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REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

  IV ÉPOCA - Nº 7 / ABRIL 2004 - REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY


IV ÉPOCA - Nº 7 / ABRIL 2004 - REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY

"REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY.

POETAS – ENSAYISTAS - NARRADORES”
 
IV ÉPOCA - Nº 7
 
Arandurã Editorial,
 
Asunción-Paraguay, Abril 2004

PALABRAS PRELIMINARES
 
El problema principal en nuestro país, no es la falta de medios económicos ni la mentada abulia del paraguayo ni su también citada calidad de haragán ni la ignorancia, sino el miedo que forma como una segunda epidermis en cada uno de nosotros.

Ese miedo se adueñó de nosotros con la imposición constante de que fueron víctimas los habitantes de este país desde su origen, desde que los invasores españoles pisaron estas tierras y esclavizaron a los nativos, dóciles por naturaleza, tanto como acomodaticios y astutos en su manera de buscar la forma de tener contento al conquistador, para sacar de él algunas ventajas y beneficios.

En el Paraguay, la aniquilación de los nativos no se hizo a sangre y fuego sino en base de humillación y miedo. Para quienes opinaban diferente a los poderosos de turno quedaban como opción el camino del exilio, la prisión o la muerte, porque en el Paraguay está prohibido, en forma tácita pero indiscutible, disentir del modo de pensar de quien ostenta el poder.

Y esta situación sigue tan vigente como en la época de la colonia, del doctor Francia, de los López y los gobiernos y desgobiernos que siguieron, para mantenerse en nuestros días, tras la dictadura que mantuvo sumido al país en una perpleja inconsciencia para despertar a una realidad tan mala como la derrumbada, porque la realidad de hoy no es sino consecuencia de los mismos métodos y esquemas perversos anteriores, apenas recubiertos con una capa de barniz a la que llaman orondamente, democracia.

Pero los resultados son palpables. La educación está sumida en uno de los peores momentos de su historia, porque ya no es el sistema educativo manejado por la dictadura el que se encuentra en ejercicio de la cátedra, sino el monstruo creado por ella, encarnado en la ignorancia de los educadores.

Los resultados escolares son reflejo de ello y hablan por sí solos mientras las autoridades no sólo premian la más lamentable mediocridad sino buscan por todos los medios que ella señoree en la educación. Hay cientos de estudiantes que no están dispuestos a adquirir un libro. Otros cientos cuestionan la extensión de los programas y el sistema educativo entero se tambalea con una reforma que no tiene en cuenta la realidad y propone una calamidad que no hace otra cosa que profundizar aún más las falencias educativas, castigando a los educadores con salarios de hambre porque para la educación, nunca hay dinero y el aporte de años se pierde en malabarismos de los ilusionistas que saben muy bien hacer desaparecer en el aire millones y millones a ser pagados por el pueblo.

Para completar el panorama, una nueva política fiscal, a toda luz inconstitucional, busca medrar con los libros para conseguir aniquilar del todo cualquier posibilidad de superar la condición en que se encuentra la cultura en nuestro país.

Esto nos hace pensar ¿qué sentido tiene escribir, estudiar, buscar en la lectura ese placer silencioso que le acompañó siempre si quienes triunfan y se enriquecen son ignaros orgullosos de serlo?

El PEN Club del Paraguay es una fuerza combativa y no callará su voz ante la amenaza de nuevas limitaciones impuestas por quienes son miopes a la importancia de la cultura y prefieren mantener a las mayorías en ese oscuro pantano de la ignorancia. Es porque el PEN Club y la Editorial Arandurã creen en la necesidad de enfrentar con valentía la insolente farsa de un analfabetismo con diplomas, por lo que seguimos en el esfuerzo de ofrecer, a quienes deseen leer, la variedad de temas contenidos en cada número de nuestra revista.

Creemos también que más tarde o más temprano, el paraguayo se guiará por su discernimiento propio y no por los gritos y las hurras pagados por los paniaguados del poder, los únicos que obtienen ganancias de su oportunismo.


Presidente del PEN Club del Paraguay 13 de abril de 2004

 
 

ÍNDICE
 
Palabras preliminares
 
 
POETAS
 
AGOSTA. Delfina: Aunque sopló.../ La chismosa del pueblo

ARGÜELLO, Manuel E.B.: Retorno/ Campesinos sin luceros

BAECKER, William: Jerusalén/ No intentes comprenderlo/ No vuelvas.../ Te lo dije

BAREIRO SAGUIER, Rubén: La soledad

CARMAGNOLA, Gladys: Comedor de supermercado

CASOLA, Augusto: Panteísmo/ Ejercicio 15

CHAVES, Raquel: Música paraguaya

DELGADO, Susy: 8/ 13

FERRER, Renée: Llamada/ Poema V

MARTÍNEZ, Luis María: El Paraguay, mi padre/ Tantos cañones/ Estar con Ricardo Mazó

