SECRETOS PARA SIEMPRE

Por  JORGE RUBIANI

"Cuando salió de la Casa Civil para el Congreso, el texto permitía que los papeles clasificados como ultrasecretos pudiesen ser mantenidos en sigilo para siempre"… refiere Folha de Sao Paulo, en su edición del 26 de marzo anterior. De acuerdo a este medio, el presidente Lula, los funcionarios de Itamaraty y el Congreso quieren sepultar bajo el secreto eterno los documentos relativos a la Guerra del Paraguay y las negociaciones para la firma del tratado de límites. Además de aumentar el plazo para que se hagan públicos. Para tales propósitos, el diario paulista habla de "… presiones de la Cancillería brasileña, el consentimiento tácito de la Presidencia de la República y los diputados del Gobierno". Hasta el presente, el Archivo Histórico de Itamaraty permite el acceso libre a sus informaciones "…con excepción de los documentos relativos a la Guerra del Paraguay y a los límites", de acuerdo a una ponencia de las historiadoras Celia María Leite Costa y Priscila Moraes Varella Fraiz: "Acesso à Informaçao nos Arquivos Brasileiros".   
¿Qué temen las autoridades del Brasil? Los hechos a los que aluden los archivos se produjeron cuando el Imperio aún se encontraba en vigencia. Y aunque formen parte de un pasado doloroso e intransferible como cualquiera de los muñones escondidos en los pliegues de nuestra historia común, ellos deberían obligarnos a desmantelar las secuelas de errores y fracasos al mismo tiempo de aplicarnos a profundizar sus logros. A menos que Lula y diputados "petistas" suscriban aquellas acciones. Que conscientes de la fortaleza geopolítica, comercial y –sobre todo– militar del Brasil, pretendan seguir imponiendo al Paraguay las costas de un tratado indigno. Que persistan en la imposición de "misiones civilizadoras" como las que nos trajeron a cañonazos primero, ocupación militar después y con prebendas y sobornos, más tarde. Que a 140 años de la aplicación de la política de "tierra arrasada", sigan con la inadmisible pretensión de agudizar las tensiones con el Paraguay mediante una actitud hostil y mezquina. Ante el fenómeno, esperábamos al menos un "pedido de informes" de nuestras autoridades. Saber al menos: ¿…qué contienen los documentos?, ¿…de qué secretos estamos hablando?, ¿…cuál es el origen de esos archivos?, ¿…son paraguayos? Además de asumir otras iniciativas en los estrados regionales, continentales y mundiales. ¿Por qué solo negados al conocimiento de nuestras autoridades, de nuestros académicos, de nuestros investigadores?, ¿…de qué manera incidieron o interfieren en nuestras relaciones bilaterales? Pero a los secretos el gobierno paraguayo solo responde con el silencio. Frente a lo que –claramente– puede ser tipificado como una afrenta del gobierno del Brasil. Como ha hecho siempre en cuanto se mencionaran estos temas: ya fueran sus titulares déspotas militares, demócratas de cualquier signo o socialistas democráticos. Todos aplicados alumnos de Itamaraty, el último reducto imperial. Contestes todos en que los paraguayos nos merecimos la violencia de antes y no nos merecemos ahora desentrañar los secretos de nuestra propia historia.   
Pero aunque sean enterrados con el misterio, esos documentos ya son una vergüenza. Para el Brasil y lamentablemente también una vergüenza compartida con los gobiernos paraguayos de antaño y sus personeros de hoy; por las presiones, sobornos y beneficios indebidos concretados con fondos y actores brasileños y sus cómplices locales. A eso se debe seguramente la tibia o nula reacción de nuestras autoridades. Por eso la inexistencia de nuestros reclamos. Por eso el silencio. Por eso el secreto que, al parecer, ahora será eterno….

Fuente: ABC Color

www.abc.com.py

Sección OPINIÓN

Jueves, 01 de Abril de 2010

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