CAMPAÑA DE PIKYSYRY - GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA
COMBATE DE YTORORO
La pérdida de Humaitá determinó al mariscal LÓPEZ la evacuación de SAN FERNANDO, para ubicarse en mejores condiciones en el PIKYSYRY, que es el desagüe, al norte, del mismo lago Ypoa. El Pikysyry forma un gran estero que se angosta en la proximidad del río Paraguay. Las fuerzas aliadas compuestas por 32.000 hombres de las tres armas, al mando del general MARQUÉS DE CAXÍAS, habían desembarcado en San Antonio, departamento de Villeta, a siete leguas de la Asunción. El propósito de CAXÍAS era batir al ejército paraguayo, ya muy resentido después de largas y penosas retiradas. El mariscal LÓPEZ envió al general BERNARDINO CABALLERO con 5.000 hombres de tropa a YTORORÓ. Su objetivo era presentar batalla por el lado del puente que guardaba aquel paso.
Era el 6 de diciembre de 1868. El general ALEJANDRO GOMES DE ARGOLO atacó por el frente con una división, mientras el general MANUEL LUÍS OSORIO practicaba un rodeo con el fin de copiar la retaguardia de los paraguayos. En las primeras embestidas los brasileños fueron rechazados con grandes pérdidas. Reiniciando el ataque, el ejército brasileño, muy superior en número y potencia de fuego, logró pasar el puente bajo el castigo de la artillería paraguaya del mayor MORENO. En ese momento cargó la caballería y luego la infantería del general CABALLERO. El enemigo fue rechazado nuevamente. Los paraguayos llegaron a hacer uso de todos sus recursos, inclusive pelear con armas blancas.
Finalmente, con refuerzos constantes de tropas frescas y el elevado número de sus combatientes, los brasileños se posesionaron del puente. Los paraguayos pudieron retirarse en orden. Los atacantes perdieron más de 3.000 hombres, entre muertos y heridos. Entre los primeros figura el general JACINTO MACHADO; uno de los mejores jefes brasileños. Fueron heridos el propio general ARGOLO y el general MAXIMIANO ANTÚNEZ DE GURGEAO (1).
COMBATE DE ABAY
Después de dominar el campo de Ytororó, los brasileños marcharon hacia Ypané. En ese pueblo, que queda en las cercanías del río, estableciéronse por un corto tiempo. Las tropas brasileñas y argentinas que se hallaban en la zona del Chaco pasaron al lado oriental. El transporte de las mismas lo hizo la escuadra. Este nuevo ejército marchó hacia el pequeño arroyo Avay, donde se encontraban los paraguayos en número de 4.000 con 12 piezas de artillería al mando del Gral. CABALLERO con combatió contra 17.000 aliados.
El ejército enemigo cargó como una avalancha el día 11 del mes en curso, desde todos sus costados; confiados en la superioridad abrumadora de sus fuerzas y su enorme material de guerra. Desde el primer instante el combate se caracterizó por la lucha encarnizada, donde los paraguayos repitieron, con mayor valor, las hazañas del Sauce y de los combates más memorables. La posición del arroyo parecía infranqueable a los brasileños, que trataban de romper la línea y liquidar las fuerzas del Gral. CABALLERO, quienes se abrieron paso, cuando se encontraron rodeados, combatiendo heroicamente con arma blanca, bajo una fuerte lluvia, para refugiarse en los montes.
Después de varias horas de continuo combate, la caballería enemiga logró hacer un sondeo casi completo a las posiciones paraguayas, Los defensores se batieron en esas circunstancias con más denuedo aún. El propio Gral. CABALLERO apenas pudo salir del encierro con unos pocos hombres. La mayor parte de los paraguayos fueron aniquilados al degüello. Algunos de nuestros oficiales caídos prisioneros, lograron escaparse después, presentándose posteriormente al mariscal López. Los brasileños perdieron 4.000 hombres. El Gral. MANUEL OSORIO fue herido de consideración (2).
(1) J. Thompson. "Guerra del Paraguay". Pág. 336.
(2) J. Crisóstomo Centurión. "Memorias". Cap. X. Tomo III.
