EL PARAGUAY EN 1874
Extractos de una serie de tres capítulos, Recent Journeys in Paraguay, por Keith Johnson, publicados en The Geographical Magazine, Londres, Setiembre, octubre, noviembre de 1875, describiendo un extenso recorrido realizado a través del Paraguay en 1874.
"...en 1871, los paraguayos supervivientes organizaron un congreso y un gobierno con la esperanza de restaurar la arruinada prosperidad del país. Fue en esa época que se obtuvieron los préstamos de Inglaterra, cuya historia es tan notoria. Tropas brasileñas tomaron parte activa en la represión de una revolución final en 1874, y este país ha asumido consecuentemente un protectorado virtual sobre el Paraguay. Mi viaje al interior fue realizado inmediatamente después de la supresión de este movimiento revolucionario (...) Vista desde el río, la capital del Paraguay tiene un aspecto muy fino, con sus edificios blancos elevándose sobre la colina, en contraste con el trasfondo de árboles y madera (...). No obstante, al desembarcar, se comprueba el estado ruinoso de la ciudad, con sus principales edificios, el gran palacio de López, la iglesia del Panteón, y el teatro, en el mismo estado de construcción inacabada en el que se encontraban cuando estalló la guerra, y algunos de ellos bombardeados por los cañones brasileños.
Es justo destacar que el presente gobierno (el de 1874-75) ha realizado bastante para mejorar la condición ruinosa y sucia de Asunción, rellenando las principales calles, así como desaguando y limpiando. Una de las medidas más efectivas fue el decreto compulsorio de que todas las casas de la ciudad debían ser blanqueadas.
Mujeres con un shawl blanco, moviéndose alrededor con largos cántaros de barro rojo, o sentadas en grupos bajo el sol en los lugares y mercados abiertos, constituyen a primera vista la única población de la ciudad. Es posible, no obstante, detectar cierto movimiento cerca del puerto en la boca de la bahía, donde se embarca la yerba -el principal producto del país- a los puertos aguas abajo. La exportación de este producto parece estar en crecimiento, teniendo en cuenta que durante el año pasado los ingresos de la aduana bajo este concepto aumentaron de un promedio de $30.000 a $ 50.000 mensuales. La población de Asunción, que se estima en general como de 10.000 habitantes, incluye entre 2.500 y 3.000 hombres de los cuarteles brasileños de ocupación, la mayoría de ellos negros, establecidos en una colina fuera de la ciudad, y el aprovisionamiento de esta fuerza militar posibilita una buena parte del comercio de la ciudad. El componente no-militar de la población masculina, que puede estar alrededor de las 1.500 personas, consiste casi enteramente en extranjeros, ya sea brasileños, argentinos, italianos, o de nacionalidad mixta. Las mujeres paraguayas, no obstante, de todo tipo de color, desde tipo indígena o negro hasta casi puro español, forman la mayoría de los habitantes, y todo el comercio del interior es realizado por las mismas. Cientos de mujeres, cada una llevando en su cabeza una canasta con ciertas mercaderías comercializables, vegetales, huevos, leche, tabaco, o pan a base de harina de mandioca, llamado "chipá", se trasladan a Asunción desde las zonas circunvecinas todas las mañanas, y ocupan las "plazas" abiertas durante el día, retornando a sus casas al atardecer. El agua potable de la ciudad se origina de varios "pozos", a una cierta distancia de la zona urbana, y es traído en las mañanas y en la noche por las mujeres, quienes marchan en fila india yendo y viniendo, cada una soportando un largo cántaro sobre su cabeza.
La ruta principal hacia el interior desde Asunción es el ferrocarril hasta Paraguarí, construido en el tiempo del viejo López. Durante varios meses hasta abril de 1874, el ferrocarril estuvo sin funcionar, la línea había caído en descuido, el material rodante se componía de los resabios de vagones sin ruedas y sin puertas que llenaban la estación de Asunción. No obstante, en abril se tomaron algunas medidas para la restauración parcial de la línea, un motor nuevo ha arribado de Europa, el camino se ha limpiado y los trenes han empezado a circular más o menos frecuentemente. Al momento, el ferrocarril se encuentra de nuevo en condiciones de funcionamiento, y el tren se traslada en días alternados entre Asunción y Paraguarí, deteniéndose en las estaciones intermedias.
