CRISIS TERMINAL DEL RÉGIMEN STRONISTA
Por JOSÉ ARCE FARIÑA
El golpe militar contra el dictador Alfredo Stroessner, liderado por su consuegro el general de División Andrés Rodríguez, fue el producto de la gran crisis económica, posterior a la época de bonanza vivida con la construcción de las represas hidroeléctricas binacionales Itaipú y Yacyretá, de un modelo clientelar figurado en un "Estado paquidérmico" y tras la imposibilidad de fijar la línea sucesoria, atendiendo a la "gerontocracia" que manejaba las riendas del poder, durante casi 35 años, y la irrupción de una oposición interna del partido de gobierno, con jóvenes ansiosos de liderar el nuevo escenario. La oposición en ascenso, sin embargo no fue suficiente para derrotar un régimen que había permeado hasta la médula social, principalmente en los sectores campesinos y en el funcionariado público. El stronismo manejaba directamente cien mil puestos laborales en la función pública.
El coronel Gustavo Stroessner figuraba como posible sucesor de su padre, como si se tratara de una dinastía monárquica, el grupo de "militantes hasta las últimas consecuencias" llegó a insinuar que "después de un Stroessner otro Stroessner". El hijo del dictador fue un hombre tremendamente ambicioso, con poca inteligencia y menos hábil que el militar que gobernó el país sostenido en la trilogía: "Gobierno-Fuerzas Armadas-Partido Colorado". Su posición dentro del tablero, sostenida por los cercanos colaboradores de su padre, hizo que irrumpiera otro grupo stronista, el de los Tradicionalistas, sector en ascenso, que últimamente recibía los embates de la primera línea de decisión.
Otro factor tuvo que ver con el manejo doméstico que daba Stroessner a las Fuerzas Armadas, disponiendo del escalafón a su antojo y desvirtuando sistemáticamente su misión. En 1987, el tramo superior estaba compuesto por el general de Ejército, 13 generales de División, 28 generales de Brigada y casi 600 coroneles del Ejército, la Fuerza Aérea y homólogos de la Armada. El encumbramiento del coronel Gustavo Stroessner amenazó directamente los intereses del grupo de coroneles y generales jóvenes del entorno de Rodríguez y provocó el golpe.
Durante las tres décadas y más de gobierno, la base organizacional fue el sistema de conscripción obligatoria, la cual reprodujo formas autoritarias de relacionamiento con la sociedad.
A finales de la dictadura, según sostienen los sociólogos Carlos Martini y Carlos María Lezcano en Fuerzas Armadas y necesaria transición hacia la institucionalidad, se estima que: "...la población militar total osciló entre los 22.500 hombres, esto es, el 5,7 personales militares por 1.000 habitantes, y 56 por mil kilómetros cuadrados. En cuanto al ejercicio fiscal, las partidas para defensa y seguridad representaron 1/3 de los gastos públicos".
El régimen, durante la segunda mitad de la década de 1980, fue incapaz de manejar las clientelas al interior de las FF.AA., a causa de la crisis económica del modelo. En otro orden, se ideó, a nivel internacional, un nuevo sistema de seguridad regional, iniciado ya con la presidencia del demócrata norteamericano Jimmy Cárter, por tanto los esquemas que sirvieron de fundamento a los regímenes autoritarios de los setenta entran en desuso. Finalmente, las Fuerzas Armadas fueron vistas por el ciudadano común, como las encargadas del "trabajo sucio" de control y represión político-social y, en consecuencia, se las vincula a los atropellos de derechos humanos fundamentales.
En las jornadas del 2 y 3 de febrero de 1989, asumieron nuevamente el control, bajo otro ropaje, las Fuerzas Armadas. Estas fuerzas advertían, lo que la oposición y los colorados en el exilio venían haciendo hacía tiempo. El gran deterioro moral del régimen stronista y la grave crisis en las finanzas nacionales como la devaluación progresiva de la moneda nacional, la paralización de los créditos externos e internos, el aumento del desempleo, las trabas innecesarias a las exportaciones y un sistema estatal burocratico e injusto para la Nación constituyeron los motivos para salir de sus cuarteles.
En el amanecer del día de la Candelaria, toda la capital se transformó en un Campo de Marte, los edificios públicos, las unidades militares, los vehículos particulares en las adyacencias de las zonas de combate, tenían impregnado el rastro que la asonada militar dejó a su paso. El general de División Andrés Rodríguez, el consuegro de Alfredo Stroessner, el mismo que logró ser encumbrado gracias al régimen y libó abundantemente de las "mieles del sistema", fue el jefe visible de esa revolución que dio inicio a una transición que finalizaría en el año 2008, tras 19 años de intensa lucha política y de crecimiento condicionado y difícil de la democracia paraguaya. El manifiesto libertario de los "Carlos y los Víctor" (seudónimos de los militares sublevados) se resumía en estos párrafos leídos por Andrés Rodríguez:
"Queridos compatriotas; Apreciados Camaradas de las Fuerzas Armadas:
Hemos salido de nuestros cuarteles en defensa de la dignidad y el honor de las Fuerzas Armadas; por la unificación plena y total del coloradismo en el Gobierno; por la iniciación de la democratización en el Paraguay; por el respeto a los derechos humanos; por la defensa de nuestra religión cristiana, Católica Apostólica Romana.
Eso es lo que yo les estoy ofreciendo con el sacrificio del soldado paraguayo a nuestro querido y valiente y noble pueblo paraguayo.
Espero que los camaradas de las FF.AA. me acompañen en estas circunstancias porque estamos defendiendo una causa noble y justa que redundará en beneficio de nuestro heroico y noble pueblo paraguayo.
Gracias".
Fuente: LAS FUERZAS ARMADAS Y EL STRONISMO. Por JOSÉ ARCE FARIÑA. Colección 60 AÑOS DEL STRONISMO N° 12. Editorial EL LECTOR. Directores de la Colección: HERIB CABALLERO CAMPOS / IGNACIO TELESCA. Corrección: MILCIADES GAMARRA. Asunción – Paraguay. Julio, 2014 (96 páginas)
CRONOLOGÍA DEL GOLPE DEL 3 DE FEBRERO DE 1989
Por ALCIBIADES GONZÁLEZ DELVALLE
1954
4 de mayo: Mediante un golpe militar, el general Alfredo Stroessner depuso al presidente Federico Chaves. Asume como Presidente Provisorio de la República el Arq. Tomás Romero Pereira.
