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TADEO ZARRATEA
  LA LITERATURA GUARANÍ - Ensayo de TADEO ZARRATEA


LA LITERATURA GUARANÍ - Ensayo de TADEO ZARRATEA

LA LITERATURA GUARANÍ

Ensayo de TADEO ZARRATEA


Reivindico la expresión “literatura guaraní” para la que está dada en el guaraní del Paraguay. La reservo para aplicar en forma exclusiva al corpus literario pro­ducido en esta variedad dialectal del idioma guaraní. Esta reivindicación no la ejerzo por ser paraguayo sino porque, ceñido estrictamente a los hechos históricos, está comprobado que ésta es la única variedad dialectal de la lengua que ha producido una verdadera literatu­ra. Ninguna otra variedad idiomática del guaraní que se conozca, y que en total sumarían 52, diseminadas por toda la América del Sur, ha producido “literatura”, usando esta palabra en su más estricta e inequívoca acepción semántica en la cultura occidental.

Esa literatura se dio ciertamente fuera de la cultura propia del guaraní porque fue producida por el pue­blo paraguayo, un pueblo mestizo y bilingüe guaraní-castellano, que tiene una cultura bipolar y sincrética en la cual predomina la cultura occidental originada en Europa.

En nuestro medio, tradicionalmente se denominaba “literatura guaraní” o “poesía guaraní” a aquella que se da en el guaraní paraguayo, en el contexto de la cultura paraguaya; pero últimamente se viene generalizando la distinción entre ésta y la supuesta literatura producida por los indígenas guaraní*. Entiendo que fue la seño­ra Josefina Plá quien sugirió aplicar esta designación a un corpus configurado por la oralitura de los indígenas guaraní del Paraguay; es decir, a la transcripción de los textos orales tradicionales de uso ceremonial, encontra­dos por los antropólogos y etnógrafos, en variedades dialectales indígenas diferentes del guaraní paraguayo.

Discrepamos abiertamente con la señora Plá, en pri­mer lugar porque lo que ella denomina “literatura gua­raní” no es propiamente literatura, y la que denomina “literatura en guaraní”, sugerido para la paraguaya, no tiene sentido si no se le adiciona la palabra “paraguaya”; o sea, si no se dice “literatura paraguaya en guaraní”.


*.- indígenas guaraní: según el Congreso de Americanistas celebrado en Río de Janeiro, se ha determinado que al referirse al nombre en plural de los pueblos aborígenes, éste se escribe en singular (“ los guaraní” en vez de “ los guaraníes”).


ORATURA, ORALITURA Y LITERATURA

LA ORATURA SAGRADA DE LOS GUARANÍ Y LA LITERATURA

Es por demás habitual que los supuestos entendidos en literatura presenten el Ayvu Rapyta de León Cado­gan como “literatura guaraní”. Esto configura un error lamentable que debemos corregir. Ese texto no es lite­ratura de ficción ni poesía ni ensayo. Es la oratura sa­grada de los guaraní en versión de la parcialidad Mbya Ka’yguã. Para ser más explícito digo que ese texto es comparable en nuestra cultura sólo con la Biblia, por­que la narración comienza con la aparición de Dios en medio de las tinieblas primigenias, recorre toda la vida humana y termina con la destrucción de la tierra.

De la misma forma como Cadogan la documentó, otra buena parte de la oratura sagrada fue recogida por el general Marcial Samaniego, pero en la versión de los Pai Tavyterã. Posteriormente fue complementada la do­cumentación por el antropólogo Georg Grumberg y la conocemos los paraguayos Gregorio Gómez Centurión, Cristina Olazar y yo. Las narraciones que pude ano­tar las publiqué en el número 18 en la Revista Ñemitỹ. Los Pai Tavyterã denominan a esta oratura sagrada Arakuaávy, pero es más conocida con el nombre vulgar de Mborahéi Puku. Este nombre se debe al modo de contar cantando y dicen que la narración es tan larga que no se termina de contar en cuarenta días con sus noches. Por tanto es un texto de mucha envergadura.

