IL FATO y FUERA DE FOCO
POESÍAS de MÓNICA LANERI
IL FATO
Y nuestros ojos
prometen
que nos veremos
de nuevo
con la ocasión
programada
invitación de por medio
y los detalles previstos
para mirarnos
sin esa cortesía
para dejar
que nos resbale
la ropa
y que se acorte
la distancia
para no darnos
cuenta de que
las manos
se enredan
en devaneos
amorosos
como tantas
otras veces.
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FUERA DE FOCO
(poema graffiti)
(en preparación)
Esta farsa
de amistad
que ni engaña…
la ironía
del sudor
frizado
en mi cuerpo…
la ropa
que no cae,
el gemido
que no sale…
caricias
rebelándose
vientre adentro...
reclamando...
exigiendo...
conocerte...
Lanzar la ira
de mi dios
sobre tu cuerpo...
(Del poemario: Versos Horizontales)
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MÓNICA LANERI : Es una poeta que desde la antología “99 POETAS DE LOS 90”, Ediciones Ombligo del mundo (1999), viene publicando básicamente poesía erótica.
Periodista y poetisa.
Nació en Asunción en 1971.
Trabajó en medios radales, escritos y televisivos.
Obtuvo el primer lugar en un concurso de ensayo de las Naciones Unidas en Paraguay y en el concurso de poesías de los treinta años de ABC Color.
Publicó su primer poemario, "VERSOS HORIZONTALES", en junio de 2001 por la Editorial Servilibro, con prólogo de Alberto Peralta.
Su libro más reciente es "ERAS IDOS Y TE HICE HOMBRE, VERSOS DE UNA MAGDALENA DESNUDA" con la misma editorial editado en el 2003.
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Fuente: UT –EROS - POESÍA ERÓTICA FEMENINA PARAGUAYENSIS
Edición MA. EUGENIA AYALA
y CRISTINO BOGADO
© 2009 Jakembó editores – 1ª edición
Arte de tapa: Analía Marchi sobre un dibujo original de Saya.
Asunción-Paraguay
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Palabras preliminares
I
Dejando correr las bambalinas del tiempo, atravesando el vitral de la historia literaria femenina en Paraguay, tropezamos con un largo camino que ella ha recorrido, desde los tiempos de la pionera Dora Gómez Bueno de Acuña hasta nuestros días. A decir de Josefina Plá, "Dora es sin duda la única representante caracterizada de la vertiente erótica en la poesía femenina paraguaya" (Voces femeninas de la literatura paraguaya, 1982).
Los años han pasado y hoy estamos en condiciones de decir que Paraguay es testigo de un importante desarrollo de esta vertiente literaria: la poesía erótica. Ella atraviesa los límites de la poesía amatoria para sugerir, seducir, conquistar, amar, desenredar las sombras del silencio y al final dejarse alcanzar por el fuego de la poesía.
En este trabajo presentamos a doce de las poetisas que se ubican en esta línea poética.
Delfina Acosta, deja correr las persianas de su poesía amatoria para subir unos escalones más y cantarle a Neruda sus más fogosos versos. "Mas anteanoche hallaste extraña lengua/ que te landa con un duro fuego,/Y amaste a otra mujer, así, tumbado/encima de su bata y de su pelo".
Elsa Wiezell en su canción fervorosa nos deja el sabor de su sutileza y su intensidad, "Te reconoce/ el tiempo de amor/ y un puente vertical/ entre los hombres que caminan/y tienen la luz viva/ de tus ojos".
Irina Rafols directa, sincera envuelta en la transparencia a la que invita su poesía intimista. “Uno,/ que no sabe donde empieza,/ donde termina el otro./ Uno y otro,/ Poseídos/ en la bárbara tibieza/ de ser uno solo,/ en el instante final/ en que nos suelda un gran quejido".
Shirley Villalba breve y precisa. Eso que necesita decir su poesía sencillamente y sin rodeos. "Enlábiame tu rostro/ en la boca/ y deja que tu lengua/me vea/ y núblame la piel/ con tus besos/ y encuéntrate conmigo/ en mi sombra."
