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Juan Moreno
  CUADERNOS DEL BICENTENARIO - II VOLUMEN - Autor: JORGE RUBIANI - Ilustracion: JUAN MORENO


CUADERNOS DEL BICENTENARIO - II VOLUMEN - Autor: JORGE RUBIANI - Ilustracion: JUAN MORENO

CAMINO AL BICENTENARIO

CUADERNOS DEL BICENTENARIO

Por JORGE RUBIANI


SEGUNDO VOLÚMEN

“LA REVOLUCIÓN DE LA INDEPENDENCIA Y SUS ACTORES”.

“PRIMEROS GOBIERNOS. PROTAGONISTAS Y DESTINOS”.



CUADERNOS DEL BICENTENARIO reproduce el contenido de las charlas desarrolladas en el local de FAUSTO CULTURAL, entre los meses de Octubre y Noviembre de 2008. Las mismas han sido pautadas sobre los hechos más importantes acontecidos durante la constitución de la Provincia del Paraguay e inmediatamente después de concretada la República independiente. Ediciones posteriores darán cabida a otros temas de históricos nacionales, como parte de un programa de publicaciones de homenaje al BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY, concretada ésta entre el 14 de Mayo y el 20 de junio de 1811.



PRIMER VOLUMEN

·La Provincia del Paraguay y el camino a la Independencia.

·Desencadenantes de la revolución de Mayo de 1811.

SEGUNDO VOLUMEN

·La Revolución de la Independencia y sus actores.

·Primeros gobiernos. Protagonistas y destinos.

TERCER VOLUMEN

·La Independencia del Paraguay en el contexto de las guerras de independencia americanas.

CUARTO VOLUMEN

·El Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, el jacobino que consolidó la Independencia.

·Protagonismo en los gobiernos del Paraguay Independiente.


Autor: Jorge Rubiani

Contacto: jrubiani@click.com.py// Página web: www.jorgerubiani.com.py

Ilustraciones: Roberto Goiriz y Juan Moreno. De HISTORIAS SECRETAS DE PARAGUAY de Jorge Rubiani. Editado por ABC Color

Diseño gráfico: María del Carmen Cabrera - maicabrera@click.com.py


FAUSTO EDICIONES – faustocultural@gmail.com

Eligio Ayala N° 1060, Asunción.- Tel: 221996/ 7

Archivo de documentos y fotografías:

CENTRO DE DOCUMENTACIÓN Y ESTUDIOS DE LA HISTORIA DEL PARAGUAY – CEDEHISTORIA. San Francisco 863 - Asunción/ Paraguay



INDICE DEL SEGUNDO VOLUMEN

1. Días de redobles por la Independencia

2. La escenografía independentista

·Lo ya conocido

·Los últimos gobernadores

3. Los últimos acontecimientos

·Las invasiones inglesas al Río de la Plata

·La batalla de Cerro Mbá é o Cerro Porteño

· La batalla de Tacuarí

4. Los preparativos de la gesta

·Adelantados?

·Cambio de planes

·El gabinete previsto para el Paraguay independiente

5. Las campanas de la libertad

·El 16 de Mayo: día de la Independencia del Paraguay

·Paraguay, independiente de Buenos Aires

6. Primeras medidas de gobierno

·Reaccionarios detenidos

·Donativos "obligatorios" como medidas alternativas de prisión

·Otros incidentes de consecuencias más graves

7. El Callejón Histórico

8. Todos los protagonistas. Todos los destinos

·Los protagonistas

·Las unidades militares

·Todos los destinos

·¿Dónde están? .... ¿dónde se han ido?

9. Los primeros gobiernos independientes

10. El Primer congreso Nacional

·Dos pistolas como argumento

Fernando de la Mora: expulsado de la junta

11. Los símbolos nacionales

·Historia de la bandera como distintivo y estandarte

·"Bandera de mi patria tan querida..."

·Los colores y su significado

·Bandera, escudo y blasonado

·"Independencia o Muerte"



DÍAS REDOBLES POR LA INDEPENDENCIA


"Conmemorar es recordar en comunidad y públicamente:

la conmemoración es la solemnidad del recuerdo".

- José Ortega y Gasset.


Los fastos conmemorativos de la Independencia Nacional transcurren en el Paraguay -casi siempre- con pena y sin gloria. Con funcionarios de "segunda línea" como protagonistas de los actos oficiales, que se limitan a un ritual estrictamente obligatorio mientras el resto de la población se solaza en la distensión.

El hecho sin embargo debería estar lleno de contenidos. Y de propósitos. El gobierno especialmente debería construir una conmemoración que responda a la idea de motorizar las virtudes ciudadanas y no limitarse a los requerimientos de un mezquino descanso. Militantes religiosos de todas las creencias, cualquier grupo social y hasta los clubes deportivos, operan rituales para sostener emocionalmente a sus adherentes. Para motivarlos en ceremoniales colectivos pues ninguna de estas colectividades se propone una devoción doméstica y en solitario.

