LAS JOYAS DE DOÑA NATÍ , TEMPESTAD EN EL BARRIO BELLA VISTA ,
TIEMPOS DE PAZ y CORAZÓN DE NIÑO
Cuentos y poesías de ELLY MERCADO DE VERA
LAS JOYAS DE DOÑA NATÍ
En Belén, pequeña población situada al norte de la región Oriental del Paraguay, las fiestas del 8 de diciembre, si bien no eran las patronales (éstas últimas se celebraban el 24 de enero) eran particularmente animadas y pintorescas.
Hacían los honores en estas celebraciones, los esposos Cipriano Gómez y Natividad Paná.
Unos días antes, la casa de esta pareja, que no tenía hijos, se llenaba de movimiento; un ir y venir de niños y jóvenes, que blanqueaban el oratorio, lavaban la mantelería del Altar de la Virgen, preparaban manjares, como lechones adobados, maíz para la tradicional chipá y sopa paraguaya, masa para los pastelillos dulces, delicias de los niños, "coserevá" de naranja agria o apepú, miel fresca traída de los trapiches cercanos, quesos en distinto grado de elaboración, ya frescos, para acompañar el dulce o miel, ya más sazonados, para dar mejor gusto a la sopa y chipá.
El villorio entero, salvo los enfermos o con un grave impedimento, acudía en estos días al hogar de don Fermín y doña Natí.
Músicos venidos de lejanos lugares y de más cerca, acudían a animar la fiesta, que se prolongaba por tres o cuatro días.
Las jovencitas, púdicamente ataviadas, con el corazón lleno de esperanzas y prometedores sueños, encendían velas a la Virgen, rogando una gracia. Luego salían al patio en alborotados grupos, buscando de reojo, con la mirada ansiosa, la presencia del galán que las hacía suspirar.
Los jóvenes, no menos ansiosos y emocionados, tratando de disimular sus preferencias, se rendían al fin, ingenuamente, y se acercaban a las niñas de sus sueños.
Mientras en el oratorio, las mujeres casadas y las más viejas, solteronas algunas rezaban con fervor el rosario de la novena. Aquí y allá, el refresco de naranja agria y limón circulaban entre la concurrencia, servidos, por la ocasión, en vasos de vidrio.
Esto, en las vísperas.
La tarde del 7 de diciembre, la imagen de la Virgen, esmeradamentc vestida con fino ropaje de raso y encajes, bordados por manos artesanas, era llevada en andas hasta la iglesia. Luego de rezarse el rosario los feligreses volvían a sus casas, esperando con emoción el día de la festividad. Ya en la madrugada del día 8, la casa de doña Natí hervía de actividad. Allá eran los dos enormes "tatacuá" (hornos hechos de ladrillos y barro, ubicados generalmente en el patio, tradicionales del hogar paraguayo) que ya restallaban del calor de la leña encendida. Una vez a punto, en ellos se cocinarían las chipas y sopas en uno, y los pollos y lechones, en otros. En pozos especialmente cavados se encendía la leña para el asado a la estaca, que debía cocinarse lentamente para ser más sabroso. Llegaba gente de más allá del villorio, trayendo melones en sazón ele aromado sabor, piñas y sandías, guayabas, que depositaban como ofrenda en un enorme ayacá (canasto) puesto especialmente para los efectos. Antes de las ocho, hora de misa, el frente de la iglesia iba llenándose de gente. Pequeñas niñas de blancas túnicas y alas confeccionadas en papel y cartón, tratando de sujetar la rebelde coronita de flores (igual que ahora, las mises de belleza) eran los ángeles del cortejo prosecional.
Otras, cuyas madres mandaron promesas, en algún evento de grave enfermedad u otro problema, lucían la túnica blanca con el manto celeste. 1-lombres, mujeres, niños, todos los que podían, asistían a misa y posteriormente acudían a la casa de los Gómez.
En la misa, cantada, el sacerdote se esmeraba en el sermón. No eran sermones políticos, sino más bien, aquellos ministros del Señor trataban de inculcar en sus feligreses una vaga idea de la importancia de lo espiritual. Lo que no impedía que también no estuviese un poco más tarde en la fiesta, acompañando a los pobladores. Al terminar la misa se hacía la procesión alrededor de la iglesia, con las principales autoridades (juez, comisario, alguno que otro político influyente). Los monaguillos, los ángeles y las niñas vestidas con la tenida igual a la de la imagen y todo el resto de la feligresía.
La imagen era posteriormente devuelta a la casa de los Gómez y una vez ubicada en su oratorio, comenzaban con el día de la fiesta.
Los músicos llevaban una serenata y luego, en distintas secciones del patio, se ubicaban para seguir interpretando sus canciones. El asado era servido con mandioca y sopa paraguaya, en un ir y venir incansable de jóvenes y personas mayores, mientras que los demás manjares, despresados y finalmente rebanados eran ofrecidos directamente sobre la mesa, en bandejas enlozadas, en un sistema que hoy se denominaría "autoservicio".
