EXPOSICIÓN DE LA PRIMERA SEMANA DE ARTE MODERNO PARAGUAYO:
BLINDER, JIMÉNEZ, DEL MÓNICO, PLÁ Y LATERZA PARODI.
Las obras a las que nos referimos acá no corresponden precisamente a las expuestas en la muestra exhibida en la semana del 17 al 24 de julio del '54, pero, realizadas durante la década, expresan los planteamientos fundamentales de algunos de los participantes de dicha muestra.
En primer lugar, se advierte el hecho de que las obras se dirigen a realzar el elemento formal.
Estas pinturas de OLGA BLINDER y EDITH JIMÉNEZ usan un tema semánticamente neutro, como el de las naturalezas muertas o el de las flores, para analizar con libertad la estructura compositiva de la obra y el espacio plástico. Los recursos pictóricos sonde claro origen cubista, pero la utilización de los mismos supone pautas específicas.
Blinder, Olga. Naturaleza muerta.
Óleo sobre tela, 40 x 50 cm., 1953.
Colección Roberto Ugarte.
La obra de Olga, aunque altera la perspectiva, esencialmente conserva el espacio tridimensional. La de Edith, aun cuando deja de lado la sucesión de planos en una profundidad ilusoria, mantiene la distinción entre imagen y fondo.
Ambas simplifican el objeto y lo cristalizan geométricamente buscando un ordenamiento espacial fundamentalmente plástico, pero no lo fragmentan y superponen considerándolo simultáneamente desde diversos puntos de vista. Quizás nuestro proceso no necesitaba ir más allá, y bastaba destacar la estructura propia del cuadro (aunque sea la estructura fija y no la entendida como proceso de agregación formal por los cubistas) para fundamentar ciertos presupuestos renovadores básicos.
La pintura de LILÍ DEL MÓNICO y la escultura de JOSEFINA PLÁ y LATERZA PARODI recalcan otros aspectos formales, como la línea, el ritmo y el movimiento. La obra de DEL MÓNICO es la más formalista en el sentido de que se centra en el estudio de la sintaxis visual sin prestar mayor atención a los contenidos expresivos. Es una imagen plana en la que los colores fuertes del fondo se hallan cruzados arbitrariamente por el trazo grueso del dibujo que anima la superficie recorriéndola en un movimiento nervioso y rápido. El óleo que comentamos revela influencia fauve en la utilización libre de colores intensos, así como cierta presencia del art decó, en su sentido decorativo y su estilización preferentemente curva, pero recuerda fundamentalmente la obra de Rouault en ese gusto por las irisaciones y los matices fuertes, rodeados por vigorosas líneas negras. Sin embargo, en la pintura de Lilí estos elementos tienen una función muy diferente a la que tuvieron en la obra del artista francés. En ésta, el subrayado sirve para patentizar con dureza los contornos grotescos de la miseria humana en un expresionismo patético de la silueta, mientras que en aquélla, la línea es puro agente plástico dirigido a definir formas, sugerir espacios y relaciones rítmicas, provocar tensiones y energías visuales. Aunque parta de motivos de mujeres nativas, el tema es nada más que la ocasión para explorar relaciones formales de la imagen; los cántaros, representados a veces, son usados más por su forma curva y sus posibilidades plásticas que por sus aptitudes para expresar significados orientados a situaciones locales.
Jiménez, Edith. Flores. Óleo sobre tela,
66 x 51 cm., 1954. Colección Tony Roberto.
Del Mónico, Lilí. Sin título. Óleo sobre tabla,
37 x 46 cm., 1954. Colección Olga Blinder.
Plá, Josefina y Laterza Parodi, José.
Sin título. Cerámica esmaltada, 25 x 17 x 17 cm., s.f. (c. 1954).
Colección Olga Blinder.
La pequeña escultura cerámica de Plá y Parodi también insiste en la estructura formal de la obra, en sus aspectos rítmicos y en su dinámica espacial, pero está fuertemente cargada de intención "americanista". Josefina Plá, continuadora de la cerámica de Julián de la Herrería, a la que dio un sello propio, estuvo desde los inicios preocupada por expresar contenidos locales a través de una alerta actitud renovadora. Su obra tuvo fundamental influencia en la formación de la de Laterza Parodi (cuya preocupación por los temas autóctonos se manifiesta en su posterior dirección indigenista). Ambos artistas trabajaron juntos en varias piezas, que probablemente constituyen los primeros intentos explícitos de sintetizar aspectos formales y expresivos, universales y específicos.
La pieza que comentamos es abstracta y se constituye buscando expresar simplificadamente su energía plástica interna, la cualidad dinámica del volumen escultórico. Pero, indudablemente, también se orienta a conectarse con contenidos regionales; la misma forma de la pieza recuerda soluciones de cierta cerámica precolombina y los signos que la decoran evocan motivos ornamentales de la iconografía indígena o, por lo menos, mestiza de Latinoamérica.
En este momento surge, así, el conjunto de primeros intentos de ubicación contemporánea ante los requerimientos del medio. Estos intentos comienzan enfatizando los aspectos formales para recalcar la especificidad de lo estético. Pero casi simultáneamente surgen diversas tentativas -muchas de ellas desde la obra de los mismos artistas- que plantean la necesidad opuesta y complementaria de expresar situaciones históricas concretas, eludidas por la estética idealista. Esta tensión entre lenguaje y realidad define una de las cuestiones centrales que deberá resolver toda la plástica contemporánea.
DEL MÓNICO, LILÍ. SIN TÍTULO. ÓLEO SOBRE TABLA, 43 x 45 cm, 1954
CAV/ MUSEO DEL BARRO
DEL MÓNICO, LILÍ. FIGURAS. ÓLEO SOBRE TELA
45 x 48 cms. 1954
CAV/ MUSEO DEL BARRO
Comentario de las páginas 427 a 430
Capítulo III - LA RUPTURA: EL NUEVO ARTE, del libro
UNA INTERPRETACIÓN DE LAS ARTES VISUALES EN EL PARAGUAY
Autor: TICIO ESCOBAR
Editorial Servilibro,
Asunción-Paraguay, Octubre 2007