REVISTA DEL PEN CLUB DEL PARAGUAY
Los Poetas: WILLIAM BAECKER, MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN,
GLADYS CARMAGNOLA, AUGUSTO CASOLA, RAQUEL CHÁVES,
LUIS MARÍA MARTÍNEZ, J.A. RAUSKIN
N° 1 – IV ÉPOCA - SEPTIEMBRE 2000
Asunción - Paraguay
El PEN CLUB del Paraguay ofrece el aspecto de un vasto ateneo abierto. Pues allí se discute, se expone, se medita o se razona, o simplemente se deja que flote o vuele el aire incesante de los comentarios o el fluir de las aguas del murmullo poético. Todo sobre el porfiado terreno de la libertad.
En la misma mesa donde José-Luis Appleyard despegaba su lírica magnitud, con la lluviosa constancia de quien sobreponiéndose a la materia anti heroica de cada día, dejaba volar desde sus ajados o impolutos papeles - colombófilo ideal- el firme aleteo de sus palomas mensajeras, originando paralelamente en los coloquios, el inusitado relámpago sutil de sus poéticos destellos.
Hay quienes aún sortean los vaivenes del tiempo y siguen con la ardiente poesía en las manos, con las virtudes de savia viva de la razón en ensayos, o con el río fluyente e incesante de las anécdotas, harina y levadura en la narrativa, que es disciplinar analíticamente vidas y circunstancias.
No obstante, el PEN CLUB es acción a la vez. Testimonio escrito de quienes no todo lo dejan al desgaire de los vientos de la vida. Sino que erigen la vida, en cantos numerosos, dando solemnidad a la literatura y la historia. Historia que se sobrepone al ritmo monocorde de todos los días.
Y aquí y así es donde relampaguea la diafanidad firme de algunos de sus poetas actuales, cuyos nombres protagonizan la poesía en acción.
28 de agosto de 2000
Luis María Martínez
Presidente
WÍLLIAM BAECKER
MUJER
Mujer,
pequeña
isla de soledad,
hecha para las líneas
absurdamente tristes de mis manos,
soy
como un velero que se acerca
a los vacíos muelles de tu puerto.
Me acerco a ti,
descubro tu ciudad inhabitada,
y antiguo y renovado,
te ilumino de sombra y de silencio,
camino sobre toda
la ansiosa longitud de tus callejas
y soy como un olvido
encallado en tu dulce geografía.
Así estoy yo, mujer:
abriéndote al insomnio desnudo de mi sino.
Entonces,
escapas de mis manos,
te escurres como el viento
y parece
como si nada hubiese descubierto
ni caminado nada.
Mujer, empero,
estás
hecha de digitales suavidades
como el agua,
el pan y la esperanza;
hecha
para mis lejanías y horizontes,
para mis duros pies de caminante
que escapan de la muerte en cada esquina.
ERA UN SIMPLE CARIÑO
Era un simple cariño,
un aroma lejano de otros nombres
que a veces repetía sin quererlo;
la clara certidumbre de un afecto
que acaso me endulzaba la tristeza;
un dormido volcán que se acostaba
diariamente conmigo
Y sucedió que un día
giraron los relojes a la inversa:
eclosionó el volcán y aquél cariño
murió de tanto arder como rescoldo
para nacer de fuego
enteramente tuyo.
CUANDO PASEN LAS HORAS
Cuando pasen las horas,
cuando pasen
los días, y los meses, y los años,
y varias primaveras,
y algún otoño nos encuentro hablando
de cosas tan triviales
como el tiempo,
tal vez nos asustemos de repente
pues todo aquél futuro ya no existe
y el seremos es sólo una esperanza
que se durmió en la paz de la nostalgia.
TÚ, DE JULIO
Tú, de julio,
y estamos en agosto
con aromas sutiles
de septiembre;
tú, de julio,
viniéndome de lejos
- como esas cosas amargas
que a veces se recuerdan-
con presagios de largas
soledades.
Tú, de julio
y estamos en agosto,
y te envío el clavel
- el de los sábados-
con un dejo profundo de tristeza
porque se han cubierto ya de lila
los lapachos
y una idea serena me acongoja:
la de estar, como siempre,
sin ti,
sin el clavel,
con los lapachos.
