EL PERRO TOM, EL JUEGO , DON GRILLO , LA PAZ ,
PATRIA , SOMBRERO PIRÍ, 14 DE MAYO , UN LIBRO TUYO,
EL TRABAJO, AMÉRICA , ESTE ES MI PUEBLO ,
ANDRECITO VISITA LA CIUDAD , EN CASA DE JACINTO ,
ANDRECITO SE DESPIDE DE LA CIUDAD, EL PONCHO LA GUITARRA Y EL MATE ,
CÓMO ES MI PUEBLO EN PRIMAVERA y UN PASEO A CAACUPÉ
Poesías y cuentos de ELSA WIEZELL
EL PERRO TOM
En mi casa hay un perrito
Cariñoso y juguetón
Y le llaman mis hermanos
El amigo perro Tom.
Tiene blanca las orejas
Y nos cuida sin cesar;
Es jugador con los niños
Y obediente por demás.
En mi casa hay un silencio
Si nos falta el perro Tom.
por ser bueno y cariñoso
Es el dueño de mi amor.
EL JUEGO
Brinca pelota en el aire,
Salta el niño sin parar;
Las niñas hacen castillos
Junto a la orilla del mar.
Danzan los más chiquititos
Y hasta el cielo brilla mas
En la mañana de Agosto
Con perfumes de azahar.
¡Qué lindo vivir es este
Viendo a los niños jugar
Con Dios mirando en el cielo
Frente a la orilla del mar!
DON GRILLO
-Yo soy Don Grillo
Al atardecer canto con melancolía
En la verde alfombra del pasto
Y el claro cristal del rocío.
-Yo soy Muá
Amigo del picaflor y los gorriones
-Yo soy Don Grillo, director de las sinfonías
Cargando con luces y estrellitas.
Me gustan los animales pequeñitos
Y los niños mendigos.
Alegro la vida
Con mi corazón sonoro.
-Yo soy Muá
La ternura de los montes,
La poesía del río
Y el hermano menor
De la mariposa.
LA PAZ
Enterrad los fusiles
Hombres del mundo.
Olvidad todo el odio
Sobre la tierra.
Y que un Canto
Camine sobre los labios
Y dirija los niños
De las escuelas.
En su nombre
Alcemos nuestra bandera
Con su amor en la líente
¡muera la guerra!
PATRIA
La sangre y el esfuerzo
Debe ser de la Patria
Porque así lo explica
Nuestra bandera.
El blanco de la paz
Debe ser de los hombres
Porque solo en la paz
La fe se encuentra.
El azul es del cielo
Y a Dios acerca
Porque hacia Él mirando
Muere la guerra.
Dios, Patria y Amor
Hacen bandera
Y debemos llevarla
Por las escuelas.
SOMBRERO PIRÍ
El poncho calienta el hombro
Y en el cinto mi facón
Pero más alto que todo
Este sombrero pirí.
Al corazón la guitarra
Sobre el sueño del ñandutí
Sobre la frente y el canto
Este sombrero pirí.
Camino de los lapachos
Se va el río Paraná
Y en el pelo del hachero
Baila el sombrero pirí.
Liviano como la nube
Parece juego de sol
Por eso mi paraguayo
Tiene sombrero pirí.
14 DE MAYO
Que los niños de esta tierra
Recuerden que en su bandera
Hay sangre de Cavallero,
De Iturbe y Antequera.
Que Mayo nos dio una patria
De libertades y estrellas
Y sus hijos saludamos
Horas de paz y horas nuevas.
Que junto con la maestra
Que es la madre de la escuela
Roguemos a Jesucristo
Que los hermanos se quieran
Formando con este abrazo
La más hermosa Bandera.
UN LIBRO TUYO
Allí en tu libro
Un hombre gasto su vida
Haciendo un mundo
Para que soñaras.
Piso para ti
Un cielo de banderas
Y un tronco para el techo de tu casa.
Puso también lo que aprendió
En las horas de sus días
Y entrego, para que tu vieras
El abrazo del hermano.
Allí en tu libro esta su corazón
Ponle tu parte de la vida.