15 de agosto: Tras unas elecciones en la que participó como único candidato asume la Presidencia de la República, el general Alfredo Stroessner, para completar el mandato 1953-1958.
1987
1 de agosto: Los militantes stronistas atracan la Convención del Partido Colorado y deponen a los tradicionalistas encabezados por Juan Ramón Chaves.
1988
10 de diciembre: Organizaciones Políticas y Sociales organizan una gran Marcha en conmemoración al Día Mundial de los Derechos Humanos, la policía reprime brutalmente a los manifestantes.
1989
2 de febrero: Las tropas del Primer Cuerpo de Ejército se trasladan hasta la residencia de Ñata Legal para detener al Gral. Stroessner y de ese modo evitar derramamiento de sangre. Stroessner logra escapar y se refugia en el Batallón Escolta Presidencial, mientras las tropas de la Marina atacan al Palacio de Gobierno y el Cuartel Central de Policía.
3 de febrero: Tras más de 8 horas de combates el general Alfredo Stroessner se rinde y es conducido detenido al Primer Cuerpo de Ejército.
A la tarde de dicho día, el general Andrés Rodríguez jura como Presidente Provisional de la pública.
5 de febrero: Acompañado del embajador del Brasil, Alfredo Stroessner y una reducida comitiva parte rumbo al Brasil, pues dicho país le concedió un asilo político provisional.
2006
16 de agosto: Fallece en Brasilia el general Alfredo Stroessner.
Fuente: EL GOLPE DEL 3 DE FEBRERO DE 1989. Por ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE - COLECCIÓN GUERRAS Y VIOLENCIA POLÍTICA EN EL PARAGUAY - NÚMERO 17 © El Lector (de esta edi ción). Asunción – Paraguay, Abril 2013 (104 páginas)
2 Y 3 DE FEBRERO DE 1989
EL DERROCAMIENTO DE LA DICTADURA DE ALFREDO STROESSNER
Por LINE BAREIRO
El cambio se vino de golpe podría ser el título de este hito, que marca el derrocamiento de la dictadura de 35 años (1954-1989) del general Stroessner por su número dos y consuegro general Andrés Rodríguez, lo que dio inicio a la apertura política desde arriba, a la vigencia de las libertades públicas, a la reintegración del Paraguay a la comunidad internacional y a la transición a la democracia. En la noche entre el 2 y 3 de febrero de 1989 fue destituido Alfredo Stroessner. El acontecimiento es conocido como El Golpe de la Candelaria, por haberse iniciado en el día de la Virgen de la Candelaria.
Dos años antes había eclosionado el conflicto interno en la Asociación Nacional Republicana (ANR-Partido Colorado) que junto a las Fuerzas Armadas (FFAA) eran los pilares de la dictadura. De la guerra civil de 1947 quedó un ejército ya tendiente a la subordinación a la ANR, pero fue con Stroessner que todo el que quisiera entrar a las Fuerzas Armadas, incluyendo a la Academia Militar y a la Escuela de Suboficiales, debía estar afiliado al Partido Colorado. El sistema fue más complejo ya que el Partido se encontró subordinado a un militar y con oficiales en servicio activo ocupando altos cargos. Pero lo relevante en este caso es que el conflicto interno en la ANR repercutió también en las FFAA, ya que por militar partidariamente, los militares también pasaron a pertenecer a alguno de los dos bandos stronistas: militantes y tradicionalistas.
El triunfo de los militantes combatientes stronistas en el Partido, significó no sólo el desplazamiento de los civiles tradicionalistas de altos cargos en el aparato de Estado, sino que también repercutió en las FFAA. El general Rodríguez era cercano al tradicionalismo y conocía bien el poder, así como las debilidades de las FFAA y también quién podía defender al viejo dictador. Fuera de la dirección del Colegio Militar "Francisco Solano López", de la guardia presidencial y pocos más, el resto de las FFAA se plegó al golpe. A pesar de eso, fue un golpe en el que murieron militares de baja graduación, y sobre eso nunca se dispuso de datos completos y tampoco se difundió una explicación convincente del porqué los tanques a disposición de Stroessner, ni combustible tenían. Lo cierto es que en menos de ocho horas desde el inicio del golpe, Stroessner ni había sido ya apresado por el entonces coronel Lino Oviedo, hombre de confianza del general Rodríguez. Por Radio 1° de Marzo se difundió la proclama leída por Andrés Rodríguez:
"Hemos salido de nuestros cuarteles, en defensa de la dignidad y del honor de las Fuerzas Armadas; por la unificación plena y total del coloradismo en el gobierno; por la iniciación de la democratización del Paraguay; por el respeto a los derechos humanos; por la defensa de nuestra religión cristiana, católica, apostólica, romana. Esos son lo que les estoy ofreciendo." (textual)
El 5 de 'febrero a las 4 ele la tarde, previa renuncia, el dictador partió al exilio hacia el Brasil, país donde murió el 16 de agosto de 2006. Cuentan que, al mirar una foto del nuevo gobierno, Stroessner dijo que sólo él faltaba ahí. Pero a pesar de haberle sucedido un gobierno de personas que habían sido parte de la dictadura, no hubiese tenido legitimidad el golpe y menos el gobierno si Rodríguez hubiera intentando establecer una nueva dictadura. Muy rápidamente entendió el nuevo presidente que ni siquiera podía seguir hablando de democracia sin comunismo.
El Secretario General de la Presidencia y eterno jefe de Protocolo de Stroessner, Conrado Pappalardo, tuvo que ir a la frontera a recibirle con honores al Secretario General del Partido Comunista Paraguayo, Ananías Maidana, a quien el día anterior se le había negado el ingreso al país.
El deseo democrático había sido instalado en la agenda pública gracias a la acción social, ciudadana, intelectual y política. Ningún partido de prestigio seguía siendo colaboracionista, el movimiento social y ciudadano había crecido y encima, fuera de Pinochet, ya no quedaban gobiernos amigos de Alfredo Stroessner. En 1978 comenzó el aislamiento de la dictadura cuando se formó el Acuerdo Nacional, que reunía a todos los partidos y fracciones opositoras, con la protección del gobierno norteamericano, que finalmente le había sacado el apoyo a la dictadura de Stroessner. Sin duda alguna, el gobierno Carter contribuyó al deterioro pero también del PSOE en España y que ya se habían redemocratizado Argentina, Brasil y Uruguay.
