|
COCINAS DEL PARAGUAY - HISTORIA Y ETNOCOCINA - CARLOS VILLAGRA MARSAL |
|
 |
COCINAS DEL PARAGUAY
ENSAYO INTRODUCTORIO (HISTORIA Y ETNOCOCINA)
INVESTIGACIÓN Y SELECCIÓN DEL RECETARIO,
CON ALGUNAS CREACIONES Y VARIANTES
CARLOS VILLAGRA MARSAL
Comparecencia:
CARLOS VILLAGRA MARSAL
COLECCIÓN CULTURA POPULAR Nº 8
Dirigida por Carlos Villagra Marsal
© DIARIO POPULAR. Avda. Mcal. López 2948,
Asunción, Paraguay
Telefax: 603 400 R.A. redaccion@mm.com.py
© CARLOS VILLAGRA MARSAL
© Editorial SERVILIBRO
Pabellón "Serafina Dávalos"
25 de Mayo y México - Plaza Uruguaya
Telefax: (595-21) 444 770
E-mail: servilibro@gmail.com
Web: www.servilibro.com.py
Dirección Editorial: Vidalia Sánchez
Diseño de tapa: Mirta Roa Mascheroni
Diagramación: Gilberto Riveros Arce
Edición al cuidado de CVM, y DAJ
Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/98
Asunción, del Paraguay, Noviembre de 2010
137 páginas
Tirada de 10.000 ejemplares.
COMPARECENCIA
Es sabido que para preciarse de constituir una nación, toda comunidad de hombres y mujeres, pobladores de un mismo país, necesita compartir un conjunto de realidades físicas y espirituales: un territorio, una tradición, una lengua, un gobierno, una historia; en consecuencia, va formándose a lo largo de las generaciones la llamada identidad nacional, lo cual equivale a un temperamento, a un carácter personal y colectivo a la vez, que se manifiesta en cada individuo mediante un modo similar de sentir la patria y el resto de nuestra América y el mundo, así como también en una manera parecida de alegrarse o entristecerse, de amar o destruir, de convencerse o ignorar, de entretenerse o aburrirse, de ser aplicado u ocioso... En suma, que los paraguayos poseemos una cosmovisión propia, siendo por otra parte idéntica nuestra condición, naturalmente, a la de los demás seres humanos.
Un componente incisivo de la identidad nacional es aquello que en general se denomina cultura popular, que se da a conocer en conductas y expresiones (sean estas últimas anónimas o de creador conocido, orales o escritas), tales como adivinanzas, costumbres, letras de canción, leyendas, creencias, magias, refranes, músicas, protocolos, canciones de cuna, mitos, y en nuestro país agüerías, casos (cuentos orales), compuestos (versos romancísticos) y otras estructuras verbales en guaraní y/o en español.
Y bien, esta COLECCIÓN CULTURA POPULAR, que tengo la honra y la responsabilidad de dirigir, tiene el propósito de di fundir ampliamente, con seriedad no exenta de vehemencia, las muestras más señeras de este caudal popular, doblemente enriquecido por la condición bilingüe de nuestra sociedad; al respecto, hemos decidido publicar, en guaraní y en versión española, los textos respectivos de todos los volúmenes de la Colección.
Demás está decir que estos libros -al igual que cualquier experiencia literaria- están dirigidos a todos los hombres y mujeres, sin distinción de edad, estado civil u oficio, e incluso a aquellos que no tienen mucho hábito de lectura, ya que procuramos que nuestras publicaciones sean interesantes en sí mismas.
Deseo señalar además que, a mi sincero entender, los textos de la COLECCIÓN CULTURA POPULAR adquieren un doble valor agregado, en particular los que se ocupan de la condición bilingüe de la cultura nacional: en primer término, dichos libros alcanzan un valor eminentemente pedagógico, porque ayudarán a los escolares y colegiantes a enriquecer el conocimiento, y por tanto la admiración y la devoción, hacia la excelencia del idioma guaraní, "...lengua que sin controversia es una de las más copiosas y elegantes que reconoce el orbe", según ya lo afirmó el P. Lozano, jesuita, en 1754. Este respeto y cariño por nuestra lengua materna amerindia tendrá sin duda un efecto más intenso en los lectores adultos y pequeños: el del afianzamiento de la identidad paraguaya, uno de cuyos pilares es justamente el guaraní.
