Detalle de la batalla de Pikysyry,
una de las más fieras que soportó
el ejército paraguayo en la Guerra Grande.
YTORORÓ
Próxima a la extremidad septentrional de las colinas de LOMAS VALENTINAS, YTORORÓ es el nombre guaraní de un arroyo profundo de rápido curso que atraviesa, a una treintena de kilómetros al sur de SAN ANTONIO, una zona de colinas recubiertas de bosques por las cuales pasaba un camino que unía SAN ANTONIO a VILLETA y a LOMAS VALENTINAS. El terreno de esta zona toma la forma de una U con el río Paraguay en la base y un estrecho camino conduciendo al puente del YTORORÓ de gran altura lo que lo hacía fácil de ser defendido con los cañones livianos.
Ante el anuncio del desembarco brasileño, el mariscal López, que mientras tanto había recibido un refuerzo de 6000 hombres venidos del interior, envió en la noche del 5 al 6 de diciembre a BERNARDINO CABALLERO para ocupar el puente del YTORORÓ, único punto de pasaje de la zona, con 6 batallones de infantería, 5 regimientos de caballería y 12 cañones, haciendo un total de 3600 hombres a quienes se unió el coronel GERMÁN SERRANO con 1500 infantes en el curso de la noche.
El general ALEJANDRO GOMES DE ARGOLO debía atacar por el frente con una división, mientras precedidos por su caballería, 22.000 imperiales pertenecientes sobre todo al III cuerpo de Argollo, comenzarán el 6 a las seis de la mañana su marcha hacia Villeta donde fueron recibidos por los cañones del mayor Moreno, juiciosamente disimulados en una colina que dominaba el pasaje. Sospechando una trampa, Caxias ordenó al general MANUEL LUIS OSORIO practicaría con su caballería un rodeo a fin de copar la retaguardia de los paraguayos y al coronel FERNANDO MACHADO apoderarse del puente sobre el YTORORÓ.
Un primer ataque falló ante el fuego de los paraguayos, un segundo asalto en el que Machado encontró la muerte, permitió a los imperiales levantar el puente y apoderarse de 2 cañones, pero una carga de caballería de VALOIS RIVAROLA obligó a los hombres del coronel NIEDERAUER a abandonar el puente que solo habían conservado durante un cuarto de hora. Atacados muy de cerca por los paraguayos que los rodeaban por todos los lados, Niederauer y sus hombres terminaron por replegarse en desorden luego de un encarnizado combate de 4 horas, en el que el puente del Ytororó fue tomado y retomado en tres oportunidades.
Inquieto por las 1500 pérdidas sufridas por el III cuerpo donde ARGOLLO, gravemente herido fue reemplazado por el general HILARIO GURJAO, sin novedades de OSORIO quien se extravió en los esteros y recorrió 21 kilómetros en lugar de 10 para alcanzar el sector que le había sido asignado, Caxias hizo entrar en línea alrededor del mediodía a los 12 batallones del cuerpo de ejército de BITTENCOURT que formaba su reserva. Bittencourt se instaló a la cabeza de sus tropas que llegaron al alcanzar el puente, pero los artilleros de Moreno le causaron serias pérdidas y un cierto desorden comenzó en las filas imperiales. Viéndolo, Caxias abandonó su puesto de comando, les alcanzó y, luego de haber desenfundado su espada, se lanzó solo sobre el puente tratando de imitar lo había hecho NAPOLEÓN BONAPARTE en ARCOLE.
Su gesto aumentó el entusiasmo de sus tropas que lo alcanzaron, tomaron el pasaje y rechazaron a los paraguayos luego de haber capturado 6 de sus 12 cañones. Finalmente con refuerzos constantes de tropas frescas y por el elevado número de sus combatientes, los imperiales se apoderaron del puente. El desgaste de sus hombres no obstante entusiastas para continuar la resistencia y el anuncio de la próxima llegada de Osorio al campo de batalla, incitaron a Caballero a tomar al final de la jornada, la sabía decisión de retirarse hacia Villeta con los hombres y los cañones que le quedaban.
