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GILBERTO RAMÍREZ SANTACRUZ
  FUEGOS Y ARTIFICIOS, 1988 - Poemario de GILBERTO RAMÍREZ SANTACRUZ


FUEGOS Y ARTIFICIOS, 1988 - Poemario de GILBERTO RAMÍREZ SANTACRUZ
FUEGOS Y ARTIFICIOS
 
 
Edición digital: Alicante :
 
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2003
 
N. sobre edición original:
 
Edición digital basada en la de Asunción (Paraguay),
 
Ediciones Intento, 1988.
 
 
 
 



«Maldigo la poesía concebida como un lujo




cultural por los neutrales




que, lavándose las manos, se desentienden y evaden,




maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse».






GABRIEL CELAYA

               




«Subiré al cielo,




le pondré gatillo a la luna




y desde arriba fusilaré al mundo,




suavemente,




para que esto cambie de una vez».







RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN

               




«Un día, los intelectuales apolíticos




de mi país, serán interrogados




por el hombre sencillo de nuestro pueblo.




Se les preguntará, sobre lo que hicieron




cuando la patria se apagaba




lentamente, como una hoguera dulce,




pequeña y dulce».







OTTO RENÉ CASTILLO

               







Enlace al ÍNDICE del libro FUEGOS Y ARTIFICIOS en la BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES

FUEGOS I

FUEGOS

ARTE POEMÁTICA

PATRIA MÍA I

PATRIA MÍA II

ENCUENTRO EN ASUNCIÓN

EL CANTO NECESARIO

POEMAS DE AMOR TRASNOCHADO

DOS CANCIONES PARA UN SOLO AMOR

COMPOSICIÓN DE LUGAR I

COMPOSICIÓN DE LUGAR II

CERTEZAS

EL CANTO EN LA CALLE

CUANDO EL PUEBLO...

EL ARTE POR EL ARTE

INUTILIDADES

BIENVENIDO A LA ESPERANZA

PURAHEI JAHE'O

ARTIFICIOS II

ARTIFICIOS

EL ARTE DE ESCRIBIR

CONTRACANTO

NOSTALGIA PRÁCTICA

OBSERVATORIO

PREGUNTAS TONTAS A UNA MUJER

MI COMPADRE Y LA «S»

LOS SIN PATRIA

FE DE NACIMIENTO

APELLIDOS AL POR MAYOR

REFLEXIONES DE UN SEPULTURERO

SOLICITUD DE AMOR

A CONTRALUZ

PARONOMASIA

CARTA SIMPLE I

CARTA SIMPLE II

CARTA SIMPLE III

LAS PAREDES HABLAN






FUEGOS I




FUEGOS



   El fuego que es la sangre de la luz,




el humo que es la huella de la esperanza,




la ceniza que es la prueba de la nada,




obrarán para que las tinieblas den paso:




al liberado mundo de amor y libertad.






   Es necesario quemar el pasado de espinas represoras,




es necesario convertir esta maraña en chacra cultivable,




es necesario soñar con los ojos abiertos el futuro;




luego es necesario pensar calculando su llegada;




después será necesario gritar y cantar y luchar para que todo ocurra.






   Pero nada será posible sin el fuego devastador,




que fulminará todo cuanto entorpezca la primavera anunciada,




que calcinará cualquier hierba mala del sembradío,




que chamuscará al espantapájaros que no cumple su labor




y abrasará al pueblo con su voracidad liberadora.






   Sin embargo, el incendio se alimentará de nuestros huesos,




nuestros brazos atizarán sus leños hasta el amanecer,




nuestra sangre nutrirá de combustible a la vorágine de brasas,




nuestras guitarras serán alcanzadas por la lengua de llamas




y nuestro canto se tornará verde como un rozado en pleno brote.






   El fuego que es la sangre de la luz,




el humo que es la huella de la esperanza,




la ceniza que es la prueba de la nada,




obrarán para que las tinieblas den paso:




al liberado mundo de amor y libertad.










ARTE POEMÁTICA



   Ya vendrán otros poetas y otros cantores




cuando la muerte vuelva a ser natural, no negocio




a revivir la lira y la musa;




porque hoy la poesía se arma ante las bombas




como las flores con sus aguijones ante el machete




y los antipoemas contra el hambre organizado.






   Lo mejor que hoy tienen las flores, son sus espinas;




los poemas, sus poetas con sangre de Tirteo;




la imaginación, sus duendes anunciadores del sol;




la noche, su prudencia de silencio fecundo;




la lucha, sus combatientes milagreros del futuro;




la paz, sus hacedores de guerreros pacíficos




y el pan, sus necesitados creyentes en el trigo.






   No se preocupen, poetas del ensueño,




las flores comprenden mejor que nosotros;




las estrellas no quieren que sus ojos se cierren;




los sueños están en vertiginosa extinción;




las pesadillas se multiplican noche a noche;




el miedo cabalga sobre la esperanza;






«el ángel de la inspiración perdió las alas,




en un atentado terrorista», consigna el titular de un diario




y los perros como nunca están ladrando a la luna.






   Es poco lo que puede la poesía,




todo se hace también sin ella:




el gallo ni el gorrión determinan el amanecer,




pero sin ellos el alba es un pájaro sin vuelo.









   Es poco lo que puede la poesía,




aun sin ella la vida es posible:




la cigarra no provoca el verano




ni el dolor es causante del parto,




pero sin ellos nunca maduraron las sandías




y ninguna revolución ha plasmado su sueño.










PATRIA MÍA I


a Carlos Villagra Marsal



   ¿Qué habrás hecho, Patria mía,




que te tienen tan olvidada?




¿Qué habrás dicho a los represores




que no te han perdonado?






   ¿Qué habrás hecho, Patria mía,




que no figuras en ninguna crónica?




¿Qué habrás dicho a los invasores




que te borraron de la memoria?






   ¿Qué habrás hecho, Patria mía,




que no estás en ninguna estadística?




¿Qué habrás dicho con tus ejemplos




que aún te temen los victimarios?






   ¿Qué habrán hecho de ti, Patria mía,




que estás irreconocible como pueblo de acero?




¿Qué les habrás dicho, Patria mía,




que aún resuena tu palabra en Latinoamérica?






   ¿Qué se habrán creído, Patria mía,




que te sepultaron en la historia?




¿Qué habrán pensado al herirte, Patria mía,




que tu pueblo no resurgirá para cicatrizarte?






   ¿Qué les habrás enseñado, Patria mía,




que no quieren que repitas tu hazaña?




¿Qué habrán querido hacerte, Patria mía,




que sólo prolongaron tu definitiva victoria?










PATRIA MÍA II


al Terceto Ñamandú


   Por donde y a donde voy hablo de vos,





como si fueras un hermano o un viejo amigo escolar.





Comento tu historia y tus innarrables combates,





como si fueras un superhéroe mitológico o de televisión.





Recito tus versos y nombro a tus artistas que murieron de pie,





como si fueran estatuas de carne venciendo a los siglos.





Entono tu canto y menciono a tus cantores combatientes,





como si fueran una bandada de gorriones armados.





Utilizo tu idioma y hablo de tu pueblo desangrado por la libertad,





como si fuera una paloma blanca teñida de dolor.





Empuño tu esperanza y arguyo la urgencia de tu sonrisa,





como si te hubieran robado el rostro y tu boca de maíz.





Por donde y a donde voy hablo de vos,





pero nada se sabe y ya nadie te conoce como El Paraguay...





Sin embargo, no me canso nunca de hablar mil veces de vos.





Tal vez, por miedo a olvidarte yo también un día cualquiera.










