PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
HUGO RODRÍGUEZ ALCALÁ (+)

  LITERATURA PARAGUAYA 1860 - 1900 (ROMANTICÍSMO y POSROMANTICÍSMO) - Ensayo de HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ


LITERATURA PARAGUAYA 1860 - 1900 (ROMANTICÍSMO y POSROMANTICÍSMO) - Ensayo de HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ

LITERATURA PARAGUAYA 1860 - 1900 (ROMANTICÍSMO y POSROMANTICÍSMO) 

Ensayo de HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ

 

EL ROMANTICÍSMO PARAGUAYO 1860 - 1870

 Obra de HUGO RODRÍGUEZ-ALCALÁ

 

 

 I

 

Se debe al crítico y erudito profesor RAÚL AMARAL un agudo estudio sobre el romanticismo en el Paraguay. Según Amaral el romanticismo se manifestó en tres etapas: la primera, precursora, de 1840 a 1860; la segunda, la verdaderamente romántica, de 1860 a 1870, y, finalmente, la posromántica, de 1870 a 1900, o, mejor, hasta 1910.

 

1

Durante la etapa precursora dos hombres eminentes dominan el escenario nacional. Ambos habían escapado a los rigores de la dictadura perpetua del Dr. Francia y, en la plenitud de la vida, les fue dado cumplir un destino político y cultural después de la muerte del tirano. El primero, JUAN ANDRÉS GELLY (1790-1856), abandonó el país en 1813 antes de establecerse el poder absoluto del déspota y vivió veintiocho años lejos de su patria. En Buenos Aires y Montevideo hizo brillante carrera de hombre público y se relacionó íntimamente con los principales estadistas del Río de la Plata. A su regreso al Paraguay en 1845, el viajero suscitó cierta desconfianza. Venía del sur, después de larga ausencia y tras desempeñar un papel importante en la política rioplatense. Esto lo hacía sospechoso, por ello lo confinaron en Villarrica. Pero pronto los temores del gobierno se desvanecieron y el veterano político fue llamado a Asunción para ejercer una función múltiple en los planes de la reconstrucción del país. Redactor de El Paraguayo independiente y luego director de El Semanario, su actuación en el periodismo incipiente fue de mérito singular. Fundador de la Escuela de Derecho Civil y Político -Gelly era doctor en jurisprudencia- y representante del gobierno paraguayo en misiones diplomáticas, intervino en la realización de los mayores designios del Paraguay de su tiempo. Su libro El Paraguay, lo que fue, lo que es y lo que será -el primero en publicarse en la era independiente- apareció en Asunción en 1849. Es una defensa del gobierno de Carlos Antonio López hábilmente contrastado con "el monstruoso e innecesario sistema de incomunicación absoluta" del Dictador Francia.

La otra gran figura de la época es el citado CARLOS ANTONIO LÓPEZ (1792-1862). Durante la dictadura de Francia, en plena juventud -tenía veintidós años al iniciarse ésta en 1814- López desempeñó primero la cátedra de Artes y luego la de Teología hasta 1819, en el Seminario Conciliar. Cuando en esta última fecha el dictador suprimió el seminario, don Carlos se consagró por entero a su profesión de abogado. Hombre ilustrado de poderosa dialéctica jurídica, despertó la suspicacia del tirano. López hubo de abandonar Asunción y establecerse en el interior de la república, confinado por orden de Francia. Largos años vivió el futuro estadista en discreto silencio, hasta que muerto el tirano, le llegó por fin la hora de cumplir un gran destino.

Carlos Antonio López gobierna al Paraguay desde 1841 hasta 1862, primero como cónsul y luego como presidente. En estos cuatro lustros pugna por convertir aquel país-cárcel en una nación moderna y progresista. Con asombrosa eficacia logra vencer dificultades que parecían insuperables y, a su muerte, el Paraguay es una de las repúblicas más adelantadas del continente. Fue menester sacar al país del aislamiento, crear industrias, reiniciar y fomentar el comercio exterior, organizar la educación primaria, secundaria y superior, fundar el periodismo e instituciones culturales, y en fin, europeizar aquel pueblo yacente en el marasmo y el estupor de prolongado despotismo merced a la introducción no sólo de ideas nuevas sino de cuanto la tecnología de la época podía ofrecer para la más rápida y cabal modernización de la vida nacional.

López se anticipó en la esfera económico-industrial a los gobernantes de la América hispánica. En 1850 creó la primera fundición de hierro y cinco años más tarde sus astilleros botaban el primer buque a vapor de casco de acero de Sudamérica. Al mismo tiempo comenzaban a tenderse los rieles del ferrocarril entre la capital y Villarrica. Ingenieros, mecánicos, arquitectos y educadores extranjeros llegaban a Asunción para realizar los vastos planes del mandatario.