MICHELAGNOLI AYALA, Margot de: Incomunicación

PISTILLI, Fernando: Todo gira/ Un hombre descansa/ Quisiera bailar en esa fiesta/ Ellas pasan

RAUSKIN, J.A.: El ciervo herido
 
 
ENSAYISTAS
 
DE PAULA DOMES, Abelardo: Educación en valores .v defensa del patrimonio

GONZÁLEZ CANALE, Aurelio: La mujer en "Hijo de Hombre" de Augusto Roa Bastos

KASAMATSU, Emi: La violencia no es propia de la mujer

MARTÍNEZ, Luis María: El pensamiento filosófico en el Paraguay (la Parte)

PISTILLI, Fernando: Una propuesta para la gestión cultural (la Parte)

GONZÁLEZ ODDONE RODRÍGUEZ, A. Beatriz de: José A. Bozzano: Taumaturgo de los Arsenales (1 ° Parte)
 
 
NARRADORES
 
ARGÜELLO, Manuel E.B.: El ladrón de melones/ Patricio Rojas

CASOLA, Augusto: Culata jobai/ Suicida

FERRER, Renée: El sueño de la Reina de Saba/ La visita

HERNÁEZ, Luis: Cuarto "A"/ La víbora

LÓPEZ, Nila: Enorgasmados

PRIETO YEGROS, Margarita: El batallón de pomberos/ Bajo el naranjal

PÉREZ CÁCERES, Lita: Mi tigre de Bengala/ Dragón con llamas

Los autores. Breve reseña bio-bibliográfica

 
 
 
 

POESÍAS
 
 
LA CHISMOSA DEL PUEBLO
 
Asomada a su balcón,
doña Lariel -¡quién diría!-
más de cien años pasó
viendo el trajín de la villa.
Con el ojo de su gata,
que es también tuerta y maldita,
ella hace un guiño a su perro
que su favor le mendiga
tendiéndose ya a sus pies
para entibiar sus patillas.
Felino y ama se largan
a devorar las intrigas
que dan pie a los nuevos chismes
con que amanece la villa.
No hay goce mayor para ella
que averiguar de la vida
de las mujeres que engañan
a sus maridos maricas
con besos empalagosos
pegados a otras mejillas.
Si va cayendo la tarde
sobre la plaza de orquídeas
observa ella toda anteojos
los flirteos de las niñas.
"Satanás", su gata en celo,
mujer, fulana y arpía,
le dice como en susurro:
"Rosario Ascarza está encinta",
y entonces doña Lariel,
riendo desde las tripas,
repite así en el balcón:
"¡Avemaría purísima!".



NO INTENTES COMPRENDERLO

. No intentes comprenderlo:
esas cosas
suceden
porque somos así:
. un poco de alegría sin quererlo
y un mucho de tristezas
casi siempre.
. Por eso
suceden esas cosas.
. Ni tú ni yo quisimos,
sin embargo,
de pronto ardimos porque acaso
entendimos que es tarde,
porque ahora
. es tiempo de dejar la puerta franca,
abierto el corazón
¡y liberarnos!


NO VUELVAS...

. No vuelvas la cabeza.
. Lo que pasó se fue
como otras cosas
dejadas al olvido.
. Quedó sólo el amor,
aquél instante
que acaso no supimos disfrutar
porque era urgente
vivir la fantasía de engañarnos.
. No vuelvas la cabeza.
. Tal vez nos encontremos
de repente.


TE LO DIJE...

. Te lo dije una vez
-hace tiempo y no tanto-
todo puede acabar,
nunca el amor, mi amor.
. Y regresando al tiempo que vivimos
repito las palabras que te dije
con duplicado amor
porque se acercan
los días de las anchas soledades
cuando tú y yo seremos
dos átomos cargados de esperanzas
que mueren cada día
. para nacer estrellas.

 
 
 
 
 
ENSAYO
 
 
 
UNA PROPUESTA PARA LA GESTIÓN CULTURAL
 
(Primera Parte)
 
A principios del siglo XXI, resulta casi paradójico tener que seguir aclarando los alcances del término cultura y su rol fundamental en el proceso de desarrollo de las naciones, pero es así, por lo cual no puedo iniciar este material sin hacer algunas consideraciones sobre el punto. Nuestras tradiciones y formas de expresión constituyen nuestra mejor carta de presentación ante el mundo. Así todo lo que hagamos por fortalecer nuestra identidad se constituye en un fuerte impulso para liberarnos como nación y como personas.

Decir cultura es equivalente a decir calidad de vida, pues el hombre debe ser el alfa y omega del desarrollo. Desarrollo dejando de lado al ser humano, es equivalente a dejar de lado la dimensión histórica, social y cultural de cada sociedad.