ENCUENTRO EN ASUNCIÓN


a Luís María Martínez



   Luís María,




eres nomás como te conocía antes de conocerte:




un niño con más de 50 años soñando en la libertad,




un corpulento hombre edificando la dignidad de su patria




y un obrero nato de inagotable inspiración popular.






   Luís María,




no me equivoqué al guarecerme bajo tus alas de poeta:




bajo tu ilimitable luminosidad creadora de versos urgentes,




bajo tu actitud irrevocable de ajusticiar el pesimismo




y tu irrenunciable candor con que cultivas la poesía.






   Luís María,




eres nomás como te conocía antes de conocerte:




firme y lagrimeante al mismo tiempo que vives escribiendo,




firme como el cerro Lambaré que preside tu barrio,




y lagrimeante como una llovizna sobre nuestro país seco.






   Luís María,




eres nomás como te conocía antes de conocerte:




un niño con más de 50 años soñando en la libertad.










EL CANTO NECESARIO


al conjunto Los Corales



   Para que los surcos embaracen sus semillas.




Para que la lluvia riegue y no inunde.




Para que nadie se quede sin su merecido pan.




Para que todos tengan una garganta propia.




Hacen falta hombres imprescindibles como dijera Brecht.




Hace falta una poesía necesaria como escribiera Celaya.




Y hacen falta cantores del pueblo como Los Corales.






   Para que las necesidades del campesino tengan una bandera.




Para que los sinsabores del obrero tengan una voz.




Para que los maestros y artistas tengan su grito.




Para que todos los pobres eleven su verdadera canción.




Hacen falta hombres imprescindibles como dijera Brecht.




Hace falta una poesía necesaria como escribiera Celaya.




Y hacen falta cantores del pueblo como Los Corales.






   Y para que nuestra patria conquiste su definitiva libertad,




hacen falta hombres imprescindibles que luchen toda la vida




y hace falta una poesía combativa a toda prueba




y un canto elemental y necesario como el de Los Corales.










POEMAS DE AMOR TRASNOCHADO



I


   Siempre te dije





que tus ojos eran dos hojas,





primaverales y tiernas





en tu rostro de espejo límpido.





Siempre te dije





que tu mirada era un lago





poblado de algas florecidas,





en tu rostro de algodonal suave.





Siempre te dije





que también te irías





como habías llegado:





secretamente.





Siempre te dije... ¿te acordás?







II


   Tus labios eran pétalos llenos de rocío,





tu pelo, una noche de madeja ordenada;





tus cejas eran dos arco iris enlutados





y tus mejillas, una luna sin besos.





Tus ojos eran tímidos soles acuevados





y tu frente, una pradera sin abrojos;





tu pecho era un jardín de rosas secretas





y tu mirada, una sombra luminosa.





Tus manos eran dos mariposas asustadas,





tu silencio, una canción inmusitable;





tu sonrisa era un crepúsculo herido





y tu cuerpo, una guitarra inédita.










III


   Te recuerdo





y en mis ojos llueve tu nombre





y en mi boca posan tus besos





y en mi poema escribe tu ausencia.







IV


   Tuve la costumbre de quererte,





de enredarme entre tus brazos





y liberarme entre tus piernas.





Tuve el oficio de besarte,





de acuchillarme con tus labios





y cicatrizarme con tus caricias.





Tuve la rutina de amarte,





de dormirme siempre contigo





y despertarme nunca sin vos.





Tuve el miedo de perderte





y de que se me vuele tu sonrisa





y de que me dejes con tu recuerdo.







V


   Mis brazos se parecen a un barrilete abandonado,





en la rama temblorosa de un árbol de la soledad.





Mis labios simulan a una rosa caída,





sobre el suelo indiferente de un planeta inhabitado.





Mis ojos se asemejan a dos estrellas extinguidas,





en la noche generalizada de un cielo atormentado.





Mis sueños son un continente sembrado de tus besos





y mirada que cercenan las manos al amanecer.





Y mi vida sin vos es una campana sin badajo





y mi esperanza, un pájaro mudo que agoniza tu regreso.










VI


   Quiero sentenciarme





perpetuamente





por amor





en la cárcel de tus brazos,





rejas de barrotes dulces.





Quiero ser mordido,





triturado





por amor





en la molienda de tu boca,





como espiga de granos impacientes.





Quiero descansar





eternamente





por amor





en la sombra de tu cuerpo,





árbol de hojas exuberantes.





Quiero ser habitante





silencioso





por amor





del valle de tu mirada tranquila,





país sin gobierno.





Y quiero condenarme





para siempre





por amor





al dulce castigo de amarte,





presidiario feliz.







VII



   Quise creer




en el color de tus ojos,




hasta que descubrí:




dependía del sol.






   Quise creer




en la lluvia de tus labios,




pero me diste una noche




besos arenosos.









   Quise creer




en la cárcel de tus brazos,




hasta que me encontré




con la puerta abierta.






   Quise creer




en la constancia de tu caricia,




hasta que descubrí




su cambiante luna.







VIII


   Llegaste como una escoba





a mi vida de basura desparramada,





a mi alma de gorrión haraposo





y barriste todas las hojas acumuladas





-otoño tras otoño- de mi existencia





y ventilaste la celda de mi pasión





-enterrada como en mazmorra clandestina-





y entibiaste el bohío abandonado





de mi pecho de tapera olvidada





y desempolvaste, muchacha hacendosa,





con tu mirada limpia todo mi ser,





como desempolva la lluvia mansa





las hojas sucias de un árbol polvoriento;





pero un día te fuiste y me quedé como era antes:





un patio de hojarascas corroídas





y tu ausencia me arrojó en la añoranza,





como en un abismo de tacho sin fondo.







IX


   ¿Quién jugará en el tobogán peligroso de tu cintura?





¿Quién desenredará la urdimbre cadenciosa de tus cabellos?





¿Quién alisará la madera carnosa de tus blancas espaldas?





¿Quién disfrutará tus brazos indefensos entre los suyos?







¿Quién trajinará con su mano la pastura de tu vientre?





¿Quién enfundará tu existencia delicada de mariposa?





¿Quién cantará en la luna herida de tus labios?





¿Quién auscultará al amanecer tu revolucionado pecho?





¿Y quién ejecutará embriagado tu cuerpo todo, guitarra mía?







X


   Todo se espera en esta vida.





Se espera la muerte,





como al sol cada amanecer.





Se espera a la vida,





en el embarazo de una madre.





Se espera al tiempo,





en la llegada de una muchacha a la cita.





Se espera al amigo,





en la liberación de los presos activistas.





Todo se espera en esta vida.





Se espera al amor que siempre vuelve,





como espero yo que haya salido este poema.











DOS CANCIONES PARA UN SOLO AMOR


A NADITA



I


   Llega la noche con sus estrellas,





nace la mañana con su brisa,





florece el sol en las tardes bellas





y te recuerdo, muchacha mía.





Escapan palabras de mis labios,





de mi guitarra una melodía;





así yo te canto conmovido





mi humilde canción y poesía.





Tu mirada de color boscoso





y tus labios de besos sangrientos





y tu voz de gorrión hermoso





acunan mi alma y pecho inquietos.





Escucha mi canto, va embriagado,





buscando sediento una caricia;





recibe en tus brazos este regalo





que surgió por vos, muchacha mía.







II


   Si yo llegué a tus brazos sin alma





y con la piel virgen de caricia;





si yo encontré en tu regazo las alas





para volar y volar en la brisa.





Si yo llegué a tu vida sin nada





y con la fe derrumbada y perdida;





si yo encontré a tus manos mansas





y a tus ojos llenos de alegría.







Si yo llegué con sed y sin amada,





y la mirada llena de cenizas;





si yo encontré en vos un nuevo alba





y un sol tan fulgurante muy cerquita.





