LA PRIMERA REVOLUCIÓN COMUNERA 1649
LOS JESUITAS Y EL FRAY BERNARDINO DE CÁRDENAS
Por JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI
EL PODER DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
No es una orden como otra, pues según Pastells, forma a sus miembros en una concepción nueva de las relaciones entre el poder secular y el religioso. En las ordenanzas del provincial Duran, se dictan ajustadas reglas internas sobre el comportamiento que deben seguir los jesuitas frente a los gobernadores y demás autoridades.
De allí se forma el modelo en relación a los encomenderos y el poder político provincial, a cuya fuerza arrolladora, no es capaz de enfrentarse los encomenderos.
Si se suma a todo esto, el papel militar en las reducciones, no existía fuerza capaz de enfrentarse a tamaño despliegue de poder omnímodo que detentaba la Compañía de Jesús en las Reducciones y fuera de ellas. Pero era necesario conseguir doblegar al indio. Según las memorias y escritos de los sacerdotes jesuitas, se realizaban de dos formas. Los indígenas reducidos y los no reducidos. Los primeros eras "mansas ovejas", y los segundos “lobos feroces”. Justamente el papel del misionero era convertir al lobo en oveja. Y lo hacían de dos maneras, una por el convencimiento al indio y el otro por la fuerza.
El control ideológico y la fuerza desnuda, eran pues los mecanismos de acción dominadora del indio.
Pero también existía otro aspecto: la figura del "padre-hijo" en la relación entre el sacerdote y los indígenas de las reducciones. Pues el indio era un niño, necesitado de un padre, que lo vigile lo cuide y lo oriente en su niñez. Su hogar, eran las reducciones.
Como apunta Frederic Mauro, la gran debilidad de la república de los guaraníes era en el plano social, el paternalismo que impedía al indio alcanzar la edad adulta y la personalidad autónoma en una sociedad de ciudadanos.
CONCLUSIÓN
Al concluir un repaso histórico de las rebeliones iníciales en la Conquista del Paraguay hasta la Primera Revolución de los Comuneros, se ha intentado incluir los grandes episodios casi olvidados en nuestros libros de Historia.
De ahí la importancia de este ensayo, que pretende llenar esas lagunas, que invitan a un mayor conocimiento de nuestro pasado.
Hicimos particular hincapié en el papel que le cupo al "mancebo de la tierra", el hispano-guaraní, que mostró su carácter de una manera inconfundible en una tierra que lo vio nacer. En sus luchas por la libertad, se plasma nuestra identidad de manera inequívoca.
Si enfocamos la Cédula Real del 12 de setiembre de 1537, llegaríamos la conclusión que constituye toda una Carta Constitucional, no solo por su contenido, sino por su aplicación en todos los momentos que tuvo que utilizarse como una salida en búsqueda de las autoridades genuinas de una Provincia en gestación. Y lo marca a fuego, las luchas que tuvo que enfrentar el Comunero frente a la adversidad de su destino.
Si entramos en el análisis más profundo y crítico, no podemos dejar de señalar aspectos que nos llaman la atención.
Los actores principales -el encomendero, el comunero y el jesuita- y sus luchas por el predominio en el poder, que conlleva el apoderamiento de la riqueza de nuestros yerbales y del proceso de acumulación que proviene de la mano de obra indígena, como excedente, constituye el eje central del levantamiento constante "del común". Tantos privilegios para algunos y nada para los más, la población indigente y pobre de la Provincia del Paraguay.
Una equívoca actuación de la Corte, benefició de manera absoluta -sin equilibro ni paridad en los enfrentamientos-, la Cédula Real que permitió a los indios armarse en defensa de las reducciones o misiones, y a cuyo frente se hallaban como oficiales nada menos que los Padres Jesuitas ¡Qué desventaja enorme para los mancebos, que en vez de ser ellos los que defendieron la integridad territorial de la Provincia, se les despoja del armamento necesario para su defensa!
