SUS PERSONAJES: AQUÍ, LA LEGIÓN
© ROBIN WOOD
RESEÑA DE ARIEL AVILEZ
Un éxito se anticipaba desde la portada del Anuario nº 7 de la revista D'artagnan del 30 de diciembre de 1976; una exquisita portada de Ricardo Villagrán anunciaba el inicio de una nueva serie: “Aquí la Legión”. Y tal muestra de confianza por parte de la Editorial Columba no fue defraudada ya que, pasado el tiempo, la historia de los legionarios de Chevalier sigue siendo de las más recordadas de aquellos años de Robin Wood. Lógicamente, el mérito es compartido con Luís García Durán, magnífico dibujante cuya calidad aumentaba capítulo a capítulo y no hacía más que sumar adeptos a esta inolvidable saga.
Entre el año de su creación y 1981, la dupla nos dejó alrededor de sesenta episodios. Luego, otras manos se encargaron de seguir acrecentando la fama de nuestros legionarios.
ESTO ES HISTORIA
Junio de 1871. La Legión Extranjera francesa regresa a sus cuarteles en África tras ser derrotada por los ejércitos de Prusia.
ESTO ES HISTORIETA
Herido en su orgullo, el 2° Regimiento del Cuartel de Sidi-Bel-Abbés es un caos de legionarios desmoralizados, dedicados al alcohol y la pendencia. Sólo hay una forma de restaurar la disciplina: se les debe dar un jefe y una guerra.
El jefe elegido es el legendario Max Chevalier, "El Caballo de Hierro"; y la guerra es la que han declarado tácitamente los bandidos beréberes que atacan a las tribus nativas amigas de los franceses, en la región de La Cabilia.
El trabajo de Chevalier es impecable y exitoso; rápidamente se gana la confianza de sus hombres y los guía una y mil veces en misiones tan riesgosas como gloriosas. La moral es recuperada. Pero parte del mérito se lo lleva con justicia el grupo conformado por sus cuatro oficiales de confianza: Didier, Bosch, Kozakovith y Fonternac.
ESTO ES LEGIÓN
Al Capitán Francis Didier lo precede su fama de valiente, astuto, mujeriego y pendenciero. Si bien era hijo de una familia acomodada, se fugó siendo muy chico y se alistó en la Legión.
El Capitán René Bosch es el elemento más hermético y misterioso del grupo; y eso no es algo malo en una persona cuya tarea consiste en el espionaje y en las labores de inteligencia. Es "El Hombre de los Mil Rostros": pocos le conocen el verdadero.
El Capitán Kozakovith nació en Bélgica pero es descendiente de polacos. Son legendarias su fuerza de buey y su valentía sin par. No tiene ataduras con el pasado pues su única hija, Colette, fue asesina poco antes de que él volviera a unirse al grupo de oficiales de Chevalier.
El Capitán Jacques de Fonternac, miembro del Estado Mayor y de la Nobleza, es la última adquisición del equipo. Conoció a los otros integrantes en la guerra con Prusia, allá por 1870, y cuando "El Caballo de Hierro" lo convocó a Sidi-Bel-Abbés, no dudó en abandonar su cargo como agregado militar en la Embajada de Inglaterra para acompañarlo en la nueva aventura.
¿Y qué se sabe de Max Chevalier? Es el mejor militar del ejército francés y el coronel más joven de su país. Hijo de humildes zapateros, hizo una carrera militar brillante a fuerza de practicidad y heroicos actos de arrojo. Se dice que sus legionarios son capaces de seguirlo hasta las entrañas del infierno. Su hombre de confianza, su asistente de siempre, es el ingenioso sargento argelino conocido como Mulele.
En su misión de pacificar La Cabilia, Chevalier encuentra unos aliados invaluables en las figuras de sargentos como Schwartz, Portugal y Zulú, o en legionarios de primera como Andreani o Brías.
Los años en el fuerte se acumulan, y las bajas son inevitables, algunas irreemplazables, como la del mítico Kozakovith o la del legendario Schwartz.
Las historias de La Legión son infinitas, como infinitos son sus integrantes: hombres de cien naciones, con pasados tormentosos o mediocres, pero unidos y hermanados por un presente de violenta gloria que se expresa vivamente en el grito de guerra que aun parece resonar, como un eco, en el inconmensurable desierto africano: "Aquí, La Legión!".
UN PAR DE COSAS MÁS
Cuando Robin Wood decidió abandonar la serie allá por 1981, la misma quedó en las capaces manos de Armando Fernández –que también utilizaba el nombre de Denny Robson y hasta había sido autor de muchos de los guiones base de las historias de Wood- y éste, primero con García Durán y luego con Formento y finalmente Néstor Olivera, continuó con las aventuras de los legionarios hasta principios de los ’90.
Tres libros de la Colección Clásicos de Columba aparecidos a mediados de la década del noventa -los tres con portadas de Alfredo de la María-, compilan los primeros treinta y ocho episodios de la serie. Este material también fue reeditado en las revistas Nueva Aventura y El Mundo de la Historieta de Columba que salía como suplemento en algunos diarios del interior del país.
Tras el éxito de esta serie, años después Robin Wood y García Durán se reunirían para crear dos bellezas más: “Kozakovich & Connors” y “Nan-Hai”.
Recientemente (noviembre de 2010) nos ha entristecido mucho la lamentable noticia del fallecimiento del señor Luís García Durán. Valga esta humilde reseña como homenaje al artista que tan buenos momentos supo regalarnos a lo largo de su prolífica trayectoria. Con todo respeto.
(Reseña de Ariel Avilez/ avilezavilez@yahoo.com.ar)
Fuente digital: http://www.robinwoodcomics.org (Registro: Agosto 2011)