CREACIÓN DE BANCOS : 1889 - BANCO DEL PARAGUAY Y RÍO DE LA PLATA
Por ARTURO RAHI
CREACIÓN DE BANCOS : 1889 - BANCO DEL PARAGUAY Y RÍO DE LA PLATA
El 12 de Abril de 1889 los señores Adeodato Gondra y Thomas Duggan, solicitaron al gobierno paraguayo la correspondiente autorización para la apertura del banco citado. El ejecutivo lo pasó a consideración del Parlamento el 19 de Mayo y éste lo convirtió en ley el 25 de Junio de 1889.
El capital autorizado fue de $ 8.000.000, dividido en 80.000 acciones de $ 100 cada una, que debían suscribirse como sigue:
20.000 acciones por el gobierno
30.000 acciones se reservaban para el sindicato de capitalistas que encabezaba el señor Thomas Duggan.
20.000 acciones se destinaban a la subscripción pública.
10.000 acciones que de entrada se destinaban a favor de los iniciadores del proyecto y serían pagadas con el 5% de las utilidades que el banco fuera obteniendo.
El banco obtenía el derecho de emitir billetes hasta tres veces su capital, y debía mantener un encaje permanente de un tercio en metálico y de dos tercios en documentos comerciales de fácil convertibilidad, es decir, cobrabilidad.
Dos irregularidades se pueden anotar desde el comienzo. La primera, el aporte del gobierno, que bien sabido era, sería de difícil realización, y la segunda, la forma de integrar las 10.000 acciones por el grupo Duggan, que también era de difícil realización, o por lo menos lo sería en un plazo muy largo.
Para solucionar lo primero, se emitieron bonos que se pretendió negociar en el mercado europeo, particularmente en el de Londres, pero que no tuvo éxito alguno. Y del segundo, es fácil deducir que nunca se integraron las 10.000 acciones del Grupo Duggan, al fracasar la integración del capital y no producirse las esperadas utilidades que serían parcialmente utilizadas para pagar dichas acciones.
Es fácil entonces concluir que nuevamente los iniciadores del proyecto nada pusieron de sus propios bienes, sino papeles sin valor alguno, y sólo algunos incautos que volvieron a creer en promesas, invirtieron su dinero en acciones que de nada les sirvieron.
El banco estaba autorizado a recibir depósitos a la vista y a plazo, realizar cobranzas, hacer préstamos, operar con monedas extranjeras y metales preciosos, abrir cajas de ahorros, aceptar, comprar y vender giros y letras, habilitar un departamento hipotecario para fomentar la edificación con préstamos con garantías reales, e inclusive debía organizar y propender la colonización del país por medio de la fundación de colonias y dar protección y ayuda a las industrias agrícolas. En realidad esto iba más allá de lo que un banco podría hacer y tal vez se lo usó como gancho para atraer inversionistas.
Pero de cualquier manera, a mas de la autorización para fundar colonias agrícolas, estaba autorizado también a proveer de alimentos y elementos de trabajo por el término de un año a los nuevos colonos. Esto incluía igualmente la entrega de la tierra o la provisión de préstamos para su compra, a ser reembolsados por los colonos en plazos a estipularse en cada caso.
En el caso de colonos inmigrantes, el banco gozaba de los siguientes privilegios otorgados por el gobierno:
1) este se hacía cargo del traslado de los colonos;
2) estos podían ingresar al país prendas y elementos de uso diverso, destinados a sus labores agrícolas hasta un valor que no superara a $ 250;
3) introducción liberada de todo impuesto, durante doce años, de alambre para cercos, motores, zinc para techos;
4) liberación a las colonias, durante doce años, de todo impuesto y contribución, a contar desde su fundación;
5) los productos de las colonias serían transportados por el ferrocarril con una reducción del 30% en los fletes.
El banco sería administrado por un directorio compuesto de un Presidente, ocho Directores y un Gerente. Además tendría un Consejo de Administración que se constituiría en Buenos Aires.
De cualquier manera, el banco fracasó en toda la línea, y nunca pasó de meras declaraciones. Ya dijimos que al nacer vino con problemas y su inmediata liquidación era de esperar.
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LA MONEDA Y LOS BANCOS EN EL PARAGUAY
Obra de ARTURO RAHI
Ediciones Comuneros. Asunción – Paraguay,
1997 (253 páginas)
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