KARAMEGUA- ANTIGÜEDADES
DESCRIPCIÓN
En una década de actividad en el mundo de las artes y las antigüedades logró repatriar infinidad de objetos paraguayos diseminados en el exterior. Y ahora, en conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional, el marchand Luis Fernando Fiore Degli Uberti abre las puertas de su anticuario para continuar surtiendo a los coleccionistas locales con piezas de relevante valor histórico y cultural.
Emotivo y temperamental, el hombre no niega la sangre italiana que corre por sus venas. Feliz con la apertura de Karameguá, su anticuario que se ubica en el barrio Seminario de Asunción, Luis Fernando Fiore Degli Uberti celebra una década de incursión en el mundo de las artes y las antigüedades. Cuenta que comenzó en el garaje de una casa alquilada sobre la calle Teodoro S. Mongelós. “Me inculcaron que el trabajo honesto no te rebaja en nada. Y con mi esposa (Gloria) empezamos con las ventas tipo mercado de pulgas. Ofrecíamos de todo un poco, desde ropas y cosas de decoración”, recuerda y se le hace un nudo en la garganta. Repuesto de la emoción, sigue historiando su vocación de marchand. Revela que desde pequeño sintió atracción por las piezas artísticas decorativas traídas de Europa, que adornaban la casa de su abuela María Estela Fiore. “En mi familia siempre se le dio mucha importancia al arte, y mi madre, Silvia Brunamarina Degli Uberti de Fiore, es una mujer de buen gusto; ella tenía en la sala platería inglesa y muebles refinados”.
Miembro de una familia de industriales, Luis Fernando estudió Ingeniería Electromecánica y, en principio, se involucró en la fábrica de jabones y aceite que tienen sus padres en Paraguarí. Inclusive logró montar su propia planta procesadora de coco y tártago en el departamento de San Pedro. “Estuve cinco años viviendo en Choré, con mi esposa e hijos. Soy pionero en la parte de fabricación de aceite de ricino, aceite de tártago. En el 97, el primer tornado de El Niño me pulverizó la fábrica, ahí perdí mucho dinero. Y eso quedó así, no pude recuperarme, entonces se cerró la planta y se trajo la maquinaria a Paraguarí, a la fábrica de mis viejos y me quedé a trabajar con ellos”, explica el anfitrión, en medio de una conjunción de estilos de muebles, pinturas y computadoras.
En el año 2003, saturado de las cuestiones productivas, y movido por el deseo de educar a sus hijos en Asunción, optó por retirarse de la empresa familiar. “Mi papá se molestó un poco: ‘a ver si vas a poder vivir de eso’, me dijo, cuando le comenté que me dedicaría a la compra-venta de piezas de arte y antigüedades”.
Ya con experiencia adquirida, el marchand confiesa que es autodidacta, pero —recalca— investigó en libros y se relacionó con gente capacitada para obtener los conocimientos necesarios del oficio. “Mi apellido me ayudó a entrar en confianza con familias muy importantes para la venta de las antigüedades. Los coleccionistas son personas muy sensibles que requieren de un trato especial. Hay que saber ganarse la confianza de ellos. Es importante ofrecerles garantías del origen o procedencia de cada una de las piezas antiguas o históricas. Uno de los grandes coleccionistas que desde el principio confió en mí es el doctor Jorge Gross Brown. Yo considero que mi éxito se basa en la confidencialidad que les brindo a los clientes”.
El manejo de Internet es para Luis Fernando una de las principales herramientas en su búsqueda de cosas paraguayas en el exterior. El siente orgullo cuando habla de la cantidad de cuadros al óleo, esculturas, documentos históricos, armas y tallas de santos en madera de procedencia jesuítica y franciscana que logró traer de regreso al Paraguay. “Soy socio de una empresa en Argentina y de otra en Uruguay y después tengo convenios con gente de Estados Unidos y Europa. Y tengo una red muy grande de pilladores, o sea gente que me busca cosas dentro y fuera del país. Lo que sea paraguayo ya me avisan: cuadros, esculturas, muebles de distintas épocas, o sea todo lo que yo pueda recuperar. He vendido desde un arcón del siglo XVII hasta piezas jesuitas, franciscanas, pero todas documentadas, catalogadas y de familia; esa es la garantía de Karameguá antigüedades”.
Fiore Degli Uberti cuenta con el asesoramiento de expertos en materia de restauración y documentación de piezas antiguas. “Juan José Schmeda y Rubén Sotelo son dos especialistas a quienes recurro para certificar las autenticidad de las cosas. Ellos me han enseñado mucho, me han traspasado conocimientos muy valiosos, que tanto les agradezco”.
A estas alturas, una década de actividad en el mercado de las antigüedades, Luis Fernando repasa como anécdotas tantas noches sin dormir, la pasión al límite ante la posibilidad de conseguir una pieza única. “Lo que me llenó de orgullo, porque me costó mucho conseguir, fue la pintura El Partenón Romano, de Guido Boggiani. Y, después, el haber conseguido una obra del pintor francés Julio Mornet, que estuvo en Paraguay y pintó un cuadro enorme de 2,10 por 1,50 metros; es una orilla del río Jejuí. También pasó por mis manos una pintura de Saturio Ríos, un retrato del presidente Juan Bautista Gill. Una obra muy importante, única, porque él, como había comentado Josefina Plá, quemó todos sus cuadros y quedaron solamente esa y otra que se conserva en el Museo de Bellas Artes”.
La perseverancia y la pasión son —a decir del anticuarista— armas contundentes a la hora de enfrentar desafíos que parecen imposibles. “Nunca decir no, no se puede. Recuerdo que una vez me dijeron: ‘imposible conseguir un Guillermo Da Re’. Y yo conseguí ocho. Se puede. Todo es posible cuando se procura. Y esto lo hago, más que por dinero, por pasión; como dice mi lema: ‘repatriar historia del Paraguay’”.
¿Cuál es el secreto para alcanzar el éxito como marchand? “Humildad”. Todo dicho.
PERFIL DE UN APASIONADO
Luis Fernando Fiore Degli Uberti nació en Asunción, el 14 de julio de 1970. Tiene el título de ingeniero electromecánico. A los 24 años se casó con Gloria Elizabeth Pavón Gallagher y es papá de dos hijos: Fabrizzio Manuel (15) y Fiorella Magalí (11).
El 11 de junio de 2010, en conmemoración al Bicentenario de la Independencia del Paraguay (1811-2011) habilitó su galería Karameguá.
Obras de pintores desaparecidos como Saturio Ríos, Guido Boggiani, Julio Mornet, Guillermo Da Re, Héctor Da Ponte, Carlos Colombo, Pablo Alborno, Modesto Delgado Rodas, Jaime Bestard, Wolf Bandurek figuran en el inventario de tesoros que maneja. También figuras de cerámica de Serafín Marsal, José Laterza Parodi y Josefina Plá.
Su listado incluye relojes de pie, cristales, espejos, trinchantes, aparadores, medallas, condecoraciones, arañas, vajillas inglesas, platería colonial y armas.
18 de Junio de 2010 10:30
Fuente digital:
http://www.abc.com.py/nota/136980-los-tesoros-del-marchand/
INFORMACIÓN GENERAL
KARAMEGUA EMPRESA DEDICADA A COMPRA VENTA RESTAURACION, TASACION, CERTIFICACION Y REMATES DE ANTIGUEDADES Y OBRAS DE ARTE VARIAS Y SEGUROS DE ARTE SACRO Y DE OBRAS DE ARTE DE CLASICOS PARAGUAYOS...
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