SOFÍA MENDOZA
Por AÍDA LARA FABIO
Colección GENTE QUE HIZO HISTORIA N° 13
© El Lector (de esta edición)
Director Editorial: Pablo León Burián
Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina
Director de la Colección: Herib Caballero Campos
Diseño de Tapa y Diagramación: Jorge Miranda Estigarribia
Corrección: Rodolfo Insaurralde
I.S.B.N.: 978-99953-1-390-6
Asunción – Paraguay
Esta edición consta de 15 mil ejemplares julio, 2013
(86 páginas)
CONTENIDO
Prólogo
Introducción
Capítulo I
Un fuerte invierno nos trajo a Sofía
Vacaciones en Asunción
En Turín
El contexto político
En el Conservatorio Giuseppe Verdi
Regreso a América
En el Teatro Colón
En el Brasil
El regreso a la patria
Escuela Nacional de Canto
Algunos maestros que acompañaron a la profesora Sofía Mendoza en su proyecto
Capítulo II
Obras llevadas al escenario bajo la dirección de la maestra Sofía Mendoza
Capítulo III
La transcendencia de la maestra Sofía Mendoza
Ella en el recuerdo de sus alumnos
Capítulo IV
El declive de la profesora Sofía
Su repatriación
Homenajes en su memoria
Cronología esencial
Bibliografía
La Autora
PRÓLOGO
Este libro escrito por la profesora Aida Lara Fabio, destacada docente en el área de la Locución y el Periodismo e investigadora en el campo de la música y el folklore, es un justiciero homenaje a una paraguaya que con esfuerzo y dedicación se convirtió en su época en la más representativa y destacada cantante lírica paraguaya.
Sofía Mendoza nacida en Pilar a comienzos del siglo XX, hija de un músico, desde su tierna edad se familiarizó con el canto, logrando ir a estudiar al Conservatorio Giuseppe Verdi de Turín, Italia. Los años en los cuáles ella estuvo en el viejo mundo fueron tiempos turbulentos en los cuáles las garras del fascismo se habían apoderado de dicho país.
La dedicación y el empeño de la joven pilarense le permitieron ganarse un lugar de preponderancia y premios en la institución en la que se formó, regresando a América luego de concluida su formación. En la ciudad de Buenos Aires, fue admitida en el prestigioso Teatro Colón como integrante del elenco, actuando no solo en la capital argentina, sino que también participó de una gira por el Brasil.
Tras poco más de diez años en Buenos Aires, decidió regresar al Paraguay para dedicarse de lleno a la organización de la Escuela Nacional de Canto, que luego se convertiría en la Escuela Municipal de Canto de Asunción. Además dictaba clases en importantes centros secundarios de Asunción. Su labor como docente se complementaba con la puesta en escena de óperas y zarzuelas que eran del gusto del público y que lograban una buena receptividad por parte de la prensa y de la opinión pública. '
El libro incluye valiosos testimonios de los ex-alumnos de la profesora Sofía Mendoza, quienes recuerdan a su formadora en diversas facetas. Estos testimonios complementan el trabajo realizado por la autora, pues permitirán al lector comprender diversos aspectos de la vida de una mujer que dio todo por su arte y que formó a generaciones de cantantes paraguayos.
Agradecemos a la profesora Aída Lara por la labor de rescate e investigación desplegado para rescatar la memoria de Sofía Mendoza y hacer conocer la vida de una mujer que vivió para el canto.
Julio de 2013.
Herib Caballero Campos
INTRODUCCIÓN
Hoy llega con un nuevo título fruto de sus investigaciones culturales, la increíble biografía de la maestra de maestras, SOFIA MENDOZA. Muy pequeña aún tuve la oportunidad de conocerla. Cuando cursaba la secundaria en la Escuela Normal Nº 1, integró un coro dirigido por la profesora. En este libro aparecen reflejados en estos apuntes sobre la vivencia de esta gran representante de la lírica en nuestro país.
La maestra Sofía Mendoza pertenece a esa generación de paraguayos nacidos a comienzos del siglo XX; jóvenes dinámicos, pujantes, investigadores y de naturaleza fundacional. Algunos vinieron ya al final del siglo XIX, como Agustín Barrios, Fernando Centurión, Federico Riera y Rosita Melo. La generación de en un país que se estaba reconstruyendo.
Sofía Mendoza soñaba con una patria pujante con ciudadanos cultos y talentosos, y persiguiendo esos sueños, salió en busca de mejores horizontes, en pos de la formación cultural, para poder en algún momento retransmitir lo que había aprendido. Así lo hizo, pero de manera efectiva y tenaz. Así fue formada en uno de los conservatorios más célebres del mundo, el Giuseppe Verdi, de Turín, Italia. Cuando finalizó sus estudios, fue contratada por uno de los teatros más conocidos y prestigiosos del mundo, el TEATRO COLÓN de Buenos Aires.
Tuve la oportunidad de escucharla cantar en el Teatro MUNICIPAL de Asunción, con motivo de la presentación de la obra El sueño de Renée, de Juan Max Boettner, bajo la dirección orquestal del profesor Carlos Lara Bareiro, yo sólo contaba con once años de edad, pero jamás olvidaré el verla y escucharla cantar. Más tarde, después de varios años, tuve la suerte de tenerla como profesora en la Escuela Normal Nº 1 de Asunción, donde pude relacionarme un poco más con ella. A partir de ahí, siempre seguí sus pasos y recordé los momentos más importantes de su vida que también pertenecía a todos los paraguayos.
No sé qué me sucedió un día que comencé a preguntar más y más acerca de ella. Tuve noticias de que había donado totalmente su archivo a la Escuela Municipal de Canto. Llevé una nota dirigida a la entonces directora de la Escuela, la profesora doctora Estela Orrego. Comencé a revisar minuciosamente los archivos, para después llevar a fotocopiarlos y escanearlos.
Me mostraron centenares de partituras archivadas allí. Dejé esas copias para más adelante. Me dije: "las llevaré la semana próxima". Pero esa semana ya no pudo ser, el Instituto Municipal de Arte se había incendiado. Todo el archivo fue pasto del fuego. Cuando llegué a mi casa desolada y sin ningún consuelo fui de inmediato a buscar lo que había rescatado semanas anteriores, tomé los papeles, los apreté en mi pecho y estuve así varios minutos.
Este material que tiene el concepto de rescate, también lo tiene de un gran desgaste emocional. Así lo pude percibir en las notas realizadas con ‘los alumnos que tuvieron la oportunidad de pasar por sus clases y de percibir su personalidad, no solamente de rígida e insensible, sino también de una madre sobreprotectora con sus alumnos. Cuando ella pensaba o sentía que de buenas maneras no podía hacer cambiar a ese alumno, recurría al ridículo, aunque le doliera, para sacar lo mejor de él o de ella. En cada nota realizada para este libro, salimos con el nudo en la garganta, pero con una imagen agigantada a través del tiempo, de esta gran maestra.
Ella ya no está con nosotros, pero ha dejado una lección de vida, a todos los que abordan la profesión de cantante. Sofía Mendoza instaló la profesionalidad del canto, dignificándola con tesón, mística y una ética inalienables. Así te recordamos querida maestra.
Agradezco infinitamente a todas las instituciones y personas que me apoyaron para la realización de este libro sobre la vida de la maestra Sofía. En especial a la Escuela Municipal de Canto, en la persona de la entonces directora Dra. Estela Orrego; a la profesora María Alejandra Cabrera, por su permanente acompañamiento; a la Universidad Nacional de Pilar en la la persona del Rector, el Diputado Nacional, doctor Víctor Ríos; a los profesores del Conservatorio Sofía Mendoza, en especial al profesor Ever Villalba, la profesora Virginia Aquino y la señorita Dianita Ledezma por su apoyo incondicional. Así mismo, a todos los exalumnos de la profesora Mendoza, por su generosidad y sus recuerdos. A Rodolfo Gómez Moreno, al profesor Ángel Antonio Gini Jara, al Gral. Carlos Liseras, y a mi sobrino, Miguel Ángel Lara Fragnaud, por la ayuda para la cristalización de este proyecto.
A Radio Cáritas por el apoyo de siempre y a la Lic. Delia Ramírez por el procesamiento de los materiales audiovisuales.
Estoy segura que este material es muy pequeño para registrar toda la maravillosa experiencia de la profesora Sofía Mendoza, pero lo hemos hecho con mucho cariño, sinceridad y lealtad a su vida y a su obra.
CAPÍTULO II
OBRAS LLEVADAS AL ESCENARIO BAJO LA DIRECCIÓN DE LA MAESTRA SOFÍA MENDOZA
Cuando la invitaron a volver al país, comenzó a planificar grandes obras con todos sus alumnos. Implemento con ellos; una férrea disciplina, que aceptaron con mucho respeto. Muy pronto las clases comenzaron a dar resultados positivos. La maestra deseaba con toda el alma, llevar a las tablas las grandes óperas interpretadas por ella misma en los grandes centros líricos. Así comenzaron a trabajar tanto en el desarrollo de la voz, como en el conocimiento de las obras maestras de la música universal.
Poco a poco el sueño fue tomando forma y comenzaron a emerger voces maravillosas que llamaron la atención de toda la ciudadanía. Los primeros alumnos mostraron sus aflatadas voces, diferentes y educadas.
Caballería Rusticana
Una de las primeras óperas presentadas en el Paraguay, por los alumnos de la Escuela Nacional de Canto, bajo la dirección de la profesora Mendoza fue Caballería Rusticana, una ópera en un acto de Pietro Mascagni, adaptación de una obra de teatro escrita por Giovanni Verga, basada en su propia historia y considerada una de las clásicas óperas.
La obra contó con la actuación de la soprano María Clotilde Balmelli, en el papel de Santuzza y el tenor Juan Torales, más conocido como "Johnny Torales", en el papel de Turiddu. En esta ópera tuvo su impactante debut el barítono Ricardo Aigner en el papel de Alfio. Participaron también en la obra, las cantantes Aurora Espínola, Josefina Bordas, Tomás Balbuena, entre otros.
