LA POLÍTICA DE DEFENSA PARAGUAYA
A TRAVÉS DE LOS DISCURSOS PRESIDENCIALES
(1844-2008).
GRAL. ALFREDO STROESSNER MATIAUDA
Periodo presidencial 1954-1959
Lic. Soc. CAROLA GONZÁLEZ ALSINA
Lic. C. Educ. NANCY GONZÁLEZ DE NÚÑEZ
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación bibliográfica aborda la temática de la política de Defensa tomando como documentos a analizar los mensajes emitidos por el Presidente Alfredo Stroessner a la Cámara de Representantes en el periodo presidencial 1954-1959.
Nos hemos propuesto como objetivo detectar los ejes estratégicos que sustentaron el esquema de Defensa del Paraguay durante el periodo mencionado a través de los énfasis y repeticiones discursivas.
Considerando que en dicho periodo no hubo una Política de Defensa explícita, el estudio de este aspecto adquiere importancia al echar luz sobre los procesos que inauguraron un ordenamiento nacional que se extendería por casi 35 años. Quepa la salvedad, por tanto, que este trabajo no pretende ni justificar ni criticar, sino comprender el entramado que compone la plataforma para una Política de Estado.
La Defensa Nacional, conceptualmente hablando, se define como el conjunto de previsiones y acciones que adopta el gobierno permanentemente para permitir la supervivencia y permanencia del Estado incluyendo su integridad, unidad y facultad de actuar con autonomía en lo interno y libre de toda subordinación en lo externo, posibilitando que el proceso de Desarrollo se realice en las mejores condiciones.
Esquemáticamente el trabajo se divide en una disquisición conceptual, una breve exposición de antecedentes contextuales para luego, desarrollar el análisis discursivo propiamente y finalmente arribar a conclusiones.
1. LA DEFENSA COMO POLÍTICA DE ESTADO.
Vergottini afirma que: La defensa entendida en sentido amplio, está intrínsecamente condicionada a una exigencia de conservación de las estructuras políticas y jurídicas [...] idealmente planteada en el momento de la concreción de los llamados elementos constitutivos del Estado, que según las doctrinas tradicionales se identifican con el territorio, con el pueblo y con el poder organizado y soberano. (BOBBIO, 1991: 426-429). La defensa constituye así, no solo el compromiso del Estado respecto de los ciudadanos, sino que se amplía hacia la conservación del Estado en cuanto tal, respecto de amenazas externas a él y respecto de amenazas internas.
Esta bidireccionalidad de la defensa incorpora la dimensión de la seguridad, la cual, según el mismo autor se identifica con la estabilidad del sistema institucional y el ordenado desarrollo de la colectividad nacional en el marco de los principios constitucionales originariamente aceptados.
En este orden de cosas, la defensa se refiere no solo al resguardo de las amenazas externas a la soberanía popularmente delegada en el Estado sino también, y fundamentalmente a la tutela del orden legalmente establecido que a su vez no solo aspira a su estabilidad sino también al desarrollo de sus potencialidades.
Vergottini concluye que frente a la seguridad, el concepto de defensa asume un significado estrictamente instrumental, que comprende todas las modalidades organizativas y funcionales dirigidas a garantizar los valores esenciales sintetizados en el concepto de seguridad, y que sólo la exigencia de seguridad puede colocarse como origen de fenómenos asociativos entre individuos y entre colectividades […] y constituye siempre uno de los fines esenciales del ente estatal, perseguible exclusivamente por éste.
No podemos transpolar estos conceptos a nuestro objeto de estudio sin antes dar un vistazo a los factores contextuales que sirvieron de antecedente.
2. ANTECEDENTES CONTEXTUALES
Lo breve de este trabajo no permite mayor profundización en los antecedentes históricos que influyeron en el direccionamiento de las políticas de Estado. Sumariamente podemos resumir que en lo político, las primeras décadas del siglo 20 en Paraguay se caracterizaron por el constante deterioro de la vida institucional, con profundas divisiones internas, la desatención de las clases populares y el sistemático uso de la fuerza y la violencia para imponer y hacer prevalecer gobiernos que no llegaban a culminar su periodo constitucional de 4 años (GONZÁLEZ ALSINA, 1977).
A la inestabilidad debe agregársele el constante tutelaje intervencionista de la Argentina y el Brasil en lapsos alternados, con injerencia en los asuntos internos tanto políticos como económicos (ABENTE, 1987, 1988, 1989) y una franca situación de aislamiento respecto del resto del mundo.