La cultura no puede ser considerada como un simple producto de consumo que se acaba en el uso y disfrute momentáneo.

Así como decir cultura es equivalente a decir calidad de vida, es equivalente a decir democracia, porque sólo es posible hablar de cultura si existe un compromiso de lucha permanente por la libertad de expresión, respetando la diversidad de ideas, preferencias sexuales, colores y sueños. Implica a su vez la participación de la comunidad, flexible y reflexivamente, iniciando un diálogo que nunca acaba.

Surge aquí una pregunta que nunca dejará de ser polémica: ¿Es necesaria una política cultural?

Soy de los que preferirían responder que no, pues me sigue sonando a propaganda vía el arte oficial, coartando la libertad de expresión de los artistas y de elección de los ciudadanos, pero basándome en las consideraciones anteriores, así como en numerosas y ricas declaraciones existentes, se vuelve imposible no responder que sí. Pero un sí condicionado a que sea lo más pluralista y representativo posible.

Y no es necesario sólo una política cultural para el país, sino también para la región, de suerte a poder revertir los largos años de guerras y dictaduras, que lograron imponernos una gran cantidad de prejuicios que hasta hoy nos impiden mirarnos los unos a los otros y pasar de la facilidad simbólica con la que nos declaramos "hermanos", para pasar a un estado espiritual que implique una acción permanente de afirmación y valoración de nuestras identidades.

La carencia de esta visión y de políticas no propagandísticas hicieron que el Tratado de Asunción, que creó el Mercado Común del Sur, sea en un principio sólo un acuerdo comercial y económico y no hable en ningún momento de la cultura. Por ello y como bien lo señalara Thomas Lowy (ex director de Cultura del Uruguay), la creación de este mercado común lanzó desde su mismo umbral el principal desafío: ponerle alma al Mercosur. Esta hermosa labor de darle sentido a la integración regional vía lo cultural, nos permitirá participar de la integración global con personalidad y condiciones propias innegociables.

Dadas estas consideraciones podemos señalar que el Estado paraguayo no ha tenido nunca una política cultural, entendida ésta no como un marco que representa las convicciones de un gobierno, sino que encarne las ideas y pensamientos de la sociedad, adquiriendo de ese modo participación y estabilidad.

Pero qué representa el Estado en el Paraguay; desde su creación en el año 1811 nos dedicamos a encerrarnos, quedando fuera de los procesos desarrollados en la región, pronto la voluntad de una joven ciudadanía fue usurpada por el autoritarismo de una sola persona e iniciando el mito de poder sobrevivir aislado de todo y de todos, le seguirán las fechas, el himno, los escudos, el sabor de la guerra, los héroes, las reconstrucciones de un país que nunca se construyó en base al anhelo de sus ciudadanos, los enemigos crecen hasta el punto de que es un orgullo matarse entre paraguayos (creándose pensiones graciables para los victoriosos excombatientes de estas absurdas guerras civiles).

El Estado, en estas condiciones, es sinónimo de una persona o de un grupo, volviéndose omnipresente para el terror y la represión, pero ausente totalmente para el servicio a las personas, llegando al colmo que hay lugares de un país tan pequeño como el nuestro que nunca han visto un cartero, ni qué decir se le presten servicios de asistencia, salud o educación.

Por estas razones, a las que se le pueden sumar otras, se hace imprescindible una política de Estado de cultura, que represente lo más fielmente posible el dinamismo innovador de la cultura, la maravillosa y permanente fricción entre pasado y futuro y presente, tradición e innovación.

Aquí es donde la labor de los intelectuales como grupo brindamos un aporte fundamental a la sociedad, dándole sustancia a sus sueños e ideales, y donde debemos hacer un mea culpa en los once años de transición del Paraguay pues no hemos sabido diseñar el país alternativo, democrático, alegre y desafiante, frente al autoritario y gris, pero "seguro", que goza de numerosos adeptos.

Empezada la transición democrática, había una generación que volvía del exilio como una brisa de frescura; otra que había sufrido lo que alguien denominó el insilio, estaban felices pero, podríamos decir, cansados.

Fue duro vivir día a día la dictadura, pero había una gran solidaridad. De hecho hubo luchas personales, desencuentros, pero siempre primaba la seguridad que las predicciones de café, los poemas, las esculturas, las obras de teatro y las canciones, que delataban y atacaban la opresión, terminarían por triunfar. Y así fue.

Pero lo que nadie esperó fue que la democracia en su día a día sería más dura, y "tan ingrata".