La conducción inicial de la apertura política fue militar y el general Rodríguez fue electo presidente con el 74,4% de los votos el 1º de mayo de 1989. Quizá no haya sido fácil para Rodríguez pasar al campo democrático y más rápido aprendieron los civiles de la ANR. La Constitución de 1992 impidió ya la reelección del general. El poder de militares en servicio activo se mantuvo hasta el intento de golpe de Lino Oviedo en 1996.
En la larga transición de 19 años, ya no prosperaron intentos de golpe militar. No sólo perdieron prestigio, sino también presupuesto; y el último intento de golpe, en mayo de 1999, llevó a que el entonces presidente Luis Ángel González Macchi dispusiese la dispersión de la caballería. Por el contrario, la ANR se mostró capaz de ganar elecciones competitivas y de mantenerse en el poder hasta el año 2008.
Fuente: HITOS DEL BICENTENARIO. Por LINE BAREIRO, MABEL CAUSARANO, MARGARITA DURÁN ESTRAGÓ, VÍCTOR-JACINTO FLECHA, BARTOMEU MELIÁ, GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ © De esta edición SERVILIBRO. COMITÉ ASESOR, COMISIÓN NACIONAL DEL BICENTENARIO. Editorial Servilibro. Telefax: (595-21) 444 770. Correo electrónico: servilibro@gmail.com , Asunción, Paraguay octubre 2011.
REVOLUCIÓN DE 1989 - TRES DE FEBRERO
Por CARLOS FEDERICO MARTINI ESCOLAR
En la madrugada del 3 de febrero de 1989, el general Alfredo Stroessner se rendía ante el levantamiento militar encabezado por el Gral. Andrés Rodríguez. Este último había iniciado, poco antes de las 21 horas, del 2 de febrero, la insurrección con el desplazamiento de fuerzas suyas sobre Asunción. Una de las primeras acciones de los sublevados fue neutralizar a la Fuerza Aérea. La Armada ya se había plegado antes. El ataque contra el regimiento Escolta Presidencial y el Estado Mayor fue el más prolongado de la operación. En este sitio resistió el Gral. Stroessner hasta su rendición.
Con el nombre de guerra de "Carlos", ocho altos jefes militares dirigieron la insurreción. Ellos fueron:
Carlos 0 - Gral. Andrés Rodríguez.
Carlos 1- Gral.Víctor Aguilera Torres.
Carlos 2 - Gral. Pedro Concepción Ocampos
Carlos 3 - Cnel. Lino César Oviedo.
Carlos 4 - Gral. Oscar Díaz Delmás.
Carlos 5 - Gral. Regis A. Romero.
Carlos 6 - Gral. Eumelio Bernal.
Carlos 7 - Vicealmirante Eduardo González Petit.
La proclama del levantamiento fue leída personalmente por el Gral. Rodríguez a través de una radioemisora, en las primeras horas de la madrugada del 3 de febrero. Constaba de los siguientes cinco puntos:
1. Dignificación de las FF.AA.
2. Unificación del coloradismo en el Gobierno.
3. Inicio de la democratización.
4. Vigencia de los derechos humanos.
5. Respeto a la Iglesia Católica.
El contenido de este pronunciamiento y hasta el orden en que aparecieron las reivindicaciones de los sublevados permite identificar el sentido profundo de la insurrección. En efecto, los dos primeros puntos remiten a la alianza de poder FF.AA.-Partido Colorado. Esto es fundamental considerando que el quiebre del régimen anterior se produjo desde adentro del mismo y esto marcó en gran medida el proceso de transición. La dignificación de las FF.AA. debía
ser entendida como el final del vitaliciado militar de los leales a Stroessner - más de 30 generales pasan a retiro después del golpe- que taponaban la renovación en el cuadro de oficiales y también el rechazo a la injerencia que, principalmente en los últimos años con la militancia, dirigentes colorados pretendieron tener en la política de promociones en las FF.AA. La referencia a la unificación del Partido Colorado en el gobierno implicaba la única exclusión de la militancia y la reincorporación de los liderazgos que habían sido purgados del partido por Stroessner y que habían pasado gran parte del régimen anterior en el exilio, en Argentina. El eje de esta reunificación era el tradicionalismo de Juan R. Chávez y Luís María Argaña. Debe notarse que en ningún punto se mencionaba la despartidización de las FF.AA. Era una consecuencia del tipo de golpe, realizado desde adentro de la estructura del poder y que no pretendía, por consiguiente alterar abruptamente ese pacto cívico militar. Los otros aspectos estaban referidos al conjunto de la sociedad y, sobre todo, a la comunidad internacional. La democratización y el respeto a los derechos humanos ponía al país en el circuito del resto de los países de la región a finales de los ochenta y en sintonía con lo que pretendían factores de poder del escenario internacional, en particular, los E.U. de A. Finalmente, no podía faltar el mensaje para la Iglesia Católica, institución de peso en la elites y de fuerte arraigo social.
El proceso de transición estaba en marcha. Y desde el principio apuntó a una de las características centrales del mismo y que constituye una de sus notas distintivas: la transición fue en esencia una apretada agenda electoral en que oposición y gobierno, pacto tácito de por medio, iban gradualmente construyendo las instituciones de la democracia representativa.
Una de las primeras decisiones del Gobierno del Gral. Rodríguez fue convocar a elecciones generales el 1 de mayo de 1989 para que se completara el mandato iniciado por el anterior Jefe del Estado en 1988. La oposición dudó inicialmente y exigió una profunda reforma de la Ley Electoral vigente. No consiguió cambiar los aspectos centrales de ésta, pero aceptó concurrir a los comicios como una señal de confianza en el proceso que se iniciaba. Casi todos los partidos que no tenían reconocimiento legal lo obtuvieron entre febrero y marzo de ese año, incluyendo pequeñas agrupaciones de izquierda. Solamente quedaba el Partido Comunista Paraguayo (PCP) fuera de la legalidad, pero con crecientes muestras de tolerancia.
Las libertades públicas comenzaron a regir inmediatamente después del 3 de febrero. Los medios de prensa clausurados durante el régimen anterior volvieron a salir. Las organizaciones sociales dejaron de tener el peso del control policíaco y en pocos meses se tenía un escenario caracterizado por una amplia libertad, que conformó el contexto de las primeras elecciones post-autoritarias.
No había dudas acerca de la victoria electoral del Gral. Rodríguez, candidato del Partido Colorado. Los observadores extranjeros coincidieron en apuntar algunas irregularidades -siendo la principal la falta de padrones limpios- pero sin que las mismas invalidaran los resultados. El nuevo poder emergente del golpe conseguía así legitimidad en las urnas, con un triunfo superior al 70% de los sufragios.
