CRONOLOGÍA DE LA GUERRA DEL CHACO
Por HUGO MENDOZA
1927
Febrero 25 - A las 15 horas, es apresado el Tte. 2° Rojas Silva con tres soldados y un guía indio, en el Fortín SORPRESA a orillas del río Pilcomayo. Prisionero y vigilado por un soldado boliviano, intenta escapar y es muerto.
1928
Paraguay funda los Fortines: BOQUERON y TOLEDO.
Agosto 22 - Caen prisioneros de tropas paraguayas: el Coronel Victoriano Gutiérrez; dos Tenientes Coroneles; el Teniente Lozada; un Sargento y un indio.
Diciembre 5 - El Mayor Rafael Franco con un Batallón de Infantería ataca e intima rendición a la guarnición del Fortín VANGUARDIA. Son apresados jefes y Oficiales bolivianos y el Fortín, después de ser tomado, es incendiado. Esta acción fue realizada sin previo conocimiento de las autoridades militares Paraguayas. Se produce intercambio de notas diplomáticas y ambos Gobiernos se acusan de mutua agresión. El Estado Mayor Boliviano ordena a la V División, a "proceder" enérgicamente contra Fortín GALPON.
Bolivia rompe relaciones diplomáticas con el Paraguay; Paraguay responde de igual forma.
Diciembre 14 - La IV División Boliviana ataca y toma el Fortín BOQUERON. El Regimiento Boliviano Ayacucho; estacionado en el Fortín 4 VIENTOS, ataca y ocupa el Fortín MARISCAL LOPEZ.
Diciembre 15 - Un Avión Boliviano arroja 4 bombas sobre Bahía Negra, sin que exploten.
Presidente Guggiari del Paraguay decreta la Movilización General.
1929
Enero 3 - Se reúne en Washington la Conferencia Interamericana de Conciliación.
Se firma un Protocolo por el cual se constituye una Comisión de Neutrales con: Cuba - Colombia - Estados Unidos - México y Uruguay. La misma deberá esforzarse en arreglar amistosamente el conflicto en el plazo de seis meses. Los beligerantes se comprometen suspender las hostilidades y se resuelve investigar los incidentes del Fortín VANGUARDIA.
1930
Enero 16 - Tropas Bolivianas atacan el Fortín CARAYA (HUIJAY), puesto de vigilancia del Paraguay cercano al Fortín BOQUERON.
Julio 23 - Paraguay devuelve a Bolivia el Fortín VANGUARDIA y Bolivia hace lo mismo con el Fortín BOQUERON. Se restablecen las relaciones diplomáticas.
1931
Marzo 15 - Un Pelotón Paraguayo al mando del Gral. Belaieff (Ruso Blanco naturalizado paraguayo), llega hasta la laguna PITIANTUTA y funda el Fortín CARLOS ANTONIO LOPEZ.
Mayo 5 - Llegan a Asunción los cañoneros: "Humaitá" y "Paraguay", al mando de los capitanes José Bozzano y Rufino Martínez. Las mencionadas unidades fueron construidas en Génova (Italia).
Setiembre 6 - El Ejército de Bolivia ocupa el Fortín MASAMAKLAY (SAMAKLAY) y lo bautiza como Fortín AGUA RICA.
Setiembre 25 - Ejército Paraguayo intenta recuperar el Fortín MASAMAKLAY, y fracasa.
Octubre 23 - Juventud estudiosa del Paraguay reclama briosamente frente al Palacio de Gobierno, la defensa del Chaco. Guardias del Palacio responden con metrallas y mueren varios estudiantes.
1932
Junio 15 - El mayor Oscar Moscoso, del Ejército Boliviano, ataca y se apodera del Fortín CARLOS ANTONIO LOPEZ y su guarnición es pasada a cuchillo, salvo dos soldados que logran escapar.
Junio 16 - El Destacamento Scarone del Ejército Paraguayo intenta la retoma de la Laguna PITIANTUTA y del Fortín CARLOS ANTONIO LOPEZ.
Julio 3 - El mayor Moscoso, Boliviano, incendia el Fortín CARLOS ANTONIO LOPEZ y funda, al norte de la laguna PITIANTUTA, el Fortín MARISCAL SANTA CRUZ.
Estas operaciones las realiza por orden del Presidente Salamanca.
Julio 15 - El capitán Abdón Palacios (Paraguayo) reconquista la zona del Fortín CARLOS ANTONIO LOPEZ, tras sangrienta lucha.
Julio 26 - El ejército de Bolivia reinicia su avance tomando el Fortín CORRALES.
Julio 28 - El ejército Boliviano ocupa el Fortín TOLEDO. Las fuerzas están comandadas por el Tte. Cnel. Manuel Márzana.
Julio - La Comisión de Neutrales reitera a los beligerantes el pedido de cese de fuego y de hostilidades. Paraguay acepta, pero Bolivia, arrogante, rechaza.
Julio 31- El Ejército Boliviano ocupa Fortín BOQUERON.
Agosto 10 - Comando en Jefe del Ejército Paraguayo, da la orden de movilizar las reservas.
Agosto 15 - Asume la Presidencia de la República del Paraguay el Dr. Eusebio Ayala.
Setiembre 9 - Se inicia el ataque al Fortín BOQUERON.
Setiembre 10 - El Regimiento 10, Boliviano, de Infantería, constituido con la mejor juventud del país, al mando del Mayor Adolfo Lairana, va en auxilio de los defensores del Fortín BOQUERON y es aniquilado y su comandante escapa con pocos soldados.
El Comando del Ejército Boliviano en campaña, en su propaganda, anuncia la derrota del Ejército Paraguayo y el suicidio del Tte. Cnel. Estigarribia.
Los países neutrales piden urgente cese de hostilidades que es aceptado por los Gobiernos de Paraguay y Bolivia. El Paraguay pide garantías efectivas y se niega a retroceder 10 kilómetros de sus posiciones de avanzada.
Setiembre 29 - Se produce el ataque final del Ejército Paraguayo al Fortín BOQUERON y la rendición Boliviana. El Ejército defensor estaba comandado por el Tte. Cnel. Manuel Marzana, quien se rinde con 1.200 hombres.
Octubre 7 - El ejército Paraguayo ocupa el Fortín CORRALES.
Octubre 23 - El ejército Paraguayo ocupa Fortín ARCE.
Octubre 24 - El ejército Paraguayo ocupa los Fortines: BOLIVAR, LOA y JAYUCUBAS.
Octubre 25 - El ejército Paraguayo ocupa Fortín FALCON.
Octubre 26 - El ejército Paraguayo ocupa Fortín ALIHUATA.
Diciembre 13 - Ante el acoso permanente, el Ejército Paraguayo abandona el Fortín PLATANILLOS.
1933
Enero 1 - El ejército boliviano toma el Fortín CORRALES después de heroica resistencia de sus defensores que, a punta de bayoneta, abrieron el cerco formado por tropas, en número, muy superiores.
Enero 7 - El ejército boliviano toma el Fortín HERRERA.
Enero 8 - El ejército boliviano toma el Fortín MCAL. LOPEZ.
Enero 20 - Gral. Kundt se hace cargo personalmente de la conducción del ataque al Fortín NANAWA. Resiste el Ejército Paraguayo.
Enero 24 - Faltos, nuevamente de municiones, el ejército paraguayo ataca con machetes y diezma a un Regimiento Boliviano.
Enero 25 - Cesan los ataques del Ejército Boliviano al Fortín NANAWA.
Enero 27 - El ejército paraguayo en apoyo a NANAWA, ataca el ala norte el Ejército Boliviano, que es destruido.
Enero 28 - El ejército boliviano ataca el Sector HERRERA y es rechazado; intenta de nuevo atacar el Fortín NANAWA, sin éxito. El Ejército Paraguayo, desde Fortín TOLEDO, ataca hacia el Fortín CORRALES.
Marzo 10 - Se combate en Fortín TOLEDO. Ejército Paraguayo inicia maniobra tendiente a envolver al Ejército Boliviano. Actúa el II Cuerpo de Ejército. Triunfo del Ejército Paraguayo.
Mayo 10 - El gobierno paraguayo DECRETA EL ESTADO DE GUERRA con Bolivia.
Julio 6 - Fuerte ataque Boliviano a Gondra, es rechazado. Ejército Paraguayo triunfa en la batalla de NANAWA.
Setiembre 10 - El ejército paraguayo ataca PAMPA GRANDE y POZO FAVORITO.
Setiembre 15 - El ejército boliviano, cercado en PAMPA GRANDE y POZO FAVORITO, se rinde. Son prisioneros: 22 oficiales y 909 soldados.
Diciembre 11 - Al amanecer tres Batallones Bolivianos logran escapar del cerco. El Gral. Kundt ordena destruir los materiales y romper el cerco.
El Cnel. Luis Irrazábal transmite al Cnel. Banzer, jefe Boliviano, las condiciones de rendición incluyendo la prohibición de destruir materiales de guerra ya que en caso contrario, a los sitiados se les negaría agua.
Los coroneles Banzer y González Quint rinden, en la tarde, sus Ejércitos. Son tomados: 259 Jefes y Oficiales; 8000 soldados; 24 cañones; 60 morteros; 1.006 ametralladoras; 11.000 fusiles; 80 camiones y millones de cartuchos. ES LA GRAN VICTORIA DE CAMPO VIA.
1934
Marzo 15 - El ejército paraguayo detiene su avance frente a las fortificaciones Bolivianas que van de: CAMPO JURADO a BALLIVIAN.
Mayo 2 - La aviación boliviana bombardea a PUERTO GUARANI.
Mayo 16 - Los Primer y Tercer Cuerpos del Ejército Paraguayo combaten en el Sector de BALLIVIAN, la lucha, es muy intensa durante los días: 16 - 17 -18 y 19 de mayo.
Junio 26 - Las aviaciones del Paraguay y Bolivia libran un combate aéreo sobre BALLIVIAN. Las fuerzas son: una escuadrilla Paraguaya de bombardeos "Potez" y una escuadrilla de cazas "Curtis", Boliviana. En la acción, cae el As de la aviación Boliviana.
Agosto 15 - El Segundo Cuerpo del Ejército Paraguayo, ocupa PICUIBA y LOMA VISTOSA.
Agosto 17 - El ejército paraguayo ocupa YRENDAGUE y 27 DE NOVIEMBRE.
Agosto 23 - El Segundo Cuerpo de Ejército Paraguayo avanza hacia CARANDAYTY.
Noviembre 6 - El ejército boliviano ataca a EL CARMEN y hacia PICUIBA.
Noviembre 7 - Las tropas paraguayas son cercadas en HUIRAPITINDY y en VILLAZON.
Noviembre 11 - La reserva del Ejército Boliviano entra en acción. La VI División del Ejército Paraguayo rompe los cercos del HUIRAPITINDY y VILLAZON.
Noviembre 16 - El ejército paraguayo resiste el intento Boliviano de romper el cerco de EL CARMEN. Se rinden 7.000 efectivos bolivianos. Es la victoria de EL CARMEN.
Noviembre 18 - El ejército boliviano se retira de CAÑADA STRONGEST (Cañada Esperanza).
Diciembre 7 - El ejército paraguayo ocupa PICUIBA y ataca YRENDAGUE.
Diciembre 8 - Se produce el ataque a fondo a YRENDAGUE y son cortadas todas las comunicaciones Bolivianas y sus posibles vías de abastecimientos, careciendo de agua y comida desde el día anterior.
1935
Enero 12 - El ejército paraguayo ataca a CAPIIRENDA.
Enero 16 - El ejército paraguayo cruza por primera, vez el río Parapití.
Enero 23 - El Segundo Cuerpo del Ejército Paraguayo ocupa CARANDAYTY.
Febrero 13 - El ejército paraguayo ataca a VILLA MONTES y es acosado por la aviación Boliviana. Los combates duran varios días (hasta primero de marzo). El Gral. Estigarribia había asumido personalmente el mando de las operaciones.
Abril 5 - El Tte. Cnel. Eugenio A. Garay repasa el río PARAPITI, toma AMBORO y avanza hacia la carretera de CHARAGUA a SANTA CRUZ DE LA SIERRA, envuelve al flanco Boliviano. Se dirige a CHARAGUA.
Mayo 28 - El ejército paraguayo ocupa HUIRAPITINDY. Los Ejércitos beligerantes se mantienen atrincherados a la expectativa de las negociaciones que se inician en Buenos Aires.
Mayo 30 - Se inicia la última batalla de la guerra, la de INGAVI, que durará hasta el 8 de junio próximo.
Junio 12 - Se firma en Buenos Aires el Protocolo de Paz que tiene 5 artículos.
Junio 14 - Se cumple el cese de fuego a las 12 horas del día, con la presencia en Carandayty, Puesto Comando del Gral. Estigarribia de la Comisión Militar Neutral, presidida por el Gral. Martínez Pita, de Argentina.
Agosto 22 - El Gral. Estigarribia, al frente del Ejército, llega a Asunción y se realiza el Desfile de la Victoria.