La antesala de la 2a Guerra Mundial continuó siendo convulsionada en el Paraguay, que llegó a una tregua política durante los años de la Guerra del Chaco, para eclosionar nuevamente en la Revolución de 1936 ya con un protagonismo más sólido del estamento militar cuya emergencia política se debió, entre otros factores, a su preparación académica en el exterior (ABENTE, 1989), el desempeño exitoso en la guerra del Chaco y a la tendencia instalada por el establecimiento del fascismo en Italia y el régimen nazi en Alemania.
La instalación de la Constitución de 1940, o Carta Política aprobada por plebiscito, que constituyó el marco legal supremo del Estado paraguayo por más de 25 años hasta 1967, dotó de amplias atribuciones al Poder Ejecutivo y supuso nuevos parámetros institucionales que modificaron el tablero político. La importancia de este factor amerita una breve reseña.
Esta Constitución establecía las finalidades de asegurar la justicia, preservar la tranquilidad interior, proveer a la defensa nacional, promover el bienestar y el progreso de la República y hacer duraderos los beneficios de la libertad para sus hijos. Seguidamente establecía la organización del Estado: [...] se constituye en República una e indivisible y adopta para su Gobierno la forma democrática representativa.
Mariñas Otero, especialista en historia constitucional iberoamericana, resume: un cambio radical [...] el liberalismo y el individualismo consagrados en la Constitución de 1870 pasan ahora por el tamiz del intervencionismo Estatal, [...] se impone el sentido comunitario afianzado en el país por la guerra del Chaco y la especial posición de las FFAA [...] Recoge, las constantes generalmente aceptadas en la época en que se dictó: sentido social, intervencionismo estatal y tecnicismo.
Coincidentemente con estos sucesos, EE.UU. emerge como líder a nivel internacional y hemisférico. Culminada la 2a Guerra Mundial, su liderazgo afectó no solo a los prerrequisitos democráticos e institucionales sino que a su vez introdujo un nuevo modelo de relacionamiento entre los países del continente.
La inauguración de un ordenamiento ideológico bipolar y sus progresivas repercusiones que instalarían la Guerra Fría, presentó al Estado paraguayo y a sus crisis internas nuevas soluciones a antiguos desafíos.
3. ORGANIZACIÓN, FUNCIÓN Y VALORES EN LOS MENSAJES PRESIDENCIALES.
En los 5 mensajes analizados se observa la recurrencia de 5 elementos: seguridad, institucionalidad, nacionalismo, Fuerzas Armadas, e integración; en torno a las cuales flota el concepto de Defensa.
Si bien el vocablo seguridad aparece escasamente en el texto, plegándonos a la terminología política moderna la hemos adoptado como interpretación del vocablo paz que es el vocablo más repetido. En los mensajes, la seguridad adquiere el sentido san augustiniano de la Civitas Dei: la paz es la tranquilidad en el orden.
De esta premisa se derivan las amenazas a la seguridad tal como se mencionan en los mensajes y que se resumen en: adversarios de nuestra paz, de nuestro trabajo y de nuestra fraterna convivencia nacional e internacional (1957)
Paralelamente se formula la premisa de paz en términos contundentes: seguridad institucional, que ha permitido al Gobierno y al pueblo de la República, utilizar la paz como el arma indispensable a nuestra marcha ininterrumpida hacia el progreso, y como una conquista que defenderemos [...] Amamos la paz como principio, como finalidad y como garantía de la democracia. No puede haber democracia donde le paz ha sido postergada (1958).
Estas afirmaciones nos conducen al segundo elemento de la paz san augustiniana: el orden, que también se registra en estos mensajes presidenciales. El orden propugnado es aquél de la Democracia Representativa y el Estado de Derecho, es decir, la institucionalidad.
[...] empeño gubernativo por librar a nuestro pueblo de la continuidad de las viejas vicisitudes que, como fruto de las ambiciones incontroladas, y del uso discrecional del Poder, han ensombrecido por décadas el panorama de la vida nacional. Sin que hayan desaparecido de raíz los resabios de las épocas en que se pretendían resolver los problemas políticos a base de la violencia, hemos actuado; frente a ellos, con la postura de los hombres fieles a la esperanza depositada en las urnas ... (1956)
El régimen institucional se encauza con miras a alcanzar la prosperidad de la República, bajo el imperio de la Ley, en su máxima expresión posible de derecho, de libertad y de justicia (1954).