Carlos Villagra Marsal
última altura, abril de 2010
COCINAS DEL PARAGUAY
ÍNDICE
• Comparecencia
• Las cinco cocinas del Paraguay.
RECETAS
I) CARNE Y MENUDENCIAS DE VACUNO
1. Iñakãngue yvyguy (Cabeza de vaca asada bajo tierra) - cocina mestiza
2. Chastaca (chatasca) aforrada - cocina mestiza
3. Chachĩ (chastaca aforrada a las brasas) - cocina mestiza
4. Lomo de ternera a la cacerola - cocina romántica
5. Estofado "La novia" - cocina mestiza
6. Caldo ava o caldo siete hermanas - cocina mestiza
7. Empanadas - cocina mestiza
8. So'o josopy (soyo) - cocina mestiza
9. Pata de vaca (ipokue) con poroto manteca - cocina mestiza
10. Bife a la marinera de mondongo - cocina mestiza
11. Matambre al horno - cocina actual
12. Guiso de sesos - cocina mestiza
13. Albóndigas de hígado en salsa - cocina mestiza
14. Croquetas de lengua - cocina mestiza
15. Bolas de toro con huevos de ñandú cocina mestiza
16. Chicharrón de ubre de vaca y pella - cocina mestiza
II) CARNE DE CERDO
17. Estofado de espinazo de chancho con alverjas - cocina mestiza
18. Costillitas de chancho en olla de hierro - cocina mestiza
19. Longaniza casera piamontesa - cocina regional de migrantes europeos (1872-1914).
III) AVES DOMÉSTICAS Y SILVESTRES
20. Caldo de gallina con cuello cargado (morcilla de gallina, ryguasu mbusia) - cocina mestiza
21. Caldo de gallina con maní - cocina mestiza
22. Polenta con paloma (polenta e ucellí) - cocina regional de migrantes europeos (1872-1914)
23. Perdiz salteada al tomate - cocina romántica
24. Pato relleno - cocina actual
IV) PESCADOS DE RÍO Y MARISCOS
25. Payaguá mascada (tortas) de camarón - cocina indígena
26. Chupín de surubí Carlos/ Luisa - cocina mestiza
27. Piracaldo (sopa de pescado, pira pupukue) Carlos/ Elisa - cocina mestiza
28. Pacú o boga a la parrilla en salsa de alcaparras - cocina actual
29. Corvina (kurvína) a la leche de coco - cocina actual
V) GRANOS
30. Sopa paraguaya tradicional al horno de barro (tatakua) - cocina mestiza
31. Sopa paraguaya antigua - cocina mestiza
32. Sopa paraguaya rellena - cocina mestiza
33. Chipa guasu - cocina mestiza
34. Chipape - cocina mestiza
35. Vori satĩ (borí-borí blanco) - cocina mestiza
36. Mbeyú mestizo (mbeju avevo) - cocina indígena
37. Locro con charque - cocina mestiza
38. Locro blanco - cocina mestiza
39. Jopara mbokaja (locro con poroto y coco) - cocina mestiza
40. Rora kyra (afrecho de maíz cocido con grasa) - cocina mestiza
41. Tortilla de harina - cocina mestiza
42. Arroz kesu - cocina mestiza
43. Caldo de poroto colorado (kumanda pytã) - cocina mestiza
44. Tortilla de arroz - cocina mestiza
VI) VEGETALES DE RECOLECCIÓN (ALGUNOS HOY ENVASADOS) HORTALIZAS, TUBÉRCULOS Y QUESOS
45. Tarta de palmitos - cocina actual
46. Pirón - cocina mestiza
47. Tortilla de mandioca cruda - cocina mestiza
48. Tortilla de zapallo (kura pepẽ) - cocina mestiza
49. Queso Paraguay envejecido - cocina actual
LAS CINCO COCINAS DEL PARAGUAY
Desde hace unos tres milenios, época en la cual varias parcialidades de quienes ya podríamos denominar Guaraní -procedentes del Beni, en la actual Bolivia- se establecieron en la Región Oriental del Río Paraguay, y hasta el día de hoy, se formaron y practicaron sucesivamente en nuestro país no menos de cinco cocinas: en primer lugar la cocina indígena, no sólo con los alimentos cazados, pescados, recolectados y cultivados en su espacioso ecosistema, sino con técnicas de cocción y utensilios propios.
