.
POEMA 12
Ayer murió-
Hacía flores
casi con más ingenio
que la naturaleza.
Parecían vivas
en el comienzo entusiasmado
de las fiestas nocturnas,
sonriendo ansiosamente
en las lánguidas solapas
aleteando en breteles
y muriendo de a poco en la cintura.
¿Tendrá las manos libres,
para hacerse sus flores,
ahora que tiene tiempo?...
POEMA 15
Puedo ponerle
a tu cuerpo calor
y convertirlo en brasa.
Con un solo gesto de mi boca
dejarte sin aliento.
Puedo ponerle
soles a tus días
hundirte en las tinieblas.
Puedo ponerle
un cascabel a tu silencio,
abalorios de pena a tus mejillas.
Y con tanto poder
me tienes presa.
POEMA 18
La selva respira silencio.
Como suelta y esquiva
vagando en el mohoso vapor que llena el aire,
siento la latencia del indio trasegando la yerba
y el resollar de la caza que huye.
En la distancia de la flecha vibra la muerte.
La selva respira maleza.
Se abona con su propia podredumbre.
Explota hasta los cielos su rebeldía verde.
Los pájaros como luces crepitan
mientras sigo árboles adentro.
POEMA 19
Se miró el vientre huero
sin más combas de vida resquebrajando pieles.
Se miró el vientre huero
sin más matriz ni cuna con pájaros que laten.
Se miró el vientre huero
no más artesanato ni más posible espera.
Se miró en el espejo su cara transeúnte
-marioneta-.
Tuvo lástima.
POEMA 21
Con el límite
de los brazos abiertos
-moviéndose en el vientre como ser en gesta-
la bahía palpita su lenguaje de siglos.
El mar
mueve sus crestas
de indecisas espumas
para luego
recostarse en la orilla
como un perro que aguarda
la acquiescencia del hombre.
En un extremo
asimétrica y sola
una palmera
atrevida
agita el horizonte olisqueando pájaros.
Mientras la tarde
suma su vahido de olas,
la luna en un árbol impreciso de nubes
se repliega por detrás de los cerros.
No importa.
De la costa, el hombre la suplanta
con sus luces diversas.
Amanece.
La madrugada fresca y milenaria
vuelve
húmeda de rocío y de misterio.
El día,
en medio de esa paz,
espera que la gente se levante.
.
(De EN LA DISTANCIA DE LA FLECHA, 1977)
.
POEMA 7
Mientras estrenaba
mis carreras sobre el pedregullo
me alertaron del peligro de las caídas.
Me aconsejaron también
ir
con las rodillas dobladas
por si frenaban los otros.
Pero no recuerdo si me hablaron
de que tendría que seguir
habitándome
aunque me mude.
POEMA 12
Venías siempre acompañando el aire de la tarde.
En la circunferencia de mis brazos
se quedó tu lugar.
Más de una vez
sentí tus pasos fuera
sin que el portón hiciera ruido.
Más de una vez
sentí que me mirabas
apoyado en el marco de la puerta.
OBSTINACIÓN
Quiero volver a mis trenzas
Cruzar la puerta ennegrecida por el desuso
y pasear por el otro tiempo.
Quiero encontrarme en la calle de la playa.
Ahora tengo apuros
porque sé de las cosas que no vuelven.
Si llego, se podrá ver el brillo de mis ojos.
Y me verán las trenzas.
Y tal vez valga la pena recobrar
el camino que se pasea por detrás del muro.
.
(De DIA SOBRE EL BLANCO, 1979)
.
Fuente:
VOCES FEMENINAS EN LA POESÍA PARAGUAYA.
Edición de JOSEFINA PLÁ.
Colección Poesía, 7
© Josefina Plá.
Alcándara Editora.
Se acabó de imprimir el 28 de setiembre de 1982
en los talleres gráficos de Editora Litocolor ,
Asunción, Paraguay (162 pp.).
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