Arriba: Reposo de los recuerdos.
La casona de Julio Correa, ubicada en Luque,
es un ejemplo que identifica a la arquitectura paraguaya,
con su amplio corredor jere.
Abajo: A telón abierto.
Salón museo donde se exponen fotografías,
pinturas, escritos, muebles
y enseres personales de Julio Correa.
ESCENARIO DE LA VIDA - CASONA DE JULIO CORREA
Artículo de JAVIER YUBI
Fotos: ABC COLOR / CLAUDIO OCAMPOS
Tal cual fue su vocación de vida, el poeta y autor teatral Julio Correo legó sus pertenencias como escenario de los recuerdos. A pocas cuadras del centro de Luque, la antigua casona que habitó hasta su muerte en 1953, se convirtió en un museo, donde se exhiben pinturas, diplomas, elementos de actuaciones y hasta el perrito embalsamado del célebre personaje.
Culto de fe. Virgen María que perteneció
a doña Amalia Myzkowsky,
la madre del poeta y autor teatral.
Con el nombre de Centro Cultural Departamental Casona Julio Correa, la Gobernación de Central administra el edificio que habitó el poeta y autor teatral. En la vieja edificación de tres salas, pisos de ladrillos, corredor jere y sótanos, se dan clases de guitarra, arpa, órgano y se practica artes marciales (taekwondo). Y en el salón principal está montado un pequeño museo histórico que guarda relación con la vida y obra de Correa.
En las paredes se pueden apreciar valiosos cuadros al óleo pintados por Wolf Bandurek. Son los rostros del artista y de su esposa, Gregoria Martínez. Existe otro par de retratos muy bien logrados, cuyas firmas son casi ilegibles. Una serie de diplomas y pergaminos certifican los reconocimientos otorgados al dramaturgo nacional que se destacó en la escritura de importantes obras y lucidas actuaciones teatrales.
Julio Correa fue uno de los principales realizadores del teatro en guaraní que abordó temas de la Guerra del Chaco, con la inclusión de personajes campesinos en papeles significativos. Serían veinte sus piezas teatrales relativas al conflicto bélico que sostuvieron Paraguay y Bolivia entre 1932 y 1935. Las más conocidas son: Guerra aja, Sandía yvyguy, Pleito rire y Terehojevy fréntepe.
En un rincón del salón museo está un antiguo telón de fondo carcomido por alimañas que permite recordar los tiempos de auge del teatro popular. Hay también un mortero de madera torneada que se utilizaba en casa de los Correa para la preparación de los alimentos diarios y servía, en ocasiones, como parte de la escenografía. El acervo expuesto incluye bastones, rifles, lámparas, radiorreceptores y un sillón, tipo reposera. Guardada en su nicho, una imagen tallada de la Virgen María que perteneció a doña Amalia Myzkowsky, la madre de Julio Correa, revela como anécdota que fue robada durante la Revolución de 1947 y recuperada años después en el centro de Luque, por doña Gregoria Martínez de Correa.
Una vitrinita iluminada permite observar medallas y la condecoración de la Orden Nacional al Mérito que Julio Correa recibió del presidente Federico Chávez, en los años 50. Otra de mayor tamaño contiene un rifle, sellos, pipas, panfletos, escritos a máquina y recibos de su profesión de rematador público. Además, programas de funciones, así como páginas originales de la obra Toribio.
Desde la aparición de Sandía yvyguy, su primera pieza, el dramaturgo produjo con asiduidad y fue por mucho tiempo figura dominante e indiscutida del teatro paraguayo. Al frente de su propia compañía, en la que hacía de versátil actor y eficaz director, recorrió durante años infinidad de ciudades, pueblos y compañías del país. Sus obras escritas en guaraní despertaban la curiosidad y el interés del público campesino, que se reconocía en las puestas en escena. En sus guiones, Correa abordaba los problemas de la gente del campo, como mensajes de denuncia por las injusticias generadas por improductivos latifundios y explotaciones de tiempo inmemorial. Cada escrito suyo tenía la tónica de representar en el escenario a los campesinos sin tierra y el maltrato a los peones por parte de patrones, capataces y autoridades.
