"Políticamente considerado el pueblo, es el conjunto del querer nacional
o la explícita manifestación de la voluntad general»
(«El Centinela», periódico serio-jocoso,
Asunción, diciembre 12 de 1867).
EL CENTINELA : El primer número de El Centinela, publicado el jueves 25 de abril de 1867 -una dedicatoria a Solano López-, expresaba lo siguiente:
"El Centinela" que hoy aparece en el terreno periodístico, es uno de esos soldados jóvenes que vos habéis hecho célebre en los campos de batalla. Firme en el puesto que el honor le ha señalado, ve caer a sus plantas un diluvio de proyectiles, como caen al pié de esas pirámides graníticas las estériles granizadas de invierno... Recorrerá con su marcial mirada las filas del enemigo, detendrá con el aterrador ¡atráz! a los cobardes invasores, y de vez en cuando volverá la vista sobre los valerosos y heroicos pueblos de la República, para entonar con ellos los himnos de la victoria... La aparición del "Centinela" en los campos de la guerra, será la del compañero alegre y entusiasta que lleva hasta la última avanzada las flores del genio, para solazar las horas del descanzo".
En la misma edición, en una sección denominada "Orden de publicación", anunciaba:
"Cada número contendrá dos gravados en maderas, cuya obra debe estimarla el público; por que el artista es de esos que vencen toda dificultad- es de la misma raza de los que hacen camisetas de la hoja del Coco, forman calzones de cuero curtido, y no se les mata de hambre con asedios y bloqueos. La publicación es para el Ejército, y los materiales que se tratan, nada tendrán de filosóficas ni de metafísica- El lenguaje del soldado es llano y sincero. Cada artículo será tan breve como el tarrán-plan del tambor... Así es que todos sus trabajos, su sangre, su vida y su fusil están al servicio de la idea dominante".
(El Centinela, 25 de abril, 1867, p. 4) La publicación explicita que cada número será acompañado por dos grabados producidos por artistas que vencen toda dificultad, determina un público específico, y finalmente destaca el estilo a ser empleado. Con relación a la ilustración, en algunas ediciones se inserta una página completa con un grabado, generalmente satírico con relación al ejército aliado. (La edición número 24, del 3 de octubre de 1867, inserta un grabado que ocupa las páginas 2 y 3, completas, en homenaje al "Glorioso combate del 24 de setiembre. UMBU")
Otra edición de este período, El Centinela, el cuarto, publicado en Asunción el jueves 16 de mayo de 1867, inserta el siguiente texto:
"la prensa, ese radioso y fácil vehículo de las ideas, y de todas las concepciones del entendimiento, suda, arroja diariamente de sus innumerables talleres, infinidad de periódicos que pululan por todas partes, propagando las luces y extendiendo los conocimientos humanos"
El semanario explícitamente asocia a la prensa como vehículo de ideas, en la propagación de luces para el conocimiento humano. Esta misma edición incorpora en tapa una especie de pirámide con la bandera paraguaya en el vértice superior, y un león vigilante en el centro, acompañado por dos centinelas. En el epígrafe el siguiente texto: "El Centinela, consagra esta pirámide triunfal al primer grito de la Libertad del Paraguay, dado el 14 de Mayo de 1811. Ese solemne grito humilló un león, y ha postrado las huestes invasoras de la alianza". Igualmente publica otro grabado en el cual aparecen dos militares brasileros, el Marqués de Caxias y el almirante Ignacio, ambos estilizados grotescamente.
Fuente: PERIODISMO EN PARAGUAY. ESTUDIOS E INTERPRETACIÓN. Por ANÍBAL ORUÉ POZZO. Arandurã Editorial. Asunción – Paraguay 2007 (276 páginas)
EL CENTINELA : VIGILANTE HUMOR DE CAMPAMENTO
Pocos años después de iniciada la contienda, el gobierno paraguayo tomó la decisión de impulsar el surgimiento de una prensa de guerra que, como dijimos, contribuyera a estimular la moral de la tropa y la fe en la victoria, entre otros objetivos. El primer periódico en ver la luz fue, precisamente, El Centinela. Lo hizo el 25 de abril de 1867, precediendo a Cabichuí, que nacería pocos días después, el 1º de mayo.
