“¡LA CARAVANA PASA!”

Por GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

"... y hacia Belén... ¡la caravana pasa!", dice un verso de Rubén Darío, inspirado en un refrán árabe, que significa: podemos avanzar, a pesar de la malevolencia de cierta gente. Supongo que la tradición árabe también inspiró a Cervantes en aquello de "ladran, Sancho, señal de que cabalgamos". Darío nació en 1867 y, en su sesquicentenario, le dieron el Premio Cervantes a su compatriota Sergio Ramírez, autor de la novela titulada Margarita, está linda la mar. El título es un verso de Rubén Darío, transcrito sin comillas ni referencia, y sin que lo procesaran por plagio a Ramírez, como hubiera podido ser en el Paraguay, donde la cuestión del plagio se interpreta de una manera muy particular en los tribunales.

La digresión viene a lo siguiente: la COP 23 avanza, a pesar del obstruccionismo del presidente Donald Trump, que ha retirado a los Estados Unidos del Acuerdo de París (COP 22) y emprendido una política obstruccionista, a favor de las actividades contaminantes y en contra de la protección del medioambiente. Parte de esa política fue hacer desaparecer, de los archivos de la EPA (agencia ambiental norteamericana), información relacionada con el cambio climático. Así se tiró por la borda el acuerdo ambiental pactado entre China y los Estados Unidos durante la presidencia de Obama.

Por suerte, China sigue en la misma línea ambientalista, y lo ha manifestado en la COP 23, la Conferencia de las Partes reunida en Bonn para seguir adelante con lo decidido en la COP 22, el Acuerdo de París de 2015. En París se afirmó que el cambio climático era un hecho comprobado científicamente, y que las partes o países debían decidir qué hacer para enfrentarlo. Obama se comprometió a hacerlo, Trump decidió no hacerlo pero, por suerte, Trump no es todo su país. Veinte estados, 50 de las ciudades más grandes y 60 de las empresas más grandes del país han decidido seguir una política ecológica independiente, y lo han manifestado en Bonn. El compromiso consiste en (1) ver cuántos gases de efecto invernadero emiten y (2) cómo los van a reducir dentro de los límites fijados en París. Uno de los líderes del grupo disidente es Michael Bloomberg, ex alcalde de Nueva York y empresario con conciencia ecologista, que también los hay.

Uno de los argumentos empleados para seguir contaminando el planeta con los combustibles fósiles (incluyendo el carbón de piedra) es que utilizar energías alternativas va a costar demasiado dinero, lo cual afectará la economía. Para Bloomberg y quienes piensan como él, no se tratará de un gasto, sino de una inversión, que tendrá beneficios económicos considerables. Esta no es una mera opinión, pues existen estudios muy razonables sobre el asunto, como el libro del economista norteamericano Robert Pollin, Greening the Global Economy (Reverdecer la economía global). Con rigor y con claridad, Pollin explica cuánto se debe invertir a nivel global y cuánto se va a ganar salvando el planeta. Aún sin tener los conocimientos de un entendido, cualquiera puede comprender los beneficios del transporte eléctrico en el Paraguay, algo que se puede hacer y que sería la mejor manera de cumplir con los objetivos de la COP 23, donde el país ha participado.

Fuente: ÚltimaHora (Online)

Sección: Opinión

Domingo, 19 de Noviembre de 2017, 01:00

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