Victoria táctica de los paraguayos pero que no tendría más resultado que retardar la progresión de sus adversarios, la BATALLA DE YTORORÓ ha quedado en los anales militares de América del Sur como "LAS TERMÓPILAS PARAGUAYAS". Ella fue una de las más sangrientas si se considera el espacio restringido que tuvo por teatro: un puente de 20 metros de largo y 5 de ancho, en el centro de un valle de medio kilómetro de extensión. Los imperiales perdieron 2416 hombres de los cuales 136 oficiales, 369 muertos "con los coroneles Jacinto Machado, Acevedo y Guedes y Silva y 2047 heridos entre los que figurarán los generales Argollo y Maximiano Antúnez Gurgeao.
Los paraguayos deploraron 1116 pérdidas, 13 oficiales y 317 soldados muertos, 29 oficiales y 757 soldados heridos lo que representó el 20% y más de sus efectivos.
Los beligerantes rompieron contacto luego del combate. Caxias tomó la dirección oeste, donde, en el desembarco de Ypané fue alcanzado por las divisiones de caballería de Porto Alegre y de Mena Barreto y el 7 de diciembre comenzó a dirigir hacia el sur 21.000 hombres con 3000 caballos y 100 cañones que tomaron posición en orden de batalla en la llanura entre YPANÉ y POTRERO VALDOVINOS.
Por su parte y luego de haber reunido a sus comandantes para darles sus felicitaciones, lo que era raro de su parte, el MARISCAL LÓPEZ les hizo realizar una maniobra entre YTORORÓ y LOMAS VALENTINAS y tomar posición al pie de una colina en los bordes de la ribera izquierda del RÍO AVAY que atraviesa un valle encajado entre dos colinas de forma alargada.
El MARISCAL LÓPEZ le preguntó a BERNARDINO CABALLERO si le parecía posible luchar con ventaja en ese terreno, este después de consultar con su segundo el valiente VALOIS RIVAROLA y toda su oficialidad contestó que la posición era indefendible y que era más atinado hacer una retirada con tiempo, para que la gente a su mando pudiera servir de vanguardia a Lomas Valentinas.
El Mariscal consultó al coronel GERMÁN SERRANO, que se encontraba con él, sobre la respuesta de Caballero. Serrano le dio a entender que solo se trataba de una actitud de cobardía del jefe de la columna paraguaya.
LÓPEZ mandó decir a CABALLERO y RIVAROLA que si ellos no se animaban a hacer frente al enemigo en esa posición tenían otros jefes que harían sus veces.
El GENERAL CABALLERO contestó nuevamente al MARISCAL LÓPEZ, diciéndole que se habían interpretado mal sus palabras; y solo le había contestado la pregunta que le hiciera sobre las condiciones del terreno que ocupaba, pero por otra parte, tanto él, como todos sus oficiales y tropa eran capaces de esperar al enemigo y estaban perfectamente dispuestos a luchar hasta triunfar o perecer en el cumplimiento del deber.
En la posición elegida, sus tropas tomaron una disposición idéntica a aquella que habían tornado al iniciar YTORORÓ, es decir un semicírculo con la artillería en retirada hacia el centro y lo que quedaba de la caballería en las dos alas.
Pero si en YTORORÓ el terreno era accidentado y podía prestarse a emboscadas, no sucedía lo mismo delante del AVAY donde, a excepción de una pequeña colina sobre la cual los paraguayos se colocaron, el sitio era enteramente abierto y por ello podía fácilmente ser acorralado por un adversario seis veces superior en número y dotado de una artillería aún más poderosa.
Ejecutando órdenes de López, Caballero se instaló con 5600 hombres y 18 cañones en los bordes del vasto campo de pastoreo de Valdovinos donde recibirá el refuerzo del batallón que poseía su guarnición en Villeta. Colocó su artillería en el centro, sobre el eje de la ruta de Villeta para no exponerla a las cargas de la caballería brasileña e instaló sobre sus alas varias baterías de lanzacohetes y a sus escuadrones entre los arbustos, con el objeto de hacer más difícil toda maniobra de acorralamiento por parte del adversario.
AVAY
Al término de un período de observación del sitio, del establecimiento en 4 días y de una gran preparación de la artillería, Caxias atacó el 11 de diciembre a las 10 de la mañana, bajo una lluvia torrencial, con Mena Barreto y 1 división sobre su derecha, Osorio y el grueso de las fuerzas en el centro y Porto Alegre con 2 divisiones de caballería de 2500 hombres sobre su izquierda.
Bajo el fuego de la artillería paraguaya respondiendo a la enemiga, Osorio lanzó como una avalancha contra el puente del AVAY la división del general Cámara y tres batallones que, al igual que otros dos enviados como apoyo por Caxias, se debieron retirar en desorden más allá del arroyo ante la avalancha de tiroteo paraguayo y la carga del 8° Regimiento de Caballería del mayor BERNAL.