Fundador de la primera imprenta del Paraguay independiente, López en persona inauguró con solemnidad la Academia Literaria el 9 de febrero de 1842 declarando que en ese día se fijaban "los fundamentos de la felicidad paraguaya". Tres años después vio la luz el primer periódico de la república, El Paraguayo independiente. Entre las instituciones culturales más importantes fundadas durante su gobierno hay que destacar el Aula de Filosofía, inaugurada en 1856. Contó en un principio con medio centenar de estudiantes. La dirigía el profesor español Ildefonso Antonio Bermejo. El primer examen de la escuela fue un acontecimiento cultural y social. Se llevó a cabo en el nuevo Teatro Nacional en ceremonia presidida por don Carlos vestido de gala con el uniforme de Capitán General. En el Aula de Filosofía se formó la primera promoción literaria de la época independiente y de ella surgió el grupo de redactores de la primera revista del país, aparecida en 1860. Esta revista, significativamente llamada La Aurora, era todo un símbolo de los tiempos nuevos. Con esta revista el Estado se proponía "abrir un nuevo camino a la civilización".

"Mucho nos falta" -declaró don Carlos ante el Congreso en 1854- "para ser una nación independiente en todo el rigor de la palabra; para llegar a esa elevada y gloriosa posición es necesario que la nación se baste a sí misma; es necesario que encierre en su seno todos los elementos de saber, poder y respetabilidad. Es necesario que pueda desplegar toda la fuerza intelectual y moral que prometen las excelentes cualidades que forman el fondo del carácter paraguayo".

Al antiguo profesor de Artes y Teología le tocaba ahora ser el pedagogo máximo de todo un pueblo.

La obra de López como escritor se halla reunida en volúmenes correspondientes a sus Mensajes presidenciales, editados en 1931, y a sus artículos periodísticos, bajo el título de La emancipación paraguaya, reimpresos en 1943.

Estos dos hombres -Juan Andrés Gelly y Carlos Antonio López- son los precursores de una nueva actitud vital y suscitan la que Raúl Amaral llama "etapa prerromántica", "Así como a los románticos argentinos les asedia la fiebre del problema que con reminiscencias saintsimonianas predicara Esteban Echeverría en su Dogma" -escribe Amaral- "a don Carlos, que nunca salió de su tierra, quiere el destino llevarlo a idéntica tarea. Esta etapa, sin literatos puros que mostrar, es de un practicismo sin concesiones: se dictan reglamentos para la administración pública y para las aduanas;

créanse la marina y las fundiciones de hierro que funcionan en Caacupé e Ybycuí; procédese a inaugurar el ferrocarril; son del Estado las Estancias de la Patria y los extensos yerbales; se moderniza el ejército y la armada; viajan al Río de la Plata y a Europa misiones diplomáticas; representantes extranjeros pasan a acreditarse ante el gobierno de Asunción; técnicos de diversas nacionalidades actúan en arsenales y astilleros y enseñan a jóvenes paraguayos. El presidente López, por la representación personal de su hijo mayor, participa brillantemente como mediador en las negociaciones entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires". 2

El practicismo de las décadas del 40 al 60 no descuida, sin embargo, el desarrollo intelectual del país, tal como ha sido antes indicado.

 

 

II 

 

LA ETAPA DE 1860 A 1870

 

Maestros de los jóvenes que se iniciarán en la vida hacia 1860 son el argentino JUAN PEDRO ESCALADA (1787-1869) y el español ILDEFONSO ANTONIO BERMEJO (1820-1892). Bermejo, contratado por el presidente López, llegó a Asunción en 1855. Era un hombre limitado intelectualmente, pero de una capacidad de trabajo nada común. Apenas incorporado a la vida del país, comenzó a desarrollar una intensa, meritoria y múltiple labor. Organizó la Escuela Normal, fundó el Teatro Nacional, formó el primer elenco de actores. Como periodista, fue redactor de El eco del Paraguay y de El Semanario. Y, a los cinco años de su arribo, le tocó ser el director de la primera revista del país, ya mencionada: La Aurora. En el Aula de Filosofía tuvo a su cargo una multitud de cátedras.

La zona de fechas del nacimiento de los principales románticos paraguayos puede determinarse entre 1825 y 1850. Pocos tuvieron ocasión de realizar una obra importante porque las circunstancias históricas fueron extremadamente difíciles. En 1862 muere el presidente Carlos Antonio López y le sucede en el poder su hijo Francisco Solano. En noviembre de 1864 comienzan las hostilidades entre el Paraguay y el Brasil. En marzo de 1865 el Paraguay declara la guerra a la Argentina. En mayo de ese mismo año la Argentina, el Brasil y el Uruguay firman el Tratado de la Triple Alianza. La guerra fratricida no va a terminar hasta 1870. 

Como esta fue una guerra total, de exterminio, toda la energía del Paraguay debió concentrarse en la defensa del territorio invadido por tres ejércitos y bloqueado por una poderosa escuadra.

