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OSCAR PINEDA
  ALMANAQUE 2012 - CIFRAS - DATOS - ESTADÍSTICAS - Por OSCAR PINEDA


ALMANAQUE 2012 - CIFRAS - DATOS - ESTADÍSTICAS - Por OSCAR PINEDA

ALMANAQUE 2012 - CIFRAS - DATOS - ESTADÍSTICAS

EN PAÍS EN NÚMEROS

Por OSCAR PINEDA

Editorial SERVILIBRO

Dirección Editorial: VIDALIA SÁNCHEZ

Diseño de cubierta y diagramación interior: OSCAR PINEDA

Asunción - Paraguay

2012



EL PARAGUAY BICENTENARIO EN LA HISTORIA Y EN EL MUNDO

Publicado en el ALMANAQUE PARAGUAY 2012 – EL PAÍS EN NÚMEROS


El Paraguay, nuestro Paraguay, acaba de cumplir 200 años de vida y si bien muchos son los sentimientos que nos invaden y nos asaltan -todos felices-, esas expresiones del corazón son imposibles de cuantificar objetivamente. Cuando decimos te quiero, no expresamos “cuánto”, y si nos preguntaran ¿cuánto?, la respuesta probablemente sería “mucho”, y a la pregunta de ¿cuánto es “mucho”?, ya no tendríamos respuesta, porque “mucho” no es una cifra, no es un número, e inclusive si tuviéramos un número, ¿cuál sería el baremo para tener una idea de cuánto en realidad es eso? Algún filósofo dirá que el amor no se cuantifica, se demuestra. Y tendrá razón pero no habrá quitado la cifra mágica de un cuánto universal, por lo que los elementos de medición seguirán estando en su esencia perdidos en la nebulosa del misterio. En realidad, es todo un enigma cotidiano y presente hasta en el último minuto de nuestro trajinar diario y es indescifrable en números. No hay forma de saber cuánto es “poco” o “mucho”. Es por ese motivo, que en estas líneas me propuse cuantificar el Paraguay y, por supuesto, a sus habitantes, en su cumpleaños número doscientos, solo en todos aquellos datos objetivos que están a la vista de todos pero que no nos tomamos el tiempo para sopesarlos en su justa medida. Tratar de fijar en simples números y conceptos básicos los contornos del Paraguay, sus años, sus metros cuadrados, sus aconteceres históricos, sus mediciones más primarias, con relación al mundo que vivimos, para tener una idea más acertada, o más cercana, a la realidad absoluta sobre este pequeño país, de este sentimiento gigante, en el cual vivimos y que, con la gracia de Dios, también será el que nos acogerá cuando nos toque abandonar nuestros restos mortales… Y es que por los datos objetivos, numerados, cuantificados, verificables que llegamos a la verdad y a las emociones subjetivas, abstractivas y sentimentales… Es cuando adquirimos la noción posible de cuánto en realidad es “poco”, de cuánto en verdad es “mucho”.

En época de la conquista y la colonia, cuando el Paraguay era el centro de lo que se conocía como Provincia Gigante de la Indias, el territorio era semejante en tamaño al de la actual República Federativa del Brasil. En el transcurso de los siglos, los sucesivos adelantados y gobernadores españoles, los cíclicos cambios administrativos, trajeron consigo un continuo y sistemático desmembramiento del enorme territorio que conformaron provincias más pequeñas dependientes de virreinatos. El cambio en ese tiempo más oneroso para el Paraguay fue el que nos privó de manera definitiva de la salida al mar, en 1770, condenándonos a llevar una dificultad extra durante el resto de la existencia en materia de comercio, importación y exportación de mercaderías. Al momento de la Independencia del Paraguay en 1811 la superficie total del territorio se había reducido una docena de veces, quedando lo que era el corazón de la antigua región elefantina a solo poco más de 650.000 kilómetros cuadrados. La Guerra de la Triple Alianza, nefasta para el Paraguay en todos los ámbitos, cercenó gran parte del territorio que quedó enmarcado entre los ríos Apa, Paraguay y Paraná, mientras que nuestras fronteras en el Chaco Boreal quedaban indefinidas, lo que dejaba abierta la confrontación con Bolivia, nuestro vecino del septentrión, que se daría en la primera mitad del siglo XX. La Guerra del Chaco terminó por dejarnos con nuestro territorio actual de 406.752 kilómetros cuadrados, dándose un caso bastante parecido al de Israel, mucho más cercano en la historia y en el tiempo, donde el país vencedor tiene que entregar parte del territorio ganado o conquistado en justa lid como precio de la paz.