MIGUEL ÁNGEL CABALLERO FIGÚN
A UNA PRINCESA
Ya se calló con el alba
la noche oscura del tiempo
con su juguete ya rotos
dormía un niño en sus sueños.
Velaba un ángel caído
y un demonio en el infierno.
Una mujer desmayada
soñaba a un hombre y su tiempo.
Pero estas lejos, Princesa,
tu carmín está desierto,
beso tus pochos de luna,
tus muslos están sedientos,
tengo la arena y el sol
no importa que esté muriendo.
Te dejo un jazmín, mis brumas,
te adoro... Mas no te quiero.
Volveré desde el abismo
seré tu amor y el silencio.
Te esperaré hasta morir
por el treinta de Febrero
SONETO SIN NÚMERO
Una vez encontraré mi ser dormido
pensando que ya todo había acabado
y despertó el amor desde el abismo
porque no todo estaba terminado.
Y volvió la ilusión con su latido
con su ebriedad, su sed y con sus dados,
la palabra sagrada del delirio
y mi rayo, mi rayo fulminado.
Y tus ojos muy verdes mi quimera,
mi pasión de espantada primavera,
tu celeste temblor bajo el rocío.
Tus manos que me hieren dulcemente,
la majestad sagrada de tu frente,
la pasión imperial del tiempo mío.
CUARTETO DESDE EL INFINITO
No cerraré tus ojos ni cubrirás mi tumba,
tal vez en mis palabras me encontrarás por fin
y aunque desde algún verso te dejaré mis alas
no me verás morir.
POEMA
Para Andrés Ramón García Valiente
A su memoria
Volver a ti, compañero,
a tus luces infinitas.
A tu amor, al sol y al viento
y a tu tiempo, Andrés García.
A los fusiles del alba
que empuñabas cada noche
y en los dominios del día.
Con tu verbo incandescente
la juventud levantaba
su sangre azul, diamantina.
Tu voz se fue en el silencio
mas quedo tu grito ronco,
tus sagradas profecías.
Revolución y el delirio
las imantadas granadas
y el viento de la agonía.
Otra vez sentimos fuertes
con las arañas de luz,
con tu ilusión y la mía.
CUARTETO CLIV
Y conservo, intacta, mi tenaz espera
el verbo infinito del tiempo de Dios,
el invierno oculto de tus primaveras
lo que fue algún día, pedazos de amor
AUGUSTO CASOLA
PRETENCIOSO
De tu vida quiero ser
El aire que respiras,
El aliento que expeles,
La brisa acariciando tus mejillas,
La causa de tu sonrisa
Ser el acaso fugitivo,
La sombra y el recuerdo,
El temblor y la melancolía
De un beso furtivo.
Quiero quebrar
La calma de tu ensueño
Así como quebraste el mío
-Mujer de agosto florecido-
Pasión inesperada,
Savia de estío.
Quiero ser
El brillo fresco del rocío
Para detener
- Otoño-
En la eterna primavera
De tu boca
GÉMINIS
Nos fuimos creando como dioses;
Nos fuimos creando
Dioses enardecidos de sí mismos,
Dueños de lo eterno y lo profano;
Nos fuimos creando
Como dioses,
Arcilla informe
Que aprendió cruzar el cosmos
De infinitos siderales;
Como dioses
Perennes en el sueño y la vigilia
Por la furia del amor unidos.
Como dioses.
Abismos de soledad,
Enigma de dos mundos,
Convertimos,
El tiempo prestado que tuvimos
En santuario de instante peregrino
Nosotros,
Al irnos creando el uno al otro.
Como dioses.
REBOZO
Por momentos me envuelve
La memoria de tu piel:
Es resumen de amores transcurridos
Y de olvido.
Me envuelve tu recuerdo:
Argamasa de tiempo revertido
Que trae la nostalgia de tu boca
Y de tu piel.
Tu piel,
Restallar de aurora, amor y primavera;
Sombra de los cuerpos y las voces
De mujeres
Que dejaron mis despojos
Desangrar en agonía.
La memoria de tu piel es un escalofrío
Frecuente hoy,
Ayer,
Desconocido.
Me envuelve, a veces, la memoria de tu piel.
Aquella de fuego y vida,
La de antes:
Rebozo tibio de amor y olvido.
LA FRUTA
Fruta esquiva,
Fruta madura,
En el árbol del paisaje,
Sola.