Sin duda la mejor perfilada figura romántica de la etapa de 1860 a 1870 es el mismo MARISCAL FRANCISCO SOLANO LÓPEZ (1826-1870), presidente de la república y comandante en jefe del ejército. "Romántico temperamental, de autenticidad indudable" -lo llama el citado Amaral- "...tanto en su juvenil retrato pintado por David (casaca negra, corbatón, jopo y bigotillo) como el que lo muestra con el trajinado uniforme de las últimas campañas. Romántico por sus impulsos, por sus amores, por su forma de apostar a la vida y a la muerte y por su trágico final a orillas del Aquidaban, en el imponente escenario de Cerro Corá". 3

Se da en él sobre todo una forma satánica de grandeza, por su asombrosa terquedad en cumplir un destino trágico al frente de todo un pueblo -juró "morir con sus últimos soldados, sobre el último campo de batalla” 4- y por la escalofriante dureza de sus castigos, de los que no escaparon los hombres más ilustres de su patria, ni sus amigos y colaboradores, ni los miembros de su propia familia como sus hermanos Venancio y Benigno y ni aun su propia madre doña Juana Carrillo. En los seis últimos meses de 1868 fueron ejecutados 400 acusados políticos entre los que figuraban el jefe de la iglesia paraguaya MONSEÑOR PALACIOS, el famoso ministro de Relaciones Exteriores don JOSÉ BERGES, el propio hermano del mariscal BENIGNO LÓPEZ, los GENERALES BRUGUEZ y BARRIOS, la esposa del defensor de Humaitá doña JULIANA YNSFRAN DE MARTÍNEZ y otras personalidades nacionales y extranjeras.

A los dos años de iniciada la guerra no lo quedaban al mariscal más que 15.000 de los 80.000 soldados de su ejército inicial. Lejos de amilanarse o de capitular siguió firme en su designio de continuar la resistencia hasta la muerte, En la batalla de Rubio Ñú, niños disfrazados de hombres con barbas postizas hicieron frente a los terribles gauchos riograndenses.

En Cerro Corá, herido por una lanza en el bajo vientre y por un sablazo en la frente, el mariscal se desangra yacente a orillas del Aquidaban. Llega hasta él el general aliado y le intima rendición. Con un supremo esfuerzo el moribundo trata de incorporarse para responder a la intimación con un sablazo, a la vez que exclama "¡Muero con mi patria!"

Así cumplió su repetido juramento de años antes y fue fiel a las altivas palabras de la célebre nota de Pikysyry del 24 de diciembre de 1868, a los jefes aliados:

"... Vuestras Excelencias no tienen el derecho de acusarme ante la República del Paraguay, mi patria, porque la he defendido, la defiendo y la defenderé todavía. Ella me impuso este deber y yo me glorifico de cumplirlo hasta la última extremidad, que, en lo demás, legando a la historia mis hechos, sólo a mi Dios debo dar cuenta". En la frase lapidaria con que termina esta cita hay un no deliberado ritmo de versos de bronce:/ "Ella me impuso este deber/ y yo me glorifico de cumplirlo/ hasta la última extremidad,/ que, en lo demás, legando/ a la historia mis hechos,/ sólo a mi Dios debo dar cuenta..."/

No era poeta Solano López, sin embargo, sino elocuente orador y prosista de cuidado estilo. En sus Proclamas y cartas publicadas en volumen en 1957, figura un asombroso decreto dictado el 25 de febrero de 1870.5  Faltan cuatro días para su muerte. Le rodean quinientos hombres escuálidos, cubiertos de harapos, entre jefes, oficiales y soldados. Para premiar el heroísmo de estos hombres que con él han llegado hasta "el último campo de batalla", el mariscal crea la Medalla de Amambay.

La medalla será de oro para los generales y jefes; de plata para los oficiales y tropa. La de los generales llevará la inscripción circular "Venció penurias y fatigas" en la parte superior del anverso. En el reverso, "El Mariscal López, Campaña de Amambay. 1870". La inscripción en la medalla de los generales será realzada "en brillantes; la de los Jefes en rubíes, con la estrella nacional en brillantes..."

Así, minuciosamente, describe el supremo galardón para los héroes en los primeros cinco artículos del decreto. En el sexto, autoriza llevar la medalla sin pedrerías a los generales, jefes y oficiales, y sólo de plata a la tropa "mientras las circunstancias no permitan dárselas en forma debida". ¡Y qué circunstancias eran aquellas en que

este caudillo, en vísperas de la última batalla, como si estuviera en su despacho presidencial de Asunción, instituye con prolijidad y detalles mínimos medallas de oro con piedras preciosas o medallas de plata..., cuando las lanzas habían perdido el herrumbrado hierro de sus puntas!

BIBLIOGRAFIA: Juan F. Pérez Acosta, Carlos Antonio López, "Obrero Máximo". Labor administrativa y constructiva, Asunción, 1948; Julio César Cháves, El Presidente López, Vida y gobierno de don Carlos, Buenos Aires, 1955; Justo Pastor Benítez, Carlos Antonio López, Buenos Aires, 1949; Juan E. O'Leary. El Mariscal Solano López, Madrid, 1927; Cecilio Báez, El Mariscal Francisco Solano López, Asunción, 1926; Carlos Pereyra, Francisco Solano López y la guerra del Paraguay, Madrid, 1919; Carlos Zubizarreta, Cien vidas paraguayas, Asunción, 1961.