Si sobre el mapa del Paraguay actual trazáramos una línea imaginaria que partiera del extremo norte al extremo sur, con una marcada inclinación hacia el este con relación al punto de partida, tendremos una distancia de 1.044 kilómetros, que es la máxima distancia que se puede recorrer dentro del territorio patrio. Si hiciéramos lo mismo con una línea que trazáramos desde el extremo oeste hasta el este pero con inclinación hacia el sur con relación al punto de partida, para seguir dentro del Paraguay, tendremos una distancia de 932 kilómetros, la segunda distancia máxima dentro del territorio nacional. Por supuesto que si tratáramos de hacer este mismo recorrido, pero por sobre rutas terrestres existentes, seguramente las distancias aumentarían entre un 10 y un 30%. La circunferencia ecuatorial tiene poco más de 40.000 kilómetros, por lo que si este círculo correspondiera a la parte en que el Paraguay se vuelve más “ancho”, un 2,5% de ella sería nuestro país. Si correspondiese al punto en que el Paraguay se vuelve más “fino”, que sería una línea inclinada desde Asunción hasta el vértice invertido del punto en que se unen las cordilleras del Mbaracayú y Amambay, donde se comprueban 261 kilómetros cuando mucho, la parte del círculo de la tierra que pertenecería a nuestro país sería de solo 0,6% aproximadamente.

El Paraguay ocupa con sus 406.752 kilómetros cuadrados el 0,079% del total de la superficie terrestre, que tiene 510.072.000 kilómetros cuadrados, y el 0,26% de las que se dan en llamar las tierras emergidas, que son 150.386.640 kilómetros cuadrados y está conformadas por los continentes. Eso quiere decir que el Paraguay entra 1.254 veces en el total de la tierra y 370 veces en las tierras emergidas de nuestro globo azul. También quiere decir que de cada 10.000 metros cuadrados del total de la tierra, 8 corresponden al Paraguay, que de los 1.083.230.000.000 de kilómetros cúbicos del volumen terrestre, 863.819.776,71451 corresponden a la nación guaraní, y que de los 5.977 trillones de toneladas de peso de nuestro planeta, 4,76 trillones de toneladas son nuestro país. Nuestro territorio también es un 2,28% de todo el suelo sudamericano y ocupa a nivel mundial el puesto número 60, de más de 200, en cuanto a extensión territorial. Paraguay es un país más bien pequeño pero no tanto como otros. Como ejemplo podemos decir que nuestro país entra 42 veces en Rusia, el país más grande de la tierra, 21 veces en Brasil, el país más grande de Sudamérica; y por el otro lado, el Vaticano, el Estado más pequeño de este cuerpo celeste, cabe unas 924.000 veces en el territorio paraguayo.

El Paraguay, un país mediterráneo ubicado en el corazón de América del Sur, ha tenido un poblamiento de lo más variado, pasando por el guaraní y el español, hasta otras nacionalidades de europeos llegados a fines del siglo XIX, y también grupos de orientales que arribaron a estas tierras pisando adentro el siglo XX. Hasta la fecha, desde el momento cumbre de la Independencia, han vivido y viven en el Paraguay entre 8 y 9 generaciones, lo que en otros términos podríamos decir que han nacido en esta bendita tierra unos 20 millones de paraguayos y muertos en ella 2 tercios de los mismos, en estas veinte décadas de vida independiente. En todo este tiempo Paraguay ha pasado cerca de diez años en guerra internacional con sus vecinos, contando la Guerra de la Triple Alianza que duró en realidad seis años, la Guerra del Chaco que se extendió por tres largos años, y alguna que otra guerra menor o escaramuza mayor ocurridas en el siglo XIX, con lo que se llega a una vida en conflicto que corresponde a un 5% del total; o dicho de otra manera, de cada veinte años de vida nuestro país ha vivido uno en plena guerra con sus vecinos.