Antes de ser gravemente herido por un tirador solitario, Osorio llegó no obstante a reagrupar a los que se retiraban y a pasar al contraataque.
Caxias tomó entonces personalmente la dirección del II cuerpo del ejército y se movió en el momento en que Porto Alegre con 5000 jinetes y Mena Barreto con 12.000 infantes daban el asalto a las dos alas y a la retaguardia de los paraguayos. Totalmente acorralados, estos se formaron en cuadro alrededor de Caballero y combatieron con la energía de la desesperación, con bayonetas, sables, lanzas e incluso puñales llegando a rechazar el ala derecha enemiga hacia el arroyo mientras que los cañones de Serrano instalados sobre la colina hicieron vacilar a los asaltantes y los empujaron desde la colina hasta el camino. Un ataque de caballería fue igualmente rechazado por Caballero antes que Caxias diera la señal para un ataque final.
La totalidad de los imperiales se abalanzó sobre la colina hacia la cual Caballero y Serrano se habían replegado, entregándose durante una hora a la masacre de infantes paraguayos que continuaron luchando bajo el bombardeo con feroz energía y rechazando rendirse, así como 300 mujeres paraguayas que servían de auxiliares y que combatieron igualmente hasta el final de la carnicería que terminaría al crepúsculo. Solo doscientos hombres con Caballero, se abrieron paso cuando ya se encontraban rodeados, y VALOIS RIVAROLA que fue herido, consiguieron volver en pequeños grupos al cuartel general de ITÁ YBATE donde se les unirán luego numerosos prisioneros que escaparán a la vigilancia de sus guardias, combatiendo heroicamente al arma blanca y bajo una fuerte lluvia
El COMBATE DE AVAY fue, según el brasileño Octaviano Pereira de Souza el más violento y el más horrible de la guerra por la carnicería sangrienta en la que se convirtió. De los 5593 paraguayos que participaron en la titánica lucha, 3000 a 3500 resultarón muertos, 1000 a 1500 heridos fueron hechos prisioneros en su mayoría, entre los cuales los coroneles SERRANO y GONZÁLEZ y el Mayor MORENO como sus 18 cañones fueron capturados por el enemigo.
Las pérdidas imperiales fueron de igual importancia, en el orden de 4000 muertos, entre los cuales se encuentran los coroneles DE LIMA E SILVA (pariente de Caxias), NIEDERAUER, CUNHA y MIRANDA mientras que el mariscal OSORIO fue herido de consideración y los coroneles NERY y PEDRA figuraban también como heridos cuyo número es desconocido.
Luego de AVAY, los imperiales se reagruparon en VILLETA y sus alrededores hasta el 18 de diciembre. Caxias aprovechó ese respiro para hacer descansar a las tropas que habían perdido 7000 hombres en una semana, disolvió seis batallones totalmente diezmados y los reunió en una sola unidad.
CABALLERO, confirmado por el mariscal como jefe de la reserva móvil o de lo que de ella quedaba, se ubicó al oeste de ITÁ YBATÉ, sobre las LOMAS VALENTINAS donde los batallones y regimientos paraguayos fueron igualmente reorganizados.
López tenía sin embargo un doble frente para defender sobre la línea de 8 kilómetros que iba de las colinas de Lomas Valentinas a la plaza fuerte de Angostura; el primero contra los contingentes porteño y oriental repartidos a lo largo de la orilla meridional del Pikysyry, el segundo contra las tropas de Caxias instaladas al norte del arroyo. Él sólo disponía para mantener ambos frentes de 4000 hombres según Thompson o de 7 a 8000 según Centurión. Esta segunda cifra está más acorde a la realidad, pues la primera no englobaba a los 1000 hombres que habían hecho frente a los porteño-orientales hasta ese momento, ni a los defensores de Angostura.
El Mariscal decidió entonces crear al norte una vasta trinchera destinada a cubrir a los soldados opuestos hacia el sur a los porteños y orientales y para ese efecto, apeló a los últimos recursos humanos del país. Llegó así a procurarse de 2 a 3000 hombres, a menudo sexagenarios, o niños de 12 años que serán repartidos en dos categorías, los más aptos, que recibirán un fusil y una bayoneta, los otros una pala y una pica, pero ya no hubo tiempo para hacer construir una segunda línea continua de fortificaciones entre ITÁ YBATÉ y ANGOSTURA, cuya defensa había sido reforzada con la instalación de 6 cañones de 8 pulgadas y una pieza de 150 mm.
