MOVIMIENTO DE HOJAS
Microcuentos de GENARO RIERA HUNTER
¿MI BODA?
Amaneció y llegó el día de la boda, no entendía su tristeza. No era su boda pero no la quería. No era a la novia a quien no quería. ¿A quién no quiero? ¿Qué rechazo?, se preguntó un poco naufragando, sintiendo que no tenía libros de qué agarrarse. Yo soy clara, muy clara y transparente se escuchaba decir, un poco insistente y desesperada. Luego se impuso su actual pregunta redundante: ¿mi sacramento fue mío? Sí, se dijo. Se mintió, otros brazos dirigieron su boda. El día no amanece con el sol, amanece con la boda que se quiere.
¿QUÉ OCURRIÓ?
Abrió la puerta, entró y encendió la luz. Miró sin ver que todo estaba igual. Muy igual. Lo interrumpió un pensamiento… sangre… aquí se limpió la sangre. La aberración no lo dejaba, esta vez duró más tiempo. Hizo la curación de su dedo como le enseñó el médico. Abrió una lata de cerveza y se sentó en su sillón de siempre. Dudó en hacer una llamada. Abrió otra lata y dañó su dedo, ahí mismo recordó un amor antiguo que le llevó su abundante sangre. Dios sabe que él sólo lavó la sangre.
DEJANDO DE SER
Quiero hacer algo distinto, pensó Pablo de María. Nunca le gustó su nombre compuesto. Su padre no se llamaba Pablo, ni su abuelo, ni su tío, ningún pariente llevaba ese nombre, María se llamaba su abuela materna. Caminó sin saber adónde, silbaba una melodía que le resonaba. Encendió un cigarrillo y se sentó bajo un árbol. Esto es algo distinto, dijo. ¿Qué hace usted?, preguntó un señor. Algo distinto, respondió. Parece nada, dijo el otro. Es cierto, es una nada, una nada que se mueve, por eso no oscurece, no da frío y se entiende lo que se encuentra.
LA SIGNIFICACIÓN DE LOS VERSOS PARA EL ADOLESCENTE
Ensayo de GENARO RIERA HUNTER
Los versos poéticos en las manifestaciones sociales y expresiones adolescentes llevan una defensa de la dignidad ante el atropello del poder, por eso su valor subversivo, son ejemplos de cómo la creación literaria une a la gente. Une por el elevado placer compartido, compartido por el mecanismo de la identificación que hace nacer la empatía entre los grupos, de ahí la utilidad colectiva del verso poético. Es de esta manera que los yo, los ego, los sujetos, encuentran entre sí analogías. La ligazón afectiva brota en cualquier relación en que se conciba común una ganancia de placer. Los versos poéticos cumplen en este sentido un papel del Ideal que incluye o contiene a los sujetos, los toma en grupo, en masa. El poeta al hablar de él mediante variaciones y encubrimientos para no espantar, como identifica Freud la dinámica creadora, logra un nosotros, “un levantar las barreras entre cada yo singular y los otros”, logra expresar cómo nos sentimos nosotros. Su lógica consiste en que los objetos de goce son renunciados por cada uno e instalados o colocados en el lugar del Ideal y de ahí el poder convocatorio que tiene un Ideal que puede sustituir a un conductor, como señala Freud, por una idea, una abstracción o un verso poético como es el caso que se puede observar cuando la juventud está en marcha, en levantamiento. Lo que subvierte es la palabra.
La adolescencia es el nacimiento de una fuerza nueva necesaria para que un adulto pueda llevar adelante sus obras. Así como el juego infantil es el padre de las fantasías creativas y ensueños diurnos del adulto, la energía por el fuego de la acción adolescente corresponde a la lucha por los ideales y utopías del adulto. Que de la acción solitaria nada brota se le debe a la adolescencia, fase fecunda por consenso. Se percibe el valor del otro, la necesidad del otro por el descubrimiento intelectual y cultural del adolescente que fuimos. Las nuevas y diferentes formas de vivir se conquistan en la adolescencia y el líder, que por primera vez surge, se articula firmemente a un grupo cada vez más amplio. Su proceso de transformación exige, precisamente por eso, transformaciones. Demanda trastornar los valores del statu quo. Quizá por eso es que prende la poesía en la adolescencia, justamente porque ésta pone en cuestión lo que se quiere imponer como fijo, dado y estable en disonancia con la metamorfosis adolescente. La poesía cumple el papel del Ideal y gobierna en consecuencia, si es buena, por instalarse en ese lugar. La poesía, en tanto Ideal, y la adolescencia van juntas como proceso transformador porque las une la palabra y así es defensa de la verdad del sujeto, en colectivo, contra el poder para mentir. Los poetas buenos son líderes porque son llevados por la necesidad a decir penas y alegrías y transformar realidades afectivas adversas y cada uno, en un proceso de identificación con las insatisfacciones, adopta al verso como medio de lucha. Trasformación adolescente, líder, Ideal, palabra, versos son términos que mantienen una conexión interna e íntima.
Cuando el poder corrompe en una lengua el valor de sus significados histórico-culturales de solidaridad, por ejemplo, es la poesía la que viene a revelar tal cuestión y a oponerse y desobedecer toda línea que no se implique en un acto de dialogo y de justicia social. Viene a recordar la fuerza de un valor en proceso de destitución. Así como el adolescente atraviesa una sociedad “interna”, por decir así, dogmática, para desear otra más abierta, así mismo desea las tecnologías de punta porque abren a gran cantidad de personas; y son entonces los imperios tecnológicos, en su carrera tecnológica, los que establecen el dominio, rebajando, despreciando, agujereando toda tradición, abriéndose así la desorientación sobre no saber qué hacer o cómo manejarse en los vínculos sociales. ¿Qué se hace entonces? Se siguen los modelos y las imágenes que se difunden… y creo que es ahí donde la fuerza del creador literario, afín al adolescente, se planta cantando sus dolores y alegrías. Se canta no en la rutina de la vida sino en los momentos girados de emociones extremas, ante situaciones de cambio personal. Vale decir, explican, racionalizan, el poema, los sinsentidos de los callejones sin salida que nos trae el frenesí tecnológico y por eso es que es un freno necesario a las desmedidas que el adolescente, por otro lado, también padece transitoriamente y por eso lo usa, como límite, colectivamente. Para el adolescente la poesía, sí ocupa el lugar del Ideal, es un instrumento que ayuda a equilibrar, pacificar, un mundo que oscila entre vacas sagradas y toros furiosos.
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SEP DIGITAL - NÚMERO 1 - AÑO 1 - MARZO 2014
SOCIEDAD DE ESCRITORES DEL PARAGUAY/ PORTALGUARANI.COM
Asunción - Paraguay
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