Este fue un momento muy especial para el canto lírico en el Paraguay, pues se dieron a conocer al público las primeras figuras que surgieron de la Escuela Nacional de Canto. Esa noche la soprano Clotilde Balmelli fue valorada por el público con intensos aplausos, así como la increíble actuación del tenor Juan Torales y demás miembros del elenco formado por la Escuela Nacional del Canto. La orquesta estaba dirigida por el maestro Kurt Lewinson.
MADAME BUTTERFLY
Una de las óperas más aplaudidas en Asunción fue Madame Butterfly interpretada por la soprano Judith Ocampos.
Madame Butterfly -en español "señora mariposa"- es una ópera en tres actos (originariamente en dos actos), con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Puccini basó su ópera en parte en el cuento homónimo de John Luther Long, que fue dramatizado por David Belasco. Puccini también se basó en la novela de Madame Chysanthéme (1887) de Pierre Loti. Esta ópera se basó en acontecimientos que realmente ocurrieron en Nagasaki a principios de los años 1890.
Fue una puesta en escena muy aplaudida, y considerada una de las presentaciones más completas y perfectas ofrecidas en nuestro medio.
Judith Ocampos (Madame Butterfly) con sus excelentes dotes vocales y artísticas cautivó definitivamente al público presente esa noche en el Teatro Municipal. Completaban el elenco: Aura Mendoza Saccarello, María Gloria Fanego, Ramón Acchinelli, Ricardo Aigner, Diego Sarubi, Enrique Dacak, Oscar Barreto y Patricia Abente Brum.
Fue muy fructífera la cooperación mutua de la Escuela Municipal de Canto con la Orquesta Filarmónica de la Asociación de Músicos del Paraguay. La obra estaba acompañada por la Orquesta de la Asociación de Músicos del Paraguay, bajo la batuta del profesor Carlos Lara Bareiro.
EL SUEÑO DE RENÉE
Uno de los trabajos artísticos más importantes fue El sueño de Renée, un poema coreográfico de Juan Mac Boettner que compila varias piezas infantiles. Fue un emprendimiento conjunto de la Escuela Nacional de Canto y de la Asociación de Músicos del Paraguay. Su nombre original fue El sueño de una niña, fue cambiado el titulo en homenaje a la niña que interpretó el papel principal de la obra, la niña Renée Insfran.
La obra se estrenó bajo los auspicios de la Asociación de Músicos del Paraguay y constaba de las siguientes partes: La historia de Osito, Mi muñequita, Los heladitos, La canción de cuna y Las amiguitas; todas con letra y música de Juan Max Boettner, a excepción de la primera que pertenece a Horacio Portela. La coreografía estuvo a cargo de la profesora Tala Ern de Retivoff, la dirección del coro y las canciones a cargo de profesora Sofía Mendoza y la orquesta bajo la dirección del profesor Carlos Lara Bareiro.
KATIUSKA
Son muchas las obras que subieron al escenario teniendo como protagonistas a los alumnos de la profesora Sofía Mendoza. Su incansable trabajo dio sus frutos, en este caso señalamos la opereta española Katiuska de González del Castillo y Manuel Martín Alonzo, y la música de Pablo Sorozábal.
La presentación estuvo a cargo de la Escuela Nacional de Canto, con la presentación estelar de la soprano Ana María Casamayoret, la actuación de Oscar Barreto, Arnaldo del Puerto, Luisita Frizza. Formaban parte asimismo del elenco Rosa González y Elena Corrales, así como Isaac Ortiz, Lando Tesari y Bruno Bresanovich. Completaban el grupo lírico, el actor Washington Ramírez, Néstor Rojas, Carlos Caballero, Helio Seraffini y Luís Esteche. La dirección orquestal estuvo a cargo del Maestro Kurt Lewinson.
COROCHIRÉ
Otro de los momentos más resaltantes de la Escuela Nacional de Canto, fue la presentación de la zarzuela paraguaya Corochiré de Juan Carlos Moreno González y Manuel Frutos Pane, bajo la dirección de la profesora Mendoza, el coro de la Escuela y la compañía Báez-Reisofer. Los roles estelares estuvieron a cargo de Ana María Casamayoret y Oscar Barreto, junto con Mercedes Jane, Sara Giménez, Alejo Vargas, Mario Prono, César Álvarez Blanco, Luisa Lejárraga, Rafael Rojas Doria, Rafael Arriola, Noemí Daponte y Antonio Montórfano. La orquesta estaba dirigida por el maestro Lewinson, el piano ejecutado por profesora Olga Benítez de Cacavelos.
Hacía mucho tiempo que se estaba esperando la participación de la Escuela Nacional de Canto en una obra de producción nacional. Por eso su originalidad y autenticidad, esta zarzuela paraguaya fue todo un éxito. La obra original irrumpe con un argumento nativo, donde cada uno de los intérpretes, pudieron dar de sí lo máximo que el público estaba esperando.
Esta fue la segunda zarzuela creada por el binomio Moreno-Frutos. La obra está basada en una leyenda del pueblo guaraní y, según el autor de la música, y como tal, ésta fue la mejor lograda y por eso la consideraba su zarzuela favorita. La puesta en escena de Corochiré fue considerada el acontecimiento artístico del año.
CAPÍTULO III
LA TRANSCENDENCIA DE LA MAESTRA SOFÍA MENDOZA
ELLA EN EL RECUERDO DE SUS ALUMNOS
MARÍA ALEJANDRA CABRERA
"Estuve con la profesora Sofía Mendoza cuando era muy joven, tenía unos quince años, cuando mi madrina me dijo que tenía condiciones vocales. Me fui a su casa y me dijo que haga un ejercicio de vocalización: '¿Es toda la voz que puede dar?', me preguntó. Yo ahí me quedé helada; 'y si profesora', le dije, y no volví.
Después de eso me llevaron junto a la profesora Tumanoff, una verdadera princesa rusa, con ella estuve un año. Ya no seguí con ella porque al año siguiente fue a Buenos Aires. En aquella época se realizaban varios conciertos, y en uno de ellos asistió la profesora Sofía Mendoza, 'ah ¡buena voz tiene esa chica', dijo valorando la actuación de la maestra Tumanoff.
Después de pasar por varias etapas, estudié teoría y solfeo con Cristina Marín y canté zarzuelas como 'la Ribereña'. Estuve un tiempo con la profesora Aurelia Camihort de Lofruscio, ahí me recibí como profesora elemental de canto. Más o menos por esa época se abrió la Escuela Municipal de Canto, aproveché y fui y le dije: ‘Me quiero inscribir profesora'. Estaba embarazada de mi hijo Lucas Simón, y me dijo: 'pero usted, así con su panza y todo ¿va poder cantar?' Le dije que sí, pero ella no parecía muy convencida y le dije que volvería luego. Cuando ya me iba saliendo, escucho que me dice, 'venga, venga señora, que la vamos a inscribir'.
Estuve con ella, pero en su casa, porque me otorgó una beca. Me llamaba 'la zarzuelera'. Como alumna particular, ya no alcancé el curso superior, cuando llegué a esa escala, ella ya había fallecido.
Muy pocas veces hablaba de ella misma. Pero nosotros sabíamos que ella había estudiado en Italia, que estuvo más de diez años en el Colón de Buenos Aires. Tuve la oportunidad de estar en ese Teatro para hacer un curso de verano de canto lírico, hace varios años. Tuvimos una visita guiada, en unos de los salones vi su foto, en una sala donde estaban otros grandes de la lírica.
Como profesora era muy exigente, como ella solamente podía ser, con ella nadie jugaba. Surgieron grandes cantantes en su época, como Oscar Barreto Aguayo, María Graciela Aquino, Graciela Safi, Silvano Díaz, Kike Krona, Carlos Caballero Roig, Judith Ocampos, Ana María Casamayoret, entre otros.
En la Escuela Municipal de Canto, la recuerdo a Juanita Colman, Marciano González, Santos Lima, Nilda de Rodríguez, Estela Orrego, Luís González Núñez, Luis Gaona y María Alejandra Cabrera, Brunilda Noce.
En cuanto a su manera de ser, siempre fue un ejemplo, ella estaba siempre bien puesta, tanto en su casa, o en la calle. Era tan rigurosa, todos sus alumnos formábamos parte del coro, ensayábamos los sábados y nadie faltaba. Recuerdo que antes teníamos 'Domingos de juventud', tenía que cantar, ella nos preparaba a todos. Una vez, estábamos ensayando 'Estrellita', que había cantado ya muchísimas veces, en una parte desafiné y me dijo: 'Usted no va a cantar el domingo', y yo me quedé helada y no canté. Qué le iba a decir, ella no perdonaba una, así era ella, dura; pero era la única forma también de que se le respete y que realmente salgan profesionales de valor, muchos buenos cantantes salieron de su época.
Muchos son los aportes, la docencia del canto. Sus ex-alumnos que ahora son maestros que honran su memoria. Sus enseñanzas, su forma de vida, su responsabilidad, la seriedad con que tomaba la docencia musical. La Escuela municipal de canto que lleva su nombre. También el Conservatorio de Pilar, que también lleva su nombre.
Lo único que siento es no haber podido estar con ella en los últimos momentos de su vida, eso es algo que sus alumnos siempre vamos a llevar en el alma. No nos dieron esa oportunidad para estar con ella, creo que acá la hubiéramos atendido con mucha dignidad. Es lo que siento y es lo que lloro."
ANA MARÍA CASAMAYOURET DE LACOGNATA
"Tenía catorce años cuando vine de Caacupé, yo cantaba desde muy pequeña, me probó la voz y dijo: ‘A esta voz yo le doy una beca', me sentí tan feliz. A partir tenía que viajar tres veces por semana dos para mis clases y los sábados para el coro, era todo un tema porque venía en esos camiones grandes, llamados mixtos, el viaje era una paliza permanente. Estudié con ella hasta recibirme.