Fuente: LA GUERRA DEL CHACO 1932-1935. Por HUGO MENDOZA. COLECCIÓN GUERRAS Y VIOLENCIA POLÍTICA EN EL PARAGUAY. NÚMERO 12 © El Lector (de esta edición). Asunción – Paraguay, Marzo 2013 (118 páginas)
1932-1935 - LA GUERRA DEL CHACO
Por GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ
La Guerra del Chaco (1932-1935) fue el mayor conflicto bélico de Sudamérica del siglo XIX, y tuvo consecuencias negativas para el Paraguay y para Bolivia.
Los antecedentes del conflicto deben buscarse en la colonización española de América. Al producirse la Independencia, las nuevas naciones americanas se consideraron herederas de las divisiones territoriales coloniales, que eran confusas. El Virreinato del Río de la Plata abarcaba aproximadamente el territorio de las actuales repúblicas del Paraguay, Uruguay, Argentina y Bolivia. Exceptuando el Uruguay, que estaba muy alejado del Chaco, los otros tres países reclamaron el territorio del Chaco, apoyándose en las leyes españolas. La ciudad de Charcas (hoy Sucre, Bolivia) tenía jurisdicción sobre una parte del Chaco. Según las leyes españolas, las ciudades (p. e., Asunción) tenían jurisdicción en un área de cien millas a la redonda; de hecho, Asunción exploró y fundó algunos asentamientos en el Chaco, como Fuerte Borbón (hoy Olimpo). Pero Buenos Aires había sido la capital del Virreinato del Río de la Plata, y como tal había ejercido alguna forma de gobierno en el Chaco. Dependiendo de la interpretación, las leyes coloniales apoyaban las reclamaciones del Paraguay, la Argentina y Bolivia.
El tratado de la Triple Alianza (1º de mayo de 1865) concedió a la Argentina el Chaco hasta Bahía Negra. Pero en 1876, con el tratado Machaín-Irigoyen, la Argentina reconoció como paraguayo el territorio situado al norte del Pilcomayo, exceptuando la zona de Villa Hayes. El arbitraje del presidente norteamericano Rutheford Hayes adjudicó al Paraguay la zona de Villa Hayes. A partir de entonces, la discusión sería entre el Paraguay y Bolivia, que no pudieron ponerse de acuerdo sobre los límites durante el siglo XIX, a pesar de que firmaron tres tratados, al final rechazados.
Para 1930, el Paraguay había poblado la región chaqueña del sureste y del centro, mientras que Bolivia había poblado la del noroeste. La solución razonable hubiera sido negociar los límites de la zona en que no existía una ocupación efectiva de ninguno de los dos países. No lo permitieron las circunstancias: ningún Gobierno podía hacer concesiones al del otro país sin pagar un alto costo político. Por eso, el Gobierno boliviano llevaba sus reclamaciones hasta la región de Villa Hayes; el paraguayo, hasta la del Parapití.
Las grandes ofensivas comenzaron en 1932, después de varios años de incidentes y de paz armada, que exigieron enormes gastos militares. Durante las presidencias de Eligio Ayala (1924-28), José P. Guggiari (1928-32) y Eusebio Ayala (1932-36), el Paraguay llegó a gastar el 50% de su presupuesto en defensa. Las soluciones negociadas resultaron imposibles, y la guerra estuvo a un paso de comenzar en 1929. En diciembre de aquel año, un destacamento paraguayo ocupó Fortín Vanguardia, puesto boliviano de la zona de Bahía Negra. Bolivia respondió ocupando Boquerón, se rompieron las relaciones, y la intervención de Chile impidió el inicio de una guerra abierta. Otros países americanos formaron la Comisión de Neutrales, que se reunió en Washington y consiguió apaciguar a las dos naciones por cierto tiempo. A la larga, la Comisión de Neutrales no pudo evitar ni detener el enfrentamiento armado.
La ruptura definitiva se produjo en junio de 1932, cuando un destacamento boliviano ocupó el fuerte paraguayo Carlos Antonio López, a orillas de la laguna Pitiantuta. Tropas paraguayas retomaron el fuerte; los bolivianos respondieron ocupando los fuertes paraguayos de Boquerón, Corrales y Toledo. En agosto de 1932, la Liga de Neutrales hizo un inútil llamado a la paz. En el mismo mes, ocupó la presidencia del Paraguay Eusebio Ayala, quien entregó la comandancia de las tropas del Chaco al entonces teniente coronel José Félix Estigarribia. Daniel Salamanca era presidente de Bolivia. El comandante de las fuerzas bolivianas era el general alemán Hans Kundt. Kundt había ganado experiencia en la Primera Guerra Mundial, pero trató de aplicar en el Chaco, en forma demasiado estricta, las tácticas de aquella contienda. Estigarribia, por el contrario, optó por una guerra de movimientos: retrocedía en caso de necesidad y tomaba en cuenta las características del terreno; en especial, la disponibilidad de agua, un serio problema en el Chaco. A causa del agua, las acciones militares se desarrollaron principalmente en una franja de terreno relativamente cercana al río Pilcomayo, situada en los actuales departamentos de Villa Hayes y Boquerón.
Estigarribia inició las operaciones en gran escala en septiembre de 1932, con la ofensiva que capturó Boquerón y luego otras posiciones del adversario (Toledo, Corrales, Arce). Pero varios factores lo obligaron a detener la ofensiva en diciembre de aquel año. Desde entonces, hasta septiembre de 1933, el ejército paraguayo se mantuvo en una posición defensiva. El boliviano emprendió una fuerte ofensiva, en que el general Kundt optó por los grandes ataques frontales, característicos de la Primera Guerra Mundial. Esos ataques provocaron muertes innecesarias en Europa y en el Chaco. Las posiciones paraguayas de Nanawa, Toledo y Gondra resistieron la ofensiva, muy costosa en pérdidas materiales y humanas al enemigo. El fracaso de la ofensiva llevó a la destitución de Kundt, reemplazado por Enrique Peñaranda en el mando superior.
Mientras se desarrollaban los combates, continuaban las negociaciones de paz sin mayor resultado. El 10 de mayo de 1933, el Paraguay declaró oficialmente la guerra a Bolivia. Esa declaración se efectuó impedir que el ejército boliviano se aprovisionase en la Argentina, algo posible desde el punto del derecho internacional mientras no existiese una declaración oficial de guerra. Pero aquella declaración tuvo una consecuencia negativa para el Paraguay. Bolivia presentó el caso a la Liga de Naciones (una institución que precedió a las Naciones Unidas). La Liga terminó por declarar país agresor al Paraguay. A causa de eso, al Paraguay se le prohibió comprar armas en el mercado internacional, mientras que Bolivia podía hacerlo libremente. Aquella prohibición o embargo no tuvo mayores consecuencias, porque el Paraguay se armó con el apoyo de la Argentina, que además de armas y municiones le suministró combustible y harina. La Argentina, por entonces, quería formar un frente con el Uruguay y el Paraguay para contrarrestar la influencia brasilera en el Río de la Plata. El Brasil, por intermedio de Bolivia, quería acercarse al Río de la Plata.
Las operaciones prosiguieron. En septiembre de 1933, el ejército paraguayo emprendió la ofensiva y tomó Pampa Grande y Pozo Favorito. En octubre comenzó la maniobra conocida con el nombre de Campo Vía, terminada con grandes pérdidas bolivianas. En diciembre, por un corto tiempo, hubo un cese del fuego que no permitió ningún acuerdo de paz. Y así, durante el año 1934, se libraron los mayores combates de la contienda.
La victoria paraguaya de El Carmen provocó un cambio de Gobierno en Bolivia: Daniel Salamanca fue reemplazado por José Luis Tejada. El ejército paraguayo siguió su avance y llegó hasta la ciudad boliviana de Villamontes, el centro de aprovisionamiento boliviano, que no pudo tomar. Luego cruzó el río Parapití, pero no pudo sostenerse en una posición tan alejada de sus bases y además poblada por los bolivianos, que también contaban con mayores recursos bélicos. La paz llegó finalmente con el protocolo del 12 de junio de 1935, para alivio de los dos países. La cuestión de límites, después de largas negociaciones, se fijó con el tratado del 21 de julio de 1938.
Desde el punto de vista militar, la Guerra del Chaco terminó con una victoria paraguaya, por oposición a la Guerra de la Triple Alianza, terminada en la derrota y la destrucción. Haciendo de lado el resultado militar, la diferencia entre ambas se puede reducir a lo siguiente: la del Chaco fue una guerra más técnica, en que los combatientes contaban con cuadros de oficiales, y se libró en un territorio menos poblado y con menos daño para la población civil. Con todo, en el Chaco murieron cerca de 30.000 paraguayos, y un número mayor de bolivianos. A causa de la Guerra del Chaco, el ejército se convirtió en la fuerza dominante de la política paraguaya, una posición que ocupó hasta después de la caída de Alfredo Stroessner. También Bolivia se vio negativamente afectada por la guerra, que provocó una inestabilidad política a menudo sangrienta. Desde el punto de vista económico y social, aquella contienda fue un obstáculo para el progreso. Por eso, al recordarla, aun respetando el valor de los combatientes, deben tenerse en cuenta las palabras de Eusebio Ayala: es lamentable que dos naciones pobres empleen sus limitados recursos en destruirse.
Fuente: HITOS DEL BICENTENARIO. Por LINE BAREIRO, MABEL CAUSARANO, MARGARITA DURÁN ESTRAGÓ, VÍCTOR-JACINTO FLECHA, BARTOMEU MELIÁ, GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ © De esta edición SERVILIBRO. COMITÉ ASESOR, COMISIÓN NACIONAL DEL BICENTENARIO. Editorial Servilibro. Telefax: (595-21) 444 770. Correo electrónico: servilibro@gmail.com , Asunción, Paraguay octubre 2011.
LA GUERRA DEL CHACO
Ensayo de ANIBAL BENÍTEZ FERNÁNDEZ
II - EL ESTALLIDO DE LA GUERRA
1932 – EL FORTÍN “CARLOS ANTONIO LÓPEZ”
La dilación de las conversaciones diplomáticas entre los representantes bolivianos y paraguayos en Washington, con el propósito de concertar "un pacto de no agresión", favorecía al gobierno boliviano en sus planes de expansión de los territorios chaqueños, y consecuentemente, la conservación de la paz entre ambos países resultaba cada vez mas difícil e insostenible.
En la madrugada del 15 de junio de 1932, tropas bolivianas al mando del Mayor Oscar Moscoso, en cumplimiento de las órdenes emanadas de su gobierno de ocupar posiciones estratégicas provistas de agua, cualquiera fuese su situación, invadieron el fortín paraguayo "Carlos Antonio López", a orillas de la Laguna Pitiantuta, en el corazón del Chaco Boreal. El cabo Olivero Talavera, quien comandaba el mencionado fuerte paraguayo había caído en la refriega y la escasa guarnición paraguaya fue acosada a tiros por los agresores. Lograron escapar de las descargas de la fusilería boliviana, cinco soldados, quienes se internaron en los espesos bosques de la región y haciendo un largo trayecto a pie, dieron la noticia tres días más tarde en el cuartel del regimiento Coronel Toledo. Los asaltantes quedaron en posesión del fortín con todos sus enseres: ganado, útiles, víveres, armas y municiones.
La toma de Pitiantuta obedeció a un intencionado propósito del alto mando boliviano. La aguada era el único "oasis en medio del inmenso Sahara", situada a 150 kilómetros de Puerto Guaraní y, la posición del lugar le era indispensable a Bolivia en la prosecución de sus planes de ocupación paulatina y sigilosa del Chaco. (31)
Por la misma razón, en 1930, el jefe de las fuerzas paraguayas en el Chaco, José Félix Estigarribia, había solicitado al Ministerio de Guerra la inmediata ocupación del paraje. Un año después, el 31 de julio de 1931, se hizo la fundación efectiva del fuerte por un destacamento de 2 oficiales y 22 soldados al mando del Coronel Rogelio Chenú Bordón, hecho comprobado por un destacamento de exploración boliviano al mando del capitán Ustarez el 1° de marzo de 1932. Poco después, el propio Presidente boliviano, General Salamanca, había ordenado su ocupación pese a las advertencias de su Jefe del Estado Mayor, general Osorio, quien había manifestado que la guerra estallaría con el primer encuentro entre ambas patrullas. (32)
Ante tan alarmante noticia, Estigarribia de inmediato envió una misión de reconocimiento, la cual comprobó que efectivamente un destacamento de unos 2.000 bolivianos fuertemente atrincherados no abandonarían tan fácilmente la estratégica posición. En presencia de esta agresión injustificada, el 5 de julio, el Presidente José P. Guggiari, ordenaba incontinenti el retiro de la delegación paraguaya de la Conferencia de Washington. (33)
Ya no era posible dejar pasar en silencio la grave afrenta y un destacamento paraguayo al mando del mayor Abdón Palacios, el 15 de julio, después de una sangrienta batalla, cumplió su cometido. Se había iniciado la guerra entre el Paraguay y Bolivia que ya nadie podría detenerla. (34)
“Nosotros no podíamos consentir en perder la ventaja de tan valiosa posesión, para dársela al enemigo. Pitiantuta, figuraba como un elemento principal en el cuadro de nuestra defensa, dentro de mi concepción operativa. Su pérdida sería tan funesta para el Paraguay como beneficiosa para Bolivia, doble razón que aconsejaba imperativamente su retoma, y así lo resolví sin vacilación”. (35) Manifestaba más tarde el mismo Estigarribia.
