Portal Guaraní - CARTES EN EL CIELO - Por GUIDO RODRÍGUEZ ALCALÁ

Me lo pregunto porque el padre Aldo Trento ha dicho: los periodistas que critican al presidente se irán al infierno, lo cual me hace temer que HC y su equipo se irán al cielo.

No sé todavía a dónde me van a mandar; si me mandan al cielo, por favor, que no sea con compañía de HC, la eternidad es demasiado larga.

Yo quiero estar con pa'i Oliva, Santiago Caballero, Óscar y Menchi, todos condenados, si es pecado criticarlo a HC.

No puede ser pecado, lo que pasa es que el padre Trento es un hombre muy apasionado, a veces exagera, y no se le debe tomar al pie de la letra lo que nos dice.

Quitando la exageración, el hecho es que él tiene mucha influencia sobre Cartes, quien tiene mucha influencia sobre el Poder Judicial. Hablar de la independencia de los poderes del Estado es como hablar del limbo, que ya se declaró so'o. Si pa'i Trento le aconseja a Cartes, Cartes le puede al PJ lo que debe hacer; ya se lo ha dicho, pero ahora le puede decir algo positivo: por ejemplo, que terminen las martingalas (vulgo payasadas) en el caso Marina Cué. No se puede condenar a nadie a 35 años de cárcel por matar con una escopeta que no había disparado.

Esa es la cuestión penal, un tema aparte. En la cuestión civil, resumiendo, La Industrial Paraguaya le transfirió al Estado paraguayo 2.821 hectáreas en 1967. El encargado de recibirlas fue el marino Hugo González, quien redactó el decreto que debía firmar Stroessner: se acepta la donación de 2.000 hectáreas. ¿Y las 821 faltantes? Se las apropió González (alias Almirante Harina), quien se las transfirió a su amigo Blas N. Riquelme, a quien le venían muy bien, porque ya tenía un señor latifundio en el lugar. Quedaron 2.000 hectáreas en el lugar llamado Marina Cué, puesto bajo la custodia de la Marina paraguaya hasta 2004, cuando el presidente Nicanor Duarte Frutos decidió emplearlas para la reforma agraria.

¿Qué pasó entonces? Que don Blas recurrió a un juez amigo, quien lo declaró propietario de Marina Cué por usucapión. La usucapión, la adquisición de la propiedad por el transcurso del tiempo, no corre contra el Estado. No importa.

En nuestros tribunales, todo es opinable, y don Blas inició una interminable reclamación judicial, iniciada en 2005, y que no ha terminado hasta el día de hoy. Don Blas se fue al cielo, por así decirlo; sus herederos, con la usucapión mau en la mano, se han comportado como propietarios legítimos de Marina Cué, donde el desalojo de los campesinos terminó en una matanza en junio de 2012. El juicio que siguió a la matanza ha sido demasiado kachiãi, es harto conocido y no quiero mencionarlo aquí. Como dije más arriba, me limito a la cuestión civil, la propiedad de la tierra.

En esto, los Riquelme se han comportado como propietarios de Marina Cué, arrendándosela a la empresa brasileña que cultiva unas trescientas hectáreas de soja y poniendo una bruta pastura artificial. Teóricamente, el predio es una reserva natural, que en los hechos no pasar de ser pila inutilia, no sé si así se dice bola rei en latín, el latín es lo de menos. Lo importante es que el santo sacerdote le diga al primer magistrado que deje de perseguir a los campesinos paraguayos para favorecer al agronegocio.

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