Así la patria: en los "días de redobles", sus hijos: los hombres y mujeres que habitan su suelo deben consagrarse a la honra de los que la historia consagra como paradigmas. A quienes se prodigaron en la obtención de su independencia patria; a los que cayeron en las luchas por conservar la integridad de su territorio; o a los que -desde las barricadas intelectuales- estimularon y propendieron su grandeza moral.

Esos días deben ser especiales. De revitalización de la memoria y de comunión ciudadana. Por lo que deberíamos encontrarnos en las calles, en los museos, en el Panteón de los Héroes y en cuanto sitio de veneración pública exista. Y si no fuera posible nada de eso, deberíamos recordar a nuestros mayores callando al menos, las frivolidades y banalidades en las que habitualmente sumergimos nuestros compromisos ciudadanos. Aunque más no sea con un minuto; sesenta segundos de respetuoso silencio.

Pero somos resistentes a esos homenajes y los feriados han dejado de tener sentido. Esta displicencia es seguramente resultado de la escasa información que tenemos todos y de la muy mala educación que reciben nuestros hijos sobre la historia. Mucha gente piensa -por ejemplo-que el Paraguay pudo emerger triunfante de la guerra con Bolivia (1932/1935) por su exclusiva capacidad militar. Sin descartar que ella influyera para enfrentar con éxito aquella contienda, puede apostarse que la victoria en el Chaco se debió sin embargo, a la educación patriótica que recibían niños y jóvenes desde prácticamente finales del siglo XIX.

Los que lucharon en la guerra del '32/35, además del buen manejo de cañones y fusiles, estaban empapados de devoción a la patria y de respeto hacia sus grandes hombres. Era la época en que el Ministerio de Educación, Culto e Instrucción Pública publicaba sus boletines llenos de referencias a las más rutilantes páginas de nuestra historia. Eran los años en que destacados profesionales de la enseñanza nos regalaban la "Revista de Instrucción Primaria". O de cuando la Asociación Nacional de Maestros privilegiaba a la ciudadanía con publicaciones como "La Enseñanza", o "El hogar normalista"; revistas cuyos contenidos insuflaban ardor patriótico a los niños y a los jóvenes de la patria.

Y no era para menos pues esos escritos contaban con el aporte de la mejor docencia e intelectualidad paraguayas: Manuel Amarilla, Juan J. Soler, Ramón Indalecio Cardozo, Juan Ramón Dahlquist, Julio Frontanilla, Fortunato Toranzos Bardel, María Felicidad González, Anselmo Jover Peralta, Ignacio Alberto Pane, Juan E. O'Leary, entre otras figuras que alternaban en el gobierno y adornaban la dirigencia política. Verdaderas eminencias aquellas comparadas con los maestros de la actualidad, cuyas habituales diatribas en cualquiera de sus barricadas

sindicales y con motivo de alguna reivindicación salarial, suelen expresarse "en un idioma muy parecido al castellano".

¡Qué lejos éstos de aquellos docentes - materialmente pobres pero ricos en sensibilidad y conocimientos- que, sin sindicatos ni apelaciones a "derechos adquiridos", se desvelaban por no defraudar la tremenda responsabilidad de formar hombres y mujeres aptos para la convivencia y el servicio a sus conciudadanos.

Nadie pensaba entonces que los feriados sirvieran para nada más que un día de holganza. Nadie diferenciaba aquellos días sólo porque tuvieran un número rojo en el calendario.

Por todos estos fundamentos, tal vez hoy se haga necesario recategorizar los feriados. Y adjudicarles el valor que no debieron haber perdido. Porque para que la recordación promueva el propósito de fortalecer nuestra identidad, nuestro orgullo y la autoestima de la entidad nacional que es la PATRIA en su más alta expresión, debiera hacerse que -al menos en esos días- se concreten nuestro respeto, afecto y reconocimiento a nuestros mayores.

Mientras nos ocuparnos de educar a nuestros niños y jóvenes en los valores que contribuyan a concretar, más temprano que tarde, el país soñado por aquellos.



Paraguarí en los inicios del siglo XX.

El pueblo no habría cambiado mucho desde tiempos de la batalla del Cerro Mba’e,

librada el 19 de Enero de 1811, muy cerca, al sur-este de estos cerros.



            4. LOS PREPARATIVOS DE LA GESTA


            Los planes para la Independencia del Paraguay se plantearon bajo el gobierno de uno de los funcionarios más queridos por la población en toda la historia de la provincia y colonia: el de don Bernardo de Velasco y Huidobro. Afecto recíproco a juzgar por lo que el mandatario español escribía a un compatriota, antes de los sucesos de Mayo de 1811: "...Nada le he dicho de mi Paraguay, y ahora no tengo tiempo ni juicio para expresarle los motivos de satisfacción que tengo hacia ese país... ". El contraste era visible después de los odiados Joaquín de Alós y Bru (1787/1796) y Lázaro de Ribera (1796/1806), que le habían precedido en el gobierno de la provincia. Sin embargo, los acontecimientos de Buenos Aires y la vergonzosa defección Velasco en Paraguarí, ayudarían a la decisión de los patriotas paraguayos para deponerlo.

