MAGIA
Cuento de PRINCESA AQUINO
A Josefina Plá
Ellas estaban allÃ, eran cuatro sentadas en cruz ante esa mesa, ambas manos extendidas al frente sobre la superficie rugosa. Observándolas desde lejos se podÃa percibir el alto grado de concentración, de abstracción en el que estaban sumidas.
De pronto una de ellas comenzó a relatar sus visioÂnes:
—“Era aquel un paraje desolado, en donde un joven arrodillado ante una tumba lloraba desconsolado, cuando ante sus ojos se materializó la visión de aquella a quien evocabaâ€â€”Hasta aquà he llegado, anunció.
La otra casi sin dejarla terminar la frase inÂterrumpió:
—“La niebla en torno reveló, sÃ, reveló con lentitud progresiva de proceso fotográfico, la imagen de la mujer. Era delgada y sin embargo por momentos su vestido pareÂcÃa ceñirse a un talle ambiguamente engrosado. Creà conoÂcerla y el corazón se me enfrió…â€
“La mujer vertÃa en un vaso algo de un jarro –no, era una botella, no, era un jarro– que luego me ofrecióâ€
—“Es un vino excelente. Agua de vida –dijo. O yo asà lo oÃ.â€
—Interesante, realmente interesante, quisiera saber más del “Pequeño monstruo†—dijo Victoria casi suÂsurrando.
—Bueno, mañana será tuyo —confirmó la mayor de las cuatro que parecÃa presidir la reunión. Y agregó—: “Y en su sueño recibió el poder, el wozosh, esa era la fuente de poder de los ishiresâ€
—Olga, continuá vos, estoy exhausta.
—“¿Y no podrÃa yo intentar?...Naturalmente, no se traÂtarÃa de una música… ¿Pero no podrÃa, en otro orden?... TendrÃa que ser un libro, no sé hacer otra cosa. Pero no un libro de historia, la historia habla de lo que ha existido, un existente jamás puede justificar la existencia de otro exisÂtente. Mi error era querer resucitar a M. Rollebon. Otra clase de libro. No sé muy bien cuál, pero habrÃa que adiviÂnar, detrás de las palabras impresas, detrás de las páginas, algo que no existiera, que estuviera por encima de la exisÂtencia. Por ejemplo, una historia que no pueda suceder, una aventura. TendrÃa que ser bella y dura como el acero, y que avergonzara a la gente de su existenciaâ€.
—Hasta allÃ, hasta allÃ, mañana continuamos. ¡Ya es la hora!, a decir verdad nos pasamos un poquito, pero ¿Quién puede interrumpir un argumento como el de Sartre en La Náusea? Donde todo es oscuro como nuesÂtras vidas, pero luminoso. Estos insignificantes puntitos tienen encerrados en sà el inmenso poder de la magia, de adivinar detrás de las palabras impresas, como acaÂbás de leer. La sabidurÃa sin fin y sin lÃmites de estimuÂlar la imaginación. Mañana, Victoria, vos te quedás con El Pequeño Monstruo de Josefina Plá. ¿Quién va a leer Giselle? Yo sigo con Los Mitos y Dioses Ishires, de Ogwa, y a vos, Anny, ¿La Náusea o Giselle? Pueden decidir maÂñana…
Tras lo cual, cada una recogió su libro, extendió su bastón y con movimientos acompasados que semejaban pases mágicos de una varita surcando el espacio, lo deÂpositó en el escritorio vecino a la puerta de entrada, que tenÃa una placa de bronce en la que se podÃa leer:
BAC
Biblioteca Argentina de Ciegos
Fundada el 18 de Septiembre de 1924
Por el Sr. Julián Baquero, Invidente.
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SEP DIGITAL - EDICIÓN PRIMICIA - FEBRERO 2014
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