Los paraguayos se limitaron a reforzar con fosas las colinas próximas al cuartel general de SOLANO LÓPEZ, que repartió sus infantes sobre estas colinas, colocó sus grupos de caballería en los valles intermedios y detrás de las trincheras, los 40 cañones de los que aún podía disponer, incluido el precioso Witworth.
Rechazando examinar la hipótesis de la imposibilidad de resistencia de su línea de defensa, juzgaba la posición ofrecida por las LOMAS VALENTINAS como la más ventajosa, pues la sucesión de colinas cubiertas de naranjos y de pequeños bosques de árboles así como los vastos espacios libres que ellas ofrecían le parecían ideales para lanzar contra las tropas que operaban a pie contraataques por sorpresa a cargo de una caballería que tenía reservada en los repliegues del terreno.
ITÁ YBATÉ
Las pérdidas sufridas en YTORORÓ, AVAY, debido a los bombardeos y en las acciones menores, redujeron las fuerzas paraguayas a 4000 hombres, incluyendo los 1500 que mantenían la línea del PIKYSYRY.
Caxias estaba decidido a dar el golpe decisivo y, el 18 de diciembre, los imperiales retomaron su avance en dos columnas hacia el PIKYSYRY con MENA BARRETO sobre la derecha, en dirección a los pastos de POTRERO MÁRMOL sobre su izquierda con el general ANDRADE NEVES que, durante la noche, acampó a tres kilómetros de la colina ITÁ YBATÉ, transformada por THOMPSON en campo atrincherado con 40 cañones y abandonada por su población rural que se refugió en Angostura.
La jornada del 19 fue dedicada por los enemigos al estudio profundo del terreno, pero una lluvia torrencial les impidió todo movimiento pensado para el día siguiente.
El 21 a la mañana, luego de una preparación de artillería con 46 cañones de campaña, 12.000 imperiales se lanzaron al ataque, nuevamente en dos columnas, sobre su derecha JOAO MANOEL CÁMARA, sobre su izquierda con Neves y un elemento de Caballería venido de Villeta que entró en Potrero Mármol sin encontrar oposición y allí robó 3000 cabezas de ganado en el centro en dirección al Pikysyry.
LÓPEZ solo contaba con 3800 hombres y 42 cañones para oponerse, pues colocó 2000 hombres y 80 cañones sobre el Pikysyry y 750 hombres con 14 cañones suplementarios en Angostura. En su mayoría hombres mayores o inválidos, los paraguayos que se mantenían desde hacía dos meses en las trincheras barrosas y fétidas del Pikysyry donde sólo existía un simulacro de defensa, esperaban ser más bien atacados desde el sur por los porteños y orientales. Fueron entonces tomados de sorpresa, oponiendo a su izquierda y en el centro solo una débil resistencia y eliminados en su mayoría por medio de sables, bayonetas, aun cuando levantaban los brazos en señal de rendición.
Los pocos sobrevivientes llegaron a Angostura gracias a la enérgica resistencia ofrecida sobre la izquierda por el MAYOR SOLIS, héroe de la jornada, que luego de haber asegurado el salvataje y de haber preservado también lo que quedaba de la artillería, habiendo caído 21 piezas en manos del adversario, se replegara con sus hombres a ITÁ YBATÉ bajo las órdenes del mariscal.
NEVES, que sólo había dejado un mínimo de fuerzas en el Potrero Mármol y frente al Pikysyry, lanzó a comienzos de la tarde el ataque principal contra ITÁ YBATÉ.
Este ataque fue precedido por el bombardeo breve pero intenso de la posición por 500 cañones que en menos de una hora dispersaron más de 13000 granadas sobre los paraguayos sin causarles daños reales. El asalto lanzado consecutivamente contra una primera colina desató, de parte de los paraguayos, hasta el momento atrincherados silenciosamente, una descarga general de fusilería y la respuesta de su artillería, lo que produjo una desbandada en las filas de los infantes y jinetes brasileros, haciéndoles dispersarse en pequeños grupos hacia los bosques y perder el orden de batalla así como su potencia de choque. Era lo que esperaba López que había tomado en persona el comando de sus tropas al acecho en los bosques y entre las colinas que, a la señal dada por un cohete, aparecían detrás del enemigo en el momento en que escalaba una segunda colina.