 

Fiscal de Sangre de los terribles tribunales de Solano López fue el P. FIDEL MAÍZ (1833-1920), sacerdote culto, latinista, fino escritor y elocuente orador sagrado. Rector del Seminario Conciliar desde 1859 hasta 1862, fue en esta última fecha destituido y encarcelado por haberse opuesto a la candidatura de Solano López a la presidencia de la república con poderes idénticos a los de su padre. "Era que yo conocía a fondo el carácter del General López" -escribe el P Maíz- "y el poder omnímodo de que iba a investirse al ser electo Presidente de la República: por eso mismo deseaba una Constitución que le quitara las facultades absolutas, y pusiera un freno a sus posibles arbitrariedades". 6

Cuando sonaron en Asunción las salvas y repiques para celebrar la elección del nuevo mandatario, al P. Maíz se le escaparon, estas palabras: "¡Para cuántos serán dobles estos repiques!” 7

Hacía cuatro años que languidecía en la prisión, cuando llegó a la capital la orden de que el preso fuera conducido a Paso-Pucú, donde entonces se hallaba el Cuartel General de Solano López. "Fui colocado en un espinillar, a campo raso; y se me remachó otra vez una barra de grillos, con un centinela armado de vista".8  Pero ya el mariscal tenía decidido darle la libertad en consideración de su talento y sus dotes de escritor. Por fin, al año siguiente, el 17 de julio de 1867, día del onomástico del caudillo, y mientras el P. Maíz pronunciaba un discurso congratulatorio, el mariscal, rodeado de sus generales, dijo solemnemente: "Señores, al hombre que ha caído, pero qué sabe levantarse, yo lo sostendré". 9

Ya antes de obtener su libertad colaboraba el sacerdote en el Cabichuí, publicado en el Cuartel General de Paso-Pucú, y le tocó redactar un sonado artículo en El Semanario en protesta contra una Bula del Papa Pío IX. El pontífice, al instituir el arzobispado de Buenos Aires, acababa de poner a la iglesia paraguaya bajo la jurisdicción del prelado argentino. La bula papal resultaba intolerable para un país en guerra con el de la sede arzobispal recién creada.

Al año siguiente de su libertad fue nombrado en San Fernando Fiscal de Sangre, y le tocó redactar el libelo acusatorio contra el Obispo Palacios, el Vicario General y muchos sacerdotes, amén de otras numerosas víctimas. "De nada tengo que arrepentirme -dijo muchos años después en su defensa-. La verdad, repito, brilla y brillará, porque es grande y luminosa como Dios. Pierden, pues, el tiempo los que pretenden amargar mi ancianidad con documentos que me honran o con folletines terroristas. La posteridad ha de juzgarme sin pasión, ha de mirarme en el cuadro de mi tiempo, y de acuerdo con las leyes del medio y del momento ha de buscar la clave de mis actos para ser justiciera. Serví a mi patria en medio de la tormenta de la muerte y caí con los últimos sobre el último campo de batalla. Fui la fidelidad en el infortunio de mi país, y tuve que representar alguna vez el rigor inexorable de la ley. He aquí todo". 10

El P. Maíz fue uno de los condecorados con la medalla de Amambay en febrero de 1870. Caído prisionero en Cerro Corá y conducido al Brasil, regresó a Paraguay al finalizar el año de la catástrofe.

Habiendo ido a Roma años después para abogar por su justificación, el Papa lo absolvió de toda censura. Retirado en su pueblo natal de Arroyos y Esteros, falleció casi nonagenario en 1920.

Entre sus escritos deben citarse La familia de los López, Asunción, 1908, y su cáustica defensa contra las acusaciones de don Juan Silvano Godoi, Etapas de mi vida, Asunción, 1920.

LECTURAS: El citado libro Etapas de mi vida.

BIBLIOGRAFIA: Carlos R. Centurión, Historia de la cultura paraguaya, tomo I (Asunción, 1961); Carlos Zubizarreta, Cien vidas paraguayas, Buenos Aires, 1961; Pbro. Silvio Gaona, El clero en la guerra del 70, Asunción, 1961. págs. 93-98. (Ver también el "Apéndice", págs. 25-165).

 

En el Aula de Filosofía, en la redacción de La Aurora y más tardo en los periódicos de la guerra, especialmente como corresponsal de El Semanario, se destaca NATALICIO TALAVERA (1839-1867). Es cronológicamente el primer poeta del Paraguay independiente. Sus crónicas de las batallas lo hacen famosísimo en su patria y un himno suyo se canta a la par del Himno Nacional. Convencido de que el Paraguay derrotaría a sus enemigos, Talavera redactaba sus cuartillas para El Semanario con exaltación patriótica y ciega fe en la victoria total de las armas nacionales. En su correspondencia del 26 de mayo de 1866 escribía a la redacción del citado periódico: "Reciba mi felicitación de ciudadano y amigo por la esplendorosa victoria que han reportado nuestras armas en la primera batalla campal. Estamos en la expectativa de los sucesos, y acaso de un momento a otro le anunció nuestro triunfo final". 11  En esta misma crónica se lee un episodio interesante que el corresponsal de guerra incluye con tino dentro del gran cuadro de los combates. Es un episodio que nos recuerda lejanamente las aventuras de Fabrice del Dongo en La chartreuse de Parme cuando el héroe de Stendhal asiste a la batalla Waterloo:

"Entre estos heridos" -escribe Talavera- "he hablado con un soldado del Batallón N° 4... llamado Hipólito Cañete, que peleó en Peris, y el interés de su relación me hace copiar sus palabras:

“En la retirada de nuestra tropa de aquel campo, dice: `Me hallé a cuatro pasos de un jefe montado en un melado, con grandes charreteras y galones, y con elástico de plumaje blanco, de buena edad, que venía animando a sus desmoralizadas tropas. Un balazo le derribó a mi vista con todo y su caballo, y al mismo tiempo recibí yo una mala herida, que me tendió en tierra, cerca de él; apercibidos de que este personaje había caído, vinieron jefes, oficiales, sargentos y cabos al grito de: -¡El general ha muerto!- y lo rodearon; yo quedaba con él tendido en medio del círculo; entre otros cadáveres, me tiraron de la pierna, me abrieron los ojos y mi inmovilidad les persuadió que está muerto. El que llamaban general, con apagada voz les dijo: -Esta acción está ya perdida, los paraguayos nos rodean, y con poca gente pueden tomarnos; lo mejor que podemos hacer es volvernos a embarcar.

