AMIGO PERSONAL

Por JESÚS RUIZ NESTOSA

jesus.ruiznestosa@gmail.com

SALAMANCA, España. Cuando le pidieron una opinión a Horacio Cartes sobre el funcionario de la Binacional Yacyretá Raúl Sánchez Benegas, más que responder, pontificó: “Es mi amigo personal”. Este es un problema semántico al que no le encuentro solución desde hace muchos años. Quizá tenga que pedir ayuda. ¿Me puede decir alguien, entonces, qué significa eso de “amigo personal”? Por más que le doy vueltas al asunto, no encuentro que otra clase de amistad puede existir. Lo único que se me ocurre es tener un “buen amigo” o un “mal amigo”, porque existen, así como hubo un “ladrón bueno” y un “ladrón malo” en el monte Calvario. Que si vamos a poner en cruces a los ladrones que aquí tenemos, tendríamos que pedirle prestado una parcela de territorio a los países vecinos.

La cosa no va por ahí, evidentemente. Es muy importante escuchar hablar a la gente por el tono que utilizan cuando pronuncian ciertas palabras. Así, el énfasis del “amigo personal” es con la intención de decir: “a este no lo toca nadie porque es mi protegido”. Calificar a una persona de esta manera es como salir de garante de su conducta, de todo lo que haya podido hacer y lo que aún le queda por delante hacer. La pregunta obligatoria en ese caso es: ¿qué garantía pueden dar las personas que justamente recurren a esta fórmula para sustraer a alguien de las manos de la justicia?

El “amigo personal” de Cartes, en ese caso, puede servir muy bien de ejemplo: consiguió un reposo por enfermedad de más de doscientos días en la Binacional Yacyretá, su lugar del trabajo, cargo que obtuvo de la mano del expresidente Cartes, y entonces presidente de la Seccional Colorada 24. ¿Algo más que agregar a su currículum o es suficiente? Esto sin considerar la galería de “amigos personales” y “hermanos del alma” que posee Cartes, incluyendo a Darío Messer, hoy preso en Brasil a causa de sus sucios negocios. Como no hay mal que por bien no venga, Sánchez Benegas tuvo la suerte que casi al mismo tiempo que se destapaba su caso, se encontró otro funcionario que había obtenido más de 300 días de reposo a través de un certificado médico dado por un oculista.

Una de las fuentes inagotables de la corrupción en nuestro país ha sido justamente esta práctica no de amistad sino del compincherismo. Es decir, no proceden como amigos sino como compinches de sus sinvergüencerías. Tratando de poner las cosas como son y dándole a las palabras el significado que se merecen, esta gente, para hablar con precisión, tendría que decir “es mi cómplice personal” en lugar de “es mi amigo personal”. Tal vez así se entiendan mejor las cosas ahora que está tan de moda hablar de la trasparencia en el manejo de la cosa pública.

En esta misma línea se mostró el ministro de Hacienda, Benigno López al referirse al ministro de Educación Eduardo Petta: “Yo lo conozco muy bien. Está haciendo bien las cosas”. Una muestra de exceso de generosidad cuyos resultados, nosotros, pequeños mortales, no vemos por ningún lado. No sólo ese ministerio produjo el mayor esperpento editorial de toda nuestra historia, con libros para estudiantes llenos de errores, sino que muchos colegios del interior del país han debido comenzar las clases dándolas debajo de los árboles de los alrededores porque los edificios están convertidos en verdaderas taperas. Esta es nuestra realidad: el ministro de Hacienda y el ex jefe de la Policía Caminera hablando del sistema educativo. ¿Será otra amistad personal?

Fuente: ABC Color (Online)

www.abc.com.py

Sección OPINIÓN

Lunes, 24 de Febrero de 2020

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