Fue una profesora exigente a más no poder, no nos perdonaba una equivocación. A veces se enojaba y nos decía de todo, a veces hasta hacerte llorar, porque nos lastimaba de verdad, nos tocaba el amor propio, uno salía y decía: 'Voy a estudiar y le voy a demostrar que yo puedo hacer'. Y en verdad que así ella llegó a sacar valores, porque somos muchos los cantantes que salimos de esa época.
Fueron alumnos de Sofía Mendoza: Clotilde Balmelli, Judith Ocampos, Ricardo Aigner, Arnaldo del Puerto, Oscar Barreto Aguayo, Isaac Ortiz, que eran sus preferidos y su caballito de batalla, con ellos tenía un metejón.
Son tantos recuerdos, toda una vida. Ella me formó, ella me presentó para cantar cuando estaba en el segundo curso, fue en el Unión Club, después en los conciertos de fin de año, entre las grandes figuras que ya eran entonces mis compañeras. Cuando nos visitaba un presidente extranjero, a mi me hacía cantar, siempre era invitada. Pero también así, ella elegía los lugares de nuestra presentación, como se diría ahora, cuidaba mucho nuestra imagen. Me decía 'acá usted no canta, hasta que tenga la voz bien trabajada, impostada, usted no va a cantar'. A menudo venían a vernos para cantar en las zarzuelas, pero no me permitía, sólo me dejó cantar en la zarzuela 'Corochiré', que fue la segunda que crearon Juan Carlos Moreno González y Manuel Frutos Pane, porque ella dirigió la parte escénica, la parte musical, en todo momento estuvo con nosotros.
Me recibí cantando la obra completa de Sorozábal, 'Katiuska', una hermosa opereta. Puedo decir con toda justicia que gracias a ella tengo una hermosa carrera y hasta ahora sigo cantando. Gracias a ella por siempre.
La profesora Mendoza, fue una de las primeras que fue a estudiar canto en Europa y en unos de los conservatorios más prestigiosos, como es el Giuseppe Verdi. Que como saben estuvo cuatro años donde terminó con honores su carrera. Según ella nos contaba, primero fue a Montevideo, donde tuvo varias actuaciones, en emisoras de radio, al mismo tiempo llevó a cabo recitales de solidaridad en favor de los combatientes del país en guerra.
Uno de los hitos más importantes de su vida fue su ingreso al Teatro Colón. Paralelamente ella seguía realizando conciertos en emisoras de la capital argentina.
Hasta ahora recuerdo los rollos de partituras que le llegaban desde Buenos Aires, de autores y compositores que la habían conocido. Creaban una música y ya le enviaban. Cada dedicatoria que recibía 'a la gran cantante Sofía Mendoza', 'a la increíble cantante paraguaya Sofía Mendoza', ‘a la diva de la ópera Sofía Mendoza', era lo mínimo que le decían.
¿Sabés lo que habrá sido? Nada menos que la primera paraguaya que cantó en el Colón, fue algo único en nuestro país, que una paraguaya esté tantos años en uno de los teatros más grandes de ópera del mundo, como es el Colón.
Después ella nos contó que le exigieron tomar la carta de ciudadanía del país, porque ella siempre viajó con sus documentos paraguayos, le exigieron que ella cumpliera con ese requisito para seguir cantando y ella dijo: 'No. Voy a mi país a trabajar’. Fue así que volvió.
Los rasgos más importantes que recuerdo de ella, la personalidad que tenía, el carácter fuerte, siempre nos trató de usted. Nunca nos llamaba por nuestro nombre, sino que por el apellido. 'Casamayoret usted aquí'. 'Ocampo allá', 'Aigner ahora usted', infundía ese respeto que hoy día no existe en ningún lado. Porque hoy el maestro tiene que ser el amigo del alumno y escuchar sus problemas, con ella no, nada, entraba y tenías que exponer bien la lección de la clase anterior, o sea cantar bien. Te equivocabas dos veces, se levantaba y uno ya sabía, golpeaba el piano y exclamaba 'no ha estudiado', temblábamos como una hoja, no, era terrible. Cuando hacíamos bien, se notaba en su ánimo, estaba contenta, no nos decía nada, pero lo sentíamos. Y cuando cantaba en los conciertos, toda desesperada venía y le preguntaba: 'Señorita, ¿como canté?', 'puede mejorar', me decía, y yo sabía que había salido bien. Siempre me dijo 'puede mejorar' nunca que me dijo que estuvo bien. Pero después a la gente que venía y le felicitaba decía: 'ahh es mi alumna', bueno y eso me tranquilizaba un poco. Esos son los recuerdos que yo tengo de ella.
Cuando en su cumpleaños le llevábamos serenata, ella era otra persona, totalmente diferente, nos invitaba con una torta que ella hizo, contenta, se reía por cualquier cosa, era otra Sofía. A veces pensaba que tenía dos personalidades, una era la mujer, verdad, ama de casa, ella le cuidaba a su madre muy mayor ya y sus perros. Me horrorizaban sus perros. También tenía un loro que vocalizaba al tiempo que nosotros lo hacíamos.
Ay Dios mío, el loro de Sofía, cuántos recuerdos ¡Casi todos los domingos se iba a Caacupé para escuchar misa, y yo cantaba con mamá, porque ella era la organista de la Basílica de Caacupé, había sido que ella escuchaba el coro, hasta ahora me pregunto cómo ella sabía que era mi voz, no sé. Entre miles que cantaba y en la próxima clase, no te imaginás los retos que me llevaba. 'Estuvo cantando en la iglesia, y cantaba fuera de su tonalidad, y ahora viene con todos esos problemas'. Así era ella, no te perdonaba una en la clase, pero así también fuera de la clase era otra persona, una madre amantísima, una amiga querida, era todo para sus alumnos.
La Escuela Nacional de Canto, se convirtió en la Escuela Municipal de Canto. Vino a visitarme cuando tuve mi tercer hijo, me acuerdo que vino acá y nos sentamos a tomar el té. Me dijo: 'Casamayoret, quiero que enseñe', '¿yo señorita?' 'Si, tiene que enseñar'. Y le dije: 'mire, estoy con el bebé muy chico, yo se que usted es exigente y tengo que amamantar a mi hijo, así que este año no quisiera abandonar a mi bebe'. 'Pero el próximo año sí se va a ir', me dijo.
Ñeca González, Clotilde Balmelli y yo fuimos las elegidas para comenzar a enseñar. Y bueno, hasta hoy sigo enseñando. Así era Sofía Mendoza.
Y después vinieron los ratos malos, ella comenzó a enfermarse y ya no podía hablar. Apenas unas palabritas podía balbucear, pero siempre mantenía su carácter. Es lo que puedo decir ahora de mi querida maestra Sofía Mendoza."
Al final de la entrevista, Ana María Casamayouret se quedó callada, Sofía estaba allí compartiendo la entrevista, los recuerdos, la emoción flotaba en el aire.
ÑECA GONZÁLEZ
"Inicié mis estudios de canto con la profesora Sofía Mendoza gracias a Ernesto Báez. Formé parte de la zarzuela 'Raída Poti' y comencé a sentir algunas molestias en la garganta. Me quedaba ronca, entonces Ernesto Báez me aconsejó estudiar canto con la profesora Mendoza, me dijo que era la mejor profesora de canto del momento. 'Tenemos dos profesores de canto en el país, uno es César de Brix y la otra Sofía Mendoza', me dijo. Habló con ella y fui a su casa, me escuchó y el único comentario que hizo fue 'mmmmmmheeee'. Luego de una pausa dijo: 'le voy a dar una beca'.
Me dio una beca por 13 años, estudié gratis todo ese tiempo. Cuando empecé a estudiar, apenas me salía la voz. En una clase me salía perfectamente la voz, al otro día nada. Así muy despacio, consiguió curarme las cuerdas vocales y sacarme la voz, porque en aquella época no había médico que entendiera de cuerdas vocales de cantantes, y bueno, así fue.
La profesora Sofía Mendoza era una persona muy exigente, la gente le tenía terror; pero era justa, muy justa, porque lo único que quería era que el alumno aprenda. Cuando ella se daba cuenta que éste no había estudiado o practicado, se molestaba de verdad. Me iba a las clases, en las últimas horas del día, los lunes y jueves, a las siete de la tarde. Cuando ya ella estaba muerta de cansancio, respiraba hondo, y cuando se daba cuenta de que no me salía lo que estábamos practicando, se daba cuenta de que no me salía, no era porque no había estudiado, decía ‘bueno, un momento por favor', porque ella siempre te trataba de usted, ella se levantaba y se iba a dar una vuelta por el patio y después de un rato largo volvía. Me decía, 'bueno, continuamos'.
Siempre le agradecí por todos esos gestos para conmigo, porque a mí nunca me reprendió, porque se daba cuenta que estudiaba y sabía al dedillo las lecciones. Estudiaba en el ómnibus, por eso cuando los alumnos me dicen, 'no tuve tiempo para estudiar', yo no lo acepto, les digo siempre que yo estudiaba en el ómnibus, porque otro momento no tenía.
Realizamos varias obras, recitales y conciertos durante el ciclo lectivo. El año en que estaba por terminar mis estudios, me dijo que se iba a crear la Escuela Municipal de Canto y quería vaya con Clotilde a enseñar ahí; se dio cuenta de que me había sorprendido y asustado un poco. 'No se preocupen que yo les voy a guiar', me dijo. Y así fue.
Fuimos Clotilde y yo ese primer año, ella estaba en nuestra clase guiándonos, diciéndonos lo que teníamos que hacer y así comenzamos a enseñar con su ayuda. Y así se fueron tantos años, que te puedo decir, de enseñanza, de aprendizaje. Porque cuando me dijo, que iba a enseñar, comencé a leer una cantidad de libros referentes al canto, a medida que yo iba leyendo me iba comprendiendo muchas cosas, hasta mi problema de garganta y la preocupación permanente de la profesora.
Fue muy grande el aporte de la profesora Sofía Mendoza. Ella instaló el campo para el estudio del canto, la importancia de la impostación de la voz, de colocar la voz en el lugar correcto para que las cuerdas vocales no se dañen, ya sea en el canto lírico como en el popular.