Los sueños de prensa libre, concursos no apadrinados por el sistema, la pertenencia a la comunidad internacional, se fueron convirtiendo en pesadillas. No todos eran iguales, algunos tenías páginas, otros columnas, otros no salían en los periódicos. El Premio Nacional de Literatura se da una vez al año, la lista es larga al igual que las frustraciones. Una generación ha dejado de ser joven, pero todavía no es tan mayor como para ser maestros reconocidos. La tirada de libros es mínima. Se forman "elites" depositarias de "la verdad, la estética y la pureza". Resurgen diferencias ideológicas, que estaban allí latentes, con más de medio siglo de retraso. Con líderes autoritarios, al igual que los políticos, a los que se los escucha como oráculos. Algunos se alejan de las mesas para hacer dinero u ocupar cargos. Los ataques son personales y no se escriben, se dicen. Afuera nadie nos conoce, salvo por ciertas excepciones. Las palabras tienen significados diferentes. Así descentralizar, significa crear más cargos; integración, peligro para nuestra identidad; Universidad, mediocridad; política, corrupción; democracia, forma de gobierno ineficiente; futuro, pasado.

Así los que tenemos pasión por el pensamiento caímos en los mismos vicios que los políticos, perdimos nuestras convicciones. La palabra ya no vencería a la espada.

Las agrupaciones culturales se desintegraron o se quedaron atrapadas en el tiempo. Con la misma nostalgia que aquellos sectores autoritarios que señalaban y señalan, que todo tiempo pasado fue mejor -es decir su tiempo-, el presente es desastroso, el futuro debe ser como el pasado y seremos felices. Vivimos en la dimensión desconocida. Nos metimos a laberintos, que superan la literatura.

¿Por qué es malo soñar y ser idealista? ¿Qué nos ofrece la democracia?

No respondimos esas preguntas y preferimos que nuestras diferencias nos separaran, a que nuestras afinidades nos unan.

El costo es caro. Dos oportunidades pasaron. Muchas otras pasarán, si los que "pensamos" no encontramos en las ideas soluciones, y solo seguimos buscando huesos perdidos.

Devolvamos a las palabras su sentido, descentralización, potenciar las identidades locales; integración, un espacio para nuestra cultura; universidad, pluralidad; política, participación; democracia, la mejor forma de vida; futuro, desafío.

Diseñemos utopías, no ya como recetas perfectas para la felicidad ajena y que huelen a autoritarias. Sino como la lucha y la esperanza; como la visión del final del camino, al que si no llegamos, valió la pena cada paso.

¿CÓMO PARTICIPA LA CIUDADANÍA DE LA CULTURA?

El gobierno de Stroessner tenía bien claro el peligro que representa el pensar y la participación de los ciudadanos en los eventos y los procesos culturales.

Así se crea un registro para las publicaciones, no para defender los derechos de autor sino para controlar lo que se escribía y poder ejercer su mejor "política cultural": la censura.

Pienso que un buen ejemplo de este control, es el desarrollado en los festivales musicales del interior (llegándose en el caso del festival de Ypacaraí, a la censura y clausura), que en un principio fueron aglutinadores sociales donde sin distinciones de clase y colores políticos, la comunidad se reunía a escuchar a sus creadores, festejar el nacimiento de nuevas figuras y compartir la cultura en su máxima expresión.

Pronto, vía los intendentes -que eran designados por el dictador-, se fue transformando el sentido de estos encuentros, no involucrando ya a toda la comunidad en su organización, sino sólo a los "amigos"; a la vez de elevar sus costos para hacerlos "más atractivos y competitivos", logrando sólo quebrarlos y hacerlos cada vez más dependientes de la buena voluntad de la autoridad; se escucha sólo la "verdadera" -e inofensiva-música paraguaya; y la participación de los complacientes grupos internacionales.

Así, en un defecto que se mantiene hasta hoy, la gente paga por un espectáculo del que espera "calidad internacional", seguros de que los organizadores "comen dinero"; en lugar de ser partes de una forma de sentir, vivir y participar de la cultura, dándole estabilidad y continuidad en el tiempo a estos espacios.

Algo similar ocurre con el voto: la gente "participa" marcando y depositando boletas y una supuesta esperanza, pero eso no representa un compromiso con ideales o sus representantes; así estos últimos no se sienten comprometidos a nada más que brindarles un "buen espectáculo".

Pero si se tomaron medidas para entorpecer cualquier posibilidad de una gestión razonable, pues si un axioma casi irrefutable para mantener el poder es el de "divide y vencerás", para mantener la burocracia pienso es el de "suma y vencerás". Creándose de esta manera un Ministerio de Educación altamente burocrático, de suerte a impedir su eficiencia.

Yendo a los antecedentes más cercanos, el Decreto-Ley N° 19.392 (la Constitución o Carta Política del `40 permitía al Presidente facultades legislativas) reorganizaba las Secretarías de Estado, creando el Ministerio de Educación y Culto; y luego el Decreto-Ley 387, determinaba las funciones de las mismas, encargando al Ministerio de referencia también el área cultural.

Se suceden una serie de decretos hasta que ya en el año noventa el Decreto 5269 crea las subsecretarías de Estado de Educación, Culto y Cultura; siendo la de Cultura el resultado de la suma de varias direcciones.