La primera línea en la villa es Trinidad o Ibiray, un lugar de entre 200 y 300 habitantes, que posee una de las iglesias más hermosas en el Paraguay Oriental. Trinidad es el lugar a donde se trae la mayor parte del ganado que se utiliza para la alimentación de los vecindarios de Asunción, y aquí se encuentra el principal matadero de la República. Un promedio de 900 cabezas al mes se despacha desde aquí para la capital y los alrededores. El valle del Salado con el hermoso lago de Ypacaraí ofrece una serie de hermosas vistas. Las colinas a ambos lados se encuentran pobladas de bosques de maderas, y la parte baja del Salado se encuentra rellenada con una foresta de palmeras, pero las orillas del lago y el valle del Pirayú poseen varios niveles de ricas tierras de pastoreo. Se cultiva una gran cantidad de maíz y mandioca a lo largo del valle, y de vez en cuando, la línea del ferrocarril pasa a través de filas de árboles de naranja, cubiertos de frutos. Luque, Areguá y Pirayú constituyen pequeñas villas a lo largo del valle, todas de un solo modelo- una cuadra de casas bajas, con techos inclinados, con la iglesia en el medio. Mirando en cada una de ellas antes y después de la siesta, cuando todo es silencio como a medianoche, uno puede observar ciertamente a las mujeres ocupadas en las tareas del hogar, quizás pisando maíz en el universal mortero de madera; a los pocos hombres, sus sillas reclinadas sobre las paredes de los corredores, fumando o tomando mates en forma interminable.
Paraguarí quizás sea la villa más agradablemente situada en el Paraguay del este (...) posee dos cuadras principales y su población alcanza a cerca de 600 habitantes. Debido a que es el punto de convergencia de todas las rutas que se dirigen a la capital desde el sur y el este del país, tiene una importancia considerable y, a más de su propio tráfico comercial, recibe una cantidad importante del comercio de tránsito, poseyendo dos posadas, mientras que en Asunción existe una sola.
El paraguay Rural en 1874 según Keith Johnson
En nuestro viaje hacia las Misiones tomamos el sendero sud-este hacia la villa de Ybycuí, y durante la mayor parte de nuestros primeros dos días, nuestro camino nos llevó a través de la gran pradera de Paraguarí. Afuera de los vecindarios inmediatos de Asunción no existen caminos, en el sentido de rutas construidas artificialmente; la totalidad de los senderos a través del país son simplemente las huellas vagas establecidas por viajeros que pasaron por el lugar anteriormente. De vez en cuando, y en épocas de mayor prosperidad, se construyeron algunos puentes sobre los arroyos, pero la mayoría de ellos se encontraba ahora en ruinas, y estas ruinas con frecuencia hacían incluso más difícil el paso. Nuestra primera experiencia del cruce de un ancho arroyo fue en el Arroyo Mbaey, un tributario principal del Canabé. Encontramos que era demasiado profundo como para que los bueyes pudiesen cruzar, y tuvimos una demora de varias horas para pasar los contenidos de la carreta en una embarcación cruda construida a base de cuero (...).
Pasando el Canabé, no muy lejos de su origen, donde también empieza la serie de lomas que rodea la planicie, llegamos a Costa Peña, donde se encuentra la casa del Sr. Duarte, un veterano paraguayo que es dueño de los campos de pastoreo entre este lugar y el más próximo Cerro Yariguá, además de poseer el único rebaño de ganado vacuno que hemos visto hasta ahora en el país (...).