Sofía Mendoza era todo para mí. A ella le debo mi formación, porque siempre me gustó el canto, y como docente aprendí a celebrar el aprendizaje de los alumnos, me gusta ver la cara de la persona cuando está aprendiendo, cuando me doy cuenta que comenzó a entender, es lo que me encanta.
Cuando me enteré la forma en que murió, se apoderó de mí una gran angustia, con el carácter que ella tenía, seguía manejando, seguía yéndose al conservatorio, allí en la calle Mcal. Estigarribia, Tenía que subir las escaleras, iba subiendo y cuando llega al último piso, ella se vino hacia atrás. Llegó a caer casi dos pisos de escaleras, corrimos y corrimos para atajarla, ella lo mismo seguía yéndose, después de algunos momentos ya no pudo más, corrieron todos los alumnos tratando de ayudarla, pero fue imposible. Se lastimó gravemente, la llevamos al hospital, cuando volvió a su casa, nos turnábamos para quedarnos con ella durante la noche. Después llamamos a su hermana, que la internó en un asilo de ancianos 'Instituto Residencial Modelo para Ancianos' de Buenos Aires. Y esa muerte tremenda que ella tuvo, murió de frío en el patio, la gente del asilo se olvidó de ella, y murió de frío.
Estos recuerdos me dolerán siempre. Estas heridas nunca curarán. Lo siento. Muchas gracias."
MAESTRA WILMA FERREIRA
"Siempre fui admiradora de la profesora Sofía Mendoza, y creo que no solamente yo, sino que la mayor parte del pueblo paraguayo.
Le teníamos un gran respeto por sus conocimientos. Nada menos que egresada del Giuseppe Verdi de Turín, así como su carrera de once años en el Teatro Colón de Buenos Aires.
Para todos nosotros era una personalidad ilustre. Yo quería llegar hasta ella y no sabía cómo, hasta que llegó el maestro Carlos Lara Bareiro y me llevó hasta ella. Me presentó, ella me conocía, porque en esa época, nosotros actuábamos muchísimo con Julián Rejala, aparecíamos por todas partes, porque se usaba la actuación entre película y película, entonces nosotros éramos artistas exclusivos de todos los cines habidos y por haber. Cuando escuchó mi nombre me dijo: 'hmmmm y usted quiere estudiar'. 'Sí, quiero estudiar y con usted señorita', le dije. 'Si pero yo no enseño a cantantes de cafetines', me dijo sonriendo. 'Justamente, por eso profesora discúlpeme, pero yo le pedí a este gran amigo y gran persona, como es el profesor Lara Bareiro, para que abogue por mí, si es posible, porque yo estoy enteramente dispuesta a escucharle a usted y a seguir sus consejos'. Y ahí me dijo 'hmmm, vamos a ver, se va y se sienta en el piano y da unos acordes', y como gracias a Dios tengo un buen oído, enseguida hice un canturreo ahí. Y bueno creo que le gustó eso. Y me dijo, 'vamos a ver como seguimos después, porque como usted todos los días canta, es imposible unir las cosas, porque para estudiar no se puede cantar, porque la técnica, primero tiene que tomar la técnica, para poder cantar luego en la forma correcta'. 'Voy a hacer lo posible para aprender lo que usted me mande’ le respondí. Quedamos así, eso fue el comienzo.
Comencé a estudiar con la profesora Sofía Mendoza en el año 1952. El ambiente de la época era muy estricto, totalmente separada la lírica de la música folclórica o popular.
En esa época estaban dos profesoras, la princesa Nadine Tumanoff y la profesora Sofía Mendoza. Eran rivales, la princesa no tenía ni para comenzar con Sofía Mendoza, porque era una gran maestra, eso lo diré siempre.
La diferencia entre las dos docentes se notaba en la emisión de la voz. La Tumanoff sacaba una voz seca, una voz sin expresión, sin embargo la profesora Sofía Mendoza sacaba una voz pulposa y voluminosa. Con el tiempo también las técnicas fueron cambiando en favor de los cantantes y cultivadores de la voz.
Entre los aportes de la maestra Sofía Mendoza podemos citar la cultura lírica, la otra también hizo su aporte, pero fue Sofía quien se impuso como profesora, con una superioridad absoluta, enseñando en todos los colegios, poniendo las obras clásicas universales en teatro. Otro aporte, los alumnos egresados de esta institución que siguieron el camino docente trazado por ella. Su legado es muy grande, nosotros no tenemos todavía la oportunidad de ver eso, peral con el tiempo, todo va dando sus frutos. Pero uno de sus aportes fue la necesidad de estudiar el canto, para la lírica, así como la folclórica.
Estuve muy cerca de ella e hicimos una gran amistad, siempre fue muy romántica, a pesar de su aparente carácter fuerte, sólo que no exteriorizaba sus sentimientos, los tenía guardado muy dentro. A mí me tomó mucha confianza, siempre me pregunté por qué. Hablaba siempre de manera muy romántica de Italia, tenía muchos admiradores. Hasta ahora tengo partituras que le habían dedicado grandes compositores, cuando ella estaba en el Teatro Colón y que ella me había regalado. Todo eso ella atesoraba como algo maravilloso, divino. Nunca mantuvo ningún flirteo en Buenos Aires, pero ella era muy pura, mantenía mucha pureza en ese aspecto y a esa edad. Cuando yo la conocí ella se sentía muy sola, quería casarse, quería tener un amor.
En el Teatro Colón, fue una de las primeras, la primerísima voz en su registro, durante once años. Eso a mí me consta, porque tuve la oportunidad de conocer a un profesor del Colón, con quien estudié durante seis años. El me llevaba y me presentaba a las que fueron sus compañeras, y seguían enseñando allí; ellas la recordaban con orgullo. Y una de ella me dijo, ella fue la única, hasta hoy no ha sido superada la voz de Sofía Mendoza. Fue estrella absoluta del Colón. Su registro era contralto, cuando cantaba hacía temblar la casa. Hay una grabación de ella, que cantó como mesosoprano, ese no era su registro, ella era contralto. Nadie conoció aquí esa voz, salvo contadas ocasiones en que ella cantaba en algún recital, porque ella grabó tan poco, no le dieron la oportunidad de grabar. Ella se sentía muy mal y me decía: ‘A mí nadie me ve para cantar’, hablaba de manera ceremoniosa, ‘y yo quiero cantar', me decía, ‘ni Radio Nacional me llamó nunca para cantar'. Y seguramente porque soy vieja, decía, pero entonces tenía sólo cincuenta y seis años. Era joven y buena moza todavía, pero para acá era vieja y acá los viejos no andan, lamentablemente.
La única pareja que se le conoció fue 'El Negro' González, se iban a casar, estaba como para casarse, en eso muere el novio.
Me contó que una vez 'El Negro' le dijo a Sofía: 'Sofía, si yo primero me muero, quisiera escuchar tu voz, hasta mi última morada’. Ella cumplió. Fue a la Recoleta, subió y empezó a cantar. ¡Qué bárbaro! Se le hizo una misa de cuerpo presente a él, nosotros estábamos ahí, porque también era amigo nuestro. A lo lejos escuchamos la voz de Sofía, se quedó sólita en la iglesia cantando la Marcha Fúnebre, su voz envolvía la Recoleta, yo me quedé lívida de la emoción y se le notaba ese dolor. Fue un momento, grande, increíble y único."
JUDITH OCAMPOS
"Tenía doce años cuando fui a estudiar con Sofía Mendoza, estuve dando clases con la princesa Tumanoff y luego me trasladé con ella que acababa de llegar de Buenos Aires, después de haber cantado durante once años en el Teatro Colón. Cuando yo llegué ya estaba Clotilde Balmelli, Ángel Sanabria, los hermanos Nicolás y Eladio Pérez González, todos esos nombre de antes.
Comencé mis estudios y me di cuenta de que ella no me hacía caso y me pareció como que yo estaba perdiendo mi tiempo. Entonces le dije una vez, 'señorita, yo soy alumna particular y quiero cantar', comenzó diciéndome: 'Porqué no se queda en su casa a lavar platos, usted no tiene ni voz ni voto, hace perder el tiempo'. Le dije, 'yo soy pagada, no becada, téngame paciencia, porque a mí me gusta el canto, yo sacaba aritmética uno y canto diez’, creo que tenía razón. Pero yo estaba feliz, porque era canto diez, así hice mi estudio con Sofía.
Un día me dice: 'mire, le voy a dar una oportunidad, va a cantar la guarania, Curuzú verá'. No sé qué es lo que le pasó, mi voz se despejó. Sofía abrió los ojos, me aumentó las clases y me convertí en su caballito de batalla.
A mí no me gustaba la música popular, lo que me gustaba era cantar. Entonces armé un conjunto con Florentín Giménez al piano y Ceferino Vega en la guitarra, comencé a cantar boleros en radio Teleco. No te das idea, comenzaron a llover las llamadas, me escribían mis admiradores. Entonces me dijo Sofía: 'Qué es lo que va hacer, va ser de esas cantantes de bares, que da vuelta por las mesas, con la voz que tiene, usted tiene condiciones para triunfar, déjese de macana'. A partir de ahí me dio un repertorio, canciones fáciles, yo vivía para el canto, no quería saber nada de otra cosa, mi vida era el canto y nada más.
Y así seguí con Sofía, me dio el repertorio y me dijo: ‘le voy a enseñar para que usted vaya adelante y me promete que no me va a cantar más ningún bolerito'. Se lo prometí, pero de boca para afuera, ese día tenía mi audición en Radio Teleco y las cartas que me llegaban yo tenía que contestar. Y bueno, así pasó y así terminé con Sofía.
Nos hicimos amigas, después de salir de la Escuela de Canto, hacía riquísimos budines de zapallo, venía y me los traía. Hablaba mucho con Miguel, mi marido, se respetaban mucho. Él le contaba las novedades que existían dentro del 'Bell canto'. El estaba muy actualizado acerca de las escuelas de canto, y eso a ella le gustaba mucho.