De estos conflictos bélicos, el que constituye en sí una serie de records nunca vistos en la era moderna y contemporánea es el librado contra la tríplice. Solo por comparación se puede arribar a la conclusión de que ese encuentro bélico no tiene ni siquiera la más mínima analogía con ningún otro en los últimos dos mil años. Las diferencias también entre los contendientes, teniendo en cuenta los recursos humanos, logísticos y tecnológicos son abismales a favor de los aliados, lo que habla muy bien a favor de la valentía y la bravura del soldado guaraní y muy mal acerca de la visión estratégica y la capacidad de cálculo de los mandos paraguayos. Solo en recursos humanos, los aliados podían poner en liza ejércitos armados y equipados superiores a toda la población paraguaya. Hay que tener en cuenta que la población de nuestros enemigos en conjunto era de más de veinte veces que la paraguaya. También hay que tener en cuenta que siempre pudieron recibir los últimos armamentos de las potencias industriales europeas, en un tiempo que el arte de la guerra estaba subiendo de escalón tecnológico representado en el cañón de anima lisa, las armas retrocargas y los nuevos elementos balísticos y de protección blindada. Si bien la diferencia numérica era entonces de veinte a uno, en el tema de armamentos la diferencia por tecnología probablemente haya sido, si pudiera cuantificarse de igual manera, de cien a uno.

Se puede decir que ninguna otra nación moderna haya llevado el concepto y la práctica de la guerra a los límites que el Paraguay llevó. En la Segunda Guerra Mundial, Alemania, tras seis años de intenso conflicto, perdió unos 8 millones de habitantes entre combatientes y civiles, lo que se traduce en cerca del 10% del total de su población inicial. Paraguay perdió sobre casi 600.000 habitantes, más de 400.000, lo que representa dos tercios de su población total. La diferencia a favor de Paraguay frente al país teutón en este triste record es de tres a uno. En realidad, para encontrar casos similares al paraguayo en esto hay que remontarse a la antigüedad clásica y buscar paralelismos posibles en los casos de Sagunto o Cartago al final de la Tercera Guerra Púnica. También a esto hay que agregar que la muerte del mariscal Francisco Solano López, a la sazón jefe de Estado y de gobierno y comandante en jefe de nuestras Fuerzas Armadas, es probablemente la única en los tiempos modernos de un mandatario que sucumbe al frente de sus fuerzas en su último campo de batalla. Recordemos que Napoleón I se entregó a las fuerzas inglesas tras la derrota que le proporcionara Wellington en Waterloo y que Napoleón III se rindió a las fuerzas prusianas tras la debacle del ejército francés en Sedan. La Guerra del Chaco también tiene el triste record de ser la confrontación bélica más larga y sangrienta librada en suelo sudamericano a lo largo del siglo XX. En esta guerra, Paraguay perdió más de 30.000 hombres, lo que constituía en ese entonces un 3% del total de la población. El ejército argentino, el brasileño, el uruguayo y el boliviano han tenido sus peores derrotas en enfrentamientos con las armas paraguayas. Lo mismo también el ejército paraguayo ha tenido sus peores debacles a manos de los ejércitos brasileños y argentinos. Paraguay, en estos 200 años, ha guerreado con todos sus vecinos, lo que ha costado la cifra nada despreciable de unos 450.000 muertos, muchísimos de ellos mujeres, ancianos, niños y enfermos, o sea, no combatientes aptos para dicha tarea.

Paraguay, en estos dos siglos de vida independiente, ha pasado por 26 años de dictadura absoluta, 34 años de dictadura tiránica, ocho años de indecisa dictadura pendular, veinte años de gobiernos autoritarios, dos años de gobiernos convulsos y 21 años de transición democrática. En estos 200 años, Paraguay ha dormido intranquilo por cuatro años en guerras civiles, revoluciones, golpes de Estado, cuartelazos y levantamientos armados, lo que produjeron en muchos casos confusión política, muertes innecesarias, enfrentamientos entre hermanos, cientos de miles de desterrados y gobiernos fugaces. En estos dos siglos, los colorados han gobernado unos setenta años correspondiendo al último de los bloques, un largo periodo de sesenta años donde se sucedieron una docena de presidentes. Los liberales gobernaron 35 años con una interrupción febrerista de poco más de un año. A eso hay que sumar esta nueva etapa, en que le toca gobernar el país hasta agosto de 2013.

El Producto Interno Bruto mundial fue, en el año 2011, de 64 billones de dólares americanos y de esos números corresponden al Paraguay cerca de 20 mil millones, ambas cifras según el Banco Mundial. Eso quiere decir que de cada 3.000 dólares que el mundo produjo, uno lo fue en Paraguay, mientras que los EEUU, la mayor economía del mundo, produjo 600, y nuestros vecinos inmediatos, como ser la Argentina produjo 40 y el Brasil 100. Los rubros de la producción económica han sido variados durante estos 200 años. Por ejemplo, el Paraguay siempre se caracterizó por su producción de yerba, tanto así que Don Carlos Antonio López recompensó al creador de nuestro himno nacional con un cargamento de ella y el nombre científico de la misma, ilex paraguayensis, nombra directamente a la nación guaraní. Otro rubro tradicional de nuestra economía es el algodón que comenzó a arrancar verdaderamente cuando los estados sureños de los EEUU, grandes productores de ese reglón agrícola, entraron en guerra con los norteños, lo que obligó a Europa buscar otras naciones que la proveyeran de la materia prima. Demás está decir que inmediatamente después de la Guerra de Secesión norteamericana el Paraguay entró en la fatídica Guerra de la Triple Alianza, de donde salió con su economía arrasada.