LA TOMA DE CORRALES, TOLEDO Y BOQUERÓN
Luego de la reconquista de la Laguna Pitiantuta, Bolivia en vindicta, invadió los fortines paraguayos de Corrales, Toledo y Boquerón al tiempo que ordenaba a sus delegados en Washington, se retiraran de la Conferencia. La Comisión de neutrales, alarmada por el giro que tomaban los acontecimientos, solicitó a los dos países la suspensión de las hostilidades y el envió de informes acerca de los incidentes ocurridos. Bolivia se negó a dichos requerimientos, sin embargo, el Paraguay acepto que se investigaran los sucesos que se estaban desarrollando en el Chaco. (36)
LA SOLEMNE DECLARACIÓN DEL 3 DE AGOSTO
Los representantes de diez y nueve países de los Estados americanos, ajenos a los conflictos del Chaco, reunidos en Washington, emitieron una histórica declaración.
En la parte substancial del documento se emitía lo siguiente: 1) el respeto al derecho tradicional entre las naciones americanas que se oponen a la fuerza y renuncian a ella para dar solución a sus controversias;
2) ellas no reconocerán arreglo territorial obtenido por medios no pacíficos y la validez de las adquisiciones territoriales alcanzadas por conquistas. "Las naciones de América"; continuaba el acta... "declaran que la disputa del Chaco debe someterse a una solución pacifica y piden encarecidamente a Paraguay y Bolivia que sometan inmediatamente la de esta controversia a un arreglo por arbitraje u otro medio amistoso que fuese aceptable para ambos". (37)
La Comisión de Neutrales propuso un armisticio sobre las bases de las posiciones ocupadas el 1° de junio, con lo cual se inquiría a Bolivia el abandono de los fortines apoderados y el sometimiento inmediato de la controversia a un arbitraje. Se hizo, además, un llamamiento a los beligerantes para que paralizasen el movimiento de sus tropas en el Chaco.
El 5 de agosto, el ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay, Higinio Arbo, contesto expresando su adhesión incondicional a la mencionada declaración continental. Sin embargo, el canciller boliviano, Julio A. Gutiérrez, contesto que su nación necesitaba romper la barrera que le impedía el acceso a su litoral sobre el rio Paraguay para comunicarse con el mundo. Esas eran las bases que debían exigirse al Paraguay como única solución para asegurar la paz en América. El Presidente Salamanca en una disertación ante el Parlamento de su país manifestó de "injusto precedente" a la doctrina pacifista de las naciones americanas. (38)
PRESIDENCIA DEL DOCTOR EUSEBIO AYALA
La primera magistratura para el periodo 1932-1936 fue disputada por dos candidatos del partido liberal. El doctor Eusebio Ayala y el doctor Luis A. Riart. El primero de los nombrados se hallaba ausente del país, en Europa, y el segundo era Ministro de Guerra y Marina. El Doctor Ayala fue electo para ocupar el mando de la nación. "Era en rigor, el hombre de la hora, ante todo por su serenidad y lucidez". (39)
El 15 de agosto de 1932, el presidente Guggiari trasmitió el mando al Doctor Eusebio Ayala que en su mensaje declaro: "Lo que perdió Bolivia en el Pacífico no puede recuperarse en el Atlántico. Es mas difícil cambiar la obra de la Naturaleza que enmendar la Historia". (40)
A pesar de haber sido considerado siempre como pacifista, Ayala intensifico y acelero la acción guerrera, compartiendo y apoyando plenamente los puntos de vista estratégicos de Estigarribia.
LOS PLANES MILITARES
La idea predominante del alto mando paraguayo, apoyada por expertos militares extranjeros, como la del Coronel Schweitzer, de nacionalidad argentina, y gran amigo del Paraguay, era la del repliegue del ejército paraguayo sobre el río Paraguay, abandonando el resto del Chaco, pues al Paraguay no le convenía abandonar sus posiciones de defensa y alejarse de sus bases, sino por el contrario atraer al enemigo, alejándolas de las suyas, con mejores posibilidades de batirlo. (41)
Estigarribia se opuso enérgicamente a este plan y sostuvo la necesidad de la guerra ofensiva desde el primer momento. Propuso embestir las posiciones enemigas antes que estas completaran la concentración de sus fuerzas en el centro del Chaco. (42)
A tal efecto la infantería y caballería, las dos armas tradicionales del Ejercito paraguayo, fueron las primeras en operar en los campos de combates. Las diversas unidades habían recibido nombres inspirados en la epopeya de 1864 - 1870. Los regimientos de infantería se llamaron: "2 de Mayo", "Ytororo", "Corrales", "Curupayty", "General Díaz", "Boquerón", "24 de Mayo" y "Piribebuy". Los dos de caballería fueron nominados "Valois Rivarola" y "Felipe Toledo". Se contaba además con dos grupos de Artillería, el primero, "General Brugués" y el segundo "General Roa", y dos compañías de Zapadores: "General Aquino" y "General Genes", respectivamente. (43)
Por otra parte, el 29 de agosto, la Comisión de Neutrales vario su actitud, dirigiéndose a ambos gobiernos, manifestándoles que debido a la gravedad a que se había llegado la situación en el Chaco, solicitaba que firmaran inmediatamente una suspensión total de las hostilidades por el breve plazo de sesenta días. EI nuevo ministro de Relaciones, doctor Justo Pastor Benítez dio su respuesta ese mismo día expresando que: "Cualquier arreglo provisorio a base de la retención de los fortines paraguayos en poder de Bolivia, constituía grave peligro para nuestro ejército y poblaciones civiles en esa zona y por lo tanto no nos es posible admitirlo". Bolivia acepto la propuesta, pero limitando la tregua a treinta días. Mientras tanto, Estigarribia esperaba la autorización del gobierno para iniciar la contienda. (44)
BOQUERÓN
La sede del Comando que se hallaba hasta entonces en Isla Po'i, o Villa Militar, terminaba de concentrar sus fuerzas, a fines de agosto. El 1° de setiembre, el Mayor Juan Manuel Garay entregaba al Teniente Coronel J.F. Estigarribia la orden del Presidente Ayala de tomar Boquerón. Este, constituía el baluarte del orgullo boliviano. Representaba la punta de lanza de las pretensiones largamente acariciadas por los sucesivos gobiernos de La Paz.
Hacia ese objetivo se dirigió decididamente el ejército paraguayo. El día "D" fue fijado para el 7 de setiembre. 8.000 hombres, comandados por el Coronel Carlos J. Fernández, la División II y el Regimiento de Caballería N° 1 "Valois Rivarola", iniciaron el ataque al Fortín Boquerón, defendido por el destacamento del Tte. Coronel Marzana, quien había preparado cuidadosamente la defensa con un efectivo de 1.200 hombres. El combate se prolongo durante 20 días; en los inicios fracasaron los sangrientos ataques frontales y las fuerzas paraguayas sufrieron graves pérdidas. Se paso luego al movimiento envolvente y el fortín quedo rodeado el 26 de setiembre. Varios destacamentos bolivianos venidos desde la dirección de Arce - Yujra trataron infructuosamente romper el cerco y auxiliar a la guarnición sitiada.
El 29 -falto de agua y víveres y sin posibilidad de recibir auxilio- el comandante Marnaza izó la bandera blanca y su brava división se rindió. Fueron capturados veinte oficiales y 500 soldados y un importante botín de guerra. Se perdió en la acción de Boquerón cerca de 1.000 hombres y 2.000 fueron heridos. Estigarribia fue ascendido a coronel.
La victoria de Boquerón tuvo una trascendencia incalculable no solo en el orden militar sino en el moral. Devolvió a la nación su fe en la victoria y probo a Bolivia que la aventura, a la cual se había lanzado confiada, estaría erizada de sorpresa y peligros. (45)
EL PARAGUAY SE RETIRA DE WASHINGTON
El 12 de octubre, la Comisión de Neutrales propuso que los delegados de Paraguay y Bolivia conviniesen la retirada de las tropas del Chaco, la desmovilización, la reducción de efectivos y la solución arbitral de la disputa. Como las conversaciones se agotaron en dar una solución definitiva al conflicto, se propuso que las fuerzas paraguayas se retirasen hasta el rio Paraguay y las bolivianos detrás de la línea Ballivian - Vitriones. La respuesta del Paraguay fue una determinada negativa y el gobierno de Ayala ordenó que su delegado, Juan José Soler, abandonase de inmediato la mesa de negociaciones. (46)
En tanto, los gobiernos limítrofes a los contenedores adoptaban posiciones diferentes. La Argentina no disimuló su simpatía hacia el Paraguay, estimulándole a no ceder ante las aspiraciones portuarias de Bolivia, recelando quizás la posible aparición de un nuevo factor que perturbara el equilibrio en el Rio de la Plata. Además, brindo una invalorable ayuda consistente en proyectiles, combustible y recursos. El Brasil abogó por el contrario, en favor de esa aspiración y adopto una actitud favorable hacia Bolivia. (47)
AVANCE HACIA SAAVEDRA
Después de Boquerón, cayeron en poder del ejército paraguayo: Toledo, Corrales, Yujra; sobre el Rio Verde, Alihuata, Fernández, Herrera, Platanillos y Bolívar. Toda la red de fortines del sector central quedaba en manos paraguayas. Sus tropas siguieron avanzando hasta Saavedra, donde los bolivianos pudieron establecer una nueva línea defensiva.
El 10 de noviembre, 1.500 bolivianos comandados por el Coronel Bilbao Rioja atacaron en kilómetro 7 de Saavedra al Regimiento "Corrales". Paraguayos y bolivianos combatieron con "ferocidad inaudita a tiros, machetes, a cuchillo, a golpes de pala, a culatazos, a puntapié y a puñetazos". Pese al ímpetu enemigo, el "Corrales" se mantuvo firme hasta que llegó en auxilio el Regimiento "2 de Mayo". El ataque fue rechazado. De los 3.000 soldados de ambos bandos quedaron en el campo más de 1.000 muertos. (48)
LA OFENSIVA BOLIVIANA
A inicios del mes de diciembre, pasó Estigarribia a la acción con el propósito de apoderarse de la red de fortines del sector sur mediante un ataque de la División V, desde Nanawa y las Divisiones I, II, IV desde Kilómetro 7 de Saavedra. Este movimiento fracasó con pérdidas importantes para las milicias paraguayas. El Paraguay paso entonces a la defensiva cubriendo la línea Nanawa - Saavedra - Platanillos con un efectivo de 10.000 hombres. Los bolivianos con unos 8.000 soldados habían consolidado su línea defensiva.
El viejo instructor del ejército boliviano, el general alemán Hans Kundt, quien habla asumido el comando y acumulado efectivos y material en el frente, se estrenó con una ofensiva; varios fortines cayeron en manos del enemigo. Platanillos fue recuperada por el II Cuerpo del Ejército boliviano a mediados de diciembre. (49)
1933 – NANAWA Y TOLEDO
El 20 de enero, 5.000 bolivianos se lanzaron al asalto en Nanawa defendida por el III Cuerpo del Ejército paraguayo al mando del coronel Luis Irrazábal. Se pasaron momentos angustiosos por el agotamiento de las municiones pero, estas llegaron oportunamente desde Concepción y la situación logró superarse. Los paraguayos resistieron con bravía y los bolivianos optaron por retirarse sufriendo serias pérdidas.
De Nanawa paso Kundt a atacar la extrema derecha del dispositivo paraguayo: Toledo, la cual estaba siendo defendida por el II Cuerpo del Ejército al mando del coronel Juan B. Ayala. La invasión boliviana duro del 20 al 27 de febrero, siendo magnifica la resistencia de los defensores. El 10 de marzo, las tropas paraguayas iniciaron un movimiento envolvente amenazando cortar la retirada al atacante. Los bolivianos se libraron a duras penas de ser copados íntegramente. (50)
RETROCESO DEL EJÉRCITO PARAGUAYO. HERRERA
A mediados de marzo, un fuerte destacamento boliviano ocupo Alihuatá Tuyá o Charata, viniendo a quedar a retaguardia de la División I que defendía el kilometro 7 de Saavedra.
El Comando paraguayo inicio una maniobra para desalojar al enemigo, pero ella fracaso.
La División I tuvo que abandonar el kilometro 7 Saavedra y marcho a posicionarse en Gondra. Paralelamente, cinco regimientos bolivianos atacaron varias veces al fortín Herrera, defendido por la División II, comandada par el Tte. Coronel Torreani Viera, cuyas tropas fueron derrotadas, sufriendo valiosas perdidas. A mediados de abril, los efectivos paraguayos pasaron a la contraofensiva, despejando todo peligro. (51)
CONFERENCIA Y ACTA DE MENDOZA.