En cuanto a su vida personal, ella no era muy abierta con nosotros; nos hicimos amigas, ya al final de su vida. Cuando me enteré de que se había caído y la habían llevado al Migone, lo primero que hice fue, cerrar su cuenta de bancos, me fui junto al doctor Sapena Pastor, para que le de permiso a su hermana Delia para venir. Creo que fue la equivocación más grande que cometimos Sofía y yo.
Ella vino, la llevó y la internó en un acilo de ancianos, donde murió sola. Ella se quedó con toda la plata de Sofía, y ella pobrecita que siempre vivió encogida para que en su vejez no le falte nada. Es la equivocación que cometimos. Después me retiré de la situación, porque Delia me reprochó el haberla llamado. Se portó muy mal con su hermana, que hasta vendió su panteón. La verdad es que a Sofía no sé dónde la pusieron, porque todo esto me afectó tanto, porque no pudimos hacer nada al respecto. Así fue todo."
MARÍA CLOTILDE BALMELLI
"Yo tenía diez y seis años cuando comencé a estudiar con la profesora Sofía Mendoza. En aquella época fueron mis compañeros, los hermanos Nicolás y Eladio Pérez González, César De Brix, Josefina Bordas, Ricardo Aginar, Tomás Balbuena, más tarde ya ingresaron Judith Ocampos, Aurora Espínola, Ana María Casamayoret, Ñeca González, Elena Corrales, entre otros.
Cuando mi padre tuvo noticias de la creación de la Escuela Nacional de Canto, me llevó para tomar clases con ella, yo no fui con intenciones de convertirme en cantante, sino fue por cuestiones de salud, sufría de una especie de asma, tenía problemas con la respiración y le dijeron a mi padre que los ejercicios de canto me ayudarían. Allí comencé a conocerla un poco, era una profesora muy rígida, seria. La verdad es que no jugaba con nadie, pero así también era una gran maestra. Afortunadamente nunca tuve problemas con ella.
En ese tiempo realizamos varios conciertos, donde hacíamos la prueba de fuego con ella. Después comenzamos ya a ensayar la ópera; recuerdo la 'Caballería Rusticana'. Luego ya fui a Buenos Aires para profundizar mis estudios de canto. Fueron muchas las obras que se realizaron en su época.
Estuve seis años en la Argentina, donde acompañé en varios conciertos a la profesora Isabel Marengo, el profesor Bruno Mari, que fue durante veinticinco años primera figura del Colón, también realicé conciertos en ese Teatro, así como en Mendoza y en varias provincias del vecino país.
Cuando llegué de la Argentina, fui de inmediato a lo de Sofía y comencé a dar conciertos todos los años. Di doce conciertos a beneficio del Leprocomio, de la Casa cuna, de la Cruz Roja Paraguaya, del Opus Dei, entre otros.
Son muchos los aportes de la profesora Sofía Mendoza. En primer término podemos decir que instaló en el país el estudio y la profesionalización del canto.
Fue la fundadora de la Escuela Nacional de canto, que funcionaba en su propia casa, donde formó a centenares de alumnos que ahora también son docentes. Más adelante se convirtió en la Escuela Municipal de canto, donde también fue su primera directora. Fue su principal legado.
La partida de la profesora Sofía Mendoza, fue un gran dolor para todos nosotros, estoy hablando de sus ex-alumnos, de quienes siempre estuvimos con ella que tanto nos ha dado de sus conocimientos. Es lo que puedo decir de ella."
KIKE KRONA
"La recuerdo con mucho cariño. Como me gustaba mucho el canto me escuchó mi primo Johnny Torales y me dijo, 'tenés que vocalizar'. Mamá me llevó junto a la profesora Sofía Mendoza, ella le dijo que tenía condiciones pero que tenía que esperar al cambio de mi voz y después vocalizar. En ese lapso me puse a tocar batería con Nene Barreto y cuando cumplí los diez y seis años comencé a vocalizar.
Era muy exigente en todo, no solo se limitaba a enseñarnos a cantar, nos enseñaba como vestirnos, a cuidar nuestra imagen. Nos decía que el canto no solamente entra por la voz, también entra por la vista, que era la carta de presentación. Cuando llegué tenía un paquete de cigarrillo en el bolsillo, ella se dio cuenta y me dijo: '¿Usted quiere cantar?' Sí, le dije. '¿Entonces qué hace con esos cigarrillos? Al salir de acá, tírelo'. Así lo hice y nunca más volví a mirar un cigarrillo. No sé cómo tenía tiempo para controlar a todos sus alumnos, ella era mi público y mi juez. Sus mimados eran Isaac Ortiz, Oscar Barreto y Alberto Ginés. También le recuerdo con mucho cariño, otro de los aventajados alumnos de la profesora Sofía, el único bajo del grupo, del Paraguay, como decía la maestra.
No me quejo, a mí me quería mucho. Ella no quería que actuáramos en cualquier parte. Fue la formadora de toda una generación de profesionales, que hasta hoy siguen en la docencia del canto. Yo a ella le debo todo lo que soy, me sacó la manía de memorizar las lecciones;
‘tiene que leer la partitura', me decía. Seguí vocalizando. Hice varias obras, como 'Molinos de viento', 'La viuda alegre', 'La Duquesa del Val Tabarín', entre otros.
La última vez que la vi en la calle Estados Unidos y 25 de mayo, me acerqué a saludarla y no me conoció. Creo que fue uno de los momentos más tristes de mi vida. Comencé a rememorar sus consejos, nos pedía que nos informáramos acerca de los grandes cantantes mundiales como Alfredo Kraus, Giuseppe Distéfano, María Callas, Enrico Caruso, Beniamino Gigli. En todos consejos que nos daba, ella tenía razón. Cuando miro esos discos de vinillo, no puedo evitar acordarme de ella con mucha emoción."
Kike Krona
ESTELA ORREGO
"Comencé la Escuela Municipal de Canto en el 1967, fueron mis compañeros, Lorenza Frutos, Ángela Centurión, Judith Parada, Francisco Solano López, Román Caballero, entre otros.
Con ella no perdíamos la oportunidad de cantar. En 1968 el coro de Escuela Municipal de Canto se presentó en el II Festival Nacional del Folclore, organizado por Autores Paraguayos Asociados (APA) en el Estadio Comuneros, donde obtuvo el primer premio. Fue durante la intendencia del Gral. Manuel Brítez, quien fue el que más apoyó a los institutos artísticos municipales.
Sofía Mendoza fue una gran maestra para mí, me apoyó mucho y me cuidaba en todo sentido.
Ella trajo a todos sus alumnos de la Escuela Nacional de Canto. Siempre sentí no haberla escuchado cantar nunca, pero hablaban maravillas de ella quienes tuvieron ese privilegio. Me siento tan bien recordándola, porque el canto es lo más grande para el espíritu, porque la música es canto.
Esté donde esté, que Dios la bendiga a la querida maestra de muestras, Sofía Mendoza."
EL MAESTRO SANTOS LIMA
"Yo comencé a estudiar con la profesora Sofía Mendoza en 1967. Fueron mis compañeros, Tide Smith, Nilda Lima de Rodríguez, Estela Orrego, Gustavo Ojeda, Marciano González, Juanita Colman, Román Caballero, entre otros.
La recuerdo como una profesora exigente, conmigo era igual que con todos, porque en un principio había un límite de edad, que algunos de nosotros ya habíamos sobrepasado, lo mismo ocurrió con Tide Smith y Nilda Lima.
Pertenezco a la primera promoción de profesores elementales y dos años después profesor superior de la Escuela Municipal de Canto.
Recuerdo que decía que en los dos últimos años, que nos esforzáramos porque íbamos a ser los primeros que íbamos a llevar el título firmado por Sofía Mendoza. Luego ella comenzó a enfermarse, nos llamó la atención porque era una persona muy segura de sí misma, de su capacidad, su experiencia y solvencia en el magisterio del canto.
Podría descubrirse en ella un profundo amor a la música, considerando que trabajó mucho tiempo en el Teatro Colón mucho tiempo, no como profesora precisamente, sino como parte del elenco, realizando célebres óperas. Aparte, su disciplina férrea, para que aparte, el alumno no solo imposte la voz, sino que pudiera desarrollarse en la interpretación del 'Bell canto'.
Hice con ella un sexteto de la ópera 'Lucía de Lammermoor’, un drama trágico en tres actos de Gaetano Donizetti. Formamos parte del mismo: Marciano González (tenor), Tide Smith (tenor), Estela Orrego (soprano), Nilda Lima (contralto), Román Caballero (barítono) y Santos Lima (tenor).
Yo la recuerdo con mucha admiración, respeto y sobre todo cariño. Seguramente que esto de cariño es desde la perspectiva de mi edad actual, porque ahora aprecio mucho más sus enseñanzas, su gran personalidad, y hasta su risa, porque cuando hacíamos música ella se transformaba en una persona muy sensible y humana.
Una anécdota: en un viaje que realicé con la orquesta 'Los Hidalgos' a Buenos Aires, me pidió un favor, me dio la dirección del maestro Kubik, quién había trabajado mucho con el maestro José Asunción Flores, Cardozo Ocampo y Roa Bastos, es decir, con toda la colonia paraguaya artística en Buenos Aires. Llegué a la casa del maestro y me entregó la partitura de la guarania 'Arribeño Resay' de Flores y Fontao Meza. Esa partitura era para la Escuela Municipal de Canto. Entonces pensé esa preocupación de ella reflejaba su inmenso cariño a lo nuestro, su fidelidad absoluta a las instituciones de la patria y este caso pensando en la formación de sus alumnos, para todos tuviéramos la oportunidad de contar con otras opciones para nuestra formación. También pensé en ese mensaje que nos dio, que nos esforzáramos, era para Tide y para mí, porque faltábamos mucho por el trabajo que teníamos. Sólo a través del tiempo puedo descifrar muy bien lo que ella siempre quiso para todos nosotros. Así la recuerdo y la recordaré siempre."
ALBERTO GINÉS
"Ella fue la gran profesora de canto, quería que todos estudiáramos. Fue mi mejor profesora.