De igual modo tienen sus respectivas versiones las otras parcialidades de la nación guaraní. La de los Gua­raní Apapokúva del Brasil, Ava katuete para nosotros, fue una de las primeras en ser recogidas por el investiga­dor alemán Kurt Unkel, más conocido por su nombre guaraní de Nimuendaju, a principios del siglo XX. La versión castellana fue publicada por Juergen Riester en Lima, Perú, en 1978, bajo el título de Los mitos de crea­ción y de destrucción del mundo como fundamentos de la religión de los Apapokúva-guarani.

Reiteramos que es un error estudiar dichos textos como literatura, simplemente porque no lo son; y ade­más, porque se degrada a la cultura guaraní equiparan­do sus textos sagrados a la literatura de ficción de estilo europeo, que nada tiene de sagrado ni de teológico.


LA ORATURA PROFANA

Después de la oratura sagrada existe en la cultu­ra guaraní la oratura profana cuyas manifestaciones más comunes son dos géneros cantados denominados: Guahu y Kotyhu. El primero es un canto de uso cere­monial y por ende cuasi sagrado. El segundo es canto enteramente profano o de divertimento que habitual­mente es acompañado con danzas colectivas. Estos textos tampoco constituyen literatura por el hecho de no estar escritos. Cuando son transcriptos constituyen oralitura y deben ser tratados como tal, porque de lo contrario se desnaturaliza su origen esencialmente oral. El conocimiento de estos textos es importante, pero rei­ teramos que no deben equipararse a lo que en la cultura occidental se conoce como “literatura”.

No obstante, si optáramos por mantener el criterio de la señora Plá, podríamos denominar a estas dos ma­nifestaciones “La Oralitura Guaraní y la Literatura Pa­raguaya en Guaraní”, pero en lo personal no estoy de acuerdo. Preferiría denominar al primero “La oratura de los guaraní”, porque la oralidad es el estado natu­ral en que se encuentra y sus portadores, los indígenas, no son quienes la han vertido a la forma escrita; ellos mantienen esos textos en la forma oral y somos los pa­raguayos y otros “blancos” quienes les hemos dado la forma escrita. Esta oratura varía de etnia en etnia, de parcialidad en parcialidad, pero se identifica por su ori­gen guaraní común.

En cuanto a la literatura paraguaya en guaraní, que a criterio mío debe denominarse simplemente “Literatura Guaraní”, debe destacarse la iniciación de la misma por los poetas populares paraguayos que cultivaron como un primer género la poesía.


LOS GUARANÍ NO TIENEN POETAS

Quienes nos hallamos iniciados en el conocimiento científico de la cultura guaraní sabemos que el pueblo guaraní nunca tuvo poetas, porque allí cada hombre y cada mujer es creador de su propio canto, de su propia poesía, de su palabra propia y exclusiva. En la cultu­ra occidental existen los profesionales de la poesía que nos prestan su palabra, su canto; ellos nos transfieren sus pensamientos y sentimientos a través de sus obras y nosotros las cantamos; a veces nos identificamos con una obra poética, la asumimos, nos apropiamos de ella porque compartimos el sentimiento del poeta.

Esto no ocurre en la cultura guaraní donde sólo exis­te un limitado número de textos poéticos anónimos y orales, apropiados por las comunidades como cantos tradicionales de la etnia, y a partir de allí cada persona crea su propia canción. Ellos desconocen el oficio de poeta. Aquellos que sostienen que en el pasado tuvie­ron grandes poetas denominados Ñe’ẽpapára o Etigua­ra, desconocen por completo la cultura de los guaraní; quieren que ésta sea igual a la occidental y a tal efecto le inventan supuestos poetas.

