SUS PERSONAJES: IBÁÑEZ
© ROBIN WOOD
RESEÑA DE ARIEL AVILEZ
En plena 'dagomanía' –el personaje de Wood y Salinas venía pisando fuerte en la Nippur Magnum desde hace año y medio-, Robin sacó de la manga otro personaje de esos que van creciendo y forjando su personalidad de a poquito, también ambientado en la época de Carlos V. El 6 de enero de 1983, en el Anuario n° 13 de la revista D'artagnan se puso a consideración del público el primer episodio de “Ibáñez”, obra que, al igual que “Dago”, contaba con los dibujos de un joven maestro de la tinta china que era, a su vez, hijo de otra leyenda: Enrique Breccia.
A diferencia de lo ocurrido con su aún vigente compañero de época, la historia de Ibáñez no prosperó y, en sólo siete meses y con sólo siete episodios, la serie se canceló. A Dios gracias, el primer arco argumental llegó a completarse y hoy puede disfrutarse como si de una breve novela gráfica se tratase; la frescura, la originalidad y la fuerza de esos dos monstruos sagrados de nuestra historieta permanece ahí, intacta.
ÉRASE UNA VEZ EN…
Aragón, España, 1517. El Conde Alonso de Ibáñez, quien fuera mano derecha de Fernando el Católico en la guerra contra los moros, debe dedicarse a la labranza de la tierra para sobrevivir; no ha sido un buen administrador de lo acumulado en su juventud y ha dilapidado toda su fortuna. Hoy, cosecha los frutos de su imprudencia junto a su joven hijo, el gallardo Gonzalo Ibáñez. Y soporta estoicamente las constantes burlas de un viejo enemigo, el duque de Cisneros, quien goza de una inmejorable posición: es guardián y dueño de las fronterizas tierras montañosas que impiden a los franceses atacar España; es el niño mimado de las Cortes de Castilla y Aragón. Ahora bien, Gonzalo no tiene la paciencia de su padre, y no puede evitar matar con su azada -tras un duelo involuntario- al insolente Cisneros.
Enterados de la tragedia, los franceses aprovechan para apoderarse de las tierras del difunto: Francisco de Francia ya está en España. El duelo, evidentemente, se ha convertido en un asunto de Estado, y el Rey Carlos I de España y V de Alemania decide castigar a los responsables: Alonso es confinado a un calabozo subterráneo y Gonzalo –a quién le frustran la huida- es condenado a realizar trabajos forzosos.
En medio de todo esto, los viejos soldados españoles –que no ven con buenos ojos a su nuevo rey, que es más germano que hispano- comienzan a chocar con la corte alemana de Carlos V que exige la ejecución de los Ibáñez. Lejos está de ayudar esta situación a los detenidos, ya que de presos comunes empiezan a ser considerados presos políticos con todo lo que eso implica.
La cosa va de mal en peor, pero la buena fortuna –ya era hora- sonríe tímidamente al joven Ibáñez, y le permite frustrar el secuestro de Juana la Loca, la madre del Rey.
A Carlos V no le queda otra que concederle la libertad a Gonzalo Ibáñez; también le obsequia una espada: con ellas debe ganar la libertad de su padre.
El comienzo no es alentador porque debe dedicarse a mendigar... pero finalmente toma impulso y se lanza a la aventura que, tal vez, le permitirá rescatar al viejo Alonso y recuperar su honor ¿lo logrará?
UN PAR DE COSAS MÁS
En el año 2006 se reunieron en un solo libro los siete episodios existentes. Aunque en la D’artagnan se publicaron muy poco hábilmente coloreados, en esta edición pueden disfrutarse los trazos de Breccia en todo su esplendor, en blanco y negro.
Originalmente, esta serie iba a lanzarse el 28 mayo de 1982 y así se anunció en las demás revistas de la Editorial Columba. Aún hoy es un misterio el porqué de ese retraso de ocho meses.
No sólo Robin Wood tenía experiencia en historias ambientadas en el siglo XVI: Enrique Breccia venía con seis años de “Alvar Mayor” sobre sus hombros (con guiones de Carlos Trillo para la revista Skorpio).
Pese a haber pasado sin pena ni gloria por la D’artagnan, “Ibáñez” fue chico de tapa en dos ocasiones; todo un récord para un personaje de tan corta vida. Ambas portadas fueron ilustradas por Alfredo de la María y una de ellas fue utilizada también en la primera edición del álbum compilatorio.
Algunos de los guiones de “Ibáñez” que quedaron sin dibujar fueron adaptados años después para la serie “El Ángel”, dibujada por Eduardo Risso.
Wood y Breccia no volvieron a trabajar juntos hasta el año 2000, cuando se reunieron para contar una historia del Che Guevara en el libro “Un giorno, un secolo”, editado en Italia por Eura.
(Reseña de ARIEL AVILEZ/ avilezavilez@yahoo.com.ar)
(Agradecemos a la gente del GRUPO WOODIANA por las imágenes)
Fuente digital: http://www.robinwoodcomics.org (Registro: Agosto 2011)