EL TRABAJO
Mira como se viene la semilla
Y se hace el árbol.
Harina que se hace pan
Con el trabajo.
La paz viene con su milagro.
Elevemos la frente
Con la semilla.
De su milagro
Vendrá el pan del mañana
Para el hermano.
Aleluya en las manos
Porque la paz del mundo
Viene con su milagro.
AMÉRICA
América para todos,
Una patria de justicia
Hagamos con su bandera.
Que no dividan las razas,
Que no existan las fronteras,
Que pueda mirar el mar
Y el cielo desde mi tierra.
¡El mar para el Paraguay!
O no podrá respirar
El vuelo de mi bandera.
DE: LA CALESITA (Asunción: Edición de autor, 2006)
ESTE ES MI PUEBLO
Este es mi pueblo:
Un azadón y una guitarra.
Un poncho para una siesta
Y un cántaro para el agua.
Este es mi pueblo.
Bajo su luna
Cantan guaraníes los arrieros
Y las mujeres tejen el sueño
Como las arpas ñandutíes.
Este es mi pueblo,
Lo que más quiero.
Un amor grande
Cubre mi pecho cuando lo nombro
Y mi bandera tiene una estrella
Que es más alta
Para mi sueño.
ANDRECITO VISITA LA CIUDAD
Andrecito salió de su pueblo a la madrugada para visitar a su primo Jacinto que vive en la ciudad.
A ratos se dormía en el ómnibus que venía a gran velocidad pero otras veces se ponía a contemplar la madrugada y el rocío que cubría el campo.
¡... Qué linda era su patria!
El corazón de Andrecito se regocijaba con tanta belleza de los árboles y la serranía.
A lo lejos se divisaban unas vacas que pastaban en las praderas verdes.
De repente Andrecito se acordó de su vaca Floripona y tuvo deseos de tomar un jarro de leche fresca como en su casa.
-¡Qué rica sería! dice Andrecito con nostalgia.
Mientras, el ómnibus a gran velocidad llegaba a un pueblo donde se vendía chipa.
Andrecito compró una y después de comerla quedó dormido hasta que empezó a oír extraños ruidos de autos.
Se despertó de golpe y se encontró frente al mercado donde se exponían frutas y verduras.
Andrecito pensó en su padre que decía que la cosecha tenía que ser transportada a la capital y que necesitaba dinero para traerla. Andrecito se puso contento de golpe con tanto movimiento y se pegó a la ventanilla para verlo todo.
Pasando por las calles no se cansaba de mirar los letreros que había. El niño leía con ansia hasta que se encontró con uno grande que decía "El litoral". Allí paró el ómnibus y Andrecito divisó a su primo Jacinto muy bien vestido esperando.
Se abrazaron los dos primos y Andrecito no se cansaba de repetir ¡Que, lindo! ¡Que, lindo!
EN CASA DE JACINTO
Jacinto, después de esperar un rato, llevó a su casa a su primo Andrecito.
Tomaron otro ómnibus y pusieron la valija debajo del asiento. Los dos niños no se cansaban de hablar mientras Andrecito exclamaba: ¡Todo es diferente que mi pueblo!
Sin embargo, a Andrecito le vino una nostalgia del árbol del lapacho que tenía en su casa. Al momento pasaron por un gran parque y allí estaba el mismo árbol que tenía Andrecito en su casa. Andrecito no pudo dejar de exclamar bien fuerte: ¡pi... pu...!
Los pasajeros del ómnibus lo miraron sorprendidos y Jacinto pidió a Andrecito que hablara más despacio.
Los dos niños llegaron a la casa de Jacinto y Doña María salió a recibirlos. La madre de Jacinto dijo a los niños que se sentaran a desayunar. Andrecito tenía mucho apetito. Mientras desayunaban, Andrecito le regaló un hermoso sombrero pirí que había traído de su pueblo. A Jacinto le gustó mucho el sombrero y se lo puso para mirarse en el espejo.
Le llamó la atención a Andrecito la canilla de agua. Preguntó a su amigo cómo funcionaba.