Fruta esquiva. Fruta madura
Fruta esquiva
Que oculta su dulzura
En el corazón carozo
De su ternura
Fruta esquiva. Fruta madura.
Fruta
Fruta dormida,
Escondida.
Fruta abierta a la vida,
No temas,
Fruta madura, a la dulzura.
Deja
El árbol en el paisaje,
Deja tu piel, deja tu sangre en la aventura
Y acaso, al despertar,
En otra mañana
Oculta en la espesura,
Vibre tu corazón carozo
Y descubras en tu piel de fruta esquiva
La herida que mis dientes
Dejaron golosos
Fruta esquiva, fruta madura.
GLADYS CARMAGNOLA
MISTERIO
a ti Poesía
Si. Sé que no es posible
retroceder atajos del camino,
doblar aquel recodo
antes de utilizar ese pasaje sin retorno
-quizá franquear la tarde
y de la noche
donde murió el amor de asfixia en la humareda
trasponer el portón a otra alborada-;
llegar hasta el lugar
y otear allá a lo lejos
un poco más, detrás del horizonte,
para indagar al menos
con cierta aproximada certidumbre
el porqué de este vínculo mágico
entre tu misterioso itinerario en mí
y aquella noche
de extraordinariamente hermosas llamaradas.
CARTAS DE AMOR
La palabra, paloma mensajera,
se me había vuelto vicio en doble raya:
desde el domingo al viernes
un "te quiero" "cerraba" cuatro páginas:
Y esperaba.
Esperaba.
¡De qué modo
se había impregnado dentro esa enseñanza
que me sé de memoria la lección
de jamás prescindir de la esperanza!
¡Qué lento trajinar!: del Río Blanco
el antónimo Río navegaban
canoas de papel, en tinta azul eléctrica
con plumilla finita dibujadas.
Mientras, los alelíes florecían,
y con las mandarinas, la letra maduraban.
Cuando el domingo al fin languidecía,
manos, ojos y piernas -todo el ser- tambaleaban;
que había añorado toda la semana.
Ya por entonces, Padre, comprendiste
mi efímero respeto a la hoja blanca,
opuesto al que profeso a las tormentas
y a la memoria de esas tiernas cartas
que navegando décadas y ríos
van hacia el puerto donde aún aguardas
canoas de papel, y en tinta azul eléctrica
palomas mensajeras, las palabras
CONFESIÓN
Sí
Yo llamé a tu puerta día tras día
y mendigué cuanto pudieras darme
-como una pordiosera-
¿Por qué hablo en pasado?
Todavía
tiendo mi mano a ti cuando la tarde
disimula mi angustia y mi vergüenza.
Te amo más que nunca
y tu avaricia me duele siempre igual;
pero dejarte,
yo, Poesía,
¿dejarte?
¡Muerta!
VERGÜENZA
¿Qué puedo yo decir que no hayan dicho
mis hermanos mayores, de esta tierra?
¿Que la amo, tal vez, profundamente,
que a veces tengo miedo de quererla
de modo tal que prefiera el silencio
que ofenderla?
Ya sabes que el amor
toma formas sutiles tan diversas,
que unos gritan y aplauden
mientras otros se esconden de vergüenza.
SÓLO PALABRA
Dame la mano y vamos hasta el río.
Ayúdame a encontrar aguas profundas
donde mi antigua piel
se despoje de penas y de culpas;
donde pueda arrojar cada vestido
superfluo que me cubra
para olvidarlo allí; que la corriente
me deshaga de miedos y ataduras,
los arrastre
o los pudra.
Podré emerger al fin, hecha sólo palabra
liberada, desnuda,
sin siquiera este rostro que me han dado
como máscara absurda
UN POEMA
Anda de un sitio a otro
como canto rodado
Que nadie lo despierte:
está cansado.
Cuando arrope el crepúsculo
las hojas del guayabo,
y sea el firmamento
como bálsamo,
quizá se desperece
de su cansancio
y vuelva a canturrear
entre mis labios.
RAQUEL CHAVES
CAMINO AL YVYPYTE
I
Qué estaba haciendo ahí,
en ese camino que hiere
profundamente la llanura?
Estaba ahí en el juego
del universo, tendida,
dejando entrarla luz,
absorta en la pradera.
II
Este espacio me asedia:
yo vine a decir adiós...
Las voces se unen y tenues
cantan: Es en Centro del Mundo!