Canté con ella varias veces, en recitales y conciertos, y me acompañaba en el piano, representando a la escuela Nacional de Canto. Estuve con ella en cursos muy cortos porque tenía que trabajar, dejaba de venir varios meses y después volvía, me reprendía un poco pero me recibía de nuevo, ella se daba cuenta de que no era culpa mía.
En esos tiempos se creó el departamento artístico del Ministerio de Defensa, se formó el elenco y cuando se enteraron de que yo cantaba me llamaron para sumarme. Salíamos de gira, recorriendo los pueblos y a veces volvíamos en quince días, por eso es que faltaba mucho a las clases.
La enseñanza era personalizada, con ella tengo varias anécdotas, una vez no me salía el tono alto que pedía la partitura, me hizo repetir como diez veces, y no lo alcanzaba; entonces cortaba un rato, se iba a caminar un rato por el patio y después volvía y comenzábamos de nuevo. Así era ella.
Cuando no estudiábamos se enojaba con nosotros, quería que fuéramos los mejores, la recuerdo con cariño, por todo lo que me dio, y a todos, procuró para formar a sus compatriotas. A veces la gente entiende muy mal las cosas, porque ella lo único que quería era que se tomaran en serio sus clases, estábamos nada menos que en la Escuela Nacional de Canto y eso quería decir mucho.
Nunca me olvido de lo que una vez me dijo: 'Qué hermosa voz tiene, por eso tiene que cuidarla'. No sé cómo pude salir de allí, porque fue un momento muy feliz para mí. Me dijo que le gustaba el timbre que tenía.
En las clases nos hacía hacer solfeo cantado y solfeo rezado y es allí donde nos descubría que no habíamos estudiado. Si no reconocíamos los signos musicales, estábamos fritos. Y bueno, allí venía la reprimenda, que si queríamos ser cantantes de cafetines, recorriendo las mesas de los bares, era una señora, como una madre.
Nosotros éramos muy jóvenes, y encontrar donde cantar era todo un logro, recién después de mucho tiempo, desde la distancia podemos ver con claridad lo que ella quería para nosotros.
Si era por la profesora Sofía Mendoza, nosotros estábamos cantando, en la ópera de Río de Janeiro, el Teatro Colón o en Europa. A lo mejor no teníamos todos los medios, pero hizo todo lo posible para que estuviéramos a la altura.
El aporte de la profesora Sofía Mendoza es muy grande. Dio oportunidad a los compatriotas para estudiar el canto. Dignificó esta carrera. De sus cátedras salieron grandes maestros que en la actualidad están siguiendo sus pasos, como Ana María Casamayoret, Ñeca González, Clotilde Balmelli, Wilma Ferreira, María Alejandra Cabrera, Santos Lima, entre otros.
Mi homenaje para la profesora Sofía Mendoza por siempre."
NÉSTOR ROJAS
"Conocí a la profesora Mendoza cuando cursaba el profesorado de la Escuela Normal Nº 1. Formaba parte del coro, y no sé como reconoció mi voz y me llamó. Me preguntó si no quería ir a estudiar con ella; desde luego que acepté con alegría el ofrecimiento. Iba a clases de canto los lunes y jueves y los sábados teníamos clases de italiano. Tenía un oído muy fino, cuando alguien desafinaba, paraba enseguida el piano. En mi época no había docentes como ella, preocupada por sus alumnos. Estudiábamos con el libro de Panoska, nos asesoraba el profesor Kurt Lewinson.
Me hacía practicado solfeo cantado y rezado. Los lunes, al terminar las clases nos daba la tarea que la teníamos que saber al dedillo. No podíamos perder mucho tiempo, porque teníamos una hora para cada uno. Atendía como seis alumnos por la tarde.
Allí en la Escuela Normal Nº hicimos con ella varias obras. Entre las que recuerdo, la zarzuela española, La del Soto del Parral, La mazurca de la sombrilla, guaranias, entre otras canciones populares.
Hacíamos presentaciones entre instituciones de enseñanza, una vez fuimos al Colegio Internacional, estábamos sus alumnos de la Escuela Nacional de Canto y los que practicábamos en los dos lugares como yo, que estaba en la profesora de la Escuela Normal Nº 1. Recuerdo que en el ‘Inter’, estuvo también otro de mis compañeros que fue alumno de la maestra Sofía, Nery Fernández.
Hice cuatro cursos con ella, luego competí en el concurso realizado por Radio Ñandutí y no pude terminar, porque tenía que viajar a Buenos Aires para actuar en Radio El Mundo. A mi vuelta ya no pude hilar con ella. Poco después me fui a Europa para formar parte del conjunto Los Carios de Digno García y me quedé sin mi certificado de la Escuela Nacional de Música. Me hubiera gustado tenerlo con la firma de ella.
Yo lo que tengo que agradecerle toda la vida, es que me ayudó a cantar, a respirar, se constituyó en un fundamento para mí que me sirvió toda la vida. Me dio una lección de vida para emprender la profesión del canto. Ella estaba en todas nuestras actividades, no se de dónde sacaba el tiempo y las ganas también, sentíamos su acompañamiento y su apoyo.
Recuerdo con cariño a todos mis compañeros a todos los que fueron alumnos de la Escuela Nacional de Canto y de la Escuela Municipal de Canto: Arnaldo del Puerto, Alberto Ginés, Carlos Caballero Roig, María Graciela Aquino, Luisita Frizza, Ñeca González, Isaac Ortiz, Lando Tesari, Oscar Isasmendi, Nito Montórfano, entre otros.”
Sofía Mendoza y sus alumnos. La maestra Sofía Mendoza con Ñeca González, Carlos Caballero Roig.
BRUNILDA NOCE
"Comencé a estudiar con la profesora Sofía Mendoza en el año 1966, en la Escuela de Bellas Artes, luego se creó la Escuela Municipal de Canto y fui detrás de ella, y fue con quien terminé mis estudios de canto. Recuerdo a algunos compañeros como Vidal Paniagua, María Graciela Aquino, Pupi Caballero, entre otros.
De la profesora Mendoza tengo muy buenos recuerdos, siempre estaba pendiente de nosotros. No solo nos cuidaba la voz sino la presentación, cómo nos vestíamos, hasta como olíamos, en serio.
Hicimos muchas presentaciones, siempre estábamos preparados para cualquier ocasión. Nuestro repertorio contaba con arias de óperas, chanzonetas, habaneras, hicimos 'Las bodas de fígaro', etc. Generalmente ella nos acompañaba al piano, y antes de entrar al escenario nos alentaba. Pasé mucho tiempo con ella, cuando sus fuerzas comenzaron a abandonarla, tenía miedo y me quedaba muchas noches en su casa. Era muy buena ama de casa, le gustaba cocinar y hacer crochet, hacía hermosos mantelitos y carpetas, increíble, nunca estaba quieta.
A la profesora Sofía Mendoza la recuerdo con mucho cariño, con mucho respeto, ella quería que todos sus alumnos triunfaran, por eso era muy exigente, muy derecha. Lamento mucho la forma en que murió, cuando vino su hermana ya nadie pudo hacer nada. Así lo recuerdo."
BIBLIOGRAFÍA
Báez Roa, Jorge. Palabras en el tiempo. Editorial "El Lector". Asunción, Paraguay, 1996.
Boccia Domanach, Alfredo. La villa del Pilar de Ñeembucú. Ediciones Municipalidad de Pilar y Servilibro. Asunción-Paraguay. 2007.
Boettner, Juan Max. Música y músicos del Paraguay. Imprenta Salesiana. Asunción Paraguay. 1997.
Gómez Moreno, Rodolfo. Juan Carlos Moreno González. La sencillez de un grande. Ediciones del Congreso Nacional y El Cabildo, Asunción, Paraguay. 2011.
Lara Bareiro, Carlos. Autobiografía y Memorias sobre un proceso cultural paraguayo. Editorial Don Bosco/Ñandutí vive ediciones. Asunción, Paraguay, 1997.
Montoya Urbieta, Pablo. Una admirable y admirada compatriota. Sofía Mendoza. Imprenta Salesiana. Asunción, Paraguay, 1989.
Centurión, Carlos R. Historia de las letras paraguayas. Editorial Ayacucho. Buenos Aires. 1947.
Centurión, Carlos R. Historia de la Cultura paraguaya. Biblioteca Ortiz Guerrero. Asunción, Paraguay, 1961.
Archivos consultados:
Archivo de la profesora Ana María Casamayouret de Lacognata.
Archivo de la profesora María Alejandra Cabrera.
Archivo de la profesora Judith Ocampos.
Archivo de la Escuela Municipal de Canto.
Sitios web:
www.músicaparaguaya.org.py
www.coservatoriotorino.eu
La Autora
Nació en Capiatá, el 8 de junio de 1944. En 1967, motivada por Lionel Enrique Lara, inicia su pasantía en RADIO CARITAS, de la mano de don Arsenio Urbieta, participando en los programas "Mundo once" y "Revista dominical".
En 1971, egresa con el título de licenciada en Ciencias de la Comunicación y realiza una pasantía en RADIO NACIONAL DEL PARAGUAY, donde se incorpora un año después.
A partir de ahí, opta decididamente por la cultura paraguaya, creando varios programas, tales como "Voces paraguayas", "La música paraguaya y sus intérpretes", "El correo del oyente", "Intérpretes paraguayos por el mundo". En estos programas participó la mayoría de los autores, actores, compositores e intérpretes paraguayos y extranjeros. Para ella, la cultura de su tierra significa una forma de vida, una misión irrenunciable, poniendo en práctica día a día esa mística. Durante toda su carrera profesional, apostó por la cultura nacional. Durante cuarenta años se dedicó a la docencia de la comunicación, tanto en la Universidad Católica como en la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, en la carrera de Ciencias de la Comunicación.
Grabó la identificación de la "Voz de la OEA", que se propaló durante muchos años, bajo la dirección de Iván Silva Acuña. Visitó los estudios de las emisoras de radio y televisión más importantes del mundo: La voz de América, Televisa; La DW, La voz de Alemania; Radio Nacional de España, Radio Moscú, de Taiwán, entre otras.