Amado y respetado por el público, Julio Correa gozó hasta su muerte —ocurrida en Luque el 14 de julio de 1953— del cariño popular. Y disfrutó de la fiel compañía de un perro que no quiso separarse nunca de su lado. Tanta fue la fidelidad del animal que acompañó a su amo hasta el final y mereció un comentario periodístico publicado el 16 de julio de 1953 que consignaba cuanto sigue: “Hay hechos que por su hondo y hermoso contenido merecen que trasciendan a la consideración pública, por eso hoy creemos oportuno e interesante glosar precisamente un hecho que tiene relación con el desaparecido y librado poeta y dramaturgo compatriota Julio Correa, fallecido recientemente, y que tuvo como protagonista a un animal, Pincho, el perro del poeta. En efecto, producido el sensible deceso de don Julio Correa en la ciudad de Luque, el animal mostró una inquietud y una desazón terribles que pudo ser apreciada por propios y extraños. Posteriormente, y cuando subía el féretro a la carroza fúnebre para ser trasladado al Teatro Municipal de esta capital, donde fueron velados los restos del querido extinto, no se lo vio al perro, pero eso sí, llegado el vehículo frente al teatro, el primero en descender fue Pincho, se había colado a la carroza sin que nadie lo viera. En el hall del Teatro Municipal, allí mismo donde los despojos de su amo estaban siendo velados, se encontraba Pincho, el fiel amigo del hombre, con quien hasta hacía pocas horas había compartido esperanzas, éxitos y tribulaciones. Esta extraña, sublime, profunda y sincera demostración de fidelidad conmovió íntima y fuertemente a las personas que integraban el cortejo...”.
El cuerpo embalsamado de Pincho llama la atención de los visitantes que acceden al museo. Más aún, al enterarse de la hazaña que protagonizó, durante el velorio de su amo.
Colgados en la pared,
llaman la atención los retratos muy coloridos,
del afamado dramaturgo paraguayo y
su esposa Gregoria Martínez,
Falta de cuidado
Con visibles signos de descuido y abandono, la Casona Julio Correa delata la inmediata necesidad de atención por parte de la Gobernación del Departamento Central, entidad propietaria del complejo cultural. Es lamentable apreciar las malas condiciones en que se mantienen los objetos que pertenecieron a un ilustre personaje que con su creatividad y talento enalteció las manifestaciones artístico-culturales del Paraguay. Sin rubros, poco o nada puede hacer Geraldine Doldán, directora del Centro Cultural Departamental que asumió en enero de 2010. Comenta ella que existe un presupuesto solicitado para la restauración del emblemático edificio, pero que hasta ahora no se ha podido concretar. “Estamos en un momento político intenso, así que vamos a ver qué pasa más adelante”, se limita a decir la conocida formadora de bailarines.
Retrato hecho por el pintor
(Enlace a datos biográficos y obras
en la GALERÍA DE LETRAS del
Principales obras
Julio Correa escribió sus obras principalmente en guaraní: Ñane mba’erã’y˜ (Lo que no puede ser nuestro), Guerra aja (Durante la guerra), Karaí Ulogio (Don Ulogio), Tereho jevy fréntepe (Regresa al frente), Pleito rire (Después del pleito), Péicha guarãnte (Así nada más), Sandía yvyguy (Sandía enterrada), Karu pokã (Comer poco), Honorio Causa (A causa de Honorio), Po’a ndajajokói (A la suerte no se la detiene), Sombrero ka’a (Amante de la amada que traiciona). Figuran también en su listado de escritos: Yvy jára, Toribio, Juaihúgui rei, Po’a rusúva y La culpa del bueno.
Identikit Julio Correa
Julio Correa Myzkowsky nació en Asunción el 30 de agosto de 1890. Se casó con Gregoria Martínez, actriz con quien fundó una compañía teatral para recorrer los pueblos del Paraguay llevando sus obras caracterizadas por la frescura y gracia. Instigado por el poeta guaireño Manuel Ortiz Guerrero, empezó a escribir en la sección titulada Dialoguitos callejeros del periódico Guaraní, de Facundo Recalde. Su talento y creatividad salió a relucir en tiempos de la Guerra del Chaco. Escribió en guaraní piezas en las que se destacó como autor, actor y director, alcanzando grandes éxitos. Publicó, entre 1934 y 1938, sus poemas en la revista Guarania, de Natalicio González. Luego, en 1943, editó el libro Cuerpo y Alma.
Acceso libre
El Museo Casona Julio Correa se ubica en las calles Antequera y Julio Correa de la ciudad de Luque. Recibe la visita del público de lunes a viernes de 8:00 a 12:00, por las mañanas, y por las tardes, de 14:00 a 18:00. Los sábados, de 9:00 a 12:00. Se advierte a los lectores que, a veces, especialmente por las tardes, los encargados no vienen a abrir el local. El acceso es libre y gratuito.
18 de Junio de 2010