Nde su resa’ÿi
nde túa paje:
nde rekove’ÿre
reju reguähë.
Mitära’ymi
akähatäite.
Chéve jepe oikéma
pe jahe’ose.
Ava piko oime
ne mongyhyje
ra’e orehegui
voi asyete.
He’i ra’e ndéve:
cháke kuimba’e!
Ejererekóke
ne reñói rire!
Mytära’ymi
akähatäite.
Nde sy ha nde túa
hasë nderehe.
Ikunu’ü kuéra
ne mba’erängue
ko’äga oikopa
chugui kusugue.
Nde rekove’ÿre
reju reguähë,
Mytära’ymi
akähatäite.
Nde sy resa’ÿi,
nde túa paje.
Chéve jepe oikéma
Pe jahe’ose!
Música: Carlos Noguera
Mborayhu ára pyahu
Epáy che reindy ha ñahuguäitï ko’e ogurejáva
ñandéve guarä, guyra purahéi ha yvoty ryakuä
Amo mombyry, péina kuarahy avei ojajáima.
Epáy, che reindy. Ko ára oguähëva ñane mba’erä.
Che reindy, juru hiérete pochy, che anga yvága
Che mbarakami nokirirïvéi. Chéicha opurahéi.
Ko ára pyahu ñandéve guarä ko’agä iñasäiva,
ñane retämi pytuhëicha ndoguemo’ävéi.
¿Quién ocupa la tierra de quién? ** El año pasado, cuando a un indígena se le ha preguntado si ya tiene título de la tierra que habita, respondió: “Pe yvy título ko hína ore rekove. Naha’ei cuatia oguerekova la yvy jara. Yvy jara hina pe tekove pype heñoiva ha pype upei oneñotyva”. “El título de la tierra son nuestras vidas. El dueño de la tierra es el ser humano que nace y muere en esa tierra”. Este indígena mbya, así presentaba su fundamentación sobre el derecho a la tierra. En este caso a su tierra. La que los menonitas hace años tratan de incorporar a su patrimonio, en la Región Oriental.
** La tierra es para al vida. La vida es para la tierra. La tierra donde se resta vida humana, ya no es tierra de Dios. Dios ha dado la tierra para el bien de la vida. Por eso, la tierra es bondadosa. Y el ser humano retribuye esa bondad, con la vida que se entrega al bien en la tierra. Esta milenaria concepción sobre el derecho a la tierra, rechaza toda especulación comercial. La tierra no debe ser vendida ni comprada. La tierra es para todos los seres vivientes. Existe la tierra para existir la vida. Existe la vida porque la madre tierra no hace faltar sus dones. La tierra está donándose para asegurar la vida, para multiplicar la vida, para conservar la vida.
** Ore rekove ko hína pe yvy título. Nuestras vidas son El título de La tierra. Esta afirmaciónd el indígena mbya, no está muy lejos de la argumentación de los capesinos sin tierra: La yvy ndaiporivéimarö ñandeve guarä piko ma’erä jaikoveseve. Ñande rekove niko ndaha’ei mba’eve yvy’ÿrehe. Si ya no hay tierra para nosotros, para qué vivir. Nuestra vida sin la tierra, no es nada. Y continúa diciendo: Pe yvy jaipota, ñande rekove ohomieve haguä tenonde ko arapype. Necesitamos la tierra, para que nuestra vida pueda avanzar un paso más en este mundo. Nda upéicharö: mbykyma vointe ñande raperä. Si no es así, ya muy pocos pasos podemos dar.
** Paradójicamente, los acaparadores de la tierra, no tienen la más mínima relación vivencial con la tierra. Mucho menos existencial. Para la mayoría la tierra tiene el valor estrictamente comercial. Especulativa. No están íntimamente comprometidos con la tierra. Constituye una inversión. Un ahorro. No resta ni suma su ser. La razón de su vida no es. Podría ser mercancía o renta. La tierra está allá, lejos de su vida cotidiana, de su esfera social, de su necesidad íntima. Alguna vez, por su posición en la esfera pública, o su habilidad profesional, o su intuición financista, decidió adquirir esa tierra en su oficina de la capital. Después, una visita. Y la tierra ya pasó a ser propiedad privada. Entonces, ¿quién ha ocupado primero la tierra de quién? ¿Acaso los dueños de las grandes extensiones de la tierra no son los que primero ocuparon la tierra de los campesinos? ¿Con qué derecho privaron a los campesinos de sus tierras? ¿Por qué se llama propiedad privada a una tierra que nadie habita? ¿Una tierra donde no hay personas que dedican sus vidas a esa tierra? ¿Cómo puede ser privada? Una tierra deshabitada de la vida humana. ¿Cómo puede justificar privacidad? Si está privando que exista vida humana, una tierra no tiene derecho a llamarse privada. Debería llamarse tierra “desocupada”, tierra “sin vida”, tierra “despoblada”. En todo caso, se trata de una “tierra prohibida” para la vida. Es decir, tierra sin labriegos, tierra sin sembrados, tierra sin destino humano. Es una tierra que está denunciando una deshumanización, una injusticia contra seres de “bajo nivel intelectual” que desgraciadamente todavía conservan la muy cristiana cultura que está sintetizada en este mandamiento: “Ganarás el pan con el sudor de tus frente”. Muy opuesta a la cultura de los privilegiados que presumen su alto nivel intelectual pero con una lamentable falta de sensibilidad humana y elemental projimidad.
(Publicado el jueves 39 de junio de 1989 en “Telón abierto” de la sección de Arte y espectáculos del diario Hoy).
Fuente: www.ruditorga.com
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