Si yo llegué a tu puerta, muchacha,





con la intemperie buscando cobija;





si yo encontré tu alma descubierta





para acurrucarme en la noche fría.











COMPOSICIÓN DE LUGAR I


a caraí Ángel Vargas



   A mi pueblo le ciñe fuerte el Capi'yvary cantarino,




arroyuelo bordeante como una lágrima abrazadora.




Capi'yvary de los cocueceros que pasan silbando,




o gritando al tragar su amargo sudor de oprimidos.






   Capi'yvary generoso hacia su gente sedienta,




arroyo señalador de mil caminos hacia el mar.




Poseedor de un pueblo con vocación de horizontes




y pandorgas bailarinas en un cielo de pobres.






   A mi valle le recorren el cuerpo ríos ligeros,




como venas transparentes sobre una piel morena.




Mi valle tiene en la frente una montaña




y en el pecho, un prometedor maizal floreciente.






   A mi pueblo le ciñe fuerte el Capi'yvary cantarino,




arroyito humilde con brazos de Pirapó y Tebicuarymi.




Capi'yvary condenado a llorar por el Paraguay herido




y destinado a morir en el Paraná indiferente.






   Mi pueblo está en posición de lucha en su chacra,




parapetado laboriosamente en el Yvytyrusú.




Mi pueblo está en guerra con la opresora miseria y en paz,




con los mandamientos de la dignidad.






  -24-  



COMPOSICIÓN DE LUGAR II


a Hernán «Yiyo» Díaz



   Estoy convencido, amigo mío, de que la libertad está próxima;




de que pronto hilvanaremos nuestros pueblos en un solo paseo;




saldremos, por ejemplo, de Avaí, Pindoyú, Borda, Piray y Torín;




llegaremos a San Juan Nepomuceno como un rayo feliz y fugaz;




pasaremos a Pindoí, Yacuvó, Tuparendá, Ñu Pyajhú y Tavaí;




o desviaremos hacia Tacuara, Km 37, Charará, Numí o Caazapá;




pero estoy seguro, amigo mío, de que la libertad llegará




y devolverá los vientos a nuestros pueblos desairados.






   Estoy convencido, amigo mío, de que la libertad está próxima;




de que en poco tiempo retomaremos nuestro diálogo interrumpido;




volveremos a escuchar a Sergio, Minguí, Bienvenido, Felipe y Calí;




compartiremos con Elido, Augusto, don Ángel, Tuí y demás dúos nuestros;




pero estoy muy seguro, amigo mío, de que la libertad llegará




y partirá la larga noche que nos impidió vernos diariamente




y vendrá libre la lluvia a limpiar nuestros pueblos de sangre




y recobrará su honor nuestra gente condenada en el barro




y volverá la vida y la esperanza en nuestra patria recuperada.








CERTEZAS


a Víctor, Juan, Hugo, Osmar, Héctor

y demás hermanos.



   La libertad es un río que puede ser encauzado,




llegado el momento, desviado su caudal;




pero jamás detenido.






   La esperanza es otro río al que puede ponérsele diques,




levantársele presas y trancas, hasta el desborde;




pero jamás contenido.






   La lucha es un viento que no sabe de murallas;




es un pájaro que no sabe de jaulas ni rejas,




es un caballo sin riendas frente a un campo abierto.






   La revolución es el mayor de los vientos posibles,




un ciempiés que recorre la patria pisando cadenas rotas,




un sol que espantará a los murciélagos desangrantes.






   Y la liberación, el mar y cielo de nuestro valiente pueblo,




mar y cielo donde confluyen los ríos y los vientos;




vientos de coraje y amor por la patria sometida;




ríos de sangre que han llovido en combates;




vientos de gritos y clamores de hombres indoblegables;




ríos de sudores que han brotado de los surcos;




vientos del futuro en el rostro de sus hijos;




ríos de lágrimas que gotearon lo irremediable;




ríos y vientos que confluyen en el mar de la liberación.









EL CANTO EN LA CALLE


al Nuevo Cancionero Paraguayo



   Ya la vejante dictadura tuvo varios traspiés




y la prepotencia va de tropezón en tropezón




y la esperanza comienza a gatear libertaria.






   Ya el contrabando no alcanza para financiar el hambre




y la tortura es ineficiente para tanto coraje popular




y la ternura se contrapone el vandalismo imperialista.






   Ya el Estado de Sitio no puede reprimir la sonrisa




y los fusiles se cansaron de acribillar tantas rosas




y la primavera igual se asoma inminente.






   Ya nadie se divierte jugando a las elecciones




y todos votan por la dignidad del hombre paraguayo




y las guitarras hoy están al servicio del futuro.






   Ya los pyragués están condenados a ser honestos




y los verdugos con justicia serán obligados a ser humanos




y los que resistieron serán nuestros condecorados.






   Ya la libertad ocupa la geografía de la larga espera




y el pueblo perdió su miedo al poner el pecho




y ganó las calles con su canto estrellado de liberación.






  -27-  



CUANDO EL PUEBLO...


al Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero



   Hasta que cedió el muro que contenía el silencio




y el alma desbordó de palabras tempraneras




y las calles se llenaron de gritos anunciadores




y en las bocas florecieron sonrisas esperanzadas:




cuando los poetas escribieron sus encendidos versos,




en el papel con que secó su herida el pueblo.






   Hasta que cedió el muro que contenía el silencio




y en la garganta retoñaron las notas desengrilladas




y volaron nuevamente las banderas manchadas en los mítines




y las herramientas e instrumentos se pusieron de pie junto a la voz:




cuando los cantores decidieron ejecutar a la opresión,




coronando con melodías espinosas a la libertad que sobrevivió al calvario.






   Hasta que cedió el muro que contenía el silencio




y los estudiantes atacaron -libros en manos- a la barbarie




y los obreros gritaron su pan de angustias a los hambreadores




y los campesinos blandieron su desesperación contra los terratenientes:




cuando el pueblo se puso en marcha hacia la Tierra sin Mal,




paso a paso, codo a codo, mordiendo una quemante estrella.










EL ARTE POR EL ARTE



I


   No siempre se encuentra la palabra.





La palabra exacta que buscamos.





La palabra que nos pertenece.





O de nuestro grupo sanguíneo.





La palabra que nos comprende.





La palabra idéntica a nuestro dolor.





O que sin vueltas exprese nuestra incertidumbre.





La palabra que nos envuelva como una lluvia,





con su significado de lágrima.





La palabra que nos muestre el desierto,





con su sinónimo de silencio.





La palabra que cobije con sus sílabas,





con su significante de cielo.





La palabra correcta que marque este poema,





con su indisimulada vaciedad de la nada.





Pero no siempre se encuentra la palabra.







II


   La noche invita a soñar, no a dormir:





a revolcarse sobre las gramillas duras





del infinito que se abre de brazos





y esperar como una mariposa marchita





y atreverse a escribir en el viento.





La noche sugiere un silencio profundo





e implica una quietud casi milagrosa;





y manifiesta con sus instrumentos morenos





un concierto que da el firmamento a solas;







y expresa las vibraciones unánimes





del universo que trasluce su color auténtico;





y calla los gemidos de sus entrañas





y los dientes que crujen dejan entrever su picadura





y desdibujan la mueca de este mundo cruel.





La noche propone un poema largo y oscuro,





e incita a escribirlo de inmediato





y yo elevo los ojos de mi pensamiento





y me estrello contra la frente de mi techo





y regreso al regazo de mi cama





y sé que esta noche no escribiría nada.











INUTILIDADES


a Juan Manuel Marcos



   Es inútil la palabra si una boca no la dispara.