Cuando aprendió el niño la maravilla, Andrecito pensó en su madre que sacaba agua del pozo y soñó que algún día en su pueblo habría también muchas canillas de donde brotara el agua como un manantial.
Jacinto prometió a Andrecito llevarlo de paseo a la tarde, a recorrer la ciudad.
Andrecito se puso muy contento. Le gustaba mucho recorrer las calles de Asunción y conocerlo todo.
ANDRECITO SE DESPIDE DE LA CIUDAD
Llegó el día que Andrecito debía regresar a su pueblo. Jacinto y su amigo habían decidido dar esa mañana el último paseo por la ciudad, pues el ómnibus debía partir a las cuatro de la tarde.
-Vístete pronto-repetía incansablemente Jacinto, mientras Andrecito preparaba su valija para dejarla ya lista.
Salieron de la casa de Jacinto a las nueve de la mañana. Hacia un día fresco y hermoso.
-¡Qué linda es la ciudad! -decía Andrecito a su amigo.
Los dos amigos llegaron a la plaza, pero estaban un poco tristes porque tenían que separarse dentro de pocas horas.
Andrecito quiso saber por qué había debajo de la plaza otro pueblo formado por ranchos o casas muy pequeñas.
Vamos a explicar a Andrecito cómo los niños juegan bajo un mismo sol con la pandorga.
Alegremos el corazón de los amigos contándoles "Una pandorga bajo el sol"...
Hay un lugar sobre el río. Cerca vive una ciudad alta, pero ambos lugares están bajo el mismo sol.
Hay un pueblo cerca del río que a veces sube hasta la ciudad alta. A veces en el pueblo que vive abajo y en tiempo de tormenta el techo se desploma y los habitantes tienen que construir de nuevo con paja o ladrillos.
A veces la mujer abandona el rancho para entregar frutas, verduras y otras mercancías...
Hay un pueblo abajo y una ciudad alta. Un murallón de piedras no puede dividirlas porque en la plaza juegan todos los niños. A veces, principalmente de siesta, suben al asfalto con cuatro pequeñas ruedas fabricadas ¡Pi... pu…!
Andrés, Pablo, Marciano, Aurelio, Ignacio, el lustrabotas, el más pequeño de loshijos de Doña Carmela... todos juegan frente a la plaza.
Hay una escalera casi invisible donde pasan las mujeres con sus cántaros...
El viento norte llega de forma terrible y cuando viene el invierno y las lluvias, el agua sube al cuarto de los niños.
Las grietas de los ranchos están cerca de las bocinas y el asfalto.
EL PONCHO, LA GUITARRA Y El, MATE
Esta mañana, Andrecito y Jacinto se levantaron temprano y recorrieron llenos de alegría el pueblo.
Jacinto estaba maravillado de los árboles y la sencillez de la gente. ¡Todos se saludaban! Como si se hubieran conocido desde mucho tiempo.
Cruzó cerca de ellos un hombre rudo y moreno, cubierto de un gran poncho a rayas y entonces Andrecito le explicó muchas cosas.
El poncho sirve para cubrir cl pecho de los hombres que viven en el campo. Muchas veces está hilado a mano y por eso constituye un símbolo. Hermosos dibujos y el color hacen del poncho amado por los campesinos y también por los que viven en la ciudad.
Jacinto explicó a su amigo Andrecito que también el mate es amado por los hombres del campo. El mate donde se sueña con sabor a yerba. Es el tereré en verano.
Desde la vieja tradición, el poncho y el mate son compañeros del hombre.
En la calma del que espera el brote de la semilla existe otro motivo de alegría: la guitarra.
En la guitarra duermen los mejores sueños del hombre paraguayo. La polka y la guarania cantan en sus cuerdas.
El poeta que duerme en el pueblo paraguayo aflora rápidamente con la ayuda de la guitarra
La guitarra es el elemento esencial de y para la vida del hombre que sueña siempre...
La vida en el campo hace de la guitarra una compañera fiel para la soledad.
El mate, el poncho y la guitarra para el que sueña, hacen más llevadera la vida del que trabaja la tierra sin descanso...
