EL MITO DE LA IMPUNIDAD

Por JESÚS RUIZ NESTOSA

jesus.ruiznestosa@gmail.com

SALAMANCA. Hace un par de meses tuve una larga conversación con un amigo que me hizo un análisis inteligente y agudo de la realidad de nuestro país, para concluir que el futuro que nos esperaba era convertirnos en una república similar a las que conforman América Central: un conglomerado de Estados fallidos donde las izquierdas y derechas actúan con los mismos métodos y donde resuelta poco menos que imposible determinar dónde se encuentra la línea fronteriza entre la delincuencia y la legalidad. En ese momento quedé muy impresionado e incluso escribí un artículo sobre aquella conversación.

No quiero borrar con el codo lo que he escrito con la mano, pero me temo que algo ha sucedido que hizo que cambiaran las circunstancias de tan aciago pronóstico. Las cosas han ido a peor y hoy me temo que de seguir nuestra vida política por los caminos que se han abierto con base en la impunidad de sus protagonistas, en los años futuros ni siquiera llegaremos a parecernos a esos países de América Central. Seremos mucho peor.

Acabo de leer en la prensa que en Guatemala ha estallado una grave crisis debido a que un juez pide que el Presidente de la República sea despojado de todos sus privilegios para ser investigado por hechos claros de corrupción. ¿Han entendido lo que acabo de decir o piensan que se trata de una historia de ficción? Un juez impulsa una investigación al propio presidente del país porque encuentra elementos evidentes de corrupción.

En Guatemala funciona una Comisión Internacional contra la Impunidad (Cecig), dependiente de Naciones Unidas, y que fue creada por dicho organismo. El propio Ban Ki-moon, en el 2013 nombró al juez colombiano Iban Velásquez para el cargo de “juez anticorrupción”, quien ha logrado meter ya en la cárcel a varios altos cargos del gobierno guatemalteco, incluyendo a un hijo y un hermano del actual Presidente de la República acusados de fraude fiscal.

Nada más enterarse del pedido hecho por el juez Velásquez, el presidente guatemalteco, Jimmy Morales, lo declaró persona non grata y dispuso su inmediata expulsión del país. Sin embargo, el Tribunal Constitucional suspendió la medida, y como Morales insistiera en que abandonara el país, dicho tribunal ordenó a los ministros de Exteriores, Gobernación (Interior) y Defensa que no obedecieran lo dispuesto por el Presidente de la República.

Apenas trascendió la noticia, la gente salió a la calle para manifestarse a favor del juez Velásquez o bien del presidente Morales. Este cuenta con el apoyo de los militares más conservadores, sobre todo aquellos que participaron en la guerra civil (1960-1996), muchos de los cuales están acusados de haber cometido crímenes contra la humanidad. Morales incluso llegó a viajar a Nueva York donde se entrevistó con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien le dio con la puerta en las narices.

Los esfuerzos por mantener su impunidad se le van a hacer cuesta arriba a Jimmy Morales, ya que el juez Velásquez cuenta con el apoyo no solo de Naciones Unidas sino también de Estados Unidos y la Unión Europea. Morales tendrá muy presente que este mismo juez fue el que metió en la cárcel a su antecesor Otto Pérez Molinas (2012-2015), a su vicepresidenta Roxana Baldetti y a todo su gabinete, acusados de “asociación ilícita, cohecho pasivo y defraudación aduanera”.

Todos estos sucesos para nosotros parece un sueño: un juez que mete en la cárcel a un presidente (Pérez Molinas lo era en ese momento) acusado entre otras cosas de “defraudación aduanera”, o para decirlo crudamente, por contrabando, y pide al actual que renuncie a sus fueros para ser investigado por corrupción. Mientras tanto, en nuestro país el Ejecutivo mueve las fichas necesarias para lograr que el Poder Judicial pierda toda autonomía y pase a proteger y defender sus intereses. Y con el Poder Legislativo hizo lo posible y lo imposible por violar la Constitución y lograr la reelección. Vale decir, vamos “rodando cuesta abajo”, como la muchachita de la que habla el tango para llegar ambos, país y jovencita, al mismo punto: el sitio donde es normal comprar y vender todo por dinero. Incluso la dignidad. Tal vez llegó el momento que contemos también nosotros con una Comisión Internacional contra la Impunidad en Paraguay, antes que sea demasiado tarde.

Fuente: ABC Color (Online)

Lunes, 04 de Setiembre de 2017

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