La producción del algodón se repuso ya bien entrado el siglo XX, y fue tanto así que en los años cincuenta hasta los ochenta el Paraguay figuraba como uno de los grandes productores americanos de fibra de algodón. En el plano agrícola, el rubro que últimamente ha destacado de modo impresionante es el de la soja, a tal punto que casi siempre estamos entre los diez mayores productores mundiales de la misma, aunque en nuestro país no se hace ni el 10% de la diversidad de productos manufacturados que ofrece ese rubro. En el plano ganadero, la carne de vacuno paraguayo ha ganado aceptación de los más diversos mercados, entre los que se cuentan a Chile en nuestro continente, y Taiwán, Israel y Rusia en los otros extremos del mundo. Hoy en día el hato ganadero vacuno, a pesar de las denuncias por aftosa en el 2011 y 2012, con su consecuente sacrificio masivo de animales, ha ido creciendo constantemente a tal punto que actualmente se acerca a dos cabezas de vacuno per cápita. En realidad, la población paraguaya no se queja cuando a la carne paraguaya se le cierra algún rico mercado extranjero, porque generalmente cuando sucede eso el producto para consumo interno baja de precio y es indudable que el paraguayo está fuertemente ligado a la cultura gastronómica que ordena el consumo diario de la misma, a tal punto que el sacrificio de no comer carne en ciertos viernes, antes y durante la Semana Santa, se le hace muy pesada de llevar, o sea, se convierte en auténtico sacrificio.

Ahora bien, la producción económica o los rubros de éxito son muy variables y están ligados a veces a profundos cambios culturales o de costumbre, que suelen ocurrir en lugares completamente alejados de los puntos de producción primaria, como lo es el Paraguay. Otras veces sucede mucho más cerca: no olvidemos que en los años treinta y cuarenta, el Paraguay era un gran proveedor de naranjas del mercado argentino y que las mismas salían por el puerto de Villeta. Hoy en día, ironía del destino, muy a menudo son los argentinos los que nos surten a nosotros de las preciadas naranjas. Hay otros dos rubros que en los últimos años tienen capital importancia en la economía paraguaya y se puede decir que uno es positivo y el otro es negativo. El negativo es la cantidad enorme de dólares que entran a nuestra economía, fruto de las remesas de paraguayos que viven en el extranjero, generalmente España, Argentina y los EEUU. Estos dólares son, sin lugar a duda, producto del dolor de miles y miles de paraguayos que se han visto obligados a emigrar a otros países en la búsqueda de mejores horizontes económicos, produciendo con ese acto la separación familiar, el desgarramiento de la célula fundamental de la sociedad, la creación casi obligada de lo que pudiéramos llamar la “patria ausente”. El paraguayo, como casi cualquier otra nacionalidad, pierde el sentido de pertenencia cuando dos o tres generaciones residen en el extranjero. Por ejemplo, los nietos de los paraguayos que viven en la Argentina ya no se sienten en absoluto paraguayos. Ni siquiera pueden sentir el tradicional techaga’ú por una tierra que nunca han conocido. El único caso que escapa completamente de la generalidad es el de los judíos, quienes cerca de 2.000 años después de la diáspora siguen teniendo una especial predisposición hacia su tierra de origen, Israel. Claro que para que ello ocurra a través de 150 generaciones, el judaísmo no es solo una nacionalidad sino también y con más énfasis, una religión.