Esta es la causa principal por la cual no aparece en las parcialidades guaraníticas del Paraguay actual ningún poeta. Brígido Bogado es el primero y el único poeta in­dígena hasta ahora y como tal integra esta galería de 22 poetas contemporáneos en lengua guaraní, pero como veremos en su historia personal, él fue tempranamente apartado de su comunidad propia y criado por una fa­milia paraguaya.

El dialecto o la variedad idiomática denomina­da guaraní paraguayo es el que introdujo la literatura como un estadio superior en el desarrollo de la lengua guaraní. Este dialecto produjo, en primer lugar, el gé­nero poético. Aparentemente comenzó antes de la in­dependencia del Paraguay, en 1811, pero después de ese hecho político es cuando se manifiesta claramente. Se le atribuye a Anastasio Rolón, persona recordada como “poeta y guitarrista de Caraguatay”, un texto poético de género épico titulado Tetã Purahéi, el cual, más bien según la leyenda que la historia, fue presentado al dic­tador Rodríguez de Francia, y éste lo adoptó como el primer himno nacional paraguayo. La leyenda tiene asidero porque el siguiente gobernante, Carlos Antonio López, castellanista a rajatabla, tradujo el Tetã Purahéi al castellano y ordenó que sea cantado en los cuarteles. Lo publicó en el semanario El Paraguayo Independiente sin mencionar al autor original ni avisar que se trataba de una traducción.

También tenemos como el más antiguo poema lírico escrito en guaraní a Che Luséro Aguai’y, texto que don Silvano Mosqueira, intelectual carapegüeño, ha guar­dado en sus archivos y que le atribuyó al músico y poeta popular Juan Manuel Ávalos, apodado Kangue Erréro, que habría vivido en las décadas anteriores a la guerra del 70. Sin embargo, según el análisis lingüístico que hemos realizado del poema, el mismo se habría escri­to en la época colonial y no en la era independiente, porque delata una relación de vasallaje y señorío; es un poema de amor dedicado a una mujer blanca, inasible, inalcanzable para el mestizo por razones de confina­miento social, cuando el matrimonio entre personas pertenecientes a estamentos sociales diferentes estaba prohibido por ley. De todos modos y aun cuando no se halla todavía probada esta tesis, está registrado que el guaraní paraguayo viene elaborando poesía desde doscientos años atrás y en forma masiva. Los poetas populares suman centenares, y han cultivado todas las formas de la poesía.


EL ITINERARIO LITERARIO DE LAS LENGUAS Y DE LOS PUEBLOS

Las lenguas y los pueblos, por norma general, siguen el siguiente recorrido literario: poesía – teatro – narra­tiva – ensayo. Cuando un pueblo consolida su lengua y comienza a desarrollarla, busca la forma de escribirla; adopta un alfabeto y enseña a leer y escribir. Quienes superan el analfabetismo no se conforman con la mera transcripción del lenguaje hablado y avanzan hacia el lenguaje figurado, simbólico. Es allí donde aparece la literatura y como su primera manifestación, la poesía. Cuando el género poético se halla consolidado aparece el teatro, fenómeno cuya entidad como literatura hoy día se discute o directamente se excluye; pero es el arte de la palabra que se manifiesta en segundo lugar. Una vez consolidado el teatro aparecerá la narrativa de fic­ción, comenzando por lo general con las fábulas, que son narraciones, en principio orales, que tienen como protagonistas a los animales. Luego habrá quienes rea­lizan relatos épicos ceñidos a la historia y finalmente aparece el cuento, género menor de la narrativa, obra decidida e intencionalmente ficticia, pero arquetípica. Esa etapa se cerrará con la aparición de la novela. Cuan­do la lengua haya producido todos estos géneros lite­ rarios, sus hablantes, lectores y escritores esclarecidos producirán el ensayo, que es una suerte de especulación filosófica con intención estética.