Es inútil el canto si una garganta no la sostiene.




Es inútil el silencio si un pecho no lo calla.




Es inútil la lucha si un pueblo no la empuja.






   Es inútil la noche si un sol no acuna en sus entrañas.




Es inútil la mañana si una bandera luminosa no se iza por los caídos.




Es inútil la tarde si no se arma contra la oscuridad.




Es inútil el pueblo si no teje su libertad con sus propias manos.






   Es inútil la sangre si no se derrama por una causa de todos.




Es inútil la idea si no monta un caballo de pelaje popular.




Es inútil el sentir si no late en un corazón multitudinario.




Es inútil la vida si no se evitan las muertes cifradas de la injusticia.






   Es inútil el trabajo si no vence a las negras necesidades.




Es inútil el sudor si no brota persiguiendo a la libertad.




Es inútil la esperanza si no cuenta con hombres heroicos.




Es inútil el batallar si no dignifica a la patria maniatada.






   Pero nada es inútil si una revolución trae gloria a su pueblo




y reparte estrellas contagiadoras por toda la humanidad.










BIENVENIDO A LA ESPERANZA


a Leonardo Adrián (Manino)



   Todavía no es propicio el mundo para los niños,




todavía la posibilidad de vida es remota,




todavía la lucha no ha parido su estrella,




todavía nos sigue prohibida la patria




y todavía no flamea victoriosa la bandera;




pero yo te recibo en nombre del futuro feliz




y te doy la bienvenida a la esperanza, Manino.






   Todavía no ha sonado el clarín de la igualdad,




todavía la libertad no se hizo cargo de los oprimidos,




todavía la noche está para la pesadilla,




todavía los sueños son penados por la Ley




y todavía la dignidad no ha abandonado la celda;




pero yo te abrazo en nombre de tantos esperanzadores




y te doy la bienvenida a la cercana libertad, Manino.






   Todavía los niños no tomaron el poder,




todavía las madres no pueden garantizar la alegría,




todavía los padres no son los dueños del pan,




todavía el pueblo no ha ganado su batalla




y todavía Latinoamérica sigue con el puño cerrado;




pero yo te recibo en nombre de la felicidad




y te doy la bienvenida a la vida, Manino.








PURAHEI JAHE'O


Tavapy II-pe



1


   Ojoráma isâ yva ñepyrû ára pyahú.





Osêma ovevé chokokué kéra panambí.





Oguahêma o'úvo tekokoja resâi'ete pytú.





Hi'âguîetéma vy'a guasú oñu'â vaerâ Paraguaype.





Osapymíma ohovo mbareté mbeguekatúpe.





Opukavyma mitâita oha'ârovo mandu'a hese kuéra.





Ojeroviama ijehé mba'e pohara, ñande retâ pyapy.





Nomokirîrîvéima pynandí kuéra imba'ere kotevé.





Opurahei kakua'ama tetâgua sapukái sorope.





Ha ñande purahei jahe'o opurahéima ipyahê pahá.







2


   Anivé jaha'í umí mbaretecho kuéra mokyryirâ.





Jaha'i kutu pypukú pe ñande rekovére opyrûva.





Tove to ñandunte jepe ñu'âti ope'yva ipyguype.





Toikua'a umí aña ndaipóriha Aquiles ipytá kangy ÿva1.





Toikua'a ave'í:ko'êro Paraguay tetâgua pópe opytata.

 




Anivé avavé oñembotavy ha ja'ehápema añeteguá ojupé.





Jaipurú arandú ka'aty umí pytaguá jepohyiháre.





Ha'evemante jaiko ñambo jeré py'a rasyitá.





Ha'evema ave'í jaha'í mavavépe guarâ ñe'ê poty.





Iporâma ja'e: Paraguay oipotá ha oguerekota sa'y imba'eterâ.







3


   Ikane'o sapy'a oisu'úva tesarai ymaguivé.





Opu'âma okaraguá imba'erâre kava pochyicha.







Ñande retâgua kuéra ohechama ára pyahú oguahêva:





Oma'ê rupí ha'ekueraite henondé iguatarâre.





Pokâma tesahûme ipyhôva japú rakykueri.





Ndoikoveima tendotá kuéra, tetâgua jerovia'ÿva.





Opaypáma irû kuéra ha ikueraima ñesambyhygui.





Oñembo'yma ave'í irû kuéra ha ojerurema imba'éva.





Osapukaima Paraguay kyhyje'yme ha ñe'ê reitype.





Ojehejama jahe'ogui ha opuraheima hatâitemí.







4


   ¿Mba'éicha rupí jahejá areté, jaikó ñembosaraipe?





¿Mba'érepa o'i hápe pete'inte nande ñemo'ihá;





ñande retahápe'mbá'evére ña ñembosarambi





Ha'e kuéra katu pete'î ñe'ême ñande ruguy'o.





Ha pete'î kuâ púpe hembiguai kuéra ñane añu'â.





¿Mba'eicha rupi ndaikatui oñondivepá jajepytasó?





¿Mba'e hasypá pete'î py'ape na ñahundirî umí moñai?





Ha topa pya'emi tekó jo'avy mbareté poguype.





Ha tove toguahê pe sa'y, Paraguay kéra poty.





Ha tove ñande retâguá to ipykui to ipykui vy'a ha'etéva rapé.







5


   Purahéi jahe'o... purahéi asy kuehé guaré.





Purahéi jahe'o... tetâguá guahú isa'y te'ére.





Purahéi jahe'o... pynandí kuéra ahy'o ruguy.





Purahéi jahe'o... mba'apohara tyre'y sapukái.





Purahéi jahe'o... mbonahú mbaraká ñembyasy.





Purahéi jahe'o... ñande pehengué ikatu'yva pyahê.





Purahéi jahe'o... Paraguay rase ijyvy jepe'a kuére.





Purahéi jahe'o... Paraguay rembiasa ára sunú hendupy.





Purahéi jahe'o... Paraguay ko'éroguá purahéi ñepyrú.











ARTIFICIOS II




   «Nosotros condenamos




La poesía de pequeño dios




La poesía de vaca sagrada




La poesía de toro furioso.




Contra la poesía de las nubes




Nosotros oponemos




La poesía de la tierra firme.




(...)




Escriban lo que quieran




En el estilo que les parezca mejor




Ha pasado demasiada sangre bajo los puentes




Para seguir creyendo -creo yo-




Que sólo se puede seguir un camino:




En poesía se permite todo».







NICANOR PARRA

               





   «me dije:




hoy he perdido el día no hice nada




después supe que ese día había hecho un hijo»




«las mujeres que no cogen hijo mío




odian a las que cogen






   precisamente tu deber de hombre




es apaciguar ese odio».








FRANZ MORENO (César Fernández Moreno)

               




«Ñande kuéra Paraguay jaheká vyro re'í».







Gustavo Corvalán (1889)

               






ARTIFICIOS


   La lámpara quema las pestañas del idiota inútil,





que traza a oscuras una imagen no figurativa.





Cuando apenas pudo refugiarse en su impotencia,





vino el desgano y devoró toda factibilidad.





Pero luego insiste con los adjetivos famélicos





y el virus de la pus literaria conformó una sílaba.





Se fue el encanto nocturno como un cohete negro





y yo me quedé en la nada luminosa y quimérica.





Por suerte la poesía estaba lejos de mi pluma,





cargada con ácido sulfúrico y tinta reventada.





El pretendido poema llegó a destino embarrado,





pero su punto aparte utilicé como punto de apoyo:





para romper con la insostenible solemnidad,





para levantar mi canto impertinente,





para construir un mundo poéticamente ameno,





para acabar con la sangre derramada inútilmente,





para dibujar una poesía necesaria e imprescindible





y para que arte y oficio sean los brazos del hombre.










