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IGNACIO TELESCA

  EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS - Conclusión de IGNACIO TELESCA


EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS - Conclusión de IGNACIO TELESCA

TRAS LOS EXPULSOS.

CAMBIOS DEMOGRÁFICOS Y TERRITORIALES

EN EL PARAGUAY DESPUÉS DE LA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS.

Autor: IGNACIO TELESCA.

 

CONCLUSIÓN

UN PUNTO DE PARTIDA

Un nuevo ordenamiento institucional y económico va a apuntalar al nuevo Paraguay que se va reconfigurando a partir de la expulsión de los jesuitas. En 1776 se crea el virreinato del Río de la Plata con capital en Buenos Aires y seis aòos más tarde se implementa el régimen íntendencial. De 1778 es el reglamento de libre comercio, al año siguiente se levanta el puerto preciso de Santa Fe y en ese mismo año se establece la Real Renta del Tabaco.

Estas reformas avant la lettre van a significar por un lado un control más estricto por parte de la metrópoli y por otro un desarrollo importante de la economía provincial. La moneda metálica comenzará a circular al in-terior del Paraguay, comerciantes de otras partes del virreinato y de Europa se instalarán en Asunción y parte del campesinado se dedicará al cultivo del tabaco con el beneficio adicional de estar exentos de servir en los presidios. "El canto del cisne del Paraguay colonial" como caracteriza a estos años la historiadora Milda Rivarola. (1)

Sería imposible no ver en estas medidas tomadas desde arriba las causas primeras de este despertar económico. Sin embargo, también es innegable que sin esa mano de obra liberada de los pueblos indígenas no habría habido campesinos suficientes para la producción del tabaco necesario y sin la tierra reconquistada habría sido imposible alcanzar las 200.000 arrobas de yerba mate exportadas a principios del siglo XIX.

Lo que hemos aportado con este trabajo fue poner de manifiesto esta nueva estructura del Paraguay que va a permitir que estas nuevas medidas pudieran tener el resultado que obtuvieron.

Es más, nuestra intención fue intentar profundizar el análisis de los acontecimientos y plantearnos la necesidad de reflexionar sobre la conformación de la identidad y por el inicio de la realidad latifundiaria en la provincia del Paraguay.

Sin embargo, no es nuestra idea repasar cada uno de los cinco capítulos y presentar un resumen sino más bien proponer nuevas líneas para seguir investigando que se abren a partir de este trabajo.

Desde distintos ángulos se presentan nuevos temas los cuales se interrelacionan en ciertos aspectos. Por ejemplo, se hace imprescindible comprender el funcionamiento de la elite paraguaya. Por más pobre que haya sido la provincia siempre existió ese pequeño grupo de vecinos que poseían sus encomiendas, sus negocios y sus tierras. Tenemos que conocerlos, comprenderlos y entender sus actividades económicas, y cómo éstas se relacionan con lo político.

La autoridad que tenían los gobernadores de decidir a quien entregar una encomienda, una merced de tierra, o a favor de quién un mandamiento, era demasiado importante como para mantenerse alejado de los puestos capitulares. Los Ávalos y los Reyes Balmaceda eran sectores enfrentados de la elite asuncena a principios del siglo XVIII. Sin comprender esta situación es imposible ubicar en su justo contexto las revueltas comuneras. El gobernador Pinedo que tan enconadamente se opuso a las encomiendas y los encomenderos, también repartía encomiendas a un sector de la sociedad y se oponía a otro. (2)

Una manera de acceder a este grupo de la sociedad es el estudio pormenorizado de los libros de la Real Hacienda, pero no centrándose sólo en los números sino fundamentalmente en los nombres propios. Quién pagaba qué; quién recibía tal merced en dónde; quién pagaba por cuál encomienda; etc. Las Guías y Tomaguías nos permitirán testear la veracidad de las denuncias que se leen en los informes sobre que los que verdaderamente se benefician de la yerba mate no son los paraguayos sino los comerciantes venidos de afuera, de Santa Fe y Buenos Aires.

Otra vía privilegiada son los expedientes de testamentos y propiedades. Hasta ahora se han utilizado escasamente y en forma puntual, para averiguar de una persona en particular, pero aún nadie ha investigado seriadamente este fondo. Conocer quién testaba qué y a quién nos permitirá comprender los lazos familiares y la misma cultura material de la población, vislumbrar cuán pobres, o no, eran. (3) Al mismo tiempo comprender como se iba armando el entramado de los pagos y los valles.