            Mas allá del abandono que hizo de sus tropas en pleno combate, molestó a los vecinos la actitud del gobierno que en conocimiento de la invasión del general Belgrano, apeló al vicio que caracterizó a los gobiernos de la colonia desde los inicios: que la movilización y los aprestos de guerra para la defensa se basaron en aportes de los ciudadanos paraguayos. Si bien se utilizaron mas de cien mil pesos de la Real Hacienda para el mantenimiento del ejército en campaña, el cuantioso resto: ganados, caballos, vehículos, se hizo con el aporte de los vecinos. Y todos estos componentes -o casi todos- se habían tomado "de grado o por fuerza". Además -desde luego- de la concurrencia de cerca de 10.000 hombres que, "abandonando sus pequeños pero respetables intereses (...) acudieron a las filas costeando sus propios gastos". Enorme esfuerzo no debidamente valorado o tal vez menospreciado por Velasco, que ni bien la batalla se manifestó adversa para sus tropas, corrió al abrigo de la sierra de los Naranjos.

            Tras el desenlace de los encuentros de Paraguarí y Tacuarí, y ya reencontrados los protagonistas en Asunción, se inició la cuenta regresiva para el golpe. Aun á pesar de que Velasco -consciente del enfado ciudadano- pretendiera la dispersión de los líderes militares con el relevo de algunos jefes y el envío de otros, a guarniciones lejanas de la capital. Junto a los comandantes Manuel Atanasio Cabañas y Juan Manuel Gamarra, fueron desmovilizados, entre otros, los capitanes Pedro Juan Caballero y Vicente Ignacio Iturbe, uno de los hermanos Montiel y los tenientes José Agustín Yegros, Juan Manuel Iturbe -hermano de Vicente Ignacio- y Carlos Argüello. El recientemente ascendido teniente coronel Fulgencio Yegros sería enviado a Itapúa.

            El gobernador español tampoco respetó los términos de la capitulación que Belgrano había hecho frente a Cabañas. Uno de los más sensibles puntos del acuerdo se había referido a la libertad de los prisioneros porteños. Velasco no sólo no los liberó sino que mantuvo a los oficiales "engrillados en oscuros calabozos y la tropa apiñada en la cubierta de un bergantín". Y ante los conatos de liberación iniciados por algunos paraguayos, los envió a Montevideo, convertido este bastión en el centro del dominio y la reacción españolas en el Plata.



            I. ADELANTADOS?

            Se había preparado un movimiento para la liberación de los hombres de Belgrano detenidos en el puerto de Asunción. El golpe había sido previsto para el 6 de Abril de 1811. Pero Velasco se anticipó al hecho en la noche antes, ordenando el apresamiento de los jóvenes Manuel Domeq, Marcelino Rodríguez y Manuel Hidalgo, quienes habían juntado dinero y hombres para aquel propósito.

            Debe señalarse no obstante que éste fue el único objetivo que animó a este grupo; nunca estuvo en sus planes el derrocamiento del gobierno por lo que no puede adjudicársele a sus componentes, el honor de que fueran adelantados de la independencia paraguaya. Aunque el incidente sirviera para alertar a los complotados y acelerar la acción emancipadora.


            II. CAMBIO DE PLANES

            Para este efecto, el plan original de los patriotas debía culminar "el 29 de Mayo, más o menos" y se basaba en una marcha de dos columnas desde las Cordilleras e Itapúa hacia Asunción. La primera sería conducida por Cabañas y la segunda estaría a cargo de Yegros. Este operativo no incluía un golpe cuartelero. La decisión de apelar a este recurso se fundamentó en las emergencias siguientes: la conspiración había sido descubierta; que los mencionados jefes Cabañas y Yegros estaban ausentes de Asunción. Y por último y principalmente por la feliz circunstancia de que en la noche del 14 de Mayo, la guardia de los cuarteles cercanos a la residencia del gobernador estarían a cargo de oficiales comprometidos con la conspiración. La del Cuartel de la Plaza, o cuartel de la Ribera, bajo el mando del alférez Mauricio José Troche; el Cuartel de Artillería, "levantado en terreno de la actual Policía", a cargo del teniente Juan Manuel Iturbe, y el Cuartel del Colegio, sede del actual Parlamento Nacional, se hallaba bajo la guardia del teniente Juan Bautista Acosta, cuñado de Juan Bautista Rivarola, uno de los protagonistas fundamentales de la conspiración.


            III. EL GABINETE PREVISTO PARA EL PARAGUAY INDEPENDIENTE


            Dentro del Plan inicialmente acordado por los revolucionarios para finales de Mayo, se encontraba la integración de una junta de gobierno completamente independiente. La misma incluiría como Presidente a Cabañas, por entonces el militar paraguayo de mayor antigüedad o rango; y como Vocales, a Gamarra, Yegros, Caballero, Fray Fernando Caballero y el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. De acuerdo a la crónica de Mariano Antonio Molas, éste último fue consultado -y habría resuelto- el plan a seguir ante la decisión de anticipar el golpe. Dentro del plan emergente, se adoptó la decisión de proponer la integración de una junta Gubernativa. Ésta la integraría Velasco y dos delegados propuestos por los patriotas; como sucedió posteriormente.