La dueña de casa, doña Natí, ostentaba este día, por única vez, sus joyas.
Que eran realmente impresionantes.
Llamaba la atención la gruesa cadena de oro que llevaba al cuello, de la que pendía un enorme medallón con la efigie de la Virgen María.
Relatan quienes vieron estas joyas que el peso aproximado de ambas (cadena y medallón) estaríacerca de los 500 gramos.
Un gran anillo carretón, cuya protuberancia cubría dos dedos de la que lo llevaba, y sendos aros "nami chái" palomita, en la actualidad muy raros.
Cuentan los lugareños que don Fermín y doña Natí era una pareja de pocos recursos. Pero que en cierta oportunidad, ante los indicios que tenían, cavaron en compañía de Cipriano Gómez, en el lugar denominado Potrero Guazú (Potrero Grande). Al cavar unos metros, hallaron una olla de gran dimensión, de esas que hasta hoy se usan en las estancias, conteniendo las joyas y monedas de oro que allí se habían escondido.
El tal don Cipriano murió, casi a la semana, por efectos de haber inhalado los gases tóxicos que se desprendieron al abrir el recipiente que había estado escondido durante mucho tiempo bajo la tierra.
Y así, fueron don Fermín Gómez y su esposa, doña Natividad Paná, quienes quedaron a disfrutan de la riqueza. Y las grandes celebraciones que hacían, allá, en Belén, hacia los años 20, eran en cumplimiento de una promesa hecha a la Virgencita Inmaculada Concepción.
La olla pasó a formar parte del mobiliario que los esposos tenían en el dormitorio, como elemento decorativo.
Muy original, por cierto.
El dato interesante
Belén, población del norte de la región Oriental, conserva muchos apellidos guaraníes puestos por los jesuitas. Existen aún los Paná, Pachiguá, Paranderi.
Desaparecieron por haber sido cambiados por otros más españoles,Arapiyú, Ñeenguiché, Cherembi,Tacuarí, Guachiré, Ivayurú.
***
TEMPESTAD EN EL BARRIO BELLA VISTA
La noche, bochornosa por el calor y la humedad, pesaba en el ánimo de la gente, que buscaba vanamente la forma de refrescarse y aliviar así la tensión, que los volvía irascibles, peleadores.
En el patio de don Nenito, los añosos y dadivosos árboles de mango oscurecían aún más, con la sombra de sus anchas copas, el patio, donde los niños jugaban insensibles al calor y la pesadez atmosférica.
Tras terminar de atender a los clientes, a eso de las nueve de la noche, el hombre dijo a su mujer
-Hoy voy adormir afuera. Es imposible soportar el calor de la habitación.
-¿Pero si llueve?-la mujer estaba segura de que así sería. Desde. el día anterior le picaba mucho la cicatriz de su operación del apendicitis ,síntoma seguro, para ella, de que habría una precipitación.
-Una buena mojadura, con el calor que hace, será un alivio-repuso el hombre.
Las cigarras, como desveladas, continuaban con su agudo canto. De vez en cuando, un golpe corto y seco ponía de manifiesto la caída de una madura fruta de mango, cuya pulpa fibrosa, bañada de jugo espeso, amarillo, dulce, es la delicia de los niños y tentación de los mayores.
-Voy a recoger esas frutas que van cayendo, porque mañana será un suplicio limpiar el patio, si llueve y, además, estas frutas quedan aquí.
-Si tienes ganas-respondió, indiferente, el hombre-. De aquí, hasta la mañana, yo no me muevo si no es para bañarme y dormir.
Acompañando la obra a la palabra, don Nenito fue a bañarse: tras secarse y ponerse un pantalón corto, sin camisa, sacó un catre de loneta y lo extendió lejos, al fondo, donde no habían plantas de mango.
-¿Por que no pones tu cama bajo el árbol, papá?
-¡Ni loco! Por allí una fruta cae sobre mí, y además del susto, ¡me llevo un golpe!
A las diez, los relámpagos encendían el firmamento con luminosos y zigzagueantes líneas, mientras un retumbar fragoroso venía desde arriba, cual la voz de un gigante encerrado en una caverna que bramaba enfurecido. Las gotas de lluvia, escasas al principio, empezaron a caer con más intensidad, haciendo huir al hombre, catre en hombros, hacia el amplio corredor de la casa.
-¡Gracias a Dios, llueve! dijo su esposa, Lili, asomando desde el dormitorio--. Esta agua estaba haciendo falta, de veras.
Don Nenito volvió a tender el catre, y se desplomó prácticamente sobre el improvisado lecho.
-Con esta refrescante lluvia, voy a dormir como un mita-í -dijo. Llovió toda la noche, en forma continua, sin parar.