En los años que duró el conflicto, se desconoce que hayan existido escuelas, colegios y mucho menos universidades dentro de nuestro territorio. No se conoce un solo indio con una educación medianamente suficiente, con un idioma castellano aprendido en las Misiones. Es que el lenguaje, para honra y prestigio de nuestra nación, fue el guaraní, pero no como preservación de su cultura, sino como método de vasallaje y sumisión dentro de las misiones.
Otra angustia que sugieren las rebeliones, es la pregunta de qué pasó con las doncellas asuncenas, llevadas por los indígenas después de las rebeliones, perdiendo su identidad. Seria este un buen campo de investigación genealógica.
Una de las poderosas motivaciones -poco estudiadas hasta ahora-, fue la lucha por la mano de obra indígena, sin remuneración alguna, que apetecían los encomenderos y del cual no existe duda alguna, y que nunca entro al mercado de trabajo ni puede pretenderse alegar que hubo un primitivo intercambio de bienes sobre la producción indígena, tanto de parte de los encomenderos como de los misioneros jesuitas.
La misma distribución de la tierra, en el periodo de la colonización, contribuye a dilucidar aspectos poco claros de la época, juntamente al elemento demográfico, cuyos datos hasta ahora son parciales.
Aquí concluye la Primera Revolución Comunera -la de las élites-, que seguirá en seguras manos de otro escritor avezado, la Segunda Revolución Comunera -la de las masas-, completando las lagunas que no pudimos haber obviado.
CRONOLOGÍA DE LA PRIMERA REVOLUCIÓN COMUNERA
1562
Nace en La Paz Bernardino de Cárdenas, cuyo verdadero nombre era Cristóbal de Cárdenas y Ponce.
1629
El Concilio Provincial designó a Fray Bernardino de Cárdenas, Predicador y Misionero Apostólico para la conversión de los indios.
1638
El 21 de febrero. Se expide la Real Cédula por la cual el Rey Felipe IV designa a Fray Bernardino de Cárdenas como Obispo del Paraguay.
1640
El 18 de agosto. El Papa Urbano VIII dictó la bula en la cual le confirmaba como Obispo del Paraguay.
1642
Marzo. El obispo Cárdenas llega a Asunción para tomar posesión de su Diócesis.
1643
El Obispo Cárdenas inicia su visita a las Misiones Jesuíticas.
1644
Octubre. El gobernador Gregorio de Hinestrosa, ordena la expulsión del Obispo Cárdenas.
1647
2 de octubre. Asume como Gobernador del Paraguay Diego de Escobar y Osorio.
1649
26 de febrero. Fallece el gobernador don Diego de Escobar y Osorio.
4 de marzo. En Cabildo abierto fue electo gobernador Fray Bernardino de Cárdenas.
25 de abril. El obispo-gobernador Fray Bernardino de Cárdenas ordena la expulsión de los Jesuitas de su Colegio en Asunción.
1 de octubre. Las fuerzas del Virrey del Perú conformadas por 4000 indígenas de las Misiones Jesuíticas avanzan sobre Asunción bajo el mando del maestre de campo don Sebastián León de Zárate. El combate de Santa Catalina se produce en la jurisdicción de San Lorenzo de Campo Grande en las afueras de Asunción.
19 de octubre. Tras diez días de encierro en la Catedral, el obispo Cárdenas se rinde y fue desterrado de la Provincia.
1668
20 de octubre. Fallece en la paz Fray Bernardino de Cárdenas.
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Fuente: LA PRIMERA REVOLUCIÓN COMUNERA 1649. Por JUAN BAUTISTA RIVAROLA PAOLI © El Lector (de esta edición). Director Editorial: Pablo León Burián. Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina. Director de la Colección: Herib Caballero Campos. Diseño de Tapa y Diagramación: Jorge Miranda Estigarribia. Corrección: Rodolfo Insaurralde. Asunción – Paraguay, Diciembre, 2012 (92 páginas)
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