           



El nutrido espacio de la Plaza Mayor por el que circularon tantos y tantas veces en la noche del 14 de Mayo y los días siguientes. La fotografía fue tomada hacia finales del siglo XIX desde el atrio de la Catedral, cuyo campanario saludó la toma de los cuarteles. A la derecha puede verse una de las galerías del Cuartel de la Ribera. Hacia la izquierda, la fachada de la Policía, lugar en el que -según Julio C. Chávez- se alzaba el Cuartel de Artillería. Y en el medio, al fondo, la Casa de Velasco.


5. LAS CAMPANAS DE LA LIBERTAD

            Eran las 10 de la fría noche del 14 de mayo de 1811, cuando Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe, Juan Bautista Rivarola y otros mas, salían a la oscuridad de la noche asuncena por el callejón que separaba la casa de las familias Martínez Saenz y Recalde en dirección a los cuarteles que entornaban la casa de gobierno. Un grupo encabezado por Caballero se dirigió al Cuartel de la Ribera, hoy ya desaparecido, mientras el otro con Rivarola e Iturbe a la cabeza iban al de la Maestranza de Artillería, edificio éste, también desaparecido.

            Algunos cronistas aseguran que a la hora mencionada, las campanadas de la Catedral dieron el aviso para la toma de los cuarteles. Aunque es más probable que, para no despertar sospechas, dicha señal fuera posterior a la acción y como un indicador de que todo había resultado de acuerdo a lo planeado.

            A partir de la toma de los cuarteles, acción ejecutada pacíficamente y hasta con "algunos gritos de entusiasmo que Caballero hizo acallar", se iniciaba una tensa vigilia. Puede decirse que la tensión se sentiría en todos los rincones de la ciudad pues luego de las campanadas, la gente habría asumido que había "alboroto en la plaza"; y casi todos sabían a que obedecía el movimiento.

            Un imaginario sobrevuelo sobre el perímetro del reducido poblado habría permitido observar que, a medida que avanzaban las horas, velas y candiles iban encendiéndose en las casas. En aquella fría noche, más de alguno hasta habrá anticipado el mate a la espera de novedades.

            Mientras, las lámparas se movían desde la Casa del Gobernador hasta el Cuartel de la Ribera, separadas en no más de 70 u 80 metros, acompañando los nerviosos pasos de emisarios -civiles, militares y eclesiásticos- que cruzaban la plaza desde una u otra parte, hasta las tres de la madrugada del día siguiente, hora en que se produjo la primera intimación escrita de los revolucionarios.

            El día 15, a las once de la mañana y a pesar de las idas y venidas entre Cuartel y Gobernación, el cambio de gobierno propuesto en la intimación no había tenido respuestas de Velasco. En aquella hora y todavía dueño de la situación, el Gobernador expedía un bando por el que advertía a la población sobre lo siguiente: "...por cuanto conviene a la quietud y buen orden que el vecindario viva recogido en las noches, se tendrá entendido que el que de las nueve en adelante se encuentre fuera de su casa, será conducido por las patrullas (...) y cuando con justificada precisión salga alguno después de dicha hora, llevará farol; pero de ninguna manera irán tres personas juntas, y ni una de la clase de Negros y Pardos".


            I. 16 DE MAYO DE 1811:

            DÍA DE LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY

            La situación se mantuvo igual el resto del día 15 y en las primeras horas del día siguiente. Ese día, 16 de Mayo de 1811, a las 10 de la mañana, concluyó el intercambio epistolar entre el capitán Caballero y el gobernador, con el acuerdo entre ambos para la integración de una Junta Gubernativa. La nota con la que el joven capitán paraguayo ponía punto final a las comunicaciones intercambiadas con Velasco, expresaba que la incorporación de los dos delegados propuestos por los patriotas para constituir -junto al gobernador- la mencionada junta, sería un gobierno "puramente interino hasta tanto que este Cuartel, en unión con los demás vecinos de la provincia, arregle la forma de gobierno".

            Los propuestos por los conjurados fueron el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, paraguayo; y el capitán Juan Valeriano de Cevallos, español.

            No se sabe si por el afecto a los feriados largos, los paraguayos tendemos a festejar mas días de lo que corresponden. Porque de acuerdo a esta crónica, fundada en la relación de casi todos los autores sobre los fastos de la Independencia Nacional, ésta fue concretada en la mañana del 16 de Mayo de 1811. De hecho, el último de los nombrados, Cevallos, recién prestaría juramento a la tarde de aquel 16, en el Cuartel de la Ribera, de acuerdo a la versión de Carlos R. Centurión.


            II. EL PARAGUAY... INDEPENDIENTE DE BUENOS AIRES

            No pueden analizarse las luchas de liberación en América independientes unas de otras. Los nuevos países surgidos de las gestas por la emancipación fueron -todos- antiguas provincias españolas y la independencia, salvo la del Paraguay, fueron obtenidas tras largas y cruentas luchas contra un enemigo común. Y todas ellas conocieron de los mismos duros avatares y retrocesos.