La fórmula de la normalidad institucional como precepto democrático para el ejercicio de la libertad y la soberanía se repite literalmente en los tres últimos mensajes del periodo presidencial 54-59: La normalidad en la observancia y la práctica de las leyes fundamentales en que se funda el organismo político, social y económico de una Nación, es la que permite definir mejor la personalidad de los Estados libres y soberanos. (1956, 1957, 1958).
La alianza estratégica Gobierno - ANR - FFAA queda establecida para hacer cada vez más factible el perfeccionamiento de nuestra vida democrática. (1958) Sin ahondar ideológicamente en esto, cabe apelar a los enunciados para comprender el papel estratégico asignándoles en la instalación y mantenimiento del orden.
Una muralla de hombres patriotas, un Gobierno de una empresa patria que ha dejado atrás él los rezagados, para avanzar en compañía de los viriles ejecutores de la grandeza nacional; una suma poderosa y eficiente, culta y respetada, de Jefes, Oficiales y Tropa que integran las Fuerzas Armadas de la Nación; y una Asociación política, de unidad indestructible, asentada sobre los sillares que dieron nacimiento y perennidad al Estado Paraguayo, el Partido Colorado, que sigue marcando en la vida cívica del Paraguay, como abanderado de la democracia, y como depositario del legado de nuestros próceres y de nuestros héroes... (1957)
La probidad de la ANR se argumenta a caballo de dos factores: tradición democrática y espíritu nacionalista, radicando en esto último el punto de unión con las FFAA.
La ANR será el eslabón de legitimidad democrática, es decir, del orden que se persigue, en donde las mayorías mandan y las minorías disienten pero acatan. Dado por sentado el carácter nacionalista de las FFAA de entonces, cabe profundizar sobre el segundo aspecto que valida su integración política en la alianza arriba mencionada en tanto una suma poderosa y eficiente, culta y respetada.
Lo primero, hace a la actitud institucionalista demostrada: se inclinaron respetuosas ante la ley suprema, establecida por la Constitución; casos pocas veces registrado en los anales de los fastos Americanos; ese gesto servirá de ejemplo a las futuras generaciones de ciudadanos que abracen la noble carrera de las armas. (1955). Lo segundo, guarda relación a los cambios introducidos a nivel mundial en cuanto al papel de las FFAA en los tiempos de paz: se sintieron complacidas ante tan sabia estructuración política que le permite cumplir su misión específica sin sobresaltos en el futuro, para aportar tanto en la paz como en la guerra (1956)
[...] el servicio bajo bandera constituye hoy, una escuela de perfección moral y de adiestramiento cívico-militar. (1958)
La participación de las FFAA en obras de infraestructura para el desarrollo es una modalidad operativa que coincide con la aproximación de los EEUU al Paraguay y el proceso de integración local, regional y hemisférica. Dicha integración fue una dimensión importante de las Relaciones Internacionales del gobierno e influyó en el papel de las FFAA y en el modelo de Defensa.
En lo internacional, nuestro país ha venido prosiguiendo su invariable política de paz, y de concordia, y de fidelidad a los compromisos contraídos como miembro de la OEA, así como su firme voluntad de colaborar en el seno de la ONU, y acompañarlas en sus decisiones. [...] proseguir nuestra limpia conducta en las relaciones internacionales, esforzándonos, aún más, en el empeño de contribuir a la unidad espiritual de América y a los afanes por la paz del Mundo. (1954)
[...] mi Gobierno se ha mantenido en la línea de la tradición del país, siempre acorde con la tradición americana, tendiente a asegurar por todos los medios compatibles con la dignidad nacional, una inteligencia entre los Estados... (1956)
La integración del territorio nacional involucró a las FFAA, como lo dijimos, en el desarrollo de obras de infraestructura. Se expandió la red vial hacia Bolivia y Brasil.
Esta integración territorial se trazó contemplando la necesidad de la integración regional. La red vial significaba una aproximación a nuestras fronteras con Brasil y Bolivia, proximidad que hasta entonces, la Argentina había tenido el privilegio.
Las relaciones con el Brasil se intensificaron significativamente bajo el título de panamericanismo (1956, 1957), y desde entonces, las relaciones con Argentina, tras el derrocamiento de Perón, no volverían a gozar de una gravitación significativa para el Paraguay.