EL ARTE DE ESCRIBIR



   El comandante Cabezas se reía de los que sufren al escribir




y dijo que él escribió su libro estando con una mujer




y tuvo un resultado tan feliz que se confunde con su orgasmo.






   García Márquez habla de transpiraciones interminables




y un siglo de soledad para parir tantos monstruos divinos




y se hizo pequeño dios para crear el Universo de Macondo.






   Flaubert cuando modelaba la cintura de su Madame Bovary




se desveló durante cuatro noches buscando un adjetivo,




o tal vez haciendo de amante o repitiendo: «yo soy la Bovary».






   Se puede decir que Hemingway escribía para irse de cuerpo,




ya que la mayoría de sus libros los escribió sobre el water,




escribía y corregía plácidamente sobre el límpido inodoro.






   Balzac que fue el escritor más proficuo de todos los tiempos,




escribía religiosamente comiendo varios baldes de cerezas frescas




y tomando habitualmente varios litros de su infaltable café.






   Verlaine fue un hombre incapaz de garabatear una sola palabra;




se volvía un hombre inútil si no bebía su imprescindible Pernod:




digno de Ovidio que dijo: «no perdurarán los poemas escritos por bebedores de agua».






   Victor Hugo escribía siempre de pie en un escritorio especial




y alternaba entre página y página una esposa y una amante;




y cubría su cabeza con una toalla y sus pies en una palangana.




Faulkner escribía con una mano y con la otra sostenía una copa.




Pedro Salinas escribía colgándole los numerosos hijos




y corregía entre bulliciosos y chillidos de sus inquietas proles.




Neruda escribía sentado frente al mar y con birome de tinta verde.





Lorca y Gide no querían que se escriba en estado de inspiración.




Emiliano escribía por encargue y tan sólo por un cuarto de caña.




El comandante Cabezas dijo que escribía estando con una mujer




y yo escribo durante el tiempo que tarda en llegar la mujer;




pero una vez que llega ya hago otras cosas más importantes que la literatura.









CONTRACANTO



   El oficio del pedante es ejercitarse en la pedorrera.




Un día quise ser romántico.




Miré a una paloma que estaba en un árbol:




Me llenó la cara de estiércol.






   La iglesia está en contra de la fecundación in vitro.




«La vida no debe surgir de una masturbación».




Claro. La fecundación católica es mucho más divertida.







   A LAS MUJERES SIEMPRE LLEGO SEGUNDO.




Las veces que llegué primero terminé sin el premio.




Me conformo con ser el último segundo.






   El clítoris es el ombligo del cielo.




Sade decía que el orgasmo es la única libertad posible.




Dios tuvo diarrea sobre el pueblo vietnamita.




Este contracanto hace un pito catalán a la musa idiota.




Y un corte de manga, a la flor estúpida.










NOSTALGIA PRÁCTICA



   Me haces falta en la vida.




Me haces mucha falta:




en la cocina (los platos siguen llenos de grasa),




en la mesa (estoy cansado de comer huevos fritos),




en la tarde (es triste que a uno nadie le espere),




en la noche (es un martirio tender la sábana),




en la mañana (nadie me recuerda que debo lavarme la cara).






   Me haces falta en la vida.




Me haces mucha falta:




en la madrugada (cuando me levanto a mear se enfría la frazada),




en el silencio (extraño tus eructos estrepitosos),




en la canción (eres la única heroína que gusta de mi gorjeo),




en la tristeza (a nadie le puedo echar la culpa desde que no estás),




en la alegría (la mejor música es tu risa imparable).




Me haces falta en la vida.




¡Ah! me olvidaba:




en la cama también.








OBSERVATORIO


   Nuestro lugar de trabajo era la plaza.





Nuestra labor terminaba con la última colegiala.





Se dispersaban como palomas desoladas, caminando.





Todas con guardapolvos llenos de dedicatorias.





Hasta nosotros un día estampamos nuestra firma.





Mi amigo puso un condicionamiento.





«Yo firmo pero únicamente sobre tu pecho».





Nunca supe porque no pluralizó pecho.





Ya que se refería a las puntas pectorales de la estudiante.





Pero en realidad él tenía toda la razón del mundo.





Porque rubricó su autógrafo sólo en uno de los pechos.





Como buen amigo, el otro me dejó a mí en blanco.





Recuerdo que dijo cuando terminó el acto de firmación:





«Esta pichucha lleva un verdadero pupitre sobre el corazón».





Mi amigo era un filósofo en la materia de mirar.





Especialmente cuando se trataba de las majas anónimas.





Majas que andaban arropadas por las calles sátiras.





Se veía perfectamente que estas odaliscas andaban en busca del autor.





Porque aún no tenían la firma de nadie, por lo menos visiblemente.





Mi amigo no dejaba un detalle en su observatorio para filosofar.





Nos pasábamos diariamente de 17 a 19 horas en la plaza.





Mezclados con las colegialas que ensayaban a fumar y besar.





Hasta que caía el sol en los basurales de la industriosa ciudad.





Hasta que se perdía la luz al irse la última muchacha.





Un día vio que pasaban unas despampanantes alumnas nocturnas y dijo:





«A estas rubicundas les hace falta una escuela de adúlteros, no de adultos».





Otra vez estaba meditabundo observando los glúteos, de una chica al sentarse.





Dijo: «Esa pendeja con lo depositado en el banco, podría vivir de interés toda la vida».





Mi amigo era medio sofismero y bufón verbal.





Mi amigo no dejaba en paz a nadie, menos a Euclides y Pitágoras.





«Yo para esa figura geométrica con patitas ya tengo la solución», decía mi socio.





Dijo que le abriría sus piernas en un ángulo de 45º.





Y buscaría seguidamente sus catetos o ca-tetas, pero lo que fuera.





Y dijo que luego descubriría automáticamente los senos y cosenos del teorema.





También aseveró pitagóricamente en una oportunidad:





«La cosa del hombre hay en todas las medidas».





Decía antes que mi amigo era una especie de mirador filósofo.





La única vez que me atreví a opinar delante de él dije:





«¡Qué hermosas piernas las de esa nena que espera el semáforo!».





Mi amigo movió dubitativamente la cabeza y se dispuso a acotar:





«Y pensar que cuando uno tiene a la muchacha entre sus brazos,





lo primero que hace es dejar de lado las piernas».





Así miraba y hablaba mi amigo en su observatorio de la plaza.










PREGUNTAS TONTAS A UNA MUJER



1


-¿Con quién tengo el gusto de bailar?





-Patri...





-¡Ah...!, Patricia...





-No, Patrocinia.







2


-¿Con quién tengo el gusto de bailar?





-Lore...





-¡Ah...!, Lorena...





-No, Loreta.







3


-¿Con quién tengo el gusto de bailar?





-Ciri...





-¡Ah...!, Cirila...





-No, por favor. Ciriaca...







4


-¿Con quién tengo el gusto de bailar?





-¿Cómo...?





-¿Cómo es su gracia...?





-¡Ah...!, Dios se lo pague.











MI COMPADRE Y LA «S»


   ¡Oh! compadre, majestuoso compadre.





Multimillonario compadre, reverendo... analfabeto.





¡Cómo sufre mi comadre contigo!





Ella, la profesora de lengua con un marido deslenguado.





¡Oh! compadre, altísimo benefactor de los diccionarios:





Sus hojas saben que jamás serán molestadas por mi compadre.





Pero cuánta plata tiene mi compadre y cómo habla.





¿No es cierto, comadre?





Qué hueso duro de roer mi compadre.