            En cuanto a la emancipación paraguaya, puede decirse que la misma fue a cuenta del desinterés que la corona, o los virreinatos cercanos, manifestaran siempre hacia la pobre colonia mediterránea. Aun mas desde la implementación de la Ordenanza de Intendentes -del 4 de diciembre de 1786- "un instrumento básico de reconquista", disposición por el que la provincia del Paraguay pasó a formar parte del Virreinato del Río de la Plata, como una de sus Intendencias.

            Por lo anterior debe considerarse también que la independencia del Paraguay fue un asunto interno del Río de la Plata, en la misma medida en que lo fueron las de la Banda Oriental (Uruguay) y el Alto Perú (Bolivia); "intendencias" que como la paraguaya, integraban aquel virreinato.

            Renuentes a la convocatoria de la Junta de Buenos Aires y compartiendo estas provincias el común y profundo resentimiento y hostilidad hacia los porteños, especialmente las del Alto Perú y el Paraguay, se independizaron mas de dicha junta, que del mismo reino español.


6. PRIMERAS MEDIDAS DE GOBIERNO

            Consientes de la misión que enfrentaban, los patriotas de la Independencia, se abocaron de inmediato a estructurar algunas acciones de gobierno. Especialmente al constituirse el primer gobierno netamente paraguayo. El de la Junta Superior Gubernativa de cinco miembros, juró solemnemente el 23 de junio de 1811. Entre las primeras preocupaciones de sus miembros, especialmente de Yegros, Caballero y De la Mora, estuvo el fomento de la instrucción primaria. A ese efecto dedicaron sus afanes.

            Así como también fue inaugurada la primera biblioteca pública, la reapertura de los cursos de enseñanza superior, la creación de la primera sociedad Literaria y la inauguración de la primera Academia Militar en el Paraguay independiente.


            I. REACCIONARIOS DETENIDOS

            Los intentos de restituir al gobernador depuesto o provocar la salida del gobierno patriota, fueron causa de grandes tensiones -y purgas- en los estamentos militares. Igualmente hizo que gran cantidad de civiles se arracimaran en las prisiones o llenaran los bergantines que los conducirían -confinados- a los presidios de la frontera norte. La situación se agravó especialmente el 16 de Septiembre de 1811, cuando la junta Gubernativa hizo prender a varios individuos, paraguayos y españoles.

            En este punto, sería sensato reconocer que si hubo españoles partidarios éstos de la revolución, también hubo paraguayos que adoptaban otros partidos. De hecho y además del independentista, estaban los porteñistas y los realistas partidarios del gobernador y de la conservación de la monarquía. El fenómeno, de extraordinaria incidencia en el largo proceso de emancipación americana, tuvo en el Paraguay -como otros aspectos de su emancipación- reducidos alcances.

            En aquella ocasión, entre los militares detenidos se encontraban los paraguayos: capitán José Teodoro Fernández, alférez de miñones urbanos Juan de Acosta, capitán de miñones urbanos Juan José de Machaín, comandante de artillería Martín Rey y el teniente de granaderos urbano y regidor Pedro Vicente Capdevila.

            Entre los más connotados españoles presos se encontraban el capitán de urbanos Cayetano Iturburu y los capitanes de artillería Luís Saa, Pedro Juan Celpa y Rafael Zavala y Peña. El veterano coronel José Antonio de Zavala y Delgadillo fue beneficiado con el arresto domiciliario. Otros militares españoles detenidos, lograron fugarse de la prisión.


El 29 de Setiembre de 1811 la compañía de granaderos salió a la plaza

"... tocando cajas y dando gritos de: ´¡Viva el Rey!, ¡Viva nuestro gobernador!,

¡Mueran los Traidores!"



            II. DONATIVOS "OBLIGATORIOS" COMO MEDIDAS ALTERNATIVAS A LA PRISIÓN

            Entre las medidas accionadas contra algunos civiles, fue ordenada la detención del regidor Francisco Riera, español; del Fiscal de la Real Hacienda Juan Bautista Achard, paraguayo; y del Alcalde de 2º voto Antonio Recalde, español; entre otros varios. Otros detenidos fueron eximidos de la prisión y algunos más se acogieron al beneficio del arresto domiciliario en sus respectivas estancias. Éste procedimiento era cumplido, después que los imputados por algún delito contra "la seguridad pública", decidieran entregar "un donativo". Curiosidad del sistema penal paraguayo que se haría costumbre hasta nuestros días.

            La "contribución por la libertad" afectó a algunos ciudadanos, dentro de las relaciones entre penas y aportes: "...Machaín entregó 2000 pesos y fue desterrado a Villarrica. Iturburu, 2500 pesos y desterrado a Ykuamandyju. Capdevila, 3000 pesos, a Curuguaty; Acosta, 4000 pesos, a Villarrica; León, 1500 pesos y desterrado al partido de Cumbarity a doce leguas de la ciudad (*); Achard, 1000 pesos y confinado a su estancia de Ybytimi, y, Fernández, 1000 pesos, a su estancia en Villa Real", nombre con el que se conocía a Concepción.