Los pueblos de indios han recibido una atención mayor gracias a los trabajos de Branislava Susnik,(4) aunque una profundización del sistema de encomienda es necesaria. Existen suficientes padrones de encomiendas en el siglo XVIII como para poder seguir el desarrollo demográfico y organizacional de cada pueblo, y mismo de los propietarios de encomiendas. Pero es necesario ver en qué se especializaba cada pueblo, quiénes se beneficiaban de ellos, quiénes eran los encomenderos y para qué tipo de tareas se utilizaba a los indígenas. (5)

Con la población afrodescendiente aún la investigación está en sus inicios. Sólo se han realizado trabajos de orden general, y muy poco en forma específica. No sabemos nada del precio de los mismos salvo en casos aislados, lo mismo que de los procesos de manumisión ni entrada de población esclava. Existen inventarios de pardos libres amparados y con los esclavos de los jesuitas se podría reiniciar un recorrido de vida de algunos de ellos.

Sin embargo, de los que menos sabemos es de esa porción de la población que no formaba parte ni de la elite, ni era esclava ni pertenecía a los pueblos de indios. Esos campesinos pobres que en su mayoría no poseían tierras y vivían, los varones, entre el yerbal y el presidio, mientras que las mujeres se ocupaban de la chacra y del mercadeo minorista. Es ciertamente de quien menos datos poseemos y donde más debemos agudizar la intuición y la perspicacia.

Desgraciadamente en Paraguay no se conservan los libros sacramentales (bautismo, matrimonio, defunción) para más allá del siglo XIX. Queja constante de los obispos será la no conservación de estos libros. Para Para-guarí, por ejemplo, el libro más antiguo que se conserva es de 1830.

Juan Carlos Garavaglia trabajó a nivel general con los diezmos y tomó algunos padrones puntuales para realizar análisis específicos. (6) Este tipo de investigaciones tienen que ser continuadas. Las listas de arrendatarios que nosotros utilizamos también pueden convertirse en un punto de partida para seguir hurgando en el archivo por más detalles.

Otra fuente privilegiada son los casos judiciales en donde el 'que no tiene' muchas veces está involucrado. Ciertamente que su presencia está mediada por el aparato del estado, por los intérpretes, por los abogados, escribanos y amanuenses; sin embargo, ahí están. Para otras.regiones del virreinato se han utilizado extensamente y los frutos son más que prometedores. (7)

Al terminar esta obra nos damos cuenta que conocemos poco al habitante del Paraguay. Poseemos imágenes, sabemos de las actividades que realizaban, de los problemas que tenían, pero todo a un nivel muy general. (8) Estudios como los de Nidia Areces para Concepción se presentan como urgentes para otros lugares. Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú, con su padrón de 1793 puede convertirse en otro caso para investigar en profundidad y con cierto detalle ya que es una población nueva, de fines del XVIII, donde se pueden seguir derroteros particulares. (9)

Por otro lado, el colegio que la Compañía de Jesús tenía en Asunción merece una atención mayor. En este trabajo iniciamos una aproximación importante, pero somos conscientes que ciertos aspectos se deben trabajar con mayor profundidad. Vimos que el colegio tenía una importante actividad económica, y lo pusimos en el tapete a través de los intercambios con los oficios de Buenos Aires y Santa Fe, pero necesitamos, aunque sea para los últimos treinta y cinco años, tener una visión más clara de toda la producción del colegio: lo que se consumía dentro, lo que se enviaba fuera, con quiénes se relacionaba, etc. Tomado incluso autónomamente, como un establecimiento aislado, nos puede ayudar a comprender qué estilo de economía pervivía en el Paraguay del mediados del siglo XVIII.

Pero no sólo el aspecto económico es importante, a nivel educativo es vital. Poseían una de las bibliotecas más importantes de la región y a primera vista parece un sin sentido para una sociedad que apenas tenía acceso a la lectura en castellano. ¿Estaba destinada la biblioteca sólo a la comunidad jesuítica? No tenemos respuesta para esta pregunta, seguramente habrá que realizar comparaciones con otros centros educativos que la orden tenía, no sólo en el virreinato del Perú, sino también   nivel general.

A nivel religioso también el colegio se presenta como una puerta de entrada privilegiada. Sus misiones populares, sus cofradías y los Ejercicios Espirituales que organizaban nos hablan de una rica actividad pastoral. No sólo por los que los brindaban, sino por los que los recibían. Será muy importante procurar ver la pastoral desde el punto de vista de los receptores.

Finalmente, los ítems a los que les dimos una importancia central en nuestro trabajo, el de la tierra y el de la identidad. Respecto al primero, se impone la terea, ardua y lenta, de proseguir con el tema de las propiedades. Sabemos que la tierra la recibían por merced real, por lo que tendremos que ir descubriendo que aconteció con esas mercedes y con los poseedores de las mismas.