Que nadie se atreva a corregirlo cuando habla.





Eso lo sabe perfectamente mi martirizada comadre.





Pero un día no aguantó más e interrumpió a mi compadre.





-¿Qué hace con todo el dinero que gana, compadre?





-Gato aquí, gato allá y enseguida termina...





-Bonifacio, las eses... -gritó mi comadre profesora.





-Diculpe, gatos aquí, gatos allá...





Oh! compadre, estimadísimo compadre...





¡Pobre mi comadre profesora que debe escucharlo siempre sin la S!










LOS SIN PATRIA


   Los militares se creen los únicos patriotas posibles.





Miles de militares y la única patria en inocultables ruinas.





Los curas se creen «los creyentes» de Dios Todopoderoso.





Miles de curas y el único Dios exiliado en millones de parias.





Los contados oligarcas criollos se creen gente de bien





y son los mismos curas y militares pero aquí trajeados.





Hace tiempo la ley era igual para todos los hijos del vecindario.





Pero luego quedó únicamente para los civiles o particú.





A los curas nadie puede levantar dedo, salvo en algunos casos:





cuando algunos padres sirven a Dios sirviendo a su pueblo.





Entonces Caifás y sus incondicionales «sepulcros blanqueados»:





se encargan de crucificar a miles de cristos en Latinoamérica.





Y los militares que apresan, torturan y matan sin parpadear:





tienen su propio Tribunal y ya estipuladas todas formas de amnistía.





Y nosotros los sin patria o apátridas de sus iras.





Y ellos los salvadores y defensores de Dios, Patria y Familia.





Y nosotros los echados a patadas o por hambre de nuestra tierra.





Y ellos que usan de papel higiénico las páginas de los mandamientos.





Y ellos que defecan en la patria y en la familia.





Y ellos que espantan inmoralmente los hijos a nuestra patria.





Y ellos que resquebrajan como verdugos nuestra familia.





Y al final del cuento nos sindican a nosotros como los apátridas.





Y ellos no usan la bandera ni para cubrirse la cara de vergüenza.





Y ellos nos cercenaron de la patria chica.





Y nos arrojaron en los surcos de la Patria Grande.





Y de vuelta estamos retoñando y rebrotando esperanzados.





Y pronto reconquistaremos el corazón de la Patria Grande.





Y pronto el Paraguay será nuevamente lo que fue con Francia y los López.





Resurgirá del pueblo y sus manos generosas y sapiencia sembradora.










FE DE NACIMIENTO


   Mi madre preguntó cuánto le debía a la partera.





Mi nacimiento fue un verdadero parto con dolor.





La comadrona se negó rotundamente a cobrar por su trabajo.





Argumentó lo suficiente para rechazar el céntimo.





«Qué le puedo cobrar por una porquería».





Pero lo gratis o barato siempre sale caro.





Puso una condición sine qua non.





Pidió encarecidamente que me pusieran Gilberto:





Más por lo gil que por berto diría un amigo porteño.





Por primera vez mi familia violó el almanaque Bristol.





Gracias a la autorización del párroco.





O si no me hubiera llamado Genaro:





El más borracho entre los Ka'u rapó de mi pueblo.





Dentro de todo Gilberto resulta algo simpático.





Por ejemplo yo tengo un amigo que se llama Augusto Erótido.





Otro Pánfilo Atarasio. Otro Lidio Ampelio. Otro Asdrúbal.





Otro Protacio. Otro Domitilo. Otro Serapio. Otro Herculano.





Otro Eutiquio. Otro Antenor. Otro Equicio. Otro Restituto.





Otro Pascasio. Otro Polinicio. Otro Etewoldo. Otro Sulpicio.





Otro Todos los Santos. Otro Arecio. Otro Tarcisio. Otra Toribia.





Otra Crisóstoma. Otra Presentación. Otra Urbana. Otra Macaria.





Otra Encarnación. Otra Asunta. Otra Visitación. Otra Tecla Máxima.





Otra Paciana. Otra Ulelia. Otra Generosa. Otra Agapita. Otra Troadia.





Otra Blanca Rosa Amarilla Rojas (hija de Madonia Rojas e Ildo Amarilla).





Otra Eufrasia. Otra Crisóloga. Otra Perseveranda. Otro Homobono.





Otra Hipólita. Otra Anacleta. Otra Anatolia. Y otra Liboria Austreberta.







Pero estos nombres son todavía pronunciables.





Hay algunos que fueron víctimas del almanaque Bristol.





Un primo nació y le tocó Circuncisión del Señor.





Por suerte, todo el mundo lo conocía por Señor.





El que no pudo salvarse fue mi amigo Juan Latinante.





Hasta yo creía que su apellido era Latinante Pérez.





Aun sabiendo que era el único que se apellidaba de esa forma.





Ya que en su familia todos eran Pérez a secas.





Pero un día cayó en mi poder su documento de identidad.





Había nacido un 24 de junio del año 1953.





JUAN ANTE PORTANTE LATINANTE PÉREZ.





Tal era su nombre y apellido completos:





JUAN ANTE LA PUERTA DE ROMA.





Pero el famoso almanaque Bristol sólo traía en latín.





Visto y considerando los nombres que barajé:





Mi querido nombre Gilberto es un reverendísimo piropo.










APELLIDOS AL POR MAYOR



1


   De chico yo odiaba mi doble apellido.





En la escuela sobresalía lejos mi nombre en la lista.





Cualquier maestra idiota llamaba al más visible.





A raíz de esto le encaré una mañana a mi mamá.





Ella tuvo razón. No podía yo renegar de ella.





Debo estar orgulloso de tenerlos a los dos sanitos.





Que no ponga el segundo apellido el que no tenga madre o padre.





Pero yo sí. Gilberto Ramírez Santacruz, etc., etc.





Lo que me duele es que este asunto no tiene salida.





Me gustan los apellidos de papá y mamá.





Pero así también se apellidan los milicos que apuntan al pueblo.





Y los cipayos. Todos usan por lo menos dos apellidos como mínimo.





La Fulana Piripipí Parapapá de Kirirí Karará.





El Mengano Sultano de los Santos Shereví Sherová.





Todos descendientes de homónimos ancestros y antecesores.





Yo hubiera querido llamarme Pedro, Juan, Andresito.





Gilbertito no, porque se alarga. Gilberto y punto.





Pero mis padres están orgulloso de mí y yo de ellos.







2


   Recuerdo que mi prima Conchita también se quejaba.





Había ido a España a estudiar con mi otra prima Dolores.





Ahora me acuerdo. Las dos se quejaban de sus apellidos.





Conchita se recibió de médica y se casó con un ingeniero.





El gallego rubio aquél se apellidaba coincidentemente Baca.





Conchita no tenía problema para escribir su nombre.





Pasaba casi desapercibida la V larga. Decía ella.





Pero cuando tenía que decir su nombre en voz alta...







La gente se agarraba la barriga para reír.





También: doctora Conchita de Baca...





Lo más grave pasó con mi otra prima. La más linda.





Dolores había abandonado su carrera para farmacéutica.





Se fue con un catalán bohemio y dejó todo.





No hace mucho vinieron a Paraguay, para casarse.





Después de amancebarse cinco años se decidieron.





Dolores siempre lo llamó Manolí.





Y era mejor había sido.





Porque escuchamos el nombre completo de Manolí.





Y nos arrepentimos de habernos reído de Conchita.





No fue nada en comparación a Dolores.





Recuerdo que tomé mucho vino en el casorio.





Dolores estaba feliz frente al altar.





El catalán no entendía los cuchicheos en guaraní.





Sobre todo cuando el cura preguntó:





«Dolores Villalba, queréis como esposo a Manuel Verga?».