El otro rubro que también influencia de manera notable es el de la producción hidroeléctrica mediante las usinas de Itaipú, Yasyretá y Acaray, lo que proporciona a nuestro país energía abundante, limpia y renovable, aparte de recursos económicos generados de la venta del excedente a los países copartícipes de las binacionales. Esto nos ubica como el tercer mayor exportador mundial de energía eléctrica, lo que lamentablemente no se ha conseguido traducir aun en el desarrollo social del pueblo llano. Recordemos que en algunos de los países árabes, especialmente los ricos emiratos del Golfo Pérsico, todos ellos grandes productores de petróleo, tienen exonerados un buen número de impuestos y los combustibles para vehículos tienen un precio extremadamente bajo. Nuestro país es el equivalente pero en energía eléctrica, por lo que lo lógico sería que ésta tuviera un precio irrisorio en nuestro territorio, sin embargo ello, hasta ahora por lo menos, no ocurre. El gasto de energía eléctrica es uno de los elementos a tener en cuenta en cuanto a la riqueza y desarrollo de un país. Por ejemplo, los más grandes consumidores son siempre los países más desarrollados, porque manejan industria pesada y tienen un nivel más alto de vida. Solo para dar un ejemplo, una familia de clase media con cinco componentes, de un país de primer mundo como, digamos, Bélgica, va a gastar entre tres y cuatro veces más energía que su equivalente de Uganda, que es del tercer mundo. En el hogar belga existen muchos más electrodomésticos y aparatos de confort, como aire acondicionado y calefacción, que en el hogar ugandés.

El Paraguay es el país de más rápido crecimiento demográfico de la región. La media normal de nuestro tiempo, para la duplicación de la población con todos los avances tecnológicos, en el campo de la salud es de 35, 36 años. Este promedio es tirado para arriba generalmente por los países muy adelantados, que mantienen en gran medida una población constante y un crecimiento de valor cercano al 0 absoluto desde hace décadas. Por otro lado, los países de bajo nivel cultural y ninguna planificación demográfica estratégica estiran el promedio hacia abajo. En ese sentido, Paraguay crece a un ritmo acelerado comparativamente hablando con sus vecinos, ya que hasta hace poco duplicaba su población en solo 25, 26 años. Por ejemplo, en 1931, en vísperas de la Guerra del Chaco, el Paraguay estaba bordeando los 1.000.000 de habitantes, mientras que Bolivia, el ocasional adversario, estaba por los 3.000.000 de habitantes. En el Bicentenario, o sea 80 años después, la población boliviana está por encima de los 9.000.000 de individuos mientras que la paraguaya esta bordeando los 7.000.000 de habitantes. Eso quiere decir que Bolivia, que también tiene un nivel cultural bastante atrasado parecido al nuestro, creció en todo este tiempo tres veces y Paraguay, 7 veces. La diferencia es sustancial. Hay que aclarar que un alto crecimiento demográfico no es sinónimo de una alta actividad sexual, sino de un grado de atraso cultural pronunciado que se traduce en el plano de la salud, en una falta de cuidado y planificación responsable en materia reproductiva.

Uruguay es el país de más bajo crecimiento demográfico de la región. En los años cincuenta, la nación charrúa ya tenía 3.000.000 de habitantes y el Paraguay rondaba la mitad de esa cifra. Hoy en día, los orientales sudamericanos siguen siendo 3.000.000 mientras que nosotros somos más del doble de ese número. Y en realidad es muy probable que debiéramos ser muchos más. Al producirse la Independencia, en 1811, la población paraguaya estaba por los 122.000 habitantes. Eso quiere decir que a la fecha, en 200 años, se ha multiplicado más de sesenta veces. Sin embargo, hay un factor que podría multiplicar la cifra actual de habitantes exactamente por tres, y ese factor se llama la Guerra de la Triple Alianza. Hay que tener en cuenta que esta fue una guerra de aniquilación donde Paraguay perdió dos tercios de su población. Es decir, de no haberse producido el Paraguay no estaría en los 7.000.000 de habitantes sino en los 20.000.000 o más. Bueno, en realidad no es tanto así, ya que hay un fenómeno que generalmente se produce al final de toda guerra con mucha mortandad, y es el del crecimiento poblacional compulsivo y desmedido. Es como que después de tanta muerte, la sociedad que la padeció quiere celebrar la vida y lo hace trayendo un buen número de hijos al mundo. O sea, el rápido crecimiento demográfico experimentado por Paraguay inmediatamente después de la Guerra de la Triple Alianza probablemente no se hubiera producido si no se hubiese desatado previamente dicha conflagración bélica. Aun así, la población paraguaya hubiera sido con seguridad mucho mayor que la actual, tal vez no tres veces más, pero sí muy por encima de la cifra actual.