“Dio después la orden de que se matasen a todos los heridos que se encontrasen, sean paraguayos o de ellos mismos, y así ejecutaron. Un coche llegó después, en el cual alzaron al general, que no habló más y parecía había expirado ya: tenía su herida en la boca del estómago. A favor de la noche, me arrastré para ganar la montaña, y allí encontré a otro herido, Segundo Marecos, que me invitó a acompañarle. Nos encontramos en la montaña con tres de los que degollaban heridos; mi compañero tiró a uno a boca de jarro; matamos también al segundo, y huyó entonces el último quedándonos libre el paso”. 12

No mucho antes de su muerte le tocó a Talavera describir la gran victoria de Curupayty, una de las más sangrientas batallas de la historia americana, y trazar luego la primera biografía del héroe de la jornada, general José Díaz. Al fallecimiento del escritor en octubre de 1867, meses después que el vencedor de Curupayty, el artículo necrológico de El Semanario unió los hombres de los dos muertos famosos en exaltado elogio del poeta: "Manejando el uno la espada y el otro la pluma... casi de la misma edad, e iguales en el tiempo de sus servicios más importantes, ambos dejan en la memoria de sus amigos recuerdos inolvidables..." 13

Su poesía más conocida se titula "Reflexiones de una centinela en la víspera del combate". De escaso valor artístico, las "Reflexiones" expresan un sincero, ardoso entusiasmo patriótico: un centinela, a la caída del sol, medita sobre su muerte, acaso inminente, y lamenta la congrua frustración de sus ilusiones:

 

¿Y mi noble ambición será marchita

al rudo golpe de enemiga lanza?

 

Pero en seguida reacciona avergonzado de su fugaz cobardía y, afirmado en su heroica voluntad de sacrificio, exclama:

 

Mañana cuando el sol haya apagado

su antorcha en los celajes de la tarde

¿quién osará decir que yo he temblado?

 

Tras la batalla victoriosa el soldado correrá a los brazos de su amada para recibir el galardón de sus hazañas porque, como él mismo dice:

 

la gloria y el amor son compañeros

y por amor y gloria somos nobles.

 

La última estrofa es la menos imperfecta:

 

Calló el guerrero: el alma enardecida

fingió sueños de gloria y de fortuna.

Y en su lecho de nubes, adormida,

blanca en el cielo apareció la luna. 14

 

"Entre los soldados de López había un joven, casi un niño" - escribió Olegario Andrade- "de alma ardiente y corazón generoso, poseído del fanatismo de la patria... Toscos eran sus versos..." - agrega- "pero... encendidos por la chispa de la fe en la victoria; el Tirteo del Paraguay daba el ejemplo en el peligro y anhelaba caer en primera fila como el héroe de Mesenia". 15

LECTURAS: Natalicio Talavera, La guerra del Paraguay, Asunción, 1958; Las poesías pueden hallarse en José Rodríguez Alcalá, Antología paraguaya, Asunción, 1911, y en Sinforiano Buzó Gómez, Índice de la poesía paraguaya, Asunción, 1959.

BIBLIOGRAFIA. Carlos R. Centurión, Historia de la cultura paraguaya, tomo I, Asunción, 1961; Efraím Cardozo, Apuntes de historia cultural del Paraguay, tomo II, Asunción, s.f.; y Carlos Zubizarreta, Cien vidas paraguayas, Buenos Aires, 1961; Juan E. O'Leary, El libro de los héroes, Asunción, 1922.

 

** Los hermanos JUAN JOSÉ DECOUD (1847-1871) y JOSÉ SEGUNDO DECOUD (1848-1909), nacidos en el seno de una familia enemiga del mariscal López, iniciaron sus estudios en Asunción, su ciudad natal, y fueron ambos discípulos del profesor Ildefonso Antonio Bermejo. Los continuaron en Concepción del Uruguay y luego en Buenos Aires, durante una larga expatriación que duró hasta 1869. Durante la guerra de la Triple Alianza militaron en las filas argentinas, pero se retiraron de las fuerzas invasoras al enterarse del contenido del tratado secreto. El hermano mayor era versificador de escasa habilidad; sus composiciones se recuerdan por ser las primeras escritas en el Paraguay inmediatamente después de la guerra. Su conocido "Lamento" se inspira en la patria en ruinas. Una "pálida virgen" cuyos padres, amante, hermanos, parientes y amigos, o murieron fusilados o perecieron en los campos de batalla, flora en tristes hexasílabos su orfandad y su infortunio: "Aquel que amoroso/rindiera mi pecho,/ luchando, deshecho,/ en Lomas cayó;/ mi padre en las sierras/ murió fusilado,/ mi madre a su lado/ también expiró..."

