestión e ilimitada confianza en sus procedimientos. Pero la muerte se lo llevo en la noche del 5 de junio de 1918.
Todo el pueblo paraguayo lloró sobre la tumba de Manuel Franco. Patriarca forjado en molde antiguo, su inesperada desaparición desvaneció posibilidades, tronchó esperanzas e interrumpió la realización de ideales de superación.
En enero de 1910, ENRIQUE L. PINHO y FEDERICO GENTILUOMO fundaron, en la Asunción, un bisemanario, al que dieron por nombre El Alba. El 5 de aquel mes y año apareció el primer número bajo la dirección de los nombrados. Era el vocero de los libre-pensadores del Paraguay. Sus primeros editoriales intitulados Al pueblo, ¿Nuestro programa? Pues allá va, Una enseña , Un símbolo, esbozaron los propósitos del periódico. Colaboraron en El Alba, además de los nombrados, Miguel Angel Soler, Pedro N. Torres y Zárate, Fermín Domínguez, Rafael Barret, Luis Rivarola M., Walter Brach Lux, Enrique Martín de Carvalho, Oscar Griot, Leopoldo Guido, Manuel Chari, Pedro Sayé, Manuel Fiorio, Francisco Montes, Manuel Vila, Angel Vázquez, J. E. Lajarthe, A Sussini Bruno, J. A. de Mendizábal, Luis Alvarez, Ovidio Rebaudi, Manuel Molano, Mariano Carmena, Ramón N. Olivieres, Belén de Zárraga, Federico A. Gutiérrez, Luis de Tapia, Teodoro Trujillo, Ramona Ferreira y Carlos Barreiro Pereira.
El bisemanario desapareció el 31 de diciembre de 1910. Pero el 21 de enero siguiente surgió, en su reemplazo, la revista El Alba, ilustrada y litografiada por Héctor Da Ponte. Esta revista tuvo muy corta vida. El último número vio la luz pública el 25 de febrero de 1911.
La simiente esparcida por El Alba fue fecunda. Años después, en 1918, se fundó en la Asunción una entidad cuyo propósito era realizar el programa ideológico trazado por aquel bisemanario. Así surgió la sociedad "Educación y Ciencia". La presidio Miguel Angel Soler, y fueron sus componentes destacados valores de la juventud intelectual de aquel tiempo.
"Educación y Ciencia" poseía un vocero llamado La Mañana. Su dirección se hallaba a cargo del presidente de la entidad y la redactaban varios periodistas, entre quienes figuraban Néstor Eduardo Rivero, Francisco L. Pecci, Juan Francisco Recalde y otros.
La Mañana sostuvo resonantes polémicas y la sociedad "Educación y Ciencia" se infiltró en todo el país, constituyendo comités en cada ciudad y pueblo del interior de la República. Propició conferencias y reuniones que agitaron profundamente la opinión pública.