INTERVENCIÓN DE LA SOCIEDAD DE LAS NACIONES
Los Cancilleres de Argentina, Carlos Saavedra Lamas, y de Chile, Miguel Cruchaga Tocornal, se reunieron en la ciudad de Mendoza contando con la adhesión de los cancilleres de Brasil y Perú, con el firme propósito de proponer en un acta publica el cese de hostilidades, la reducción de efectivos militares y el arbitraje de cada una de las cuestiones para la total solución del conflicto del Chaco. El Paraguay acepto en principio la formula y Bolivia también, pero con condiciones. Las negociaciones prosiguieron, tratando de paliar el conflicto, pero finalmente el gobierno de La Paz, el día 26 de abril, rechazo definitivamente el Acta.
Los mediadores hicieron recaer sobre el gobierno boliviano la responsabilidad del fracaso de esta gestión de paz y la guerra continuo su curso. (52)
"Pedimos seguridad para la cesación de las hostilidades y para negociar las bases de la paz... " "... las negociaciones, sea para una conciliación sea para concluir tratados de arbitraje, tienen que desenvolverse en un ambiente de confianza. Solo la seguridad reciproca dará esa confianza..." manifestaba el Presidente paraguayo, en Abril de 1933. (53)
El 10 de mayo, el gobierno del doctor Ayala declaró el estado de guerra con Bolivia.
Esta acusó al Paraguay, ante la Sociedad de las Naciones, de incurrir en las sanciones establecidas por el Art. 16 del pacto, sacando la conferencia de la órbita americana y llevándola a la europea. Después de una prolongada tramitación, una comisión especial presidida por el delegado español Álvarez del Vayo vino al campo de lucha para procurar una solución. (54)
SEGUNDO ATAQUE A NANAWA. GONDRA
Durante varios meses las líneas habían permanecido sin alteración. A comienzos de julio, Kundt inició una nueva ofensiva en el sector Sur. El 4 y 5 de ese mes, 20.000 hombres provistos de tanques y lanzallamas y con fuerte protección de artillería y aviación atacaron las trincheras en Nanawa. La lucha duró una semana y el enemigo llegó varias veces a ocupar una parte de las posiciones paraguayas, cuyos soldados fueron desalojados a fuerza de bayonetas. Pero la ofensiva terminó con la derrota de los bolivianos que dejaron centenares de muertos y un rico material de guerra.
El combate se extendió al sector de Gondra. Las tropas paraguayas, bajo la dirección del Tte. Coronel Franco, combatieron con igual virulencia. Resistieron primeramente al enemigo y pasaron luego al contraataque, apoderándose de sus posiciones fortificadas. En agosto se volvió a combatir violentamente. A fines de este mes declinó por completo el empuje boliviano pudiendo darse por fracasada la segunda gran ofensiva de Kundt. (55)
LE EJÉRCITO PARAGUAYO PASA A LA OFENSIVA
De diciembre de 1932 a setiembre de 1933, el ejército paraguayo permaneció en la defensiva. La opinión predominante en el gobierno y en el país era de que ellas no debían ser abandonadas. Se creía conveniente escatimar nuevos sacrificios de vida. Ese tiempo fue verdaderamente el de la organización del Paraguay.
Se adquirieron armamentos del exterior que fueron agregados a los capturados de los bolivianos. Los arsenales de Asunción dirigidos por el capitán José A. Bozzano comenzaron a fabricar municiones y repusieron eficazmente el material desgastado. Las armas fueron fabricadas de columnas viejas de tranvías. Especialmente, las granadas de mano conocidas como las "karumbe'i". Fueron enviadas al frente más 300.000 granadas de mano, 25.000 granadas para morteros y unas 7.500 bombas de aviación.
Para la Sanidad Militar, los arsenales construyeron galpones, tanques de agua, combustibles, camas, autoclaves, caramañolas y estufas. (56)
Por esa época se creó el Ministerio de Economía, cuyo primer Ministro fue el doctor Luis A. Riart, quien organizo la agricultura y ganadería. El esfuerzo económico realizado por el gobierno para sobrellevar los gastos propios de la contienda fue tremendo. Entre las actividades agrícolas cabe destacar principalmente la significativa expansión del cultivo del algodón, cuya producción promedio creció un 86% en el trienio 1932/33, 1934/35. La producción de arroz creció un 20%, en cambio las cosechas de maíz y tabaco experimentaron una merma del 9 y 27%, respectivamente. La producción de yerba por su parte alcanzo un volumen promedio de 12,5 toneladas entre 1933/35.
Sin embargo, de acuerdo a las estimaciones oficiales, las existencias ganaderas experimentaron una sensible caída durante el conflicto bélico. Pero en resumen, las finanzas sufrieron el esfuerzo de la guerra sin desarticularse. (57) Las circunstancias eran propicias para pasar a la ofensiva y Estigarribia elaboró un interesante plan que comprendía la desaparición de las ocupaciones de Pampa Grande y Pozo Favorito y el envolvimiento del ejército boliviano. Los observadores y técnicos militares extranjeros consideraban que las líneas de setiembre de 1933 eran definitivas, porque ninguno de los contendientes tenia las fuerzas necesarias para dominar al otro y obtener una decisión determinante. El Comando paraguayo obtuvo, después de mucha insistencia, que el Presidente Ayala autorizase la reiniciación de la ofensiva.
PAMPA GRANDE Y POZO FAVORITO
La ofensiva paraguaya se abrió con dos victorias: el 15 de setiembre la VII División paraguaya, copo en Pampa Grande a los Regimientos "Loa" y "Bolívar" apoderándose de 17 oficiales y 800 soldados. Al día siguiente, la División VIII, cerco en Pozo Favorito a otra División boliviana. Fueron hechos prisioneros 20 oficiales y 900 soldados. Estigarribia fue ascendido a general de Brigada.
El Comando paraguayo tenía un plan mucho más ambicioso; hacía tiempo que pensaba en una gran batalla de envolvimiento y aniquilamiento que diese un sesgo total a la contienda. (58)
CAMPO VÍA
La ofensiva paraguaya se inicio el 23 de octubre y prosiguió durante todo noviembre con alternativas, dejando a las fuerzas bolivianas fuertemente aferradas a su última línea de defensa y en situación sumamente comprometida, especialmente al grueso de ejército que se encontraba en el sector de Zenteno. La progresión paraguaya en ambas alas amenazaba seriamente el camino al Alihuata - Saavedra, pero Kundt se aferro al terreno. El 3 de diciembre, Estigarribia asumió personalmente la dirección del gran ejército atacante, instalando su puesto de combate en el Fortín Falcón. (59)
Desde ese momento la acción se desarrollo en forma incontenible. El 4, fue interceptado el camino Alihuata - Pavón; el 6, Alihuata - Saavedra. El 7, la División I rompía la línea boliviana de Gondra avanzando ininterrumpidamente. El 8, fue ocupado Alihuata. En vez de ordenar el retiro salvador que pedían sus jefes divisionarios, Kundt introducía más y más gente en el formidable cerco, cuyas tenazas de acero se iban cerrando implacablemente.
El día 10, Estigarribia les intimo rendición dando un golpe de muerte a la moral de los sitiados" El asedio a las divisiones 4ª. y 9ª. de Infantería del ejército boliviano, compuestas de 13 Regimientos con todo su material y elementos, fueron capturadas con la inclusión de dos tanques que disponía el enemigo.
El 11 de diciembre, en Campo Vía se rindieron 10.000 soldados con sus jefes y oficiales.
En los días sucesivos se rindieron otras unidades. El armamento capturado fue imponderable. Así terminó esta gran batalla que por sus resultados, trascendencia y gloria solo puede compararse, en la historia patria, a la de Curupayty. El Presidente Ayala, presente el día 11 en el puesto de comando del Chaco, ascendió al Jefe victorioso a general de división y lanzó la siguiente proclama: “El éxito alcanzado no es fruto del azar, sino el resultado lógico de un plan concebido con inteligencia y ejecutado con alto espíritu de abnegación y firme voluntad de vencer. El pueblo paraguayo, está demostrando al mundo que su tradición de honra, de bravura y patriotismo es mantenida. El nombre de Paraguay se dibuja de nuevo en la historia con fulgores de heroísmo. En nuestros corazones de ciudadanos late con fuerza la fe en la patria inmortal”. (60)
Los restos del poderoso ejército de Kundt iniciaron paulatinamente la huida. Cayeron Saavedra, Samaklay, Murguia, Cuatro Vientos, Platanillos, Bolívar, Loa y Camacho. Kundt fue destituido, siendo reemplazado en el comando por el General Peñaranda, uno de los pocos que pudieron salir del cerco. (61) El gobierno paraguayo ofreció un armisticio de diez días, comprendido entre el 19 y el 30 de diciembre, el cual fue aceptado por Bolivia y, luego, prorrogado por cinco días más. La Comisión de la Liga de las Naciones, que tras visitar el campo paraguayo se había trasladado al boliviano, marchó a Montevideo. En esta capital se hallaba reunida la VII Conferencia Panamericana.
En ella se realizaron intensas gestiones con el fin de detener la guerra, pero las mismas fracasaron y el 6 de enero de 1934 volvieron a reiniciarse las hostilidades. (62)
1934 – EL AVANCE HACIA EL OESTE. TARIJA Y STRONGEST
En el mes de marzo, el ejército paraguayo inicia su avance hacia el oeste alcanzando una línea que iba de Ballivián, sobre el río Pilcomayo, hasta Cañada Tarija, en las proximidades de Picuiba. La VI División al mando del Tte. Coronel Federico W. Smith interceptó en Cañada Tarija a las fuerzas bolivianas, capturando 1.000 prisioneros, cuyo jefe, el teniente coronel Algel Bavia, intentó suicidarse, siendo llevado gravemente al campamento paraguayo.
Antes de terminar el mes de marzo cayó Garrapatal en manos de las fuerzas paraguayas, las cuales fueron concentradas por orden de Estigarribia sobre el río Pilcomayo.
En el mes siguiente, la reorganización boliviana habia terminado, unos cuarenta mil soldados se habían distribuido en tres cuerpos. En mayo, el I Cuerpo del ejército paraguayo fue atacado en los campos de Strongest, sufriendo la única derrota importante de la contienda. Los bolivianos se apoderaron de 1.200 prisioneros y numerosas municiones. La victoria boliviana fue festejada jubilosamente en la Paz, pero terminó con un repliegue de sus fuerzas. (63)
El 9 de ese mismo mes, la Comisión Investigadora de la Sociedad de las Naciones presentó su informe ante el Consejo. Según este, el Paraguay se oponía a una solución pacífica y dudaba que lograse el éxito en la contienda. El gobierno paraguayo rechazó tenazmente este informe acusando a la Comisión de no haber actuado con serenidad y equidad en tan importante asunto. (64)
NUEVO ESCENARIO DE LA GUERRA
La contienda se desplazó luego hacia el sector Picuiba - Carandayty. El II Cuerpo tomó Picuíba el 15 de agosto y la División VI llegó en su avanzada hasta la sierra de Carandayty.
El Cuerpo de Caballería boliviana al mando del General Toro con 12.000 soldados inició una contraofensiva rodeando a la División VI paraguaya. Esta unidad comandada por el Coronel Paulino Antola consiguió brillantemente romper el asedio. La Caballería enemiga prosiguió en forma alarmante su avance hacia Picuíba. En setiembre, todo su ejército compuesto de unos 50.000 soldados se hallaba en plena ofensiva.
Los bolivianos habían logrado reorganizarse magníficamente y concurrían al escenario bélico en forma continua: hombres, armamentos y víveres. El ejército paraguayo contaba en esos momentos con sólo 25.000 hombres evidenciándose la inferioridad de condiciones como también la delicada posición estratégica. El impresionante avance de Toro en dirección Picuíba - Camacho amenazaba no solo todo el sistema defensivo programado por Estigarribia sino también la cabecera de la esencial vía férrea Puerto Casado - Kilómetro 160. (65)
VICTORIA DE CAÑADA DE EL CARMEN
El Comando Paraguayo, en medio de graves asechanzas y peligros, paso de nuevo a la ofensiva para obligar al enemigo a abandonar sus posiciones asediadas en Ballivián.