Antes de trasladarnos a Caapucú visitamos una caña (sic), o una destilería de rum nativo, a cerca de una legua de distancia de la capilla. Encontramos que el trabajo se estaba desarrollando activamente; alrededor las mujeres se encontraban ocupadas en cortar la caña de azúcar extraídas de un largo sembrado; las cañas se trasladaban a un molino, consistente en tres cilindros verticales de madera dura, puestos de manera a que se atan los bueyes. Las cañas se ponían entre los cilindros a mano, y el jugo que caía en una batea ubicada debajo era trasladado inmediatamente a los barriles hundidos en el suelo debajo de una choza cercana. Otro rancho poseía barriles de este jugo, en todos los estados de fermentación, de donde se proveía una sola retorta. De esta caña de Paraguarí, bastante codiciada, se producían cerca de doce damajuanas por día, y constituía probablemente, la destilería más grande del país. La villa de Caapucú aparece con un relieve bastante alto de colinas, y la mayor parte de este departamento es eminentemente elevado y rocoso. Al entrar a la villa nos sorprendimos al encontrarla casi completamente desierta, con largas filas de casas en las dos cuadras encontrándose vacías y sin dueños. El jefe, no obstante, nos informó que el departamento tiene 700 habitantes, a pesar de que se puede cultivar muy poco debido a la naturaleza rocosa del suelo. Entre Caapucú y el paso del Tebicuary se pasan las viejas estancias de Yaguarí y de Cavañas, ambas poseyendo hermosas tierras de pastoreo; la primera de las estancias llega hasta los cerros de Yaguarí, de donde se obtiene la primera vista del ondulante Tebicuary. La estancia Cavañas se extiende sobre la colina hacia el río. De manera a ilustrar la pobreza producida por la guerra, puedo mencionar que el Capitán Páge (*), visitando esta estancia en 1855, decía: "Nos detuvimos para hacer la siesta y cenar en la casa del rico estanciero, Sr. Cavañas, donde encontramos un lujo inusual. La cena fue servida en platos masivos; los tazones de agua y las bandejas también eran de plata pura. Todos los otros muebles de este establecimiento, si bien simples, eran sumamente cómodos". El mismo Cabañas nos extendió la hospitalidad a nosotros, pero su mejor y único plato ahora era una vajilla de estaño, en donde se nos sirvió un pequeño "charque", o pedazo de carne seca, con algunas pocas naranjas, con nuestro homenajeador sentándose en su cama, debido a la falta de muebles.
Acercándose al paso del Tebicuary, encontramos una larga manada de caballos de Corrientes, qué estaba siendo llevada a Trinidad para la venta (...). Prácticamente todo el pequeño tráfico del Paraguay sur al Paraguay central tiene que cruzar el río en este punto; las carretas y los pasajeros son transbordados en dos pequeñas canoas, mantenidas por el gobierno en una casa-guardia en la orilla sur; los bueyes y los caballos cruzan a nado (... ).
San Miguel es una pequeña villa en el departamento de Santa María, situada en el medio de un número de pequeños cerros con forestas; en uno de éstos funcionaba anteriormente una mina de hierro. Ahora posee sólo una cuadra, rodeando una pequeña iglesia, con solo doce casas habitadas (...).
Santa Rosa, al presente, se compone solamente de una cuadra de casas destruidas prácticamente deshabitadas, pero la iglesia, que es una de las estructuras jesuíticas más elaboradas, originada en 1698, se encuentra en un estado comparativamente bueno (...). A una distancia de un poco más de una legua de Santa Rosa se encuentra la entrada al "Potrero" **, o el campo encerrado de pastoreo de San Antonio, la única tierra al sur del Tebicuary que no pertenece al gobierno del Paraguay. Hasta hace poco se mantenían en este potrero cerca de mil cabezas de ganado vacuno y caballos, el rebaño más grande, y uno de los pocos, del Paraguay; pero teniendo un espacio tan grande en el que circular, el ganado se ha convertido ahora en salvaje (...).