Es sabido que la lingüística tiene una fuerte relación con la cocina; sobre el asunto, y para demostrar que la cocina indígena guaraní no estuvo libre de influencias, señalemos que nuestros antecesores precolombinos también introdujeron ciertos modos culinarios de otras culturas indoamericanas, prestando para designarlos el mismo vocablo del idioma original; valga como ejemplo el caso del charque o charqui de la Región andina, término quechua para designar las carnes secadas al sol, en tiras o mantas; en lengua guaraní se utilizó la palabra chárke hasta después de la Conquista española, cuando comenzó a emplearse so’o piru o so’o tuja, indistintamente con el préstamo. Fueron las carnes las que variaron: en el Incario el charque se hacía principalmente de lomo de llama o de otro de sus camélidos, entre los pámpidos del Gran Chaco de pechuga de avestruz, y los guaraníes los elaboraban de paleta de tapi'i (mborevi, tapir). Similar inicio tiene el plato llamado chastaca. (Para mayor información sobre la etno-cocina guaraní, cf. mi PAPELES DE ÚLTIMA ALTURA, Editorial Don Bosco, Asunción, 1991, pps. 47 a 60 y 62 a 66).
En segundo lugar, la que con toda pertinencia debe llamarse cocina mestiza, resultante de la fusión y el correlato de la cocinería indígena con los ingredientes vegetales y animales traídos por los conquistadores y colonizadores españoles, junto con su instrumental, a partir del inicio mismo del pacto hispano-guaraní en 1537, cuya consecuencia biológica es la aparición de los "mancebos de la tierra", de tanta trascendencia en la formación y el desarrollo de nuestra identidad nacional -que incluye el bilingüismo.
Estas mixturas alimentarias se producen porque, según dice la historiadora Gisela von Wobeser en la presentación del libro CONQUISTA Y COMIDA - Consecuencias del Encuentro de dos Mundos (Universidad Nacional Autónoma de México, México DF, 1996), "La posibilidad de intercambiar plantas y animales fue uno de los principales móviles de los viajes que los españoles y portugueses emprendieron hacia finales del siglo XV, en búsqueda de nuevas rutas hacia el oriente. En particular, les interesaba conseguir las finas especias como la pimienta, el clavo y la canela, que daban sazón a su monótona dieta, consistente principalmente en trigo y en carne, y a las que no podían acceder debido al bloqueo marítimo y terrestre que sostenían los pueblos islámicos y que había suspendido el comercio con oriente... Los alimentos desempeñaron un papel muy importante dentro de dicho intercambio".
Varios especialistas, entre ellos los profesores Julia García París y Xavier Domingo, sostienen que los europeos llevaron de nuevo al Viejo Mundo veinte especies de plantas comestibles e introdujeron en el nuevo diez; a mí me parece que son más las originarias de Europa y Asia.
Los españoles y portugueses aportaron a estas tierras el trigo, la vid, el arroz y la caña dulce, de la cual se obtiene el azúcar, la miel negra y el aguardiente. En esta lista, que por supuesto es antológica y no exhaustiva, no olvidemos las legumbres: la cebolla, la cebolla de verdeo, el ajo, la zanahoria, el puerro, el hinojo (que en el Paraguay se usa sólo como medicamento), el apio; las hierbas finas, aromáticas u odoríferas: perejil, orégano, salvia, coriandro (kuratũ), mentáceas -de la menta'i y la menta guasu al toronjil Paraguay ; albahaca, tomillo, estragón; las especias: la pimienta, el comino, el azafrán, el clavo de olor, el anís, la canela; los peninsulares arribaron a América en procura de ellas, pero en América no existían; hay únicamente una especia propia del Continente, en México, obsequio nuestro a la repostería universal: la vainilla, polinizada por un colibrí y extraída de la orquídea de su nombre. A estos recursos vegetales hay que añadir los animales: la carne vacuna, porcina, ovina, caprina, equina y hasta asnal, predominó sobre la ingesta de la caza de pelo, e incluso la remplazó en los centros urbanos; en cuanto al pato y la gallina domésticos, también ajenos a la América precolombina, sustituyeron a las aves silvestres, y los huevos de aquélla se constituyeron en un ingrediente sustantivo de la gastronomía mestiza; también la leche y el queso son elementos esenciales de dicha cocina: los motivos históricos y antropológicos de lo afirmado en este párrafo se hallan más especificados en mi Nota al final de la receta de las Tortas de camarón (n° 25).