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
En una visión de conjunto, los años de la transición a la democracia pueden sintetizarse en las siguientes notas:
1. LIBERTADES PÚBLICAS: el golpe militar de febrero de 1989 tuvo como uno de sus efectos inmediatos un cambio radical en el clima político, que no solamente no sufrió estancamiento a lo largo de la transición sino que incluso se fue profundizando. En efecto, de una asfixiante presión policíaca se pasó a la recuperación de un espacio de libertades públicas. La prensa, las organizaciones sociales, los partidos políticos y la ciudadanía en general desarrollaron de inmediato sus reivindicaciones, sin amenazas desde el Estado. En los primeros meses, posteriores al golpe, vuelven a aparecer medios periodísticos clausurados y surgen otros nuevos. Temas anteriormente vedados a la opinión pública son expuestos de forma cada vez más abierta, como todo lo relacionado con las FF.AA., por ejemplo.
En cuanto a las organizaciones sociales, en agosto de 1989 surge la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la que juntamente con la Central Nacional de Trabajadores (CNT) se constituyeron en los principales referentes organizativos del sindicalismo urbano, el cual crece rápidamente en número. Así, la CUT, que nacía con 62 sindicatos, creció en 6 meses a 91. El número de trabajadores afiliados a sindicatos -era de poco más de 20.000 en 1987. En 1990 ya se alcanzaba la cifra de casi 80.000, equivalente a alrededor del 5% de la población trabajadora.
En el escenario rural, entre febrero y marzo de 1989, se produce una eclosión de ocupaciones de tierras y posteriormente también se dieron marchas, manifestaciones callejeras, ocupaciones del local del IBR, concentraciones frente a la Catedral y al Congreso. Sólo entre el 3 de febrero y el 31 de marzo de 1989 se ocuparon unas 80.000 hectáreas. También, en ese primer año de la transición fue marcada la presencia de las organizaciones de mujeres. Fueron intensas las actividades de la Coordinación de Mujeres del Paraguay y de la Multisectorial de Mujeres. Fue el Movimiento Estudiantil Universitario el que iniciaba un declive organizativo con la emergencia de las libertades públicas.
Aunque la transición fue principalmente un cambio de régimen político, paso de una dictadura a una democracia representativa, la misma, al disminuir drásticamente los controles represivos, generó un escenario propicio para la movilización de los sectores populares.
Con el transcurrir de los años, y hasta diciembre de 1996 se realizaron dos grandes marchas campesinas; en 1994 y 1996, cuatro huelgas generales y una jornada de protesta en ese mismo lapso. Se fundó la Federación Nacional Campesina (FNC) que agrupa a gran cantidad de organizaciones campesinas. La sociedad civil, al calor de las libertades recuperadas, fue ocupando gradualmente espacios y sus sectores populares fueron siendo reconocidos como interlocutores por el poder.
2. AGENDA ELECTORAL CON PLURALISMO SOCIOPOLITICO: en el marco de las transformaciones internacionales, particularmente el final de la guerra fría, se pasó del anticomunismo al pluralismo amplio en el sistema político. Así, la transición paraguaya se caracterizó por ausencia de proscripciones. Después de algunas restricciones, hasta la militancia stronista se integró al juego político, así como los comunistas.
En todos los procesos electorales de la transición, la libertad de movimiento y de propaganda de los distintos participantes no tuvo limitaciones. Ese pluralismo se reflejó, por lo tanto, en la apretada agenda electoral de la transición que tuvo sus principales hitos en los siguientes comicios:
- Elecciones del 1 de mayo de 1989: las primeras post-autoritarias. El Gral. Rodríguez, del Partido Colorado, obtiene el 73% de los sufragios frente a Domingo Laíno, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), quien alcanza el 22%. Más que la importancia de los resultados, comprensibles por la adhesión ganada por Rodríguez por el liderazgo en el golpe y el apoyo fundamental de un partido, que como el Colorado ya llevaba en el poder desde 1947 y contaba con el aparato del Estado frente a una oposición que hasta tres meses antes se encontraba con graves limitaciones organizativas y de movimiento. Estos comicios le otorgaron legitimidad interna y externa al Gobierno del Gral. Rodríguez.
-Elecciones municipales del 26 de mayo y del 23 de junio de 1991: éstas tuvieron una triple importancia en el proceso de transición. En primer lugar, ya se realizaron bajo la nueva legislación electoral, la Ley 1/90, que marcó una profunda ruptura con la legislación anterior. Se estableció la posibilidad de alianzas, la representación proporcional, se facilitó la formación de partidos, se estableció asimismo un boletín único de voto para cada tipo de candidaturas y que el único documento válido para la inscripción y el ejercicio del derecho de voto era la cédula de identidad. Se reconoció por primera vez la posibilidad de presentar candidaturas independientes. El Código Electoral también exigió que las autoridades de los partidos y los candidatos a cargos electivos sean electos por el voto directo de sus afiliados.
En segundo lugar, se elegían por el voto directo por primera vez a los intendentes. Hasta entonces, éstos eran nombrados por el Poder Ejecutivo. En tercer lugar, se rompió el monopolio político del Partido Colorado, al vencer en más de 40 localidades candidatos de la oposición. En Asunción venció un médico joven, Carlos Filizzola, presentado por una candidatura independiente. El PLRA obtuvo importantes victorias en municipios del Área Metropolitana. Se votó en poco más de 206 distritos. El nivel de participación fue de más del 70%.
-Elecciones constituyentes del 1 de diciembre de 1991: por primera vez en la historia del Paraguay se elegían en comicios libres a futuros convencionales constituyentes. Si bien es cierto que la limpieza de estos comicios, como de los anteriores, dejó mucho que desear considerando el estado de los padrones y, en esta elección, la abierta ingerencia militar a favor de las listas del Partido Colorado, el clima fue de libertad. La participación fue sensiblemente menor que en las municipales, poco más del 50%, lo cual facilitó una clara victoria colorada con más del 55% de los sufragios, quedando el PLRA con alrededor del 26% y como tercera fuerza un sector independiente, Constitución para Todos (CPT) con el 11 %, que tuvo su impulso a partir de la victoria, en las municipales, de Asunción para Todos (APT), en Asunción.