Era como si el cielo hubiese abierto las compuertas de la represa y ésta cayera desde arriba, rompiendo ramas, arrastrando basuras, ramas, pequeños objetos como hojas, flores. En el patio, en los caminos vecinales, en la calle, el raudal formado por la lluvia era como una gran corriente fangosa, erosionando la tierra que parecía castigada ya por la torrencial lluvia.
Con las primeras luces del día, la lluvia pasó.
El tímido y humedecido canto de las aves empezó a alzarse, y poco a poco la vida se enseñoreó en las casas, en los patios, cuando los vecinos salían presurosos a mirar los efectos de la torrencial lluvia. Don Nenito seguía profundamente dormido. Lo despertó la voz de una vecina que decía a su esposa.
-El raudal llevó su cántaro, doña Lili. Está en el frente, tumbado.
En ese momento llegaba una cliente tempranera, que venía en busca de las "churras" (menudencias) que llevaba a revender al pueblo.
-Buen día, patrón -dijo la mujer-. Cómo amanecieron. Cómo les trató la lluvia -seguía expresando-. Pronto, antes que alguien lo rompa sin darse cuenta, rescaten el cántaro que el raudal arrastró de su casa.
Sorprendido, el hombre inquirió a su mujer qué era el cuento ese del cántaro, que ellos nunca habían tenido uno. Pero su esposa ya entraba en la habitación con un cántaro bajo el brazo.
Con un gesto de complicidad, dijo Lili a su compañero:
-No te preocupes, ya rescaté "nuestro cántaro".
Comprendiendo, casi al momento, don Nenito cerró la habitación, mientras decía a uno de sus hijos:
-Abre la carnicería y dile a la mujer que está allí que enseguida voy. Tengo algo urgente que hacer.
Tras cerciorarse de que estaban solos, la pareja se abocó a investigar el hallazgo.
El "cambuchi" (cántaro) se hallaba herméticamente sellado, al parecer por una preparación de argamasa. Expectantes, solo atinaron a romper la vasija.
Su contenido les abrió las puertas a una nueva vida, llena de bonanza económica.
El dato histórico
Pirayú, hasta no hace mucho tiempo, famoso por su chipa (pan hecho de almidón, queso, grasa, huevo y anís) es una hermosa villa rodeada de vertientes y lagos. En la localidad se alzaba, antiguamente, una capilla denominada “Capilla Gayoso" en memoria del franciscano que la había levantado y de sus familiares que posteriormente se hicieron cargo de ella .Esta capillaagrupaba en su entorno, según don Félix de Azara, unos quince a veinte ranchos, con un total de 300 casas. Posteriormente se levantó en el lugar una hermosa iglesia, dedicada a la Virgen del Rosario, patona de la localidad. La iglesia, una verdadera joya histórica, posee aún hoy el maderamen, puertas, altares, púlpito para los sermones, y coro, primorosamente tallados y pintados en oro. Las imágenes de la época, más o menos segunda mitad del siglo XVIII. Erigida como parroquia en el año 1767, fue, sin embargo, oficialmente fundada por el entonces gobernador Carlos Morphui, en 1769.
En Ceno Verá, compañía distante a pocos kilómetros de Pirayú, nació el general José Díaz, héroe de la batalla de Curupaity, gloriosa gesta de la Guerra Grande. Por el 22 de setiembre, aniversario de dicha batalla, los jóvenes desfilan con orgullo y pompa, en homenaje de aquel glorioso hijo de la zona.
DE: PLATA YVYGUI ,
RELATOS DE TESOROS ENCONTRADOS EN EL PARAGUAY
(Asunción: Mediterráneo, 1991)
***
TIEMPOS DE PAZ
Bajolas estrellas,
o a la luz del sol,
muchas cosas bellas
puedes encontrar.
Más, toditas ellas:
las flores, el trigo,
larisa, el amor,
crecen y se expanden
con felicidad,
si viven los hombres
en tiempos de paz.
***
CORAZÓN DE NIÑO
Tal vez la rosa,
perfumada, hermosa,
no sea tan bella,
tan clara,
como la estrella,
pero, ni la rosa,
ni la clara estrella
tiene corazón,
ése, chiquitito,
rítmico, valiente,
que salta contento
con la sangre ardiente
que riega y esparce
la vida y razón.
Por eso, niñito,
tú eres mejor
y más importante
que todas las rosas
y las mil estrellas
de la creación.
DE: LA REBELIÓN DE LAS MANCHAS Y OTRAS AVENTURAS
(Asunción: Mediterráneo, 1986)
Fuente: LITERATURA INFANTO-JUVENIL PARAGUAYA DE AYER Y HOY. TOMO II (K – Z). TERESA MÉNDEZ-FAITH, INTERCONTINENTAL EDITORA S.A. Pág. web: www.libreriaintercontinental.com.py. Asunción – Paraguay, 2011.
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