Estirar esta punta del ovillo nos ayudará a comprender la sociedad pos independencia, especialmente la del Dr. Francia (1814-1840) y la de los López (1844-1870). La literatura nos habla de una sociedad de pequeños arrendatarios a quienes el estado les alquilaba la tierra. Algunos sugieren incluso que ese sistema le permitía al Dr. Francia controlar mejor a la sociedad. Más allá de las segundas intenciones, listas de arrendatarios existen en el Archivo Nacional de Asunción. Pero nuestro interés es intentar ver el otro lado de la moneda, el otro sector de la sociedad que permanecía 'recluido' en sus estancias. Nidia Areces nos mostró el mundo de interrelaciones y estrategias que existían en Concepción durante el gobierno de Francia; lo mismo ocurriría en otros lugares, Pilar, Villarrica, Curuguaty, etc. Estamos acostumbrados a ver al Dr. Francia y los campesinos, las estancias de la patria y la represión a cierto sector de la elite, pero la historia es más compleja, o menos simple.

Existía un sector intermedio, la anterior elite que seguía conservando su predicamento entre su gente.

Esto se ve claramente con los gobiernos de Carlos Antonio López y su hijo Francisco Solano. Se inicia un nuevo sistema de gobierno, se promulga una especie de carta magna, se crea el parlamento, y para poder ser elegido había que ser propietario. El congreso de 1844 reunió a 300 propietarios. No nos habla el reglamento sobre la extensión de la propiedad, pero llama la atención el número de los mismos. Es más, en 1856 se reformó este reglamento y se exigió que los electores también fuesen propietarios. Tenemos que comprender mejor a estos propietarios, sus orígenes y su propiedad.

Es cierto que con la guerra contra la triple alianza muchas de estas propiedades desaparecieron, o dejaron de existir sus dueños, y que en 1883 se comenzó la venta de la tierra del estado, la cual fue adquirida por capitales extranjeros creándose enorme latifundios, de proporciones descomunales. A estas leyes de ventas de tierras se las suele caracterizar como las que dieron origen al latifundio. Ciertamente que a los niveles que se dio después de 1883 no se había experimentado previamente, pero creemos que sí podemos afirmar que la realidad de las grandes concentraciones de tierra en pocas manos ya se había dado. Esto dio origen a lo que denominamos como 'mentalidad latifundiaria', es decir la posibilidad que sí pudieran existir grandes propiedades."

El tema no es baladí, hoy el Paraguay es el país con mayor concentración de tierra en pocas manos de América Latina. ¿Se debe esto a las ventas de tierras del General Bernardino Caballero entre 1883 y 1885 o es reflejo de una realidad previa que podemos rastrear desde luego de la expulsión de los jesuitas? Creemos que lo segundo, y que actitudes hacia la propiedad de parte de una elite perduran en el tiempo.

El tema de la identidad es aún más complejo, quizá también por el mismo proceso histórico que vivieron los Pueblos de Indios. Teóricamente, a partir de 1848 ya no existían más indígenas sino que todos eran ciudadanos paraguayos." Carlos Antonio López a través de un decreto y amparándose en los  abusos a los que habían sido expuestos por tiempo inmemorial los indígenas, los ciudadanizó, dejaron de ser indígenas, los hizo paraguayos. (12)

Es decir, los pueblos indígenas que hoy conviven dentro del estado paraguayo no son los que existían en los Pueblos de Indios, sino que son comunidades nuevas, 'encontradas' durante el siglo XX. Recién en 1992 se los reconoce constitucionalmente como formando parte del estado. Cuando los ensayistas se refieren al Paraguay como nación mestiza sólo piensan en el primer mestizaje que se dio en el siglo XVI. Las comunidades afrodescendientes fueron continuamente ignoradas y recién ahora, con el impulso que el Banco Mundial está dando para que en el censo del 2012 se incluya una pregunta por la auto-identificación étnica, se están organizando y saliendo a la luz pública.

El Paraguay se reconoce como multiétnico ahora porque acepta que conviven diferentes culturas, pero no porque multicultural haya sido su conformación histórica. Lo que quisimos poner de relieve en este trabajo es también esta multiculturalidad y sobre todo el proceso que implicó el negar las diferencias.

Sin embargo, creemos que esta línea de investigación debe ser prolongada y abarcar el siglo XIX, en donde como vimos, aún perduraba la población esclava e indígena. Estudiar cómo los periódicos de la época, en especial los de trinchera trabajan el tema de la identidad nacional. Seguir incluso el proceso y comprender como la intelectualidad paraguaya también reflexionó, y reflexiona, sobre el particular.

Los libros de Impedimentos Matrimoniales que se encuentran en el Archivo de la Arquidiócesis de Asunción nos muestras que las diferencias y las discriminaciones continuaron bien entrado el siglo. El lenguaje hasta hoy día las mantienen: referirse a alguien como kambú (negro) o avá (indígena) es una forma de alto insulto.