El viento cruza el pastizal,
no ataja el derrumbe,
ni elude el velo negro
que todos agitamos
diciendo adiós
a los últimos Cantos.
III
No tengo ni el olvido.
Antes, estoy.
Sin takuaras, sin sonajas,
sin vuelo del colibrí,
quise llegar al Yvypyte
con hojas de papel,
y un Canto recibido.
Mi alma en silencio espera.
CELEBRACIONES
Quién será que toma asiento
en mi ser y escribe?
Quizá yo misma,
apartada ahora
del incesante ruido,
llevada por el momento,
despierta en la poesía...
Sí. He de ser yo
o un territorio compartido
en sueños,
lejos de la triste
y cruel Asunción.
Sí. Puedo ser yo
o lo que permanece
como palabras y felicidad!
POEMA DE LOS AMIGOS
(Rumí, Castañeda y los otros)
"Para mí sólo existe el viaje
por caminos que tengan corazón.
Cualquier camino
que tenga corazón."
Allí me ven.
Suelo andar por ahí.
No puedo estar mucho tiempo.
Sólo un rato para celebrar...
Y luego volver
mirando,
mirando,
jadeante.
¡Despiértense todos
después de los sueños!
Y no se preocupen
por guardar
estas canciones.
"Si uno de los poemas
se rompe,
no importa...
Estamos en un lugar
donde todo es música!
ODA ASUNCENA A APOLO
Aquí, en Asunción,
lejos de la lejana Atenas,
pido al Apolo
prestado su laúd.
A veces del mercado
traigo una vara
de laurel
para su corona
y tarda, tarda
en dar el tañido
o el trueno
o "los poderes
de la canción"
a quien se humilla
en el silencio,
en el atroz silencio,
hasta que ordena,
como dice Keats
"agitar la mano"
y hace vibrar
la cuerda
que preludia
el Canto...
Luego escucho
y se encanta el oído
en la triste Asunción.
LUIS MARÍA MARTÍNEZ
DEPENDO
Dependo de la estricta materia de la vida,
dependo de su química rigurosa y benigna,
de congeniar la sangre con el día y la noche,
de hacer que vibre el hombre como tea impaciente,
de arracimar la fiebre para andar y andar siempre.
Dependo de la tierra, del viento y su sonido,
de la historia que el pueblo promueve urgentemente,
de la gran poesía que avizora un galope,
cual caballo de fuego de insistente resuello,
que dice "habla, habla" y me saca hacia el tiempo
Dependo de una vida que no pide una tregua,
del júbilo eminente del justo pensamiento,
de la energía oscura que yace en la epopeya,
de un país mutilado por yugos de tristezas,
que combate y combate por sacarse la herencia
de opresión y penuria, de cadalso y exilio
Dependo de este tiempo de guerra intermitente,
de triunfos, derrotas, que sin cesar prosiguen,
sabiendo ciertamente que algún día seremos
la victoria, un minuto de la eterna esperanza,.
MIS ABUELAS
De mi abuela paterna
sólo tengo el recuerdo
de un retrato sin marco.
De la materna en cambio
(doña Tomasa, digo,)
recuerdo el velatorio diurno de sus restos
bajo el tupido asombro
de un tarumá en el patio.
Y aquella tapa escueta,
vidriada y ajustable del féretro del caso,
en cuyo oval penoso,
vi por última vez el rostro de mi abuela,
que a mi niñez de entonces
tenía en todo, en todo, sentido inexplicable...
CORRERÉ
Correré por la patria como canto de vida,
como un trino de alondra o el rumor de un torrente,
como sueño de aurora y relámpago austero,
correré por la tierra...
Correré como un viento que inaugura algo nuevo,
cual un río que arrulla y que atrapa en su fuerza.
Correré como el aire de una enorme poesía,
como el sol que despliega su calor sustantivo.
Que da vida y que vive como un fuego increíble...
YO
De materia y sonido,
de canto proceloso,
yo, en persona, el poeta,
soñador de infinitos:
¡¡lluvia, verano, hierba,
cauta esperanza, espada,
del hombre que vendrá,
del hermoso país
que habremos de tener en el futuro!
Enemigo del tiempo del desprecio y el hambre,
de la mentira, el cepo,
que tiene al pueblo como prisionero.
Yo, la esquiva materia
del soñar de los justos.
Aurora, luz, destino,
de una patria que busca su camino.