            Es curioso que algunos de estos apellidos, como los de Iturburu, Machain y Recalde, se reiteran más tarde como opositores a Francia y aun después a los dos presidentes López.


            III. OTROS INCIDENTES DE CONSECUENCIAS MAS GRAVES

            Las detenciones, producidas ante el cambio de situación y como lógica secuela del reacomodo posterior a la revolución, llegaron a provocar incidentes aun mas graves. El 29 de Septiembre de 1811-al medio día- la compañía de granaderos salió a la plaza "...tocando cajas y dando gritos de: ¡Viva el Rey!, ¡Viva nuestro gobernador!, ¡Mueran los traidores!", cercando la casa de gobierno con bayoneta calada y cañones en la puerta del cuartel. Una especie de piquete armado habituales en días actuales. Pero en vez de convocar la prensa y las luces de la TV, el procedimiento atraía más bien a las fuerzas del gobierno, muy poco dispuesta éstas a hacer reportajes.

            Al mismo tiempo que el estrépito de cajas y gritos, los sublevados exhortaban a los detenidos -que por otro lado se hallaban encepados dentro del cuartel- a que se reunieran con ellos. Rápidamente reducidos los cabecillas, el cabo de dragones Martín Correa, criado de Velasco, y el pulpero catalán Martín, fueron detenidos y en menos de una hora estaban muertos, colgaban de la horca.

            Algunos historiadores aseguran que este movimiento quiso emular al desplegado en la noche del 14 de Mayo anterior. Pero en este caso, el mismo fue inoportuno, irrelevante, torpe y absolutamente insensato.

            Las crónicas también mencionan que, a consecuencia de la acción, varios más fueron "... pasados por bajo de la horca", citando sus nombres e indicándose que posteriormente, tras sufrir dicha pena, fueron puestos en libertad.

            Puede interpretarse entonces que pasar por "debajo de la horca" habría sido una advertencia. Como dándose a entender que de reincidirse en la falta, los que habían pasado "por debajo", serían pasados "por la horca"; es decir, ahorcados.


7. EL CALLEJON HISTÓRICO

            Muchas veces se plantean confusiones sobre el origen del edificio que hoy conocemos como la "Casa de la Independencia". Si pertenecía a los Martínez Saenz o a los Recalde. De inicio, debemos atenernos al hecho que la trama de Asunción no era la actual, con calles y cuadras relativamente regulares. Porque cuando la gesta emancipadora, todavía regía el trazado original que, "sin orden ni concierto" había puesto las casas al abrigo de los desenfrenados raudales, más que al interés de ajustarse a un cierto orden urbano.

            En aquel "poético baluarte de árboles frutales" se encontraban las casas; y éstas alrededor de pasajes, puentes y callejones. Porque calle propiamente... había una sola; la que hoy correspondería al trazado de la de "El Paraguayo Independiente".

            El callejón conocido hoy como histórico, era uno de tantos pasajes de Asunción. Éste en especial, comunicaba la calle que coincidiría con la de 14 de Mayo a la calle Palma. El callejón atravesaba inclusive esta última, perdiéndose hacia el sur. En el retorcido tramo entre 14 de Mayo y Palma, sobre la vereda norte, estaba la casa de los Martínez Saenz. Es la que se conoce como la "casa de la Independencia". Callejón de por medio, hacia el sur, estaba la casa de don Juan Francisco Recalde.

            En estas dos casas –indistintamente- se reunían los patriotas para conversar... o conspirar. Pero nada más natural que lo hicieran en ellas pues todos ellos eran habitantes o vecinos de las mismas. Y la mayoría eran compañeros de armas o fueron condiscípulos en el Colegio Seminario de San Carlos.

            En la "casa de la Independencia" vivía Pedro Juan Caballero desde la época en que iba al Colegio y ya después, cuando "bajaba" hasta Asunción. La dueña de la residencia, doña Petrona Caballero de Martínez Saenz era su tía. En la misma casa vivía también Facunda Micaela Speratti, novia de Fulgencio Yegros, que debía contraer matrimonio con el prócer poco después de estos sucesos. Es decir, después de concretada la independencia.

            En la acera frontera hacia el norte, trasponiendo el callejón que coincidiría -más o menos- con la traza de la actual calle Presidente Franco, se encontraba la casa de Juana María de Lara Vda. de Bedoya. En ella vivían los hermanos Iturbe: Vicente Ignacio y Juan Manuel, sobrinos de la dueña de casa.

            Juan Bautista Rivarola se hospedaba en la casa de su suegra y cuñados de la familia Acosta, a menos de una cuadra de los anteriores, hacia el oeste. La casa de los Acosta estaría encerrada en un espacio entre las actuales calles 15 de Agosto, Benjamín Constant y El Paraguayo Independiente.

            Una sentencia judicial firmada por Carlos Antonio López y transcripta por Benjamín Velilla en el libro "La casa de la Independencia", puede leerse que el primer presidente, restringió la venta del callejón público -es la única explicación de su conservación- porque tenía "...interés para la comunidad de los sentimientos patrióticos".