Para empeorar las cosas, se suma dentro del MEC en el año noventa y cuatro, el Viceministerio de la Juventud, quedando la Subsecretaría de Estado de Cultura en el cuarto grado político (ya por la diferencia de denominación se hace evidente este desfasaje) y sumergida en la inoperancia, con numerosos funcionarios y sin fondos operativos para satisfacer en lo mínimo las necesidades de las organizaciones culturales y de la ciudadanía. Finalmente se aprueba la nueva Ley de Educación que crea el Ministerio de Educación y Cultura, elevando la categoría de la cultura pero no su independencia y posibilidades reales.

En cuanto a la reorganización del flamante "Viceministerio de Cultura", éste se divide en cuatro Direcciones Generales y sus dependencias.

Esta reorganización, según pude analizar, tenía una dimensión a la que podríamos denominar "Mercosureña", ya que entonces el Mercosur Cultural contaba con Comisiones Técnicas similares, dependientes del Comité Coordinador General y de la Reunión de Ministros del Mercosur.

Pero las mismas comisiones del Mercosur Cultural, se disolvieron en el corto tiempo por no poder responder a las expectativas para las que fueron creadas, por la dinámica de la gestión cultural y los permanentes cambios políticos y de hombres en la región.

Aquí, quiero hacer hincapié en otras consideraciones que detallan claramente la incapacidad de esta estructura: a pesar de casi diez años de existencia de la Dirección de Fomento al Libro y la Lectura, y que haya tenido en este tiempo a escritores como sus titulares, no se ha realizado ninguna campaña nacional de fomento al libro y la lectura; los museos no pueden realizar materiales para la venta. Las direcciones se superponen de una forma inexplicable, más que por el desorden con la que fueron creadas y se señaló anteriormente, así existe una Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales, de la que dependen los museos, una Dirección General de Museos y una Dirección de Bienes Culturales, como también se tiene el Consejo Nacional de Educación y Cultura y el Consejo Asesor de Cultura. No se posee un segundo jerárquico claro en la estructura; cada nueva administración desconoce -los acuerdos de la anterior creando un estate-quieto impresionante; no se posee ningún espacio físico propio para la realización de actividades y/o para las dependencias; a pesar de estar juntos administrativamente educación y cultura no hay ningún programa cultural para las instituciones educativas, como sería la creación de Academias.

Hago una pausa en este momento para contar una experiencia que reúne muchos de estos problemas y refleja claramente todos los inconvenientes de la gestión. A finales del año noventa y siete diseñamos con la Dra. María Inés López (representando ella al Viceministerio de la Juventud y yo al de Cultura), un proyecto denominado Centros de Juventud y Cultura, teniendo como objetivo principal el de crear un espacio de expresión para los jóvenes creadores y de participación para toda la comunidad. Se buscaría en cada comunidad un edificio de valor histórico o sentimental para el local del centro. Y se nos ocurrió solicitar a la administración del Ferrocarril Central, las estaciones del viejo tren ya sin uso para empezar el proyecto.

Conseguimos el respaldo de nuestros respectivos viceministros. El Dr. Hugo Estigarribia de Juventud y el Dr. Gerardo Fogel de Cultura; y del Ministro de Educación, el Dr. Vicente Sarubbi, sumándose finalmente el respaldo del Ferrocarril Central, cuya administración cedió al proyecto las estaciones de Luque, Areguá e Ypacaraí, para el plan piloto, al que denominamos "Tren con Banderas", por el magnífico poema de Elvio Romero; y se puso en marcha con la firma de convenios entre los viceministerios, el ferrocarril y las ciudades afectadas. Realizándose talleres de autoestima, teatro, literatura y pintura con la participación de unos doscientos cincuenta jóvenes.

Esta fase terminó con éxito en abril del año noventa y ocho, no sin antes hacer sentir presiones -que cayeron en saco roto- cuando "amigos políticos" del Partido Colorado, realizaron llamadas de protesta porque se puso al proyecto "el nombre de un poema de un comunista como Romero" y "se realizaba en dos comunidades dirigidas por liberales (Luque y Areguá) y sólo una por colorados".
 
 
 

 
ENORGASMADOS
 
Amor que tú me tardes yo te tardo. Cuando recordamos algo maravilloso nos entregamos al llanto por la sensación envuelta en la propia evocación, pero aún en el dolor de la vista atrás, late la constancia de apresar la singularidad del hecho que revivimos, empeñados en hallar una revelación entre miles. Los instantes compartidos se adelantan a los que vendrán, porque son únicos, nunca antes explorados. Son un desafío a la ley de la gravedad. Una revuelta anticipada contra la vida cotidiana, banal y anodina cuando no estamos con el ser amado, aunque el influjo del entusiasmo permanezca y se desplace hacia otros actos solitarios o colectivos.