Agua y naturaleza,
de claridad completa,
de reciedumbre y tierra,
de penetrante olor a la madera.
De ensueños y poesías
como corceles finos,
que van de un horizonte a otro horizonte.
De silenciosos gestos,
como la austera sombra de algún cerro.
De una sola misión, meta y conciencia:
¡Vivir para la lucha!
Y al hacerlo... me uniré al infinito.
CONOZCO
Ahora, si, ahora,
conozco, sé, comprendo,
los diversos caminos
en que transita o marcha nuestra vida.
Conozco la pasión del trino exacto,
conozco la hidalguía de la llama
que emerge del valor del combatiente
que lucha por abrir nuevos senderos.
Conozco del verdor de la palabra,
del adjetivo estricto y verdadero,
que da calor al viento de la vida.
Conozco la hojarasca desvalida
que motiva en el verbo la mentira,
y que en su rumbo marcha a la deriva.
Conozco el pensamiento o el camino
que indica el trovador con su enseñanza,
al dar valor de río a la palabra
Conozco la humildad. Conozco el vino
de la amistad que es cántaro y camino,
que da a beber y enrumba nuestra vida.
Conozco el sentimiento que es rocío,
aurora que perdura en su mañana
y verdad consistente y duradera.
Conozco la virtud del pensamiento
que anima a proseguir hacia adelante
y dice "avanza" y que al vivir avanza.
Conozco
J .A. RAUSKIN
NO HAY CULPABLE
Al alba, casi siempre en la niebla,
o en el atardecer, cuando el sol encendía
las últimas guirnaldas del día,
la oíamos de paso, con canoeros,
boteros y lancheros,
con miramástiles y grumetes.
Era la melodía de costumbre.
Y el río de la niebla y las flores,
el Paraná de las canciones
suelta al pasar un débil gemido
que ahora, con demora,
alcanzamos a oír en la ribera.
No busquemos materia de culpa,
aguas abajo, aguas arriba,
en tal o cual represa,
en ese muro, en otra historia,
en Heráclito, griego hiperacuático.
No hay culpable, hay sirena.
Es ella quien convierte al río
en un lento, renuente afluente del olvido
OSCURO FUEGO
1
El agua en calma, los veleros apáticos,
un claudicante sauce orillero
y la luna y tu mano, pálidas ambas.
2
Ah, bella encantadora del verano,
que a otro tienes y abandonas luego,
para encender en mí tu oscuro fuego
al tiempo que me apartas con la mano.
3
Mía, desde hace un mes,
la tierra que no pisan tus pies.
Vayan, no se demoren más,
lleguen a ti unos versos
para lira o guitarra.
No son de Ovidio, no son míos,
son mi traducción de Vinicius:
"Ahora, por delicadeza, tú,
que la inventaste,
desinvéntame esta tristeza".
4
Con el último, pálido destello del sol
sobre el cerro allá lejos, dice la tarde adiós.
La villa veraniega se ha rendido a la noche
y no será menos nocturno, creo,
entrar con Venus en su monte.
5
Si nadie te ata, nadie me desliga,
yo sólo quiero que el verano siga
y que, cuando el otoño aquí aparezca,
no muera en ti mi amor ni en mi perezca
DOS AMIGAS
¿Qué fue de aquella vida
y qué de aquellos juegos? ¿Qué,
qué fue de la amistad de dos niñas?
Detrás de una mirada limpia,
después de una sonrisa puente
y más allá del estirón
(medido con un lápiz),
los días y las noches hicieron su trabajo.
Carmencita-florcita-para-suela- de-zapatos
y Teresa-maleza-yuyo-de-culebra
se casaron con dos hermanos.
Al caducar los plazos conyugales,
la primera quedó perfectamente viuda,
la segunda quedó viuda nomás.
HOGAR
Ella y él siguen, rezagados,
a la viajera sombra de los pájaros.
De pronto, muy de pronto,
ven una casa que no existe.
En un verde baldío
ven gradas bajo el sol, un jardín,
ven de ambos sexos, flores
y una ventana, flores y una cocina.
Han visto bien, sin duda.
Han pasado unos anos y la casa existe.
Es el fin del camino,
es la equis del croquis.
Es una lata de cerveza a las siete
y media de la tarde en el verano.
Es una riña conyugal, una familia,
un patio con su luna y su parrilla

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