            Sin embargo, iniciada la conmemoración del Centenario de la Epopeya Nacional, ni interés ni sentimientos patrióticos impidieron la demolición de parte de la casa de los Martínez Saenz, cuando apenas se iniciaba la década del '60, en el siglo pasado.



TODOS LOS DESTINOS.... (Fusilamiento de los patriotas en los bajos de la actual Plaza de la Independencia. A partir del 17 de Julio de 1821 fueron ejecutados en grupos de 8 por día, uno tras otro. En la imagen se observa, entre los que esperan su turno de muerte, a dos sacerdotes (confesores). El pelotón se componía de no menos de cinco tiradores y un oficial)

Suele afirmarse que toda revolución devora a sus protagonistas. Un rápido repaso al destino de la mayoría de los próceres de la Independencia y podría consagrarse aquel dicho como una verdad irrefutable.

MANUEL ATANASIO CABAÑAS. A partir del liderazgo de Francia en los gobiernos patriotas, se retiró lejos de Asunción y no se supo ya de él. Pero a pesar de su discordia con el Dictador, éste nunca le molestó. Sólo después de su muerte acaecida en 1828, Francia libró dos autos confiscando sus bienes. Cabañas se hallaba casado con Juana Rosa Franco de Torres.

FULGENCIO YEGROS. Había compartido con el Dr. Francia la Junta Gubernativa y el Consulado, pero fue acusado de conspiración y fusilado, por orden del Dictador, el 17 de julio de 1821. Tenía 41 años. Dejaba esposa, Facunda Micaela Speratti y cuatro hijos.

Con Yegros y otros siete compañeros de desgracia -entre los que se encontraba uno de los hermanos Montiel- se iniciaron los fusilamientos en aquel día. En las nueve restantes jornadas fueron ajusticiadas 68 personas.

PEDRO JUAN CABALLERO. Preso por la misma acusación adjudicada a Yegros, se suicidó el 14 de julio, tres días antes del fusilamiento de éste. Tenía 35 años y dejaba esposa, Juana Mayor Viana y 7 hijos.

En 1863, el coronel Francisco Wisner de Morgenstern escribió una historia de la dictadura francista apelando a testimonios de testigos y protagonistas de aquellos años.

En ella, el autor desmiente la generalizada creencia que Caballero se haya cortado las venas y escrito con su sangre la sentencia que motivara su decisión: "Bien se que el suicidio es contrario a las leyes de Dios y de los hombres, pero la sed de sangre del tirano de mi patria, no se ha de aplacar con la mía".

Según Wisner, al día siguiente de habérsele tomado declaración "...se encontró al Comandante Caballero colgado y ahorcado en el marco de la puerta de su celda sin haber dejado nada escrito".

VICENTE IGNACIO ITURBE. Fusilado el 27 de Mayo de 1837 luego de permanecer 15 años en prisión. Estaba casado con Bernarda de Echagüe, hija del santafesino Narciso de Echagüe. Iturbe compartió con su suegro el largo encierro y el fusilamiento. En la fecha de su ejecución contaba con 51 años.

FERNANDO DE LA MORA. Murió en la cárcel después de 12 años de prisión. A pesar de que algunas fuentes aseguran que murió en libertad dos años después de salir de la prisión, a De la Mora se le encontró muerto en su celda, en 1835. Tenía 50 años.

Juan Francisco Pérez Acosta afirma que durante su largo encierro, el prócer tejía ropas para sus pequeños hijos, sentado en una pequeña silleta que sus descendientes conservaron hasta hace poco tiempo.

MAURICIO JOSÉ TROCHE. A pesar de que se pierde el rastro de su vida después de la conspiración de 1820 y hasta se ignora la fecha de su muerte, el historiador Luís G. Benítez asegura que fue fusilado a pocos meses antes de la muerte del Dictador, ya en 1840. Tendría entonces 54 años.

MARIANO ANTONIO MOLAS permaneció en prisión durante 12 años pero sobrevivió hasta muchos después de la muerte de Francia. Fue confinado a Villa del Pilar bajo el consulado Alonzo - López. Allí falleció en 1844, a la edad de 64 años.

ANTONIO THOMAS YEGROS. Aunque fue preso en 1820 por los mismos motivos que los demás próceres, no fue fusilado. Salió en libertad y falleció en 1864, ya en las vísperas de la Guerra del Paraguay contra la Triple Alianza. Contaba entonces con 80 años.

JUAN BAUTISTA RIVAROLA murió en 1864, luego de atravesar las mismas peripecias que Antonio T. Yegros. Otros datos afirman que su muerte acaeció en 1857. En este caso tendría 72 años. En el anterior, 79 años. Habiendo quedado viudo de Gregoria Acosta, se casó más tarde con su cuñada Felipa Acosta.

FRAY FERNANDO CABALLERO, O CAVALLERO. Sacerdote, tío de Francia, se opuso a la pretensión de la dictadura perpetua en 1814. Quiso alejarse del país pero el Dictador no le autorizó semejante intención. "De la celda al cielo" habría exclamado entonces el contrariado sacerdote "y se retiró para siempre en los claustros (...) Allí se consumió... ", sentenciaría el Padre Maíz, algunos años mas tarde.