Decisión oportuna y trascendente de Estigarribia, quien autorizo al comandante del II Cuerpo del Ejército, coronel Rafael Franco, a desencadenar una acción contra el ala norte del dispositivo enemigo. Varios días antes, contingentes bolivianos se habían parapetado en el sector central. El I Cuerpo del Ejercito al mando del coronel Fernández con gran proeza realizo un movimiento envolvente en Cañada de El Carmen, donde fueron asediadas varias divisiones de Reserva con aproximadamente unos 7.000 bolivianos, cuyos mandos se hallaban a cargo de los coroneles Murillo y Méndez. (16-VI-1934)
En casi todos los sectores los paraguayos volvieron a avanzar, cayo la posición clave de Ballivián, no teniendo el enemigo otra alternativa que replegarse hacia el rio Pilcomayo y Villa Montes. (66)
Diez días mas tarde, en el mismo sector de Ballivián, la aviación paraguaya realizo su más importante combate de toda la guerra. Las dos cuadrillas aéreas enemigas se enfrentaron por casi veinte minutos. Los bolivianos no lograron vencer con sus rapidísimos cazas "Curtis" a los lentos y pesados bombarderos "Potez" de la fuerza aérea paraguaya. (67)
RENUNCIA DEL PRESIDENTE SALAMANCA
La derrota boliviana en Cañada de El Carmen ocasiono una crisis política en Bolivia. El Presidente Salamanca viajó a Villa Montes, decidido a relevar a Peñaranda y confiar el comando al general Lanza. En la mañana del 27 de noviembre, un destacamento al mando del Coronel Bush, uno de los héroes bolivianos de la guerra, rodeo la casa donde se alojaba el Presidente y este fue obligado a dimitir de su cargo. Con fina ironía se expreso Salamanca a los militares que lo detuvieron: "Señores, les felicito, pues este es el primer cerco que les sale bien". Asumió el mando el Vicepresidente Tejada Sorzano y Peñaranda fue confirmado como Comandante en Jefe. (68)
YRENDAGUE. PICUÍBA
La excelente maniobra y brillante victoria de El Carmen fue seguida de otra operación audaz y sorprendente. El Comando paraguayo traslado rápidamente a la División VIII con el propósito de apoderarse de Yrendague en plena retaguardia boliviana, el único asiento acuoso en toda la región hasta el rio Parapití. Esta División después de una marcha homérica al mando del Coronel Eugenio A. Garay, ocupo victoriosamente, el 9 de diciembre, la posición enemiga. Simultáneamente, el II Cuerpo del Ejercito dirigido por el coronel Franco, con genialidad operativa, atacaba Picuiba. El cuerpo de Caballería del Coronel Toro se encontró sin agua y, preso del pánico, inicio la fuga. De sus 12.000 hombres solo se salvaron unos 2.000.
Cayeron prisioneros 3.000 bolivianos y el resto murió de sed en el camino Picuiba - 27 de Noviembre. Fue esa una de las contiendas más sangrientas y dolorosas de toda la guerra.
En solo un mes la situación había cambiado totalmente y la suerte misma del conflicto tendría otro final. Las tropas paraguayas en su progresión maratónica alcanzaron las primeras estribaciones andinas y el Rio Parapití, llegando hasta los límites del Chaco y amenazando el corazón del enemigo: su petróleo. Pero carecía por completo de efectivos, de armamentos y medios de transporte para obtener un lauro decisivo. Solo 18.000 paraguayos montaban la guardia a lo largo de una línea de 500 kilómetros. La artillería estaba muda desde meses atrás por falta de granadas y hacía rato que la aviación habían desaparecido del cielo chaqueño. (69)
El 29 y 30 de diciembre un fuerte destacamento paraguayo comandado por el mayor Alfredo Ramos destruyo dos regimientos bolivianos sobre el Pilcomayo en Yvyvovo, apoderándose de 2.000 prisioneros y un gran botín. En Asunción se festejo con gran júbilo esta memorable victoria. (70)
1935 – VILLA MONTES
En plena montaña, al otro lado del río Pilcomayo, el grueso del ejercito de Peñaranda, en febrero de 1935, se refugió en el lugar denominado Villa Montes. Durante varios días, las tropas paraguayas haciendo alarde de valor embistieron las posiciones fortificadas que los bolivianos defendían con extraordinaria resistencia; la tentativa fracaso y las actividades quedaron paralizadas. A mediados de marzo, los bolivianos atacaron las líneas paraguayas siendo tenazmente repelidos con invalorables perdidas. Antes de terminar el trimestre del año 35, Bolivia había sido desalojada prácticamente del territorio chaqueño, y los paraguayos llegaban después de tan ardua campaña bélica, hasta donde solo los antiguos expedicionarios españoles del siglo XVI habían logrado arribar. (71)
SANCIONES AL PARAGUAY
La Sociedad de las Naciones resolvió recomendar a los partes beligerantes de someter el problema del Chaco a un debate arbitral. Como el gobierno y la opinión pública paraguaya declararon impracticable el citado plan, la Sociedad resolvió entonces aplicar sanciones al Paraguay y levantar el embargo de armas para Bolivia. La imputación de la pena al agredido y la exculpación del agresor desacreditaron definitivamente a la Sociedad de las Naciones en América y el pleito tuvo que volver al continente. El Paraguay, ante tales circunstancias, se retiró de la Sociedad. (72)
ÚLTIMA ETAPA DE LA GUERRA
Las últimas etapas bélicas se desarrollaron a lo largo de las estribaciones andinas y en los territorios bolivianos de Santa Cruz. Las tropas paraguayas, el 5 de abril, cruzaron el Rio Parapití, limite histórico del Chaco reclamado por el Paraguay en las negociaciones diplomáticas. El día 16 de ese mes, ocuparon Charagua, asiento de los indios guarayos, descendientes de los guaraní, quienes recibieron con simpatías al invasor. La milicia boliviana, por su parte, bajó la Cordillera, atacaron y tomaron Boyuibé y días después recuperaron Charagua. Luego, las operaciones quedaron estabilizadas en la extensa línea que iba de Palo Marcado, sobre el rio Pilcomayo, a Huirapitindi. Ambos ejércitos, ambos países, estaban cansados de tres años de guerra y en todas partes se levantaba un clamor de paz. Solo se aguardaban los resultados de las negociaciones diplomáticas. (73)
NOTAS
31 - Cardozo, Efraím. EFEMÉRIDES DE LA HISTORIA DEL PARAGUAY. Ediciones Nizza. Asunción, Buenos Aires, 1967. P. 268.
32 - Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE, Salvat Editores. Barcelona, Buenos Aires, 1949, P. 331.
33 - Lara Castro, Mariano Luis. LA PREPARACIÓN DE LA DEFENSA NACIONAL Y LA CONDUCCION MILITAR Y DIPLOMÁTICA DE LA GUERRA DEL CHACO. Historia Paraguaya, Anuario de la Academia Paraguaya de la Historia. Vol. XIX, Asunción, 1982. Pp. 263/265.
34 - Artaza, Policarpo. AYALA, ESTIGARRIBIA Y EL PARTIDO LIBERAL. Narciso S. Palacios, Editor, 3a. Ed. Asunción, 1988. P.66
35 - Estigarribia, José Félix. LA EPOPEYA DEL CHACO. MEMORIAS. Asunción, 1972, P.42
36 - Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE... P. 312
37 - Cardozo, Efraím. EFEMÉRIDES---Pp. 293-294.
38 - Chaves, Julio César. COMPENDIO DE HISTORIA PARAGUAYA. Ed. Carlos Schauman. Asunción, 1988., P. 252. Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE. P. 314.
39 - Estigarribia, José Félix. LA EPOPEYA... P.55
40 - MENSAJE DEL EXCELENTÍSIMO SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA EN LA ASUNCIÓN DEL MANDO PRESIDENCIAL. 15 DE AGOSTO DE 1932. Imprenta Nacional, 1933
41 - Artaza, Policarpo. AYALA, ESTIGARRIBIA Y EL.... P. 76.
42 - Cardozo, Efraím. BREVE HISTORIA DEL PARAGUAY, Eudeba. Buenos Aires, 1965.P. 135
43 - Seiferheld, Alfredo. ÁLBUM GRÁFICO DE LA GUERRA DEL CHACO. El Lector, Asunción, 1985. Pp. 67179.
44 - LIBRO BLANCO, Tomo I, P. 248.
45 - Tufari Recalde, Pablo. LA GUERRA DEL CHACO. Imprenta Militar, Asunción, 1987 Págs. 130 - 132. Chávez Julio César. COMPENDIO DE HISTORIA PARAGUAYA..., P. 253. Fernández, Carlos Josó. LA GUERRA DEL CHACO. Vol. VII. Editorial Histórica. Asunción, 1987. P. 155
46- LIBRO BLANCO. Tomo I, Pp. 91-296 y 325 - 329.
47-Cardozo, Efraím, BREVE HISTORIA... P. 138.
48 - Chaves, Julio César. COMPENDIO DE HISTORIA... P. 254.
49- Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE. P. 320
50 - Ibídem, P. 321.
51 - Zook, David. Op. cit. P. 193
52 - LIBRO BLANCO. Tomo II, págs. 5 - 9, 23-23
53 - MENSAJE AL CONGRESO NACIONAL DEL PRESIDENTE EUSEBIO AYALA, EL 1° DEABRIL DE 1933. El Estado General de la Nación durante los Gobiernos Liberales. Vol. III. Archivo del Liberalismo, Asunción, 1987. P. 1203
54 - LIBRO BLANCO, Tomo IV, P. 5
55 - Fernández, Carlos José. Op. cit. Vol. I, Pp. 135/137. Zook, David. Op. cit. P. 120. 56 - Velilla, Julia Monte de López Moreira, María Graciela. BREVE HISTORIA DE LA INGENIERÍA EN EL PARAGUAY. Electromón Consultora. Asunción, 1989, Págs. 66/67
57 - Livieres Guggiari, Lorenzo. EL FINANCIAMIENTO DE LA DEFENSA DEL CHACO. Arte Nuevo. Asunción, 1983, págs. 52-55
58 - Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE. P. 329. Chaves, Julio César. COMPENDIO... P.256.
59- Artaza, Policarpo. Op. cit. P. 75. Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE. P. 330.
60- EL LIBERAL, "Proclama del Presidente Eusebio Ayala". Asunción, 12 de diciembre de 1933, P. 1.
61 - Chaves, Julio César. COMPENDIO... P. 258.
62 - EL PARAGUAY EN LA VII CONFERENCIA PANAMERICANA. Informe del Presidente de la Delegación Paraguaya, doctor Justo Pastor Benítez. Asunción, 1934.
63 - Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE. P. 335
64 - LIBRO BLANCO. Tomo IV. Pp. 195 – 302 y 303. Informe de la Comisión Investigadora de la Sociedad de las Naciones.
65 - Ayala, Juan Bautista. LA GUERRA DEL CHACO. Artes Gráficas Aconcagua. Buenos Aires, 1958. P. 205
66 - Cardozo, Efraím, EFEMÉRIDES... Págs. 228/229.
67 - EL DIARIO. Asunción, 26 y 27 de junio de 1934. P. 1
68 - Cardozo Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE. P. 345. Chaves, Julio César. COMPENDIO... p.261
69 - Zook, David. LA GUERRA... P. 408
70 - EL DIARIO. Asunción 2 de enero de 1935. P. 1
71 - Cardozo, Efraím. PARAGUAYINDEPENDIENTE. P. 353
72 - LIBRO BLANCO, Tomo V, Pp. 183/ 184.
73 - Cardozo, Efraím. PARAGUAY INDEPENDIENTE P. 354, Chávez, Julio César. COMPENDIO... P-262
LOS ERRORES PSICOLÓGICOS DE BOLIVIA
Así como se estudian los factores que han contribuido a la victoria, así debían de examinarse los errores y las fallas, a los cuales pueden atribuirse una derrota. A la luz de los últimos acontecimientos podríamos ya examinar algunas de las causas que han precipitado a Bolivia a la guerra con el Paraguay y tos errores psicológicos que han determinado su derrota en la primera etapa de la campaña.
Ante todo, conviene hacer resaltar que existe una marcada diferencia entre Paraguay y Bolivia. El Paraguay es una democracia, más que en las instituciones, en la realidad; en él la igualdad es un hecho social. Bolivia tiene clases: una clase oligárquica, y luego los cholos y los indígenas. En eso radica su fuerza y su debilidad. En el Paraguay se discute todo; en Bolivia, se obedece. Un periodista en el Paraguay tiene más influencia que un Ministro. En Bolivia la discusión cabe sólo entre los directores: Salamanca versus Saavedra; la opinión pública constituyen los círculos de La Paz; Oruro, Sucre y Cochabamba. El resto no cuenta. En las elecciones no votan más de 30.000 sobre una población que ellos aseguran ser de dos millones ochocientos mil.
Pues bien, esa clase directiva ha venido inculcando a las clases bajas bolivianas la falsa noción de su propiedad del Chaco y el odio al Paraguay, reputado coma usurpador. El Paraguay necesita del Chaco porque integra su vida, sus posibilidades de riqueza; Bolivia lo quiere como una conquista. "Necesitamos una guerra victoriosa", decía el propio Salamanca en 1928.
El Paraguay quiso ampararse en el derecho; Bolivia, en sus parques de guerra. Con alguna fe romántica se hablaba en el Paraguay del protocolo y statu quo de 1907; Bolivia contestaba con la fundación de fortines. El Paraguay buscó una preparación integral de su pueblo para la defensa; compró pocos fusiles, pero educó a su pueblo; garantizó una vida civil digna, le dio asistencia pública. Bolivia enderezó todas sus energías hacia el armamentismo. En 1928, firmó un contrato con la Casa Vickers por 2.250.000 libras esterlinas, suma cinco veces más abultada que los fondos de conversión con que cuenta el Paraguay. Ese contrato, no cumplido sino en pequeña parte, dio lugar, como los otros empréstitos, a verdaderos enjuagues que repercutieron hasta en el Honorable Senado Americano.