La mejor comprobación de estos hechos la encontra­mos en el recorrido de las lenguas castellana e ingle­sa. En efecto, fueron coetáneos, y hasta se sostiene que murieron en el mismo día, Miguel de Cervantes Saave­dra y Willian Shakespeare, y como es de conocimien­to general, Cervantes consolidó la narrativa castellana afirmando definitivamente la novela con su obra capital Don Quijote de la Mancha, mientras Shakespeare cerró la etapa del gran teatro inglés con sus grandes obras teatrales. Inmediatamente después de la era de Shakes­peare comenzó la narrativa en Inglaterra.



EL ESTUDIO DE LA POESÍA GUARANÍ


La poesía guaraní debe estudiarse dividida en dos etapas. La primera es la etapa de la poesía clásica que se ha dado en el Paraguay y sólo en el Paraguay, pero dentro de formas castellanas; es decir, la poesía medida según la preceptiva literaria; con metro, rima y estrofa. Dentro de este molde se ha producido la mayor parte de nuestra poesía guaraní. Los poetas populares usa­ron todas las formas conocidas dentro de la preceptiva literaria castellana, incluida la décima espinela. La for­ma más primitiva es la cuarteta pareada, mientras la más extendida es la cuarteta de rima alternada; es decir, aquella estrofa de cuatro versos que rima el primero con el tercero y el segundo con el cuarto. En esta primera etapa la poesía guaraní usa el canto y la música para su propalación. El sueño de todo poeta era conseguir que sus versos sean musicalizados y cantados.

Dentro de esta etapa deben ser estudiadas las obras de los poetas principales, que a nuestro juicio, extraídos de más de un centenar, son Anastasio Rolón, Natali­cio de María Talavera, Francisco Martín Barrios, Darío Gómez Serrato, Manuel Ortiz Guerrero, Félix Fernán­dez, Carlos Miguel Giménez, Teodoro S. Mongelós, Gumersindo Ayala Aquino, Demetrio Ortiz, Crispinia­no Martínez González, Juan Maidana, Félix de Guara­nia, Carlos Martínez Gamba, Rudi Torga, Lino Trini­dad Sanabria, Sabino Giménez Ortega y Alberto Luna Pastore, entre muchos otros.

La segunda etapa, comprende la época en que la poe­sía guaraní se libera de las formas castellanas, del metro, de la estrofa, de la rima y del acento rítmico regular, pero al mismo tiempo se libera también de la música y del canto para, valiéndose de sí misma, presentarse como poesía. Esta época incluye a autores tales como Ida Talavera, Carlos Federico Abente, Feliciano Acos­ta, Mario Rubén Álvarez, Ramón Silva, Miguelángel Meza, Susy Delgado, Lilian Sosa, Wilfrido Acosta y Maurolugo, entre otros.


LOS RECURSOS POÉTICOS

Al estudiar la poseía guaraní deben abordarse en pro­fundidad los recursos poéticos utilizados y señalar el predominio de algunos de ellos en las diversas etapas y según los autores. Es importante destacar que en la época clásica fueron utilizados con mayor frecuencia los recursos poéticos de la oralidad y figuras literarias como la comparación, la metonimia, la sinécdoque, la anáfora y otras que tienen relación con la oralidad como la exclamación, la interrogación, la cadencia y la ono­matopeya.

En la poesía guaraní moderna son usadas con prio­ridad la metáfora y las imágenes sensoriales. Se usan mucho menos los recursos puramente idiomáticos y se recurre con mayor frecuencia a las figuras de pensa­miento. En esta etapa se desecha el metro, la estrofa y la rima, pero por lo general permanece el acento rítmico regular. No obstante, este último también queda afec­tado porque varios de los poetas jóvenes se empeñan en romper esa regularidad en busca de su propio estilo a través del acento rítmico irregular o quebrado.