CABALLERO entró entonces en acción con los escuadrones de VALOIS RIVAROLA, conservados en reserva en las cercanías del Cuartel General. Sus cargas repetidas, en las cuales Rivarola apenas repuesto fue mortalmente herido, y la lucha cuerpo a cuerpo iniciada por los artilleros paraguayos, terminaron por quebrar el impulso de los atacantes, que fueron expulsados fuera de las trincheras de ITÁ YBATÉ y de los valles y bosques aledaños, y empujados hacia la llanura de VILLETA a la hora del crepúsculo. La lluvia puso fin a las operaciones terrestres que se limitaron, hasta la mañana del 21 de diciembre, a duelos de artillería.
ITÁ YBATÉ fue para los imperiales, en el plano táctico, una derrota total, la más importante desde CURUPAYTY, que les costó 3969 pérdidas, entre ellas la del general ANDRADE DE NEVES, que resultó muerto. Caxias después del rechazo del 21 ya no pudo obrar por su cuenta, despreciando a las tropas de sus aliados.
La misma noche del desastre pidió urgentemente a GELLY Y OBES un contingente de infantería. Este con toda la guarnición de LAS PALMAS se incorporó el 22 a las fuerzas imperiales. Aquellos 9000 hombres de refuerzo fueron la salvación del abatido Duque.
Las fuerzas aliadas adoptaron el siguiente orden de batalla a la derecha los porteños, en el centro los orientales cisplatinos y a la izquierda los imperiales.
El MARISCAL LÓPEZ se sentiría tanto más satisfecho si se tiene en cuenta que estaba por recibir en su Cuartel General al general norteamericano MAC MAHON, último representante de una gran potencia que fuera acreditado ante su gobierno, luego de que el francés COCHELET fuera llamado por su país. Pero lo que él consideraba su Austerlitz era en realidad una nueva victoria pírrica. En ella había dejado toda su artillería y sufrido pérdidas humanas superiores a las de los imperiales, evaluadas en 8000 muertos, heridos o prisioneros, habiendo salido indemnes de la batalla solamente noventa hombres. Además de VALOIS RIVAROLA, resultaron muertos el coronel FELIPE TOLEDO que, a pesar de sus setenta y cinco años, había cargado a la cabeza de la escolta presidencial, y el comandante de la artillería VALLOVERA, mientras que los coroneles AVALOS, MONTIEL, ROLÓN, SOSA y VALOY fueron heridos y el coronel austríaco WISNER VON MORGENSTEIN, especialista de las fortificaciones y realizador de Humaitá, fue hecho prisionero. Las pérdidas paraguayas estarán lejos de ser compensadas cualitativa y cuantitativamente por la llegada, el 24 de diciembre, de 500 soldados provenientes de CERRO LEÓN, un regimiento de caballería y un batallón de infantería de Caapucú y algunos aislados del Ypoá, totalizando un refuerzo de 1700 hombres.
Después de la llegada de GELLY el Duque de Caxias se ocupó de la reorganización de su ejército. Horrible había sido el grado de mortandad en las filas imperiales. Numerosos batallones desaparecieron totalmente y otros fueron refundidos en uno, todo un cuerpo de ejército fue disuelto, quedando las tropas del imperio distribuidas en dos grandes unidades una al mando de MACHADO DE BITTENCOURT y la otra a las órdenes de LUIS MENA BARRETO.
El 24 de diciembre de 1868, los tres comandantes aliados dirigieron al mariscal López una carta conjunta por la cual entendían: "...cumplir un deber imperioso que la religión, la humanidad y la civilización les imponen...". Le intimaban a deponer las armas en las 12 horas siguientes con el objeto de detener el combate, haciendo recaer sobre él la entera responsabilidad de toda sangre derramada. En la víspera, el mariscal López había dejado todos sus bienes a Madame Lynch, por un testamento que fue confiado al embajador Mac Mahon esperando días mejores.