Una vieja casa de estancia cerca del Aguapé, perteneciente a la familia de Barbosa, se encuentra todavía ocupada por la mujer del ex-estanciero, que junto con su hijo, murió en la guerra. Este es el establecimiento más cómodo y tipo granja que encontramos en las Misiones, donde todo se encuentra en ruinas y con una pobreza del último extremo. Aquí -como en casi todos los ranchos a través del país- las mujeres emplean el tiempo libre de las largas noches, sentadas alrededor del fuego, en hilar el algodón con la ayuda de un pequeño huso; el hilo de algodón se estira y se recoge con una mano, mientras que con la otra se rota el huso. Las casas más grandes poseen un telar a mano, bastante rudimentario, en el que se fabrican piezas de algodón de diferentes texturas para uso ordinario. Las hamacas también son hechas en las casas (...)
El Carmen se encuentra en una pequeña elevación en el medio de una planicie, a una distancia de una legua de Encarnación. Este debería haber sido un lugar de asentamiento importante en la época de la visita de Page en 1855, teniendo en cuenta que el mismo había puesto la población del lugar en 1.000 habitantes. Ahora ejemplifica bastante bien el cambio que la guerra ha traído a lo que alguna vez fuera el populoso distrito de las Misiones, debido a que posee sólo dos casas habitables, una de ellas por el Guardia, y la otra por una mujer que es la custodia de la pequeña iglesia, con once personas constituyendo toda la población presente. El jefe de este pequeño lugar contó los habitantes del departamento con sus dedos, nombrando quince casas o ranchos albergando en total a 55 personas, de los cuales veinte eran "varones". Las pocas personas que se encuentran en este lugar parecen más que medio indios en sus facciones. En la última cosecha se cultivó sólo un poco de tabaco para satisfacer las necesidades del lugar, y la cantidad plantada de maíz y mandioca no fue suficiente para cubrir la demanda (...)
Encarnación, fundada en 1614, y en alguna ocasión una de las principales reducciones de las Misiones, se encuentra ahora casi completamente desierta, con solamente cerca de doce casas de las que quedaron en ocupación. El lugar parece haber sido bastante poblado antes de la guerra, pero la mayoría de sus ex-habitantes han cruzado el río al nuevo establecimiento de San José, o Itapúa (...) Este departamento, que se extiende al este hacia el río Santa María, posee una buena cantidad de "chacras", o pequeñas granjas, donde se cultiva tabaco, maíz, porotos y mandioca.
Descendiendo unos 150 pies desde la villa nos lleva a la orilla del río que se encuentra opuesta a la villa correntina de Itapúa. El río aquí presenta un magnífico espectáculo, con unas 3.000 yardas de ancho: el transporte de ganado a través del río emplea dos pequeños buques a vapor, los que remolcan chatas con corrales, y se utilizan al mismo tiempo cerca de 20 canoas y pequeños botes. En la otra orilla, ascendiendo unos 100 pies, llegamos al asentamiento de Itapúa o San José, un lugar con mucho movimiento y mucha ocupación, aparentemente en rápido crecimiento, consistente actualmente de una colección de ranchos y chozas, con quizás cerca de 500 personas en total, argentinos, brasileños e italianos.
Paraguay es ahora, y lo ha sido desde la guerra, completamente dependiente en otros países para obtener sus provisiones de carnes, y la mayor parte de la misma se deriva de la provincia argentina de Corrientes.
El ganado se trae al Paraguay a través del río, por todos los pases del Paraná, desde la confluencia del Paraguay hasta el más elevado de los pases, el de Corpus, pero este cruce de Itapúa es uno de los principales, y se cruzan cerca de 40.000 cabezas de ganado anualmente, en promedio. Desde el Paraná, los rebaños son llevados hacia el norte, principalmente a los centros de Asunción (o Trinidad) y Villa Rica, pero incluso todo el norte del Paraguay, incluso la ciudad de Concepción depende de Corrientes (...).