El vínculo que Matías y Angélica habían creado inaugurando el método de andar enorgasmados, contrastaba con la niebla que cubre lo que ignoramos de un pasado remoto. Él ha descubierto una riqueza insospechada: ahora, cuando mira su sexo, le gusta porque ella le confirió valor con sus besos y caricias. Sus saberes se ensancharon sencillamente como parte del reconocimiento, aunque supieran que este comienzo de siglo también sería añorado alguna vez. Porque la única morada que tenemos es este momento. ¡Qué somos sino este tiempo vestido de hombre o de mujer!

Cuando huyes de las horas que pasan o las encierras en agendas, no las vives y sufres sin saberlo, porque vivirlas es lo único que te compensa del deterioro que van dejando en ti mientras transcurren. Usar las horas es urdirlas, sucederlas sucediendo. Y si no nos atrevemos a responder totalmente al grito de la ternura, a entregarnos al pedido natural de una senda conjunta, es porque nos ata la costumbre de huir de lo desconocido.

Entre lo fugaz y lo eterno Matías teje y entreteje en su alma y en su cuerpo la idea de lo imperecedero, del amor divinizado por una conexión que se reanuda cuando la abraza, se lía con ella en un hilo de plata, y, desde sus ombligos, se ponen en contacto con los pares cósmicos. Mientras gozan con la delicia del cariño indefinible, son sus testigos: llegan a la simple comprensión de un pasado que les aconseja la construcción del futuro.

El destino humano no es sino un ínfimo lugar en la marea enorme de los siglos. ¡Ah, su risa en la espalda del tiempo! La respiración agitada por los pensamientos o por ellos suavizada. Su llanto de niño a la deriva, acabando de establecer los límites de las mutaciones, como regresando de una isla abandonada donde convivió con los muertos y supo que ellos también se comunican poderosamente. En las orillas vio algas y caballos reflejados en las aguas fecundas de los ríos, fragmentos de su historia mientras no estaba aquí, sustancias de los bosques, encrucijadas que pintaron y desdibujaron las lluvias matinales. ¡Imposible silenciar aquel clamor! Ya en su cuna persistían vocablos que invocaban a los cielos interiores y jardines donde los espíritus le insurrectaban contra el exilio, en la víspera de su próximo nacimiento. Ya lo anunciaban los príncipes de las tinieblas, el viento se desmallaba y las normas... migajas oscilantes, voces de antaño, vuelcos telegráficos sobre su memoria, en una geometría lista para invadir como un ciclón el puerto submarino, esa profunda caverna que modelaría su rostro e iría consagrando la imagen que desde cada célula, gema sería, fronda que emigraría de una rama a otra hasta que cada miembro se alzara irrevocable, diluvio en el hallazgo de su patria, su pueblo, su casa.

Todo humea en torno, sus cabellos, súbito desplazamiento de la nada hacia el todo, y su corazón rojo, sus ojos, periferias deslumbrantes que muy cerca de sus oídos le llevarían hasta el primer zumbido. Éste lo guiaría a los labios, y manos, y dedos, los hombros algo inmóviles. En cautividad placentaria, onda que te mide y crece contigo, ya no eres ni un mamífero ni un dios sino una herencia delicada, abstracta, un cráneo en el que podrá arder el relámpago de la sabiduría, tu ancla, tu balance, tu número y tu letra, la linterna desde cuya luz crepitarán gracias y confusiones, los amplios meridianos del planeta, delirios y amores verticales.

Todo lo inventarás. Tal vez serás bohemio, algo descamisado, o te plantarás en la cumbre donde anónimos héroes construyen templos. Tienes frío al sentir en tu sangre las pinceladas de una música que olvidarás una vez que tus huesos se quebranten ya ensanchados, cuando nada exista en el mundo semejante a Matías antes de Matías. ¡Érase! Éranse tus sensaciones, eran primarias y civilizadas, eran, reunidas, un solo vórtice girando y descomponiendo la creación del Universo. Eran hormigas de la mañana a la noche armando su hormiguero. Eran tu respuesta y tu pregunta nunca contestada, tu penetrante disonancia gritando que no se te persiga, tu natural naturaleza igual que un virus preparado a irrumpir en una hembra y penetrar así, cual pez-espada en su archipiélago, martirio, servidumbre, alegría y lamento, barbarie, primavera, extranjero en medio de todas las banderas flameando cadenciosas, víscera que vibra, ser siendo, tambor que se apresura a anunciar la victoria, la más antigua, cruel y dulce.

