RAMÓN ELÍAS: Había nacido en Asunción el 10 de noviembre de 1929.
Sus padres fueron don José Elías, árabe, y doña Francisca Fernández, paraguaya.
Sus estudios primarios los hizo en Concepción.
Los secundarios cursó en Asunción. Desde niño mostró afición al deporte, sobre todo al basquetbol. La naturaleza lo dotó de un buen físico. Fue un entusiasta propulsor del básquet en Capiatá, cuyo seleccionado integró en varias competencias. Practicó también el fútbol. Un par de temporadas jugó en la 1 a. división del Club Gral. Martín Ledesma. Pero el Club de sus amores era el "2 de Febrero", cuya 1a. división integró por varios años y llegó a ser su presidente en los años 76, 77 y 78, en cuyo ejercicio llevó a cabo muchas e importantes mejoras, como las graderías y los vestuarios.
Se casó el 25 de setiembre del 54 con doña Elsa Agueda, hija de don Salvador Céspedes Valdez y Petrona Gamarra Gaona. De este matrimonio nacieron seis hijos: Felipe, Melva, Oscar Ramón, Elva Mercedes, Felipe Segundo y Elsa Concepción.
Desde muy temprana edad afloró en él el amor a la pintura, a la que se consagró con fervor. En sus años mozos obtuvo una beca para estudiar un año en Bellas Artes. Utilizando sus dotes naturales e instinto de artista se dedicó a la restauración de obras antiguas.
Fue profesor de dibujo y arte geométrico en el Colegio Nacional de Capiatá del 67 al 72. Por esa época creó y pintó el escudo de la Municipalidad de Capiatá, Durante varios años se dedicó a confeccionar, con una técnica y materiales de industria personal, máscaras de indígenas, que eran adquiridas especialmente por los turistas. Las expuso en la Dirección de Turismo en mayo del 66, luego en Buenos Aires en la Casa Paraguaya, obteniendo mucho éxito. Después se dedicó de lleno a interpretar y plasmar escultóricamente los mitos del Paraguay.
Durante 20 años presentó carrozas con motivos alegóricos y populares en los carnavales de Asunción. Obtuvo 19 primeros premios y 9 copas de la Presidencia de la República.
En los últimos años de su participación en los corsos de Asunción notaba, y lo manifestaba, que el corso iba declinando en la Capital y veía en Encarnación un despuntar auspicioso de buen futuro, y hacia allá enfocó su interés. Hay que apoyarlo, afirmaba, y comenzó a colaborar.
El 28 de febrero de 1981 viajaba con su esposa, una hija y una cuñada y un personal a Encarnación para dar el toque final a las carrozas que, por el encargo del intendente, había realizado para el corso encarnaceno de aquel año. A un kilómetro de Gral. Delgado, en un paraje denominado San Luis, en un vuelco de su vehículo despegó el vuelo a la eternidad para reunirse con sus dos primeros hijitos, tiernos capullos tronchados también en una muy sentida desgracia automovilística.
En San Luis, camino a Encarnación, un poco antes de entrar en Gral. Delgado, a la vera de la ruta I - Mcal. Francisco Solano López, se yergue, conforme a una venerada tradición paraguaya, una cruz. Es de bronce y se destaca en un recinto de césped circundado de gruesas cadenas de hierro sostenidas por recias columnas. Lleva una inscripción: «Ramón Elías 1929-1981», su ingreso a la vida y su partida. Se fue, pero lo mejor de sí, lo específico de él, lo que era más de él y más valioso está en su museo, construido con sacrificio para compartir con las generaciones actuales y que se han de suceder. Pasará el tiempo, pero el fruto de su espíritu ahí estará a disposición del género humano que se sucede inexorablemente en el tiempo. Es el destino que les toca en suerte a los que han venido al mundo con una estrella anidada en su espíritu.
MUSEO MITOLÓGICO “RAMÓN ELÍAS”
Teléfono: (0228) 634262.
"RAMÓN ELÍAS" se llama el museo enclavado en la orilla de la ciudad de Capiatá, justo en el Km 19 y a la vera de la ruta Mcal. José Félix Estigarribia.
En sus correrías por el interior del país en pos de antigüedades que adquirir y restaurar para su comercialización, Elías tuvo la oportunidad de departir con muchas personas ancianas de notables memorias históricas y en sintonía con el mundo ancestral increíblemente poblado de mágicos habitantes. Don Ramón se interesaba en todo lo antiguo, cuanto más extraño y curioso mejor, cada hallazgo era como la piedra filosofal para trazar las pistas que conducen al escenario de i nuestra esencia por momentos trágica y rutilante.
Sin lugar a dudas, nuestro inquieto artista tenía buenos ojos para hallar piezas de valor o significación en cualquier rincón olvidado de antiguas casas solariegas, las más de las veces en montón de cachivaches, en galpones derruidos y en montañas de objetos que duermen su soledad debajo de viejos y frondosos árboles del patio. Indagaba la historia de los objetos, en especial de los más raros y singulares. Así fue entrando en un mundo legendario, fantástico, prestigioso y fascinante para su alma de artista consecuente con la visión popular de su país.
Soñó en una morada que prestara un marco adecuado, que sintonizara tanto con sus creaciones como con los objetos guaraníticos, coloniales, franciscanos, jesuíticos, y con los de las dos guerras internacionales que afrontó el Paraguay.
Y juntó maderamen, tejas, tejuelas, ladrillones de los edificios añosos que demolían los depredadores del pasado. Con esos materiales, testigos de tantas historias y leyendas, levantó el Museo. Él lo diseñó y dirigió su construcción y ornamentación. Ahí están los objetos a que hemos aludido y los «MONSTRUOS» que tuvieron tiempo de ver la luz. Otros no pudieron salir de su imaginación, porque un accidente automovilístico segó su vida en la plenitud de su capacidad creadora.
(Fuente: HUELLAS DE METAL Y MADERA – MITOLOGÍA GUARANÍ – MUSEO “RAMÓN ELÍAS”. Por TATAJYVA/ PEDRO ENCINA RAMOS, Editado con el apoyo del FONDEC, Asunción-Paraguay 2005, 141 páginas)