Profundamente alterado por los términos de la carta de los tres generales aliados, la leyó a sus colaboradores militares inmediatos que unánimemente declararon que "preferían mil veces la muerte antes que sufrir tamaña ignominia...". Luego de lo cual él respondió con una simple nota impregnada de la mayor dignidad, en la cual recordaba el esfuerzo de conciliación que había desplegado en vano en YATAITY CORÁ y concluía indicando que si bien se encontraba aún listo a aceptar discutir el final de las hostilidades sobre bases honorables para todos los beligerantes, no estaba por lo mismo dispuesto a aceptar una intimación a deponer las armas. Viniendo de alguien que prácticamente ya no contaba con hombres a su disposición y cuyo único futuro posible era morir en combate, esta respuesta estaba llena de grandeza y desconcertaría a aquellos a quienes estaba destinada. Principalmente Caxias, que estaba inexorablemente atado por las decisiones implacables del gobierno imperial con respecto al Paraguay, pues Gelly no tenía más preocupación que la de castigar a su enemigo por la disidencia de soberanía que Solano López había cometido hacia el grupo de los estados del Río de la Plata, mientras que Castro y su tan simbólico como valiente contingente no hacían más que seguir una política ventajosa para sus dos poderosos asociados.
En este trabajo de reorganización se pasaron los imperiales hasta el 25, Caxias instaló 500 cañones de grueso calibre contra las Lomas Valentinas.
LOMAS VALENTINAS
Los jefes aliados no tardarán en dar a conocer el seguimiento que ellos entendían dar a la nota del Mariscal con el ataque que lanzarán contra la cadena de colinas de Lomas Valentinas, próximas a Villeta y prolongación de aquellas de Itá Ybaté.
En las LOMAS VALENTINAS, los paraguayos dieron testimonio de un heroísmo superior todavía a aquel que habían demostrado desde el inicio de la guerra, pues todos los que eran capaces de mantenerse en pie y empuñar un arma combatirán como un solo hombre bajo la dirección personal de López.
El norteamericano MAC MAHON escribirá que en Lomas Valentinas "...como ningún otro pueblo ha luchado jamás por preservar a su país de la invasión y de la conquista...".
El mariscal Francisco Solano López había duplicado el número de sus batallones y sus regimientos reduciendo el efectivo de cada unidad. Contando con la guarnición de Angostura que recibió la orden de abandonar el punto fortificado, podía disponer solamente de 5000 infantes, 600 caballeros y 40 artilleros destinados a los últimos 11 cañones instalados en las colinas, soldados en su mayoría muy jóvenes o de edad avanzada y disponiendo de la dotación de municiones más baja desde el inicio de la guerra, instaló su línea de defensa principal sobre una colina de 1000 metros de largo sobre 500 de ancho con 2000 hombres, los más útiles y mejor entrenados para mantenerla.
En el momento en que la lucha iba a tomar cuerpo, el 21 de diciembre, los coroneles GILL y GOIBURÚ así como el DOCTOR STEWART, abandonaron el campo paraguayo y se refugiaron en una cañonera británica venida a repatriar a los agentes consulares del Reino Unido. Estas deserciones serán las primeras desde el inicio de las hostilidades en lo que concierne a oficiales de rango elevado.
En vista de la batalla decisiva, colocó a los dos contingentes aliados sobre su ala derecha, el II cuerpo del ejército de MENA BARRETO en el centro, el I cuerpo del ejército de BITTENCOURT en el ala izquierda y conservó en reserva el III cuerpo del ejército brasileño. Afirma CASABIANCA que el 25 de diciembre al alba, 46 cañones aliados dispararon en una hora y media más de 5000 proyectiles sobre las TRINCHERAS DE ITÁ YBATÉ, los paraguayos sólo replicaron moderadamente, pues una parte de su artillería había sido desmontada luego de un combate anterior y aún no se encontraba repuesta.
El bombardeo volvió a comenzar con la misma intensidad a las ocho, cuando los soldados de MENA BARRETO avanzaron contra las posiciones de la artillería paraguaya, instalada sobre las pendientes de las primeras colinas. Se apoderaron del cañón Withworth, pero debieron retroceder ante la intensidad del fuego enemigo y la lucha continuó a lo largo de la jornada sin acarrear modificaciones importantes en las posiciones recíprocas. La deserción del Mayor VALDOVINOS, durante la noche, permitió a los enemigos recoger preciosas informaciones sobre los puntos débiles del dispositivo paraguayo.
Si la jornada del 26 de diciembre fue tranquila debido a la lluvia, los aliados atacaron de nuevo el 27 a la mañana luego de haber lanzado en una hora 2400 granadas sobre ITÁ YBATE, en tres columnas de 8000 hombres cada una, dirigidas personalmente por Caxias. Al igual que en el anterior combate de ITÁ YBATÉ, los paraguayos que contaban en sus filas hasta con niños de 10 años, combatieron en pequeños grupos contra batallones o regimientos completos.