Investigar y profundizar en estos dos últimos ítems, el de la tierra y el de la identidad, nos permitirán aportar nuevos conocimientos para comprender y solucionar la extrema pobreza que se vive en el país. Creemos que la historia, y el historiador, debe servir, entre otros fines, para dar cuenta del por qué el 50% de la población paraguaya vive bajo la línea de pobreza y el 20% en la indigencia. Al menos esa inquietud fue la que dio vida a esta investigación.

 

NOTAS:

(1). Milda Rivarola, Vagos, pobres y soldados. La domesticación estatal del trabajo en el Paraguay del siglo XIX. Asunción: CPES, 1994, p. 42. Igualmente será tarea de futuras investigaciones testear este florecimiento económico y ver en todo caso a quién beneficiaba. Lázaro de Rivera en un informe fechado en Asunción el 19 de mayo de 1798 dirigido a don Francisco de Saavedra realizó un estado de la situación del Paraguay dejando en claro que "más de cincuenta mil almas viven en una indigencia total". AGN, Sala VII, Fondo Lamas, legajo 2636.

(2). En otro trabajo, analizando un caso judicial de un esclavo de Marcos Salinas, veíamos como el gobernador Pinedo ponía todo tipo de obstáculos a las demandas que pudiera presentar Salinas. Ver Ignacio Telesca, "La población parda en Asunción a fines de la colonia", en Estudios Paraguayos, Vols. XXII y XXIII N° 1-2, diciembre 2005, pp. 29-50.

(3). Variados usos pueden hacerse de este fondo, desde el comprender la religiosidad de la gente hasta estudiar el gremio de los escribanos.

(4). Ver por ejemplo, Branislava Susnik, El indio colonial del Paraguay I. El guaraní colonial, Asunción: Museo Etnográfico "Andrés Barbero", 1965; El indio colonial del Paraguay II. Los tres pueblos guaraníes de las misiones (1767-1803), Asunción: Museo Etnográfico "Andrés Barbero", 1966; Los aborígenes del Paraguay. Etnohistoría de los guaraníes. Época Colonial. Asunción: Museo Etnográfico "Andrés Barbero, 1979/80"; y la trilogía Una visión socio-antropológica del Paraguay, 1991-1993.

(5). Estos datos, los referentes a los encomenderos tienen que ser cruzados con los que se obtienen de los libros de la Real Hacienda.

(6). Juan Carlos Garavaglia, "Campesinos y soldados: dos siglos en la historia rural del Paraguay", en Economía, sociedad y regiones, Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 1987, pp. 193-260 (original italiano de 1980).

(7). Ver, por ejemplo, Silvia Mallo, La sociedad rioplatense ante la justicia. La transición del siglo XVIII al XIX. La Plata: Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 2004.

(8). La obra de Susnik es vital en este aspecto.

(9). Incluso trabajos como el realizado por Julio Djenderedjian son de vital importancia; "Una reevaluación del peonaje por deudas. El caso de la producción yerbatera paraguaya a inicios del siglo XIX" en el Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana "Dr. Emilio Ravignani", Tercera seria, núms. 16 y 17, 2do. Semestre de 1997 y I ro. de 1998, pp. 85-122.

(10). Carlos Pastore, en su obra clásica La lucha por la tierra en el Paraguay, Asunción: Intercontinental, 2008 (3a edición, edición a cargo de su familia de la segunda edición de 1972) marcó ya las líneas para posteriores investigaciones sobre los documentos mismos. Pastore manejó la información previa a 1870 a través de fuentes de segunda mano, hace falta poner cuerpo, o al menos nombres y apellidos, y hectáreas a las propiedades.

(11). Para una análisis de esta ley de 1848 ver Thomas Whigham, "Paraguay's Pueblos de Indios: Echoes of a Missionary Past", en Erik Langer y Robert H. Jackson, The New Latin American Mission History, Lincoln: University of Nebraska Press, 1995, pp. 157-188.

(12) Ver una copia del decreto en Branislava Susnik, El indio colonial del Paraguay I. El guaraní colonial, Asunción: Museo Etnográfico "Andrés Barbero", 1965, pp. 229-231.

 

Fuente:

TRAS LOS EXPULSOS.

CAMBIOS DEMOGRÁFICOS Y TERRITORIALES

EN EL PARAGUAY DESPUÉS DE LA EXPULSIÓN DE LOS JESUITAS.

Obra de: IGNACIO TELESCA.

BIBLIOTECA DE ESTUDIOS PARAGUAYOS – VOLUMEN 76

CEADUC – CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS

DE LA UNIVERSIDAD CATÓLICA "NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN"

Página web: www.ceaduc.uca.edu.py

Asunción-Paraguay 2009, 442 pp.

 

 

 

 





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