PEDRO DI LASCIO - OBRAS
Comentario de TICIO ESCOBAR
Obra de Pedro Di Lascio. Acuarela de 41 x 31.5 cm.
Colección Ticio Escobar
Capítulo III - LA RUPTURA: EL NUEVO ARTE,
(Detalle)
Obra de Pedro Di Lascio. Casas de Caacupé. óleo sobre tela, 60 x 50 cm.,
c.1963. CAV/Museo del Barro.
Ya nos referimos a los cuidados con que debe aplicarse el término naif a la obra de ciertos artistas paraguayos, cuya singularidad difícilmente permite clasificaciones estilísticas precisas. Aunque frecuentemente calificada como "ingenua", "primitiva" o "naif", la pintura de Di Lascio constituye un caso tan específico que, en sentido estricto, no coincide con los postulados básicos de tales tendencias: ni el artista es autodidacta (estudió en el Ateneo Paraguayo con Bestard y Ofelia Echagüe y recibió luego lecciones de João Rossi), ni manifiesta interés especial por la vida sencilla del campo o nostalgia por la tradición, ni concede mayor valor a la descripción del tema y al detalle narrativo (el tratamiento del motivo -muchas veces rurales sólo un punto de partida para una preocupación esencialmente compositiva y colorística). Pero su planteamiento llano, ingenuo si se quiere, su posición espontánea, su descuido de la "buena técnica" y su manejo instintivo de la forma, explican la bastante forzada inclusión de este pintor entre los naifs.
La obra de Di Lascio, iniciada en la década del '40, comienza a definirse en la siguiente y adquiere su mayor soltura formal y expresiva en la del '60. Su imagen se nutre de las vanguardias europeas (cubismo, expresionismo y, muy especialmente, fauvismo) y de las versiones "americanistas" de las mismas y se ajusta luego en una interpretación sui generis de tales aportes expresivos a través de una actitud audaz y directa. A diferencia de los naifs, esencialmente despreocupados de la actualidad de sus obras, Di Lascio es conscientemente contemporáneo: su figuración, básicamente formada con las tendencias recién indicadas, no pocas veces ha buscado incorporar elementos estilísticos del constructivismo y el op art con una sinceridad tal que ha producido resultados atendibles.
Aun orientada en una dirección fundamentalmente formal y realizada de manera áspera, casi brusca, la pintura de Di Lascio tiene un innegable componente lírico. Algunos desnudos femeninos e interiores, a pesar de su apariencia seca y desaliñada y de su total falta de gracia, sugieren ambientes íntimos, pero paisajes suyos, presentados casi como ejercicios de composición, delatan la melancolía de sus escuetos moradores o del huraño artista que los pintó.
La obra Casas de Caacupé tematiza un barrio cualquiera de una pequeña ciudad ubicada en la región central del país. Tanto la paleta violenta, la arbitrariedad cromática y el uso de los trazos de contorno, como el valor constructivo del color y el sintetismo de la figuración, su ponen un tratamiento que recuerda a los fauces. Como en la pintura de éstos, es el color lo que construye las formas y sugiere los espacios por la contraposición de zonas audazmente contrastadas. Esta pintura demuestra un intuitivo y certero manejo de la composición: la imagen se articula rítmicamente desde la sucesión de tonos cálidos y fríos desarrollada sobre el fondo de franjas planas (cobalto, naranja, ocre y violeta) que cruzan horizontalmente el cuadro. Pero Di Lascio también se acerca a los fauces en la función emotiva otorgada al color: las formas se exacerban, laten intensas y se enfrentan animadas por matices vibrantes que acentúan la dirección expresionista de la obra.
Di Lascio, Pedro. Naturaleza muerta (s.t.). óleo sobre tela, 74 x 60 cm., s.f.
Colección Teresita Jariton.
El paisaje de Di Lascio cumple bien su objetivo -quizá ingenuamente planteado- de "modernidad': se basa en un ordenamiento específicamente pictórico, en una investigación, consciente o no, acerca de las posibilidades constructivas del color y, al mismo tiempo, expresa con fuerza, con agresividad, los nuevos aspectos que él descubre en un solitario barrio pueblerino. Indudablemente, estos elementos formales y expresivos están dispuestos según una posición espontánea, una manera elemental, casi hosca, de ver la realidad, y dan como resultado propio esa imagen fresca y sin dobleces, esos colores puros y sonoros, esas formas infantiles que se imponen sobre cualquier ordenamiento. La propia factura descuidada, el empaste desparejo, la línea torpe, dan un tono tosco y sencillo, apto para expresar esa atmósfera suburbana simple, hecha de paredes de colores intensos, de casitas escolares, de árboles apurados y de breve silencio.
Di Lascio, Pedro. Desnudo (s.t.). óleo sobre tela, 40 x 48 cm. (detalle), s.f.
Colección Osvaldo Salerno.
La pintura de Di Lascio, iniciada en la década del '40, supone mayores preocupaciones formales; su manejo de la composición y del color, basado en planimetrías y contrastes primarios, es intuitivo y eficaz. Su figuración es escueta y directa y busca siempre la simplificación de las formas. El uso franco de los colores le acerca a los fauves, de quienes utiliza no pocos recursos. Ni Núñez Soler ni Di Lascio parecen muy preocupados por mantener una postura estrictamente "pura"; ambos incorporan con naturalidad, y según sus necesidades de expresión, temas, técnicas o elementos estilísticos de distintas procedencias. Don Ignacio, al mismo tiempo que recuerda, o sueña, costumbres y sucesos ya perdidos, imagina ciudades del futuro y tematiza los últimos descubrimientos tecnológicos anunciando siempre el triunfo inminente de un mundo plenamente respetuoso de la dignidad del hombre. Di Lascio toma elementos del cubismo y del constructivismo, presta imágenes de Volpi y soluciones del op art, sin traicionar la autenticidad de su postura.
Documento fuente:
UNA INTERPRETACIÓN DE LAS ARTES VISUALES EN EL PARAGUAY
Por Ticio Escobar
Editorial Servilibro - Octubre 2007
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
EL IDIOMA GUARANÍ, BIBLIOTECA VIRTUAL en PORTALGUARANI.COM
(Hacer click sobre la imagen)
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
(Hacer click sobre la imagen)