Los vegetales comestibles originarios de América son el maíz (avati), pepita sagrada del Yukón al Estrecho de Magallanes: la papa; la mandioca mansa y la amarga (mandi'o y mandi'oro), la quínoa, el cacao, el tomate, el pimiento dulce, el ají picante (ky’ỹi), el maní (manduvi), los porotos (kumanda), el cogollo de ciertas palmáceas, la batata (jety), el ñame (kara); los dos últimos también se sembraban desde tiempo inmemorial en el Sudeste Asiático y especialmente en los archipiélagos de Oceanía; los europeos no los conocieron sino a raíz de los viajes ingleses y franceses del siglo XVIII a aquellas islas.
Consignemos un detalle curioso; dos hortalizas, el tomate (jitomatl en náhuatl) y el pimiento dulce, y un tubérculo, la papa (voz quechua), originarios de la Meseta de Anáhuac los dos primeros y de la Región Andina la segunda, no figuran en la cocina indígena guaraní; los tomates y el pimiento (locote entre nosotros, del quechua rocoto) y la patata se incorporan a la cocina mestiza a inicios de la Colonia, portados al Paraguay por los propios españoles. Por otro lado, el ají picante era de cultivo en México y en el Perú, en tanto que nuestro ky’ỹi, de los cuales los guaraníes conocían 22 especies, eran solo de recolección.
Éstas son unas cuantas precisiones fragmentadas, si así puedo decirlo, sobre la cocina mestiza, a la que más justamente corresponde apellidar "comida paraguaya" (tembi'u Paraguái).
La tercera conformación de la gastronomía en el Paraguay es la que nombramos "cocina romántica", en el sentido de época; al respecto, es ocioso expresar que en las más importantes revoluciones del mundo el cambio abarca los ámbitos político, económico, social, cultural y los usos y costumbres de las naciones y comunidades que experimentan esos surgimientos: varían entonces el modo de hablar, las manifestaciones artísticas, la manera de vestirse, las viandas, tanto las de disfrute minoritario como las populares, etc. En Europa Occidental estas mudanzas comienzan sin duda con la Revolución Francesa, se desarrollan durante las guerras napoleónicas y se afianzan con la democratización de las instituciones públicas y con la Revolución Industrial a través del periodismo de los grandes rotativos.