La gente es mal pensada.





Enseguida pensamos que mi prima se llamaría:





Señora Dolores de Verga.







3


   Mi abuelo materno una vez discutió con un amigo.





Los dos estaban totalmente borrachos.





Los dos también flaquitos y altos como pindó.





Eran verdaderamente dos palos borrachos.





Se habían tomado hasta la presión.





El viejo Santacruz trataba de calmar a Torres.





Éste seguía desbocándose contra mi abuelo.





«Nosotro lo colorado somo lo que mandamo».





«Utede lo liberale pililí son uno mutile».





Mi abuelo estaba acostumbrado a perdonarlo.





Él le decía que cuando manden los liberales no harían eso.





«Jamás maltrataría a un amigo, por má que sea colo'ó».





El viejito Torres no escuchaba cuestiones.





«Ademá mi apellido e el má alto de todo».







Mi abuelo no se hizo esperar para rematarle.





«Pero yo soy má alto que vo. Etoy sentado sobre vo».





«Salí y mirá sobre qué etá sentado la Santa Crú».





«Santacrú etá sentado sobre Torre».





Mi abuelo salió disparando.





Torres sacó ya en vano su puñal. Perdió con mi abuelo.





Tuvo que clavarle a otro:





Al ciego Cepí que debió dejar de tocar el arpa.











REFLEXIONES DE UN SEPULTURERO


   Creo que yo nací directamente de o en una fosa.





Mi padre jamás recordó cuándo él mismo había empezado.





Así que yo confieso que siempre fui sepulturero.





El abuelo Américo le decía lo mismo a mi papá.





También dijo mi abuelo que a él su papá le decía lo mismo.





¡Vaya uno a saber quién entre nosotros fue el pionero!





Todo esto le dije al nuevo párroco que me hizo la pregunta.





-¿Cuándo comenzaste en este oficio, Ceferino?





Y la pregunta hizo derrumbar algo dentro de mí.





Como una gran estantería llena de vidrios ruidosos.





Yo que cavaba fosas y fosas con tanta naturalidad.





Lo único que hacía era poner mi precio y solicitaba las medidas.





Para mí los cadáveres eran toditos iguales, democráticamente.





Y echaba mano para concluir antes de que llegue la gente.





Yo soy de los que piensan que duele más ver cavar que enterrar.





Más de un deudo me felicitó por mi condición de precavido.





Decía que el párroco Bonifacio algo me metió en la cabeza.





Detrás de su pregunta entró un bichito que me muerde la conciencia.





Porque yo antes inhumaba sin prejuicio alguno a todos.





Para mí era igual el asesino o el asesinado.





La novia o el amante que se pegó un tiro o se ahorcó.





Nada me sacaba de mi profesionalismo (u ¿oficialismo?) y baqueanía.





Les digo más: me di cuenta que murió mi padre después de enterrarlo.





Cuando le estaba clavando la cruz con su inscripción.





INRI Ceferino Ortigoza 23-IV-52.





Y ahora que lo veo a mi hijo aprendiendo el trabajo me preocupa.





Porque no es bueno que un hombre dude de lo que hace.





Y Ceferinito sufriría más porque es muy enclenque y raquítico.





Aunque en el pueblo igualmente no hay otro empleo para nadie.







Mejor olvidarme de todo y seguir adelante trabajando.





Con todas las pestes que tuvo el pueblo cada vez gano menos.





¡No tengo un centavo para caerme muerto!





Pero aún no he perdido el buen humor que necesita un sepulturero.





El cementerio es silencioso porque calavera no chilla.





Como también dos muertos que estaban discutiendo una tarde.





Mientras estaba yo nivelando el fondo de una tumba a 2 metros.





Hablaban tan fuerte los finados que traspasaban la pared de tierra.





Y uno muy enojado le dijo al otro: «no te me hagas el vivo, ¡eh!».





Pero yo como sepulturero no le deseo la muerte a nadie.





Lo único que le pido a Dios es que no falte nunca el trabajo.







SOLICITUD DE AMOR

Señorita

DALIA LIZ TETARONI

Calle Recatada 202 e/Crepúsculo y Circunovulación

CIUDAD

Con mi mayor desesperación:

Me dirijo a usted con el fin de poner a su conocimiento mi condición de experto entretenedor de señoritas con dudas existenciales y angustiadas por el atraso menstrual. Me permito detallarle a continuación mis habilidades más resaltantes, entre otras:

Cosquilleo las 24 horas del día (inclusive de noche).

Hacer de gatito en invierno (ahorro de bolsa de agua caliente).

Rascada de espalda(s) en todas las duchas (sin esfuerzo ni cepillo).

Abrochada en general (botones, cierres de todo tipo o de todos los tipos).

Preparación física y espiritual (con precalentamiento y palabras dulces).

Asesoramiento y práctica con el suscribiente (esto es obligatorio).

Penetración mágica al corazón más hermético (con demostraciones inmediatas).

Certera técnica para espantar prejuicios (y tabúes inhibitorios).

Exploración erógena de todos los vericuetos y recovecos del cuerpo (y alma).

Entrenamiento de los dedos en la ciencia de la caricia (y guitarra).

Dilucidación entre violación e impetuosidad sexual (aspecto meta-físico del amor).

Explicación sencilla del pecado original (sketch de la desobediencia de Eva).

Servicio completo a domicilio en una palabra.

Descarto la buena acogida que tendrá mi solicitud de su parte, pero le reitero mi desesperación más distinguida por encontrar unos brazos abiertos y si es posible piernas también.



TORO PICAFLOR


POSDATA: No tengo ambición, personal. Me conformo con poco. Basta que me alcance para el sustento. Me agradaría con usted algo con en-verga-dura. Tampoco me disgustaría conchabarme con su corazón. Tenga a bien contestarme a: Calle CACHI 108 Esq. CARABOBO.








A CONTRALUZ


   De qué nos sirve que Itaipú es la represa más grande.





Una pirámide egipcia de la hidroelectricidad.





En medio del Bermejo y del majestuoso Paraná.





Una maravilla faraónica que se burla de la miseria.





De qué nos sirven los millones y millones de kilowatts.





Si todavía no conocemos ni la licuadora.





Si nuestro tren a rajas fue el primero en Sudamérica.





Hoy es el último tren de rajas en todo el mundo.





De qué nos sirve que Itaipú sea la represa más grande.





Si el Paraguay ganó 9 mil millones de deuda con la obra.





Pero exporta su electricidad al 10% de su valor real.





Brasil es o mais felis do mundo.





De qué nos sirve los millones y millones de kilowatts.





Si el Paraguay todavía tiene un sueño mecánico.





Si la gente aún se enamora a pedal.





Si los pobres no perdieron su angustia artesanal.





De qué nos sirve que Itaipú sea la represa más grande.





Si el pueblo no se alimenta del neón.





Si el pueblo va a oscuras hacia su dolor.





Si el pueblo tiene un hambre electrónico.





¡Perdón!





Pido disculpas a los hacedores de Itaipú.





Sirvieron de mucho los millones y millones de kilowatts.





Todavía no conocemos ni la licuadora.





Pero los demás progresos sí: las picanas y garrotes





-altamente electrificados- ya son tradicionales entre nos.










PARONOMASIA


   Yo le dije a Milcíades todo cuanto sabía.





Él no quiso saber cuestiones de ninguna índole.





«Todo es la misma mierda».





Pero a veces cambia de olor le dije yo.





Según Milcíades a la bota sólo le falta la «S» para ser bosta.





Y entre las eses y las heces no hay diferencia.





Y la CIA no es otra cosa que el Tío Sam y Cía.





Y que los yankis siempre nos U.S.A.