Las aspiraciones de Bolivia al Chaco, nacieron después de perder su litoral en el Pacífico; el Paraguay posee el Chaco, como parte integrante de su heredad, desde hace cuatro siglos. Ambos países han perdido territorios: Paraguay en la guerra de 1864-70; Bolivia entre guerras y tratados, ha perdido cerca de 543.293 kilómetros cuadrados y esperaba resarcirse con los 297.900 kilómetros del Chaco Boreal que arrancaría al Paraguay, por la fuerza.
Paraguay es una creación natural, determinada por la geografía, la raza y la historia. Bolivia fue una creación caprichosa del genio del Libertador. Para disputar el Chaco, Bolivia alega dos argumentos: la supuesta herencia de la Audiencia de Charcas, que era un tribunal de derecho y no una entidad política; y la propaganda de su enclaustramiento. Sobre el río Paraguay tiene cinco salidas, como el territorio cedídole por el Tratado de Petrópolis de más de 250 kilómetros donde podría construir puertos, si es que no prefiere modernizar Suárez, donde llegan perfectamente las embarcaciones del Alto Paraguay. Aparte de eso tiene comunicación ferroviaria con el Brasil, Argentina, Chile y Perú. Hasta podría hacer un ferrocarril a Puerto Suárez que le comunique con el Atlántico por la vía Puerto Esperanza-Santos, con el millón de libras que le debe todavía el Brasil por el Tratado de Petrópolis.
Bolivia tiene, además, salidas ferroviarias en el Pacífico con máximas facilidades, por Mollendo, Arica y Antofagasta. En cambio, Bahía Negra u Olimpo no le servirían antes de siglos. No tiene recursos para construir ferrocarriles a esos puertos, ni, construido un ferrocarril, tendría cargas y pasajeros para darle vida. Es que Bahía Negra no es la salida natural de Bolivia. Anótese este primer error geográfico que ha determinado la orientación de su política internacional.
Bolivia hipotecó su porvenir para conquistar el Chaco; creó un militarismo que ha terminado por convertirse en el eje del su política interna y externa. Hacer un ejército es relativamente fácil; pero, una vez creado, hay que darle destino, empleo, uso. De ahí que Bolivia comenzara a buscar una salida bélica a sus actividades, antes que la solución jurídica de sus pleitos.
Bolivia se armaba no sólo contra el Paraguay sino contra la Argentina, Chile, Perú. Sus parques son desproporcionados a su capacidad económica. Vio, además, en el Paraguay una presa fácil. Deslumbrada por el metálico resplandor de las ametralladoras, consideró la conquista del Chaco como un simple paseo militar. Olvidó que el general Kundt le había advertido, en su conocido plan, que el golpe contra el Paraguay debía de ser fulminante o esperar quince años para la construcción de ferrocarriles que permitieran el fácil transporte del Ejército. Salamanca predicaba la redención de los errores internacionales de Bolivia por el fuego purificador de la guerra, y que ella fuera llevada contra el Paraguay, por la ley del esfuerzo mínimo.
Bautista Saavedra, que, cree encontrar el Jordán redentor en su actual oposición, aconsejó que se comenzara a incorporar el Chaco a Bolivia con las ocupaciones militares. Este es el mismo hombre que afirmaba, en su mensaje presidencial de 1920, la vigencia del "statuo quo" de 1907, sin perjuicio del avance clandestino, que él mismo propugnó. Otro de los errores psicológicos de Bolivia, es el desprecio por el Derecho, que "es una ficción de los pueblos débiles", según su doctrinario. Otro error boliviano fue la penetración exclusivamente militar en el Chaco. Bolivia no ha poseído el Chaco; lo ha ocupado con endebles y precarios fortines. No hay una obra de civilización desde Villa Montes a Platanillos.
Cuando se creyó lista, Bolivia comenzó a levantar la voz. Ya no usaba el lenguaje humilde de Antonio Quijarro, ni la suave y sinuosa de Emeterio Cano. Habló fuerte. Se olvidó que había consentido el laudo Hayes; convirtió la cuestión de límites en un pleito territorial. Sus pretensiones llegaban hasta el vértice del ángulo que forman el Pilcomayo y el Paraguay. Nuevo error que transformaba un litigio de límites en una empresa de conquista territorial, que repugna a la conciencia americana, siquiera ella carezca hasta hoy de sanciones efectivas. Tal es el alcance de la declaración continental del 3 de agosto, que Bolivia interpretó como un desahucio a su afán de conquista.
En el lenguaje boliviano la palabra castellana adquiere significaciones inesperadas. Así, Díez de Medina se atrevió a hablar en 1920 de arbitraje, pero de uno original: "Nos dan a cuenta Bahía Negra, y el resto someteremos al arbitraje". Vale decir que se, trataba de un arreglo transaccional, que se cubría con la apariencia arbitral. Esta misma fórmula que en el fondo equivale a reconocer que Bolivia carece de títulos apara disputar Bahía Negra, fue reiterada por la Comisión de Neutrales en 1929, como prenda para detener la bélica furia de Bolivia. Y mucha gente creía servir la causa del Paraguay, salvándolo de las garras de un temible enemigo. La citada fórmula traduce la verdadera y única proposición boliviana, el mínimum de sus aspiraciones.
La fiebre guerrera fue subiendo. Al fin ya no quiso hablar de arbitraje, y con ese error se engañó la opinión pública americana. Su diplomacia de D'Artagnan sublevó a los más esclarecidos espíritus del Continente. Bolivia cree que una guerra se gana exclusivamente con el parque. Olvida que las operaciones militares son una parte de la guerra, y que existen factores imponderables que obran, actúan y pueden determinar una derrota.
Bolivia despreció, también, la historia. Olvidó que el Paraguay tiene una heroica tradición guerrera y que, por encima de las contingencias de su escasa preparación militar, estaba su capacidad de sacrificio, la calidad de su pueblo, lleno de virtudes guerreras. Bolivia se dejó guiar por la apariencia de los datos que le suministraban sus agentes en el Paraguay, sin analizarlos. Se fijó en el Presupuesto de Gastos, y calculó mal la capacidad económica de la Nación. Olvidó que la riqueza privada colaboraría en la tarea de la defensa en proporción crecida. Vio que el ejército paraguayo era reducido en tiempo de paz, y aceptó como buenos los datos que una parte de la prensa opositora usaba para combatir al Gobierno. Apreció mal la capacidad de movilización. Su Estado Mayor estaba en la creencia de que el Paraguay no armaría más de 8.000 hombres, con los fusiles belgas.
La primera etapa de la penetración boliviana fue la línea del Pilcomayo, cuya cabecera constituían Sorpresa-Muñoz-Saavedra. Cuando constató que este rumbo podría ser peligroso, la orientó hacia la línea de Casado, con Alihuatá-Arce. Castillo. Ramírez, Lara y Yujra fueron fundados después de los incidentes de 1928, como pistolas apuntadas hacia Boquerón, las colonias mennonitas y el ferrocarril de Casado. Otras cuñas se proyectaban hacia el ferrocarril Pinasco y la línea Nanawa. En los últimos años buscó terrenos más firmes y construyó el camino Ballivián-Cabezón-Platanillos-Arce, cuyo eje debía ser Platanillos. Por esta vía hacía su aprovisionamiento en los últimos tiempos. Del Norte proyectó y se lanzó por el paralelo 60º, con un camino que intentaba unir los fortines Roboré, San Juan, Vitriones y Mariscal Santa Cruz, con la línea Platanillos, Bolívar, Jayucubas y Loa, teniendo como eje a Camacho, para aparecer a las espaldas de las colonias mennonitas o Punta Rieles de Casado. En esta tarea estaba empeñado el ejército boliviano cuando se inició el estudio del pacto de no agresión propuesto por el Gobierno de La Paz. En la confianza de que ese pacto tomaría como base las posiciones ocupadas por las partes en el momento de firmarse el compromiso, inició sus incursiones hacia Pitiantuta. Esta hermosa laguna podría servirle de base para una nueva línea de penetración, que, le permitiría lanzarse sobre Olimpo, Guaraní o la retaguardia de los puestos "paraguayos de la línea de Casado, atravesando las colonias mennonitas. Aquí hubo otro error digno de mención: Bolivia creyó que en Pitiantuta ocurriría lo mismo que en Masamaklay, cuya consecuencia fueron los acontecimientos políticos de octubre del 31. Que el Paraguay enviaría una patrulla, protestaría ante la Comisión de Neutrales, y Bolivia se quedaría con el fortín, como en Masamaklay, o, en el mejor de los casos, se obligaría a los paraguayos a reconstruirlo y entregarlo como Vanguardia. No creyó en la posibilidad de una reacción. Su objetivo primordial consistía en consolidar las posiciones clandestinas en el Chaco, hasta que la pátina del tiempo les diera visos de juridicidad o le permitiera entrar en arreglos a base de compensaciones que significaran la salida al litoral.
Esa idea compensatoria le indujo a penetrar profundamente en el triángulo del Paraguay-Pilcomayo-Verde, reconocido del Paraguay por el laudo del Presidente Hayes (1878). Además, ese propósito de llegar al litoral dice relación con los yacimientos petrolíferos, que requieren un puerto para el oleoducto.
Bolivia se dejó engañar por la superficie turbulenta de la política paraguaya. Creyó que el ejército estaba corroído por una anarquía profunda, y que los conflictos políticos eran insuperables. Ella sabe que la guerra se pierde, a veces, en la retaguardia, y esperó que estallara esa anarquía, que le había permitido penetrar impunemente en el Chaco durante veinte años. Pero en el fondo del alma paraguaya hay un patriotismo inextinguido. Así es cómo la primera descarga en Pitiantuta acalló, gran parte, si no todas, las pasiones. La unión sagrada se realizó con sorprendente naturalidad. Entretanto, Bolivia vive, agitada por la virulencia demagógica de Saavedra, verdadero creador de las causas de la actual guerra, y las seniles ambiciones del General Montes, mientras Salamanca se siente agigantado por "su guerra".
Bolivia buscó consciente y deliberadamente la guerra. Tanteó primero el Pacífico, donde radica su verdadero interés; se armó costosamente, y emprendió la penetración en el Chaco. Al violar el "statuo quo" de 1907, la guerra era una posibilidad. Faltaba que el Paraguay se decidiera a detenerla, para que ella estallara. Desde 1923 se intensifica la, fundación de fortines, se suceden los encuentros de exploradores, los pequeños choques de patrulla. Las causas reales y profundas fueron preparadas por Bolivia; en cuanto a los motivos ocasionales del conflicto, el Presidente Salamanca los ha reconocido como suyos, en su mensaje del 6 de agosto de 1933.
Bolivia creó una clase militar que terminó por dictar normas a su conducta internacional. Bajo esa presión no podía consentir en el retiro de un solo fortín, siquiera fuera clandestino, ni menos aceptar un arbitraje amplio, en el cual correría el inminente riesgo de perder toda posibilidad de llegar al litoral. Entre paréntesis, el error fundamental de los gobernantes paraguayos consistió en el desconocimiento de esa realidad y en la inocencia de creer que por procedimientos diplomáticos se conseguiría el desalojo de posiciones militares establecidas en el curso de veinte años de descuido.
Volviendo al punto de partida. Bolivia revistó su plana mayor, inventareó sus parques y se sintió prepotente. El Chaco era una presa segura. Pero olvidó que el Paraguay, si bien no un país militarizado, era un pueblo guerrero. El material humano sigue siendo el eje de las batallas. Ese material se saca de una fragua que se llama historia, apero hay que arrojar en ella, materia prima de calidad, español y guaraní, por ejemplo.
El frente demasiado extenso extravió al Estado Mayor boliviano. Pensó que el Paraguay iba a dispersar sus fuerzas desde el río Negro hasta el Pilcomayo. Apreció mal su parqué, olvidó que el sistema logístico boliviano era diez veces menos extenso que el paraguayo, y nunca pudo creer que en un mes pudieran concretarse en la línea de Casado más de cuatro mil hombres. Por eso el Gobierno de Salamanca ordenó la toma de Corrales, Toledo y Boquerón, sin temor a ninguna consecuencia.
El casco prusiano que le puso Kundt exasperó el cerebro boliviano. Todo lo calculó, menos la resistencia del enemigo. Para extraviarlo, influyeron hasta las fáciles aventuras de 1928, sobre Mariscal López y Boquerón. Quintanilla se sintió gobernador de Puerto Casado; Lanza pensó agregar al mote de su escudo una palma, que simbolizaría Puerto Pacheco. Pero "la realidad le enseñó otra cosa", como dijo el General Montes en el Senado boliviano. En lugar de una división, tropezó en Casado con un cuerpo de ejército; Quintanilla se refugió en La Paz y Lanza jamás llegó a su destino. Las aguas circunvalaron a Bahía Negra; la distancia de Villa Montes a Arce fatigó a su ejército antes de entrar en línea; los caminos costosos resultaron simples sendas sin obras de arte; la concentración preparada en el papel, resultó exacta en su décima aparte; el armamento pregonado no correspondió a los fabulosos contratos; los regimientos sólo eran completos en las planillas de pago; y el anunciado paseo militar, al son de pífanos y tambores, terminó en la primera etapa de la guerra, con la pérdida, en cuatro meses, de dos divisiones, de los oficiales más conocedores del terreno y de centenares de kilómetros cuadrados de territorio usurpados en veinte años de penetración. Ustares fue rectificado por Quintanilla.