Ha sido la irlandesa Elisa Alicia Lynch, mujer del general Francisco Solano López, luego Mariscal Presidente de la República, la practicadora en Asunción de algunos platos de la entonces prestigiosa culinaria romántica; esta señora fina y cultivada, voraz lectora, excelente cocinera, ciudadana de París, sede y vanguardia de la civilización occidental, acudió a modernizar los usos y hábitos de la dirigencia burguesa y la autoridad civil y militar posfrancista de nuestra sociedad, igualitaria por lo demás; en esta materia, fue ella la que trajo el primer peluquero de damas, la primera zapatería, los primeros profesores particulares de inglés y francés y los primeros maestros de esgrima y de equitación en silla inglesa, entonces deportes de las mujeres de alcurnia de las ciudades europeas. En lo concerniente a la coquinaria, la Madama adaptó ciertos platos de la alta cocina romántica mediterránea a los ingredientes disponibles en el país; por ejemplo, en la Perdiz a la saboyana o la Perdiz salteada utilizó sus equivalentes locales, las tinamídeas que también llamamos perdices en castellano: ynambu guasu, ynambu'i, ynambu tataupa y otras en guaraní; usó asimismo, en vez de la becacina y la becada europeas, sus cercanos parientes guaraníes, el jakavere o chululu y el jakavere guasu, para hacer respectivamente el Chululú a la salsa blanca y la Becada a la manera de Turín, "Cosa de arte mayor... una de las mayores cosas que puede comer un cristiano", según pondera el grande escritor y gastrónomo gallego Álvaro Cunqueiro. Ella también se valió de la carne de ternera y de la gelatina de vaca para hacer sendos estofados y áspics al modo francés de mediados del siglo XIX. En ese aspecto, se cuenta que durante los fines de semana antes de la guerra, Elisa solía cabalgar hasta las afueras de Asunción, acompañada por los hijos pequeños y su institutriz inglesa en coche, para recoger setas crudas comestibles (hongos frescos) -que luego emplearía en los platos de su predilección; esta tarea exige un minucioso conocimiento colector, pues los hongos salvajes están mezclados con los tóxicos, cuya ingestión es mortal.
La que denominamos cuarta cocina paraguaya, cronológicamente hablando, se introdujo por los migrantes establecidos en el país entero tras la terminación de la Guerra Grande y a partir de 1872. La cantidad es sorprendente: llegaron unas 3.000 familias de extranjeros de Europa y Asia, o sea 12.000 personas anuales, de 1872 a 1914, un poco antes de estallar la Primera Guerra Mundial, ello de acuerdo con investigaciones paralelas efectuadas en los archivos de las Aduanas de Itapúa, Villeta y Asunción por doña Josefina Plá y por el Dr. Rafael Eladio Velázquez.
De la aludida cocinería enfatizamos los platos regionales italianos, españoles y alemanes, y en especial los practicados en la Capital, además de determinados pueblos y ciudades del interior, que pasaron a ser parte de la alimentación de los paraguayos nativos. Incluimos en este volumen, en condición de muestra, un plato regional italiano procedente del Piamonte y de la Lombardía, el cual, pese a su hechura relativamente difícil, se volvió popular en el Paraguay, concretamente en Asunción y Piribebuy. Se trata de la Polenta e ucelli -Polenta con pajaritos (receta n° 22).
La quinta cocina paraguaya es a mi entender la cocina actual, cuyos ingredientes principales son las carnes de vacuno y de cerdo, los peces de nuestros ríos y lagos, las aves domésticas y silvestres, los granos, legumbres, hongos, quesos, etc., de origen nacional o introducidos en el país desde hace ya largo tiempo. Estos manjares empiezan a experimentarse en los años inmediatos a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial y son en gran parte creación de chefs, profesoras de escuelas de cocina e incluso cocineras y cocineros aficionados. En este recetario incluimos algunos platos de esta culinaria.
Sin embargo, no forman parte de nuestra recopilación las cocinas de las colonias y las casas de comida menonita, turca, árabe, judía, china, japonesa, coreana, ucraniana, brasileña y otros enclaves étnicos o culturales en el Paraguay, aun cuando algunas de ellas se hayan vuelto populares aquí.
DE ESTA EDICIÓN
Como en parte ya se ha indicado, esta introducción crítica, necesariamente breve, es la de un libro de cercana aparición, a su vez resultado personal de una investigación de campo y bibliográfica de casi 35 años. El recetario está compuesto de platos elegidos de los cinco tipos de cocina estudiados; algunos de ellos fueron reproducidos, con las debidas licencias, de libros especializados de la cocina paraguaya: La cocinera paraguaya, de doña Raquel Livieres de Artecona; Ñane rembi'u -Alimentación Folklórica Paraguaya, de "Machu Lamé" -seudónimo del general Ramón César Bejarano-; Tembi'u Paraguái - Comida paraguaya, de doña Josefina Velilla de Aquino; y Tetãgua Rembi'u - Relatos y recetas, de doña Ana María Rivarola Matto. Los cuatro autores son insignes especialistas de la coquinaria nacional. Sacamos igualmente una receta, practicada previamente por Madama Lynch, del libro Tradiciones culinarias y Arte de servir la mesa, de la Baronesa Staffe, Madrid, 1876, libro esencial de la cocina romántica europea. Se trata de la Ternera a la cacerola (receta nº 4), otro ejemplo significativo de la cocina de ese tiempo.