Dejó Juan José Decoud a su temprana muerte cinco manuscritos de libros todavía inéditos. Su hermano José Segundo tuvo larga y destacada actuación en la política paraguaya, como convencional constituyente en 1870, presidente del Superior Tribunal de Justicia, senador, ministro de Estado y fundador de la Asociación Nacional Republicana.

Autor de varios libros y folletos sobre temas políticos, jurídicos, económicos e históricos, fue uno de los hombres importantes en la era de la reconstrucción nacional. En su opúsculo La literatura en el Paraguay trazó un plan para el desenvolvimiento de las letras patrias recogiendo el pensamiento de la Junta Gubernativa formulado en el Bando de 1812 y postuló una literatura inspirada en los ideales de la libertad y del patriotismo, así como una historiografía severa con los tiranos para explicar y condenar "el genio misterioso e incomprensible de Francia y de sus sucesores, como describe Tácito aquella época terrible de Tiberio, el tirano sombrío de Caprea".16

LECTURAS: El "Lamento" de J. J. Decoud en Sinforiano Buzó Gómez, Índice de la poesía paraguaya, Asunción, 1959; La literatura en el Paraguay, ver segunda edición citada arriba, de Buenos Aires, 1889.

BIBLIOGRAFIA: Carlos R. Centurión, Historia de la cultura paraguaya, tomo I, Asunción, 1961: Efraím Cardozo, Apuntes de historia cultural del Paraguay, tomo II, Asunción, s.f.; Carlos Zubizarreta, Cien vidas paraguayas, Buenos Aires, 1961; Luis G. Benítez, Historia cultural. Reseña de su evolución en el Paraguay, Asunción, 1966; Rafael Eladio Velázquez, Breve historia de la cultura en el Paraguay, Asunción, 1966.

 

El coronel JUAN CRISÓSTOMO CENTURIÓN (1840-1903), discípulo de Bermejo en Asunción y luego becario en Europa para hacer estudios de diplomacia, vivió cinco años en Londres y a su regreso fue secretario del Ministerio de Relaciones Exteriores. Durante la guerra actuó primero como combatiente y luego en la secretaría del presidente López, de quien obtuvo altos honores. Su obra más importante son sus Memorias, publicadas en Buenos Aires entre 1894 y 1897. Las reeditó el crítico Natalicio González en 1944. En su prólogo a esta edición escribe González: "Juan Crisóstomo Centurión, sin ser un escritor de primer orden, ocupa un lugar distinguido en las letras paraguayas. Formó parte de una generación brillante, la generación de Natalicio Talavera, devorada en agraz por una guerra de exterminio. Su nombre se halla asociado con los primeros balbuceos de la novela paraguaya. Su Viaje nocturno, editado en Nueva York en 1877, le muestra como precursor del género en el país. El autor suple la falta de imaginación con recuerdos personales... El argumento se reduce a la evocación de la vida y de la tierra del protagonista en una noche de insomnio, y sobre sus páginas, líricas y reflexivas a la vez, flota acá y allá como una dorada bruma, la punzante melancolía de los desterrados". 17

LECTURAS: Viaje nocturno, Nueva York, 1877, y los cuatro tomos de la citadas Memorias.

BIBLIOGRAFIAS: Ver el citado prólogo de Natalicio González y la bibliografía de Carlos R. Centurión, en Historia cultural del Paraguay..., tomo I.

 

El más joven de los escritores adscritos a la "etapa romántica" es JUAN SILVANO GODOI (1850-1926). En él el romanticismo es actitud vital, desplante de gran señor que "usaba levita y pistola" -dice Justo Pastor Benítez- y "fue revolucionario, escritor, duelista y cómplice de sangrientas conspiraciones". 18

En 1870 fue uno de los redactores de la constitución liberal sobre cuyas bases se reorganizó el Estado al final de la guerra. Siete años después se opone a la política reaccionaria del presidente Juan Bautista Gill y dirige un complot para eliminarlo. Se ve obligado a abandonar el país durante dieciocho años. En el exilio amasa una fortuna. Con ella compra una rica biblioteca y obras de arte que más tarde pasarán a propiedad del Estado para formar la Biblioteca y Museo que hoy lleva su nombre.

"Juan Silvano Godoi, en su vida azarosa" -afirma el citado Benítez- "no contó con la suerte, compañera necesaria de héroes y de políticos. Su temperamento caballeresco y extremista le creó enemistades, que obstaculizaron su carrera política. Terminó arrinconándose en las trincheras de sus veinte mil volúmenes..." 19

Godoi cultivó el género histórico. Sus obras más importantes son sus Monografías históricas (1893), Ultimas operaciones de guerra del general José Eduvigis Díaz (1897), El asalto a los acorazados (1919). Dejó a su muerte un vasto Diario, todavía inédito, en varios volúmenes, en que registra minuciosamente las vicisitudes de su vida pública y privada.

LECTURAS: Ultimas operaciones de guerra del General José Eduvigis Díaz. Buenos Aires, 1897; La patria y el patriotismo, Asunción, 1898.