En 1811, la población del mundo era de unos 500.000.000 de habitantes, o sea que los paraguayos eran 1 de cada 5.000. En el Bicentenario paraguayo la población mundial está por los 7.000.000.000 de habitantes, y la de la nación guaraní es de casi 7.000.000; esto es,  1 de cada 1.000 personas que habitan este planeta actualmente es paraguayo. Hay que resaltar que 200 de cada 1.000 son chinos, 40 de cada 1.000 son norteamericanos y 30 de cada 1.000 son brasileños. Ahora bien, suponiendo que el Paraguay siga duplicando su población cada 25 años, como lo estaba haciendo hasta hace poco, para cuando se festeje el Tricentenario, si no sucediera ninguna tragedia como otra guerra de aniquilación, una plaga incontrolable o algo parecido, la población de esta bendita tierra guaraní será de ni más ni menos 112.000.000 de habitantes. O sea, en 300 años a partir de la Independencia la población paraguaya se multiplicará cerca de 1.000 veces. Y si no hubiera ocurrido la Guerra de la Triple Alianza y el crecimiento demográfico hubiera sido igual de rápido, a trescientos años de la Independencia se tendría una población de 336.000.000 de habitantes… Asunción tiene actualmente unos 550.000 habitantes y el Gran Asunción está por los 2.500.000. Al ritmo antedicho, cuando se llegue al 2111 las cifras serían de 8.800.000 y 40.000.000 de habitantes respectivamente, lo que lo convertiría en una metrópoli tan grande como la actual Tokio o Ciudad de México.

Si tuviéramos en cuenta el peso de cada ser humano que habita estas tierras y que el promedio de este fuera de 60 kilos, los 7.000.000 de paraguayos pesarían en conjunto unas 420.000 toneladas, o sea, tanto como 5 portaaviones norteamericanos de clase Nimitz o como 9 transatlánticos Titanic. Si se siguiera el ritmo de crecimiento que dijimos antes, para el 2111 el peso total sería de 6.720.000 toneladas, es decir, el equivalente a 80 portaaviones de la clase Nimitz o 134 Titanic. Ante estas cifras al parecer inevitables, el famoso fantasma maltusiano de que en algún momento la población excederá la capacidad de producción de alimentos, parece flotar de forma amenazadora, no solo sobre el Paraguay sino sobre la humanidad toda. Hay que tener en cuenta que estas amenazas ya fueron teorizadas por Malthus en 1802 cuando la población mundial estaba cerca de los 500.000.000 de habitantes y que desde esa fecha se ha multiplicado 14 veces, sin que haya aparecido ninguna vez una hambruna global, inclusive en tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando eran más previsibles esas situaciones de catástrofe generalizadas. A que las teorías maltusianas no se cumplieran han contribuido los avances tecnológicos aplicados sistemáticamente a la producción agrícola ganadera y de los derivados. Hoy en día no solo vive mucha más gente que en la época de Malthus, sino que también tienen en general un promedio de vida mucho más alto, gracias a los sistemas de asistencias sociales y los avances medicinales. Aun así, ante el crecimiento desproporcionado, que sigue avanzando y que se podría decir que es infinito, los recursos disponibles a simple vista se muestran completamente finitos. Es evidente que a un crecimiento poblacional debe seguir paralela, como una sombra feliz, el crecimiento productivo económico de toda la nación en particular y de toda la humanidad en general. El “ambiente” general internacional es pacífico cuando los recursos sobran y se vuelve belicoso y agresivo cuando lo más esencial falta. Gracias a Dios o a la planificación estratégica, en realidad el Paraguay ha dejado de crecer tan rápidamente como lo estuvo haciendo en muchísimo tiempo. Hasta hace poco, el Paraguay estaba en el número 36 entre los países por crecimiento poblacional. De los 35 países que estaban antes en la tabla, ninguno correspondía a esta región del mundo. Hoy en día, sin embargo, Paraguay ya figura en algunas tablas recién en el número 53 y en otros, baja hasta el número 75, lo que demuestra que se ha ralentizado el crecimiento poblacional guaraní. Por lo que, si seguimos así, no seremos 112.000.000 en el Tricentenario y nuestra economía, por lo tanto, no tendrá necesariamente que crecer 16 veces en los próximos 100 años para poder mantener la población.

En el plano histórico es que el Paraguay independiente es Bicentenario. La historia nació el día y la hora en que el hombre inventó la escritura y se pasó de una cultura oral, y por lo tanto con enormes variables en cuanto a veracidad y objetividad, a una cultura escrita con un alto grado de certeza y objetividad, especialmente como requerimiento de validación científica, como corresponde a toda ciencia social. Las muestras más antiguas de escritura hasta ahora comprobadas datan del año 3.400 a.C., es decir, a la fecha la historia tiene 5.400 años de vida, esto es 54 siglos, o 540 décadas, o 1.080 lustros, o 65.000 meses, o 250.000 semanas, o 1.200.000 días... Y la historia del Paraguay independiente es de 200 años, o 20 décadas, o 40 lustros, o 2.400 meses, o 10.428 semanas, o 73.000 días, o 1.752.999 horas, o 105.179.940 minutos o 6.310.796.400 segundos. Y pensar que estos 200 años no son más que el 0,000004405% de la Edad de la Tierra, el 0,0003077 del Cenozoico, el 1,7 del Holoceno, el 2,5 del Antropoceno, el 3,7% de la Historia Universal, el 10% de la Era Cristiana, y el 90,9% de la Historia Contemporánea.