Otras recetas de este volumen han sido creadas, practicadas, verificadas o, en su caso, modificadas por conocedoras de la alta gastronomía, como las señoras Perla Merlo de Souto, Ana Vertúa de Fernández y Carmen Escudero de Riera, e igualmente por cocineros aficionados, como la veterinaria Viviana Yerutí Villagra Carrón, la bióloga Estela Acosta, el antropólogo José Zanardini, el jurista Javier Parquet Villagra o el suscrito.
Por último, hemos obtenido una buena proporción de la preparación familiar de los sabrosos platos del presente volumen de cocineras urbanas, rurales, familias o simples amas de casa; ellos son las mujeres de la familia Villagra, siglo XIX, del pueblo de Piribebuy; la familia Martínez de Km. 92, Piribebuy; las hermanas Barrios del pueblo de Piribebuy; el señor Isidoro Leiva y sus amigos de Mbatoví, Paraguarí; la señora Elba Martínez de Leiva, del Km. 92, Piribebuy; la señora Elisa Cantero, de Yvú, San Bernardino y la señora Hermenegilda Almada, de Chararã, Guairá. A todos ellos, los que están y los que ya no están, lo más hondo de mi gratitud.
Deseo manifestar un agradecimiento particular a la persona y la labor de mi colega y amigo, el filólogo y lexicógrafo Domingo Aguilera Jiménez, sin cuyas oportunas indicaciones y consejos, amén de su extraordinaria capacidad de escuchar y trabajar, este libro no se hubiera escrito.
Carlos Villagra Marsal
Cocinero aficionado e investigador
Miembro de la Academia Internacional
de Gastronomía
Última altura, noviembre de 2010
RECETAS
I) CARNE Y MENUDENCIAS DE VACUNO
1. IÑAKÃNGUE YVYGUY (CABEZA DE VACA ASADA BAJO TIERRA) -COCINA MESTIZA
Receta tradicional, practicada por Isidoro Leiva y sus amigos de Kilómetro 92, Piribebuy.
Para 10 personas.
Ingredientes:
1 cabeza grande de vaca, entera (sin los cuernos).
Jugo colado de 15 limones sutiles o de 8 limones Tahití grandes.
Sal gruesa, cantidad necesaria.
Ají picante, ky'ỹi puku o ky’ỹi apu'a (putaparió):12 a 15 frutas muy picadas, con las semillas.
1 cucharadita de pimienta blanca, molida en el momento.
2 cabezas de ajo (dientes picado grueso).
Elementos de la cocción:
Hojas de banana.
1 1/2 metro de lona o arpillera.
Una varilla de hierro, de más o menos 2 metros de longitud, lo suficientemente fuerte como para soportar el peso de la cabeza envuelta, que es de unos diez a doce kilos.
Alambre fino (po'i).
Preparación:
Se adquiere el día anterior la cabeza. Se limpia bien, cortándola a cada lado para facilitar la limpieza de la lengua, con agua caliente, con el objeto de retirar la capa que la cubre (no la piel). Se coloca la cabeza en una batea o una latona y se macera con los ingredientes toda una noche; a la mañana siguiente, muy temprano, envolver en las hojas de banana la cabeza y cubrirla completamente con la lona o arpillera bien remojada y atarla con el alambre.
