De tiempo y de metal, de pura sangre,
a golpes de palabra y agonía
se va haciendo la historia de los débiles,
con sílabas de lámpara cautiva
y un corazón de pie y una paloma.
Para siempre quizás y todavía
y falta y hace frío y sin embargo
¡qué canto inmemorial viene de pronto!,
¡qué muerte solitaria en el camino!
El pedazo eucarístico del cielo
del aire descendió en pantalones,
se puso los del hombre y su camisa,
su inmenso amor hizo el amor al viento.
La noche de la patria comunera
se abrió en cristal y en alba sonriente.
Mientras existan jóvenes, la sangre
escribirá su nombre en las paredes.