En cuanto a la integración hemisférica, el papel desempeñado por las relaciones con los Estados Unidos de Norteamérica es insoslayable: [...] La poderosa nación, que ocupa con justicia en el mundo su culminante posición rectora (1956)
[...] nuestra política de Buena Vecindad ha dado los frutos que esperábamos. Esa política, enunciada y practicada por los EE. UU., se ha extendido ya a todo el cuerpo moral y material de nuestra América. [...] El espíritu de los EE.UU. está presente en nuestra tierra, animando hombres, capitales y máquinas. (1957)
Tres últimas menciones discursivas cierran el círculo del trazado integracionista de las que podemos inferir algunas derivaciones: las visitas oficiales del Comte. de las Fuerzas Estadounidenses del Caribe, Gral. McGarr (1956), la reunión de representantes de 21 naciones participantes de la Junta Interamericana de Defensa y la participación paraguaya en la Reunión de los Presidentes americanos en Panamá (1957). Todo en el marco del fortalecimiento del sistema interamericano.
Estos extractos comparten el hilo conductor de la seguridad hemisférica trazado por los EE. UU. en el contexto del mundo bipolar. Por su parte, la Junta Interamericana de Defensa, con sede en Washington D.C., inicialmente establecida (1942) para el estudio y asesoramiento de los gobiernos miembros en materia de la defensa del hemisferio occidental, constituyó el paso inicial de la seguridad hemisférica en el continente americano.
En cuanto a la coincidencia de la visita del Cmte. de las Fuerzas norteamericanas del Caribe y la Reunión de Presidentes en Panamá, señala la puesta en marcha hacia la doctrina de la seguridad nacional con su correspondiente estructura. Funcionaba ya en Panamá, en la base militar de Fort Gulick, la U.S. Army Caribbean Training Center que luego, en 1963, se convertiría en la Escuela de las Américas.
Las menciones de los avances tecnológicos al servicio de la población y la modernización, como el impulso a la comunicación aérea, telefónica y radiotelefónica, si bien menciones marginales, se inscriben también en la dinámica de la ruptura de la mediterraneidad, y una más rápida comunicación/contacto local e internacional.
4. CONCLUSIONES.
Retomando los fines de la Defensa Nacional dados en la definición conceptual de la introducción y la premisa de Seguridad desarrollada en el segundo apartado, una primera conclusión surge en torno a la noción de orden. El periodo de 1954-1959 se caracteriza por la instauración de un orden a nivel interno y a nivel internacional. En ambos niveles el estamento militar estuvo llamado a una activa participación influida por un adiestramiento cívico-militar que delimitaba su rol en el marco democrático, y, un intenso intercambio entre pares de los países americanos dentro del esquema panamericano. El servicio militar obligatorio y el régimen de instrucción cívico-militar en los cuarteles fue una acción interna sostenida.
A nivel interno, la normalización institucional en función de los parámetros de la Democracia Representativa, y dentro del marco constitucional vigente, permitió el control de dos focos de crisis internas, el de los políticos y el de los militares, instaurando la alianza Gobierno-ANR-FFAA.
El énfasis puesto en el nacionalismo sirvió de punto de cohesión interna, pero además fue emblema del distanciamiento de la égida de la Argentina, de su influencia cultural, política y económica.
La aproximación al Brasil, no fue meramente un cambio pendular, sino que pasó a formar una pieza protagónica en la estrategia de integración regional. La intervención de EE.UU., fundamentalmente a través de su cuerpo militar y las organizaciones internacionales de resguardo a la seguridad hemisférica, constituyó el factor que trazó el ordenamiento de las fuerzas frente a las amenazas del continente.
Si hemos de considerar que la Defensa en su sentido más tradicional tiene sus focos álgidos en torno a las fronteras, la integración interna del territorio significó la accesibilidad de tales fronteras mediante el desarrollo de redes viales necesarias para un más eficiente control y presencia del Estado, coadyuvado por la incorporación y desarrollo de elementos modernos como la aviación y la comunicación radio-telefónica y toda la inversión (humana y material) que ello supuso.
Con todo lo dicho hasta aquí podemos concluir que los ejes estratégicos que sustentaron la política de Defensa del Paraguay en el periodo 1954-1959 fueron la institucionalización (cívica y militar), el nacionalismo (transversal) y la integración (interna y hemisférica), que con gran agudeza se sintetizaron, posteriormente, en el eslogan Paz y Progreso.
Fuente: INSTITUTO DE ALTOS ESTUDIOS ESTRATEGICOS. LA POLÍTICA DE DEFENSA PARAGUAYA A TRAVÉS DE LOS DISCURSOS PRESIDENCIALES (1844-2008). TRABAJO COLECTIVO DE LA PROMOCIÓN. GRAL. BRIG. HUGO MENDOZA . Director General , Asunción - Paraguay 2010 (198 páginas)