-Elecciones generales del 9 de mayo de 1993: la importancia de esta elección estuvo en que marcó el retorno al Palacio de López de un civil, Juan Carlos Wasmosy, después de casi 40 años de presidencia militar. Fue una campaña electoral muy accidentada, comenzando con las elecciones internas coloradas del 27 de diciembre para elegir a los candidatos del partido. Mientras los resultados extraoficiales le otorgaron la victoria a Luís María Argaña, el proceso de recuento se suspendió, se cambió el Tribunal electoral partidario y finalmente, en marzo, se le dio la victoria al candidato de la cúpula militar, Juan Carlos Wasmosy, en cuya campaña participó como activo organizador el que ya entonces era una de las figuras más fuertes de las instituciones castrenses, el Gral. Lino Oviedo, quien, en contradicción con la Constitución, realizó propaganda abierta a favor del candidato colorado. En el día de las elecciones, el Poder Judicial cerró las fronteras y los padrones estaban lejos de ser limpios.
Las elecciones generales se realizaron, sin embargo, en libertad. Participó casi el 70% de los habilitados. La dupla Wasmosy-Seifart obtuvo el 39%, la liberal encabezada por Domingo Laíno y Juan Manuel Benítez Florentín llegó a alrededor del 32% y la candidatura indenpendiente de la Alianza Encuentro Nacional con Guillermo Caballero Vargas y Mavi Brusquetti consiguió el 23%.
Esta elección señaló un hito en cuanto a que el Congreso quedó con mayoría opositora y abrió un escenario inédito en la política paraguaya: la obligación de la negociación entre oficialismo y oposición, lo que el líder liberal, Domingo Laíno, planteó al presentar el 30 de julio de 1993 su propuesta de Pacto de Gobernabilidad.
-Elecciones municipales del 17 de noviembre de 1996: fueron las primeras elecciones efectivamente democráticas en la historia del país. Se contó por primera vez con tribunales electorales imparciales, fruto ya del nuevo texto constitucional y de la reforma judicial, con padrones saneados con un nivel de confianza del 97%, con neutralidad tanto del Poder Judicial como de las FF.AA. y con una eficaz organización del día electoral. Los nuevos padrones tienen más de 1.800.000 inscriptos después de un proceso de inscripción que se prolongó de marzo a julio de 1996. La participación alcanzó nada menos que a más del 85% a nivel nacional y más del 90% en la capital.
Como resultados destacados se tiene la alianza opositora que ganó en Asunción con la candidatura del liberal Martín Burt, la demostrada fortaleza del Partido Colorado que ganó en los principales municipios y globalmente llegó a alrededor del 48%; el PLRA, al 36%; y el Partido Encuentro Nacional al 5% en disputas para intendencias y el peso marginal de las demás fuerzas.
3. CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA: si una fecha merece ser resaltada en la transición es la del 20 de junio de 1992, cuando se aprueba la primera Carta Magna con legitimidad democrática. Sentó las bases efectivas para un Estado de Derecho al restablecer el equilibrio entre los tres poderes con controles mutuos, creó el Consejo de la Magistratura, clave para la reforma judicial, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y la Defensoría del Pueblo entre otros; perfeccionó otros ya existentes como el Ministerio Público o la Contraloría General de la República, le otorgó una nueva organización territorial al Estado con la descentralización política y estableció mecanismos de participación ciudadana como el referendum y la iniciativa popular. Debe subrayarse además que la nueva Carta Magna define con precisión las funciones de las FF.AA., alejándolas de todo tipo de intervención política. El modelo que plantea la nueva Carta Magna es el de un Estado Social y Democrático de Derecho, y así señaló un mínimo de recursos económicos que deben destinarse a la educación.
Se puede afirmar que a partir de junio de 1992 la transición entró en la fase del desarrollo institucional previsto en la nueva Carta Magna, uno de cuyos momentos fundamentales fue la reforma judicial, pactada entre el Ejecutivo y la oposición y que pasó por la conformación del Consejo de la Magistratura y la instalación de la nueva Corte Suprema de Justicia en abril de 1995.
4. MILITARISMO DEBILITADO: la transición no tuvo amenazas desde la sociedad civil y tampoco desde la clase política opositora, que desde un principio asumió posturas moderadas. Además, el contexto internacional favoreció el proceso de democratización. El principal peligro estuvo siempre en los momentos de tensión militar, que se acentuaron después de 1993 cuando fue designado comandante del Ejército el Gral. Oviedo, quien desarrolló su carrera política utilizando el respaldo del Ejército. Cada vez que surgía alguna diferencia con el comandante en Jefe, el presidente Wasmosy, la transición corría algún riesgo. Fueron varios los momentos de tensión, pero el más grave estalló el 22 de abril de 1996, cuando el todavía comandante del Ejército se negó al relevamiento de su cargo dispuesto ese día por el presidente Wasmosy. Se iniciaba la más grave crisis institucional de la transición que, mediante la abierta intervención de la comunidad internacional y la falta de apoyo en todas las FF.AA. al Gral. Oviedo, terminó con el desplazamiento de éste. El militarismo, en cuanto desnaturalización de las funciones castrenses, se fue imponiendo a lo largo de décadas en el país. El Gral. Oviedo pretendía la continuidad de ese modelo, utilizando a las FF.AA. para su carrera política. Su final marca también en buena medida el del militarismo y, en sentido contrario, el fortalecimiento del poder político democrático.
5. REINSERCIÓN INTERNACIONAL: uno de los hitos de la presencia paraguaya más activa en el exterior está dada por la firma del tratado del MERCOSUR en Asunción, el 26 de marzo de 1991. El país se integró igualmente al Grupo de Río, suscribió el Pacto de San José de Derechos Humanos y se realizó en Asunción una de las Asambleas de la OEA. El tejido internacional de democracias emergentes y en fase de consolidación en la región fue uno de los apoyos centrales para la consolidación del proceso.
Fuente: CRÓNICA HISTÓRICA ILUSTRADA DEL PARAGUAY. REALIZACIÓN Y PRODUCCIÓN GRÁFICA de ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL. Tel. (595-21) 373 594, fax (595-21) 391 136. e-mail: arami@rieder.net.py . Asunción, Paraguay. DIRECCIÓN DEPARTAMENTO DE ARTE : Lic. Raquel Ambrasath. DIRECCIÓN DE LA OBRA : Oscar del C. Quevedo. AUTORES : Adriano Irala Burgos, Aníbal Benítez Fernández, Beatriz González de Bosio, Carlos Martini, José Antonio Galeano Mieres, Margarita Durán Estragó, María Graciela Monte de López Moreira, Miguel Chase Sardi y Milda Rivarola Espinoza. Asunción - Paraguay 2006 (1039 páginas).