La nube sueña que tú danzas y arrollas multitudes. Tu presa reza una plegaria agradeciendo la forma en que envolviste su caparazón y cómo rebasaste el nicho de su anhelo. Mírala llorar encadenada a tu tierra "imprometida", deseo que desea pero al que sólo algunas veces el espíritu le presta el recipiente, como un arco que a tientas debe encajar su flecha para lanzarla ¿adónde? Dulces favores de enamorados afrontan su abundancia sin averiguar dónde están, reales o ilusorios, audaces o imprudentes. Se acurrucan en el vacío. Cada uno es huésped del otro. Cuando reaccionan del desmayo se juran se prometen se labran testamentos, se muelen las caricias, son transeúntes desvestidos de un reino silencioso en el que sobran todas las palabras. La morada es la presencia de cada uno en el otro. Se moran enroscando cada turbina de sus anatomías. Serenidad, descanso. Cualquier lugar del mundo es bello en el amanecer de los que se aman. Inercia, paroxismo, fuerza ciega de una respiración unísona. Pueden llegar a roncar en los esfínteres de las tinieblas y enloquecerlas.

Intercambio de cortesías. Confidencias amontonadas de las primeras épocas de la aproximación. Ella le pidió que la besara. Tenía puesta una fina cadena de oro que mordió con los labios y con talante perezoso recibió la lengua de Matías. La lamió con la suya y se sintió almohada de todo su espacio, del que lo albergaba una vez depuestas las armas de la guerra y firmado el armisticio en el que declaraban que se remontarían hacia la gramilla del Paraíso, territorios afines, alianza más alta que los clamores de cada sentido en su parcela: oler, tocar, mirar, chupar, oír sin duración establecida, hasta que el equilibrio del amor caiga de bruces.

-Sólo si vuelves a ser promiscuo arderás en una hoguera -dijo Angélica. -¿Ahora mismo? -preguntó Matías -¿Por qué no?

-Mi reina, tú debes saber que el amor sexual entre dos es una relación bilateral a la que perturba la irrupción de un tercero, mientras que según ha explicado el mismísimo Freud, la historia sedimenta su curso sobre las relaciones multilaterales.

-La historia no se preocupa de la felicidad de la persona aislada. La tensión entre el eros, que vuelve siempre, y el trabajo, que impone su dominación, es decir, el costo del progreso, la pagamos con la pérdida de la felicidad y aumentando nuestro sentimiento de culpabilidad.

-Son potencias arcaicas, pulsiones que conservan una tradición o varias. -No son más que tabúes que condicionan la evolución humana. La tentación que se manifiesta en el principio del placer no desaparecerá. Lo que ocurre es que tú puedes desplazar tu libido hacia el trabajo, en vez de concentrarla en la esclavitud de amarnos a las mujeres, e inmovilizar con el sacrificio tu pasión generalizada.

-Utopía en la que deberá agolparse mi porvenir.

-Tu destino.

-¿Y mis hábitos? Modismos, reglas, manías, la topografía de mi vanidad, ¿el ritmo doméstico al que oscuramente obedezco?

Matías se asustó de su sinceridad. Nunca se había detenido a meditar desde el fondo qué cauce le daría a su existencia. No discutamos pavadas ya tan tratadas y nunca solucionadas, comenzó a balbucear Angélica. Su caso era distinto, pero Matías optó por callar. A él no le importaban los conceptos sobre la monogamia o la poligamia. Su preocupación abarcaba toda la tarea cosmológica de la especie terrícola, pero en determinadas circunstancias igual podía conmoverlo un mosquito.

¡Un mosquito!

-La mataré como a un mosquito. Repentinamente, desde allá lejos, esa frase, la que usaba una antigua compañera de juegos amorosos a la que le encantaba el método de combinar la necesidad sexual con la pena, le hizo sentir su tibieza y su agresividad contradictoriamente unidas. Era un desperdicio aquella sudamericana. Se amurallaba tras unas comedias trágicas que la ayudaban a deambular por el mundo entre alegre y asustada. Era insoportable, pero como amante conquistaba a quien se le antojara, verdadero animal infiltrado en la raza blanca. Era una hembra que podía herirte con un largo pico de pájara tropical o pasearse por tu lengua como un marisco crudo. Agreguémosle una contextura ósea tan armónica y unos ojos que siempre parecían asombrados, y ya, fatal, fatal, esa mezcla de mora, celta española e indígena, de dónde vino, de qué huevo de águila o gallina salió, qué vaca, qué burra la parió, qué dios omnipotente la designó su preferida, quién le enseñó la incomparable habilidad de acariciar tan sólo con su respiración, de comer febrilmente, de mantener una exigencia estética y conservarla hasta en los mínimos detalles. Quién diablos la instruyó con tales métodos y técnicas para que hablara con una graciosa elocuencia tanto de la fundación de la Tabla Redonda como de ocurrencias filosóficas que no se adherían a ninguna corriente clásica o contemporánea.

Ella iba a su aire con una gran capacidad de indignación, desmitificándolo todo, disparatera y profunda, sutil y violenta, talentosa para sacar un verso perfecto de la manga como para romper las dificultades con una voluntad gigantesca, o hundirse en la desesperación e ir esfumándose, pálida, orgánicamente, levantando una personalidad para deformarla al poco tiempo e inaugurar otra.

