SILLA
Xilopintura de CARLOS COLOMBINO
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GALERÍA DE ARTE MATICES
Registro: Julio 2011
CARLOS COLOMBINO : Nació en la ciudad de Concepción, Paraguay, el 20 de octubre de 1937, con el nombre de Carlos Santiago Colombino Lailla. Se graduó en Arquitectura en la Universidad Nacional de Asunción. Arrancó en el mundo de las artes plásticas en 1954 como parte del Grupo Arte Nuevo. Realizó estudios de especialización en Madrid (1964 - 1965) y en París (1970 - 1971).
Carlos Colombino creó la técnica de la Xilopintura como su técnica fundamental. Lo hizo a partir de su incursión en el xilograbado en el taller de la artista plástica paraguaya Olga Blinder, donde el común denominador era una intensa búsqueda de nuevos lenguajes visuales. Muy pronto, Colombino se integró al grupo "Arte Nuevo" con un lenguaje propio y una técnica nueva en la plástica del Paraguay.
En las xilopinturas de Colombino, la propia textura de la madera de cedro, crea un ambiente en que los objetos, a pesar de la propia distorsión, pueden ser reconocidos como elementos figurativos. Las láminas de madera son talladas en varias capas, teñidas con óleos en colores que subrayan los tonos propios del material.
Pero la xilopintura no es la única técnica empleada por Colombino. También ha trabajado el grabado sobre madera y metal.
Son varias las temáticas de la obra visual de Carlos Colombino. Entre las más importantes se encuentra un alegato contra la dictadura de Alfredo Stroessner . En ella, el artista refleja el sufrimiento, la humillación y el abandono del pueblo. En este periodo las xilopinturas de Colombino se vuelcan a la denuncia política y la crítica social. A esa época corresponden obras como "El hombre" (1967) y "El general a cuerda" (1968). Luego, le siguen las series "Reflexiones sobre Durero" y "Paraguay".
Un poco antes de la caída de la dictadura, Colombino empezó una serie reflexiva. A esa etapa siguió una serie de exploraciones visuales basadas en la que hiciera sobre las máscaras del Kamba Ra'anga de Altos.
Con esa serie, el pintor deseaba mostrar lo que estaba ocurriendo el el Paraguay. Esta serie siguió su curso aún cuando cae la dictadura y denota que la cuestión política y social de Paraguay no ha cambiado. Por eso creaba imágenes de seres encajonados, embutidos en estructuras más o menos geométricas, generalmente sin boca. El artista señalaba que aunque Paraguay vivía en democracia, el país no había cambiado substancialmente.
En el 1989 se publicó el libro "Colombino", con textos del Premio Cervantes de Literatura Augusto Roa Bastos. Sobre su obra pictórica.
Colombino concretó en 1990 una obra de grandes dimensiones titulada "La próxima cena", como “reflexión sobre el canibalismo político desatado en la transición”.
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RETRATO DE RUBÉN BAREIRO SAGUIER por CARLOS COLOMBINO
RUBÉN BAREIRO SAGUIER
CIUDAD
A Josefina Plá
Los rostros colgados de guirnaldas
Las girándulas ebrias
Una canción desnuda su impudicia
Y se agrisa su llanto
Por túneles de humo
De muelle en muelle voy
Y vengo
De puente en puente crece mi agonía
De un cuadrado de piedra
A otra plaza sin árboles
Por caminos que no frecuenta el viento
Ni la carta esperada
Ni la pupila amiga
Las hormigas sin ojos caminan locamente
Hasta que de pronto tropiezan con la risa
Y se deshacen
Una estatua desnuda
Cien estatuas coronadas de estiércol de paloma
Se pueblan de verdín y de latidos
La torre nacida de la niebla
Los arcos y los árboles
Y la entreabierta luna
Me brotan en la mano
Como la fruta del cercado vecino
Cuando tus ojos hienden la neblina
Yo interrogo a los míos
Me has crecido de repente y tan tarde
Las calles
El aire y los pájaros desorbitados
Me pertenecen
Por derecho de sonrisa
Pero quizá de lejos
Tierra apenas mojada en su primer aroma
En su último aroma trasvasado
Y la nieve prolonga la soledad del sol
La oscuridad del agua en mis orillas.