PRESBÍTERO FRANCISCO XAVIER BOGARÍN. Integró la junta de gobierno después del Congreso del 17 de junio de 1811. Removido el 2 de Septiembre siguiente, "por causas legítimas que a su tiempo se dirá". Jamás se explicaron estas causas legítimas. Quedaron en el misterio -escribe julio C. Chávez- "al igual que su vida en los años siguientes". Nunca se supo de su actividad posterior ni la fecha de su muerte.

Tras la conspiración de 1820, otros más fueron muertos. Paraguayos y extranjeros. Muchos de ellos, completamente inocentes, fueron complicados por las declaraciones de los que, víctimas de la brutalidad de los pajaguas, amos y señores de la penumbra de las "cámaras de la verdad" del dictador, denunciarían a cualquiera con tal de escapar del horror de aquel infierno.

Wisner de Morgenstern afirma que en relación a la conspiración de 1820, fueron ejecutadas unas 165 personas, entre reales o supuestos complotados.



El Dr. Francia coloca dos pistolas sobre la mesa al mismo tiempo de argumentas con vehemencia.

A su alrededor se reunían los patriotas durante el Primer Congreso Nacional

iniciado el 17 de Junio de 1811



DOS PISTOLAS COMO ARGUMENTO.

Con la constitución de la junta Gubernativa nombrada el 22 de junio de 1811 (Carlos R. Centurión menciona el 23 como fecha de este acontecimiento), apenas cumplido un mes y algunos días de la revolución, se producía el primer cambio de gobierno. El Triunvirato hispano-paraguayo constituido el 16 de Mayo anterior, era reemplazado por una Junta de cinco miembros. Los mismos ya citados y todos paraguayos, designaron como asesor a Gregorio de la Cerda; como secretario, a Mariano Larios Galván y como escribano, a Jacinto Ruíz.

Instalado aquel Congreso y planteado el conflicto sobre si “este gobierno había de seguir rigiendo los destinos del país a nombre de Fernando VII”, se desató un acalorado debate.

Ausente en los primeros momentos de la reunión, el Dr. Francia hizo su entrada al recinto en el momento en que la discusión llegaba a su pico más alto de exaltación. La tensión de los presentes podía percibirse en el recargado aire de la sala. Francia se dirigió lentamente junto a quienes presidían la reunión, tomó asiento junto a ellos y colocando un par de pistolas cargadas al lado de tinteros, plumas y papeles dispersos sobre la mesa, dijo:

- "Estos son los argumentos que traigo contra la supremacía de Fernando VII... ".

"A tan audaz como práctico argumento" - reflexiona Zinny- "sus compatriotas se pronunciaron abiertamente por la independencia absoluta de la madre patria".

El mencionado historiador español -que no fue precisamente un devoto de la causa paraguaya, ni americana- afirmaba igualmente que la independencia del Paraguay, reafirmada en aquella caldeada reunión del 22 de junio de 1811, fue "la primera declaración categórica que se hiciera en la América del Sur, en contraposición de lo que se había practicado en Buenos Aires, en donde a nombre de 'nuestro querido Fernando VII', se derramaba la sangre de los que combatían en defensa del mismo monarca".


BIBLIOGRAFÍA

·AMARILLA FRETES, Eduardo. INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY. Editorial "El Arte" - Sociedad Científica del Paraguay. Asunción, 1941.

·BOGADO RAMÍREZ, Florencia. RESCATE HISTÓRICO DE LA BATALLA DE TACUARI. Tesis Doctoral. Uca - Encarnación, 1997.

·CENTURIÓN, Carlos R. PRECURSORES Y ACTORES DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL. Asunción, 1962.

·CHÁVEZ, julio César. LA REVOLUCIÓN DEL 14 Y 15 DE MAYO. Biblioteca Histórica Paraguaya de Cultura Popular. Vol. 1. Asunción,1957.

·CHÁVEZ, julio César.   LA REVOLUCIÓN PARAGUAYA DE LA INDEPENDENCIA. Relato y biografías de los Próceres. Editorial "Asunción" - Asunción, 1961.

·EZCURRA MEDRANO, Alberto. LA INDEPENDENCIA DEL PARAGUAY - HISTORIA DE UNA DESMEMBRACIÓN ARGENTINA. Buenos Aires. 1941.

·GALLO, Klaus.  LAS INVASIONES INGLESAS (De la serie Historia Visual de la Argentina), No 17. Ediciones Clarín. Buenos Aires, 1998.

·LYNCH, John.   LAS REVOLUCIONES HISPANOAMERICANAS - 1808/1826. Ariel Historia. Barcelona, 1998.

·RIQUELME GARCÍA, Benigno. EL EJÉRCITO DE LA INDEPENDENCIA. Asunción, 1973.

·Varios autores. LA HISTORIA DEL PARAGUAY. TOMO II. Edic. ABC Color. Asunción, 2000.



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