EL DESENLACE DE UNA TENSIÓN INTOLERABLE
En un acto el 21 de noviembre de 1987, Stroessner aceptó su última postulación presidencial. En la oportunidad siguió utilizando códigos y figuras caras al coloradismo. Desde recordar al Gral. Caballero, el nacionalismo y el patriotismo en contra de los invasores del Paraguay. Manipuló la rica historiografía republicana memorando la gesta del 23 de Octubre de 1931 o los crímenes de Fortín Cnel. Martínez o Puerto Pinasco cometidos por los liberales.
En su extenso discurso, tras impugnar al "Tradicionalismo" alabó a los "legítimos representantes del pueblo colorado" para discutir sobre "la paz y el progreso de la República del Paraguay". Que el “principio indiscutible" es "en la democracia, manda la mayoría" y que "Somos y seremos una democracia sin comunismo". Trayendo a colación sus viejos vínculos con el partido memoró los hitos en su ascenso al poder desde el "26 de febrero de 1949 al 4 de mayo de 1954 porque "triunfó el principio de respeto a la autoridad... Por eso, el 4 de mayo quedaron derrotados los ánimos anarquizantes, las rebeldías movidas por pasiones irresponsables y resultó victoriosa una línea irreversible de lealtad a las instituciones" y "la histórica jornada del 27 de octubre de 1955 que dejó sellada definitivamente la unidad partidaria". Un discurso válido bajo la "Unidad Granítica", no con una crisis de envergadura que también dividió al "Estado Pretoriano". Fue la gran diferencia.
Veinte años después algo similar le pasó a Nicanor Duarte Frutos al ser derrotado junto al Partido Colorado por no asimilar el rechazo de miles de ciudadanos, incluso en su propio partido, al estilo discursivo militante stronista, por soez y autoritario; máxime al acompañarlo con actores mediocres que soportaban con un estoicismo cínico la degradación de su dignidad. Abusando de la imagen que el "Tendota", sea Stroessner o Nicanor, es el único dispensador de elogios o agravios. Aspectos lamentables de un legado cultural ante el maridaje espurio de republicanismo y stronismo. Escenas que ciertamente hubiesen repugnado a los viejos caudillos y líderes republicanos de fines del siglo XIX o principio del XX.
Consumado el atraco del 1o de agosto el "Tradicionalismo" junto al Gral. Rodríguez y sus comandos más cercanos iniciaron los trabajos para cambiar el sistema. Gracias a esta renovada alianza entre sectores colorados y las Fuerzas Armadas el "Estado Pretoriano" sobrevivió hasta abril de 1996 o si se quiere marzo de 1999. El Gral. Rodríguez, sin mostrarlo públicamente, se acercó al "Tradicionalismo" y tras largas conversaciones se convenció de la necesidad de destituir al dictador, por supuesto, con el previo aval de los Estados Unidos y los países de la región. El viejo dictador estaba obsoleto y quedó aislado.
La noche del 2 y 3 de febrero de 1989 por un levantamiento militar encabezado por el Gral. Rodríguez (Carlos) y el apoyo de Víctor Aguilera (Carlos 1), Pedro Concepción Ocampos (Carlos Lino César Oviedo (Carlos 3), Oscar Rodrigo Díaz Delmás (Carlos 4), Aníbal Rejis Romero (Carlos 5), Eumelio Bernal (Carlos 6), Vicealmirante. E. González Petit (Carlos 7), L. Carrillo Mello (Víctor 1), Marino González (Víctor 2) y J. Segovia Boltes (Víctor 3) cayó, el telón.
El Gral. Andrés Rodríguez era el segundo en el mando del "Estado Pretoriano" pero con una visión más abierta y pragmática del ejercicio del poder. De ascendencia liberal en 1961 ascendió al apetecible cargo de Comandante de la Primera División de Caballería. Probada su lealtad adquirió preponderancia en el círculo de colaboradores de Stroessner. Un vínculo de confianza que se reforzó con el casamiento de una de sus hijas, Marta y Alfredo Stroessner (h).
En su mensaje la noche de la Candelaria surgen los motivos del levantamiento: "QUERIDOS COMPATRIOTAS. APRECIADOS CAMARADAS DE LAS FUERZAS ARMADAS. HEMOS SALIDO DE NUESTROS CUARTELES EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD Y EL HONOR DE LAS FUERZAS ARMADAS; POR LA UNIFICACIÓN PLENA Y TOTAL DEL COLORADISMO EN EL GOBIERNO; POR LA INICIACIÓN DE LA DEMOCRATIZACIÓN EN EL PARAGUAY; POR EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS; POR LA DEFENSA DE NUESTRA RELIGIÓN CRISTIANA, APOSTÓLICA Y ROMANA. ESO ES LO QUE YO LES ESTOY OFRECIENDO CON EL SACRIFICIO DEL SOLDADO PARAGUAYO A NUESTRO QUERIDO Y VALIENTE Y NOBLE PUEBLO PARAGUAYO. ESPERO QUE LOS CAMARADAS DE LAS FUERZAS ARMADAS ME ACOMPAÑEN EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS, PORQUE ESTAMOS DEFENDIENDO UNA CAUSA NOBLE Y JUSTA".
Concluido el combate en un discurso difundido por Radio Nacional a las 7:30 hs del 3 de febrero anunció: "El general Stroessner se ha rendido, encontrándose en perfecto estado de salud, privado de su libertad, gozando de todos los derechos humanos, en una residencia del 1er Cuerpo del Ejército". En un postrero acto entregó una carta renuncia escueta al caudillo colorado Dionisio González Torres. Final de un oscurantismo extremo que diluyó la dignidad humana.
Principales dirigentes del "Tradicionalismo" en un evento social.
La tarde del domingo 5 de febrero mientras gran parte de la ciudadanía celebraba se embarcó en un avión rumbo al Brasil, que no lo abandonó y lo acogió como asilado político. Fue trasladado en un vuelo especial de Líneas Aéreas Paraguayas (LAP) a las 15.50 hs. Quien gobernó a sangre y fuego durante casi 35 años de poder absoluto, partía rumbo al exilio. Hasta hoy no regresó, pese a morir en Brasilia en el 2006 a los 95 años.