Pero las diferencias entre EL CENTINELA y CABICHUÍ eran algo más grandes que esos pocos días que los separaban de su creación. El primero estaba editado en la capital del Paraguay, en la imprenta Nacional y, por tanto, muy cerca del control del estado y del propio López, cuando éste estaba en el lugar, mientras que la humilde avispita gozaba de mayor libertad, al ser producida, muchas veces, en los propios campos de batalla, en escenarios dispersos y alejados. Por ese solo motivo, el discurso de El Centinelaera mucho más cercano al discurso oficial y estaba en sintonía con las proclamas y directivas provenientes del gobierno. Su contenido, como el Cabichuí, contenía en muchos casos chanzas y burlas al enemigo, además de información acerca de la marcha de la guerra, pero además, se utilizaba el medio para ensalzar la figura de López, inaugurando un estilo periodístico que tendría muchos seguidores en décadas posteriores.
El espacio dedicado al humor gráfico, en principio, fue pequeño, pero a medida que transcurrían los números, las caricaturas se agigantaban y llenaban la página. Su estilo también fue cambiando, ya que para las propuestas humorísticas, la ejecución de los dibujos apelaba a la exageración y los recursos habituales en el periodismo de la época. Mientras, las alabanzas al gobierno y al Mariscal iban acompañadas de propuestas más formales, rigurosas en lo académico, y con rastros tanto de cierta pomposidad como de romanticismo.
La creación de estas imágenes estaba a cargo de Alejandro Ravizza, arquitecto y dibujante contratado por el gobierno paraguayo para trabajar en el país. La expresión académica de su obra se puede ver también en edificios antiguos de la ciudad de Asunción, incluyendo el propio Palacio de Gobierno.
La realización del grabado, para su impresión, era ejecutada por otra persona: Manuel Colunga, quien transfería las ideas y dibujos de Ravizza, e intentaba respetar los recursos propios del lápiz, papel y tinta en su trabajo. Sin embargo, con la práctica y el tiempo, y con la caricatura y el humor como temas, esos condicionamientos originales dieron paso a una mayor expresividad y a un uso intensivo de los recursos de la técnica del grabado.
Los contenidos de las piezas humorísticas hacían alusión, obviamente, al enemigo, a su cobardía muchas veces, a su desconcierto, a sus maniobras sin ton ni son, hasta al uso de recursos poco habituales en esa región del mundo, como los globos aerostáticos; a través de notas al pie del dibujo, y algunos carteles alusivos integrando la gráfica, aunque ésta podía, fácilmente, sostenerse por sí misma en la mayoría de las ocasiones. Las comparaciones con animales no estaban ausentes, desde las serpientes de tres cabezas (graficando la Triple Alianza), pasando por los monos (que generalmente representaban a los brasileños), hasta el hecho de que los propios animales de la selva combatían contra los enemigos.
El Centinelano pudo, como el Cabichuí y Cacique Lambaré(redactado este último totalmente en guaraní, aunque sin ilustraciones), acompañar a sus lectores en los campamentos de batalla (hasta casi el último aliento de la contienda en esos casos), por más tiempo que el que le permitieron los aliados, al bombardear las posiciones de la capital paraguaya con sus escuadras y hacer casi imposible el trabajo de edición y el festejo de su primer aniversario.
Sin embargo, aunque no llegó al año de publicación, sí cumplió con creces su cometido, y legó al humor gráfico paraguayo algunas de sus piezas más importantes y conmovedoras.
(Fuente: HISTORIA DEL HUMOR GRÁFICO EN PARAGUAY. Por ROBERTO GOIRIZ. Con la colaboración ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZy ALEXIS ÁLVAREZ. HISTORIA DEL HUMOR GRÁFICO. Directores de la colección: Armengol Tolsà Ermengol Juan García Cerrada. Coordinador: José Lorenzo Sánchez. EDITORIAL MILENIO – LLEIDA, 2008. Con la colaboración de: UNIVERSIDAD DE ALCALÁ - FUNDACIÓN GENERAL)
Enlace recomendado: EL CENTINELA. COLECCIÓN DEL SEMANARIO DE LOS PARAGUAYOS EN LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA – 1867. Prólogo de JOSÉ ANTONIO VÁZQUEZ. Fondo Editorial Paraquariae. Versión PDF del Nº 1 al Nº 36.