En las zonas urbanas se requería la afiliación para trabajar en instituciones públicas, obtener becas de estudio, participar en licitaciones públicas; dirigir sindicatos, gremios empresariales o profesionales. En conflictos judiciales, ayudaba a obtener resoluciones positivas. En el campo, era condición para ser beneficiado con la reforma agraria.
Existen numerosos casos documentados en el Informe de la Comisión de Verdad y Justicia de personas que no pudieron terminar el colegio o la universidad, no fueron atendidos en centros de salud, no pudieron ocupar cargos públicos o académicos por no ser colorados. Gremios como la Central Paraguaya de Trabajadores (CPT) fueron tomados por colorados que respondían al Gobierno. Es así como la organización decidió seguir reivindicando los derechos de los trabajadores, pero desde el exilio.
El partido monopolizó los servicios que el Estado debía brindar al ciudadano, sin discriminaciones por razones políticas. El modelo del régimen stronista, por el contrario, supuso durante años una identificación del Estado con el Partido Colorado, y de ser ciudadano con la afiliación colorada.