El 6 de febrero, el Gral. Rodríguez, decretó la disolución del fraudulento Congreso elegido en 1988 y convocó para el 1o de mayo a elecciones generales e invitó a concurrir a todos los partidos políticos, incluso los declarados subversivos. La implantación de los mecanismos e instituciones democráticas se desarrolló con rapidez en un marco de libertades plenas y allí se pudo constatar una vez más el oficio y profesionalismo de la dirigencia colorada. Rodríguez se impuso legítimamente por el 75,9% de los votos, frente a su contrincante Domingo Laíno del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que solo obtuvo el 19,4%.
Refrendado por el voto popular desmanteló el autoritarismo y patrocinó una reforma económica no muy transparente a costa del dirigismo y estatismo característicos del pasado. Un Paraguay democrático con luces y sombras dio sus primeros pasos, pero por años conviviente con la remora cultural de la dictadura más perversa: la corrupción y la impunidad, como sistema de dominación, incluso durante la transición democrática. Del "Precio de la paz" se transitó implícitamente al "Precio de las libertades y la democracia".
La ANR lideró el proceso de transición con cierta tranquilidad con el Gral. Rodríguez a la cabeza, a pesar que desde la Convención Constituyente de 1992, fue evidente que en libertad y democracia nunca se mantuvo la "unidad granítica" como se ufanaban en tiempos de Stroessner.
General Andrés Rodriguez - Madrugada del 3 de Febrero de 1989
La destitución del Dr. Luis María Argaña como Canciller y la ausencia de un liderazgo alternativo entre quienes apoyaron al Gral. Rodríguez fue el escenario donde se pulseó poder y modelo politico. Casi ingenuamente el Presidente convencido que su aporte a la democracia fue suficiente para seguir en el cargo o designar un sucesor, una vez más, no evaluó correctamente la correlación de fuerzas existentes. Y el autoritarismo pretoriano ya no era una alternativa.
Ante la nueva crisis por la sucesión, un sector relevante del "Tradicionalismo" se denominó "Autónomo" y lo lideró el Dr. Luis María Argaña. Su autonomía era en relación al "Estado Pretoriano" instaurado en el Poder Ejecutivo Nacional. Esta corriente interna partidaria por su control de los resortes y vericuetos del aparato comenzó a reorganizar el partido y en nombre de la "Reconciliación" abrió sus puertas a los dirigentes de la "militancia" que deambulaban angustiados y marginados del poder.
El "rodriguismo", por su parte, no pudo consolidar un frente político único e integrado al ser una suma de aliados bajo la sombra del resto del poder que todavía ejercía el "Estado Pretoriano". La confrontación no tardó en adquirir tonos agresivos. El argañismo reconvertido en "Reconciliación Colorada" se enfrentó al estamento militar y se acercó al viejo liderazgo stronista. La respuesta no tardó en boca del Comandante del Ejército, Gral. Pedro Concepción Ocampos: "difícilmente las FFAA y la ciudadanía, en general, permitan un nuevo enraizamiento de la ideología y acción política que encabezó el Gral. Stroessner".
Luis M. Argaña, hermano de uno de los principales referentes del "Estado Pretoriano" durante su cristalización, el capitán José M. Argaña, parlamentario por décadas y ex-presidente de la Corte Suprema stronista supo articular una gran alianza con los principales caudillos "Tradicionalistas" del interior y "militantes". Primero bloqueó cualquier tipo de intención de reelección o sucesión dinástica del Gral. Rodríguez en la Constituyente de 1992. Después enfrentó electoralmente al binomio oficialista Wasmosy-Seifart para acceder al gobierno nacional en 1993 y disparó munición gruesa contra "los uniformados de turno".
La pulseada estaba planteada. "Reconciliación" con argumentos creíbles daba la impresión de un retorno al modelo autoritario creído superado en su confrontación con el "Estado Pretoriano" que cambió de estilo, jefatura y rumbo drásticamente y en la coyuntura representó al sector más "modernizador y democrático" como rezaba su campaña. Los otros, la "autonomía" civil de su tutela, pero muy cercana al autoritarismo al que solo los nostálgicos querían regresar.
En unas pujas electorales parejas, para concretar su triunfo creyó que el apoyo directo del exdictador asilado en Brasilia definiría la lid a su favor. Envió a sus principales referentes a su cumpleaños el 3 de noviembre de 1992, sin percatarse de que todavía no solo subsistía el "Estado Pretoriano", sino que mantenía una carta victoriosa conquistada por las armas y la legitimidad de traer y defender la democracia. Además, ni el Gral. Rodríguez, ni sus comandos militares permitirían que venza en las elecciones un aliado político público de Stroessner.
Sus vidas, libertad y fortunas estaban en juego. Una foto publicada en la prensa local que supuestamente traería los votos ante la incertidumbre que parecían faltar, definió las elecciones en su contra: Un Argaña junto a Stroessner no podía ganar. El caudillo colorado que participó del derrocamiento del dictador fue víctima de su propia ingenuidad y la de sus amigos stronistas más cercanos que se equivocaron en el análisis de las correlaciones de fuerzas en pugna.
Nunca imaginó Argaña que acercarse públicamente al exdictador sería su fin. No se percató que las reglas democráticas eran todavía frágiles y que el Paraguay seguía controlado por el "Estado Pretoriano" donde el Partido Colorado participaba de una parte significativa de la mesa chica del poder, pero no detentaba el poder real. Históricas fotos se publicaron donde se veía al anciano dictador en Brasilia junto a Walter Bower, Icho Planás, Kike Nogués, entre otros, y la noticia que inundó Paraguay era que el propio Argaña estuvo en ese cumpleaños. Lo que es seguro que lo visitó para "pedirle consejos" y captar los votos stronistas. Fue su ocaso.
La primera interna colorada se realizó bajo la sombra del dictador, igual que la constituyente. Sufrió múltiples irregularidades y fraudes el día de las elecciones y durante la Convención que proclamaría al vencedor. La percepción ciudadana era en los noventa que el poder se debatía solo entre colorados y que el asilado en Brasilia todavía influían la política nacional. Argaña no fue presidente al desafiar al estamento militar. 1993 y abril del 96 marcaron un punto de inflexión en las relaciones del "Estado Pretoriano", el coloradismo y el país.
Si bien el stronismo siguió siendo fuerte en lo cultural y como estilo de praxis política y económica en los lazos con el Estado o los negocios, casi nadie quería saber nada con su persona en público. Muchos ni siquiera en privado; a excepción, probablemente, del Dr. L. Prieto Yegros y su abogado, ex-presidente de la Corte Suprema Von Leppel. Nuevos tiempos, nuevos amigos, para los hábiles políticos colorados.