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CASI ELEGÍA
A Carlos Colombino
“Hereux qui comine Ulysse...” (Du Bellay)
Pero un trasfondo habita bajo el sueño
Como una llaga abierta
Una garrapata de sol
Una soga anudada
Un arco tenso entre el amor y la distancia
De punta a punta recorrido
Una pregunta usada
De la edad de mis pasos
Del color de mis glóbulos
Del olor de su sal
Porque esta marca empecinada
Duele dulcemente
Arde arduamente
Perennemente clama
Repica
Escuece
De la osamenta nace
Por las arterias sube
Hasta embriagar los ojos
Y desgarrar el aire de la boca
Del vaho de la tierra
Del resol crepitante
Del sino de cuchillo
Al ancho río de mi azulada frente
Frente a mí
Detrás y en los costados
Como bolsa sin boca
O inmenso trago de fuego en mis entrañas
El verano en las sienes
La siesta en la garganta
El sudor en la lengua
El caño contra el pecho
Agobiado
Sediento
Bilioso
Cansado Prometeo
Talión sin otro ojo
Tonel sin fondo
Así el dolor es cierto
Y es un profundo pozo
En mí mismo cavado
Con sus inciertas luces sofocantes
Con sus sombras seguras
Sus cauces despeñados
Sus coágulos duros
Los esteros de la enterrada sangre
Que escapa por sus poros partidos
Y tinta su pellejo de braza
Neto el corazón
Blanco sobre la palma abierta
Me es posible gritarte
Sacudirte
Vomitarte
Tragarte
Blasfemarte
Llorarte simplemente
Y cerrarte la mano
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De: BIOGRAFÍA DE AUSENTE
Por RUBÉN BAREIRO SAGUIER
Alcor Poesía, Madrid, Madrid, 1964
Edición e ilustraciones de: CARLOS COLOMBINO
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ÍNDICE:
Despertar/ La oración/ Aniversario/ Carta filial/ Sarmientos (I a V)
/ Tríptico de otoño/ Cristal de Invierno/Para inventar los árboles/ Ciudad/ Casi elegía
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La promoción de 1950, a que pertenece Rubén Bareiro Saguier, nos nace a la lírica bajo signo contradictorio, en tardía vinculación con la precedente - la austera de 1940 - por la circunstancia impropicia. Su producción, dispersa y esporádica -salvo en algún caso aislado -no permitía arriesgarse en apreciación conjunta ni de trayectoria individual. En los últimos tiempos, sin embargo, entra en un fervor édito que promete incorporarla en breve a contemporaneidad crítica.
La poesía de Rubén Bareiro Saguier, en la cual la influencia de algunos poetas españoles de 1927 era rastreable, dejaba no obstante adivinar, bajo la envoltura formal, pulcra, medida, a veces no del todo exenta de retoricismo, la veta del verídico potencial lírico buscando cimbra en el penoso atesoramiento vivencial, tanteando peldaños hacia la propia y auténtica profundidad. Ahora este primer poemario de Bareiro nos devuelve - cosecha de días jóvenes aún, pero madurando rápidos en luces de cálida humanidad - a un poeta entrañablemente crecido, ahondado, que no desmiente su primigenia línea de finas reverberaciones afectivas, de impresiones fugaces pero penetrantes, que acendran la palabra para fluir suavemente por declives de nostalgia o de melancolía; pero que ha podado adherencias, aguzado el filo sacrificial de la creación, y nos hace sentir una vez más cómo la poesía es acucioso y desgarrado minar en pos de la recuperación del hombre perdido, y también lo instantáneo en perenne proceso de reconstitución sobre el límite del tiempo. Multitud de imágenes acuden desde todas las cardinales sensibles, se congregan al llamado único de cada poema signo, se reconocen entre sí, convergen unánimes, y en ese vértice ascético ente desnudo queda vibrando el mensaje: inquietud pura, sueño olvidado. Así, esta poesía resulta a la vez austera y entrañable, simple y rica en suscitaciones. Estas no quedan siempre al nivel de la melancolía o la nostalgia. Pueden alcanzar marcas más caudalosas, alzarse al tono mayor, en poemas como CERCA DE LA RAIZ, donde se siente en largo retiñir el sagrado temblor de intuirse prolongada en muchedumbre oscura a través del tiempo, o ENTRE EL CRISTAL Y EL VINO, donde late lo que de sacramental encierra el misterio de la aproximación amorosa.
El metafísico quebranto del hombre de hoy, su angustioso reajuste de brújulas ante la Rosa de los Vientos destruida, no es motivo explícito, pero palpita en sordina unificando los poemas con su acompañamiento remoto, y reclama del poeta la presencia de una también implícita fe: el hombre es el punto de partida del dolor, y en éste se justificará - ya que no se explicará -siempre.
Rubén Bareiro Saguier se coloca con este poemario intenso y contenido, a la cabeza de su promoción, por derechos de verbo poético. - JOSEFINA PLA
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