Para tener una perspectiva de lo que es, en cuanto a tiempo, la Historia del Paraguay Independiente dentro de la Historia de la Humanidad, hagamos un paralelismo con el transcurrir de las 24 horas de un día. Como son 5.400 años de historia tendremos que cada hora de este día “histórico” y fantástico equivale a 225 años. Así entonces, la historia como tal nace a las 00:00 de este día único y mágico, cuando un oscuro comerciante sumerio, que se las daba de escriba, llamado Kushín Sim, hace unos extraños surcos pictográficos e ideográficos con el cálamo de caña sobre la tablilla de arcilla húmeda que acaba de formar de la costa barrosa del Tigris, cerca de su confluencia con el Éufrates. A la 01:00 los egipcios están poblando de pequeñas ciudades el valle del Nilo y Narmer está unificando los reinos de la región para formar la dinastía Tinita. A las 01:30, poco más allá, en la Media Luna fértil, los cananeos se instalan en Siria y Palestina y en el lejano oriente los indios en el Ganges y los chinos en el río Amarillo van montando espléndidas civilizaciones aurorales. Poco después, los egipcios levantan impresionantes cúmulos funerarios a las que conoceremos como Pirámides. A las 3:00, la hora de las serenatas, el faraón Zocer da inicio al Imperio Antiguo y construye la pirámide escalonada de Saqqara, y poco después la IV dinastía levanta las de Gizet que son las primeras maravillas del mundo antiguo. A las 4:00, la hora de los ladrones, circulan los rumores de que un tal Gilgames está construyendo las murallas de Uruk. A las 5:30 está empezando a aclarar, y Sargón, a la cabeza de Acad, erige el primer imperio de la historia. A las 6:00, los primeros rayos de sol son recibidos por el zigurat de Ur, que Ur-Nammy levanta para celebrar su gloria, mientras que un poco más al oeste florece la civilización minoica y los griegos empiezan a poblar como “ranas alrededor de un estanque” el Mediterráneo oriental. A las 07:30, con la brisa de la mañana, Hammurabi estrena su famoso código y poco después los asirios están cortando cabezas en el Medio Oriente. A las 9:00, la hora del tereré, los olmecas están construyendo cabezas colosales en México y América Central. A las 10:30, el rey David unifica los pueblos de Israel y fija su capital en Jerusalén. A eso de las 11:30, Nabucodonosor II, celebra su amor por Amytis, construyendo los magníficos Jardines Colgantes de Babilonia. Al mediodía, cuando el sol está más caliente en el cielo, y la comida está puesta en la mesa, una oscura y belicosa tribu latina funda una ciudad sobre 7 colinas en el Lacio, al que dan en llamar Roma o la Roma cuadrata. Un poco más al oriente, casi a la misma hora, a orillas del Alfeo, en la Élida, los griegos inauguran los primeros juegos olímpicos en honor a Zeus. A las 12:30, como si fuera el postre, los griegos, derrochando materia gris, nos enseñan a filosofar y ponen en la palestra del pensamiento las luces eternas de Aristóteles, Platón y Sócrates. A las 12:50 los griegos libran su primera guerra contra los persas y Leónidas perece al frente de los 300. A las 13:15, como inicio de sobremesa, Alejandro Magno construye un colosal y efímero imperio. Mientras se duerme la siesta, a las 14:20, Julio César es asesinado en la curia de Pompeyo y Augusto transforma la República en Imperio. A esa hora ya dominan los cuatro costados del Mediterráneo al que llaman apropiadamente “Mare Nostrum”. A las 14:45, Cristo nace y como un rayo parte en dos la historia. A las 15:00, los Flavios levantan el famoso anfiteatro que conocemos como Coliseo Romano y Pompeya y Herculado sufren la embestida de un Vesubio embrabecido. A la hora del té, o sea a las 17:10, Odroaco se apodera de Roma y da el parte de defunción a la Historia Antigua. A las 18:30, cuando está empezando a anochecer, Mahoma está juntando gente en una tienda en el desierto saudí para proclamarse el único profeta. A las 18:45, gigantescos rubicundos, a los que conocemos como vikingos, están saliendo de sus helados páramos del Mar del Norte y la Escandinavia y asaltando las ciudades costeras de Europa. A las 19:00, el turbulento Alfredo se convierte en rey de los anglosajones. A