Por eso, la guitarra es, con el arpa, el signo más entrañable del Paraguay.
CÓMO ES MI PUEBLO EN PRIMAVERA
El ómnibus que traía a Jacinto de la casa de Andrecito, entraba a la ciudad.
Parecía que el campo estuviera cerca del camino asfaltado. Es que era el mes de septiembre.
La maestra de Jacinto le habló muchas veces de la alegría del mes florido.
-¡Le llevaré unas hermosas flores a mi maestra! -pensó Jacinto con una sonrisa.
Septiembre, mes de alegría y calor. La ciudad cubierta de azahares. Perfume de naranjos por las calles.
Cerca de los balcones los pájaros cantan.
El árbol de lapacho, orgulloso de su forma violeta, entrega su capullo momentáneo.
El colibrí flota sobre jazmineros en flor llevando en su fino pico la embriaguez del néctar primaveral.
Entre toda la exposición de flores se destaca el árbol morado, amarillo o blanco.
-No solamente en la tierra campesina florecen los arboles -piensa Jacinto.
En la ciudad, sobre el asfalto, caen flores formando una alfombra blanca.
El paisaje se torna verde con mil tonalidades hasta el gris brumoso.
Pareciera que el sol se derramara con mayor claridad en esta primavera.
El corazón de Jacinto estaba contento porque volvía a su casa y porque era el mes de septiembre, en primavera.
UN PASEO A CAACUPÉ
Mi tío Manuel tiene un ómnibus y nos invita con frecuencia a salir de paseo.
Resolvimos aceptar la invitación este fin de semana en un paseo hasta Caacupé.
El domingo nos levantamos muy temprano.
Fuimos mis dos tíos, mis primitos y mi hermano Juan...
Después de algunos kilómetros llegamos a Itaguá. Allí teníamos al amigo de mi tío, el padre Pedrozo, que es el párroco de la iglesia. Mi tío lo quiere mucho y hace tiempo son amigos.
Mi tío explicó que su amigo era también poeta y que él había asistido a su primera misa folklórica en su iglesia.
Al salir de Itaguá fuimos a ver los trabajos de ñandutí que se exponen a la vera del camino; a mi tía le gustó mucho un mantel celeste y lo compró.
En Itaguá comimos algunas chipas y seguimos viaje a Ypacaraí. Cruzamos hermosos paisajes con colinas. A lo lejos se veían las plantas de coco.
Un lago azul estaba en el paisaje lejano.
Mi tío nos dio naranjas y algunos los comimos porque teníamos mucha sed. Mi hermanito comió mandarinas.
Después de pasar los cincuenta kilómetros desde Asunción, llegamos a Caacupé.
Vimos a la entrada una linda plaza donde bajarnos y jugamos un poco.
Mi tía me dijo que quería visitar a la Virgen de los Milagros. Nos fuimos al templo todos y rezamos un rato.
Al salir del templo, todos estábamos muy contentos. Recorrimos las calles para ver los recuerdos típicos de Caacupé.
Después de mirar, mi primo decidió comprar un hermoso sombrero pirí con flores lilas, verde y azul. A mí el tío me regaló una alcancía hermosa.
Después de comprar estos recuerdos, fuimos a almorzar bajo unos árboles, cerca del arroyo.
Habíamos llevado la comida y algún refresco.
Los niños jugábamos mientras los tíos se sentaban tranquilamente a conversar; cuando llegó las cuatro de la tarde, mi tía dijo que podíamos regresar.
¡Qué lindo era el paisaje!
Antes de llegar a Asunción, nos pusimos a cantar "Qué linda es nuestra tierra".
DE: ESTE ES MI PUEBLO
(Asunción: Edición de autor, 2006)
Fuente: LITERATURA INFANTO-JUVENIL PARAGUAYA DE AYER Y HOY. TOMO II (K – Z). TERESA MÉNDEZ-FAITH, INTERCONTINENTAL EDITORA S.A. Pág. web: www.libreriaintercontinental.com.py. Asunción – Paraguay, 2011.
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