En nuestro viaje de retorno, después de pasar de nuevo por El Carmen y sobre el Tacuary, abandonamos este sendero dirigiéndonos al sudoeste hacia San Cosme (...). Esta reducción, fundada en 1634, tiene la cuadra usual, con los edificios de la iglesia y el colegio -todos en condiciones tolerables- pero la mayoría de las casas se encuentran vacías, y toda la población consiste de 3 hombres y 30 o 40 mujeres (...) Durante la guerra, la totalidad de la población de este partido se trasladó al distrito de Yuty, pero una especie de re-éxodo tuvo lugar en 1869, cuando cerca de 300 mujeres retornaron a su viejo distrito, cada una de ellas llevando un poco de granos o semillas de vegetales para re cultivar sus "chacras". El tabaco que se planta aquí es de calidad superior, y se lleva al mercado de Ytuzaingó o el Ytapúa, desde un puerto para botes a cerca de 1.000 yardas de distancia de la villa. Un sendero de tierra a través de los matorrales, anteriormente usado para el tráfico entre San Cosme y el paso de San José-mí, aguas abajo en el Paraná, se encuentra ahora en estado intransitable (...).
Otra larga marcha a través de los matorrales nos trajo hasta una altura sobre la que se encuentra la casa estancia de San Miguel. Aquí se ha asentado un argentino, el que mantiene una pequeña granja con algunos animales, pero sus caballos han desarrollado recientemente una enfermedad, conocida como "mal de cadera", la que ha causado varios desastres en el Paraguay. Anteriormente, era posible trasladarse por un camino directo entre San Miguel y Santiago, pero esto es ahora imposible teniendo en cuenta la espesura de los matorrales (...).
En Yacutí, un pequeño conglomerado de ranchos dos leguas de San Ramón, el camino a Yutí tiene un ramal a la derecha, y no muy lejos, un sendero lleva a la casa estancia de San Martín, donde se encuentra la ruta principal a Santiago (...). El "jefe" estimó la población del departamento de Santiago en cerca de 500 personas, de las cuales cerca de 100 eran hombres; en la capilla se encuentran cerca de 50 personas. Este departamento debía haber sido bastante populoso en tiempos anteriores, teniendo en cuenta que en el primer reclutamiento realizado por López para la guerra, 600 hombres, entre las edades de 15 y 25 años, fueron enviados por Santiago (...).
Pasamos unos pocos días inspeccionando los vecindarios del potrero San Antonio, y en consiguiendo provisiones, debido a que este es el único lugar donde pudimos conseguir carne en Misiones; en todos los otros lugares, mandioca y naranja constituyen la alimentación cotidiana. La vieja reducción de San Ignacio... se encuentra ahora prácticamente desierta, a pesar de que existen varias casas en excelente estado para albergar a una considerable población; sólo residen veinte personas. Santa María, a la que visitamos después, se encuentra prácticamente en las mismas condiciones.
En el camino de Caapucú a Quiindi (sic)... el único rancho de cierta consideración es el de Lovera, donde recibimos la bienvenida. El primer distrito de Quiindi, llamado Valle Apuá, posee varios ranchos situados agradablemente sobre una loma (... ) La villa de Quiindi, que posee cerca de 200 habitantes, tiene la forma de dos cuadras, una enfrente a la otra, rodeando una pequeña iglesia. El contraste entre las casas débilmente construidas de las reducciones laicas al norte del Tebicuary, y las estructuras sólidas y regulares de las Misiones, no puede pasar desapercibido (...).