Fuente : BAJO EL SIGNO DE MARTE - CRÓNICAS DE LA GUERRA DEL CHACO. Por JUSTO PASTOR BENÍTEZ. Editorial CASA-LIBRO Asunción-Paraguay 1975 (167 páginas)
ALIMENTACIÓN DEL SOLDADO PARAGUAYO
Por encima de consideraciones subjetivas sobre el valor personal del soldado paraguayo y boliviano, existe un aspecto que los ha distinguido en el curso de la contienda: la sobriedad demostrada por aquél para enfrentar las innúmeras privaciones del terreno donde se combatía. Orgánicamente mucho más resistente, el soldado paragua-yo aguantó a pie firme cuando las raciones disminuían o desaparecían, o cuando las últimas gotas calientes y barrosas de la cantimplora apenas humedecían sus labios. Tales tormentos fueron irresistibles para el soldado boliviano, que los padeció en grado superlativo y los pagó con creces desertando, cayendo prisionero o muriendo extraviado, abrazado a algún solitario árbol chaqueño.
Los alimentos que llegaron al soldado paraguayo durante la guerra abarcaron un amplio espectro, si bien ellos no alcanzaron a cubrir sus necesidades vitamínicas y proteicas, máxime aun cuando aquél traía diversas carencias arrastradas de tiempos de paz. El Departamento de Administración Militar o Intendencia de Guerra dio a conocer a finales de la guerra una extensa Memoria, la que también aludía a su "Sección Alimentación" que, dependiente de la Junta de Aprovisionamiento, tuvo a su cargo el almacenamiento y remisión al frente de los más diversos víveres. Un resumen de aquel documento, que transcribimos casi sin modificaciones, destaca los siguientes ítems suplidos, con sus altibajos, al Ejército paraguayo del Chaco, con los cuales se elaboraban las raciones diarias:
Galleta: La provisión de esta especie ha tenido sus intermitencias con los consiguientes efectos en su distribución. Pasada ya a cargo del Departamento la elaboración del producto, la falta de galleta se acentuó debido a la deficientísima provisión de la materia prima (harina). Su consecuencia lógica fue la disminución de la producción disminuyendo asimismo la distribución de la especie, consumiéndose las pequeñas reservas acumuladas en la Zona de Operaciones, sin que fueran repuestas en la misma proporción. En la provisión de galleta con grasa para los hospitales, la falta consistió además en la carencia de grasa de cerdo, teniéndose más tarde que reemplazarla con óleo margarina. También esta materia prima se sumó a la carencia de grasa de cerdo, por falta de producción de los Molinos Harineros. Obligó esto a que el consumo de grasa en el rancho fuese totalmente suprimido, reemplazándoselo con aceite, con lo que paulatinamente se regularizó el servicio.
Respecto de la producción de galleta -producto que acarreó muchas quejas de los combatientes en punto a su extremada dureza -cabe destacar que en los primeros momentos de su producción, las panaderías afectadas a ella entregaban 67 kilogramos del producto por cada 70 kilos de harina. Controles efectuados por la Junta de Aprovisionamiento permitieron aumentar esta producción en 3.55 kilogramos, dándose así 70.55 kilos por cada 70 de harina para el año 1934. La Junta pagaba por entonces 38 pesos de curso legal por la elaboración de cada bolsa, con la exigencia de que cada kilogramo del producto terminado debía contener 60 unidades de galletas. En el mismo año, con motivo de la ya visible inflación, el costo de elaboración de la bolsa de harina se elevó a 50 pesos de curso legal para las panaderías. En agosto de 1934 se hallaban funcionando 36 panaderías en Asunción, San Lorenzo, Villeta y Villa del Rosario, que producían diariamente 26.000 kilogramos de galletas a un costo, para la Junta Nacional de Aprovisionamiento, de 2.44 pesos de curso legal el kilo. Para facilitar la cocción, el número de unidades por kilo fue aumentado a 70-75, aunque subsistieron las quejas sobre la dureza de las mismas.
Locro y locrillo: La provisión general de estas especies se hizo normalmente y de acuerdo a las necesidades. Se adoptó, para su elaboración, el sistema empleado por la Junta de Aprovisionamiento, pero reduciendo a dos los Molinos afectados. Se acordaron, en los contratos, como precios de elaboración $ 0.13 y $ 0.22 curso legal por kilo de maíz respectivamente siendo la diferencia el importe de los gastos de transporte de Asunción a San Lorenzo y viceversa, donde se encontraba ubicado uno de los molinos.
Arroz: Su provisión fue normal, excepción hecha del primer semestre del año 1934 en que la porción que integra el racionamiento tuvo que disminuirse en 25 gramos por ración. Su explicación fue la falta de producción. Era elaborado en dos molinos, uno en la capital y el otro en San Lorenzo.
Farina: La provisión de este producto fue harto irregular, interrumpiéndose su provisión a la tropa durante meses enteros. Porotos: Pese a que en varias oportunidades tuvo que recurrirse a la importación de este producto, su provisión en general no fue del todo satisfactoria. Oportunamente, se pensó reemplazar el poroto, debido a las circunstancias anotadas, por soja, que podía servir de sustituto y que producía el país (diciembre de 1934), pero la mala cosecha dio un efecto negativo a esta proposición.
Yerba: La provisión de esta especie no ofreció dificultad alguna en lo que a cantidad respecta, no así en cuanto al tipo o calidad, que fue deficiente por la clase de yerba canchada empleada en la molienda. Para la elaboración se contrató con un solo molino, si bien prácticamente se dispuso también de otro que llegó a elaborar, sin formalizar contrato, a los mismos precios que los establecidos por el Departamento (de Administración Militar). Se contrató a razón de $ 0.30 curso legal por cada kilo elaborado de yerba canchada, corriendo a cargo del Departamento la provisión de envases para la yerba molida. El precio de elaboración resultó al Departamento de $ 0.40 por kilo, que comparado con el $ 0.50 fijado por la Junta resultaba un beneficio del 20 por ciento.
Al igual que con la galleta, cabe también hacer aquí un paréntesis respecto de este producto de primerísima necesidad durante la guerra. Al soldado paraguayo podía faltarle todo, menos la yerba, la cual era originariamente entregada por las compañías explotadoras existentes en la Región Oriental del país de acuerdo a cupos fijados por la Junta Nacional de Aprovisionamiento. No ha sido todavía del todo valorado el papel de esta noble infusión en la guerra. La presencia del cocido y del mate fue menos llamativa que la del "tereré", aún preparado éste con agua tibia o caliente. Sin embargo, la yerba permitió mimetizar el color y el sabor del agua que debía ser bebida por la tropa, haciéndola mucho más tolerable que si era ingerida al natural. Para casos extremos -que también se presentaron- en que la orina era el último recurso, la yerba sirvió para hacer menos amargo aquel trago.
Cebolla: Si bien su provisión efectuóse con alguna irregularidad, ésta debe buscarse sobre todo en la imposibilidad de la formación de grandes stocks debido a su rápida descomposición, además del hecho que la producción se daba sólo en determinadas épocas del año. Por esta razón hubo también que recurrirse a la producción ex-ranjera.
Harina de maíz: Su producción se hizo con normalidad. Posteriormente tuvo que suspenderse su remisión a la zona de operaciones a pedido de las autoridades de la misma, por su difícil conservación.
Maní: Su provisión fue también irregular. A fin de aumentar las existencias se optó por adquirir el producto directamente de las colonias mennonitas, en la totalidad de las partidas por ellas producidas, aunque sin llenar la cantidad requerida.
Carne: Durante el curso de la guerra el abastecimiento a la zona de la Patria (Región Oriental) se hizo con toda irregularidad hasta un corto tiempo antes del término en que la cuestión hizo crisis por falta de ganado de consumo. Para el año 1935 la cuestión carne fue un problema no sólo para el abastecimiento de la zona de la Patria sino que se extendió también a la población civil. Carne hervida (conservada): Puede decirse que la entrega de este producto fue normal.
Las provisiones al Ejército no abarcaron solamente los rubros comestibles. También hubo regular envío de jabón aunque de muy objetable calidad, así como de rajas para el rancho de las tropas. Este ítem sufrió muchas trabas, debiendo acudirse en más de una ocasión a las panaderías para obtenerlo en calidad de préstamo. Afrecho, alfalfa y maíz tupí también fueron remitidos al frente, aunque en limitadas cantidades, todo esto según la referida Memoria del Departamento de Administración Militar sobre sus actividades desde julio de 1932 a agosto de 1935.
El aprovisionamiento de carne al Ejército se hizo con el concurso de dos elementos que deben ser recordados: los troperos y el ser-vicio veterinario y de remonta. Los troperos hacían largas marchas en agotadoras jornadas, conduciendo su valiosa carga. "Los itinerarios -escribe el Cnel. Víctor Ayala Queirolo- eran trazados sobre la marcha. Ellos dependían de las estancias a recorrer y de la cantidad de animales que los estancieros podían entregar... Dos tipos de marchas se realizaban, según las condiciones atmosféricas imperantes. Una en tiempo de sequía y otra en época de creciente".
Veterinarios y servicios de remonta completaban el cuadro. El Mayor de Sanidad Veterinario Julio Varesini Russo, que llegara a desempeñarse como jefe de la Dirección de Remonta durante la guerra, apunta sobre la precariedad de los mataderos. Ellos, escribe, "se establecían sobre la marcha, en campo raso o en la orilla de los bosques, sin la más elemental obra sanitaria, ni saneamiento tan siquiera rudimentario del lugar, todo lo cual favorecía la proliferación de miríadas de moscas, transmisoras de enfermedades diversas, que contaminaban los alimentos en general y las carnes de consumo siempre expuestas al aire libre, carnes que de por sí ya no eran del todo aptas para el consumo, por provenir de animales deshidratados, afiebrados, semi acalambrados y muy estropeados por la marcha continua de cientos de kilómetros... Nuestra lucha era incesante para suprimir o disminuir las causas de estos males... Mandamos construir estaqueo (secadero) adecuado de cueros, colgamiento de las piezas faenadas en ganchos de madera prendidos a los árboles, cubriéndolas a la vez con ramas verdes y también durante el transporte, para que las defiendan de las moscas en general y de las ovovíparas en especial".
Con los productos más atrás detallados se procedió a conformar la denominada ración del soldado. Al inicio de la guerra, ella comenzó siendo igual a la de tiempos de paz, y estaba integrada, en gramos por estas cantidades diarias: carne 700, locro 70, poroto 80, fariña 50, arroz 50, sal 30, grasa 15, azúcar 30, yerba 30, jabón 30, galleta 300. En Asunción se añadían 50 gramos de fideo, un porcentaje de leña y 20 gramos de verduras.
Con la guerra, algunos productos aumentaron de volumen y otros desaparecieron, según las necesidades del frente y las posibilidades de la retaguardia. Así, por ejemplo, por decreto reservado N° 45.429 del 8 de noviembre de 1932, fue aumentada la ración diaria de carne del soldado paraguayo hasta un kilo y medio durante las marchas y combates. La cebolla, que también pasó a integrar la dieta, fue incrementada de diez a veinticinco gramos por jornada, por decreto reservado del 4 de enero de 1935, conforme a reclamos del Departamento de Administración Militar.
Algunas falencias en materia alimentaria llegaron a subsanarse con el tiempo; otras siguieron siendo tales hasta el término de la guerra. Retrospectivamente, en un informe general presentado el 9 de junio de 1932, es decir, poco antes del inicio de las hostilidades, por el Coronel Dr. Carlos Díaz León, a la sazón Director Superior de la Sanidad Militar, sobre la situación de los conscriptos en el Chaco, el mismo expresaba, en cuanto a su alimentación, que ella, "tal vez suficiente en cantidad, no lo es en general en calidad. Le faltan alimentos frescos. No hay chacras militares que son las únicas que podrían abastecer a las unidades de verduras, legumbres y frutas para impedir ese cuadro bien característico de avitaminosis, de que padecen nuestros hombres en la Región Occidental. Han habido casos de formas graves y fatales, debidas a la falta de vitaminas en la alimentación, poco variada, y en general mal preparada por falta de cocine-ros y de cocinas".
En otro informe fechado el 11 de abril de 1933 y luego de recorrer el Chaco el Dr. Díaz León señalaba al Ministro de Guerra y Marina Víctor Rojas algunos aspectos deficitarios de la alimentación de soldados y oficiales. Según éstos, faltaba: "1) Buena alimentación (tampoco es variada porque faltan cocineros); 2) la grasa de vaca es mala y no se digiere, ocasionando trastornos gástricos de que padece un gran porcentaje de hombres; 3) A la ración le faltan condimentos y otras especies que no se dan con regularidad, como fideo, fariña, maíz; 4) La dureza de las galletas es excesiva y en general, nuestras tropas tienen pésima dentadura... El Casino de Oficiales es tan pobre, en general, como el de las tropas".
