OSVALDO CAMPERCHIOLI
SEDAS PINTADAS, 2006
COMENTARIO de ADRIANA ALMADA
EL DIBUJO DEL AGUA
Fruto de un buceo placentero en sus propios laberintos, Osvaldo Camperchioli emerge con esta serie de acuarelas sobre seda que remiten a símbolos antiguos (explorados por el artista en obras anteriores), así como a posibles relatos ficcionales.
Impelido por razones de orden espiritual, Camperchioli responde así a la incitación de lo bello, ensayando una forma personal de resistencia frente a las coordenadas que articulan el ejercicio del arte en nuestros días, de las que deliberadamente se aleja para sumergirse en una experiencia liberadora, deudora del espontoneísmo y vinculada a ciertas prácticas de meditación.
Es así que, imbuido de un misticismo up to dote, su perfil de homo fober/ homo ludens define las características de su trabajo, en el que el azar no sólo es un elemento decisivo, sino que actúa como verdadero challenger,
"El agua hace su propio dibujo", dice. Embarcado en una acción que Camperchioli confiesa no poder controlar, el fluir del agua determina transparencias, superposiciones, veladuras, en un juego iniciático en el que, finalmente, sólo importa la luz.
Viejos mandalas se disuelven en paisajes oníricos (nocturnos, estelares, melancólicos, festivos), al tiempo que el color, versátil y antojadizo, admite las formas brumosas y confusas de los mitos personales y colectivos.
La opción por la levedad, casi como principio filosófico, encuentra en el uso de la seda su mejor expresión. Camperchioli instala así una dosis de ligereza, libertad y despojamiento en el complejo escenario contemporáneo, transido de temores y oscuridad.
Adriana Almada Mayo 2006
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