BIBLIOGRAFIA: Justo Pastor Benítez. El solar guaraní, Buenos Aires, 1947; Carlos Zubizarreta, op. cit.; y Carlos R. Centurión, op. cit, tomo I.

 

 

 

LA ETAPA POSROMANTICA O "LA LITERATURA DE LA CONSOLACIÓN" 

 

(1870-1900/1910).

 

Al finalizar la guerra de la Triple Alianza en 1870, llegó al Paraguay el coruñés VICTORINO ABENTE (1846-1935). Poeta influido por los líricos del posromanticismo español, Abente poetiza un haz de temas paraguayos con sincera adhesión sentimental y funda así la que podría llamarse "la lírica de la consolación" del enlutado país.

En "La Sibila paraguaya", composición escrita en décimas reminiscentes de Núñez de Arce, Abente oye una voz profética que

 

En solitaria ruina

donde el recuerdo se encierra

de aquella cruenta guerra

que tanto al dolor inclina,

 

dice a la patria enlutada:

 

-No llores más, Patria mía,

levanta la noble frente

y mira el sol refulgente

de un nuevo y hermoso día.

 

El poema no es sólo una exhortación a la esperanza sino también una evocación de las grandes jornadas de la epopeya: Curupayty, Humaitá, Tuyutí. De aquí que "La Sibila paraguaya", además de poesía de consolación y canto de vida y esperanza, sea también una de las primeras reivindicaciones líricas del honor nacional.

Donde la influencia de Núñez de Arce sé muestra más evidente es en el poema "El Oratorio de la Virgen de la Asunción". En la ciudad saqueada por los vencedores, impresionó al poeta coruñés un bello edificio cuya construcción fuera suspendida al estallar la guerra apenas terminada. Era el Oratorio de la Virgen, Abente, en la estrofa de seis versos hecha entonces famosa por Núñez de Arce en sus "Tristezas", le consagrará uno de sus poemas menos imperfectos;

 

... Sombría, descansando en los seguros

desmantelados muros,

muestra en el centro su amplitud interna

la bóveda del triste santuario,

desnudo y solitario

como el vasto interior de una caverna.

 

Por las altas ventanas descubiertas,

a la intemperie abiertas,

que circundan la base del cimborio,

las ráfagas del viento entran y zumban,

en la altura retumban,

y parece que gime el Oratorio...

 

Un parejo prurito consolador al anotado en "La Sibila..." se advierte en el poema al Oratorio. En la última estrofa Abente dice presentir "cercano el día" en que el templo a medio construir, abandonado, se convierta en el "artístico primor" soñado por el arquitecto.

(Este presentimiento tardó más de cuarenta años en cumplirse.)

Abente empleó la misma forma estrófica de Núñez de Arce (la había usado ya Zorrilla) en su poema "Salto Guairá":

 

... En la vasta extensión de la comarca

que fragoroso abarca

el eco atronador de tu bramido,

ahuyentadas las aves y las fieras,

lejos de tus riberas

pávidas buscan silencioso asilo...

 

Victorino Abente ejerció influencia considerable sobre los escritores de su tiempo y sobre los de la generación de 1900, tales como Juan E. O'Leary, Ignacio A. Pane, Francisco Bareiro y hasta sobre Alejandro Guanes.

LECTURAS: "La Sibila paraguaya", "El Oratorio de la Virgen de la Asunción", "Salto del Guairá” en José Rodríguez Alcalá, Antología paraguaya, Asunción, 1911.

BIBLIOGRAFIA: Carlos Zubizarreta, Cien vidas paraguayas...; Carlos R. Centurión, Historia de la cultura paraguaya, tomo I; Manuel Domínguez, "Nota al Salto del Guairá de Victorino Abente", Estudios históricos y literarios, Asunción, 1956.

 

Entre los "poetas de la consolación" debe recordarse a ENRIQUE PARODI (1859-1917), quien en su conocida composición titulada "Patria" llama al Paraguay

 

Cuna del patriotismo y la hidalguía,

Polonia de la tierra americana,

 

que, ahora, espera como Lázaro una voz que la levante de la muerte:

 

¡Yérguete, patria mía! Alza los ojos

que en el oriente nueva luz irradia,

y extendiendo los brazos te saludan

los pueblos de la tierra americana.

 

En VENANCIO LÓPEZ (1862-1926) el amor a la patria está como exacerbado por el odio a quienes causaron su ruina. En su poema "Al Paraguay" se exhiben este amor y este odio junto al prurito de consolación:

 

Levanta patria mía tu lívida cabeza

y mira los escombros de tu poder de ayer.

Levántate y contempla la huella de grandeza

que tus sublimes héroes dejaron al caer...

 

Otro posromántico de parejas evocaciones marciales es ADRIANO M. AGUIAR (1860-1912), en quien ya va influyendo el modernismo de dirección parnasiana. Aguiar, como los rimadores de su tiempo, arguye para consuelo del país derrotado la gloria inmarcesible de sus laureles:

 

... Un lustro de combates flameó siempre altanera

la tricolor bandera que nada hizo abatir;

triunfante ondeó en la brisa de Acayasá en la puente;

de gloria refulgente brilló en Curupayty.

 

¡Cinco años de exterminio! Por fin la hueste fiera

luchó por vez postrera allá en Cerro Corá,

y López, su caudillo, envuelto en la matanza,

al bote de una lanza rodó al Aquidaban...

