LOS "EXTRANJEROS" EN LA PROPIA TIERRA
La discriminación racial parece estar hoy ausente de la vida asuncena pero, desde los inicios de la Colonia, la hostilidad fue el ingrediente común de las relaciones entre los grupos que habitaron la ciudad. Al principio, los conflictos se derivaron sólo de los contactos entre españoles e indios pero a medida que Asunción se extendía y la sociedad se diversificaba, se fueron agregando otros inconvenientes a la convivencia.
En la actualidad y a la luz de una visión más crítica del proceso de colonización, son más conocidos los graves enfrentamientos entre indios y conquistadores, hechos que hasta hace poco tiempo se idealizaban como un fantástico romance entre colonos y colonizadas. La aparición de los "MESTIZOS", producto de la unión entre españoles e indias (nunca entre indios y españolas) -debe reconocerse- fue más instinto de supervivencia que política de expansión y democratización de la Colonia. Prueba de ello es que mientras las MESTIZAS llegaron hasta a esposas de otros españoles, los MESTIZOS nunca fueron más allá de algún cargo dentro de las fuerzas militares de la conquista. Los "CRIOLLOS" sin embargo aunque iguales a los originarios de la península y con mayores reconocimientos políticos y sociales que los mestizos, fueron igualmente discriminados. Estos CRIOLLOS o "CREOLES", eran hijos de españoles nacidos en el Paraguay y alguno, como HERNANDO ARIAS DE SAAVEDRA o HERNANDARIAS, llegó a Gobernador de la Provincia.
PENINSULARES era la denominación dada a los colonos nacidos en España. En los primeros tiempos y dado el grado de belicosidad existente entre los grupos, se los llamaba también -despectivamente- "GACHUPINES". Entre MESTIZOS y CRIOLLOS se incubó, durante todo el período de la Colonia, un hondo resentimiento hacia los "peninsulares" debido a la discriminación de que fueran objeto los primeros por parte de éstos últimos.
Ya en un escalón posterior de la conquista y cuando en la segunda mitad del Siglo XVIII se produjeran las primeras fugas de esclavos provenientes, especialmente del Brasil, aparecieron los "pardos", nominación dada a los negros en el Paraguay. Su importancia numérica puede reflejarse en los datos conocidos en 1782, cuando se mencionaba que una tercera parte de la población de Asunción estaba constituida por pardos.
Con el tiempo, así como sucediera con los mestizos, la población negra fue integrándose a la cultura local. Tanto que durante la Guerra del ’70, el ejército paraguayo tuvo un batallón de pardos constituido con los descendientes de los soldados que acompañaron al prócer uruguayo JOSÉ GERVASIO ARTIGAS, cuando éste viniera a refugiarse en el Paraguay, en 1821. Este Batallón denominado "NAMBI’I" tuvo un protagónico desempeño cuando la batalla de RIACHUELO, la mayor acción naval de la guerra de la Triple Alianza, verificada el 11 de Junio de 1865.
Como suele suceder, las leyes que se sancionaban en el Congreso no tenían en cuenta estos antecedentes. La Ley de Inmigración de 1903, que sustituía a la primera de esta materia, promulgada el 7 de junio de 1881, prohibía la entrada de asiáticos y negros al país.
El «trompa» CÁNDIDO SILVA, un «pardo» paraguayo
que anunciara con su histórica clarinada, la
victoria de Curupayty, el 22 de Setiembre de 1866.
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