Cuando falleció en el 2006, la Junta de Gobierno le hizo un pobre homenaje de un minuto de silencio y nada más. Un reconocimiento vergonzante, tímido. Nadie representativo de la dirigencia partidaria fue a su velorio, ni entierro y hasta la fecha siguen sus restos en Brasilia, aunque gobernaba el coloradismo con Duarte Frutos. Su figura física avergonzó a los dirigentes después del 89, aunque nunca hicieron un acto público de repudio. Un olvido discreto no traumático fue el pacto no escrito para administrar el pasado autoritario.
En el 2008, un nieto suyo de apellido Domínguez Stroessner, que incluso modifico su apellido para ser llamado Stroessner Domínguez, lidero un movimiento bajo la consigna “Paz y Progreso”. Obtuvo una catástrofe electoral en comparación con sus expectativas. Solo el accedió al Senado con un cercano 5% de los votos en la interna. A la fecha ya no es senador, pero integra la Junta de Gobierno.
Este relato indica que el Partido Colorado se asoció a la dictadura y le fue funcional a sus intereses, pero, en el fondo, no termino por identificarse con su escancia. Solo fue una alianza y arbitraje de la competencia de intereses en pugna. Pero la dictadura le dejo en un legado deplorable que lo agoto y reconvirtió en una poderosa maquinaria de poder sin corazón, pero con un profesionalismo político electoral. En su seno se sienten voces discrepantes, pero en absoluta minoría con esa lacerante realidad.
Demacrado Stroessner, el estilo stronista se constituyó en una fuerza cultural en el Paraguay emulado hasta por sus adversarios de ocasión. La mayoría colorados y no colorados, ambicionaban alcanzar el poder para disfrutarlo como se hacía en la era dictatorial. Treinta y seis años después sin dudas dejan huellas, máxime si están acompañados con una propaganda repetida desde la niñez y con cierta movilidad política, social y económica como fue el resultado de un crecimiento inorgánico pero que impacto a un país históricamente tan pobre
NOTAS
4. Una carta del gobernador Agustín Fernando de Pinedo al Rey: "...Las causas de la quiebra y atrasos del comercio de este género y de lo demás de esta provincia, consiste lo primero en que por su pobreza no hay ningún mercader que comercie con caudal propio. Lo que obliga a los géneros de Buenos Aires a poner unos precios exorbitantes y cuando: "procura venderlos, y a quién” A unos miserables peones, a quienes la desnudez y suma desdicha obliga a ofrecer lo que no pueden pagar...". Para revisar estas citas ver Cano Radil, Bernardino, Teoría Política -Historia de las ideas, ideología, poder, Estado y gobierno. Obstáculos para el desarrollo en el Paraguay, Ed. Universidad del Pacífico, Asunción, 2009 en sus capítulos XVIII y XXVI.
5. En 1958 la única central obrera autorizada era la CPT (Central Paraguaya de Trabajadores), un sindicalismo plural en sus bases, controlado por el coloradismo que tuvo el coraje de convocar a una huelga general el 27 de agosto y exigir el aumento del salario mínimo en un 50% por los delegados o como mínimo un 30% por su directiva. La movilización sindical fue literalmente aplastada, en el marco de una represión violenta y generalizada, que dejó como saldo negativo inmediato la prisión y el exilio de centenares de dirigentes y activistas. Se intervino la central sindical. Los partidos Colorado y Liberal condenaron la movilización. Mientras negociaba el Ejecutivo, en forma paralela, orquestaba un plan operativo de represión en forma conjunta con la Policía y el Ejército. Esa represión dividió al coloradismo. Sus sectores más reaccionarios la avalaron, junto al conservador Partido Liberal que condenó la movilización obrera.
Los dirigentes colorados "epifanistas", una amplia mayoría en la CPT, se entrevistaron con su líder en el exilio y les dio su apoyo político. También lo hicieron otras corrientes coloradas que sentían la emergencia del "Estado Pretoriano" y creían que Stroessner planeaba incrementar la presencia de militares en el gabinete. Un ejemplo fue la Juventud Colorada conocida como vertical. Mario Mallorquín llevó la nota-propuesta de la CPT.
La mayoría de los dirigentes sindicales de la CPT fueron detenidos, pero la huelga tuvo un alto nivel de acatamiento. Aunque su absoluta mayoría era colorada se los acusó de comunistas y epifanistas y fueron presos, torturados y exiliados. Muchos de ellos integraron los cuadros del MOPOCO y la ANRER como son los casos de Vicente Cortessi Scappini, Julio Etcheverry Espínola, Basilio González Hermosilla y Ricardo Esperanza Leiva. Una vez reagrupados en la región del Río de la Plata fundaron, el 13 de abril de 1959, la CPT en el exilio.
6. Agustín Goiburú simboliza la modalidad del secuestro y desaparición de la dictadura. Médico emprendió el camino del exilio a la Argentina en 1959 como militante del MOPOCO. El 11 de noviembre de 1969, mientras pescaba en el río Paraná, fue secuestrado, trasladado a Asunción y preso sin proceso alguno. Tras trece arbitrarios meses de cárcel en la comisaría séptima de Asunción logró fugarse y regresó a Posadas. Goiburú compartió su asilo en la embajada uruguaya con el artista Teodoro S. Mongelós y otros activistas que, más tarde, constituirían en el exilio el movimiento disidente MOPOCO. En enero de 1975, Goiburú se radicó en Paraná, Entre Ríos y el 9 de febrero de 1977 fue secuestrado y permanece desaparecido.
Fuente: EL PARTIDO COLORADO Y ALFREDO STROESSNER. Por BERNARDINO CANO RADIL. Colección 60 AÑOS DEL STRONISMO N° 4. Editorial EL LECTOR. Directores de la Colección: HERIB CABALLERO CAMPOS / IGNACIO TELESCA. Corrección: MILCIADES GAMARRA. Asunción – Paraguay. Mayo, 2014 (104 páginas)
Lectura recomendada: LOS CARLOS – HISTORIA DEL DERROCAMIENTOS DE ALFREDO STROESSNER por ROBERTO PAREDES y LIZ VARELA - TERCERA EDICIÓN. Editorial Servilibro, (Primera Edición, enero 1999; Segunda, agosto, 1999) . Prefacio: Eduardo González Petit, Vicealmirante S.R. Asunción - Paraguay, Enero 2005 (224 páginas).
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