En la misma notificación, el Dr. Díaz León solicitaba se cambiara la grasa de vaca por la de cerdo, se agregara a la ración normal el maíz tostado, se aumentara la fariña y se proveyera regularmente a los Casinos de Oficiales de aceite, papa, cebolla, ajo, harina de trigo, vinagre y condimentos, salsa de tomates y productos parecidos de que carecían por completo. También reclamaba más cocineros, calculando en treinta el número adecuado para cada Cuerpo de Ejército, así como mesas, vasos, jarras, manteles y servilletas.
Dos meses y medio después, el 23 de junio de 1933, la exigencia provenía del Dr. Cándido Vasconsellos, más tarde Director de Sanidad del Ejército en Campaña, quien se dirigía al Comandante en Jefe, Coronel Estigarribia, dándole cuenta de numerosas falencias en la alimentación del soldado paraguayo, que calificaba de "insuficiente e irracional". Lo primero, por la falta de poroto y arroz salvo en pequeñas cantidades y lo segundo por la presencia del locrillo que Vasconsellos afirmaba se consumía de mal grado. Los alimentos, según el mismo, no eran todos de buena calidad; la galleta estaba mal amasada y la grasa de vaca, hecha de sebo, no podía suplir a la de cerdo. Esto hacía que los soldados paraguayos estuvieran permanentemente a la caza de animales o a la búsqueda de ciertas especies vegetales.
La hipo-alimentación del soldado paraguayo fue casi constante durante la guerra, más aún cuando, en 1934, se fue ensanchando la distancia a recorrer para aprovisionarlo, de resultas de las victorias militares que alejaron considerablemente el frente con relación a 1932 y 1933. Así, por ejemplo, un informe del Jefe Médico del 1 Cuerpo de Ejército, Dr. Quimo Codas Thompson fechado en el Hospital Frontal Cap. Toribio Castro el 7 de septiembre de 1934, señalaba que "la causa del estado fisiológico miserable del soldado y mismo de los oficiales deriva de que la tropa está sometida a un régimen de hambre (comida única diaria y a veces día de por medio); agua dosificada en 500 gramos más o menos; agua salada, laxante que con la diarrea que produce aumenta la deshidratación y la desnutrición". Para paliar parte de esto, muchas veces la tropa sana recurría al "portiyú", el alimento adicional de "por ahí", fuera de la rutina del rancho, a base de algún animal silvestre o vegetal, aparentemente comestible. Aparentemente, porque en más de una oportunidad fueron empleados fariña de Samuhú (palo borracho), guaicurú sandia o guazú mandió,nocivos para individuos que, buscando variar su dieta, pagaron el precio en salud. El Dr. Ramón Codas reveló, por ejemplo, que en 1935 la tropa, alejada cada vez más de los núcleos de aprovisiona-miento regular, llegó a ingerir la citada fariña de samuhú mezclada con carne conservada, así como un postre denominado "golondrina" que consistía en fariña con azúcar yagua. Codas afirmó que la tropa solía cazar ñandú guazú para satisfacer sus necesidades y que a finales de la guerra, en el sector de Carandayty, llegaron a consumirse casi un millar de burros que habían sido trasladados a la zona para el transporte de cargas.
Por todo ello fueron reiteradas las quejas de los altos mandos paraguayos, muy especialmente las del entonces TCnel. Nicolás Delgado, quien ocupó la jefatura del I Cuerpo de Ejército desde octubre de 1932 hasta abril de 1933. En ese lapso, sea por propia iniciativa, sea reproduciendo otros informes sanitarios o regimentarios, reclamos como estos eran de su parte muy frecuentes: "Los soldados son pálidos, desnutridos; la piel arrugada, demacrados... La alimentación es insuficiente, apenas de sostén, que no repone las energías perdidas. El soldado del Chaco necesita por lo menos 3.000 calorías. La alimentación actual apenas dará 1.500 a 2.000 calorías, incompatible con la labor que debe desarrollar" (diciembre de 1932); "El estado físico de la tropa del I C. E. (Cuerpo de Ejército) iba empeorándose día a día. Precisamente durante el mes de enero (de 1933), el aprovisionamiento fue muy irregular, no recibiendo el soldado ración completa, ni un solo día. Faltaba galleta. Se carecía de azúcar, carne y sal".
El transporte de los víveres, al alargarse las distancias a recorrer y aumentarse el número de raciones, encontraría obstáculos que no llegaron a salvarse sino parcialmente en 1934 y 1935.
Comparativamente, cuando se inició la guerra o poco después, las raciones eran, como las distancias, limitadas. El servicio de Intendencia proveyó, por ejemplo, para los inicios de la batalla de Boquerón, de 6.500 raciones de galleta, yerba y azúcar para tres días, así como de una lata de carne conservada para cada dos soldados (amén de otra lata adicional por soldado, como ración de hierro, consumible sólo por orden expresa). Todo esto, sumado a 500 raciones más para el 1 Batallón del R. I. 2 Ytororó, fueron las primeras para la marcha del grueso de las tropas paraguayas rumbo al ignorado fortín, con su correspondiente dotación de agua. En cambio, a comienzos de 1934 (y pese a que aún no se estaba tan alejado como en 1935), refiere el General Raimundo Rolón que debía hacerse llegar, de cualquier forma al frente, mensualmente, 2.000toneladas de víveres, combustibles y lubricantes, 6.000 cabezas de ganado o su equivalente en carne conservada o charque, así como municiones para 25.000 fusiles, 1.200 ametralladoras, 30 cañones y 37 morteros. Esto sin desconocer las necesidades de agua que requerían de vehículos especiales, con grandes tanques montados. El transporte, con las unidades maltrechas de que se disponía-que también precisaban de repuestos fue una permanente dación de heroísmo y sacrificio.
La provisión de combustibles no era tarea sencilla. En 1932/33 se necesitaban 400.000 litros de nafta al mes. En 1935 se requerían ya 2.500.000 litros para una flota de camiones muy superior en número, la que, por lo demás, había cambiado su centro neurálgico, que de Isla Poí (Villa Militar) se trasladó a Camacho, desde donde se transportaba agua, víveres, pertrechos, etc., representando cada kilómetro adicional también un esfuerzo adicional.
Si a esto añadimos el hecho cierto de que las movilizaciones abarcaban en el Paraguaya gente menor, cada vez más extensamente, y de que había que entregar raciones a enfermos, heridos, desamparados, viudas de guerra, prisioneros, etc., sumando ellas con las de provisión regular para finales de 1934 y comienzos del 35 a casi 100.000 diarias, podrá comprenderse sin mayor dificultad, las exigencias que se interponían al servicio logístico paraguayo para su eficaz cumplimiento.
Refiere el Cnel. Carlos J. Fernández que el ferrocarril de Casado, de acuerdo con las Memorias de la Dirección General de Etapas, recorrió de agosto de 1932 a diciembre de 1934 un total de 226.031 kilómetros, empleando 235 autovías, 844 trenes, 3.642 furgones, 8.627vagones y 5.220 jaulas. En ese período fueron transportadas 85.668 toneladas de carga general; 57.994 animales en pie; 5.667 oficiales y 105.134 soldados de tropa. En viajes de retorno estas últimas cifras dieron 4.901 y 85.624 respectivamente. En los tres años de conflicto, los trenes pararon solamente ocho días, como consecuencia de los desbordes del riacho Ñati-ú, que cortaron las vías en un tramo del trayecto. También el ferrocarril de Pinasco contribuyó transportando de enero de 1933 a diciembre de 1934 unas 35.000 reses.
Merece unas líneas adicionales en este contexto el servicio de reabastecimiento del III Cuerpo de Ejército en los comienzos de la guerra, el cual soportó dos imponentes aludes ofensivos bolivianos en enero y julio de 1933, y cuyas líneas estaban alejadas de las tradicionales que tenían entonces por centro del dispositivo a Isla Poí. El sector, que llegó a contar con casi trece mil combatientes, fue abastecido preferentemente desde Concepción, tomado como punto principal de Etapa. La línea abarcaba entonces Puerto Militar como Estación Acumuladora, fortín Orihuela como Estación Reguladora y Fortín Florida como Distribuidora, como asimismo el propio fortín Nanawa (Presidente Eligio Ayala). Unas 250 carretas integraban el plantel de transporte hacia finales de 1933. Cuando en enero de ese año se produjo el primer ataque, eran apenas 85 las que con 600 kilogramos de capacidad cada una, hacían dicho trayecto de unos 300 kilómetros. Con el aumento del número de defensores de Nanawa, también se incrementó la dotación de carreros y, consiguientemente, la de bueyes. A pesar de los intentos serios hechos por aprovisionarlos también desde Pinasco e Isla Poí, el grueso de lo recibido, hasta la rendición boliviana de Campo Vía, provino de la vieja ruta que partía de Puerto Militar. Aquel punto neurálgico que se llamó Nanawa no estuvo, a pesar de todo, libre de imprevistos en su aprovisionamiento. En noviembre de 1933, escribe el mayor Pedro Germán López, se recibieron 63.000 kilos de galleta en lugar de 120.000; 10.000 de arroz en vez de los 20.000 que les correspondía y 1.000 de jabón en lugar de 12.000. En cambio, en ese mes, llegó un excedente de 13.000 kilogramos de locro, 9.000 de fariña, 7.000 de azúcar y 5.000 de yerba. Esto implicaba la sobre ración con determinados ítems y la carencia de otros, desequilibrando la dieta. De igual modo, se hizo sentir en Nanawa en 1933 la falta de combustibles para los escasos transportes mecánicos con que se contaba, situación que no pudo ser remediada sino parcialmente.
Así las cosas, muchos fueron los obstáculos que debieron salvarse para un aprovisionamiento más o menos regular de las tropas paraguayas en el frente. En una guerra que, como aquélla, fuera calificada como de las más miserables por las condiciones en que se desarrolló, sorprende muchas veces el hecho cierto de la gran cantidad de munición de boca que llegó hasta las trincheras venciendo barreras de todo tipo. El esfuerzo económico fue, sin dudas, de extraordinaria dimensión y aún merece un estudio más profundo.
Intensa y sin desmayos fue la labor de los diversos cuadros que tuvieron a su cargo la pesada responsabilidad de aprovisionar al Ejército en Campaña. Nombres como los del Cnel. Fructuoso Valdez y el TCnel. Sampson Harrison desde la Intendencia General del Ejército, los del TCnel. César Molinas y el Cnel. Dr. Eugenio Martínez al frente de la Intendencia del Ejército en Campaña y de los comandantes Arístides Rivas Ortellado y Fermín Casco desde el Cuartel Maestre General, están ligados con aquellos momentos de renunciamiento por cumplir, cada uno, con la tarea que le estaba asignada.
Fuente: LA GUERRA DEL CHACO . Por ALFREDO SEIFERHELD. COLECCIÓN IMAGINACIÓN Y MEMORIAS DEL PARAGUAY Nº 5 . DIRIGIDA POR RUBÉN BAREIRO SAGUIER Y CARLOS VILLAGRA MARSAL © Edición especial de SERVILIBRO. Asunción - Paraguay 2007 (120 pàginas)
Lectura recomendada :
*. SÍNTESIS DE LA GUERRA DEL CHACO. Gral. Bgda. (SR) RAMON CESAR BEJARANO. Homenaje al Cincuentenario de la Defensa del Chaco Paraguayo - SERIE GUERRA DEL CHACO N°- 8. Editorial Toledo. Asunción - Paraguay 1982.
*. ANTECEDENTES DE LA GUERRA CON BOLIVIA. CORONEL D.E.M. RAMÓN CÉSAR BEJARANO. Serie Guerra del Chaco Nº 1. Auspiciada y supervisada por la Dirección de Publicaciones de las FF.AA. Casa Editorial Toledo, Asunción-Paraguay 1959.
*. BOQUERÓN - LA BATALLA DECISIVA. Gral. Bgda. RAMON CESAR BEJARANO. Serie GUERRA DEL CHACO Nº 4. Adhesión al CENTENARIO DE LA EPOPEYA NACIONAL y a la SEMANA DE LOS HÉROES DEL CHACO. Casa Editorial TOLEDO. Setiembre de 1965 Asunción - Paraguay.
*. SÍNTESIS DE LA GUERRA DEL CHACO. Por ROBERTO SIENRA ZAVALA. Edición al cuidado de FRANCISCO AQUINO ZAVALA - CONCEPCIÓN - PARAGUAY. Setiembre, 2010 (296 páginas).
*. LA CONDUCCIÓN DE LA GUERRA DEL CHACO. Por DAVID H. ZOOK JR. Bs. As. - Asunción: EDITORIAL LITO, 1962. 463 pp. Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY (BVP).
*. ENSAYO SOBRE LA GUERRA DEL CHACO – TOMO I. ALEJANDRO MAZACOTTE. Ediciones NAPA. COLECCIÓN PRISMA, Asunción – Paraguay 1983 (224 páginas).
*. ENSAYO SOBRE LA GUERRA DEL CHACO - TOMO II. Por ALEJANDRO MAZACOTTE. Ediciones MEDITERRÁNEO. Serie Historia Nº 3. Ilustración, Diseño gráfico y Logotipo: RAMÓN ROJAS VEIA. Asunción – Paraguay, Noviembre 1984 (361 páginas)
BREVE RESUMEN DE LA CAMPAÑA DEL CHACO
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