Se habrá cavado antes un pozo cuadrado de un metro por lado y un metro de profundidad, haciendo fuego con mucha leña de buena madera durante cuatro horas. Al cabo de ese tiempo, se coloca la cabeza, remojando otra vez la arpillera y suspendida horizontalmente de la varilla de hierro, sujeta en su parte media por un anillo hecho con el propio alambre con que se la ató; se tapa entonces completamente el pozo con chapa de cinc; mientras tanto se habrá hecho aparte otro fuego, y al tapar el pozo se trasladan las brasas resultantes esparciéndolas sobre el cinc, formando una capa bastante liviana, es decir de menos calor que la del fondo del pozo. Se cocina entre estos dos fuegos la cabeza durante cuatro horas más o menos; si el fuego de arriba va menguando, alimentarlo con más brasas, siempre manteniéndolo moderado. Al cabo de las cuatro últimas horas, se retira la cabeza, se la coloca en el centro de una mesa y se le sacan la lona y los alambres; cada comensal corta el pedazo que le guste y lo pone en su plato, incluyendo tajadas de lengua. Para comer los sesos, hay que abrir con un martillo y un punzón la cabeza.
Se acompaña con mandioca o batata hervida, de cualquiera de las clases mencionadas en la receta del chupín (n° 26).
Por su faenosa y plural elaboración, este plato se disfrutará por personas alegres y de entusiastas estómagos, regándolo con abundante cerveza helada, vino tinto o sangría.
2. CHASTACA (CHATASCA) AFORRADA - COCINA MESTIZA
Receta del libro citado de Ana María Rivarola Matto.
Para 8 personas.
Ingredientes:
250 gramos de charque.
Grasa de chancho, aceite de girasol o grasa de vaca, cantidad necesaria.
2 dientes de ajo, picados fino.
1 cucharada al ras de hojas de orégano seco.
2 cebollas grandes, en rodajas finas.
1 cucharadita colmada de pimienta negra, pisada en el momento.
1 cucharadita de semillas de comino, pisadas en el momento.
8 huevos.
1 cucharada colmada de almidón de mandioca.
Sal fina, a gusto.
Agua en cantidad suficiente.
Preparación:
En una olla, el charque se sancocha en el agua justa para cocerlo. Una vez blando, se retira del fuego, se deja enfriar y se pisa en el mortero, teniendo cuidado de quitar antes la parte gorda para que no se empaste. Luego de tener la carne deshecha, estos trozos de gordura se le vuelven a agregar. Aparte, se fríen en olla de hierro, con muy poca grasa o aceite o pella las cebollas y los ajos y se le agregan la carne desmenuzada con la grasa, con mucho cuidado, moderando el fuego, porque se quema con facilidad; se le agregan luego, todos juntos, la sal, la pimienta, el comino y el orégano. Se revuelven. Aparte ya se habrá preparado un buen batido de los huevos y el almidón de mandioca, echado en fina lluvia sobre los mismos; esto se agrega a la preparación anterior y se cuece con precaución, siempre a fuego muy lento.
Se sirve muy caliente, acompañado de mandioca hervida.
6. CALDO AVA O CALDO SIETE HERMANAS - COCINA MESTIZA
Receta antigua, practicada por la familia Martínez, de Kilómetro 92, Piribebuy.
Para 10 personas.
Ingredientes:
7 menudencias (chúra) de vaca:
1 lengua limpia, sólo a partir del arranque, es decir, la carne pura.
1 corazón desgrasado y limpio.
1 kilo de mondongo desgrasado y limpio.
1 kilo de librillo.
1/2 kilo de tripa gorda limpia.
1/2 kilo de chinchulín limpio.
1 matambre mediano.
Verduras:
2 cebollas grandes blancas o 3 rojas medianas, picadas.
1 locote rojo grande, picado.
1 locote verde grande, picado.
2 mazos de cebollitas de hoja, en rodajas finas, partes blanca y verde.
1 mazo de perejil, sin los tallos, picado fino.
1 cucharada colmada de hojas de orégano fresco, picadas.
2 dientes de ajo picados.
1 cucharada llena de hojas de cilantro, muy picadas.
Pimienta negra molida en el momento, a gusto.
Sal fina, a gusto.
Agua fría en cantidad suficiente.
Preparación:
Lavar y cortar en porciones medianas las menudencias, ponerlas en la olla, agregar la sal con la cebolla, los locotes y el ajo, cubrir todo con el agua y llevar al fuego; hervir unas tres horas, hasta que se deshagan las verduras y queden blandas las achuras. Si se va reduciendo el líquido, agregar agua hervida hasta que las carnes queden muy blandas. Se apaga el fuego y se agregan las cebollas de verdeo, el perejil, el orégano, el cilantro y la pimienta. Servir después de un minuto.