Superados por el número de sus adversarios, los paraguayos se reagruparon en un cuadro alrededor de CABALLERO en la cima de la loma de ITÁ YBATÉ y lanzaron una última carga en la cual serán diezmados antes de verse obligados a dispersarse.
En la lucha que finalizará a las diez, los aliados sufrirán pérdidas que varían entre menos de 1000 hombres y 4000 muertos y heridos de acuerdo a los autores brasileños el Mariscal y todo su ejército, con excepción de 200 hombres que se refugiaron en los bosques, habiendo él mismo escapado por poco cuando la primera línea de los aliados llegó a menos de 200 metros de su Cuartel General.
Al final del combate y bajo protección de CABALLERO con un piquete de unos treinta hombres, el MARISCAL LÓPEZ, el GENERAL RESQUÍN, algunos oficiales y unos cincuenta jinetes partieron hacia el oeste siguiendo un camino que atravesaba el Potrero Mármol, donde fueron perseguidos sin éxito por la Caballería imperial. Llegados hasta el ARROYO YUQUITY que se encuentra próximo al AVAY, los fugitivos fueron recibidos por el coronel LUIS CAMINOS, Ministro de Guerra, llegado desde Asunción por Paraguarí para incorporarse al ejército nacional con 2500 hombres, entre los que se encontraban reclutas del primer regimiento de caballería reorganizado nuevamente en Caacupé y un cierto número de refugiados o prisioneros escapados de las recientes batallas.
En el último episodio de la batalla, en POTRERO MÁRMOL, el alférez GREGORIO MEDINA se apodera de la bandera del 4° batallón de línea porteño del coronel Romero, que ha sido sableado y puesto en fuga. El ejército imperial casi no ha intervenido en el asalto final. Está desangrado, desmoralizado.
Dejando en el YUQUITY solo un elemento de observación, López continuará su ruta hacia Yaguarón y Cerro León, adonde llegó en la noche del 27 y se unió con madame Lynch, sus hijos y Mac Mahon.
Tres días más tarde, el 30 de diciembre, luego de un encuentro en la desembocadura del Pikysyry con el 72 regimiento de caballería argentino "San Martín" en el que los paraguayos tuvieron 30 muertos y perdieron 3 cañones, el coronel THOMPSON que comandaba la defensa de ANGOSTURA donde se encontraban 1200 hombres y 1200 civiles, capituló sin combatir ante CÁMARA y entregó al adversario 16 cañones y sus dotaciones.
Leal como era a López, BERNARDINO CABALLERO calificó de traición el gesto de THOMPSON, llegando a decir que éste se había unido secretamente a las filas enemigas desde el 27. Pero los espíritus se han apaciguado desde esa época y otra versión afirma que Thompson se rindió en Angostura luego de una información voluntariamente falsa del doctor Stewart afirmando que el mariscal había muerto y que su ejército estaba completamente destruido.
La CAMPAÑA DEL PIKYSYRY terminó con la batalla de LOMAS VALENTINAS y la caída de ANGOSTURA. Al día siguiente de la capitulación del punto fortificado, el 31 de diciembre de 1868, los aliados marcharon por SAN ANTONIO hacia ASUNCIÓN.
La vanguardia hizo su entrada el 1 de enero de 1869 en una ciudad enteramente desierta y los conquistadores se dedicaron al saqueo de la ciudad, bajo la supervisión del almirante DELFÍN DE CARVALHO, Barón de Passagem.
Los imperiales ocuparon igualmente, LUQUE, capital provisoria del país, también despoblada, y extenderá su ocupación a los departamentos de ITÁ, YAGUARÓN, ITAGUÁ y CAPIATÁ, donde continuaron con sus saqueos y sus devastaciones. Los porteños de GELLY y los orientales de CASTRO, preocupados por no ser responsabilizados en el saqueo de ASUNCIÓN, detuvieron su entrada a la ciudad en Trinidad, a las afueras de la capital.
LOS PROCESOS DE SAN FERNANDO
Durante la CAMPAÑA DE HUMAITÁ una vez que el DUQUE DE CAXIAS se hizo cargo del comando de los aliados, éstos parecen conocer perfectamente los contornos de la fortaleza por lo que consiguen rodearla fácilmente. El coronel SILVESTRE AVEIRO afirma en sus memorias que: "Cuando WASHBURN fue mediador, al regresar a las líneas, traía copias de los planos de la fortificación de Humaitá, que López guardaba con gran reserva en el Ministerio de Guerra de Asunción".
