Témpera sobre papel
De la serie MÁQUINAS MOLECULARES
Año 2005
Foto: Juan Britos, Archivo del artista
Fuente:
"COLECCIÓN PRIVADA escritos sobre artes visuales ( en Paraguay )
ADRIANA ALMADA - FONDEC * Diciembre 2005
EVOCO LA TRAZA, casi violenta, de Marta Vargas Peña sobre el papel. Estas manchas no sólo están. No sólo son una aparición. Aunque de reciente factura, son muy viejas, tan viejas como los conflictos humanos. Con ellas podríamos perfectamente ilustrar el pensamiento de Deleuze cuando dice -a propósito de Bacon- que la pintura ya está antes de ser pintada, que la obra está realizada, desde siempre, en el "interior" del artista. (Yo usaría la palabra "alma”). Siendo así, la(s) mancha(s), el grito, la turbulencia de las horas sin consuelo, todo, todo está aquí presentado en clave personal, desde la serena gravedad de quien expresa lo que verdaderamente siente. Desde el procedimiento, por demás simple, hasta la extremada austeridad del montaje que propone la artista, cada paso en la materialización de esta muestra parece responder a un designio: la voluntad de inscribir la propia voz en el trillado (valga la literalidad) campo de la ex presión artística. Desprovistas de argumento (de cualquiera posible), estas piezas articulan una suerte de manifiesto personal, una postura ante el mundo ejercitada desde la más absoluta soledad. Junto a las enunciaciones y los miedos, la amenaza. ¿Podemos hacer poesía cuando estamos asediados? ¿Y cuántos, acaso, sabemos del asedio? ¿Y cuántos lo sentimos? Porque este asedio, esta presencia agazapada de lo funesto, esta fragilidad enmascarada por el glamour del mercado, no los molesta. Mejor aún, nos seduce. Y quien aquí nos habla, con estos negros y estos rojos, no es otro que el espectro de aquel solitario monje que prefirió las gotas del rocío a los diamantes y la plenitud del sol a los soterrados efluvios del oro.
** En esta apelación desesperada al otro, al insonoro canto de sí mismo, estas "máquinas moleculares" de Marta Vargas Peña operan en silencio. Revelan una intrahistoria que deviene historia colectiva, reagrupan las fuerzas en pugna e instalan un nuevo orden. Orden provisorio, es cierto, orden precario, tan fugaz como imprescindible, tan osado como quien hace música en medio de una guerra.
Catálogo Manzana de la Rivera, Asunción, diciembre 2005.