COMBATE DE LOMAS VALENTINAS e ITA YBATE
El mariscal López que había fortificado precariamente la región llamada de PIKYSYRY, pronto se vio asediado por el ejército enemigo. Este había iniciado su marcha desde Villeta. En los íntimos días de la batalla, las divisiones aliadas se dividieron en dos. Una al mando del Gral. CAXÍAS y la otra al mando del Gral. JUAN MANUEL MENA BARRETO. Ambos habían acordado la táctica de atacar simultáneamente la línea izquierda y derecha de Pikysyry. En el lugar denominado LOMAS VALENTINAS o ITÁ-YBATE se encontraba el Mariscal. El Gral. MENA BARRETO llegó hasta la retaguardia paraguaya, arremetiendo contra las pocas tropas que peleaban, ya desechas y que más tarde penosamente alcanzaron llegar al fuerte de Angostura. En tanto el Gral. CAXIAS atropellaba las posiciones de Itá Ybate por varios desfiladeros. Su propósito visible era copar a las fuerzas paraguayas y tomar prisionero al Mcal. LÓPEZ.
A pesar de las difíciles condiciones del ejército nacional, los atacantes fueron rechazados con cuantiosas pérdidas. En los momentos que la presión enemiga se hizo sentir con mayor vigor, el Mariscal envió su escolta personal compuesta de 300 hombres atacando con precisión y demostrando al enemigo sal coraje ejemplar. Los repetidos ataques costaron tanta sangre y tanta pérdida a los aliados que suspendieron sus acometidas (3).
Mientras tanto, el Mariscal había mandado traer unos 500 hombres de Cerro León. Quería sostener a toda costa, aquel frente que consideraba de suma importancia. Sobre todo no quería abandonar la proximidad del río y menos aún el fuerte de Angostura que, con un puñado de hombres y escasa artillería, libraba continuos duelos con la escuadra brasileña.
El 24 de diciembre de 1868, el Mariscal recibió del prepotente Gral. MARQUÉS DE CAXÍAS, después elevado con el título de duque posterior a la batalla de Itá Ybaté, una nota en la que le intimaba rendición en un plazo de 12 horas, en vista de la situación insostenible en que se hallaban los paraguayos. CAXÍAS tenía la certeza de que la guerra para el Mariscal estaba irremediablemente perdida. López contestó negativamente en forma enérgica, con dignidad, a la altura de la infame proposición.
(3) C. Pereira y Jourdan. "López y la Guerra del Paraguay".
"CUARTEL GENERAL DE PIKYSYRY
DICIEMBRE 24 DE 1868
"El Mariscal, Presidente de la República del Paraguay, debiera quizá dispensarse de dar una contestación escrita a S.S.E.E. Los Señores Generales en jefe de los ejércitos aliados en lucha con la nación que preside, por el tono y lenguaje inusitados, inconvenientes al honor militar y a la magistratura suprema que V.V.E.E. han creído llegada la oportunidad de usar en su intimación de deponer las armas en el término de 12 horas, para terminar así una lucha prolongada, amenazando echar sobre mi cabeza la sangre ya derramada y la que aún tiene que derramarse, si no me prestase a esa deposición de armas, responsabilizando mi persona para ante mi patria, las naciones que V.V.E.E. representan y el mundo civilizado. Empero quiero imponerme el deber de hacerlo, rindiendo así homenaje a esa sangre vertida por parte de los míos y parte de los que los combaten, así como el sentimiento de humanidad y civilización que VN.E.E. invocan en su intimación.
V.V.E.E. tienen a bien notificarme el conocimiento que tienen de los recursos que puedan actualmente disponer creyendo que yo también pueda tenerlo de la fuerza numérica del ejército aliado y de sus recursos, cada día crecientes.
Yo no tengo ese conocimiento, pero tengo la experiencia de más de 4 años, de que la fuerza numérica y esos recursos nunca se han impuesto a la abnegación y bravura del soldado paraguayo, que se bate con la resolución del ciudadano honrado y del hombre cristiano, que abre una ancha tumba en su patria, antes que verla ni siquiera humillada.
¿Y ante un ejemplo semejante mi pobre cabeza pueda arredarse ante la amenaza tan poco caballeresca, permítaseme decirlo, que V.V.E.E. han creído de su deber notificarme?