 

Sólo un poeta prestigioso de esta época rehuyó los temas heroicos y cultivó una lírica intimista de tono sentimental y melancólico. Fue DELFÍN CHAMORRO (1863-1931), profesor de gramática castellana, secuaz entusiasta de Andrés Bello, y de formación clásica, su poesía es no obstante de inspiración posromántica, con ecos becquerianos. En su conocido "Adiós a Yvyty", estos ecos resuenan inconfundibles:

 

... ¡Horas de amor y ensueño regaladas

que ya no volveréis,

hoy es mi dicha que en mi mente al menos

presentes aún estéis!...

LECTURAS: "Todo está perdido", "Adiós a Yvyty", "La esperanza", en las antologías de José Rodríguez Alcalá y Sinforiano Buzó Gómez.

BIBLIOGRAFIA: La historia de la cultura paraguaya, del citado Carlos R. Centurión; S. Inocencio Lezcano, "Homenaje a Delfín Chamorro", La Enseñanza, año VII, N° 12, 1919; y Carlos Zubizarreta, Cien vidas paraguayas...

 

En la prosa de la época adquieren nombradía el médico DIÓGENES DECOUD (1859-1920) y su hermano HÉCTOR FRANCISCO DECOUD (1855-1930). Ambos eran historiadores. El primero se dio a conocer como tal con su historia de América que tituló La Atlántida (1885), libro que alcanzo tres ediciones. La obra, elogiada por Bartolomé Mitre, fue durante criticada en el Paraguay por Manuel Domínguez, quien no escatimó sarcasmos acerca de su documentación de segunda mano y, en general, de las bases científicas deficientes sobre que se funda. Héctor Francisco Decoud, por su parte, enemigo mortal de Solano López, como todos los Decoud, juzgó al mandatario y su régimen con odio enconado. Entre sus escritos históricos, uno de los más interesantes es Dos páginas de sangre (1925), en que relata el asesinato del presidente Juan Bautista Gill en 1877 y la matanza en la cárcel durante la primavera del mismo año. Aunque abundante en transcripciones de cartas, notas, informes, decretos, la obra tiene un atractivo novelesco apasionante y es de muy fácil y amena lectura.

Diógenes y Héctor Francisco son hermanos de Juan José y José Segundo Decoud. Héctor Francisco, el más joven de los cuatro, sufrió larga prisión bajo el régimen de Solano López, junto a su madre, Concepción Domecq, y no se educó en el extranjero como sus hermanos sino en Asunción, su ciudad natal.

LECTURAS: La Atlántida, París, 1885, y Dos páginas de sangre, Asunción, 1925.

BIBLIOGRAFIA: Carlos R. Centurión, Historia de la cultura paraguaya... El ensayo critico de Manuel Domínguez titulado "Estudio sobre La Atlántida del doctor Diógenes Decoud" se incluye en sus Estudios históricos y literarios, Asunción, 1956.

 

NOTAS

1 "El romanticismo paraguayo", Comentario (Buenos Aires, N° 47, 1966), págs. 66-73.

2 Ibid., pág. 67.

3 Ibid., pág. 71

4 Ver lo que se entiende aquí por "satanismo" y death wish (voluntad de muerte) del mariscal como notas de etopeya romántica, en el libro de Peter L. Thoeslev, Jr., The Romantic Hero (Minneapolis, 1962), capítulo XI.

5 Ver el derecho entre las páginas 201-203 de Proclamas y cartas, Asunción, 1957.

6 Fidel Maíz, Etapas de mi vida, 1920), pág. 11.

7 Ibid., pág. 12

8 Ibid., pág. 15          

9 Ibid., pág. 32

10 Ibid., pág. 38

11 Natalicio Talavera, La guerra del Paraguay (Asunción, 1958), pág. 57

12 Ibid., págs. 54-55

13 Ibid., pág. 134

14 Sinforiano Buzó Gómez, Indice de la poesía paraguaya, 3º edición (Asunción, 1959), pág. 33.

15 José Rodríguez Alcalá, Antología paraguaya (Asunción, 1911), pág, 2.

16 J. C. Centurión, Memorias o reminiscencias históricas sobre la guerra del Paraguay (Asunción, 1944), pág. 14.

17 La literatura en el Paraguay, segunda edición (Buenos Aires, 1889), pág. 18

18 Algunos aspectos de la cultura paraguaya (Río de Janeiro, 1935), pág. 7.

19 Ibid.

 

 

ENLACE INTERNO A DOCUMENTO FUENTE

(Hacer click sobre la imagen)


HISTORIA DE LA LITERATURA PARAGUAYA

Por HUGO RODRÍGUEZ – ALCALÁ

©  HUGO RODRÍGUEZ – ALCALÁ/ DIRMA PARDO CARUGATI

Editorial El Lector,

Asunción – Paraguay . 1999 (434 páginas) 

 

 

 

 

GALERÍA DE MITOS Y LEYENDAS DEL PARAGUAY

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)





Bibliotecas Virtuales donde se incluyó el Documento:
REPÚBLICA
REPÚBLICA DEL PARAGUAY
LIBROS,
LIBROS, ENSAYOS y ANTOLOGÍAS DE LITERATURA PA



Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA