LAS METÁFORAS Y LOS DIVINOS CASTIGOS
Por MÓNICA LANERI
Desde que supe que las metáforas existían y que les encantaba vivir en el Apocalipsis, jamás volví a abrirlo. ¡Que se fueran las dichosas metáforas a asustar a otros niños!
Recuerdo que se me antojó leer el Apocalipsis cuando niña. Tenía ocho años o nueve años y cursaba el segundo o tercer grado, cuando llegó a mis manos una poderosa Biblia. A partir de ahí se iniciaron las noches de desvelos. ¿Cómo dormir con todas las amenazas que se cernían sobre nuestras pecadoras cabezas? Lenguas de fuego, terremotos, por citar algunos de los castigos que nos traían los jinetes del Apocalipsis y que, para mí, no tenían nada de “divinos”. A mi corta edad, el Apocalipsis surtió su efecto y pasé a considerarme una malvada mayor, con méritos suficientes como para hacer temblar a toda la Tierra con mis pecados. Al día siguiente, tras no dormir o tras soñar con todos los horrores que me esperaban, fui a clases con un único objetivo: contarle, a mi compañerita de banco, acerca de ellos. Alguna fuerza debió tener mi narración porque quedó tan impactada como yo. Tras debatir, convenientemente, tomamos la gran decisión: debíamos charlar con algún adulto que fuera autoridad en la materia. Es así que juntas nos dirigimos al despacho del vicedirector del colegio: un sacerdote jesuita, para pedirle que nos recibiera. No demoró en hacerlo, y al rato estábamos las dos pequeñas muy preocupadas frente a un señor calmo y serio que no terminaba de comprender qué hacíamos ahí sentadas, qué era aquello tan grave que teníamos que plantearle. Como era la lectora oficial del Apocalipsis, me tocó a mí explicarle el estrés que teníamos con todo ese tema de los pecados de la humanidad y de los castigos divinos. ¡Ibamos a sufrir tanto y teníamos miedo, y ya no dormíamos, y cuando dormíamos, soñábamos con el juicio final! Disimulando la risa, el sacerdote por primera vez mencionó para mí la palabra “metáfora”, la Biblia, y en especial, el Antiguo Testamento, y más aún el Apocalipsis, basaba su relato en imágenes, eran figuras con las que intentaba explicar una idea. En síntesis, que "es como un cuentito", según dijo, y "nada de eso va a pasar", agregó compasivo. En ese momento, el concepto de metáfora me significó, simplemente, un alivio. La metáfora me permitiría dormir tranquila, al fin, esa noche. "Con que metáfora"… nos dijimos mi compañera y yo; un poco pichadas con las bromas crueles del Antiguo Testamento (así nos sentíamos), como diciéndonos: “mirá en qué cosas estuvimos perdiendo el tiempo”. Desde que supe que las metáforas existían y que les encantaba vivir en el Apocalipsis, jamás volví a abrirlo. Mi compa y yo dejamos que reposaran las metáforas divinas, y nos concentramos nuevamente en las tareas de costumbre. Volvieron las risas y rostros despreocupados de la infancia. ¡Que se fueran las dichosas metáforas a asustar a otros niños! Años después, muchos pero muchísimos años después, repetiría una experiencia semejante con la novela "Eso" de Stephen King, solo que esta vez, no había Cura que me salvara. Un terrorífico payaso, no me dejaba dormir. Opté por permitir que mi bebé de un año deshojara el enorme, tenebroso pero irresistible libro, para que ya no pudiera acercarme. Hoy día tengo comprobado que las metáforas no son todas sádicas, ellas son multifacéticas, y también pueden ser divertidas o melancólicas, en algunas de sus variantes. Existe todo un mundo que se construye sobre ellas. Claro, son malvadas, si caen en manos despiadadas... Por eso y nada más que por eso; por salvarlas de quienes las utilizan para asustar a niños y grandes, solo por eso: dejad que las metáforas, vengan a mí… :D
(solo quien comprenda la esencia de un jardín Zen, habrá de comprender esta metáfora)
Voy a atentar
contra una metáfora.
La voy a traicionar
y luego a matar.
Ella se pudrirá
en el cielo de las metáforas,
y yo, aquí, en la Tierra.
¿Quién entenderá mi duelo
si yo maté a la metáfora?
Iré a prisión
o al cementerio
a visitarla.
Me declararán
traidora
de metáforas.
Solo yo sabré
que maté una parte
de mí misma.
Posteado por MÓNICA LANERI el 29/09/2011
Fuente digital: www.abc.com.py
DE-MENTE
Y tenemos-
cuántos años por delante-
o serán horas-
minutos o segundos-
décimas de centavos-
en la billetera-
no nos permiten mirar-
el pasado y el futuro-
en un espejo-
Y tenemos-
escasos de "ahoras"-
escasos de-mentes-
hierbas finas-
para el camino-
Hay-
solo hay-
ahí-
una voz que declama-
inquebrantable-
que es hoy-
sólo hoy-
y nada-
ya lo dijo-
pero insiste-
en hoy y nada-
Y aquel-
que insiste en creer-
en esperar-
que espera cosecharse-
en una nube-
no sabe-
si quedarán-
más que hierbas-
en su nombre-
y más que grietas-
en su espejo-
Será canción-
tal vez-
el mañana-
O será mañana-
tal vez-
la canción-
Hay humo-
filtrándose-
en estos versos-
De-mente-
obnubilado-
parte-
a donde no está-
Caronte-
DE NOCHE EN MI RETINA
Sí-
puedo ver a una rata
corriendo
por las calles
de mi ciudad-
cuando cree
que la cubren
las sombras-
solo porque el sol
se tragó a sí mismo-
Sí-
puedo ver a las ramas
de un árbol-
menearse-
como quien resbala
por un tubo aceitado-
tubo de bailarina-
puedo ver la líbido
de un árbol-
y es de noche-
la noche permite
licencias lujuriosas-
Sí-
puedo ver a un hombre
arrancando una cartera-
y huyendo en moto-
puedo verlo desaparecer-
a contramano en una esquina-
y sólo atinar a sostener
mi cartera-
y consolarme-
es así-
ocurre-
esa desgracia ajena-
Sí-
puedo ver que veo-
la noche permite estas cosas-
y yo las veo-
y sé que si bien-
estas cosas son normales-
yo no estoy bien-
por eso las veo-
y dejo-
dejo que anochezca-
en mi retina-
Fuente en Internet: http://www.monicalaneri.blogspot.com/
Publicado el 5-6 de Setiembre 2013
ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA
(Hacer click sobre la imagen)