Esos altibajos, o tal vez fueran dicotomías incomprensibles, lo perturbaban hasta hacerle perder el sentido de la lógica.

-Eres tan conservador. Tan controlado. Esta era también una de sus sentencias predilectas. Nunca dejaba ver si decía una verdad o una mentira, si hablaba en serio o en broma. Como si nada pudiera detenerla. El asunto es que lo pasado con ella siempre era presente. Él tenía todo resuelto menos eso. Cómo evitar el impulso de imaginarla, un día autónomamente y el siguiente mezclándola con muchas biografías de heroínas. Y por otra parte había algo lírico, inocente, bucólico, en esa relación capital que no podía clausurar.

Callejón sin salida, te veré en mis sueños como un tigre pirata en el bosque abierto. Censuraré tus frases para que los fantasmas no atrapen tus armas del mundano combate y vivas en paz, sin la soga al cuello. No me ames por piedad, sobórname, que el día tiene ojos alertas y la noche oídos que rompen la calma de la aldea global. Es el complot que urden los miembros del escuadrón de la ilusión, que jamás muere. Se detienen en la ventana incitadora, se divierten con sospechas, exploran en soluciones fantásticas, indagan con quién andas y registran las decepciones callejeras, sinfonías pastorales, crónicas de malqueridos, los manifiestos de impostores, noticiarios y sucesos, llantos y risas de los condenados a seguir su camino en el limbo, seres perdidos y valientes que se vengan urdiendo inquisiciones. Ya saben, sí, que mañana será otro día y algún Acuerdo firmarán en Budapest.

Los minutos contados, aventúrate igual Matías, en la locura, en el cielo, en el infierno, cautivo del azar y de un horóscopo, fatalmente invadido de razón para seguir aceptando misiones arriesgadas en la feria, vértigo, contestando los llamados con un rugido largo cuando la luna marca la habitación de los amantes, disparos del instinto, algo comienza ahora, milagro de anatomías que se retan a una lección de sudor, sal, libertad que registrarán mañana los diarios en su primera plana, golpes de tipografía modernísima, aniversario de todos los idiotas, penúltimo ataque de una bestia o de un insecto que aún siéndose infiel como una cucaracha, es diestro para burlar fórmulas tradicionales y cambiar el ritmo de la madeja, su mensaje, su estilo, su visión, su terreno, la línea fronteriza que define de qué lado se coloca el triunfo y dónde se levanta una tumba para honrar el fracaso, amenaza indispensable que suele figurar en las interpretaciones de estadísticas, censos, balances, informes, memos, cartas, vigilancias. Matías no se mueve por vocación sino por herencia impuesta, sacando a la luz, por un esfuerzo reflexivo, como Sócrates, una verdad oculta en sí misma, no en su mente. Su cerebro es persuasivo. En cambio, su vientre restringe los conceptos, ajusta itinerarios, gobierna dialogando con la historia colectiva pero accionando con las matemáticas.
(De El Jardín de la Mirada, novela inédita.)


 
 
 
 
 
MI TIGRE DE BENGALA
 
Mi tigre de Bengala ha salido muy temprano, como todos los días. Se lavó los colmillos, cepilló sus rayas hasta dejarlas relucientes, afiló sus garras y las guardó en el portafolios, ondeó sus bigotes y ocultó con lentes oscuros su mirada fiera. Debe cobrar una presa.

Hasta el anochecer el día será nuestro, mío y de los cachorros. Eso me aburre, entonces busco algo en qué ocuparme... para no pensar. Me limo las uñas y les doy una forma elegante. Los cachorros toman sol afuera de la cueva, mordiéndose y jugando, intuyen que a la noche mi tigre volverá con algún cervatillo chorreando sangre, tibio aún su cuerpo.

De pronto me asalta el hastío, la cueva huele mal, hay huesos viejos tirados en los rincones, no me importa. Paso mil veces la lengua por mis pelos y esa rutina me salva del suicidio. Quedan tan dorados que me recuerdan las luchas de los tigres jóvenes para conquistarme. Fue en un tiempo muy lejano, corríamos en inmensas sábanas, cazábamos coatíes y monos y por las noches, bebíamos la luna en el río.

Los recuerdos amargan mi saliva y opacan mi mirada. Pienso en mi tigre, antes éramos libres.

Ya está cayendo la noche, el hambre es una injuria, toda yo me vuelvo hambre. Los tigrecitos gruñen y bostezan. Esperamos.

La nostalgia y la piedad, la memoria y los sueños, ya no existen. Nuestros ojos sólo ven la víctima que él, agotado, deja caer al suelo.

Hemos vuelto a ser fieras, mi tigre de Bengala ha traído el sustento.

 
 
 

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