Afirma que seguirá haciendo lo mismo, "mientras tenga voz y hasta que el Señor lo permita. Porque no existe nada más importante que nuestra expresión, nuestro canto y nuestra creatividad, como seres humanos. Como miembros de una sociedad, nuestros sentimientos son el soporte, nuestra contención. Nuestras creaciones son el consuelo y el refugio. Hacerlas conocer, dignifica".
Tiene publicado dos tomos de "Vidas, Perfiles y Recuerdos. Vivencias de músicos, poetas y cantores paraguayos", entrevistas realizadas durante varios años de trabajo en la radio. "Digno García. El arpista paraguayo universal”, su último libro.
. Sigue con la conducción del programa "Sólo en domingo", a través de las ondas de Radio Cáritas, entre otras actividades culturales.
ENLACE INTERNO RECOMENDADO AL ESPACIO DE
SOFÍA MENDOZA en PORTALGUARANI.COM
(Hacer click sobre la imagen)
ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL DIARIO ABC COLOR SOBRE EL LIBRO
SOFÍA MENDOZA DEJÓ UNA PLÉYADE DE CANTANTES
Sofía Mendoza, entre tantas cosas que legó al arte en nuestro país, dejó una gran generación de cantantes, especialmente en el campo de la lírica, que después brillaron en la gran época de la zarzuela paraguaya.
Ana María Casamauyouret, una de las alumnas de Sofía Mendoza,
y cuyo testimonio figura en el libro de Aída Lara./ ABC Color
De allí la importancia del trabajo biográfico que realizó Aída Lara Fabio, que forma parte de la colección Gente que Hizo Historia editada por El Lector.
Entre sus discípulos figuran las primeras voces del arte lírico del país como: Aura Mendoza, Alberto Ginés, María Clotilde Balmelli, Judith Ocampos, Ana María Casamayouret, Eladio Pérez González, Lando Tessari, Wilma Ferreira, Santos Lima, Estela Orrego y otros.
Justamente hoy, con el ejemplar de nuestro diario, aparece el libro titulado “Sofía Mendoza”, en el cual la profesora Aída Lara traza su perfil biográfico. Este es el libro número trece de la Colección Gente que hizo Historia, de ABC Color y la editorial El Lector.
Sofía Mendoza nació en la ciudad de Pilar el 10 de julio de 1906. Estudió primero piano, teoría y solfeo en su ciudad natal, con Sarah Silva de Ashwell. Más tarde, en Asunción, el director del Instituto Paraguayo, Fernando Centurión, la motivó hacia el canto.
Obtuvo apoyo económico para estudiar por breve tiempo en Buenos Aires, Argentina, y luego en Turín, Italia, en el Conservatorio Giuseppe Verdi, a través de una beca del gobierno paraguayo, presidido entonces por el Dr. Eligio Ayala. Concluidos sus estudios, al cabo de cuatro años, realizó una gira de conciertos por importantes ciudades italianas como Génova, Milán, San Remo y Ventimiglia.
Regresó al Paraguay en 1932, con escala en Montevideo, Uruguay, donde ofreció un concierto a beneficio de la Cruz Roja Paraguaya –con motivo de la Guerra del Chaco– y realizando presentaciones en el Teatro Solís y el Sodre.
Sofía llegó a Montevideo en 1933; la Guerra del Chaco estaba en su apogeo. En esos días se interiorizó de la situación paraguaya, e inició una serie de actividades culturales en beneficio de la Cruz Roja Paraguaya. Toda la sociedad montevideana la apoyó. Inició presentaciones en radio El Sodre de la capital oriental y otras emisoras del país.
Cuando terminó sus actividades, pasó a Buenos Aires, se adhirió al movimiento cultural y de solidaridad con la Cruz Roja Paraguaya, con el propósito de asistir a los heridos en batalla.
En la capital porteña comenzó a tomar contactos con los paraguayos residentes en la misma.
Se presentó a un concurso para formar parte del elenco del Teatro Colón de Buenos Aires, al que ingresó en carácter de cantante estable por espacio de once años. Debutó con el Stabat Mater de Pergolesi y luego interpretó roles en: Cavalleria Rusticana, Il Trovatore, Boris Godunof, Suor Angélica, Madame Butterfly. Actuó bajo la batuta de Erich Kleiber, Ferrucio Calusio, Tulio Serafín, Juan José Castro, Alberto Wolf y otros. Se presentó también en dos temporadas del Teatro Municipal de Río de Janeiro, en la Santa Ana y Municipal de Sao Paulo.
En 1944, durante el gobierno del general Higinio Morínigo, regresó al Paraguay y con los auspicios del Ministerio de Educación y Culto creó la Escuela Nacional de Canto que, luego de dos décadas de brillante actividad, en 1965 se convirtió en la actual Escuela Municipal de Canto que lleva su nombre.
Por su extraordinaria labor artística y docente, fue condecorada con la Orden al Mérito Educacional.
Sofía Mendoza falleció en Buenos Aires el 3 de julio de 1976.
La autora de esta biografía, Aída Lara Fabio, es licenciada en Comunicación, locutora y docente. Es una profunda conocedora del folclore y del arte folclórico de nuestro país. Tiene además varios libros publicados y una gran cantidad de notas periodísticas publicadas en diversos medios nacionales e internacionales.
Publicado en fecha: 4 de Agosto 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
SOFÍA MENDOZA OHEJA PLÉYADE PURAHEIHÁRA
Sofía Mendoza, ome'ë ñane retãme arte, generación opurahéiva lírica, ha upéi ojajáiva yma guareicha zarzuela paraguaya.
Oñemomba'eguasu tembiapo biográfico ojapóva Aída Lara Fabio, oikéva colección Gente que Hizo Historia oguenohëva El Lector.
Hemimbo'e arte lírico tetãme: Aura Mendoza, Alberto Ginés, María Clotilde Balmelli, Judith Ocampos, Ana María Casamayouret, Eladio Pérez González, Lando Tessari, Wilma Ferreira, Santos Lima, Estela Orrego ha ambue tapicha.
Péicha ko ára, opói diario abc color, aranduka hérava “Sofía Mendoza”, mbo'ehára Aída Lara ohai perfil biográfico.Ko aranduka oreko trece Colección Gente ojapóva Historia, ABC Color ha editorial El Lector.
Sofía Mendoza heñóiva'ekue 10 de julio de 1906 tavaguasu Pilar-pe. Oñemoarandu piano, teoría ha solfeo itavaguasu heñóihaguépe, hendive Sarah Silva de Ashwell. Upéicha, Paraguaýpe, director Instituto Paraguayo, Fernando Centurión, omokyre'ÿ ichupe oñemoarandu haguã purahéipe.
Oñeipytyvõ ichupe oestudia haguã Buenos Aires, Argentina-pe, ha upéi Turín, Italia-pe, Conservatorio Giuseppe Verdi, peteî beca ome'ëva ichupe gobierno paraguayo, omyakãva Dr. Eligio Ayala. Omohu'ãvo iñemoarandu, irundy ary, ojapo peteî gira de conciertos oñemomba'eguasúva tavaguasu italiana ha'éva Génova, Milán, San Remo ha Ventimiglia.
Ou Paraguay-pe 1932 jave, oguejy Montevideo, Uruguay-pe, omotenonde peteî concierto oipytyvõvo Cruz Roja Paraguaya –ogueromandu'avo Guerra del Chaco– ha oime ñoha'ãga Teatro Solís ha Sodre.
Sofía oguahë Montevideo-pe ary 1933; Ñorairõ guasu Cháko-pe oikóva hendy upérõ. Umi árape ojepovyvy situación paraguaya rehe, ha oñepyrü heta tembiapo cultural oipytyvõvo Cruz Roja Paraguaya-pe. Mayma sociedad montevideana oipytyvõ ichupe. Oñepyrü oñe'ë Ñe'ë'ãsãime (radio) El Sodre tavaguasu oriental ha ambue emisora tetãguáva.
Omohu'ãvo hembiapo, ohasa Buenos Aires gotyo, omoirü peteî movimiento cultural ha solidaridad Cruz Roja Paraguaya ndive, ikatu ahguã oipytyvõ umi guarini (soldados) Chákoregua ojejapíva.
Tavaguasu porteña-pe oñepyrü oñe'ê umi paraguayo residente-kuéra ndive.
Oñepresenta concurso peteîme ha oike upéicha elenco Teatro Colón Buenos Aires-peguápe, oike cantante estable 11 ary pukukue. Oime avei Stabat Mater de Pergolesi ha opurahéi: Cavalleria Rusticana, Il Trovatore, Boris Godunof, Suor Angélica, Madame Butterfly. Oime avei Erich Kleiber btúta poguýpe, Ferrucio Calusio, Tulio Serafín, Juan José Castro, Alberto Wolf ha ambue mbo'ehara kuéra. Oñepresenta mokõi temporada jey Teatro Municipal Río de Janeiro-pe, Santa Ana ha Municipal de Sao Paulo.
Ary 1944, gobierno general Higinio Morínigo oisãmbyhýva tetã, ou jey Paraguáipe ha oipytyvõ ichupe Ministerio de Educación y Culto omoheñói haguã Escuela Nacional de Canto, mokõipa ary rire hembiapo ndaijohái, ary 1965 oñemoambue Escuela Municipal de Canto oguerah ava héra ko'ã ára peve.
Oñemomba'eguasu hembiapo ha ojeguerohory ichupe hembiapo rehe artística ha mbo'ehára ramo (docente), oñekondekora Orden al Mérito Educacional, rérape.
Sofía Mendoza omano Buenos Aires gotyo 3 jasypoteïme (julio) 1976 jave.
Haihára oikuaaukáva "Sofía Mendoza rembiasakue", Aída Lara Fabio, ha'e licenciada Comunicación-gua, ñe'éasãime oñe'ëva ha avei mbo'ehára. Tavarandui oikuaáva ha avei umi kuaandy purahéi rehegua ñane retã mba'éva. Oreko heta aranduka ohaíva ha oñemoherakuãmáva ha hetaiterei ñe'ëjovake ha jehai kuatiahaipyrépe guarã ñane retãme ha tetã ambuére.