Los que podrían acceder a estos planos eran solo los funcionarios de alto rango como los ministros y jefes militares, se sospechaba de una conspiración contra el mariscal y estaban sindicados como sospechosos CHARLES A. WASHBURN representante diplomático de los Estados Unidos que varias veces se ofreció como mediador de paz para ganar la confianza del gobernante paraguayo, aunque en realidad no creía en ella. Y también para entrevistarse con el DUQUE DE CAXIAS, a quien proporcionó importantes datos militares políticos y económicos sobre el gobierno del Paraguay.
WASHBURN conspiraba conjuntamente con el Ministro de Relaciones Exteriores, JOSÉ BERGES y los hermanos de López VENANCIO y BENIGNO para derribar al gobierno.
El plan era que el CERCO DEL MARISCAL LÓPEZ EN HUMAITÁ haría que se detonara una revolución en Asunción y forzar así su salida del gobierno. Esta conspiración está comprobada no solo por la confesión de los hermanos del mariscal López, como por la aprehensión de una carta de uno de ellos, BENIGNO LÓPEZ, dirigida al DUQUE DE CAXIAS y el importante testimonio de su adjunto diplomático CORNELIO PORTER. A esto hay que agregar el proceso impulsado contra este diplomático, iniciado en Montevideo a bordo del "Wasp" donde en el testimonio de CHARLES DAVIE, intérprete de la escuadra norteamericana, que encontrándose en el camarote de Washburn, quien entonces regresaba a Asunción, expresó su deseo categórico de comunicar a Caxias todas las informaciones que poseía y había obtenido en el ámbito oficial sobre el número, la posición y las unidades de las fuerzas de López. También había estado presente en otra ocasión en que la señora de Washburn aludió a un plan revolucionario contra el mariscal para colocar a uno de sus hermanos en su lugar.
Se vio entonces acosado López por una gran conspiración que tenía todos los visos de traición a la patria y que estaba dirigida por sus parientes más próximos. Fueron destituidos y encarcelados sus hermanos VENANCIO y BENIGNO, sus cuñados el general VICENTE BARRIOS y SATURNINO BEDOYA y el Ministro de Relaciones Exteriores JOSÉ BERGES.
En el sitio de SAN FERNANDO ante los tribunales especiales los detenidos confesaron los planes de una vasta conspiración lo que desembocó en condenas a muerte de los involucrados. La justicia continuó condenando implacablemente a los inculpados del complot contra su persona, lo que le valdrá al mariscal López ser excomulgado por el papa Pío IX.
El 21 de diciembre, su hermano BENIGNO, el GENERAL BARRIOS, el CORONEL ALEN, el OBISPO MANUEL ANTONIO PALACIOS, el MINISTRO JOSÉ BERGES y la esposa del coronel Martínez, entre otros condenados, fueron pasados por las armas en ITÁ YBATÉ.
Indultó a su hermano VENANCIO, a sus hermanas Inocencia y Rafaela y a su madre, pero temiendo verlos aprovecharse de la confusión provocada por la batalla que se anunciaba, les hizo transferir bajo guardia armada al campamento de Cerro León por el único camino de la zona que había quedado libre.
Autor: HUGO MENDOZA
COLECCIÓN LA GRAN HISTORIA DEL PARAGUAY, 7
© Editorial El Lector
Asunción-Paraguay 2010
ENLACE INTERNO AL ESPACIO DE LECTURA RECOMENDADA
MARISCAL FRANCISCO SOLANO LÓPEZ en PORTALGUARANI.COM
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Fotografía - Colección Javier Yubi
Enlace interno recomendado al espacio de
"GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA" en PORTALGUARANI.COM
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SOLDADOS PARAGUAYOS HERIDOS, PRISIONEROS DE LA BATALLA DE YATAY, 1892
Óleo sobre tela de CANDIDO LÓPEZ
40 x 70 cm. - Colección Museo Histórico Nacional - República Argentina
GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
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CANDIDO LÓPEZ - ÓLEOS DE LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
PROYECTO CULTURAL LIBROS PARA MUSEOS DE AMÉRICA
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Buenos Aires - Argentina