las 20:00, ya en noche plena, exaltados paladines europeos dan inicio al periodo de las Cruzadas, donde Ricardo Corazón de León mediría armas con Saladino. A las 21:10, con la cena servida, los turcos conquistan Constantinopla y dan por terminada la baja Edad Media, mientras que poco después en Italia principia el brillo del Renacimiento con Miguel Ángel, Leonardo y Rafael a la cabeza. A las 21:30, cuando la luna ya está alta en el cielo, Colón convence de su travesía a los Reyes Católicos y descubre América. A las 21:40, Juan de Salazar funda Asunción – la flor de las flores del Paraguay - en la grata bahía de los carios, y Domingo Martínez de Irala crea los fundamentos de la nacionalidad paraguaya, al estimular la unión de los españoles con los guaraníes. Mientras esto ocurre, Enrique VIII se entretiene decapitando esposas y Shakespeare escribe algunas de las sublimes líneas de la literatura universal. A las 22:20, al papa Gregorio XIII se le da por robar 10 días al tiempo del mundo occidental. A las 22:30, los jesuitas fundan un racimo de Reducciones en el Paraguay y sus alrededores a las que llaman Paracuaria. Al poco tiempo, los indios asesinan a Roque González en las selvas del Caaró. A las 22:40, los paraguayos viven la Revolución Comunera y elevan el Primer Grito de Libertad en América. A las 23:00, los Estados Unidos se independizan de Inglaterra y los franceses inician la Revolución Francesa y regalan a la humanidad la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. A las 23:08, un pequeño panzón, llamado Napoleón, hace temblar a los vetustos tronos del viejo mundo. A las 23:09, Paraguay por fin se independiza de España y de cualquier otro poder foráneo, cuando los patriotas llaman a la puerta de la casa de los gobernadores con el tacon de sus botas y el rechinar de sus sables. Poco después, a la hora de las pesadillas, Rodríguez de Francia gobierna absoluto sobre la nación guaraní. A las 23:16, Don Carlos Antonio López inicia una era de progreso, que trata de seguir el acelerado paso de la Revolución Industrial. A las 23:20, en Francia principia el Segundo Imperio y en Inglaterra sube al trono Victoria, quien gobierna sobre un cuarto de la faz de la tierra. A las 23:25, pocos segundos después de la Guerra de Secesión norteamericana, Paraguay enfrenta solo a la Triple Alianza conformada por Brasil, Argentina y Uruguay, del cual saldría desbastado y aniquilado, mientras que Alemania e Italia viven sus procesos de unificación. A las 23:33, los países europeos, desde las Ardenas hasta los Cárpatos Orientales se revuelcan en la Primera Guerra Mundial. A las 23:37, José Asunción Flores crea la guarania y Manuel Ortiz Guerrero la dota del sentimiento poético. A las 23:38, Paraguay se enfrenta con Bolivia por la posesión del Chaco Boreal y cruza el Parapití lejano. A las 23:41, un neurasténico Adolfo Hitler inicia la Segunda Guerra Mundial y el genocidio de los judíos. A las 23:43, Japón sufre el primer bombardeo atómico de la historia y se da por terminada la conflagración bélica más grande y destructiva de toda la historia. A las 23:45, Stroessner se hace con el poder para no soltarlo en más de tres décadas. A las 23:49, el hombre llega a la Luna con lo que se da “un gran paso para la humanidad”. A las 23:53, coincidiendo con la caída de la Unión Soviética, el Paraguay inicia a cañonazos su transición democrática. A medianoche, con gran profusión de fuegos artificiales que iluminan la noche guaraní, Paraguay festeja su Bicentenario como nación independiente…

Paraguay acaba de cumplir 200 años y la única forma que siga cumpliéndolos es que nuestra generación sea capaz de transmitir a la siguiente generación, y ellos a su vez a la siguiente, y así sucesivamente, la idea, el ideal, la razón, el sentimiento de Patria que alguna vez soñaron nuestros próceres en una luminosa noche de mayo. Solo así, el Paraguay vivirá eternamente y nuestra generación podrá decir, luego de sopesar los datos objetivos, y sentir vivamente los elementos subjetivos, que a nuestro país lo hemos querido… “mucho”.

Oscar Pineda - 2012



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