V.V.V.E. no tienen el derecho de acusarme ante la República del Paraguay, mi patria, porque la he defendido, la defiendo, y la defenderé todavía. Ella me impuso ese deber y yo me glorifico de cumplirlo hasta la última extremidad, legando a la historia mis hechos, solo a mi Dios debo dar cuentas. Y si sangre ha de correr todavía, Él tomará cuenta a aquel sobre quien haya pesado la responsabilidad. Yo por mi parte estoy ahora dispuesto a la terminación de la guerra sobre bases igualmente honorables para todos los beligerantes, pero no estoy dispuesto a oír una intimación de deposición de armas.
Así, a mi vez, invitando a V.V.E.E. a tratar de la paz, creo cumplir un deber imperioso con la religión, la humanidad y la civilización por una parte, lo que debo al grito unísono que acabo de oír de mis Generales, Jefes, Oficiales y tropas a quienes he comunicado la intimación de V.V.E.E. y lo debo a mi propio nombre.
Pido a V.V.E.E. disculpa por citar la fecha y hora de la notificación, no habiéndola traído y que fue recibida en mis líneas, a las 7:30 horas de esta mañana.
Dios guarde a V.V.E.E. muchos años.
FRANCISCO SOLANO LÓPEZ".
Inmediatamente los aliados comenzaron a bombardear con toda su artillería las posiciones paraguayas, como preparación de nuevos ataques. Los días 26 y 27 fueron de feroces enfrentamientos e igualmente de violento rechazo. Tanteaban los enemigos la retaguardia del ejército paraguayo, con el objeto de establecer un nuevo acorralamiento, pero el Mariscal enviaba pequeñas fuerzas de caballería que despejaba el terreno con cargas impecables de inusitada fuerza. Los historiadores están contestes en que LÓPEZ no tenía más tropa que 2.000 hombres. A tal punto había llegado la merma de su ejército y la precariedad de sus recursos que no disponía sino de seis piezas de artillería. Los aliados, en cambio, tenían 20.000 hombres fuertes y sanos con 46 piezas (4).
Volvieron los brasileños y argentinos al ataque. Libróse de nuevo furiosos combates en que pequeños grupos de tropas paraguayas enfrentaban a batallones enteros. Cuando la situación se tomó insostenible y todo su ejército había perecido, el Mariscal emprendió la retirada hacia Cerro León por el atajo de Potrero Mármol. El Gral. BERNARDINO CABALLERO cubrió su retirada acompañado de 90 hombres (5).
El combate de Lomas Valentinas, bajo el mando de los coroneles JORGE THOMPSON y LUCAS CARRILLO, había durado 7 días; desde el 21 hasta el 27 de diciembre de 1868.
(4) Thompson. Ob. citada, pág. 334.
(5) Orden del día del marqués de Caxías, después promovido con el título de duque, citado por Thompson. Pág. 346. C. Pereira. Ob. citada, pág. 134.
COMBATE DE ANGOSTURA
Desde que el Mariscal acampó en Ita Ybate, el fuerte de ANGOSTURA había quedado aislado definitivamente y era asediado de continuo por la escuadra enemiga. Contaba con escasos medios de subsistir, tenía dos baterías de 650 hombres y contados proyectiles de artillería. Además de una gran cantidad de mujeres y heridos que eran inútiles para toda defensa. El jefe del fuerte era el ingeniero civil y militar inglés coronel GEORGE THOMPSON, que se las tuvo que ingeniar para sostener su comprometida situación; casi cada noche mandaba pequeñas fuerzas para explorar y recoger ganado del enemigo, para sobrellevar la vida de su gente en la más penosa de las condiciones. En fecha 30 de diciembre, exigido por los jefes aliados, la guarnición depuso las armas después de una consulta entre todos los oficiales y la imposibilidad de seguir resistiendo en el completo encierro (6).
(6) Angostura había sufrido desde hacía semanas las penurias del asedio y hallándose con una gran cantidad de heridos y escasos soldados en condiciones de seguir combatiendo, las circunstancias eran evidentemente adversas para una resistencia. (Ver obras de Centurión y O'Leary).
Fuente:
Por MANUEL RIQUELME
Editorial Servilibro, Asunción, Paraguay 2008.
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Fuente en Internet: itanramada.blogspot.com