Autonomía y deliberación
Por JOSÉ MANUEL SILVERO A.
INVESTIGADOR DE LA UNA.
Investigador
jmsilvero@intersophia.org
Autonomía y deliberación
Et vitam impendere vero.
Y sacrificar la vida a la verdad.
(DÉCIMO JUNIO JUVENAL. Sátira IV, verso 91.)
La autonomía es la principal característica de un sujeto o institución interpretados en términos morales, al punto de ser imposible asumir una auténtica "responsabilidad" en ausencia de ella.
Desde una tradición cercana a Kant y Rawls, la autonomía se podría entender como una propiedad de la voluntad de los adultos humanos cuando se ven a sí mismos como legisladores morales, prescribiéndose principios generales racionalmente, no motivados por determinismo alguno ni por deseos sensuales.
Sin embargo, la autonomía implica y supone haber experimentado un largo y complejo proceso, donde la apuesta por el crecimiento ha sido la principal preocupación
Uno mismo es culpable – decía Kant– de esta minoría de edad cuando la causa de ella no reside en la carencia de entendimiento, sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de él, sin la guía de otro. Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí el lema de la Ilustración.
Pero, para esta Ilustración – indicaba Kant– , únicamente se requiere libertad, y, por cierto, la menos perjudicial entre todas las que llevan ese nombre; a saber, la libertad de hacer siempre, y en todo lugar, uso público de la propia razón.
Pero, al parecer, el ejercicio libre de la razón y la apuesta por la mayoría de edad no son garantes suficientes para consolidar una real autonomía. Es más, la fórmula kantiana choca contra la plasticidad del sujeto (de cada sujeto) y del mundo; por ello, se hace siempre improbable toda salida universalmente aceptada.
Es verdad que el sujeto kantiano tiene luz propia (ilustración), y por ello deviene en autónomo; pero es un sujeto abstracto. Ése es el problema.
La autonomía tiene "limitaciones", tanto en los sujetos como en las instituciones. Sin embargo, esa realidad con límites es la que nos proporciona una visión más compleja del mundo y de la vida. Los sujetos adoptan posturas desde diversos puntos de vista. Diferentes registros acompañan a la racionalidad exigida por Kant. Sentimientos, pasiones, creencias, etcétera.
Si las limitaciones acompañan a los sujetos a la hora de optar por una mayoría de edad, ¿no sería mejor discriminar a los "distintos" y potenciar nuestra visión desde el aporte de los "iguales"?
En una sociedad democrática, tal como lo habían expresado los estudiantes de Córdoba en el "Manifiesto Liminar", los hombres son libres y el mejor Gobierno es el democrático.
En democracia, la libertad garantiza planteamientos, sugerencias y opiniones dispares. Entonces, no tenemos otra opción que deliberar en igualdad de condiciones. Deliberar es un acto doloroso, pues nos angustia la idea de que el otro pueda tener razón.
Dialogar en un espacio de libertad, donde el acervo racional se hace patente y agota las críticas, a fin de consolidarse en propuestas que miran hacia los objetivos y las metas propuestas. Deliberar es el medio para consolidar pactos.
Aristóteles decía que la deliberación absolutamente sabia es la que arregla la conducta del hombre en relación con el fin supremo y absoluto de la vida humana. Pero si la sabia deliberación es el privilegio de las gentes sensatas y prudentes, se sigue de aquí que ella es la rectitud de juicio aplicada a un fin útil, del cual la prudencia nos ha dado un concepto exacto y verdadero.
Prudentes, sensatos y siempre atentos al fin supremo y absoluto, en este caso, la educación universitaria.
Si la autonomía implica la plena capacidad de la Universidad Nacional de Asunción para dictar los estatutos y las normas que la rijan, determinar sus órganos de gobierno, elegir autoridades, ejercer las funciones de docencia, investigación y extensión, y las actividades administrativas y de gestión que en consecuencia sean desarrolladas (8 Art. 5. Cap. II. Estatuto), la deliberación es la muestra visible de la capacidad (vitam impendere vero) y la proyección de la Asamblea Universitaria hacia una Universidad Nacional de Asunción atenta al pulso del tiempo presente, a sus retos y oportunidades.
La autonomía implica la plena capacidad de la UNA para dictar los estatutos y las normas que la rijan, y la deliberación es la muestra visible de la capacidad de sus órganos de decisión.
Fuente: ULTIMA HORA Digital
Publicado en la edición impresa
Sábado, 19 de Septiembre de 2009
http://www.ultimahora.com/autonomia-y-deliberacion-n256967.html
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