Encontramos a la pequeña villa de Tabapí, que es una sub capilla de Carapeguá, en plena fiesta llevada a cabo alrededor de la preparación de miel (o mosto). Era la cosecha de un pequeño propietario en el vecindario, y todos los habitantes lo estaban ayudando en la preparación, que consistía en hervir el jugo obtenido de la caña que había sido molida en un molino a bueyes. La preparación se mantiene todo el día y la noche, hasta que se acabe la caña de azúcar, y la ocasión sirve como una vacación para todo el vecindario... Carapeguá. Este lugar posee más vida que cualquier otra villa que hemos visto, aparte de Paraguarí: dos o tres almacenes parecen progresar, y el mercado lucia como muy ocupado; la población de la villa es de entre 300 y 400 habitantes, y el del departamento, que incluye el distrito de Tabapy, se estima en 1.000 personas. El departamento es asimismo rico en los productos usuales, tabaco, maíz, etc., y durante la última cosecha se recolectaron más de 2.000 arrobas de tabaco, para la venta.
Para retornar a Asunción desde Paraguarí tomamos una ruta directa (...) Antes de llegar a Jaguarón (sic), el sendero transita a través de una densa foresta sobre la planicie, en el medio de la cual se estableció la desafortunada colonia alemana de 1871. Los signos con conspicuos números a lo largo del sendero, marcando los lotes de foresta que debían ser limpiados, son los únicos testimonios que quedan de la colonia; pero dos o tres teutones infatigables han logrado limpiar unos pequeños lotes de tierra en la foresta, con un gasto prodigioso de fuerza de trabajo, y aún viven ahí a pesar de todas las dificultades. Un obstáculo considerable para la localidad, a más de la madera pesada para la cual no existe mercado, es la ausencia total de agua la que no se puede encontrar en una distancia de una legua desde el centro de la colonia. Jaguarón (...) es una villa extensa, con una gran iglesia; pero permanecen muy pocos habitantes, y se encuentra totalmente muerta para negocios de' cualquier clase.
Ytá, más adelante, es un lugar populoso con un mercado bastante activo; es aquí donde se manufacturan los cántaros de cerámica roja, con material que se encuentra en el vecindario, y que son usados en toda la República. San Lorenzo también es una floreciente villa de aspecto limpio, en donde todas las casas parecen estar ocupadas. La ruta directa hacia la capital transita en parte a través de hermosos bosques, y los ranchos, con pequeños lotes cultivados, así como plantaciones de naranja, aparecen, más frecuentemente a ambos lados del camino; la ruta misma también es más movida, con muchos pasajeros, en la medida en que nos aproximamos a Asunción a través de este distrito, el más populoso del Paraguay; líneas de mujeres vestidas de blanco, en una sola fila, a medio trote, yendo al o viniendo del mercado a lo largo de la ruta arenosa debajo de las sombras de los árboles, "charlando" entre ellas a medida que avanzan.
Al llegar a Asunción me enteré de que la Comisión Paraguayo-Brasileña de Límites estaba por emprender un último viaje a la frontera norte, y aprovechando la oportunidad, solicité permiso al gobierno para acompañar a esta expedición (...). La comisión, consistente de 40 soldados brasileños y 10 soldados paraguayos, con sus oficiales y un comisario, así como 16 carretas tiradas por bueyes y una tropa de cerca de 200 cabezas de ganado vacuno, alcanzó Concepción el 29 de julio. Esta población, la más norteña de las villas habitadas del Paraguay, está formada de cuatro o cinco calles, que comienzan desde la orilla del río Paraguay, atravesadas por otras en ángulos derechos, formando bloques de casas de cerca de 50 yardas de dimensión. Los edificios más grandes son dos viejos "cuarteles", ambos en estado ruinoso, que enfrentan la plaza de pasto. La mayor parte de las habitaciones se compone únicamente de barro, pero existen algunas casas de dimensiones substanciales y por lo menos tres buenos almacenes. El número de casas ocupadas es de 150, con cerca de 600 habitantes, dos tercios de los cuales constituyen mujeres. La gente trabajadora del lugar es, en su gran mayoría, de origen italiano. En tiempos pasados, Concepción era el depósito y asiento de exportación de los yerbales "norteños" del Paraguay, pero este tráfico ha dejado de existir, y únicamente el sonido de retreta, tambores y flautas, de la guardia aquí estacionada, rompe, la monotonía del lugar (...).
