EL PLAN B DE LA LECTURA
Por CÉSAR GONZALEZ PÁEZ
Lo que parecía una novela de la más pura ciencia ficción, un día puede hacerse realidad. Aquella loca fantasía de Ray Bradbury, Farenheit 451, publicada hace exactamente sesenta años, era una utopía desmesurada: conservar los libros, pues por ese entonces, me refiero a la fecha de publicación del libro, había una fuerte censura a los escritores en Estados Unidos, etapa que se conoce como el maccarthismo, de triste fama en el mundo de las ideas y las artes. Pero los nazis ya habían pensado en la quema de libros en 1933.
Los libros con ideas diferentes jamás habrían sido conocidos por los lectores. Por tal motivo, Ray Bradbury imagina en su novela a un grupo que, para preservar la historia y el contenido de los libros, recurre a la memoria. Cada personaje es un titulo que conoce al dedillo y puede repetir. Burdamente este es el contenido de Farenheit 451, que son los grados que en dicha escala, similar a los centígrados, hace arder el papel.
Obviamente el escritor pensaba en su ficción en el ser humano como chip, un pendrive, portador de un libro, tal como ocurre hoy en día con los libros digitales. Resistidos por los lectores tradicionales por él, para ellos, incómodo modo de leer en la pantalla. Esta costumbre no iba con el modo de leer que conocían desde su niñez por su sencilla forma de uso: tomarlo, abrirlo y leerlo. Suspender la lectura por el tiempo que uno quería, sin enchufes y sin la amenaza del virus, que podía arruinar el momento más interesante del libro.
NECESARIA COEXISTENCIA
Pero la modernidad caminaba con pasos de gigante, y el lector tradicional era, digamos, un artesano, de la lectura por decirlo de algún modo, porque basta la luz del sol, de la vela, de la lámpara en las noches de los desvelados.
Si el libro digital hoy existe es gracias a esos lectores, que vuelven a leer las páginas inolvidables que tiene cada uno en la memoria. Pero lo que muchos analistas temían y temen es la saturación de lectura, que muchas veces entorpece el camino del uso del libro, que es abrir y leer automáticamente. Se ha perdido el hábito de la lectura. Esto es, leer como antes, degustar de la temática de una novela, razonando los principios y conocimientos que exponen los textos de estudio.
La realidad nos dice que si entramos a una biblioteca, jamás podremos leer todos los libros que allí se encuentren, por lo tanto no podremos jactarnos de esa hazaña. Pero hoy nos encontrarnos con el lector medio que lee a través de aparatos digitales, que tiene mucho para distraerse en tiempo de lectura en el Facebook y en el Twitter. Los mensajes de textos, las noticias de los diarios y el tiempo que uno se pasa leyendo si es oficinista, los mensajes de sus clientes. Hasta un mozo de bar debe aprender a manipular una computadora, para hacer el pedido, y cualquiera ya maneja su celular cada día más sofisticado.
MUNDO WEB
Viendo a la necesidad laboral y de estilo de vida en este mundo digitalizado, muchos se han convertido en "lectores" de textos que pierden su vigencia por el contenido mediático, de la misma manera que uno no recuerda todos los mensajes que nos envían o los incesantes mensajes en las redes sociales.
Por tal motivo y por ejemplo, mando los niños están en etapa de aprendizaje sería importante convertirlos en lectores primero, o sea antes, para que cuando lleguen a lo digital, no lo miren como un mero entretenimiento sin buscar contenidos. Porque el libro digital ya está entre nosotros y poco a poco va dejando de ser el "Plan B" de la lectura.
DIÁLOGOS IMPROBABLES, PERO NO IMPOSIBLES. Por MONECO LÓPEZ
Fuente: Correo Semanal del diario ÚLTIMA HORA
Publicado en fecha: Sábado, 2 de Marzo del 2013
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