Un ingenioso poeta brasileño escribió;





A EE.UU. (a eu) los yankis me U.S.A.





Tampoco coincidimos con Milcíades en materia de arte.





Él gusta más del tango y yo de la tanga.





Él prefiere una mina de oro y yo una mina de carne.





Yo le dije que él no es un aficionado al fútbol.





Para mí el que gusta del balompié es un hincha pelota.





Y el que tiene la pelota grande es un pelotudo.





Pero Milcíades insistió en que todo es una mierda.





Yo le dije que eso únicamente se encuentra en la letrina.





Milcíades se volvió terco y me insultó gratuitamente.





«Tu poesía es un vómito de la impotencia y la masturbación».





Apuñaló mi llaga más querida y reventó la pus.





Yo arremetí contra su prenda más vulnerable.





Le comenté lo que dijo un amigo común de su novia.





«La novia de Milcíades se parece a una ensalada de frutas».





Le confesé que yo defendí a su elegida.





Y nuestro amigo común explicó que él no dijo que era fea.





Sino que se parecía a una ensalada de frutas.





«¿Por qué una ensalada de frutas?», preguntó Milcíades.





Yo sonreí y le dije con todas las ganas de mi bilis:





«Porque tiene de todo menos limones».





Milcíades empalideció y me respondió sobre el tapete:







«Todos ustedes son una mierda de porquería».





Poco después me levantaron del piso con la boca demolida.





Los puños de Milcíades reventaron mi comedor.





Pero le dije a Milcíades todo cuanto sabía.








CARTA SIMPLE I


a mis antimaestros



   En esta botella al mar va mi gratitud.




A Nicanor Parra:




Por enseñarme que ser poeta es uno de los tantos oficios mal pagados




y que en poesía lo importante es la desobediencia al establishment




y que en el arte lo único reaccionario es el pudor conformista.






A César Fernández Moreno:




por pervertirme poética y escrituralmente sin haberse propuesto,




y abofetearme por haber sido obsecuente con los preceptos de Baldomero,




y por pertenecer a la pléyade de inhibidos poetas pundonorosos.






A Miguel Hernández:




por obligarme con su valentía a escribir también con el fusil




y señalarme con su vocación de pastor el horizonte de la libertad,




y por alistarme en su poemático ejército de gorriones combatientes.






A Francisco Quevedo y Villegas:




por convencerme de que la poesía es basura y flor al mismo tiempo




y de que hasta los cornudos se merecen un poema como la gente,




y de que «puto es el hombre que de puta fía».






A Emiliano R. Fernández:




por demostrarme que el pueblo es el único heredero del arte




y que lo popular debe ser el único sello de una poesía auténtica




y que la lucha sin cuartel contra la injusticia es lo que cuenta.






A Felipe Orué:




por ser el gran poeta que no cometió el pecado de escribir




y por elegir la vivencia silenciosa de la poesía y la libertad,




y optar por la locura como un impenetrable refugio de la dignidad.









A todos mis antimaestros:




que le dieron con sus ejemplos el norte necesario a mi poesía




y sembraron en mi espíritu fértil la esperanza agricultora




y armaron mis manos de poemas y cantos libertadores.










CARTA SIMPLE II


a Nicanor Parra


   Te escribo tardíamente, estimadísimo antimaestro.





Debo reprocharte duramente tu indiferencia atroz.





Debo agradecerte también tu tilinguería poética.





Hasta hoy no te perdono que no hayas socorrido a Allende.





Que hayas negado la mano a la libertad de tu pueblo.





Conozco tu meada culpa al respecto y no es suficiente.





Debiste haber seguido el ejemplo de Víctor Jara.





Hoy hubieras estado más vivo y con la frente más limpia.





Pero preferiste tu antipoesía y tu cátedra de matemática.





Tus virtudes son directamente proporcionales a tus defectos.





Al fin y al cabo nada ha evitado que fueras un gran antimaestro.





Aunque supe que te has hecho eco de la logia de los verdes.





Pero igualmente ya no tendrás cabida en la gloria.





El decreto del Papa es una represalia que toma la Iglesia contra vos.





Pero también vos, Nicanor, ofendiste a Dios, María y Santísima.





Debe ser por jactarte de vergudo y eyaculador en tu autorretrato.





Eres la espina de esa flor inmarchitable que fue Violeta.





Eres también uno de esos poetas innecesarios pero infaltable.





Y sin tus antipoemas imprescindibles este mundo ya hubiera hecho ¡pum!





Ya no te robo más tiempo con esta carta que quizá no leerás nunca.





Pero antes debo agradecerte todo cuanto aprendí de tus malos ejemplos.





Y reprocharte que nuestros pueblos necesitan poetas con pies y alas.





Poetas en vuelo, poetas en marcha y no los que están de vuelta.










CARTA SIMPLE III


a Jorge Canese


   Te hago llegar la presente, mi querido hermano.





Me urge saber qué te ha pasado últimamente.





De tus libros han desaparecido nuestros personajes.





¿Qué ha pasado con las cucarachas amarillas?





¿Qué se ha hecho de nuestro tirano y dictador?





¿Qué ha cambiado en nuestro país de mierda?





¿Acaso la Comisión de Moralidad se ocupa de los quilombos?





¿Acaso ya no gime nuestro pueblo bajo el yugo brutal?





¿Acaso ya no sueña nuestro pueblo en su liberación?





¿Acaso volaron del Paraguay nuestras palomas blancas y negras?





Con tu peomario Ahata Aju te has ido lejos y no volviste.





Con la Gente no cambia (De gua'u) no cambió casi nada.





Con tus Kantos del Akantilado (¿Kanese?) caíste en el vacío.





Pero has caído parado y firme para subir de vuelta.





Sigue siendo tu capital la fuerza y la dignidad.





Sigue siendo tu bandera la libertad infinita.





Pero no te olvides nunca de nuestras cucarachas amarillas,





que aún existen a millones y siguen pudriendo todo a su paso.





Y no te olvides tampoco que el tirano aún se mantiene en pie,





y que ha pisoteado a miles y miles de nuestros hermanos.





Y mucho menos te olvides que «la poesía no se vende porque no se vende»





y que eres uno de los pocos que no ha podido comprar la dictadura,





y que el arte sigue siendo uno de los brazos de nuestro pueblo en lucha.








LAS PAREDES HABLAN


al pueblo que dejó su ingenio en los muros



   Dime a qué te dedicas y te diré a qué general perteneces.





Los cazaizquierdistas de hoy son los cazaderechistas de mañana.





En Paraguay no se gana ni se pierde reputación.





El matrimonio es la dictadura del amor.





No al divorcio, sí al concubinato.





Si los curas no quieren divorciarse que no se divorcien.





El divorcio no es obligatorio, el servicio militar sí.





No desear la mujer de tu prójimo ni a tu prójimo.





Adán no se casó con Eva porque entonces no había divorcio.





En Paraguay no hay divorcio, tampoco hace falta.





EL SIDA es la técnica de castración más avanzada.





SIDA (Sacá Inmediatamente De Atrás) o el cielo prometido.





Yo no temo al SIDA pero sí al SIDE (Servicio de Inteligencia Del Ejército).





Las feministas están hechas a imagen y semejanza de los machistas.





Me gustan una barbaridad las mujeres bien machos.





Si no fuera por las mujeres, el mundo estaría lleno de hombres.





Adán fue condenado a apellidarse Pérez: «Perecerás...».





En Paraguay se violan los derechos humanos y animales.





En Paraguay cualquiera es ministro, hasta presidente.





No hay mal que dure cien 100 años, el de Paraguay ya lleva 34.





Las paredes no sólo oyen, también hablan...










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