Hacia el norte, por algunas leguas saliendo de Concepción, se ven con frecuencia algunos ranchos con algunas pequeñas parcelas cultivadas, y en Naranja-ty (el lugar de las naranjas), así llamado por el número de naranjales, se encuentra una villa muy pequeña, formada a ambos lados del pequeño valle. Pero después de este lugar, acercándose al Aquidabán, los asentamientos son escasos y llegan a desaparecer completamente. Entre el río Aquidabán y el río Apa no existe una sola casa o un solo rancho, a pesar de que se ven los postes de algunas pocas ex-casas-estancias, a largos intervalos, como en Casalcué, Ramoncué*** y Sorat (...).
El carácter de extrema desolación de toda la región del norte del Paraguay es lo más llamativo. Se dice que algunos pocos indios nómadas habitan las forestas en el extremo norte, y en ocasiones los paraguayos que montaban guardia a la noche nos comentaban que nuestro campo había sido reconocido por estos indios nómadas tímidos, a quienes los reconocieron por sus gritos, imitando a los pájaros (...).
Al retornar, después de completar las marcaciones de límites, la Comisión volvió a recorrer la ruta hasta Punta Porá, de donde una ruta se orienta hacia el oeste, siguiendo las lomas que separan las cuencas del Aquidabán y el Ypané. El primer campo de descanso fue en un lugar llamado "Mangrullo", donde aún se encuentran los postes de una torre de vigilancia levantada cuando López se había refugiado en la selva. Después de Mangrullo se entra al gran yerbal de Chirigüelo, y por una distancia de una legua se encuentran árboles de yerba, profusamente esparcidos con otros árboles de la foresta; inmediatamente después, el camino se extiende hacia abajo, con una inclinación profunda, a través de una foresta muy densa, similar a la que habíamos alcanzado cuando llegamos a la fuente del río Apa, y de la misma altura. Saliendo del bosque oscuro y denso en la base de este descenso, nos encontramos en la mitad de las colinas de Cerro Corá (...) Aparte de la belleza salvaje del lugar, el lugar tiene un interés especial como escenario del acto final de la larga guerra de siete años que arruinó al Paraguay. Fue aquí que López, forzado a los desiertos con los últimos sobrevivientes de sus seguidores, estableció su último campo, cuando fue sorprendido por la caballería brasileña, y matado cuando trataba de escapar a las colinas cruzando el arroyo Chirigüelo. El lugar del campo militar, a una cabalgata de diez minutos del Aquidabán, aún se encuentra poblado con las ruinas silenciosas de todo lo que le pertenecía: carretas, armas rotas, y muebles de campamento de todo tipo, con numerosos esqueletos esparcidos alrededor. Los sufrimientos de los últimos remanentes del ejército paraguayo pueden constatarse siguiendo el camino entre este campamento y el de Panbadero, ya que debajo de cada sombra de árbol se encuentran los huesos de los hombres que se acostaron para morir de heridas, cansancio o hambre (...).
(*) Del libro La plata, The Argentine Confederation and Paraguay, Thomas Page, New York, 1859.
(**) Nota de Johnson: "el nombre de potrero se otorga a aquellos espacios de tierras de pastoreo circunvaladas naturalmente por bosques o agua, o ambos, en todos los costados; y son altamente cotizadas como propiedades por este hecho, debido a que el ganado no puede salirse fácilmente del lugar".
(***) Nota de Johnson: "la terminación cué significa abandonado, pero en algunos casos permanece como nombre de un lugar que puede haber sido abandonado en alguna ocasión, pero vuelto a re ocupar".
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EL PARAGUAY RURAL ENTRE 1869 Y 1913
CONTRIBUCIONES A LA HISTORIA ECONÓMICA REGIONAL DEL PLATA
JUAN CARLOS HERKEN KRAUER
CENTRO PARAGUAYO DE ESTUDIOS SOCIOLÓGICOS
Asunción - Paraguay 1984 (224 páginas)