Se toma el caldo como primer plato y luego las menudencias, acompañándolas con la mandioca hervida o las especies de batatas ya mencionadas (receta n° 26). Es plato terminante, rotundo, nutritivo y refrescante (se sabe que el librillo baja la fiebre), aunque no apto para colesteroles.
7. EMPANADAS - COCINA MESTIZA
Receta tradicional, practicada por las amas de casa rurales de la compañía Mbatoví, Paraguarí.
A pesar de que la totalidad de sus ingredientes son introducidos por los europeos luego de 1537, consideramos estos pasteles pequeños como parte de la cocina mestiza, por un solo detalle: el repulgue, que se realiza con la misma técnica unguicular con que se fortificaba la cerámica guaraní indígena, procedimiento que, desde luego, ni siquiera conocían los colonizadores.
Para 6 u 8 personas.
Ingredientes:
600 gramos de masa para empanadas, hecha de harina de trigo, o 24 discos ya preparados, que se venden en mercados, almacenes y supermercados.
750 gramos de rabadilla o de sambarí, desgrasados.
2 o 3 huevos duros, picados no muy finos.
150 gramos de grasa de cerdo o de pella de vaca.
1 cebolla blanca grande, picadita.
1 cucharadita de pimienta negra, molida en el momento.
1 cucharadita de semillas de comino, molidas en el momento.
1 cucharadita al ras de sal fina.
3 dientes de ajo, picados fino.
1 locote rojo mediano, muy picado.
1 mazo de perejil (sin los tallos), picado muy finamente.
4 cebollas de hoja enteras, picadas fina.
Preparación:
Se coloca la carne en una olla de agua fría y se sancocha bien (hasta que, introduciéndole la punta de un cuchillo, no le salga más sangre); se enfría y se corta en pedazos y se la pisa en el mortero hasta que quede la carne en hilachas. Aparte, se hace una salsa fritando en una cuchara de grasa o de pella la cebolla, el ajo, el locote y la parte blanca, picada, de la cebollita de verdeo. Cuando esté lista la salsa, se apaga el fuego, se le echa la carne, el perejil y la parte verde de la cebolla de hojas. Se le añade la sal fina, la pimienta y el comino, se revuelve muy bien con la espátula y se le añaden los huevos. En una tabla se extienden los discos de a uno (o cada lámina de masa suficientemente extendida con el palo de amasar); también se pueden hacer cuadrados de unos 8 centímetros de lado o redondeles de 8 centímetros de diámetro, en cuyo caso se llamarán "pastelitos"; se rellenan como para que queden bien cargadas o "atacadas". Se doblan y se cierran con el repulgue a mano tradicional, cuyo origen se explica más arriba. Si no se tiene la práctica necesaria para aplicar esta técnica, se utiliza el conocido aparato de plástico con el rodillo chico correspondiente, pero entonces los pasteles ya no serán de la cocina mestiza.
Según el especialista chileno Ruperto de Nola (seudónimo de uno de los más ilustres estudiosos de la gastronomía mundial), estas empanadas son los mejores pasteles fritos de América: "los paraguayos las comen hasta en sánwich", dice. Y es verdad.
Las empanadas se fritan de tres a cuatro juntas en el resto de la grasa o la pella, muy caliente, vuelta y vuelta. En la actualidad se escurren en un recipiente alto con el fondo y el interior forrados con papel absorbente, colocando las empanadas verticalmente. Deben quedar muy secas y con el relleno bien prensado, sin huecos.
Se sirven con mandioca y una ensalada de tomates, cebollas y kuratũ picado.
8. SO'O JOSOPY (SOYO) - COCINA MESTIZA
Receta del libro, mencionado en el Prólogo, de doña Josefina Velilla de Aquino.
Para 8 personas.
Ingredientes:
1/2 kilo de carnaza negra desgrasada.
2 litros de agua fría.
2 cucharadas soperas colmadas de arroz.
3 cucharadas de grasa de chancho, refinada si es posible.
1 cebolla blanca, mediana, bien picada.
| |