Publicado en fecha: 4 de Agosto 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
LIBRO BIOGRÁFICO DE LA GRAN SOFÍA MENDOZA
Sin lugar a dudas, Sofía Mendoza fue una persona que hizo historia en nuestro país. La más grande cantante lírica tiene ya su libro biográfico, escrito por la profesora Aída Lara. El mismo aparecerá mañana domingo con el ejemplar de nuestro diario, como decimotercer volumen de la Colección Gente que hizo Historia, de El Lector y ABC Color.
Sofía Mendoza estudió en el Instituto Giuseppe Verdi, de Turín, Italia, creado en 1866. Allí cursó cuatro años (1928-1932) de estudios musicales. También profundizó sus estudios de piano, teoría, solfeo, historia de la música y arte escénico.
La becaria paraguaya venida desde el sur del Paraguay, la “muchachita campesina”, como se definía a sí misma, hizo el mayor esfuerzo para absorber todo lo que veía y lo necesario para traer a su patria los conocimientos adquiridos. Cuando tenía un tiempo libre asistía a conciertos, presentaciones de ópera, actos culturales, exposiciones realizadas en la ciudad.
Todo el esfuerzo realizado por la becaria excepcional dio su recompensa llegando a ser la maestra Sofía Mendoza. Tuvo un egreso con honores, por sus pasos de responsabilidad y cariño a la música demostrados en los cuatro años. Fue una estudiante modelo en quien sobresalía el compromiso con la patria, a la que llevaba presente en el corazón. Para coronar esa voluntad, el Conservatorio Giuseppe Verdi le organizó una gira por las ciudades más importantes de la costa, donde ella con toda propiedad tuvo la oportunidad de demostrar lo aprendido en esa prestigiosa casa de estudios musicales.
Contaba Sofía Mendoza que por esos días los nervios le carcomían. Los ensayos y la preparación para una larga gira le consumían los días. Después de cada presentación volvía a respirar aliviada. “Tendrían que pasar por eso para entenderme”, expresaba a sus allegados.
Publicado en fecha: 3 de Agosto 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
CANTANTE QUE ESTUDIÓ EN ITALIA Y TRIUNFÓ EN EL COLÓN
La biografía de Sofía Mendoza, en un libro escrito por Aída Lara Fabio, aparecerá el domingo próximo con el ejemplar de nuestro diario, como decimotercer volumen de la Colección Gente que hizo Historia, de ABC Color y El Lector. Es una biografía esencial para conocer a la que está considerada como la mejor cantante lírica de nuestro país.
Lara se refiere en esta segunda entrega de la entrevista mantenida con ella sobre su obra y la gran cantante lírica paraguaya que estudió en Italia y triunfó nada menos que en el exigente escenario del Teatro Colón de Buenos Aires, Argentina.
–Luego de estudiar en el Conservatorio Giuseppe Verdi de Italia Sofía Mendoza integró el elenco del Teatro Colón de Buenos Aires. ¿Cómo se produjo su ingreso a tan prestigiosa institución cultural?
–Ella concluye sus estudios en 1932 en Turín, el conservatorio la distingue preparando una serie de conciertos por importantes ciudades de la costa italiana. Llega a Montevideo en 1933, donde realiza varios conciertos de solidaridad con la Cruz Roja Paraguaya para los combatientes de la Guerra del Chaco. Ese mismo año pasa a Buenos Aires, donde también realiza conciertos de solidaridad.
–Y allí trasciende…
– Conoce a dos amigos que la aconsejan utilizar la radio para hacerse conocer. De esa manera tiene noticias de un concurso en el Teatro Colón al que se presenta y donde ingresa en 1934. Permanece en ese teatro por once años.
–¿Cuándo y por qué Sofía regresa al Paraguay?
–Ella tuvo dos motivos para regresar al país. Al morir su padre, la madre había quedado sola y enferma; coincide con el pedido del Teatro Colón para que tomara la carta de ciudadanía argentina, a lo que ella se niega rotundamente. También en ese momento se encuentra en Buenos Aires con el doctor Víctor Böettner, entonces ministro de Educación, quien la invita a crear un conservatorio. Y acepta esa propuesta.
–¿Cuáles fueron las principales actividades desarrolladas por la profesora Sofía Mendoza a su regreso al país?
–Se dedicó en cuerpo y alma a la docencia del canto. Creó la Escuela Nacional de Canto con una subvención del Ministerio de Educación y Culto, más adelante la Escuela Municipal de Canto. Llevó cátedras en varios colegios de la capital, formando coros de alumnos. Promovió varias óperas, como Caballería Rusticana, Katiuska, El sueño de Renée, Madame Butterfly, entre otros.
–¿Cuál fue el principal aporte de Sofía Mendoza a la lírica paraguaya?
–Le dio un lugar y visibilidad a la lírica en el Paraguay y a la docencia del canto, incorporando el sentido de cultivo y educación de la voz. El ejemplo de la docencia de tiempo completo. Y por último, los alumnos y alumnas formados por ella siguen en la docencia con el mismo corazón y la misma mística. Así era ella, la maestra Sofía Mendoza.
DESGASTE EMOCIONAL
La autora admite que este material que tiene el concepto de rescate, también lo tiene de un gran desgaste emocional. “Así lo pude percibir en las notas realizadas con los alumnos que tuvieron la oportunidad de pasar por sus clases y de percibir su personalidad, no solamente de rígida, sino también de una madre sobreprotectora con sus alumnos. Cuando ella pensaba o sentía que de buenas maneras no podía hacer cambiar a ese alumno, recurría al ridículo, aunque le doliera, para sacar lo mejor de él o de ella. En cada nota realizada para este libro, salimos con el nudo en la garganta, pero con una imagen agigantada a través del tiempo, de esta gran maestra”, explica Lara.
Igualmente Sofía Mendoza ha dejado una lección de vida a todos los que abordan el canto.
Publicado en fecha: 3 de Agosto 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
SOFÍA MENDOZA FUE LA MÁS GRANDE Y UNIVERSAL DE LAS CANTANTES LÍRICAS
Sofía Mendoza, la más prestigiosa de las cantantes líricas de nuestro país, fue formada en uno de los conservatorios más célebres del mundo, el Giuseppe Verdi, de Turín, Italia. Cuando finalizó sus estudios, fue contratada por uno de los teatros más prestigiosos del mundo, el Teatro Colón de Buenos Aires, donde fue estrella.
El maestro Remberto Giménez, junto a Sofía Mendoza,
dos grandes figuras de la música paraguaya./ ABC Color
Su vida y su trayectoria como artista constituyen el contenido del gran libro que aparecerá el domingo 4 de agosto con el ejemplar de nuestro diario, titulado precisamente “Sofía Mendoza”. Este es el decimotercer volumen de la Colección Gente que hizo Historia y ha sido escrito especialmente para esta serie por la investigadora Aída Lara Fabio.
Aída tuvo la oportunidad de escucharla cantar en el Teatro Municipal de Asunción, con motivo de la presentación de la obra El sueño de Renée, de Juan Max Boettner, bajo la dirección orquestal de Carlos Lara Bareiro, en los años 50. La autora contaba con once años, pero jamás olvidó aquella obra, y a Sofía, específicamente.
Más tarde, después de varios años, tuvo la suerte de tenerla como profesora en la Escuela Normal Nº 1 de Asunción, donde pudo relacionarse un poco más con ella. “A partir de ahí –dice Aída Lara en la introducción–, siempre seguí sus pasos y recordé los momentos más importantes de su vida, que también pertenecía a los paraguayos”.
Publicado en fecha: 1 de Agosto 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
BIOGRAFÍA REVELADORA DE SOFIA MENDOZA
Este domingo aparecerá con el ejemplar de nuestro diario el libro con la biografía de la gran Sofía Mendoza, la primera cantante lírica del Paraguay. La obra fue escrita por Aída Lara Fabio, quien habla de su trabajo.
Aída Lara es la autora de la biografía de la cantante lírica compatriota Sofía Mendoza que se publica este domingo./ ABC Color
–¿Quién fue Sofía Mendoza?
–Fue una pionera, nacida en la primera década del siglo XX. La primera cantante lírica del Paraguay.
–¿Cómo se inició en la música?
–Nació en un ambiente artístico. Su padre, don Manuel, fue docente y músico, su primer maestro.
–¿Dónde realizó sus estudios?
–Luego de las primeras enseñanzas de su padre en Pilar, estudió piano, teoría y solfeo con la maestra Sara Silva de Ashwell, quien la preparó en esa primera etapa de su formación profesional. Su objetivo principal siempre fue el piano, ella en ningún momento pensó en ser cantante.
–¿Y cómo llegó al canto?
–Un día la descubren cantando un tango. En unas vacaciones en Asunción, el profesor Fernando Centurión la escucha y la alienta a cultivar su maravillosa voz.
–¿Cuál fue su desempeño en el Conservatorio Giuseppe Verdi, de Italia?
–Sofía Mendoza tuvo un brillante desempeño en el Conservatorio Giuseppe Verdi, donde sus maestros quedaron maravillados por su capacidad y dedicación. Allá estudió con Miguel Accorinti en canto y Contessa Morozzi della Roca en recitado. También llegó a profundizar sus estudios de piano, teoría y solfeo, historia de la música y arte escénico, entre otros, sin olvidar el idioma italiano. Ella concluye sus estudios en 1932 en Turín, el conservatorio la distingue.
Publicado en fecha: 1 de Agosto 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
Para comprar este libro deberá contactar con:
CENTRO CULTURAL “EL LECTOR”
Avda. San Martín c/ Austria
Telefax: (595-21) 610 639 - 614 259
E-mail: comercial@ellector.com.py
EL LECTOR 1 – PLAZA URUGUAYA
25 de Mayo esq./ Antequera
Telefax: (595-21) 491 966 – 493 908
E-mail: comercial@ellector.com.py
Asunción - Paraguay.
Enlace al espacio de la EDITORIAL EL LECTOR