EL TEATRO GUARANÍ

En las décadas del 30 y del 40 del siglo XX el guara­ní paraguayo produjo también el género teatral. Antes aparecieron algunos precursores como Francisco Mar­tín Barrios, pero es el dramaturgo Julio Correa el que le da existencia real e imperecedera con una veintena de obras teatrales que fueron representadas por él mismo con su compañía de teatro, causando gran suceso en la población paraguaya.

En la dramaturgia guaraní deben estudiarse funda­mentalmente las obras teatrales de Correa, sin olvidar a los precursores. Correa es la pieza fundamental no sólo del teatro guaraní sino del teatro paraguayo, porque la dramaturgia en lengua castellana producida en el Para­guay nunca superó a la producida por Correa en guara­ní. Después de Correa vienen los dramaturgos Néstor Romero Valdovinos, Mario Halley Mora y otros.


LA NARRATIVA GUARANÍ

Después de ejercer la poesía en guaraní en forma fer­viente y masiva por aproximadamente doscientos años, y luego de cuarenta años de producirse el teatro guara­ní, el pueblo paraguayo comenzó la etapa de la narrati­va en guaraní. Si bien el cuento es el género menor de la narrativa, éste reconoce como un virtual subgénero a la fábula. En guaraní paraguayo se produjo una buena cantidad de fábulas por vía de oralitura. Esas fábulas ya existían en forma oral tanto entre los indígenas como entre los paraguayos originarios, y la transcripción de las mismas o registro y documentación, constituye la oralitura más rica del Paraguay. También fue vertido al guaraní paraguayo un importante número de cuentos universales y otras obras de importancia que fueron tra­ducidas, como el Martín Fierro de Hernández, Platero y yo de Juan Ramón Jiménez y La vida de Pascual Duarte de Camilo José Cela.


EL CUENTO GUARANÍ

El guaireño Carlos Martínez Gamba produjo la pri­mera serie de cuentos en guaraní a partir de 1971, re­sidiendo a la sazón en Buenos Aires como exiliado. El cuento en guaraní tiene también a sus precursores como Narciso R. Colmán y Basiliano Caballero Irala, pero es Martínez Gamba el que le da una dimensión de género literario, porque publica sus primeros cuentos con una decidida intención estética y con el firme propósito de instalar la narrativa de ficción en esta lengua. Los cul­tores de la lengua que en aquel entonces éramos jóvenes comenzamos a emular a Martínez Gamba, abonando el comienzo de la narrativa guaraní. Algunos de los cuentos producidos por nuestra generación fueron publicados en la revista Ñemitỹ.


LA NOVELA GUARANÍ

En 1981 fue publicada la primera novela en guaraní paraguayo, Kalaíto Pombéro, que es de mi autoría. Tengo la sensación de que la aparición de la novela en guaraní se produjo a destiempo. Cuando publiqué Kalaíto Pom­béro, la cuentística guaraní no estaba aún consolidada. Evidentemente este género menor de la narrativa debió extenderse por más tiempo. Sólo de esta forma puedo explicar que a una distancia de tres décadas no se haya producido otra novela de la envergadura de Kalaíto. Como precursor mío puedo mencionar a Juan Maida­na, que con Mitã Rerahaha escribió en forma de poesía épica un largo cuento o novela corta, pero en cuanto a la prosa con intención estética, debo reconocer como mi precursor a Carlos Martínez Gamba y como mi precep­tor a Juan Bautista Rivarola Matto. Es importante que las generaciones jóvenes analicen con el debido rigor la novela Kalaíto Pombéro porque presumo que es el registro más fiel y más extenso del guaraní vivo y hablado por el pueblo paraguayo.

En suma, en guaraní paraguayo se produjo hasta la fecha, poesía, teatro y narrativa de ficción. El único géne­ro faltante es el ensayo. Y reiteramos que esta variedad idiomática es la única que produjo todos estos géneros literarios; por tanto, corresponde que se le adjudique la denominación de literatura guaraní al corpus existente en los tres géneros mencionados.



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