Ma. Eugenia Ayala
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Kómo pudo una yiyi tan grande y linda pasar por
unos ojos tan chikitos como la poesía
II
Paraway tiene poesía. Tiene mujeres, por ende, tiene erotismo. Un erotismo prelado de palabras que cabalgan picos de extrema furia lingüístika. Montes donde chorrea la lava multiorgásmika del día a día, la alegría de los instintos tan tie'y y tan indio maká en sus colores y la tersura de sus vestidos, tan tan sus teklas sobre el cuerpo propiciatorio del amor a la poesía. Esta poesía erótika parawayensis de yiyis de la más variopinta eroto-filosofía, de lápices labiales fluo, se bifurka por los caminos galáktiko-poétikos de una Carla Fabri (ella fabrika espacios atiborrados de niebla y tatachiná donde germinan semillas-palabras, capullos-vocablos, que el megáfono del pueblo cantará mitopoyétikamente -anulados sus consonantes, enfatizando las vokales hasta el too much oriental casi chino casi Cage), o por las ajedrezadas sendas amatorias de Ma. Eugenia Ayala (su Avalon pisa una tierra de nadie en coloración dualístika, de ajedrez medieval, allí valen las artes de la corte trovadoreska, los envites del caballo loko cruzando diagonalmente zurdo el mundo de su tablero ilimitado), o por la onano-meditación de Mónika Kreibhom (ella trae reminiscencias pop, escamotea al tantra el retrato de un galán franchute para leitar cual fémina tarkovskiana sobre el vaivén de la poesía y sus mareas blancas soberbias) o, aun más., en las amonestaciones humor-erótikas de la Gisele Capoto (su poesía se aplica a la restructuración de la realicé a partir de petits acomodamientos de pedazos humorístikos en un mosaiko patafísiko, dice kaput a la realidad poniéndola patas pa arriba, pero no como desenlace de un proceso deconstructivo sino desde el propio abordaje poétiko mismo, gesto inaugural ke en el fondo lo sostiene).
Antaño, en esa época lejana en ke sabiduría equivalía a decir perogrulladas, se ufanaban de que la poesía se escribe con palabras, pero hete aquí hoy vemos los funerales de tal pretensión en el caso ejemplar de los versos horizontales de Mónica Laneri, para kien la regla de oro es el cuerpo abandonado del corsé de las ropas, la acogedora cama y la palabra ahogada en el seno del gemido o el grito propiciatorio, forman los elementos básicos para su poesía.
Renée Ferrer busca corno cavando o lamiendo en el cuerpo un itinerario poétiko, oculto, esotériko a los más, pero gracias a su deseo emergen legibles, descabalizados y resplandecientes.
Lourdes Espínola, a pesar de su nombre ke trae reminiscencias católicas de castidad, de claustro y peregrinajes religiosos en busca de milagros, cultiva una poesía como un jardín devenido campo de batalla de los flujos amatorios, donde crecen, y absorben las simientes de todos los soles del mundo, flores de pétalos que se abren a los afanes de nuestra mirada de picaflor o abeja.
En Montserrat Álvarez no se trata de otra cosa ke la vivisección desesperada de un concepto llamado cuerpo y de una ilusión tildada de erótika, de la desconfianza, acaso irónika otras veces sesuda, en recrear la esencia auténtica de un nombre manoseado por el dinamismo del día a día, incluso una interrogación ke coquetea con la plegaria pascaliana, un grito distanciado pero no gélido en su raigambre, hambriento y oscuro, arborescente y fluido en sus versos de un fragor antiguo, bajo continuo que sostiene las horas felices de la poesía.
Las generaciones rotan pero el furor afro-agro de Afcoditaeo lo permanente. Las yiyis giran, cual derviches de la palabra, al ritmo de la música íntima que guía a los versos a la casa del misticismo de lo hic et nunc. El lector no necesitará en este trance de preservativos para acoplarse al juego -irse a la cama de agua del ritmo de sus versos sirenaikos-de estas yiyis de cabellera de fuego, akã yboty pytã tatácha, al ir y venir penelopiano del swing de la poesía de los menstruos, sacerdotisas tanto de la escritura como de ese fuego de la vida que cuidann-curan entre sus piernas desde que el mundo se desprendió de la nada con una primigenia rima sexual: ese lechoso big bang!
Cristino Bogado Asunción, abril 2009
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ÍNDICE
Palabras preliminares I y II
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CarlaFabri// Mónica Kreibhom// Ma. Eugenia Ayala// Irina Rafols// Delfina Acosta// Giselle Caputo// Shirley Villalba// Lourdes Espínola// Elsa Wiezell// Montserrat Álvarez// René Ferrer// Mónica Laneri.
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